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Estar subida a la rama de un árbol era doloroso. Se me estaban clavando por todas partes las pequeñas ramas que había en la enorme rama donde yo descansaba. Temblaba de los nervios y rezaba porque no fuéramos vistos. Esperé impacientemente a que llegaran, y entonces escuché sus pisadas en el césped cerca del patio.

El primero en ser visto fue Barry, que caminó hacia la puerta trasera de la casa y entró en ella —armado— de manera sigilosa. Tragué saliva con fuerza.

Entonces apareció Rafe.

Llevaba sin verle desde la escena en mi casa cuando tomé las pastillas. Ahora llevaba una camisa de manga corta y rayas blancas y azules, unas bermudas cortas y unas zapatillas. Su cabello ahora con la raya en medio como un peinado de los noventa realmente le daba un aspecto bastante diferente.

Apreté los labios con fuerza mientras lo miraba caminar y buscarnos con la mirada por todas partes. Se quedó estático contemplando la hoguera que recién habíamos apagado. El humo subía desde los troncos que habíamos utilizado y ahí supe que él se había dado cuenta de que había sido recién apagada. Sabía que debíamos estar cerca.

Aunque me costara admitirlo, la realidad era que aún me costaba odiar a Rafe. A pesar de todo lo que había hecho, lo muy enfadada que había estado con él y lo mala persona que había demostrado ser... no lo odiaba. No lo odiaba porque sabía que él me quería de verdad.

Y eso me mataba por dentro. Porque hacía mucho más difícil ser justa, aunque lo intentaba.

Me giré instintivamente hacia JJ, sentado también entre las ramas tan gruesas que parecían troncos en las que nos apoyábamos para no caer al suelo. Jamás me habría imaginado en esa situación. Él me miraba con los ojos muy abiertos, nervioso y consternado. Me miraba como queriendo ver mi reacción ante aquello. Ante tener a Rafe allí abajo.

Yo volví mi vista hacia Rafe, que ahora daba vueltas buscando con los ojos a cualquiera de nosotros. Murmuraba cosas para sí mismo, estaba hablando solo.

Y yo no podía parar de preguntarle en mi mente: «¿Cómo has llegado a este punto?»

Entonces Barry salió de la casa y del porche de la casa tirando cosas y rompiéndolas con furia.

—¿Algo? —Le preguntó Rafe.

—No, hay dentro no hay ni Dios.

—¿No? ¿Nada? —Rafe estaba muy nervioso, como a punto de llorar.

—No, nada, Rafe —Barry parecía tener poca paciencia por el tono de voz en el que le respondía.

—¡Pues por el humo se ve que acaban de estar aquí, colega!

—Sí, sí, sí. Una gran observación, Boy Scout.

Rafe caminaba con una pistola en su mano, y miraba a Barry con intranquilidad.

—No pueden andar lejos, ¿sabes?

—¡Cuidado, que llega el guardabosques! —Exclamó Barry burlándose de mi ex novio.

—¡Yo te digo que tienen que estar por aquí!

Entonces, mientras caminaba y miraba a los lados, se quedó pasmado leyendo la inscripción del homenaje de John B en uno de los troncos de los árboles del patio.

El tronco del árbol del que todos colgábamos en sus enormes ramas arriba.

—«Pogues para siempre» —Barry leyó lo último en la inscripción en forma de corazón del árbol.

La expresión de Rafe dejaba claro que aquello lo había enfadado aún más. Se giró hacia Barry entonces comenzó a reír. Con la pistola en la mano señaló hacia el tronco sin mirar y siguió riendo con diversión.

—Para cagarse —inclinó su cabeza aún mirando a Barry, aún apuntando sin mirar a la inscripción. Aquello parecía hacerle demasiada gracia. Entonces miró hacia la inscripción de nuevo.

—Así que tu hermana y tu novia son unas Pogues para siempre, ¿eh, Rafe? —Comentó Barry—. ¿Quién lo iba a decir?

Sarah respiraba con fuerza y dificultad, sintiéndose muy intranquila con Rafe ahí abajo. Seguramente había visto la pistola y ahora recordaba la bala en su abdomen por culpa de su hermano. Nos miraba a John B y a mi, como en busca de apoyo. Pero en ese momento lo único que podíamos hacer era guardar silencio.

John B la miró intensamente y le indicó que no hiciera ruido colocando su dedo índice en el centro de sus labios cerrados.

Miré a Rafe, sin atreverme a mirar a JJ, y me di cuenta de que en ese instante estaba tratando de controlar su furia. Lo conocía lo demasiado bien como para saber que ahora le costaba respirar con normalidad y que estaba a punto de descargar su enfado.

Asintió varias veces mientras torcía la boca sin parar y finalmente rugió con fuerza.

Sarah se escondió detrás de la rama donde estaba sentada y cerró los ojos con miedo. Yo me sobresalté y me aferré a la rama con fuerza mientras trataba de que mi corazón latiese demasiado rápido.

—Tranqui, tío —le intentó decir Barry.

Pero Rafe ya había llegado al límite y con mucha velocidad apuntó de nuevo con la pistola hacia la inscripción y recargó la pistola para después disparar múltiples veces al nombre de John B. Yo salté en mi lugar y pensé que me orinaría allí mismo del terror que sentí.

Barry corrió a pararle y cuando intentó bajar el brazo de Rafe, éste subió y con él la pistola. Una bala acabó dando cerca de nosotros. Yo contuve la respiración durante unos segundos mientras abría mucho los ojos y trataba de confirmar si me había dado a mi o no.

Después me giré hacia JJ y me di cuenta, con pánico, de que la bala se había clavado sobre la rama donde JJ se escondía. Él miraba a ese punto con los ojos abiertos como platos, como dándose cuenta de su suerte. Unos centímetros más, y la bala habría alcanzado la cabeza del rubio.

—Macho, Rafe —gritaba Barry forcejeando con Rafe para que parara—. ¡Para, coño! ¡Para! ¡Vas a hacer que nos trinquen! ¡Venga! —le empujó en el pecho para alejarlo de nosotros—. ¡Larguémonos pitando!

Rafe se movía con dificultad y entonces lo comprendí. Los ojos medio cerrados, el tono de voz como si estuviera a punto de llorar o a punto de desmayarse, los movimientos extremos —tan rápido se movía veloz como de repente perdía la energía—, los ataques... Estaba drogado. Seguramente había esnifado cocaína antes de llegar.

Barry le gritó algo más y al final Rafe le obedeció para después seguirle hacia el coche corriendo. Los cuatro soltamos los suspiros que habíamos guardado para nosotros mientras Rafe había estado allí.

Apoyé mi frente en el tronco mientras exhalaba con fuerza. Tenía los muslos apretados contra el tronco y temblaba de pies a cabeza.

No era así como había esperado volver a ver a Rafe.


❀∘❀∘❀


No conseguía dormir. No podía conciliar el sueño y algo me decía que el resto en la casa tampoco lo hacían. No había señal de vida por parte de Pope y Kiara. Se habían largado en el Pogue y no habían vuelto, y tenía pinta de que no lo harían hasta la mañana siguiente.

Di vueltas en la cama de la habitación del padre de John B sin parar. Sarah y él dormían en la suya, y yo me sentía extraña al estar en la cama de su padre, pero JJ había insistido en que él dormiría en el sofá. Así que yo tomé aquello como una indirecta de que prefería dormir solo.

No discutí y con paso lastimero me alejé en dirección hasta aquella habitación oscura y llena de recuerdos tristes para nuestro amigo. Cerré los ojos con fuerza y entonces los disparos volvieron a mi cabeza, los abrí de nuevo, sin poder soportar la imagen de Rafe perdiendo el control.

¿Por qué no lo odiaba? ¿Por qué no podía ser más fría y odiarle y querer que se pudriera? ¿Por qué en el fondo deseaba que no le pasara nada malo?

Odiaba sentirme de esa manera.

Me levanté casi de un salto y abrí la puerta de la habitación. No soportaba más aquella soledad y había imaginado que JJ me abrazaba en aquel intento fallido de sueño toda la hora que había estado dando vueltas por la cama.

Llegué al salón y me encontré con que JJ en ese instante estaba tumbado boca arriba sin camiseta y con los ojos cerrados. Estaba dormido.

Me acerqué hasta quedar frente a él, con mis rodillas tocando el sofá donde él descansaba. Sonreí con dulzura cuando la ternura me invadió todo el cuerpo al ver la expresión que inundaba su rostro. Se veía totalmente inocente y adorable.

No quería despertarle y destrozar aquel estado de sueño profundo y tierno, así que me giré de nuevo dispuesta a caminar de puntillas de vuelta la habitación que me hacía sentir más sola que nunca. No me dio tiempo a dar si quiera dos pasos cuando una mano se posó en mi muslo y me hizo parar.

Me giré en redondo hacia JJ, que ahora me miraba con los ojos entrecerrados y somnolientos. Sus dedos apretaban la piel desnuda de mi pierna y me impedían seguir andando. Sonreí de lado.

—¿A dónde vas? —Me preguntó con la voz ronca.

—A dormir.

—¿Y qué hacías aquí? ¿Me estabas espirando y viéndome dormir?

Me sonrojé al instante. Lo cierto era que sí, había estado mirándole dormir y no había respuesta existente que pudiera hacerme ver menos rara por eso. Así que lo miré con vergüenza.

—No podía dormir —musité.

Su expresión cambió de divertida a triste. Formó una mueca y su agarre en mi pierna se aflojó, aunque no quitó la mano. Yo lo miré intensamente. Se veía muy guapo así tumbado, con la luz de la Luna dándole de lleno en el rostro y sin camiseta.

—Yo tampoco puedo —respondió, y entonces acarició mi piel con su dedo pulgar—. ¿Estás pensando en Rafe, princesa?

—¿Se es realmente una princesa cuando mi reino está en ruinas?

Él alzó las cejas, sorprendido por mi pregunta.

—Qué profunda.

Suspiré y sonreí sin muchas ganas.

—Te mentiría si te dijera que no estoy pensando en él.

La expresión de JJ se transformó a una dolida y entonces dejó de acariciar mi piel. Soltó mi pierna y todo se volvió más frío en ese mismo momento. Me retracté rápidamente, dándome cuenta de cómo había sonado aquello.

—Pero porque aún me cuesta aceptar cómo es —me corregí—. No puedo parar de pensar en lo que es capaz de hacer. No volvería con él.

El rostro de JJ pareció calmarse al escuchar mis palabras.

—Me siento extraña —confesé. Me sentía más valiente por las noches para soltar lo que pensaba. JJ me miraba con atención—. Siento que todo empeora aunque yo quiera mejorarlo. Siento que en cualquier momento la vida me dará un golpe tan grande que no seré capaz de levantarme.

—Sabes que no estás sola, ¿verdad?

—Lo sé.

Él pasó la lengua por sus labios y después pasó su mano por su cabello, aún tumbado. Vi que parecía debatirse mentalmente por algo, y entonces habló sin mirarme a los ojos.

—¿Princesa?

—¿Sí? —susurré.

—¿Recuerdas... cuando te confesé que... —mi corazón empezó a latir con fuerza y mis pies no respondían— que me estaba enamorando de ti?

La voz no me salía de milagro cuando respondí con la voz en un hilo.

—Sí...

—Creo que... que la he cagado mucho.

Fruncí el ceño.

—¿Por qué?

Él rió con amargura para después mirarme intensamente a los ojos.

—Porque ya no me estoy enamorando de ti. Estoy totalmente loco por ti.

Vale, mi corazón no latía más rápido. Se había parado. Escuchar aquello me hizo sentir como si toda mi vida se hubiera parado. Contuve el aliento mientras lo miraba asombrada.

—¿Sabes? —siguió sonriendo con tristeza—. Sabes que quieres mucho a una persona cuando te importa más su felicidad que la tuya propia. Y me siento así contigo, princesa. Enhorabuena, me has convertido en un pringado.

Entonces solté una carcajada al escucharlo. Reí genuinamente y eso pareció agradarle porque sus ojos brillaron.

Nos quedamos unos segundos sin romper el contacto visual y yo sentí unas ganas tremendas de besarlo con fiereza. Él sonrió levemente y yo me agaché a su altura, de manera que nuestros rostros estaban a centímetros.

—¿Puedo dormir a tu lado esta noche? —Susurré.

Su respuesta fue hacerse a un lado, dejando su espalda apoyada en el respaldo del sofá, y palmeó el lugar libre. Sonreí y me senté en esa parte para después tumbarme quedando cara a cara con él.

Nuestras narices se rozaban y yo reí con una mezcla de diversión y nerviosismo. Me sentía extraña y emocionada. Entonces le besé velozmente en los labios y los separé en cuestión de segundos.

—Yo... —empecé a decir en voz baja— es cierto que he estado muy confundida porque es difícil olvidarte de una persona a la que has querido durante años... Pero me estoy dando cuenta de que siento muchas cosas por ti, JJ. Siempre me cuesta saber si estoy enamorada de alguien o no, creo que necesito más tiempo para aclararme, me pasaba igual con Rafe. Pero sé que me gustas muchísimo y que te quiero. Te quiero tanto como amigo, como románticamente y como persona.

JJ sonrió y sus hoyuelos se pronunciaron. Eso me hizo sonreír también, me gustaban sus hoyuelos.

—Yo también te quiero, princesa.

JJ me besó, ahora con más pasión. Yo puse mis manos en su cabello y lo atraje más a mi. Pero ambos sabíamos que no era momento de llevar a nada más, en especial por lo nerviosos que aún estábamos. Me giré y JJ me abrazó desde detrás, juntando mi espalda en su pecho y me sentí protegida. Acaricié sus manos que se apoyaban en mi abdomen y sentí su respiración en mi cabello durante minutos.

Esa noche ninguno dormimos, ni JJ, ni Sarah, ni John B, ni yo. Ninguno podía conciliar el sueño y al final Sarah y John B entraron en el salón para después comenzar a hablar los cuatro sobre lo ocurrido.

Para cuando llegaron Pope y Kiara al día siguiente, escuchamos el motor y salimos corriendo hacia el muelle. Teníamos que alejarnos de esa zona cuanto antes. Así que en cuanto vimos que Kie bajaba del bote y lo acercaba al muelle con la cuerda, JJ empezó a correr con más rapidez y gritó:

—Por fin. ¡Eh! ¡No! ¡No lo amarréis!

Pope y Kiara dejaron caer la cuerda y nos miraron con confusión.

—¡Dejadlo!

—¿Qué? —Kie frunció el ceño.

—¿Y eso? —preguntó Pope.

—Nos largamos —Respondió JJ caminando conmigo a su lado llegando al bote.

John B y Sarah iban detrás de nosotros, más lentos porque Sarah no podía moverse demasiado rápido por la herida en el abdomen.

—¿Qué? ¿A qué viene esto? —Preguntaba Kiara.

—Venga —murmuró Sarah bajando hacia el bote.

—¿A dónde fuisteis? ¿Qué pasó anoche?—les preguntó John B a la pareja desaparecida por una noche.

—Dormimos en una cala, ¿qué pasa? —Contestó Pope totalmente confundido.

JJ miró a Pope con diversión, poniéndose frente a él, y le dio una palmada en el hombro para después meterse en el bote.

—Dormisteis, sí, ya...

Tanto Kie como Pope formaron al mismo tiempo expresiones de impaciencia e irritación ante el comentario del rubio.

—Hemos pasado la noche en vela. —Explicó John B mientras yo entraba en el bote con JJ ayudándome dándome la mano—. Así que hay que irse cagando leches.

—Rafe sabe que estamos aquí —añadió Sarah con preocupación y la respiración agitada—. Así que hay que irse pero ya.

—Vale —Kie asintió y quitó la cuerda para soltarla de nuevo.

—En marcha —dijo JJ.

—Os contaremos todo cuando estemos lejos de aquí —dije con una mueca mientras ayudaba a Sarah a subir.

—¿Estás bien? —Le preguntó John B acercándose a ella con preocupación.

—Sí, sí.

De esa manera, arrancamos el Pogue para marcharnos cuanto antes de allí. Acabamos a unos kilómetros del arrabal, en una zona del pantano que daba a un bosque. Nos quedamos sentados en unos bancos que había al lado de un enorme árbol, y después de asegurarnos de que estábamos solos, les explicamos a Pope y a Kiara lo que había ocurrido en su ausencia.

—Si Rafe y Barry lo saben, sólo es cuestión de tiempo —Concluyó Kiara tras escucharnos con atención y asombro.

—Que se entere todo el mundo —se lamentó Pope.

JJ y John B caminaban nerviosos. Bueno, JJ caminaba intranquilo y John B miraba al pantano con las manos en la cabeza sin dar crédito a lo que ocurría.

—¡Te lo dije, tío! —le reprochó JJ—. Teníamos que haber ido al sur...

—Déjalo —Le decía John B.

Pero JJ estaba alterado de tan solo revivir lo que había pasado horas atrás y entonces empezó a estallar.

—¿¡Por qué nadie me hace caso nunca!?

—¡Lo pillo, lo pillo! —Le intentaba cortar John B—. Te entiendo.

JJ caminó de nuevo, tratando de calmarse, y apretó la mandíbula.

—Tengo una idea —nos sorprendió Sarah.—Ahora que he vuelto, mi padre tendrá que elegir entre Rafe y yo.

Todos alzamos la cabeza para mirarla con confusión. Fruncí el ceño y la miré sin dar crédito, ¿pretendía razonar con Ward Cameron? ¿Después de todo lo ocurrido?

—Sarah, Sarah... —Comenzó a decirle John B con la misma expresión que el resto.

—Me elegirá a mi —le interrumpió ella con decisión.

—Sarah, sólo escucha, por favor. Ward no deja de mentirte, Sarah.

Ella bajó la mirada con pesar, dudando entonces de lo que ella había dicho. Lucía triste y me dio mucha pena.

—Tu padre no lo aceptará después de todo lo que ha pasado —le intentó hacer ver Kie.

—Ya lo sé —interrumpió Sarah de nuevo, cerrando los ojos. Entonces nos miró otra vez—. Sé que suena loco...

—Pues sí, es así —respondió Kiara perdiendo la paciencia.

—¡Lo sé! —entonces noté que tenía ganas de llorar por su expresión. Y, en efecto, su voz se comenzó a romperse cuando dijo las siguientes palabras—: Pero es mi padre. Y le conozco. Y sé que me quiere.

Yo suspiré y mordí mi labio, debatiéndome mentalmente sobre qué pensar. Entendía que ella necesitaba hablar con él a pesar de todo, era comprensible. Pero no quería dejarla a su suerte en la casa de los Cameron sin saber qué le iba a pasar.

—Solo os pido dos horas.

JJ no mostró alegría ante esa petición. Alzó los brazos y luego los dejó caer en un signo de incomprensión y de enfado.

—Y nosotros sólo no queremos que te pase nada —dije con la voz en un hilo—. No queremos que haber llegado hasta aquí y que estés sana y salva después de todo lo que has sufrido haya sido en vano.

—No me hará nada —negó con la cabeza rápidamente—. No lo hará. Sé que no lo hará.

Tragué saliva, dudando muchísimo. Pero entonces Sarah no nos dio más lugar a opinar levantándose, decidida a ir a hablar con Ward. Nosotros no éramos nadie para prohibirle nada por mucho que quisiéramos hacerlo.

Miró al suelo mientras dejaba sus mechones detrás de las orejas y empezó a caminar hacia el bote. Yo me levanté también y la agarré del brazo.

—¿Voy contigo?

Ella negó con la cabeza y me sonrió sin mucha honestidad.

—Será mejor que me vea sola.

Asentí y solté su brazo con miedo de que algo le ocurriera. Sarah siguió caminando en silencio, temerosa en el fondo, y John B se giró.

—Sarah.

Ella paró en seco y se giró un poco, sin llegar a mirarle, mientras John B caminaba hasta ella bajo la atenta mirada del resto. Hablaron en susurros y finalmente John B asintió al mismo tiempo que ella y juntaron sus frentes para después despedirse. Era una situación dura.

Sarah se marchó y todos nos quedamos esperando impacientes para saber qué ocurriría. Yo me senté en el césped y apoyé mi espalda y mi cabeza en el tronco del árbol donde nos refugiábamos en ese momento. Suspiré y cerré los ojos con preocupación.

Estaba tardando demasiado en llegar a casa y no me quería ni imaginar cómo estaría mi madre en ese momento. Me iba a matar, eso era seguro. Pero al menos habíamos visto a Sarah y John B de nuevo, había merecido la pena.

Alguien se sentó a mi lado: JJ. Me miró y sonrió intentando tranquilizarme, pues se debió de percatar de lo que yo sentía en ese instante.

—¿Estás bien? —Me preguntó Kiara mientras JJ agarraba mi mano y la entrelazaba con la suya para después acariciarla con la mano libre.

—Sí —le di un intento de sonrisa—. Sólo estoy muy abrumada por lo que ha pasado y lo que pasará.

—Rafe seguramente te buscaba a ti también anoche —dijo John B mirándome con una mueca—. Creo que nos buscaba a ambos.

—Y a Sarah —puntualicé.

—Está obsesionado contigo —Kiara arrugó la nariz, sintiéndose algo asqueada.

—Literalmente —Pope le dio la razón—. Tiene pinta de que ese comportamiento esté asociado con su psicopatía. Creo que es más obsesión que enamoramiento.

Yo empecé a negar con la cabeza mientras él resto le daban la razón. Aunque en realidad JJ no habló, se quedó en silencio con mala cara y noté cómo se tensaba a través de nuestras manos unidas. Estaba molesto por el tema de conversación.

—No es así —intenté negar lo que decían—. Sé que ha hecho cosas muy malas pero yo sé que me quiere.

Me lo demostró el día que me salvó. Eso no significaba que yo fuera a perdonar todo lo que había hecho, pero no cabía duda de que yo le importaba.

—¿Por qué le defiendes? —se extrañó Kiara.

—No le defiendo —respondí frunciendo el ceño. JJ se levantó soltando mi mano y caminó un poco lejos mirando hacia el agua—. Simplemente estoy intentando que las cosas sean vistas de manera correcta.

—Pues parece que le defiendes.

Tuve que cerrar los ojos y coger aire para poder lidiar con una Kiara enfadada y de mente cerrada. Odiaba cuando se comportaba con esa actitud que tenía conmigo antes de ser amigas, como si lo que ella pensara fuera siempre lo correcto.

—Repito: No le defiendo ni estoy justificando nada.

—Escucha, Lottie —intentó calmar el ambiente Pope con un tono más dulce—. Él es un asesino, no lo olvides. Puedes ver que contigo todo es diferente pero eso no cambia su naturaleza.

—Ya lo sé —exclamé exasperada. Entonces me di cuenta de que tenía la respiración muy agitada y que me sentía muy nerviosa—. Necesito estar sola.

Me levanté de allí y empecé a caminar y hacia la orilla del pantano. Me senté allí y traté de sentir espacio y algo de aire. Necesitaba pensar y el comportamiento tan crítico que estaban teniendo me estaba agobiando.

Era fácil decir que Rafe era malo y ya está cuando sólo conocían esa faceta de él. Pero yo había salido con él y lo conocía desde que nací, prácticamente. Me costaba desecharlo así como así, y aunque por una parte lo odiaba por haber estropeado todo, por otra sabía que no lo odiaba tanto como debería. Sentía hasta lástima por él, y sabía que eso tampoco estaba bien.

Pero nadie puede controlar lo que siente.

Pasaron bastantes minutos hasta que llegué a escuchar que discutían sobre pasar allí la noche y buscar algo de leña para crear una fogata como la de la noche anterior. Lo último que yo necesitaba era pasar una noche más fuera de casa, aunque supuse que tampoco podían llevarme a ningún lado en una situación como esa.

Me giré justo para ver que Kiara y JJ caminaban rumbo al bosque y que Pope y John B se dirigían hacia donde yo estaba.

Se sentaron a mis lados y me miraron con afabilidad, tratando de romper la tensión por lo estresada que me había puesto por ese tema de conversación.

—No te enfades, Lottie —me dijo John B—. No te estamos acusando de nada, ¿vale? Necesitas tiempo, lo entendemos. Aunque no comprendamos qué demonios viste en él.

Entonces tanto él como Pope sonrieron un poco y después rieron por lo bajo. Consiguieron hacerme sonreír un poco también.

—Ya ves, tío —Rió Pope—. Con el pelo hacia atrás siempre con un gel. Parece un muñeco de silicona.

—Eso es mentira —dije sonriendo un poco—. Ahora no lo lleva así.

—Debió darse cuenta de que lucía ridículo —comentó John B. Después pareció ponerse más serio y musitó—: ¿Creéis de verdad que esa tal Limbrey puede exonerarme?

—Sí—respondió Pope sin dudarlo.

—¿Escuchaste la cinta?

—Sólo unos segundos. Pero sin duda es Gavin.

Nos miramos entre los tres, sin saber qué decir. Pope habló de nuevo.

—Quizá... Ward traicionó a Limbrey igual que a tu padre.

John B lo miró al decir eso y vi en su mirada que aquella idea no le parecía loca, si no que tenía sentido. Y yo también lo pensé.

—¿Crees que... Limbrey y tu padre trabajaron juntos? —le pregunté.

John B miró a otro lado algo consternado, pensativo. Y negó con la cabeza encogiéndose de hombros, como no sabiendo qué responder. Pero se quedó mirando a un punto exacto del agua con los ojos más abiertos que antes.

Miré en esa dirección y entendí por qué. Sarah estaba volviendo en el Pogue y parecía que estaba bien. Sonreí con alivio sin poder evitarlo.

—Eh, ahí está —dijo una voz detrás de nosotros.

Me giré y vi que se trataba de JJ y Kiara. Ambos tenían muchos palos y troncos en sus brazos, pero los tiraron al suelo mientras corrían hacia nosotros. Nosotros nos levantamos y Kiara alzó los brazos.

—¡Sarah!

Sin dudarlo corrí hacia ella y los demás hicieron lo mismo. Queríamos saber cuanto antes qué demonios había pasado.

—¡Has vuelto! —dijo Pope.

Llegamos hasta el bote y la ayudamos a dejarlo parado en la orilla. John B y yo la ayudamos a bajar. Su expresión era melancólica y triste... decepcionada. La conocía como a nadie, quizá mejor que a mi misma. Así que en cuanto la vi supe que las cosas no habían salido como ella había esperado que lo hicieran.

Caminamos en el agua dirigiéndonos a tierra firme y John B le preguntó cómo había ido.

Ella negó con la cabeza gacha.

—Teníais razón. No ha funcionado.

Supe por su tono de voz y su rostro que había llorado antes de llegar allí. Así que pasé mi brazo por sus hombros y la junté más a mi para darle apoyo.

—Lo siento —le dije en voz baja.

—Bueno, pues no hay más que hablar —dijo JJ detrás de nosotros. Me separé un poco de Sarah y me giré para mirarlo. Caminaba hacia nosotros con el cabello rubio más caído de lo normal, pero le quedaba bien—. Tenéis que coger el coche patrulla y largaros cagando leches.

—Sí, necesitareis suministros y tendréis que separaros —asintió Pope con los brazos en jarras.

Kiara miró detrás del grupo con los ojos muy abiertos.

—Creo que es demasiado tarde.

Todos nos giramos en redondo para mirar por qué decía eso. Estaba claro en cuanto lo vimos: en el agua se acercaban tres lanchas de policías de Kildare a toda velocidad. Tenían la sirena encendida y venían directos a nosotros.

—¿Te han seguido? —le preguntó John B a Sarah.

Nos quedamos mirando en shock cómo cada vez estaban más cerca.

—Ha debido de ser tu padre —dijo Pope—. Hay que buscar una alternativa.

Pero antes de que pudiéramos salir corriendo, un policía nos habló directamente a nosotros desde la distancia a través de un megáfono.

—¡Quedaos en la playa con las manos en alto!

Sarah puso sus manos en la cabeza por el asombro y yo me eché inconscientemente hacia atrás. Aquello no podía estar pasando.

—¡Vámonos! —Dijo Kiara.

—¡Deprisa, corred! —Rugió Pope.

Entonces todos reaccionamos y procedimos a correr hacia el otro lado de la playa, lejos del agua. Las lanchas habían llegado ya a la orilla y saldrían de allí en menos de un minuto, así que aceleré el paso.

—¡Vamos, vamos! ¡Corred!

Sarah y John B iban mínimamente mas atrasados que nosotros por la herida de Sarah que le dificultaba correr con normalidad. Me giré al cruzar un pequeño arrollo y solté un grito ahogado en cuanto vi a la cantidad de policías que nos seguían detrás... totalmente armados y apuntándonos directamente.

—¡De puta madre! —chillé horrorizada.

Nos adentramos rápidamente en el interior del bosque que había detrás de la playa y John B rugió sin parar que corriéramos mientras ayudaba a correr a Sarah con el brazo de ella rodeando su cuello y sus hombros como apoyo.

JJ me agarró la mano tal como hizo en Charleston y me obligó a correr tan rápido como lo hacía él.

—Vamos.

Definitivamente yo no estaba incapacitada para correr como Sarah, pero decidí no hablar y dejar el aire de mis pulmones reservado para aquella maratón.

Escuchamos a los policías detrás de nosotros conforme más nos acercábamos al interior de aquel lugar. Hablaban por sus walkie-talkies y eso me ponía aún más nerviosa.

—¿Sarah, estás bien? —le preguntó Kiara sin dejar de correr.

—Sí—dijo ella sin mucha fuerza.

—¡Vamos, vamos! —La animaba John B sin soltarla en ningún momento.

Salimos de la maleza y entramos en un río que separaba dos partes del bosque. No lo dudamos y fuimos directos al interior mientras Sarah era ayudada por John B y JJ a bajar hasta el agua.

Nadamos por el río mientras oíamos a la policía cada vez más cerca. Nos animábamos gritándonos mutuamente que corriéramos deprisa, que nadáramos rápido, pero la policía nos pisaba los talones.

Salimos completamente empapados del corto viaje por el río y entramos en la otra parte del bosque, ahora sintiendo que correr se hacía aún más pesado por la ropa mojada y los zapatos llenos de agua.

—¡Daos prisa!

—¡Venga!

Kiara corrió a esconderse detrás del primer árbol que teníamos al lado nada más pisar tierra. Los demás fuimos directos a su lado y nos resguardamos tras su tronco y sus enormes ramas.

Pero no fue suficiente porque dos patrullas llegaron a la tierra con las sirenas encendidas en la zona del bosque donde estábamos. No había escapatoria posible: teníamos a la policía en el río y a las patrullas al otro lado.

—Estanos atrapados. Nos han rodeado —anunció Pope con pesar—. ¿Qué hacemos?

—No queda otra —respondió JJ secando su bandana azul mientras la estrujaba en sus manos—, hay que plantarles cara.

Metió la mano en su bolsillo y de este sacó su famosa pistola. Abrí los ojos como platos al ver que la secaba con la bandana, dispuesto a utilizarla.

—JJ...

—Ahora no, princesa. —respondió ferozmente.

Comenzó recargarla soplando el interior para evitar utilizar un arma inútil y yo miré a John B con preocupación, que parecía estar pensando algo.

Sarah lloraba en silencio mientras yo sentía mis piernas temblar más que nunca. Los policías del río salieron del agua y las patrullas aparcaron justo frente a nosotros. JJ iba a salir del escondite, dispuesto a apuntar a la policía con la pistola.

John B fue rápido y se interpuso poniéndose justo frente a él, y le bajó al suelo la mano con l pistola. JJ intentó girarse para salir expuesto a aquellos policías, pero John B le hizo mirarlo de nuevo, y le quitó la pistola. Abrí la boca lentamente comprendiendo lo que iba a hacer.

Negué con la cabeza mientras mis ojos se aguaban, viendo cómo John B tiraba el arma a la tierra.

—Todo saldrá bien —le dijo sonriéndole.

JJ se quedó totalmente pasmado y John B le dio una pequeña palmada en la mandíbula de manera cercana.

—Al lío.

Después de decir eso, John B comenzó a caminar hacia atrás, alejándose del escondite, y JJ escondió la pistola empujando la tierra que había al lado con el pie.

El primer policía en salir del coche de policía fue Shoupe. Se puso detrás de la puerta con la ventanilla bajada y apuntó con su pistola.

—¡John B! ¡Sal al claro!

El comisario Thomas también salió apuntándonos. Se hicieron visibles tanto por detrás como por delante toda la policía. John B caminó hacia las patrullas lentamente con las manos en alto. Tuve que ahogar un sollozo.

—¡Al suelo y no te muevas! —ordenaba Shoupe.

—¡Me rindo!

—¡No te muevas! —Gritó la sheriff Plumb.

—¡Arriba las manos, John B!

—¡Los demás quedaos donde estáis! —Seguía ordenando Shoupe—. ¡Las manos donde podamos verlas!

Salimos de nuestro escondite con las manos en alto. Sarah lloraba desconsoladamente mientras lágrimas salían de mis ojos en silencio.

—¡Oye, Shoupe! ¡Quiero testificar! —intentaba decir John B en medio de aquel caos.

Todos se acercaron más a donde estábamos, en especial a John B, sin dejar de apuntarnos a todos.

—¡Ya iba siendo hora! —respondió el sheriff—. Al suelo. No muevas ni un músculo, y los demás quietecitos.

Un grupo enorme de policías nos rodeó apuntándonos por todas partes y yo temblaba sin parar. John B se puso de rodillas y colocó sus manos en la cabeza.

El comisario Thomas llegó hasta John B y guardó su pistola para después agarrarle del cuello con el brazo apretando en esa zona con fuerza, levantándole del suelo mientras le ahogaba con el antebrazo.

—¡Eh, ¿a qué viene eso?! —saltó JJ, furioso.

Thomas lo empujó hacia el suelo después de levantarlo de esa manera tan dolorosa, consiguiendo que John B se diera en la espalda y la cabeza en el suelo con fuerza.

—¡Por favor!—chilló Sarah.

—¡Déjalo! —Pedía Kiara.

Thomas comenzó a golpear a John B de todas las maneras posibles: puñetazos, patadas... John B estaba indefenso y Thomas se estaba aprovechando para descargar así su ira.

—¡Ya basta! —Gritaba yo—. ¡Por favor, ya basta! ¡Es inocente!

—¡No!

JJ parecía estallar.

—¡Sheriff! ¿Pero de qué va? ¡¿Vas a permitirlo sin más?!

La sheriff Plumb le gritó algo que no logré entender por el miedo mientras lo apuntaba más de cerca, consiguiendo que JJ cerrase la boca.

Pero ahora Thomas levantó a John B del suelo agarrándolo del cuello de la camiseta mientras los demás chillábamos sin parar, sintiéndonos inútiles y torturados por ver aquello sin poder hacer nada al respecto.

—¡Alto! —intentó decirle Shoupe llegando a ellos, pero Thomas lo empujó.

Thomas y John B se melaron a los ojos fijamente durante segundos, y ahí supe que aquel iba a ser el golpe decisivo.

—Esta es por Peterkin —dijo decidido el comisario.

El puñetazo que le dio en la cara fue tan fuerte que John B cayó al suelo y se quedó inconsciente. Todos gritamos mientras luchábamos porque aquello parase. Pero claro que paró.

John B ya había caído al suelo sin conciencia y no sabíamos lo que iba a pasar ahora.

Estaba arrestado.



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ODIO LA ÚLTIMA ESCENA CON TODO MI ALMA

La impotencia es real viéndola y ahora escribiéndola. Pero supongo que todo lo malo acaba. Así que habrá que esperar para ver cómo ocurre todo desde la perspectiva de Lottie.

¿Opiniones respecto a todo hasta ahora?

Nos vemos en el próximo <3

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