Capítulo 6

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Sentados en el patio trasero, Johnny y Doyoung admiran al resto de la manada arrojarse bolas de nieve. Probablemente luciría lindo de no ser porque se las lanzaban con demasiada fuerza y la velocidad hacía silbar el aire. Johnny sonríe divertido al verlos mientras Doyoung se relaja, pensando en silencio quién caería primero.

Haechan y Hendery los golpean con algunas bolas de nieve y, aunque Johnny las evita con las manos, Doyoung no tiene tanta suerte, recibiendo un golpe directo en la cara. El Nocturno les gruñe en advertencia antes de saltar a la nieve y perseguirlos convertido en su forma animal, escuchando las risas estruendosas del par. Johnny niega y suspira, recordando aquella vez cuando pasaron su primera navidad todos juntos. Había sido muy ruidoso y también había terminado con un incendio causado por Hendery.

Por suerte eso no arruinó la velada, pero a partir de ahí ya no dejaban que Hendery encendiera la chimenea. Johnny mira la silla a su lado, pensando en que quiere ver a Mark de nuevo. Se había vuelto a ir apenas un par de días atrás, principalmente porque le habían ofrecido un trabajo en Seúl y quería tantear terreno. Volvería en dos días a lo mucho o incluso hasta el 24, pero Johnny esperaba que fuera antes.

Siempre lo extrañaba mucho. Siempre quería verlo. Y siempre se preguntaba cuánto tiempo tendrían antes de verlo partir otra vez. A veces, de manera egoísta, extrañaba aquellos días cuando Yi Yeon no existía para ninguno o la Bestia ya no era relevante y sólo eran ellos cuatro: Jaehyun, Taeyong, Mark y él, con visitas esporádicas de los amigos del más joven.

Recuerda su primera nevada con Mark con increíble nostalgia. Se habían conocido a finales de julio, cuando Jaehyun lo había llevado a casa para que conociera a Taeyong y al hermano pequeño de éste. Taeyong le había agradado al momento, a pesar de que en aquel entonces era un poco más tímido y se veía algo intimidado por su presencia «al ser mucho mayor, dada la joven edad de Taeyong». Pero al conocer a Mark, tuvo un deja vu, como si volviera a su casa y sus hermanos le dieran la bienvenida tras regresar de jugar en el bosque.

Al momento, Mark se ganó su atención y le causó inmensos deseos de cuidarlo y hacerlo feliz, pues en sus ojos había mucha ilusión, como si todo lo que Johnny dijera fuera lo más impresionante del mundo. Toda la velada había sido maravillosa y, por primera vez, Johnny sintió verdaderos deseos de salir a jugar, así fuera sumamente infantil, porque sentía que había alguien que valía la pena hacer feliz con sus travesuras.

Cierra sus ojos, casi como si pudiera escuchar las risas agudas y risueñas del menor. Dejó volar a su imaginación y se transportó a aquella noche, viendo a Taeyong y Jaehyun hablar en la cocina, en voz baja para resguardar la intimidad. Era claro que ambos se gustaban mucho y querían dar el primer paso, pero la negativa de Taeyong por salir con alguien mayor de edad y Jaehyun respetando su decisión, se los impedía.

La nieve caía por fuera, provocando que hubieran encendido la chimenea. Johnny y Mark habían salido a jugar entre la nieve después de cenar y habían vuelto cuando dieron las 2 de la mañana por petición de Taeyong, temeroso de que se enfermara el menor. Johnny lo había convencido de obedecer con la promesa de contarle lo que quisiera saber de sus viajes, dejando a Mark emocionado. No obstante, apenas se recostó en el sillón se quedó dormido, acurrucado a un lado del mayor.

Johnny le acarició los cabellos, sonriendo enternecido con su gesto pacífico y tranquilo, completamente ajeno a la clase de criatura a la que se estaba vulnerabilizando. Mark hizo una mueca y se quejó entre sueños, acomodándose en el regazo del mayor. Johnny soltó una suave risa y observó en silencio, pensando en su antigua familia. «Seré un buen hermano mayor, Mark. No dejaré que nadie te lastime.» Afirmó, inclinándose para besar su frente.

Al abrir los ojos otra vez, Johnny exhala una risa y sonríe sin nada de gracia, sabiendo que había mentido. Después de todo, nadie lo había herido más que él. Se dice que lo olvide, trata de olvidarlo y aceptar que ni siquiera a Mark le importa ya, pero no puede. Tal vez este era su karma: vivir esperando a que Mark volviera y contar los minutos a su lado antes de que tuviera que irse nuevamente. Traga saliva, diciéndose que él no era nadie para pedirle a Mark que se quede.

Alguien toma el asiento a su lado, por lo que Johnny le pone su atención. Es Yuta, que exhala con placer mientras se sienta en la silla. Sonríe al mirar a los demás, que ahora intentan crear formas con la nieve y no sólo los clásicos muñecos. Entonces, le da un vistazo y se burla con una sonrisa. ―¿Qué?, ¿no puedes vivir sin Mark? ―dice, en parte bromeando, en parte sabiendo que era verdad.

Johnny bufa, pero no lo niega. ―Eres tú quien no puede vivir sin Sicheng ―le reprocha, cruzándose de brazos.

Yuta se encoge de hombros. ―Sí, ¿Y? ―menciona, sin lucir afectado―. Yo lo admito ―tararea, mirando con adoración al mencionado.

Johnny no dice nada por breves momentos. ―No es que no pueda, es sólo... Lo extraño mucho ―confiesa, apretando los labios―. Lo extraño todos los días y desearía no desear volver en el tiempo para... ―guarda silencio, sin poder decirlo en voz alta.

Yuta suelta una risilla cuando Doyoung vuelve del bosque, todo desordenado y lleno de rasguños en su forma humana, al igual de Haechan y Hendery. Ambos luciendo menos divertidos que hace unos minutos. ―Dilo, no te voy a juzgar. A decir verdad pienso cosas muy cuestionables que le harían dudar a Sicheng de seguir conmigo, pero no pienso decirlas ―afirma, mirando al mayor.

Johnny comparte una mirada con él y suspira, desviando la vista. ―A veces... A veces deseo volver en el tiempo a cuando él estaba para mí. Adoro que Mark vaya a dónde quiera y sea libre, de verdad que sí, y soy muy feliz por él. Pero me siento de la mierda por desear que se quede para siempre a mi lado ―toma una profunda respiración, mirando hacia la nada.

Se lo estaba carcomiendo vivo el hecho de que Mark estuviera y a la vez no. Tal vez realmente no podía vivir sin él.

Yuta murmura. ―Bueno, eso es egoísta ―está de acuerdo―. Pero es normal. Somos criaturas terroritoriales y posesivas. Tener a tu pareja tan lejos te va a incomodar siempre, si no, pregúntale al par de perros que lloriquean cada que Renjun se va a la Academia ―rueda los ojos.

Johnny hace una mueca, mirando al moreno. ―No sé cómo Haechan puede estar tan tranquilo cuando Taeil se va ―admite, viéndolo volver a reírse en compañía de Jungwoo.

Yuta frunce sus labios. ―No te confundas, que Haechan luzca tranquilo no significa que no se muere de los nervios porque Taeil no está ―menciona, poniéndose algo serio―. Haechan siempre lo está extrañando, tanto que a veces se encierra en su habitación y se cubre con la ropa de Taeil sólo para sentirlo más cerca ―Johnny le mira, interesado en su discurso―. Cada uno de nosotros extrañamos de manera diferente, pero con la misma intensidad. Haechan, Jaemin y Jeno sólo lo saben ocultar mejor ―determina, exhalando al final.

Johnny no dice nada, pero entiende lo que Yuta intenta decirle. Promete entonces darle su espacio a Mark y hablar con él en caso de necesitarlo.

《✢》

Renjun termina la actividad de la clase, estando en la última semana antes de las vacaciones. Navidad sería el lunes y en unas horas comenzaría el fin de semana. Por suerte la manada ya se habían preparado y hasta habían discutido con los padres de Haechan para quedarse un tiempo más y celebrarlo juntos. Afuera nevaba, por lo que nadie estaba practicando en las clases que requerían habilidades físicas.

Recoge sus cosas y mientras tanto le da un vistazo a Han, sentado en su propio asiento e inmerso en la tarea. Se pregunta, no por primera vez en el día, si que acaso estaba molesto por algo. Han había estado actuando muy extraño desde el día anterior, así como Bangchan. No eran groseros ni nada por el estilo, pero parecían tensos e incómodos por algo ajeno para él. Deseaba saber lo que era, aunque cuándo intentaba preguntarles eran interrumpidos.

Se levanta para entregarle la tarea a la profesora y luego vuelve a su lugar, esperando a que Han termine para invitarlo a almorzar y poder preguntarle de una vez por todas. No tardan en acabar él y Felix, así que Renjun se apresura a alcanzarlos y poner ambas manos en sus hombros. ―¿Quieren comer algo? Yo los invito ―menciona de forma amistosa.

Han desvía su mirada, pero asiente y, por el contrario, Felix sólo hace una mueca de tristeza. ―Tengo que irme rápido a casa, viajaremos a Incheon para ver a mi familia ―espeta, recibiendo una sonrisa de consuelo.

No tienen más remedio que separarse tras eso y dirigirse únicamente ellos dos. En el inter se topan con Bangchan, por lo que es invitado también por Renjun. Caminan sin mucha prisa hasta encontrar asientos vacíos y cuando Renjun toma aire para hablar, es nterrumpido por Han. ―¿Estás siendo infiel? ―escupe finalmente.

Bangchan cierra sus ojos, como si se lamentara, y Renjun los abre en demasía, aturdido. ―¿Qué? ―logra decir, confundido.

Han se ve molesto y algo decepcionado, aunque Bangchan parece más bien entristecido. ―Es que... Bueno, tú me dijiste que tu esposo se llamaba Jeno y a Jisung le dijiste otro nombre, así que queremos saber si te equivocaste o... ―no termina la oración, pero Renjun entiende al momento.

Niega de inmediato. ―No, yo... ―suelta una risa nerviosa, cubriéndose el rostro con una sonrisa divertida―. Tengo dos esposos ―confiesa entonces, bajando las manos―. Me casé con ellos hace 2 años, en París ―les sonríe con disculpa, culpable por haberlos confundido.

Bangchan exclama un suave "oh" en comprensión, al mismo tiempo que Han abre mucho los ojos, sorprendido. ―¿Te puedes casar con dos personas a la vez? ―cuestiona, genuinamente curioso.

Renjun le sonríe y asiente. ―Sólo en la capital, pero fue algo repentino, en realidad ―menciona, más tranquilo al solucionar el malentendido―. Llevábamos saliendo más de 10 años y uno de ellos me lo propuso después de haber comprado los anillos. Hicimos la fiesta de forma exprés y cuando me di cuenta, ya estábamos diciendo nuestros votos ―se muerde el labio inferior, rememorando el mejor día de su vida.

Ambos se ven alegres por su reacción enamorada, siendo Han quien habla a continuación. ―¿Eran de tu edad o menores? ―inquiere, deduciendo que a este punto ya habrían envejecido, a diferencia de Renjun.

Renjun murmura, haciendo una mueca de escepticismo. ―Mayores, pero ni siquiera se nota ―afirma, en parte burlándose.

Bangchan asiente en comprensión. ―Suenan como personas agradables ―dice con una sonrisa fraternal.

Renjun sonríe para sí y asiente. ―Me ayudaron mucho en momentos duros de mi vida y siempre me han cuidado de todas las formas ―alza ambas cejas, sin poder creer aún por todo lo que han pasado juntos―. Estuvieron ahí cuando me sentía nadie y me amaron cuando pensé que ni yo merecía hacerlo ―toma una profunda respiración, negándose a ponerse sentimental.

Han le pone una mano en el hombro y da un ligero apretón. ―Perdón por acusarte de infidelidad ―se disculpa, mirando al contrario con ojos sinceros.

Renjun sonríe, denotando que no está molesto. ―Está bien, cualquiera hubiera pensado algo así sin una explicación. Lamento mucho no haberles dicho antes ―se disculpa, apretando sus labios en una mueca de lamento―. Además, me alegra saber que no cubrirían una infidelidad ―dice, sonriendoles con alivio.

Ambos le regresan la sonrisa, más relajados ante la aclaración. ―Nunca, me parece de lo más bajo ―dice Han sin tapujos.

Bangchan tararea de acuerdo. ―Lo mejor es estar soltero si se busca mantener relaciones sexuales con muchas personas. Solteras claro ―afirma, viéndose muy serio sobre el tema.

Renjun suspira y le da una mirada a la fila de la cafetería. ―¿Quieren pedir algo? Todavía los invito ―confirma, por lo que Han acepta al momento, aunque Bangchan se niega de forma educada―. Compra lo que quieras ―ofrece, dándole un billete a Han, que no duda en tomar para ir a gastarlo.

Bangchan y Renjun se ríen gracias a su entusiasmo. ―De verdad ama la comida ―anuncia Bangchan, divertido, y Renjun le da la razón―. Me gustaría algún día conocer a tu familia, por lo que he escuchado de ellos y ahora de tus esposos, parecen gente increíble ―menciona, haciendo conversación pero luciendo sincero al decirlo.

Renjun asiente, agradecido por escuchar buenos comentarios de sus seres queridos. ―Claro, por qué no, podrían venir después de las vacaciones ―alega; no obstante, la sonrisa se congela en su rostro cuando cae en cuenta.

«¿Qué diablos acabo de decir?»

Bangchan ensancha la sonrisa, estando de acuerdo. ―Eso sería genial. Han dice que tu casa es muy bonita y el terreno es grande. Seguramente podríamos enseñarles algunos movimientos ―dice, más para sonar amistoso que otra cosa.

Los labios de Renjun tiemblan con una sonrisa, internamente nervioso. Han vuelve al momento, comiéndose una dona, y le da el cambio a Renjun. ―¿De qué hablan? ―pregunta, sentándose al frente de ambos.

Renjun murmura, siendo Bangchan quien responde. ―Renjun nos invitó a su casa ―expresa, viéndose algo emocionado. Era probable que Han les hubiera detallado el espacio boscoso y pacífico.

Renjun se restriega los ojos, pero asiente con una tensa sonrisa en cuanto Han abre los ojos con la misma emoción y le mira. ―Oye, sí, ahora quiero conocer a tus esposos. Admito que me da mucha curiosidad, disculpa ―murmura, terminando de tragarse la dona.

Bangchan y él despotrican sobre el encuentro mientras Renjun se lamenta, maldiciendo su bocota por meterlo siempre en momentos tan incómodos.

«¿Cuándo voy a aprender?»

《✢》

―A ver, déjame ver si entendí, ¿Invitaste a un grupo de Celestiales que odian a los oscuros a venir? ―pregunta Lucas, puntuando con su mano derecha.

Renjun asiente, haciendo una mueca de incertidumbre. Shotaro, por su parte, pasea su mirada por el suelo. ―Toda la escuela nos va a odiar ―murmura, ansioso por sus propios pensamientos.

Lucas exhala. ―Yo estoy más preocupado porque intenten matarlos, ¿Qué hacemos si llaman a otros Celestiales para que los ayuden? ―se queja, luciendo molesto―. Mierda, me va a dar migraña ―espeta, tomándose de la cabeza.

Renjun no puede culparlo, preocupado por la misma situación.

Después de tener esa charla con Bangchan y Han, se habían despedido para irse a sus respectivas casas y Renjun había volado a encontrarse con Lucas y Shotaro. Les había explicado el malentendido en cuanto se transportaron a casa y luego les había contado de su accidental invitación para conocer a su familia. No hace falta añadir que Lucas se puso blanco y Shotaro casi se desmaya.

Renjun niega, sacándose los pensamientos negativos de la casa. ―Podría, podría decirles que se cancela ―menciona de pronto, tratando de solucionarlo.

Lucas le da una mirada. ―Ajá, ¿Y qué les dirás cuando pregunten por qué? ―Renjun abre la boca, pero la vuelve a cerrar―. Sí, eso pensé ―alega, sintiéndose frustrado.

Shotaro tiene una idea. ―Ah, hyung, tú dijiste ―menciona, llamando la atención de ambos―, dijiste que no te habías dado cuenta al principio que eran oscuros ―dice, refiriéndose a cuando Renjun conoció a Jeno y Jaemin.

Renjun suspira. ―Sí, pero tampoco sabía lo que yo era ―hace una mueca, no muy convencido.

Shotaro niega, descartando eso. ―No, quiero decir, no importa ―señala, haciendo que ambos se vean curiosos―. Yo tampoco me di cuenta y sí sabía lo que yo era. Es cuestión del aura, mientras nadie actúe raro o amenazante, no se activará su... la cosa que los identifica ―determina, recordando que acaban de ver eso en su clase durante la semana.

Les enseñaban tácticas para reconocerlos cuando se escondían, pero en un ambiente tranquilo y hogañero no habría por qué.

Lucas asiente, más convencido. ―Sí y podríamos tratar de influenciar sus emociones, de forma discreta ―dice Renjun, más tranquilo.

Shotaro asiente con emoción, feliz de poder presentarles a sus amigos. ―Bien, vayamos a dar las noticias ―dice Lucas, empujando a ambos hacia la casa, donde observan que Jisung, Jungwoo y Jaemin corren lejos de los ataques de HuangLin en el patio trasero.

Apenas se percata de él, Jungwoo está en un parpadeo entre los brazos de Lucas, alegre de verlo de regreso. ―Por fin todo mío lo que resta de diciembre ―anuncia, besando sus labios.

Lucas le regresa la sonrisa, dejando que salude a los otros dos. Jaemin trota hacia su encuentro, dejando a Jisung encargarse de HuangLin. ―Precioso, ya extrañaba verte ―dice, sonriendo como ya era común. Le besa también, aunque lo alza sobre sí.

Renjun lo toma de las mejillas y le sonríe de vuelta al estar en el suelo. ―Vamos, hay que hablar de un tema importante ―señala, viéndolo saludar a Shotaro y Lucas.

Van de camino a la casa, siendo Shotaro quien le pasa un brazo a Jisung sobre los hombros. HuangLin se queda acostado en la nieve, indiferente a la temperatura. Renjun le acaricia la cabeza cuando pasa cerca de él y lo saluda con un movimiento de su mano.

Dentro, Sicheng y Hendery conversan en la isla de la cocina, comiendo unos trozos de carne que tienen en un plato. En el sofá, Ten observa la televisión junto a Xiaojun y Doyoung, recostado en el último. Los demás no se ven por ningún lado, así que asumen que han salido o están en sus habitaciones, como siempre.

Unos cuantos segundos pasan y alguien se escucha bajando por las escaleras antes de que Jeno se asome y vaya directamente a recibir a Renjun. El menor lo abraza y lo besa, acariciando su mejilla al separarse. ―¿Y de qué quieren que hablemos? ―pregunta Jisung tras haberlos oído.

Renjun suspira, aunque es Lucas quien responde. ―Sería bueno que todos estemos juntos para explicarlo ―no parece afectado por el tema, así que Jisung sólo asiente y se va en busca de su novio.

―Buscaré a los demás ―indica Jungwoo, volviendo a salir de la casa.

Lucas asiente y se dirige a la parte de arriba para hacer lo mismo. Renjun atrae a sus esposos a un abrazo conjunto. ―Vacaciones finalmente ―murmura, sonriendo con satisfacción.

Ambos le regresan el abrazo, siendo Jeno quien besa sus cabellos y Jaemin le acaricia bajo la ropa. ―¿Nos dirás algo sobre la Academia o es otra cosa? ―pregunta Jaemin, aspirando su aroma. Hum, tal vez debería marcarlo otra vez, ya estaba oliendo menos a él.

Renjun lo apretuja entre sus brazos y luego se separa. ―Más o menos ―es su única respuesta.

Jaemin alza una ceja, pero decide no presionar, y Jeno le mira en silencio antes de decir. ―Me pone triste que ya no estés tanto ―admite, sin cambiar su expresión más que sus ojos―. Pero me hace feliz que ya no te vas a ir por unos días ―toma su mano y le planta un beso.

Renjun le acaricia con una sonrisa de consuelo. ―No será mucho tiempo ―promete, besando la nariz del mayor.

Antes de que alguien más diga algo, Jaehyun sale del sótano. Es una puerta al costado de las escaleras más cercanas a la cocina. ―Limpio ―murmura para sí, mirando por el resto de la casa con interés.

Renjun frunce su entrecejo y mira al par. ―Jaehyun cree que alguien nos está espiando ―dice Jaemin justo cuando Jaehyun pasa detrás suyo y sube hacia la parte de arriba.

Los tres le ven ir con curiosidad, así como Hendery y Sicheng. ―Bueno, ojalá no sea verdad porque no ha encontrado nada ―dice Sicheng, haciendo una mueca de ligera preocupación.

Hendery asiente, masticando lo que tiene en la boca antes de tragarlo. ―Sea lo que sea, lo haré trizas en cuanto lo encuentre ―señala, entrecerrando los ojos.

Renjun niega para sí y les pone su atención nuevamente a Jaemin y a Jeno. ―Tomaré un baño y luego ayudaré a llamar a los otros para hablar ―menciona, ganándose un asentimiento de los dos.

―Iré por Ten, creo que fue al club para ver a un conocido ―dice Jaemin, besando a Renjun antes de caminar hacia la puerta de entrada.

Jeno sigue a Renjun hacia las escaleras, deteniéndose cuando siente que pisa algo y esto cruje. Le mira, curioso cuando se da cuenta de que ha sido un insecto y ahora está muerto. Renjun nota que se detuvo y se acerca a ver. ―¿Qué pasó? ―cuestiona, mirando el mismo punto.

Jeno no reconoce la especie del escarabajo, pero decide no hacer un alboroto e ignorarlo. ―Lo aplasté por accidente ―informa, mirando al menor.

Renjun hace un sonido de afirmación. ―Esperemos no haya sufrido ―lo alienta―. Vamos ―agrega, yéndose de ahí con el contrario.

Ninguno le da la mínima importancia, más interesados en la cotidianeidad.

《✢》

Haechan suspira, mirando de un lado a otro cómo discuten. Renjun les había explicado la situación con sus amigos de la Academia y, aunque nadie se había enojado precisamente, sí habían algunos que estaban inconformes «por obvias razones». Por su parte, Haechan no podía sentirse exactamente disgustado, dado que sabía que Renjun nunca haría algo así con mala fe.

―¿Y cómo haríamos que no se den cuenta? ―pregunta Doyoung, bastante escéptico con la idea de que todo resultará bien.

―Estábamos pensando en usar nuestra influencia emocional y tranquilizarlos lo suficiente para que bajen la guardia ―indica Shotaro, viéndose más calmado tras pensarlo bien.

―Además, dudo mucho que se les ocurra verificar si hay algún oscuro aquí ―señala Lucas.

Renjun asiente a ambos. ―Mientras nadie diga una mentira, no tendrán por qué sospechar ―afirma, tratando de aligerar el ambiente.

Johnny suspira, pero decida no exaltarse y armar una fea discusión. ―¿Cuándo van a venir? ―pregunta entonces.

―Después de las vacaciones, en enero ―indica Renjun, causando más tranquilidad en la sala ante el lapso de tiempo.

―Parece tiempo suficiente para planear una linda velada ―dice la madre de Haechan, acariciando al moreno de forma distraída.

Haechan le sonríe y le pasa un brazo por los hombros. ―Para ese entonces todos estaremos aquí, me parece ―dice Jaehyun, haciendo que todos asientan―. Bien. No creo que sea tan difícil como varios asumen, ya que no esperarán nada de nosotros más que el conocernos ―menciona, mirando a Renjun, quien asiente en respuesta―. Hay tiempo suficiente para hacerse la idea y no estresarse, así que lo mejor sería relajarse un poco y mejor estar más atentos a las vigilancias de afuera ―determina, recibiendo varias afirmaciones.

Ten, quien se ha mantenido al margen de la conversación, decide hablar repentinamente. ―Es raro, los oscuros del club no saben de dónde proviene la presencia de la persona y otros directamente no se habían dado cuenta ―dice, viéndose serio.

Jaemin murmura pensativo. ―No he sentido a nadie después de la otra vez, pero incluso entonces estaba demasiado lejos ―afirma, sin haber podido llegar a su encuentro.

―¿Has vuelto a sentir algo? ―le pregunta Renjun a Jeno.

Jeno guarda silencio unos segundos. ―No mucho. Siempre está demasiado lejos como dijo Jaemin ―aclara, para mortificación de algunos.

―Bueno, es claro que alguien intenta algo a nuestras espaldas. La cuestión es qué y por qué ―menciona Yuta.

―Sigo pensando que se trata de Yi Yeon ―anuncia Yangyang, haciendo una mueca de disgusto.

Los demás se dan miradas de inquietud y molestia, sin ánimos de lidiar una vez más con el sujeto en cuestión. ―Por esa razón hay que tener más cuidado, si realmente es él. No nos conviene que logre tener éxito en lo que planea ―dice Jaehyun, compartiendo miradas entre todos.

La mesa queda en un momentáneo silencio, pensando en las posibles repercusiones, hasta que Taeyong da un par de palmadas y se lleva la atención. ―Pasando a otro tema ―señala, dándole un vistazo a todos―. Sería lindo que tengamos una agradable navidad sin inseguridades de ningún tipo. Yo no sé si es esa persona o algún otro loco, pero me gustaría tener una noche maravillosa con mi familia sin pensar en ello ―comenta, sonriendo con cariño.

Algunos se ven dudosos, pero en general asienten a sus palabras. ―Seamos sinceros, algo nos golpeará pronto en la cara sin esperarlo, así que porqué no relajarnos antes de que suceda ―dice Hendery, encogiéndose de hombros.

Doyoung le da una mirada a Sungchan. ―¿Viste si pasará algo importante? ―cuestiona, haciendo que algunos le observen con igual de interés.

Sungchan pasea su mirada por la mesa, sin aparente ánimo de responder. ―Lo comentaré si es necesario ―es lo único que dice.

Shotaro le sonríe como consuelo, por lo que Sungchan se relaja visiblemente. Doyoung no vuelve a preguntar tras ello. ―Entonces, siguiendo con la navidad, ¿Hacemos intercambio de regalos o alguien tiene otra idea? ―pregunta Kun.

Murmullos se hacen oír en cuestión de segundos. ―No sé qué otra idea es buena en navidad ―dice Chenle con obviedad.

―¿Qué tal escribir cartas? Sería como salir de lo común ―dice Xiaojun, pensando sobre eso desde hace un tiempo―. No es del estilo de muchos, pero sería interesante ―finaliza, sonriendo con alegría.

Algunos asienten mientras otros hacen muecas de inconformidad. ―Oye, eso me gusta ―admite Taeyong, sonriendo con interés.

―No sean codiciosos y acepten algo que no sea costoso ―espeta Haechan, dándole miradas agudas a aquellos que hicieron muecas de disgusto.

Johnny se ríe. ―Sería bueno no hacer intercambio este año. Lo hemos hecho desde hace 10 años, ya es aburrido ―alega, sonriendo con una mueca.

―Bueno, yo sí quiero. Podríamos rifar a quien escribirle la carta y hacerlo secreto ―dice Jungwoo, entretenido con la idea.

Con eso la mayoría se ven más interesados y van asintiendo poco a poco, dando sus respectivas opiniones. ―Eso suena muy lindo, ¿No crees, cielo? ―menciona la madre de Haechan.

―Sí, será una navidad agradable después de mucho tiempo ―murmura el padre de Haechan, besando la mejilla de su esposa.

―No queda mucho tiempo, navidad será en 2 días ―dice Hendery.

―A menos que quieran escribir una biblia, hay tiempo suficiente ―dice Jisung.

―Si vas a escribir tres líneas, mejor dame una tarjeta navideña ―dice Sicheng, negando a sus palabras.

―No hay límite de palabras ―menciona Yuta, sonriendo divertido.

―No, pero Sicheng tiene razón, no puede ser menos de la mitad de la hoja ―dice Kun, frunciendo el entrecejo.

―Mínimo una hoja entera ―dice Taeyong, dándole la razón.

―No se vale poner feliz navidad y te quiero varias veces ―se burla Jaemin, provocando risas y discusiones más relajadas.

Pasan un par de minutos hasta que Jaehyun alza ambas manos, haciendo que guarden silencio poco a poco. ―Me parece bien: la carta debe ser de mínimo una cuartilla y no contará si escriben lo mismo varias veces para llenarla ―Haechan y Yangyang hacen muecas falsas de disgusto antes de reírse―. Hemos pasados los últimos 10 años juntos como una gran familia, nos conocemos mejor que nadie y nos cuidamos las espaldas. No creo que una simple hoja de papel abarque suficiente para externar lo mucho que nos importamos los unos a los otros ―dice con solemnidad y una sonrisa suave.

El resto le regresa la sonrisa en su mayoría, estando de acuerdo. ―Con eso dicho, terminemos de decorar la casa. Sólo llevamos el árbol y el techo ―indica Johnny, señalando el pino decorado a medias.

Dan afirmaciones al momento y se levantan de la mesa para repartirse los adornos y demás tareas. Haechan toma la mano de sus padres y los guía hacia el piso superior, queriendo hablar con ellos en su habitación. Al entrar, aspira el aroma de Taeil que baña el espacio, deseando que vuelva lo más pronto posible y poder abrazarlo el resto de sus días en casa. Se sienta con ellos en su cama al guiarlos hacia allá. Ambos se ven curiosos por haberlos llevado allí, pero dejan que se tome su tiempo.

Haechan toma una aspiración profunda. ―Hace muchas navidades yo quería pasarlas con ustedes. Siempre deseé volver a verlos para compartir una noche tan especial con mis padres ―sonríe para sí, mirando sus manos―. Y ahora, aunque están aquí, no sé qué tanto se queden y cuándo volveré a verlos ―su madre abre la boca para hablar, pero Haechan se lo impide―. Yo sé que no se volverán a ir, sólo necesito decirlo ―afirma, viéndose tranquilo a pesar de su nerviosismo―. Estoy acostumbrado a que la gente se vaya de mi lado, así sea por corto tiempo o muchos años ―hace una pausa, pensando bien sus palabras―. Pero aunque lo esté, todavía... Me siento muy inseguro y... Me siento culpable porque, hum, no puedo exigir que se queden, al menos, en el caso de Taeil y Mark ―sonríe por breves segundos―. Pero quiero decirles que sin importar que se vayan, siempre voy a esperar a que regresen conmigo. Así sea sólo un minuto ―les mira entonces, haciendo una mueca de resignación.

La primera en reaccionar es su madre, que se le aguan los ojos y lo abraza, besando su mejilla. ―Oh, mi amor, lo lamento tanto. Claro que siempre vendremos a verte, eres lo más importante en nuestras vidas. Yo sé que no han sido los mejores años, pero te prometo que sin importar qué, nunca volveremos a dejarte solo. Te amo mucho, mi niño hermoso ―murmura, acariciando su espalda. Haechan se aguanta las lágrimas y le regresa el abrazo con mucha fuerza.

Al separarse, es su padre quien le abraza después. ―Hijo, perdónanos por no haber venido antes. De verdad nunca hemos dejado de pensar en ti y extrañarte. Siempre fuiste nuestra prioridad, y ahora que sabemos que estás a salvo de nosotros, nunca te soltaremos. Eres nuestro orgullo, Donggie ―el hombre la acaricia los cabellos, causando que el moreno llore finalmente.

Su madre les observa con una sonrisa de amor y dicha, antes de levantarse y plantar un beso en la frente de Haechan. ―Les daré un momento a solas ―anuncia, acariciando la mejilla del menor cuando se separan.

Haechan se limpia el rostro, curioso por la reacción de su madre. Por su parte, su padre toma una profunda respiración y le mira con seriedad. ―Escucha, Donghyuck, quiero que sepas, que sin importar nada, no hay poder en este universo que me haga dejar de amarte, ¿Sí? ―menciona, causando que Haechan agache la mirada y asienta, afectado―. Eres mi hijo, mi orgullo ―vuelve a repetir, tragando saliva―. Y, aunque no entiendo del todo tu relación con otro hombre, quiero que sepas que hago el intento por hacerlo ―le pone una mano en el hombro―. Me cuesta mucho entender esa clase de cosas, pero no quiero que temas mi reacción o te sientas retenido por mi comodidad. Quizá no comprenda aún al 100% tus sentimientos al respecto, pero mientras seas feliz, mientras haya alguien que le dé ese brillo y vida a tus ojos, no me importará que sea un hombre. Yo sólo quiero que seas feliz ―afirma, asintiendo para sí y acariciando el brazo del menor.

Haechan asiente de vuelta y vuelve a soltar sus lágrimas, terminando por abrazarlo. La verdad siempre le causaba mucha incertidumbre la postura de su padre. El hecho de que muy en el fondo, no lo aceptaba y tampoco a Taeil, pero con esto, tenía la certeza de que su padre no le repudiaba y aún lo quería, a pesar de sus diferentes opiniones. Sin importar nada, él siempre querría la aceptación de quienes más amaba en el mundo.

Ambos se quedan de aquella forma, compartiendo emociones diversas pero igual de positivas.

《✢》

Xiaojun se adentra a su habitación y sonríe con la vista, observando a Yangyang escribir con bastante concentración en un pedazo de papel. Cierra la puerta tras de sí y camina hacia el contrario, ensanchando la sonrisa cuando Yangyang nota su presencia y esconde la carta.

―¿Es para mí? ―tararea Xiaojun, abrazándolo por detrás en el escritorio.

Yangyang niega, doblando la hoja. ―No, pero así fueras alguno de los otros tampoco te dejaría ver ―responde, dejando todo a un lado para ponerle su atención al menor.

Xiaojun hace un sonido de desacuerdo, pero desiste y le da un beso en la mejilla antes de soltarlo. ―Sabes, he estado pensando mucho en... Bueno, en el hecho de que alguien extraño nos esté espiando ―presiona sus labios y se sienta en la cama, seguido por Yangyang―. No puedo sacarme de la cabeza que podría ser él ―murmura, sin querer decir su nombre.

Yangyang lo ve tragar saliva y jugar con sus manos en un gesto nervioso. Las toma y le planta un beso en el dorso. ―Te mentiría si dijera que no he pensado lo mismo ―menciona, haciendo que éste le mire―. Parte de mí desea que no lo sea y jamás volver a toparnos con él, pero otra parte, con igual de fuerza, desea que sí para poder encontrarlo y hacerlo pedazos ―exhala con exasperación.

Xiaojun desvía su mirada unos segundos al suelo. ―Me asusta ―admite, usando un tinte maduro y sereno a pesar de todo―. Me asusta volver a verlo aunque ahora pueda defenderme ―sonríe con pesar.

Yangyang lo abraza al momento y le da un beso en los labios. ―No te sientas mal por ello. Él se encargó de arruinarte la vida y hacerte sufrir ―varios emociones parpadean en su rostro―. Lo importante es no dejar que lo vuelva a hacer; además, Dery y yo no vamos a permitirlo ―promete, apretando el abrazo.

Xiaojun olfatea su aroma y se tranquiliza, deseando no volver a lo mismo. Suficiente habían sido esos meses de incertidumbre y pánico años atrás. ―Te amo ―masculla, haciendo una expresión de dolor.

Yangyang se separa de él y lo toma de las mejillas. ―No me vas a perder también. Ni a mí, ni a Kunhang, ni a nadie de la manada. No le dejaremos el camino fácil para ello ―sentencia, volviendo a besarlo.

Xiaojun le regresa el beso, deseando con toda sus fuerzas que así fuera. Le había costado mucho dejar de mirar las ventanas con el temor de que un oscuro se metiera en la noche y lo atacara. Los primeros días no había podido estar tranquilo, por suerte no teniendo que dormir, puesto que sabía que no sería capaz. Constantes noches sin poder darle la espalda a la ventana o incluso la puerta, sintiendo sudor frío recorrerle ante el mínimo ruido o movimiento.

Hendery y Yangyang habían estado sobre él todo el tiempo, ya sea hablando, dándole mimos o entreteniéndose de alguna otra forma para olvidar su miedo. Y, después de varios años, había podido estar en paz, incluso a solas. Pero con esto... Se sentía de vuelta al inicio, teniendo flashbacks indeseados durante la madrugada.

No quería vivir eternamente de aquel modo.

Xiaojun se aferra al beso y lo recuesta en la cama, donde se separa tras unos minutos y le mira a los ojos. ―No voy a renunciar a lo que tengo. Ahora puedo luchar por ustedes ―sentencia, mirándole con cierta intensidad.

Yangyang sonríe y asiente, acariciando sus mejillas. ―Me tranquiliza saber eso ―afirma, atrayendo al contrario hacia un abrazo.

Se quedan en un cómodo silencio, oliendo el aroma del otro y sintiendo la calidez que emanaban. Todo se sentía más fácil cuando se tenían el uno al otro.

Repentinamente, Hendery abre la puerta y sonríe en cuanto los ve, corriendo para dejarse caer sobre ambos. Xiaojun le abre los brazos mientras que Yangyang sólo se ríe. ―¿De qué estaban hablando? ―pregunta Hendery, fingiendo una mirada perspicaz de celos.

Ambos le besan cada mejilla, agregándole al abrazo.  ―Decíamos que hoy Yangyang tiene ganas de ir arriba ―menciona Xiaojun, divertido.

Hendery frunce su entrecejo, sin parecerle la idea. Le da una mirada al alemán, quien asiente con falso interés, por lo que Hendery exhala y rueda los ojos. ―Bien, pero desde ya te digo que lo quiero rudo ―espeta, escuchando las risas del par.

―Era broma, pero me alegra saber que sí puedo ―dice Yangyang, repartiendo besos juguetones en su cuello.

Hendery se queja, pero no parece inconforme con sus besos, recibiendo otro de Xiaojun en su frente. ―Oye, no soy tan agresivo ―le reprocha Xiaojun, refiriéndose a sus palabras anteriores.

Yangyang mira de uno al otro, sin perder la sonrisa alegre. Hendery hace una mirada de obviedad. ―Sí lo eres. Tienes un lobo muy dominante, dudo alguna vez que te dejes dominar. Eso es más una cosa nuestra ―puntúa, señalando a Yangyang y a sí mismo.

Xiaojun hace una mueca, algo disgustado. Yangyang le da un beso y Hendery le acaricia los cabellos. ―Está bien, a nosotros nos gusta ―dice Yangyang para hacerlo sentir mejor―. Dulce y tímido para el público, y duro y dominante para nosotros; la combinación perfecta ―determina, dejándose caer en sus brazos.

―Así es. Todo nuestro ―dice Hendery, copiando las acciones del contrario.

Xiaojun mira de uno al otro y después sonríe, más calmado ante aquella confesión. Los sostiene con seguridad y le da un beso a cada uno. ―Los amo demasiado, son lo mejor que me pasó ―declara, apretujando a ambos en un abrazo.

Yangyang tararea mientras Hendery sólo sonríe, ambos satisfechos y contentos. ―También los amo tanto ―menciona Yangyang, tomando largas respiraciones para absorber más de sus olores.

―Sí, los amo mucho mucho mucho ―murmura Hendery, dando un beso en las mejillas de ambos cada que dice la palabra 'mucho', deseando remarcarlo.

Se les llena el pecho con millones de emociones desbordantes, seguros en los brazos del otro.

《✢》

―Hace mucho no preparaba nada ―menciona la mujer, sonriendo con emoción y nerviosismo.

Taeyong y Kun, a cada lado suyo, le dan sonrisas reconfortantes y de apoyo. ―Puedes cocinar lo que quieras, está bien. Igual te ayudaremos si lo necesitas ―dice Taeyong, dándole su espacio.

Kun asiente, dándole la razón, por lo que la madre de Haechan suelta una risita de entusiasmo. ―Bueno, a decir verdad me gustaría intentar el pastel que le preparaba a Hyuckie cuando era niño. Se lo hacía en sus cumpleaños ―anuncia, recibiendo afirmaciones a cambio.

Se ponen en marcha para buscar los ingredientes, dejando todo en la isla. Kun deja salir un murmullo. ―Faltará leche, esto no es suficiente ―menciona, haciendo una mueca con sus labios.

Jeno, que se halla en el sofá frente al televisor junto a Renjun y Jaemin, les pone su atención. ―Yo puedo traerla ―se ofrece, deseando comprar un chocolate para sí.

Renjun gira su rostro y se interesa en la conversación. ―¿Saldrás a estas horas? ―pregunta, mirando en el reloj que eran cerca de las 8:45pm.

Jeno asiente. ―Los demás siguen vigilando. Si hay alguien, no seré el único en darme cuenta ―dice tranquilizador, besando la mejilla del más joven.

Jaemin tararea de forma afirmativa. ―Si estás tan incómodo, podemos ir los tres ―ofrece, dejando a Renjun más calmado.

Hace una mueca, pensativo, aunque niega momentos después. ―No, está bien, me voy a volver loco de seguir así. Confío en ti, ve ―acepta, sonriéndole a Jeno.

Jeno asiente y se levanta para ir dónde Kun, Taeyong y la madre de Haechan. ―Trata de ir corriendo de cualquier forma ―indica Kun mientras Taeyong le da algo de dinero.

Jeno vuelve a asentir, guardando el dinero y saliendo en dirección a la tienda más cercana. Usa su oído agudo y percibe los sonidos de la noche, escuchando a lo lejos los pasos de los miembros de la manada que custodian a esa hora. Distingue las pisadas de Yuta y Johnny, aunque no descifra si la del otro extremo es de Doyoung o Jungwoo.

Usa su velocidad para llegar en unos cuantos momentos hacia la tienda, comprando dos cajas de leche. Algunas personas se sorprenden al verlo, pero lo saludan al percatarse de que es él. Jeno les devuelve el saludo mientras paga sus compras y sale del lugar, abriendo la barra de chocolate para comenzar a comerla.

Apenas da un par de pasos para empezar a correr cuando alguien se le acerca. ―¡Jeno! ―dice una voz, llamando su atención.

Es Eunwoo, que acaba de salir de la librería y ahora se dirige hacia él para decirle algo. ―Hola ―dice Jeno con un saludo.

Eunwoo le sonríe, saludando de vuelta. ―Hola, ¿qué tal todo? ―menciona, dejando a Jeno pensando si sólo está hablando por hablar o realmente le pregunta―. Te vi llegar hace unos minutos y quería pedirte un favor ―Jeno no necesita preguntarse más ante esa respuesta―. Quisiera poder hablar con Renjun la próxima vez, ¿Podrías decirle? ―pide, recibiendo un asentimiento.

Jeno traga el bocado de chocolate antes de responder. ―Se lo diré ―afirma, tan neutral como siempre.

Eunwoo suspira con alivio. ―Gracias ―dice, volviendo a sonreír―. Tengo que irme, nos vemos. Cuidado de camino a casa, ¡ah!, es verdad, lo olvidé ―menciona, riéndose ante lo último. Le era costumbre decir aquello a los demás.

Jeno se aleja en cuanto Eunwoo se devuelve a la librería, ingresando para terminar de cerrar todo. Escucha de nuevo los ruidos, pero se marea con los sonidos de los autos, más cercanos que en la calle delante de su hogar. Le da otra mordida a su chocolate, pero se detiene, admirando la barra. No lo piensa mucho cuando se la termina de unos bocados y tira la basura en su lugar.

Camina de vuelta a casa preguntándose por aquello que Eunwoo querría hablar con Renjun, por si resultaba algo serio o muy importante. Esperaba que fuera algo que les ayudara de algún modo.

Estando un poco más lejos del pueblo, agudiza su oído y escucha las pisadas de Haechan, que pasea cerca de su área antes de dirigirse al pueblo y vigilar hacia allá. Un auto pasa por la calle a su costado, así que Jeno deja de usar su oído agudo, sin ánimos de lastimarse el tímpano. Escucha a su lado derecho el sonido del desagüe, notando que allí se encuentra este. Se imagina el sabor del postre que harán en casa cuando de pronto escucha algo a sus espaldas.

Se detiene en su andar y se da la vuelta, viendo a lo lejos la silueta de una persona. No tarda en notar que se trata de un niña; sin embargo, la niña, de no más de 10 años, lleva una enorme espada que arrastra con suma facilidad, dejando ver qué no era una persona cualquiera. La niña se acerca hacia él a paso lento, al mismo tiempo que las farolas que les rodean comienzan a parpadear, hasta que una a una van reventando conforme las deja atrás.

Jeno descubre al momento qué sucede, por lo que deja la bolsa con la leche en un lugar seguro, y se prepara para pelear. Ambos se miran en silencio cuando la niña se detiene a un par de metros, esperando cualquier reacción del contrario. Jeno trata de captar la presencia de otro sujeto, escondido en el bosque, pero no se pierde ningún movimiento de la pequeña «aparente» niña.

Quien decide romper la tensión es la niña, que corre en cuestión de segundos hacia él y alza la espada sobre su cabeza, buscando golpearlo con ella. Jeno lo evade sin problema, deslizándose de un lado a otro para evitar ser cortado. Se alejan hacia el bosque, cosa que Jeno nota, por lo que se concentra en sus alrededores y así evitar una emboscada. La niña lo ataca de diversas formas, pero Jeno patea el costado plano de la espada o directamente lo evita.

Jeno toma impulso de un árbol y patea la espalda a un lado, queriendo golpear a la niña, pero ella se quita en un parpadeo, provocando que Jeno destruya la tierra bajo sus pies. Jeno le intenta atestar varios golpes, pero la niña los evita tal y como él, siendo interrumpidos por alguien más.

Una mujer aparece de pronto, sonriéndole a Jeno de una forma seductora y relajada, como si albergara millones de secretos. Jeno reconoce la presencia y se da cuenta que es la misma de quién los ha espiado últimamente, por lo que se aleja de golpe. La niña aprovecha la pequeña distracción y corta un árbol por la mitad, cosa que la mujer utiliza a su favor y golpea el tronco cayendo en picada para arrojarlo hacia Jeno. Éste se abalanza hacia el costado, salvándose por poco del impacto. Entonces, la mujer alza una mano y un escarabajo sale expulsado hacia él.

Jeno lo agarra al vuelo y lo plasta, sabiendo que no podría ganar sin pelear de verdad, así que dando una profunda respiración, su cuerpo va creciendo hasta hacerse más grande, y las persigue, golpeando todo a su paso a diestra y siniestra. Ambas huyen en cuanto se percatan de la diferencia de fuerza, siendo alcanzadas por pocos centímetros.

No obstante, varios troncos de los árboles caen sobre Jeno, que por poco evita ser aplastado debajo. Usa su visión aumentada y con algo de dificultad percibe unos delgados hilos rodeando gran parte del bosque, en donde los árboles estaban cortados. La niña y la mujer siguen corriendo, pero un hombre hace acto de presencia, retando a Jeno con una sonrisa socarrona. Jeno calcula en silencio y después corre hacia él, teniendo cuidado con los hilos.

Por su parte, el hombre, que no lleva camisa y usa un sombrero de vaquero, mueve ambas manos con agilidad y los hilos se retuercen hasta cambiar de ángulo, dirigiéndose a Jeno. Él los esquiva enseguida, siendo cortado en el brazo por un par, aunque eso no detiene a Jeno, queriendo atrapar al sujeto. Sin embargo, cuando Jeno intenta tomarlo con la mano derecha, descubre que ésta no le responde, entumecida o paralizada. No está seguro.

El sujeto le guiña un ojo y da un corto movimiento con su sombrero en forma de despedida, alejándose por el mismo camino que las dos féminas. Jeno no logra mover su brazo, así que decide volver a casa en caso de que alguno vuelva o alguien más decida atacarlo. Vuelve a su forma normal de camino a la calle y no es sino hasta que da un par de pasos que el sonido de los grillos y demás animales del bosque se escuchan otra vez, haciéndole ver que no había podido oír nada.

Se pregunta si es la razón por la que nadie se ha percatado de lo acontecido.

Le toma unos minutos llegar a la carretera, en donde toma la bolsa con la leche y se dirige a casa a paso tranquilo, pensando en lo que acaba de suceder. No tiene más inconvenientes mientras se acerca a la casa, topándose con Doyoung en el transcurso.

―¿Qué te pasó? ―inquiere preocupado, viendo la sangre manchar su brazo.

Jeno se mira el brazo, no muy seguro de ello. ―Tuve un encuentro con otros oscuros ―confiesa.

Por otro lado, en la casa, la mayoría ya está en la sala / cocina, aunque los demás bajan para ver cómo va el postre. Jisung y Yuta se ríen de algo mientras Xiaojun, Ten, Jaehyun, el padre de Haechan y Taeil están sentados en la isla, admirando la breve discusión sobre la decoración que le harán al pastel Taeyong, Kun y la madre de Haechan; el moreno en cuestión se acerca a abrazar a su madre y le sopla un beso a Taeil, quien sonríe; Renjun, Jaemin y Lucas miran la televisión, ajenos a los demás, aunque Renjun se ve ansioso por la llegada de Jeno, mirando el reloj cada cierto tiempo.

Yangyang, Hendery, Sicheng y Shotaro juegan en sus teléfonos una partida en conjunto, viéndose concentrados en ganarle a los otros; Chenle, Johnny y Jungwoo juegan a piedra, papel o tijeras, discutiendo en voz alta pero divirtiéndose cuando alguno hace trampa, antes de que Mark aparezca y se abrace a la espalda de Johnny, sin desear interrumpir a pesar de ello. Sungchan es quien ve llegar a Jeno y Doyoung, saliendo por la puerta trasera momentos después. Jisung se percata de esto, abriendo la boca para preguntarle a dónde va cuando se escucha una exclamación que atrae la atención de todos.

Es Renjun, que está sobre Jeno en cuanto nota su estado. ―¡Jeno!, ¡¿estás bien?! ¿Qué...? ―cuestiona el menor, aturdido y preocupado.

―¿Qué carajos pasó? ―pregunta Jaemin, viéndose claramente confundido por los cortes y rasguños en su brazo.

Los demás que ya han llegado del patrullaje y aquellos que se hallaban en casa, se acercan a recibirlos también. Jeno hace el amago de abrazar a Renjun, pero su brazo derecho no reacciona. ―Me encontré con algunos oscuros cuando venía de regreso ―le tiende la leche a Taeyong, que la toma con igual de inquietud.

Doyoung frunce su entrecejo. ―Yo no escuché nada ―afirma, compartiendo miradas con los demás.

Jungwoo asiente, estando de acuerdo, aunque es Haechan quien responde. ―Yo tampoco y no sentí a nadie extraño ―alega, cruzándose de brazos.

Renjun lo hace sentarse, por lo que Jeno termina en el sillón junto a él, Jaemin, Haechan y Taeyong, los más cercanos. ―¿Qué pasó? ―pregunta Renjun, mirándose intranquilo.

Jeno se acerca a oler su cuello, incómodo con sus emociones tensas. Se aleja momentos después. ―Venía de regreso y escuché un sonido raro a mis espaldas, así que cuando me di la vuelta vi a una niña arrastrando una espada. Me atacó y peleamos unos minutos hasta que llegó una mujer ―una pausa―. Esa mujer era a quien había sentido antes, la presencia que nos espiaba ―su entrecejo se frunce unos cuantos segundos―. Me arrojó un escarabajo, pero lo aplasté ―Taeyong y Jaehyun se dan una mirada al escuchar eso―. Me transformé y después de eso trataron de huir, pero otro hombre se apareció también y me atacó con unos hilos ―intenta mover su brazo derecho, sin éxito―. Se me durmió el brazo o me lo paralizó porque no puedo moverlo, así que en cuanto me di cuenta regresé ―termina, viéndose tan calmado como siempre.

Renjun exhala con pesar y alivio a partes iguales, abrazando a Jeno con fuerza. Al separarse le besa con mesura. ―Me alegra que nada grave te pasara. Dios, yo sabía en el fondo que no debía dejarte ir solo, pero no quería ponerme paranoico ―murmura, tomando sus mejillas―. Te curaré el brazo ―dice, colocando sus manos sobre las heridas.

―Jaehyun y yo ya habíamos visto al escarabajo antes ―dice Taeyong, ganándose todas las miradas―. No sé si haya sido producto de esa mujer, pero lo más seguro es que sí. Quizá esos escarabajos sean los que nos están espiando ―implica, sin parecer más a gusto con ese pensamiento.

Varios se dan miradas, sabiendo que algo tan pequeño podría ser fácilmente ignorado. ―¿Y por qué no sentimos a nadie? ―pregunta Yuta, perplejo por ese hecho.

―Si la mujer usa esos escarabajos para espiar y el hombre tiene hilos que te paralizan, lo más lógico es pensar que la "niña" le haga algo a su entorno para manipular su presencia, como Sicheng ―dice Taeil lógicamente.

Mark, que había llegado hacia unas horas, habla en ese momento. ―Bueno, es obvio que esto es premeditado. Si nadie no escuchó o sintió nada es porque así lo quisieron ―determina, luciendo tan serio como los demás.

La madre de Haechan va donde el moreno y le pone una mano en su hombro. Haechan la sostiene con seguridad. ―Sí, le doy la razón a Mark y a Yangyang ―dice él, paseando su mirada por el brazo herido de Jeno―. Esto tiene que ser a propósito y apuesto lo que sea a qué fue Yi Yeon ―hace una mueca, sin ánimos de acertar.

Algunos hacen expresiones de inquietud, incómodos con la idea. ―Es muy probable que esté tramando algo contra nosotros ―dice Jaehyun, mirando hacia ningún lado en particular.

―No creo que nos tenga mucho aprecio después de matar a la Bestia ―dice Chenle con disgusto.

―Pues no, pero igual no hay que permitirle lograr lo que sea que intente ―anuncia Johnny, poniendo sus manos sobre los hombros de Chenle y Mark.

Los demás dan sus propias opiniones; no obstante, Renjun no dice nada, pensando en un viejo recuerdo que había visto en la mente de Jeno años atrás: Yi Yeon caminando con sus anteriores secuaces; Jokbeom y Seoeun, antes de ser asesinados por Jaemin y Jeno respectivamente. Hablaban de Renjun pensando que era su abuelo, pero en cuanto se dieron cuenta de la presencia de Jeno, guardaron silencio y los tres le observaron. Jokbeom había preguntado si lo mataban, pero la respuesta que Yi Yeon había dado le provocó a Renjun verdadero pánico, más ahora ante los acontecimientos recientes.

«Puede ser de utilidad algún día.»

Cierra sus ojos, deseando que todo esto no fuera consecuencia de aquellas palabras fácilmente ignoradas en el pasado. Jeno se da cuenta de su semblante, por lo que le pone una mano en su espalda, así como Jaemin al notarlo también. ―¿Bebé, qué pasa? ―pregunta el mayor de los tres, acariciando su nuca.

Renjun exhala con pesar, decidiendo compartir aquello con los demás. No planeaba dejar ningún cabo suelto como anteriormente había hecho. ―Yi Yeon... ―se relame los labios―. Él mencionó hace años que quería usar a Jeno ―traga saliva―. Qué podría serle de utilidad ―finaliza, mirando a ambos.

Jaemin se pone a pensar a toda marcha mientras que Jeno lo mira en silencio, analizando sus palabras. El resto no tarda en dejar en claro lo que piensan.

―Ese maldito nos la hará otra vez.

―No podemos permitir que nos gane, ya lo hemos derrotado antes.

―¿Y si planea usar a otro también?

―Primero muerto que darle el gusto.

―Nunca debimos dejar que escapara.

Taeyong le da una mirada a Jaehyun llena de incertidumbre y nota por el rabillo del ojo que Jaemin tiene esa misma expresión bañando su rostro; concentrado e imperturbable en sus propios pensamientos. ―¿Qué estás pensando? ―cuestiona Taeyong al final.

Johnny le pone su atención también, deseando saber. Jaemin decide compartir una mirada con Jaehyun, diciéndole algo a través de su mente. ―Lo pensaste, ¿no es así? ―menciona Jaemin, haciendo que todos guarden silencio.

Jaehyun no dice nada al principio, pero asiente sutilmente. ―¿El qué? ―cuestiona Lucas, sin comprender el intercambio.

Finalmente, Jaehyun decide expresarlo. ―Ha planeado esto por años ―espeta, calculando en su mente―. Tuvo tiempo de sobra: tiene el ingenio, la paciencia y las herramientas. Ya estamos en su juego y no sabemos hasta dónde será la meta para ganar ―determina, exhalando. La reacción de todos es inmediata.

Xiaojun comienza a negar, de regreso a su pesadilla, siendo consolado por Yangyang y Hendery; Johnny se cubre el rostro con el estrés a tope, aunque atrae a Mark hacia sí con su brazo; Jungwoo mira a Lucas con ojos brillantes de congoja, recibiendo a cambio una sonrisa llena de frustración; Haechan va donde Taeil y lo atrae a un abrazo junto a sus padres, sabiendo lo que se les venía encima; Shotaro se abraza a Yuta y Sicheng, quienes le acarician sin saber qué decir; Chenle y Jisung juntan sus cabezas y cierran sus ojos, soportando la ola de olores y emociones que nadan en la habitación.

Doyoung y Kun van donde Ten y le dan un beso en la frente antes de abrazarse, sin ánimos de otra batalla similar o peor a la anterior; y Renjun comienza a llorar, por primera vez en varios meses, frustrado y desesperado. Atrae al par en un abrazo y solloza en voz baja, temiendo el futuro incierto. Ya no podía soportar otro de los juegos mentales de Yi Yeon.

Por su parte, Taeyong y Jaehyun se miran con anhelo y en parte coraje, deseando internamente que el tiempo se detuviera; sin embargo, ambos tienen el mismo pensamiento y buscan con la mirada a alguien en la habitación. ―¿Dónde está Sungchan? ―espeta Taeyong, hiperventilando poco a poco.

Jaehyun se apresura a abrazarlo, pero se ve igual de inquieto. Johnny y él comparten una mirada. ―Búscalo ―pide Jaehyun, sin poder separarse de su compañero en ese estado, pero negándose a ignorar el paradero desconocido de su hijo.

Mark toma la mano de Johnny y asiente. ―Iremos por él, no hay que salir solos a partir de ahora ―declara, recibiendo un asentimiento de Johnny.

Yangyang los alcanza en la puerta trasera. ―Yo les acompaño. Iré con algunos clones míos y les daré algunos ―sentencia, por lo que con esa seguridad se disponen a buscar al más joven de la casa.

Tres clones de Yangyang y el original corren por los alrededores, tratando de identificar la presencia conocida y al mismo tiempo de algún extraño por si decidían atacar. Se pasean por todo el terreno hasta que unos tentáculos agarran al Yangyang original mientras le cubren la boca. Yangyang forcejea, pero termina por calmarse al oler el aroma de Sungchan. El menor le deja ir, dejando confundido a Yangyang.

Ambos están sobre la rama de un árbol, alejados de la casa. ―Sungchan, todos están preocupados por ti, hay que regresar ―se queja, antes de pensar en algo―. ¿Qué estás haciendo aquí afuera? ―cuestiona, frunciendo su entrecejo.

Sungchan, por primera vez en mucho tiempo, le mira a los ojos. ―Tuve una visión ―responde.

Por su parte, en casa, Taeyong es calmado por Jaehyun, la madre de Haechan y Ten. ―Estará bien, Sungchan nunca se iría así como así sin una buena razón ―dice Ten, acariciando sus cabellos.

―Es bueno para defenderse, ten fe ―dice Jaehyun, besando su mejilla.

―Ya verás que regresan con bien ―dice la mujer, sonriéndole con cariño.

Los minutos pasan, y Taeyong no logra calmarse hasta que la puerta se abre y los cuatro regresan sanos y salvos. ―No te atrevas a hacer eso de nuevo ―exclama Taeyong, abrazando a Sungchan con fuerza.

El menor asiente, dejándose abrazar aunque no lo corresponde. ―Lo siento ―es su única respuesta.

Jaehyun suspira, pero lo abraza también y le acaricia los cabellos. ―Parece que seguía una visión y se le fue el tiempo ―dice Johnny, haciendo una mueca.

Shotaro toma una aspiración de alivio en cuanto lo ve, corriendo a abrazarlo también. Taeyong y Jaehyun lo atraen y lo apretujan con él. Los demás se tranquilizan al ver qué ya todos están en casa, por lo que se disponen a planear por las próximas horas.

Debían prepararse para la avalancha.


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Hola, pequeñas criaturas de la creación, ¿Cómo les va? Espero estén teniendo un excelente día<3

¿Qué les pareció el capítulo? (Creo que siempre lo pregunto igual 🤔). Yo estaba bien emocionada por la escena de la emboscada, ya la quería escribir aaaaaaaaaa. Cómo dije en la otra plataforma, "Se vienen cositas". Todo es un efecto mariposa o una bola de nieve, si saben a lo que me refiero ;)

¿Cuál fue su parte favorita y por qué? 🤌🏻

Spoiler sin contexto del capítulo siguiente:

(Me pregunto si alguien adivinará sobre qué es exactamente 👀)

En otras noticias, tengo sueños de horror cósmico. Quienes no sepan qué es, el Horror cósmico es aquel que usa los factores de lo desconocido en el universo. Cómo deidades o criaturas con poderes más allá de nuestro entendimiento. Los libros de Lovecraft y mangas de Junji Ito son buenos ejemplos :D. No es relevante en la historia, pero se los quería compartir. Quizá algún día me anime a escribir un fanfic o libro original sobre ello.

Recuerden que valen millones de galaxias, cuídense mucho y siempre pónganse como prioridad. Nadie puede ser ni la mitad de lo que ustedes son<3

Con amor, Jordan. Nos leemos la semana que viene. 💜💚

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