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El cuchillo en su mano derrama sangre pura. Observa sus manos notando con gran claridad aquel líquido rojo cubrirlas por completo y no puede evitar temblar un poco mientras las mira con detenimiento. Niega con la cabeza, mientras lleva sus rodillas a su pecho, acurrucándose entre ellas.

Su respiración se vuelve pesada, su cabeza niega con desesperación.

—Todo esto es tu culpa, es solamente tu culpa. —Sus manos tiemblan de nueva cuenta.

Observa a su progenitora en el suelo, sin saber cómo sentirse. ¿Acaso siente libertad? ¿Tristeza? ¿Dolor? No puede identificarlo por más que quiere.

—Te dije que me dejaras en paz, debiste hacerme caso. —Vuelve a observarle, viendo su cuerpo inmóvil y los azulejos blancos del suelo, manchados de un rojo vivo.

Nunca había observado la sangre de alguien más que no fuese la suya, y no sabe cómo reaccionar ante lo ocurrido.

Los golpes en la puerta le sacan de su mente, lleva sus manos a la cabeza mientras jala con desesperación varios mechones, logrando incluso arrancar algunos de ellos.

Ni siquiera se da cuenta el momento en que los gritos afuera han cesado y sólo puede observar la puerta caer con determinación. Un corpulento hombre se acerca bruscamente a él, y en defensa utiliza el cuchillo en su mano para atacarle. Fracasa, aquel hombre ha arrebatado su único método de auxilio y ahora tiene que patalear para que no le hagan daño.

—Llamen a una ambulancia, está perdiendo mucha sangre. —Otro hombre con aquel traje negro grita a sus colegas, sin embargo alguien más debe acercarse para negarle con la cabeza, dándole a entender que aquella mujer ya ha perdido la batalla.

—¡Ella me hizo hacerlo! —El grito del dueño de aquella tragedia alerta a todos los presentes, quienes deben levantar sus armas y apuntarle— Le dije que me dejara en paz, ¡pero siguió insistiendo que debía llevarme a aquel lugar! ¡No pienso regresar allá nunca! ¡Nunca! —Muerde la mano del oficial que le sostiene, intentando correr.

La salida está completamente bloqueada por más oficiales, que le apuntan directamente con sus armas, obligándole a detenerse por completo, niega con la cabeza desesperadamente, necesita largarse de ese lugar.

Cae al suelo con fuerza cuando alguien detrás de él le empuja, y llevando sus manos atrás de él, le impiden realizar algún otro movimiento.

—¡No me hagan daño! ¡Yo no hice nada! ¡Por favor, no me hagan daño! —Las esposas atan sus manos, y llora en cuanto sabe que ha perdido el juego— ¡Ayuda! —Sus gritos llegan a todo el edificio, sin embargo, ya nadie se acerca a hacer algo.

Su cabello es agarrado con brusquedad, y es en tal magnitud que siente su cabeza sangrar en dicha parte. Sus lágrimas caen, porque está completamente asustado.

—Lo tenemos controlado. —El hombre encima suyo habla tras el pequeño radio en su hombro.

Varios oficiales caminan con el chico, pues temen que intente escapar, y una vez que le dejan en la patrulla, el oficial que le ha detenido se acerca a uno de sus colegas, quien parece haber recibido información.

—¿Lo identificaron? —Pregunta, escuchando un suspiro por parte de su compañero.

—Sí. —Observa hacia otra dirección, y entonces regresa la mirada al oficial— Jung Hoseok, estuvo internado hace varios meses, le rogó a su madre que lo sacara y ella lo hizo. —Suspira de nueva cuenta— Parece que empeoró, como es de esperarse, la madre intentó llevarlo de regreso al hospital, pero él no quiso. —Un silencio relativamente incómodo, el hombre no termina la frase.

—Así que la mató. —Su colega asiente con la cabeza.

Y todo resulta ser una situación tan lamentable.

✧ ✧

Rasca su cabello en desesperación, sus uñas sueltan sangre de nueva cuenta y su respiración es inestable, no sabe lo que está ocurriendo, y tampoco sabe por qué tiene a aquel hombre a su lado. Hay un sinfín de gente en el lugar y un señor de bata negra hasta al frente.

—Que pase el acusado al estrado.

Todas las miradas recaen sobre el chico de cabello rojo escarlata. Aún recuerda el día que su madre lo pintó de aquel color, siendo el rojo uno de sus colores favoritos. Respira inestablemente, rascando agresivamente su cabello.

—Objeción, el acusado no se encuentra en condiciones de hablar. —El hombre a su lado se levanta enseguida, mientras él continúa rascando su cabello agresivamente.

—Objeción, su testimonio es el más importante en este caso. —Al otro lado se encuentra el abogado contratado por la madre de la progenitora de Hoseok.

Él niega con la cabeza, dirigiendo sus dedos a sus brazos, rascándolos sin piedad alguna. Tiene miedo, y no quiere que le dañen, ya ha sufrido lo suficiente.

El juez observa al defensor del chico, indicándole que rechaza su objeción, pero el abogado lo sabe muy bien, el chico se arruinará a sí mismo si dice alguna palabra. Necesita pensar en algo.

—Mi cliente no está en condiciones, ha recibido una fuerte dosis de tranquilizantes horas antes de venir, no puede hacer esto.

—Objeción, reprogramación del juicio. Si no se encuentra en condiciones debería reprogramarse. —Silencio.

Todo es silencio.

El hombre de bata negra observa nuevamente al defensor de Hoseok. Suspira, ya no sabe qué hacer, se voltea a mirar al chico, quien no ha dejado de rascar sus brazos, la sangre se hace presente y debe agacharse para poder hablarle al oído.

—Hoseok, necesita... —Da un salto en su lugar, observándole con completo terror, se ha perdido tanto en su mundo que ha olvidado por completo el lugar en el que está.

Lleva las manos a su cabeza, se siente completamente desesperado y necesita salir de ahí. No puede pasar ni un minuto más.

—Hoseok... —Su defensor intenta tomar su brazo, sin embargo el chico se aparta, sabe que aquel hombre quiere dañarlo, igual que todos.

—¡Déjame en paz! —Todos observan al de cabello rojo, quien luce alterado— ¡No hice nada! ¡No me hagan daño! ¡Ayuda! —Se levanta de su asiento abruptamente.

Observa a las personas en el lugar, mientras una mujer se levanta de donde ha permanecido con una navaja en mano, Hoseok le observa aterrorizado, mientras camina hacia atrás.

—Vas a morir. —El hombre a su lado parece estar ahora en su contra, observándole sacar algo de su bolsillo, y no puede distinguirlo bien hasta que el filo del metal brilla sobre sus pupilas. Retrocede, no quiere que le hagan más daño.

—¡Aléjate! ¡No me toques! —Grita desde lo más profundo de su alma, observando a los oficiales en el lugar acercarse a él, todos con un arma en mano.

Tiene miedo, y debe tirarse al suelo, cubriendo su rostro para de alguna manera cubrirse, observa a toda la gente a su alrededor y chilla en cuanto varias manos se posan sobre su cuerpo, sin embargo no es capaz de sentir ningún rasguño.

Su cuerpo es levantado por uno de los oficiales, quien se encarga de esposarlo por precaución. El chico ha tenido una alucinación y todos en la sala le observan con miedo y asombro, se revolotea intentando escapar, sin embargo cualquier intento es en vano, nuevamente ha perdido.

✧ ✧

—Toma. —Un sándwich le es aventado y apenas y puede atraparlo, ha estado todo el día haciendo algunos informes y ni siquiera ha tenido tiempo para desayunar o probar comida alguna.

—Gracias.

Sin embargo, deja el alimento a su costado, mientras continúa escribiendo en aquella hoja de papel con rayas. Su mente se detiene a pensar un momento y los sonidos de su compañero comiendo le resultan molestos. Suspira.

—¿Puedes dejar de hacer esos molestos sonidos? Me desconcentras. —El chico a su lado rueda los ojos, asintiendo con la cabeza.

—Calma Yoongi, vas a quedar peor que los que están aquí. —Ríe sarcásticamente— Puedo ver que casi te arrancas el cabello por ti mismo. ¿No necesitarás tú también...

—Cállate. —Le lanza un pequeño papelito arrugado, logrando la risa de su compañero.

Las alarmas resuenan en el lugar, alertando a ambos chicos, el menor debe dejar su comida de lado y ambos levantándose, salen de aquella pequeña oficina. Escuchan algunos gritos de la gente en el lugar, sin embargo eso no es lo alarmante.

Un chico de cabello rojo entra sostenido por más policías de lo necesario. Está llorando y grita que le dejen en paz, pues asegura que no ha hecho nada. Revolotea e incluso alcanza a pegar levemente el rostro de un oficial con uno de sus brazos, pero ellos no ceden, sino que lo sostienen con más fuerza.

—Jung Hoseok, estuvo en un hospital psiquiátrico hace más de 6 meses pero con ayuda de su madre logró salir, es un sujeto peligroso y este lugar siempre ha sido conocido por su seguridad, así que debe ser internado aquí. —Ambos chicos escuchan atentamente al de traje negro.

—Bien, sólo necesitamos sus expedientes anteriores y algunos documentos, su madre debería...

—Está muerta. —Le observan, expectantes— la mató. —Un chillido se instala en el oído derecho del más pálido, se mantiene en silencio ante aquella información— Les conseguiré lo que necesitan, por mientras deberían mantenerlo vigilado, e intentar averiguar qué le hizo matar a su madre.

El oficial se da la vuelta, sin esperar alguna respuesta por parte de alguno de los dos doctores. Un portazo realmente estruendoso es audible, y ambos saben que el paciente ya ha sido ingresado a su habitación.

Golpes en la puerta es lo siguiente, y algunos gritos que apenas y son audibles es lo que destaca en el lugar, ninguno de los dos chicos despega la vista de los oficiales que se han encargado de ingresar al chico en su habitación que sin siquiera dedicarles una mirada, desaparecen de su vista.

—Esto no luce nada bien. —El pelinegro a su lado habla, cuando apenas y puede entender un poco lo que sucede.

El más bajo se da la vuelta, regresando a la oficina de donde han salido, ignorando a su compañero.

—hey, Yoongi, ¿a dónde vas? —Se detiene frente suyo, impidiéndole el paso.

—hay trabajo por hacer. —Vuelve a pasar a su lado sin darle mucha importancia.

—¿no te asusta aunque sea un poco?

—Jungkook... —Suspira, poniendo su mano en su hombro, negando entonces con la cabeza— He tratado con pacientes peores, él no hará ninguna diferencia. Ahora, hazte a un lado que debemos seguir llenando informes.

El menor le hace caso, observándole caminar nuevamente en la iluminada habitación. Su bata blanca está casi intacta, el rubio en su cabello le hace ver todavía más pálido y sus labios se ven completamente deshidratados. Finalmente, vuelve a concentrarse en los papeles que antes ha estado observando.

✧ ✧

—¿Te gustan esos dulces, Hoseok? —El rojo de su cabello ha ido deslavándose un poco, y ahora las raíces de su cabello son castañas, observa al hombre de bata blanca frente suyo, sonriéndole cálidamente.

—Sí. —Comienza a desenvolver uno de ellos, pasándolo por sus labios mientras degusta el sabor— Mhm... Fresa. —Sonríe ampliamente, asintiendo con la cabeza.

Uno de sus dedos entra en su boca, asegurándose de no dejar ni un poco de sabor en ninguna parte. Ríe frenéticamente, ama los dulces.

—¿Puedo... acercarme a ti? —Sus ojos se enfocan en los del doctor, puede escuchar su propia respiración e incluso deja de saborear su tan preciado dulce. Asiente mientras sonríe ampliamente.

El más pálido comienza a caminar lentamente hacia el chico, mientras le asegura que no le hará daño alguno. Finalmente, puede sentarse a su lado en la cama con mantas blancas. Le mira, sonriendo suavemente, y entonces intenta acariciar su cabello, sin embargo se ve interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.

—La sesión ha terminado. —El pelinegro se asoma a la habitación, observando a su compañero al lado del de cabello escarlata— Es momento que salgas, Yoongi.

El más pálido toma la tabla de apoyo que contiene los papeles que usa para anotar informes, y sale de la habitación mientras Jungkook camina tras suyo.

—¿Qué diablos crees que haces? —El mayor se abstiene de responder, ignorándole por completo mientras camina hacia su oficina— Yoongi, tú has trabajado por más tiempo que yo, pero esto está muy m...

—No te metas en esto. —Se da la vuelta, obligándole a detenerse— Hoseok no es un peligro para nadie, simplemente ha sufrido mucho.

—Tú no sabes eso.

—Claro que lo sé, soy quien lo ha estado diagnosticando estos seis meses. —Le mira amenazante, pues asegura que el chico no sabe absolutamente nada de su historia, asegura que es completamente inofensivo— Así que guarda silencio y sigue atendiendo a tus pacientes, déjame en paz.

—Yoongi, está usándote, está haciéndote creer que es la víctima, y no lo es. Su madre le creyó cuando le dijo lo mismo y después...

—Detente ahí. —Su mandíbula se tensa— Su madre lo hirió mucho, ¿viste el estado en que llegó? Tenía rasguños en sus brazos, y en su cabello habían llagas, no puedes decir que eso no es abuso.

—Eso se lo hizo él mismo. —Suspira desesperado, su compañero ha estado realmente mal.

Hace unos cuatro meses que comenzó a interesarse de más en Hoseok, sin embargo Jungkook no es tonto, y ha notado las intenciones del paciente, pues sólo deja que su colega le trate de esa manera o se acerque tanto. Pero no, no es amor, o cariño, y Jungkook lo sabe perfectamente.

—No hables de lo que no conoces.

—Espero estés enterado que en unas semanas tendrá otro juicio para determinar si se queda aquí o va a prisión, y créeme, Yoongi, que en ese lugar sufrirá el doble de lo que piensas que ha sufrido.

Sin más, el chico se da la vuelta, alejándose de allí. Simplemente no soporta ver cómo su colega más experimentado está dejándose caer por todas las mentiras de un paciente.

✧ ✧

El reproductor de música toca una suave melodía, el pelirrojo observa a través de la pequeña ventana en lo más alto de la habitación, siendo solamente los rayos del sol lo que observa. Logra formar una sonrisa, sin dejar de escuchar la música.

—Es uno de mis álbumes favoritos.

La habitación permanece en silencio, pues el chico no dice nada, ni siquiera le observa. Quiere escuchar con atención aquellos tonos, y es cuando el disco es sacado de la grabadora que le presta atención al chico pálido. Se sienta a su lado con precaución y le enseña el pequeño objeto.

—Quiero que lo conserves. —Lo deja reposar en sus manos, mientras le observa sin expresión alguna— No le cuentes a nadie que te he dado esto, intentarán quitártelo. —Hoseok parece entender, dejando el pequeño artículo debajo de la almohada de su pulcra cama.

Vuelve a dirigir su mirada hacia la pequeña ventana, deseando verlo en libertad, y es que ha pasado tanto tiempo desde que ha podido estar de dicha manera.

—¿Te gustaría salir de aquí? —Es entonces que sus sentidos se encienden, observa al más pálido, casi exigiéndole que siga hablando— Puedo ayudarte, vivirías en mi casa, y serías feliz, yo también sería feliz. —Hoseok no lo entiende del todo, sin embargo está dispuesto a hacer lo que sea con tal de ganar su libertad. Asiente con la cabeza, sonriendo entonces— Te contaré cómo haremos esto...

✧ ✧

Es una noche completamente estrellada, Yoongi puede sentir el aire fresco en sus fosas nasales, la linterna que lleva le anuncia que no todo es oscuridad. Camina a pasos tranquilos hasta que observa el lugar frente a sus ojos, no puede evitar sonreír.

Está completamente calmo, y debe ser muy cuidadoso si no quiere ser captado por alguna cámara de vigilancia, logra llegar hasta la cabina de electricidad, y sin más preámbulo, desconecta sinfines de cables con la esperanza que todo quede en completa oscuridad. Cuando la luz de su linterna es lo único que le alumbra, entonces sabe que debe ser rápido.

Camina dentro del lugar frenéticamente, y cuando llega a la habitación 094, se apresura a insertar la llave correspondiente. Observa al chico que yace en la pequeña cama de madera, y debe acercarse para apurarle.

Sale del lugar tomando la mano del chico, y entonces ambos se adentran en el enorme bosque a unos cuantos metros. Sabe perfectamente el lugar donde estarán por mucho tiempo, así que continúa guiándole.

—¿A-a dónde vamos? Dijiste que me llevarías a casa, ¿vas a hacerme daño?

—Está cerca, Hobi, confía en mí.

—No. —Su respiración comienza a alterarse, mientras intenta detenerse, sin embargo es arrastrado por el chico que aprieta levemente su mano— ¡No! ¡Quieres hacerme daño! —La alteración en la voz del pelirrojo obliga al chico a detenerse. Le observa, debe hacer algo rápido.

—Hobi, necesitas confiar en...

—¡No! ¡Déjame en paz! ¡Quieres hacerme daño! —Comienza a forcejear, intentando soltar su brazo— ¡No he hecho nada! ¡Déjame!

—Hoseok, por favor...

—¡No! —Y ni siquiera es capaz de darse cuenta cuando el chico saca algo de la manga de su camisa.

Un gemido de dolor es lo que escucha Hoseok. Sin embargo, no tiene miedo porque sabe que está defendiéndose a sí mismo. Entierra el disco roto que le ha dado el chico días anteriores en su abdomen, y sólo puede ver el sufrimiento en los ojos de Yoongi.

—Hoseok... —Intenta pedirle ayuda, aunque es completamente inútil.

Su piel arde, pues el chico se encarga de retirar el filo de su abdomen, sólo para volverlo a introducir. El cuerpo de Yoongi cae en el húmedo pasto, comenzando a dejar rastros de sangre sobre su ropa y el suelo verde.

Cierra los ojos, observando solamente el paisaje estrellado. Nota cómo sus sentidos van apagándose poco a poco, y apenas es capaz de sentir las puñaladas sobre su piel. Suelta un jadeo.

Pero está feliz, porque ha muerto en manos del ser que más ama.

✧ ✧

Sus manos están atadas, el traje blanco le deja intranquilo. Observa a un punto fijo de la habitación, no sabe por qué ha vuelto allí. Su nueva habitación no cuenta con ninguna ventana y eso le hace sentir completamente solo.

Un sujeto entra al lugar, dejando una silla color negro frente suyo. Está asustado y quiere irse, pero ni siquiera sus manos puede usar en ese momento.

—¿Por qué mataste a Yoongi? —Jungkook está completamente furioso, pues el chico ha estado negando los hechos. Quiere golpearlo, de verdad quiere hacerlo.

—No he hecho nada. —Comienza a menearse de atrás hacia adelante, evita observarle directamente.

—Yo no soy idiota, sabes lo que hiciste.

Hoseok niega con la cabeza, quiere hacer algo, sin embargo sus manos están atadas. Observa a todos lados de la habitación, intentando encontrar algún lugar de escape, pero no es capaz de encontrar cosa alguna, sólo 4 paredes llenas de soledad y frío por las noches.

—¡Dime por qué mataste a Yoongi!

—¡No me hagas daño! ¡Por favor! ¡No he hecho nada! —Agacha la cabeza, intentando ocultarse, sabe que aquel sujeto quiere hacerle daño.

—¡Hiciste todo! ¡Eres un cabrón y mereces morir! ¿Escuchaste? ¡Mereces morir! —Oficiales deben entrar a la habitación, ante los gritos del doctor— ¡Mereces morir! —Y entonces debe ser sacado de allí antes que continúe con los insultos.

La habitación queda con el pelirrojo quien continúa susurrando que asegura es completamente inofensivo, meneándose de atrás hacia adelante. Escucha el chillido de la puerta abriéndose, sin embargo no voltea a ver, pues sabe que probablemente es el chico que está tan ansioso por hacerle daño.

Escucha el sonido de la silla siendo puesta nuevamente frente a él, pero no quiere observarle ni por un segundo. Le oye mover los papeles, en completo silencio, sin embargo no sabe cómo reaccionar cuando le escucha.

—Gracias por liberarme, Hoseok.

Y sólo puede observar la enorme sonrisa en el rostro de Yoongi.



✧ ✧

OS escrito para el concurso The Tearing Of Fears de Tear_Editoral

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