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Los gemelos veían con cierto grado de recelo al alfa que se encontraba durmiendo en la mesa como si nada. Ambos estaban un poco —demasiado— desesperados. Necesitaban tener un plan, o mínimo un consejo de parte de alguien más, y en el único en el que confiaban era Yoongi.

—¡MIN YOONGI! —gritó Jin.

El grito agudo que soltó el alfa asustó a las personas que se encontraban a su alrededor, pero poco le importó, y su enfado creció más al ver que su mejor amigo ni siquiera se había movido un poco.

—¡MIN YOONGI! —gritó está vez Jungkook.

Despertar al alfa de cabellos grises era un total reto. Jin y Jungkook llevaban más de  minutos zarandeando a su hyung, pero este simplemente estaba como en un estado de coma.

—Yoongi hyung, un perro se lleva a tu peluche de Kumamon. —Exclamó Jungkook.

Como si de un resorte se tratara, el alfa de 17 años se despertó asustado viendo para todos lados.

Los gemelos comenzaron a reírse de la reacción de su mejor amigo. Eso siempre funcionaba.

No importaba la edad que tuviera Yoongi, él siempre iba a ser como un bebé que se dejaba comprar por lo que le gustaba, aunque cuando se trataba de dormir era un total reto el hacerlo tomar una decisión. Jungkook y Seokjin lo sabían muy bien.

—Váyanse al infierno —Soltó molesto el alfa al verse interrumpido de su pequeña siesta.

Si algo odiaba el pálido, era el que le despertaran cuando estaba tomando una de sus siestas, las cuales, eran muy comunes a cualquier hora del día, lo único que necesitaba era una mesa para recostar su cabeza y listo, tendría una siesta larga y confortante.

—De allá venimos —dijo Jin con una risa escandalosa.

—¿Qué quieren? —preguntó el mayor girando sus ojos ante la broma del menor. Seokjin y sus chistes malos no era algo que quisiera aguantar en estos momentos.

—Tenemos problemas. —Respondió Kookie— Queremos que nos des un consejo.

Jin asintió ante las palabras dichas por su gemelo. Yoongi soltó un corto suspiro, y movió su cabeza dándole a entender a sus amigos a que prosiguieran.

—Nos gusta un omega —Soltó de una vez Jin.

El mayor los vio confundido. ¿Qué iba a saber él de esas cosas? Nunca había estado con un omega, y tampoco sabía cómo tratarlos cuando la mayoría del tiempo andaba en su propio mundo.

—¿Y el problema es...? —Preguntó el mayor.

—A los dos nos gusta el mismo omega —Habló con resignación Kookie.

—¿Y? —preguntó un poco desganado el alfa—. Yo no sé de esas cosas.

Los gemelos suspiraron sentándose frente a su amigo. Pusieron sus mejores caras de cachorritos tristes y comenzaron a soltar soniditos raros, viendo al mayor. Sabían que a Yoongi le encantaban ese tipo de cosas aunque lo negara.

El pálido inhaló pesado, ahora es cuando se arrepentía de tener unos amigos tan locos como los gemelos.

...

—Entonces... ¿Solo debemos de hacer eso? —Se atrevió a preguntar Kookie.

—Sí.

Después de haberle contado toda la historia de como se "enamoraron" del omega de bonita sonrisa, Yoongi les había dado la idea de cortejar al pequeño Jimin.

Debían de darle regalos y una rosa por 10 días.

En realidad, Yoongi les había aconsejado hacer lo primero que se le vino a la cabeza. No quería sonar cruel o algo parecido, pero no le importaba en lo más mínimo hablar sobre novios o corazones enamorados. Él sólo quería dormir.

—¿Y como sabes que esto funcionará? —Preguntó.

Ambos gemelos tenían mucha curiosidad de saber de dónde había surgido esa idea. Yoongi tenía cara de no saber cómo tratar ni a su propia madre.

—Mi mamá me contó que papá la había conquistado con piropos sucios. —Comentó en mayor— Ella siempre le recrimina a papá diciéndole que a todos los omegas se le deben de conquistar con regalos y palabras dulces. Ella lo aceptó sólo porque verdaderamente estaba enamorado de él.

—Eso es extraño.

—Jin tiene razón.

-En sí, tu familia es extraña. -Volvió a decir Kookie, recordando todas le veces que había visitado el menor, esas en la que el señor Min encendía en televisor, ponía un canal cualquiera y se acostaba en el sillón hasta dormirse. La señora Min siempre iba y le gritaba cuando el señor comenzaba a roncar como tractor en un camino de piedra.

—Dejen a mi familia y mejor vayan pensando que regalarle a ese dichoso omega.

Mientras Seokjin comenzaba a idearse un futuro color rosa con el hermoso omega de cabello rubio, Jungkook pensaba en que iba a tener que esconder a su hermano en un armario y ponerle cinta adhesiva en la boca durante el tiempo en el que se dedicaría a enamorar al chico que lo traía enamorado.

Los dos estaban sumidos en sus pensamientos, pero Yoongi los sacó de ellos. El alfa les recalcó un pequeño problema... Al ser gemelos, Jimin no los podría diferenciar, por lo tanto, debían de hacer algo para que el omega no se fuese a confundir y elegir al equivocado.

Después de pensarlo bien, decidieron que uno de ellos se pintara el cabello. Ninguno quería hacerlo, así que se decidieron por jugar "piedra, papel o tijera"

Jin perdió.

Jungkook se rió.

Y Yoongi se durmió.

Solo esperaban que esto no se fuera a salir de control.

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