Teaser "Toby"

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One-shot levemente influenciado por la canción "Sun Bleached Flies" de Ethel Cain. Puede escucharse en el contenido multimedia.

...

"but i still feel like they all know"


—¿…?

—¿Cómo? —pregunto perplejo—. Perdón, no estaba poniendo atención.

Jack se ríe por lo bajo, balanceando su torso incluso al estar parado junto a mí en esta vieja torre de vigilancia. Se queda mirando el horizonte por unos momentos…, bueno, “mirando”.

—¿Cómo eras antes de matar?

No sabría decirlo bien, esos días son bastante borrosos. Entre estos altos árboles y las familiares montañas de Colorado, incluso en este lugar es extraño pensar que jamás pasé por estos caminos, siempre estuve viviendo oculto de burlas que me cuesta repetir en mi cabeza. Estoy tan cerca de un “hogar” en mi pasado, pero lo poco que vuelve es el olor de una casa incendiándose.

Tanteo con la mano hacia mi costado hasta recoger el hacha que llevo desde entonces, se me hace raro pensar que mi primera victima la maté con un cuchillo de cocina. En ese entonces no me terminaba de parecer esa decisión, pero ahora estoy seguro de que fue la mejor.

Sé que jamás lo habría hecho de no ser por Él.

—Bastante enojón y tonto, ¿y tú? —pregunto antes de que pueda seguir interrogándome.

—Religioso y con vida.

Me quedo mirando la cara de este tipo por un rato.

Jack…, el mismo sujeto con un monstruo en el cuerpo; cuya única fuente de alimento real es la carne y órganos, en especial los humanos; quien también vive entre asesinos siguiendo a una entidad sin rostro lejos de la sociedad; al mismo tiempo que parece sacado de una película de exorcismo… ¿Es una sorpresa? Sí, ¿imposible? Pues no tanto, ya me espero de todo en este país, incluso fantasmas controlando gente como si fuesen títeres, para lo que me importa.

Un caníbal demoníaco que solía creer en Dios.

—Okay, eso es difícil de creer. —digo, riéndome por lo bajo.

—Lo era, te lo juro —dice Jack tratando de no reírse, apoyado contra la baranda del puesto de vigilancia—. Asistiendo a misa todas las mañanas, rezando antes de cada cosa, y preguntándome si estaba yendo por buen camino.

Es extraño verlo así. Sin sangre encima, tampoco con el aroma de las vísceras. Bueno, sigue teniendo la piel negra de un pálido preocupante y cuencas vacías con liquido negro brotando de ellas, pero fuera de eso es un tipo alto y ya. Pero verlo de rodillas en una misa en algún lugar de este mundo es plausible, suele tener una cara muy pacífica cuando estamos en momentos así de tranquilos. Aunque sus dientes son afilados, sus uñas crecen gruesas en garras, y hace tiempo le pedí que dejara de mostrarme la cantidad inhumana de lenguas que tiene.

Y está conmigo, nadie cerca de mí suele estar en su mejor momento.

—¿Fuiste por buen camino? —pregunto con un nudo en la garganta.

—No, pero morí antes de salirme del camino —señala, mirándome al hacerlo—, así que trato de consolarme en eso.

Lo ha mencionado un par de veces, cada vez que algún proxy trata de matarlo en alguna de sus crisis activadas por Slenderman. Hace tiempo que “murió”, pero esa criatura en su cuerpo lo mantiene vivo y funcionando en base a carne humana. No creo que sea de buenos modales preguntar, aunque la curiosidad me sigue atosigando.

Está parado a mi lado, quizás ya está esperando que le pregunte. Si sigo pensando mucho se me notará, ya mis ojos se están desviando constantemente en su dirección.

Estoy sintiendo la tensión en la mandíbula, mejor yo antes que un tic. Hablar con él me suele calmar.

—¿Cómo se siente morir? —pregunto antes de que mi boca se abra. Ya puedo dejarlos surgir.

—Raro, no es algo que pueda describir.

Poca gente muere de verdad y vuelve después, supongo que la vida al natural no se suele mezclar con morir.

Mi cuello se tuerce lo suficiente para sonar. Día de mierda.

—No parece algo posible —digo para seguir hablando con él—, ¿viste algo en ese momento?

—Oscuridad.

—¿Ni una luz? —pregunto. ¿Se me hizo rara la respuesta?

Jack se queda mirando al horizonte, ladea la cabeza mientras sus labios quedan entreabiertos. Chasquea con la lengua por lo bajo, mientras sus dedos golpean la baranda en un ritmo constante y repetitivo. Le gustó la pregunta.

Él golpea su muslo con una palma antes de responder.

—No, solamente oscuridad.

Jack gira la cabeza para mirarme, pero es rápido en desviarla.

—Vaya. Solía pensar en eso, en la luz al final del túnel… —señalo de brazos cruzados—, me lo pregunto también al matar gente.

—¿Piensas mucho sobre matar gente?

Vaya forma de preguntarlo. Ojalá fuese mentira, pero es la verdad y Jack suele decir las cosas sin reparos.

Me fijo en el hacha que tengo a la mano, reparando en un par de manchas ya ennegrecidas en el filo. No creo que una persona sana pudiese darle muchas vueltas al asunto, no sé si yo puedo hacerlo, prefiero quitarme la idea antes de siquiera meterme a filosofar con respecto a las cosas que hago. ¿Para qué pensar?

De todos modos, hay algunas caras que se me vienen a la mente. No es bueno.

—Ya no tanto, dejé de hacerlo hace tiempo. —digo con falsa confianza, llevándome las manos detrás de la nuca.

—¿Por qué lo haces ahora?

Siempre tan astuto.

Suspiro cansado con la actuación arruinada, dejando caer mis brazos contra el metal de la baranda.

—Estar contigo me hace preguntarme cosas tontas.

—Vaya novedad. —responde intentando aguantarse la risa.

—Muy gracioso —señalo con el mismo humor suyo. Pero me deja dudando—. ¿Tú piensas en ello?

—Es difícil no hacerlo, no sé si siquiera estoy vivo —dice bastante casual, encogiéndose de hombros y todo—. Pero siempre me ha costado hacerlo con los demás, es difícil ponerme en el lugar de otros.

Lo entiendo, aunque en estos momentos se me hace contraproducente. Como la gente que trabaja en los mataderos, debo pensar de forma sencilla alrededor de todo esto. Y me gusta hacerlo, soy bueno en ello y El Operador me lo dice después de las misiones… Bueno, en las que consigo cooperar con los demás.

¿Se le hará así de fácil? No es común que hablemos de estos temas, por lo usual nos quedamos hablando de películas y comentando sobre los otros proxies. Bueno, hasta hace poco ni idea tenía que él en algún momento fuera cristiano.

Espera...

—¿Fuiste cristiano?

—¿Qué más? —Lo dice con tanta seguridad que me hace sentir tonto por preguntar—. Bautista sureño…, del sur profundo, con los aligátores y todo.

—¿Florida?

—Luisiana.

Mejor dejo de preguntar. Desvío la mirada hacia mi costado, lejos de él.

Esto debe ser muy diferente para él. En Colorado, un estado montañoso cerca del centro de Estados Unidos. Aquí tenemos ríos y lagos, no pantanos y al gran Mississippi; aquí tenemos osos negros, que se pueden ahuyentar; él tenía aligátores y tortugas mordedoras. Aquí tenemos invierno también.

Me gusta Colorado, no me imagino en los calores del sur, incluso si no puedo sentirlos. Seguro que me da un infarto si estuviese en su casa.

¿Alguna vez he visto uno de esos lagartos?

Espera, ¿es este silencio incómodo?

—¿Alguna vez luchaste con un aligátor? —pregunto apresurado.

—Sí, mi papá me hizo “cazar” uno al ojo de nuestra comunidad.

—¿Cómo es…?

—No.

—Okay.

Incómodo.

Bueno, eso es otra cosa en común, problemas con el padre. Debería esperarlo después de lo que me acaba de decir. Además, ¿qué persona bien adaptada termina poseída por una criatura carnívora?

Nadie en este maldito parque debe ser una persona con un buen pasado, no recuerdo alguna vida con destacable alegría entre los proxies. Ni Tim tiene un pasado que valga la pena recordar, siendo que él detesta a nuestro jefe. Todos somos una pandilla bien organizada de inadaptados, preparados para seguir haciendo lo que se nos da mejor: arruinar las cosas.

Eso deberíamos estar haciendo aquí, supongo. Creo…

—¿Recuerdas qué estamos haciendo aquí?

—Slenderman dijo de observar la zona, se supone que esta parte del parque está abandonada en esta época.

No recuerdo haber visto ningún anuncio en nuestro camino hasta esta torre, aunque El Operador nos dejó en mitad del bosque sin mayor aviso sobre si debíamos buscar algo.

Tampoco creo que estemos fuera de temporada de caza, aunque no he escuchado nada en todo este rato.

Quizás hubo otro incidente.

—¿Lo habrá hecho él?

—No creo, él suele usar incendios, ¿no? —pregunta Jack con la mirada puesta en mí.

—Sí, esos son buenos. —señalo con una sonrisa.

Nos quedamos en silencio de nuevo, pero me hace sentir tranquilo. Puedo aprovechar de pensar en los incendios de Slenderman, mi propia desaparición estuvo rodeada por uno de ellos. Me gusta el fuego, es una herramienta bastante útil, y tiene un resultado tan satisfactorio después de verte rodeado por tanta mierda. Las llamas pueden con tantos de tus problemas…, bueno, siempre que estés dispuesto a ignorar la seguridad de toda cosa en el área. ¿Debo preocuparme por eso? No creo.

Estoy aburrido y eso me hace pensar tonterías. Me dejo caer lento al suelo con ambos brazos afirmándome de la baranda, quedo con la rodillas en el piso y el mentón sobre el metal. Podría asomarme al borde hasta encontrar algo divertido en la caída de veinte metros y algo. Muerte segura si caigo mal, un rato terrible si caigo bien.

Sáquenme de este sufrimiento.

La cara de Jack está bastante calmada, pero puedo verlo balanceándose de atrás hacia adelante con las manos en la barandilla. Creo que uno de los dos está por tirarse para tener algo que hacer.

Unos pasos suben los escalones metálicos hasta nosotros. Por el ritmo despreocupado asumo que es algún proxy.

No. Reloj en el ojo, esa sí que es una buena sorpresa.

—¡Clockwork! —digo antes de levantarme para poder abrazarla.

Ella me atrapa antes de que pueda tirarnos a los dos por las escaleras, riéndose por lo bajo al poder mantenerse parada.

—¿Ya se estaba intentando lanzar? —Clockwork le pregunta a Jack.

—Sí, gracias por volver —responde él, mirando en su dirección, pero evitando encarar su rostro—. ¿Cómo van las cosas?

—Todo bien, no me encontré con nadie en el camino —cuenta ella, soltándome para asomarse con cierto aburrimiento por la ventana de la cabina de vigilancia—. ¿Qué creen que hará?

—Espero que quemarlo todo. —digo, apoyado de espaldas en la baranda.

—Seguro —coincide Clockwork—. No lo sé, me causa curiosidad que quiera dejar esta parte del parque aislada. ¿No les ha dicho nada?

—Nada de nada —respondo de brazos cruzados—. Ya quiero irme.

Pueden retirarse, el área fue asegurada con éxito. Estén atentos a la actividad. Se les darán nuevas órdenes dentro de los siguientes días.

Bueno, eso es conveniente.

—¡Nos podemos ir! —digo tomando mis hachas y bajando las escaleras a saltos.

—Algunos escalones están flojos. —Jack señala, apresurado en seguirme el ritmo.

Decido calmar mi carrera personal, aunque quiero salir rápido de aquí.

Bajamos los tres hasta quedar entre los árboles encima de la colina, con un camino marcado por las ruedas de camionetas y pisadas de varias generaciones rondando por estos terrenos. Seguimos el sendero hasta quedar cubiertos por los altos árboles, cuyas ramas se extienden hasta entretejer una frondosa cobertura sobre nuestras cabezas.

Jack juega con sus manos mientras Clockwork patea cada roca en su camino. Siempre termino a la delantera cuando nos encontramos en esta clase de bosques montañosos, incluso si estamos bajando por una pendiente paulatina.

Seguimos entre troncos y hojas caídas bajo los zapatos, así hasta entrar en la luz del otro lado de ese montón de árboles. El claro se expande unos metros alrededor, pero no quita la sensación de que vamos caminando por una garganta en el bosque que podría cerrarse alrededor nuestro.

El aire se siente fresco aquí, menos húmedo y pesado.

Oigo pasos acercándose en carrera hacia nosotros. De la derecha. No se detienen y no buscan ocultarse. Muy ligeros como para ser un peligro.

De entre los árboles aparece una persona, quizás de unos veinte años. Se nos acerca corriendo y desesperada, aleteando con los brazos mientras sus ojos desorbitados se fijan en nosotros. Su piel pálida está cubierta por pequeños cortes y moretones, parece haberse caído por alguna colina.

—¡Ayuda!

Basta con un movimiento con hacha en mano para evitar que grite de nuevo, en su lugar se hace oír el sonido del metal golpeando el hueso. Saco el arma de un tirón, dejando que se lleve la mano a la herida en el cuello, intentando conseguir algo imposible con toda la sangre escurriendo entre sus dedos, con las capas de piel alzadas y la fibra de los músculos desgarrados a la vista. Sus gárgaras se oyen claras, mientras trata de extender una mano ensangrentada hacia Jack, pero no hay respuesta de él.

Trata de correr en otra dirección, pero se tropieza con sus propios pies y cae al suelo. Sus manos arañan el suelo mientras intenta arrastrarse entre sollozos y arcadas. La sangre forma una mancha oscura en el pasto y la tierra bajo nuestros pies. Sus intentos por respirar se oyen por encima del viento tocando las ramas, como si ni el bosque pudiese silenciar su asesinato.

Una herida así de simple suele tomar un tiempo hasta que la persona muere. Prefiero levantar el hacha en alto y golpear su cabeza postrada en el piso, partiendo su cráneo un par de veces hasta oír su último estertor. No hay forma segura de saber si sigue sintiendo dolor, pero es lo más cercano que puedo dar antes de cansarme en lo más mínimo.

Buen trabajo, sigues igual de alerta.

Todo esto estuvo planeado. Interesante.

Clockwork bosteza, estirando sus brazos al cielo con pereza.

—Bueno…, ¿quién tiene hambre?

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