Disculpas

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𝐃𝐈𝐒𝐂𝐔𝐋𝐏𝐀𝐒 | 𝐀𝐂𝐓𝐎𝐍𝐄 𝐎𝐍𝐄

──────
❝El dolor de indetificarte con aquellos que odias, y la rabia de darte cuenta que son más sus similitudes que diferencias.❞
──────

Python's Pov

𝐀𝐋 𝐅𝐈𝐍 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐀𝐂𝐀𝐁𝐀𝐃𝐎 𝐋𝐀 𝐄𝐒𝐓Ú𝐏𝐈𝐃𝐀 𝐓𝐄𝐑𝐀𝐏𝐈𝐀 𝐆𝐑𝐔𝐏𝐀𝐋 y, como si nada hubiera pasado, todos se fueron a dormir.

A veces me pregunto si los dioses hicieron bien en confiarle una misión "tan importante" a tres pubertos que se van a dormir a las siete.

Pero como no soy una Diosa no opino.

──Python. ──me llamó Perseus, supongo que ya se dió cuenta de que somos los únicos despiertos.

Grover cayó rendido en su cama a penas el sol se fué de vacaciones y Annabeth, a pesar de que trató con todas sus fuerzas de no caer dormida antes que yo, se durmió después de un rato de hablar con Percy sobre de dónde provenía ella ─solo entendí que salía de pensamientos sexuales─. El punto es que, en consecuencia, solo estábamos Perseus y yo.

Que Hestia me otorgue paciencia, por las bestidas del tártaro.

──Python. ──volvió a llamarme con más insistencia, y se me hizo imposible no rodar los ojos ante eso.

《¿Si fingo estar dormida, me dejará en paz?》

──Python se que estas despiertas, no me ingores.

Okey, no funcionó.

──¿Qué quieres? ──le pregunté, esperando que mágicamente se quedara dormido en los seguntos que tardé de responderle.

Obviamente, no pasó.

──¿Es la primera vez que sales de tu casa hacia tan lejos, no? ──respondió, sus palabras salieron con cuidado y precaución, como si temiera que al hablar muy fuerte pudiera quebrar la ligera aura de paz que envolvía el lugar.

Para su mala suerte, el simple hecho de formular esa pregunta quebró el ambiente, llenado mi cabeza de una sola duda tormentosa que le dió inicio a cientos de otras: ¿cómo lo supo?

¿Fuí muy obvia? ¿Debí disimular más? Mi mamá decía que nunca había que dejar que el enemigo estuvieta conciente de nuestraa debilidades, ¿cómo pude bajar la guardia?

Espera, Python, tal vez estas sacando conclusiones muy rápido. Perseus tampoco es tan inteligente como para darse cuenta de eso, estaba medio muerto todo el camino.

──¿Por qué crees eso? ──le pregunté, sin atreverne a negar o afirmar nada.

──Es que, bueno, es solo una suposición pero... ──se calló repentinamente, en busca de las palabras adecuadas para seguir.

Joder la curiosidad me mata.

──¿Pero qué, Persues? ──pregunté, sin poder callar mi necesidad de saber mientras me sentaba en mi cama, dirigiendo mi atención a la voz del enano ese.

Un suspiro salió de sus labios, al parecer encontrar ese bendito conectivo le quemaba su cerebero de cacahuate.

──Es que, a diferencia de cuando estábamos en el bosque, donde parecías estar completamente familiarizada con los distintos sonidos del lugar, aquí parece que te cuesta identificarlos y por el contrario te quedas como..., pensativa, tratando de desifrar qué son ──explicó, y su declaración me tomó por sorpresa. ¿Soy tan malditamente obvia? ──. Además, la única forma de salir de la "urbanización" donde vivías es en autobús y tren y como...

──Vivo. ──le corregí, apretando con fuerza las sábanas que me brindaban una calidez artificial.

──¿Qué?

──Aún vivo ahí, aún es mi hogar ──expliqué alzando mi cabeza hacía su dirección. Mi padre me enseñó que jamás inclirana la cabeza a nadie──. Solo estoy fuera de forma temporal para arreglar el crímen que tu cometiste; no creas, ni por un segundo, que he cambiado y mucho menos abandonado a mi hogar.

Mis palabras parecieron tomarlo por sorpresa, porque de nuevo se quedó en silecio; y justo cuando estaba dispuesta a irme a dormir, volvió a hablar.

──Lo siento. ──se disculpó Perseus, tómandome por sorpresa, hasta donde yo sabía el orgullo de los semidioses tomaba café con sus padres.

──¿Qué?

──Pero no solo por lo de tu casa, sino..., también por lo de tu mamá.

Casi me atraganto con mi propia saliva al oir aquello, y mis ojos detrás de la banda de abrieron de par en par. ¿Él enserio se estaba disculpando?

──No importa. ──respondí secadamente, con intenciones de sumergirme en las sábanas y dejar esta conversación al olvido, a pesar de que mis palabras eran una evidente mentira.

──No, si importa ──inisitió Persues, y yo solo quise arranclarle la lengua para que se callara de una buena vez──, y se que mi disculpa no cambiará nada pero, Medusa parecía una bueba madre y-y, yo..., lamento haber arruinado eso, enserio.

《Cállate, cállate, cállate. ¡No te atrevas a decir su nombre!》

Quería gritar, insultarlo, decirle que sus disculpas no significaban nada para mi, que eso no devolvería a mi mamá, que por mi podría ahogarse en el remordimiento.

──Como tu dijiste, tu disculpa no cambiará nada ──respondí, tratando de mantener la calma──. Así que si tus disculpas son para evitar que te atormenten tus pecados, dilas en silecio. Porque si, Medusa era la mejor mamá que podía existir, y tu me arrebataste eso; así que perdóname si tus disculpas me parecen insignificantes.

Al igual que sus disculpas, mi arrebato no la traería de vuelta, lo único que la regresaría era esta misión y conseguir el rayo del tonto de Zeus.

Mi ira y dolor no eran de relevancia, así no regresaría ella.

──Pero...

──Déjalo, así, Jackson. No me hagas repetirlo.

Con esa oración, la "conversación" entre los hijos prohibidos de los dioses se terminó.

(...)

Omnisciente's Pov

𝐄𝐍 𝐀𝐋𝐆Ú𝐍 𝐋𝐔𝐆𝐀𝐑 𝐋𝐄𝐉𝐀𝐍𝐎, lejos de la vista de los mortales y oculto entre las nubes esponjosas del cielo, un grupo de seres majestuoso y protagonizadores de cientos de historias y catástrofes le entregan sus mejores esperanzas a un dúo de adolescentes.

Pero, ¿por qué lo hacía? ¿por qué en sus manos estaba el destino del Olimpo? ¿por qué en ellos yacía la brecha entre la paz y la guerra? ¿por qué el oráculo decretó que eran tan poderosos juntos como dos bombas mortales?

Lamentablemente, ninguna de esas teorías.

Pues los Dioses son seres simples y caprichoso, casi como los humanos pero inmortales. Así que su "razón" de hacer las cosas, de apostar, suelen ser más simples que las que se cree.

──¡Pero por qué lo trata así! ──exclamó uno de ellos, de cabello rubio perfecto y brillante como el mismísimo sol.

──¡Porque le mató a la mamá, tarado! ──le explicó esta vez una mujer, de cabello rojo mientras le arrebataba las palomitas──. ¿Tanto tiempo en el sol te dañó el cerebro?

──¡Silecio! ──exclamó uno de ellos, aquel considerado el más poderoso de los presentes, pero no del Olimpo entero──. ¡Va agregar algo!

──No, si importa ──inisitió Percy, sin saber que estaba bajo la atenta mirada de cinco seres inmortales──, y se que mi disculpa no cambiará nada pero, Medusa parecía una bueba madre y-y, yo..., lamento haber arruinado eso, enserio.

──¡Ese es mi hijo! ──celebró Poseídon, alzando los brazos con orgullo mientras se lo restregaba a Atenea.

──Pero qué barbaridad. ──se quejó la Diosa de la Caza, apartando la mirada con asco.

──¡Cállense los dos que no me dejan escuchar! ──reclamó Ares, quien, a pesar de haber sido traído a la fuerza por su novia, estaba muy atento a los acontecimientos.

──Como tu dijiste, tu disculpa no cambiará nada ──respondió la hija de Medusa, teniendo a todos los Dioses con el alma en la boca──. Así que si tus disculpas son para evitar que te atormenten tus pecados, dilas en silecio. Porque si, Medusa era la mejor mamá que podía existir, y tu me arrebataste eso; así que perdóname si tus disculpas me parecen insignificantes.

──¡NO! ──se quejaron Apolo y Poseídon a la vez, viendo como, otra vez, Python rechazaba cualquier posible acercamiento hacia el rubio.

──Aunque debo admitir que soy team Python. ──habló Atenea, quién se había mantenido al margen de la situación.

──Tu solo estas del lado de Python porque te gusta ver sufrir a Perseus. ──habló Apolo, señalando acusatoriamente a la contraria.

──¡Es verdad! Te gusta ver como tratan a los golpes al pobre de mi hijo.

──¿Y?

──Era obvio que Python lo iba a tratar así, me sorprende que mantuviera la calma, esperaba más..., drama. ──habló con tranquilidad Ares mientras se cruzaba de brazos, aunque en el fondo él estaba decepcionado de la lentitud del asunto.

──Afrodita, mi amiga...──comenzó Poseídon, tratando de convencer a la diosa del amor──. ¿No te gustaría darle un empujoncio a estas pobres almas?

Poseídon trató, en vano, de poner su mejor cara de súplica. Aunque esta solo causó la risa de Ares y Atenea.

──No puedo, Poseídon, te lo advertí ──respondió Afrodita, mirando con pena como Percy trataba de arreglar lo que dijo, pero ni él sabía cómo──. Además, aún les falta madurar mucho y conocerse así mismos antes de entrar una relación.

Afrodita, haciéndole honor a su nombre, era fiel creyente y defensora de los pasos adecuados a seguir para desarollar una relación, y entre esos estaba el conocerse adecuadamente. O al menos eso aseguraba Afrodita cuando le preguntaba por qué no intervenía.

──¡Pero no quiero perder la apuesta con Hestia! ──se quejó Poseídon como un niño chiquito, antes de ser interrumpido por Apolo.

──Hey, hey, acordamos que no intervendríamos ──aclaró Apolo, apareciendo entre Poseídon y Afrodita──. Así que manten tus súplicas lejos de aquí, fuera, fuera.

Con un gesto de mano, Apolo sacó a Poseídon de la sala de "juntas sumamente importantes".

──Podrás engañarlos a ellos, pero no a mi, rosa mía. ──habló Ares en un susurro, justo cuando pasó al lado de la oreja de Afrodita, saliendo igualmente de la habitación.

──Afrodita... ──comenzó Atenea, siendo rápidamente interrumpida.

──Ahorratelo, Atenea.

El aroma a fresas y rosas desapareció tan pronto como Afrodita se fué del lugar, dejano ahora solo a Atenea en esa gran e imponente habitación.

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HIIIII MIS AMOREEEES 💗💗💗

Tenía que meter a los dioses si o si, sorry

Este cap fue algo sencillo, pero con datos importantísimo para el futuro 🗣 ❗

De todas formas, el próximo cap entero es sobre la persecución en el tren.

¿De qué creen que quería disculparse Atenea con Afrodita? Chanchan

MEMES DEL CAP🗣❗─────────











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