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—No me lo puedo creer —musité sentada en el muelle de la casa de John B, balanceando mis pies mientras miraba el agua con expresión ida—. Aún no creo que pasara aquello.

—Se lo merecía. ¿No? —Preguntó JJ.

—¿Estás de coña? —Kie lo miró con incredulidad—. Claro que se lo merecía.

Los cinco no podíamos parar de pensar en la escena del día anterior cuando vimos a Ward morir en una explosión justo frente a nosotros. Era una imagen que no podía borrar de mi mente. JJ estaba pescando apoyado en la valla del muelle, con sus piernas detrás de mi, mientras yo apoyaba mi espalda en éstas. Pero él no parecía muy afectado, bromeaba sobre lo ocurrido. Sin embargo yo... me sentía demasiado extraña.

Ward Cameron había sido una horrible persona que había causado mucho dolor. Pero aún me costaba aceptar que había muerto de aquella manera tan traumática. Lo conocía desde pequeña y confiaba en él. Todos habían confiado en él.

John B estaba mucho peor que el resto. Estaba preocupado, lo sabía por su expresión. Sarah había ido a la casa de su familia para ver el vídeo que había dejado su padre como testamento. Allí vería a Wheezie, Rose y... Rafe. Sabía que ella estaría bien, en especial sabiendo que estaban acompañados.

Debía ser increíblemente duro vivir lo que vivió Sarah. No me lo quería ni imaginar.

John B sabía eso, por lo que estaba en silencio, tumbado boca abajo en el Pogue mientras daba vueltas a su cabeza.

—No había visto a nadie volar por los aires —comentó Pope con asombro.

—Pues táchalo de tu lista —le recomendó JJ en broma, aunque serio.

Kiara lo miró estupefacta mientras caminaba por la rampa del muelle en dirección al Pogue.

—JJ —lo llamó como reprimenda, y señaló con sus ojos a John B.

—Lo siento por Sarah —JJ intentó arreglar el comentario.

Él volvió a mirar a la caña de pesca y yo cerré mis ojos suspirando, apenas con ganas de hablar, mientras escuchaba a Kiara hablando a John B, ahora sentada al lado de él.

—¿Estás bien? —le preguntó posando su mano sobre la espalda del chico.

—No estoy preocupado por mi. —Respondió John B mirando a un punto exacto con ojos vacíos.

Había intentado hablar con Sarah, pero ella no contestaba a las llamadas y a los mensajes. No quería contar qué demonios había pasado o estaba pasando en la casa de los Cameron.

Sabía que habían soltado a Rafe, mi abuelo me lo contó. Ya que Ward había "confesado" haber sido el asesino de Susan Peterkin, Rafe había quedado libre de culpa y ahora estaba libre otra vez. Y no sabía cómo me hacía sentir eso.

Realmente pensaba que no volvería a ver a Rafe libre tras verle allí encerrado sin ninguna oportunidad de quedar impune. Todo estaba pasando muy rápido y no sabía cómo asimilarlo.

—Me tengo que ir a casa —Murmuré levantándome.

—¿Qué? ¿Por qué? —JJ me miró con el ceño fruncido.

Lo miré ahora cara a cara, y rasqué mi cuello con nerviosismo.

—Llevo sin estar en casa sin contar las noches mucho tiempo. Y... estoy algo agobiada. Además, mañana tengo clase.

—Esta noche animaremos a John B con cerveza —me susurró solo para nosotros dos, acercándose a mi—. ¿No quieres apuntarte?

—Mañana tengo clase, JJ.

—¿Y? Nosotros también tenemos clase mañana —Dijo ahora en voz más alta, encogiéndose de hombros.

—Examen de geometría, para ser más exactos —añadió Pope desde su puesto.

Miré a JJ enarcando una ceja con una sonrisa divertida mientras él bufaba restando importancia a ese examen, como si no tuviese relevancia.

— De verdad creo que debería ir a casa. —él chasqueó la lengua cuando dije eso y Kiara se levantó del bote para subir la rampa y acercarse a nosotros—. Llevo pensándolo unos días y me disculparé con mi madre. Quiero estar bien con ella.

—¿Que te disculparás? —Kiara me miró incrédula, a mi lado—. Pero si lo único que ha hecho es joderte la vida poco a poco. Tú no tienes que disculparte por nada.

—Lo sé, lo sé. Pero es mi madre.

Los miré con obviedad, como esperando que entendieran mi punto, pero no lo hicieron.

—Después de lo de Ward... —seguí hablando— siento que nunca se sabe lo que puede pasar. Nunca sabes cuando puedes perder a alguien. Y eso duele, incluso cuando esa persona tiene muchos defectos. Y creo que debo arreglar las cosas con ella.

JJ se quedó pensativo al escuchar eso y miró a la madera del muelle sin decir nada. Apretaba la mandíbula por alguna razón.

—Como veas —Kiara se encogió de hombros y me abrazó. Todos estábamos en un estado de ánimo algo apagado—. ¿Vendrás mañana —Asentí abrazándola de vuelta.—Bien.

Me separé de ella y miré a John B para despedirme, pero él estaba tumbado mirando a la arena. Me despedí de Pope con la mano y después miré a JJ, pero él me sorprendió dejando su caña de pescar en el suelo.

—Te acompaño.

—Oh... eh... vale —le sonreí.

Kiara rió por lo bajo y se dio la vuelta en dirección a la rampa de nuevo, seguramente riéndose de nosotros.

—Pues marchando —canturreó JJ, poniendo su mano en mi espalda baja para guiarme hacia su moto roja.

Por alguna razón me puse nerviosa. Esos últimos días habíamos estado raros. A pesar de haber conseguido tener más confianza entre nosotros y haber hablado mucho —y habernos besado—, desde que encerraron a John B habíamos tenido una especie de tensión sin resolver. Así que me parecía bien que pudiéramos tener un tiempo para hablar.

Cuando llegamos a la moto, JJ me tendió el único casco que tenía. Su moto era una Honda de color rojo con un montón de pegatinas y logos pegados por todas partes. Era muy del estilo Maybank, y molaba. Era más vieja y decorada que la moto —también roja, pero más nueva e impecable— de Rafe.

—¿Tú no utilizarás casco? —Fruncí el ceño.

JJ negó con la cabeza dejándome el caso en las manos. Lo miré preocupada.

—Princesa, ¿cuántas veces me has visto tú con casco? Venga, póntelo.

Lo miré ladeando la cabeza y enarcando una ceja, pero él siguió manteniendo su mirada en mi y al final tuve que ponérmelo. Antes de cerrarlo, le guiñé un ojo y finalmente bajé la visera. Escuché cómo reía por lo bajo mientras se montaba. Cuando ya estuvo sentado, me coloqué detrás de él y apreté con fuerza las piernas a los lados de la moto. Llevaba sin montarme en una desde la fiesta donde Topper y John B pelearon... y donde JJ sacó su pistola y disparó al cielo. Ese día me dio verdadero terror y jamás me imaginé en una situación así con él.

—¡Sujétate bien! —Me gritó encendiendo el motor.

Él arrancó con velocidad sin darme tiempo a procesarlo y solté un grito al mismo tiempo que me sujetaba a su cintura con fuerza. Él soltó un grito emocionado mientras avanzaba lejos de la casa de John B acelerando al máximo. Mis gritos no eran de emoción, eran de terror. Eso parecía divertirle a JJ. Así que me agarré con más fuerza a su cintura y cerré los ojos, asustada.

—¡Princesa, disfruta de los riesgos! ¡Esto no es nada!

Abrí los ojos e intenté relajarme un poco, pero sin aflojar mi agarre a la cintura de JJ, y vi que estábamos saliendo de la calle donde estaban todas las casas que había alrededor de la de John B.

—¡Eres idiota! —le espeté al rubio, haciéndole reír más.

El resto del camino fue más tranquilo y llevadero. Poco a poco JJ redujo la marcha y yo disfruté más del paseo. Sonreí con mi cara metida en el casco apoyada en la espalda de JJ mientras mis manos se entrelazaban con los brazos rodeando su torso.

Para cuando llegamos a las vallas de mi casa, sin entrar en la entrada donde estaba la fuente y donde nos podían ver a la perfección, me bajé de la moto y JJ hizo lo mismo.

—Bueno...

—Bueno...

Lo miré  quitándome el casco y lo dejé en el manillar sin saber qué decir. JJ no cesaba de mirarme fijamente.

—Gracias por traerme —le sonreí. Él sonrió también.

—¿Incluso si es de manera peligrosa? —Bromeó—. Chillabas igual que una grulla.

Lo miré abriendo la boca entre una mezcla de diversión y ofensa, él soltó una risotada.

—Sí —respondí de manera brusca, aunque sonriendo—. Incluso así.

—Oye, Lottie... ¿recuerdas cuándo has dicho eso de hablar con la gente porque nunca sabes qué puede pasar? —Asentí mirándolo con las cejas hundidas—. Pues... Creo que tengo que decírtelo.

—¿El qué?

—Que a veces guardo mi distancia porque pienso que no puedo tenerte. Pero todo lo que te he confesado que siento por ti no ha desaparecido. Si tan solo supieras lo que los pequeños momentos que tenemos juntos significan para mi...

—Para mi también significan mucho —Me apresuré a decir.

JJ sonrió de lado. Inconscientemente miré hacia mi casa y me di cuenta de que alguien hablaba cerca, alguien estaba cerca y no tenía ganas de malas miradas, así que agarré a JJ de la mano y le llevé más lejos de allí.

—Vayamos a otro lado —le dije caminando hacia la entrada trasera de mi casa.

—¿Qué? ¿A dónde?

—A la casa del muelle —Le expliqué con obviedad, aunque él nunca había estado allí—. Allí nadie molestará.

JJ se dejó llevar y cuando llegamos al porche de la entrada de esa zona, me aseguré de que no había nadie de mi familia por allí cerca. Pero estaba claro que si alguien podía estar ahí era Topper. Mis padres estaban trabajando, mis abuelos en el club, y Topper debía ser la voz que había escuchado cerca.

Cuando llegamos al muelle, JJ comenzó a hacer comentarios.

—¡Joder! Yo estoy sin casa y tú tienes dos —comentó con ese tono de voz burlón.

Puse los ojos en blanco.

—Me podrías adoptar y meterme aquí, ¿no crees?

—Creo que destrozarías la casa —Respondí llegando hasta la puerta y abriéndola—. Está demasiado limpia para ti.

JJ se quedó mirando la habitación con intensidad. Analizó cada parte de ella y pude ver la aprobación en sus ojos. Llegó hasta una mesa donde había una foto de Topper y mía donde salíamos de pequeños. En ella, Topper pasaba su brazo por mis hombros. Él tenía el cabello tan rubio que casi parecía albino. Yo llevaba un flequillo recto que aniñaba más mi rostro. Ambos sonreíamos abiertamente.

—Adorable —murmuró mirándome en la foto—. Te podrías haber quedado así.

—Cállate.

Alzó la mirada y contempló las tablas de surf que colgaban del techo. Estaban puestas literalmente en la madera del techo, sujetadas con fuerza. Eran tablas de surf de mis padres cuando tenían mi edad. Ellos habían sido verdaderamente buenos en esto, en especial Cynthia. Pero el único que había podido seguir sus pasos fue Topper porque a mi nunca me permitieron intentarlo.

—Esas sí que son tablas de surf —JJ silbó—. ¿Cuál es tuya?

Suspiré y miré al suelo formando una mueca.

—Ninguna.

JJ se giró para mirarme con el ceño fruncido.

—¿Dónde está la tuya?

—No tengo —sonreí sin muchas ganas y al final acabó siendo otra mueca—. No hago surf. Nunca me han dejado hacerlo.

—¿Por qué?

Me encogí de hombros.

—Demasiado peligroso para mi.

JJ se acercó a mi aún con esa expresión confundida, y se quedó mirándome fijamente cuando quedamos a unos centímetros.

—¿Y te gustaría aprender?

Asentí sin mucha emoción.

—Siempre he querido. Si hay dos cosas a las que me gustaría dedicar mi tiempo es al surf y a la Astronomía. Supongo que la segunda idea podré ponerla en marcha en la universidad.

—Vives en una maldita isla, princesa. Puedes hacer surf.

—No puedo. Cuando te digo que lo tengo prohibido lo digo en serio. Y paso de seguir luchando por ello, porque créeme que lo he intentado, pero no merece la pena ya.

JJ me miró con media sonrisa.

—¿Te gustaría aprender?

Lo miré frunciendo el ceño, pero sonriendo levemente.

—¿Ahora mismo? No puedo. Verás, mi madre tiene un horario irregular y...

—Pues otro día —se encogió de hombros. Sonreía mucho y sus ojos ahora brillaban—. Realmente me apetece enseñarte.

Sonreí también, algo avergonzada de tan solo pensar en ser una torpe en la tabla, pero emocionada porque aquella idea me entusiasmó al segundo.

—Por mi perfecto.

Él agarró mi mano y acarició mis dedos, mirándolos, y después me miró a los ojos.

—¿Y cómo es eso de que te gusta tanto la Astronomía?

—Sarah y yo estábamos obsesionadas con el espacio de pequeñas. Investigábamos un montón sobre los planetas y galaxias, y estrellas. ¿Sabes que nosotros provenimos de polvo de estrellas?

—Wow.

—¡Sí! Exacto. Es increíble. —Sonreí contenta de poder hablar de eso con alguien que le pudiera sorprender—. Somos un milagro genético. Y si nosotros somos seres vivos en un sistema de una galaxia de las billones que existen en el universo... imagínate todavía lo que hay por descubrir.

Paré de hablar porque me di cuenta de que JJ me miraba a los ojos, sonriendo, y no supe si estaba riendo de mi por lo emocionada que sonaba por algo considerado tan.. friki.

—¿Te estoy aburriendo?

JJ negó rápidamente con la cabeza, manteniendo esa expresión dulce.

—Me da ternura lo mucho que se te ilumina la cara al hablar de esto.

—Me encanta este tema. Podría hablar de esto durante horas.

JJ se acercó más a mi y juntó nuestras manos, entrelazándolas, para después susurrar:

—Y yo te escucharía por horas.

Después de eso, me besó en los labios sin separar nuestras manos. Cerré los ojos e instintivamente subí mis manos hacia su pecho. JJ bajó las suyas por mi cuerpo y el beso subió de intensidad. Besar a JJ era como sentir fuegos artificiales. De repente desaparecías de la realidad y parecías flotar, o al menos así se sentía.

Subí mis manos a su cuello y lo aproximé más a mi. Acto seguido, anduvimos hacia atrás sin cortar el beso. Poco a poco yo me fui quedando de espaldas a la cama y cuando mis piernas tocaron el borde, caí sentada al colchón.

JJ se agachó y me besó el cuello. Yo cerré los ojos mientras maldecía mentalmente. De repente mi estado de ánimo había cambiado drásticamente y lo único que podía pensar era «Madre mía».

Acabé tumbada con JJ encima de mi, besándome el cuello y los hombros, después subiendo a mi mandíbula y finalmente volviendo a mis labios. Enredé mis piernas alrededor de sus caderas y él se juntó más. Solté un jadeo separando nuestros labios unos segundos y entonces JJ gruñó por lo bajo.

Le quité la gorra y la lancé a un punto lejano. Después puse mis manos en el borde de su camiseta e intenté subirla, pero entonces JJ dejó de besarme y me miró con preocupación.

—¿Estás segura?

Puse los ojos en blanco y tiré de él hacia mi de nuevo.

—Cállate y bésame.

—A la orden, princesa.



❀∘❀∘❀



Me desperté cuando alguien me zarandeó. Abrí mis ojos con pesadez y miré somnolienta a Topper, que me miraba desde arriba de mi cama.

—Char, está Sarah abajo.

Me incorporé frunciendo el ceño. Miré la hora en el reloj. Era medianoche.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—Ha preguntado si puede quedarse otra vez.

Salí rápidamente de mi cama, en el pijama, y asentí mientras me ponía el calzado. Restregué mis manos por la cara, aún sin asimilar que estaba despierta. Había estado en un sueño muy profundo.

—Claro, claro. ¿La llevamos a la casa del muelle?

Después de estar con JJ —y tener un momento muy intimo— nos quedamos hablando muchísimo tiempo, tumbados en la cama. Cuando se fue él intentó convencerme todo el rato se que fuera con él a casa de John B, pero yo sabía que sería irresponsable de mi parte, así que simplemente tuve que negarme rotundamente. Fue difícil porque JJ era demasiado testarudo.

Cuando ya se hubo ido, yo seguía flotando en la nubes imaginaras de mi cabeza. No paraba de repetir mentalmente lo bien que había sido estar con él de esa manera. Siempre pensé que sería extraño hacerlo con alguien que no fuera Rafe, pero JJ me hizo sentir segura en todo momento.

¿Me hacía mala persona acostarme con JJ sabiendo que estaba confundida? Podía ser. Pero tenía dieciséis años y mi situación no era normal. Quizá debería haberme tomado tiempo para mi sola. Quizá debería haber sido más fría mentalmente. Pero me era imposible, en especial estando entre JJ y Rafe.

Así que Topper y yo bajamos rápidamente para acudir a Sarah, intentando olvidarme durante unos minutos del lío amoroso que tenía en mi cabeza. Eso era lo menos importante en ese instante.

Sarah estaba esperando con su bici y una mochila al lado de la fuente. Tenía cara de pesar y se notaba que había estado llorando un buen rato.

Nada más verla, corrí hacia ella y la abracé con fuerza. Ella me abrazó de vuelta. Cerré mis ojos intentando canalizar todo mi amor hacia ella. Quería que se sintiera acompañada. No estaba sola. Y sabía que se sentía así.

—Te quiero mucho —murmuré.

—Y yo a ti más —respondió con la voz en un hilo.

Nos separamos pero puse mis manos en sus mejillas para mirarla fijamente.

—Quédate aquí el tiempo que necesites, ¿me oyes?

Ella asintió sonriendo levemente, aunque su expresión denotaba que estaba a punto de estallar por las lágrimas que acumulaba.

—Vamos —pasé mi brazo por sus hombros y así los tres comenzamos a encaminarnos hacia la casa del muelle.

Sarah estaba en completo silencio, así que decidí preguntarle cosas para que pudiera desahogarse.

—¿Cómo ha ido en tu casa?

Se encogió de hombros mirando al muelle por el que caminábamos. Topper caminaba un poco por delante, pero seguramente queriendo escuchar.

—Rafe... Rafe ha hablado conmigo, o al menos lo ha intentado. Me ha dicho que quiere que seamos una familia, que mi padre lo habría querido así. Están todos devastados.

Suspiré asintiendo. Me podía imaginar el estado en el que debía estar Rafe, pues él siempre idolatró a Ward a pesar de sus diferencias.

—¿Y Wheezie?

—La pobre no sabe cómo manejar esto. Primero piensa que su hermana mayor está muerta. Entonces reaparece. Y ahora muere... su padre —le costaba pronunciar esas palabras—. No debería vivir esto.

—Cierto. No merecéis pasar por esto. Es horrible.

Llegamos al interior de la casa del muelle y si gracias al cielo que se me había ocurrido cambiar las sábanas. Topper pareció darse cuenta.

—¿Por qué hay otras sábanas? ¿Están no son tuyas, Char?

Me encogí de hombros fingiendo indiferencia cuando por dentro mi corazón comenzó a latir con rapidez.

—Hay que cambiarlas cada un tiempo, ¿no? Ahora Sarah las tiene recién limpias.

—Chicos, siento que os tengáis que ocupar de mi. Lo siento. En cuanto vea dónde puedo vivir permanentemente me iré.

—Ningún problema —se apresuró a decirle Topper mientras colocaba bien las almohadas—. Puedes quedarte todo el tiempo que haga falta. ¿Vale?

—Gracias —respondió con voz lastimera—. No puedo ir a casa.

—Ni me imagino... lo que estarás pasando —siguió diciendo terminando de arreglar la cama.

Sarah comenzó a caminar lentamente hacia la puerta que daba al porche de la casa del muelle y se quedó mirando hacia el mar que había justo enfrente, en medio de la noche. A mi parecer era el mejor momento del día, ver la playa en la casa del muelle bajo la luz de la luna.

—No me creo que ya no esté —dijo limpiando sus lágrimas y su nariz con la manga de su camiseta. Estaba llorando en silencio.

La miré con tristeza sin saber cómo consolarla.

—Oye —Topper se acercó—, Ward no era... ya sabes, perfecto ni mucho menos, pero... Era tu padre. Tiene que ser... tiene que ser muy difícil estar normal y no estar triste.

—Nada es normal ahora. —lo miró con las lágrimas bajando por sus mejillas.

Topper se quedó mirándola embobando durante unos segundos, claramente hipnotizado con Sarah, incluso cuando estaba llorando como una pobre magdalena. Él salió de su trance.

—Ah... mañana tenemos clase, pero...

—Sí, perdona —se apresuró a decir Sarah sacudiendo su cabeza.

—No, no, no, no. Iba a decir que después es la hoguera. Por si te apetece ir. —me miró—. ¿Os acordáis?

—¿Mañana es la hoguera? —Pregunté sorprendida.

Con todo lo que estaba ocurriendo, se me había olvidado por completo la hoguera anual.

—Sí. Es mañana. Sarah, ¿te acuerdas? Se hace cada año.

—Sí. —dijo sin mucho ánimo.

—Podríamos ir los tres. —propuso Top con entusiasmo—. Podemos ir en la Malibu. Unos Mai Tais... ya sabes. Pillarnos unas cervezas.

Consiguió que Sarah riese un poco de manera genuina, así que sonreí.

—Creo que te vendría bien para despejarte si estás de bajón. —intentó seguir convenciéndola.

—Vale, me lo pensaré. Tal vez.

No lo dijo con muchas ganas, pero era un comienzo.

—Vale. Vale, guay. Pues, ah... duerme un poco y avísame si necesitas cualquier cosa. ¿Vienes, Char?

Negué con la cabeza sonriendo un poco.

—Me quedo un ratito y me voy.

Topper asintió con expresión dulce y finalmente se marchó. Sarah limpió su nariz y sus lágrimas de nuevo y se sentó a mi lado en la cama.

Me miró fijamente. Fruncí el ceño.

—¿Qué pasa?

—He dejado... he dejado a John B.

La miré totalmente estupefacta.

—¿Qué?

—Era todo... tan complicado. ¿Me entiendes, Charlotte? Era muy complicado. Él... él ni siquiera se dignó a consolarme.

—Lo entiendo, Sarah —rápidamente la abracé de lado y acaricié su cabello para tranquilizarla—. ¿Estás segura de que era lo mejor?

No quería decirle lo que realmente pensaba: que no debería dejarlo. Eran John B y Sarah. No podían separarse. Pero no quise decirle la verdad de lo que yo sentía al respecto porque si no la habría hundido más. Me acababa de entristecer por completo escuchar esa noticia.

—Ahora mismo sí —Asintió sin mirarme—. Necesito... espacio y pensar. En especial después de todo.

—¿Cómo se lo ha tomado?

—No lo sé. No le he dado tiempo a reaccionar tampoco. Pero no quería dejarme.

—Puede que lo arregléis. ¿No? —recé mentalmente para que así fuera—. Somos Pogues de corazón.

Ella me miró atentamente, girándose en mi dirección.

—¿Lo somos?

Asentí sonriendo.

—Por ellos sí.



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¿¿Opiniones del cap??

¿Qué pensáis sobre Charlotte?

¿Y sobre JJ?

¿Y sobre Rafe?

¿Team Rafe o Team JJ?

¡Nos vemos en la hoguera! Prometo mucho, mucho, mucho drama en el próximo capítulo ;)

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