25

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ya habían pasado dos días desde el intenso beso que Yoongi le había dado en los pasillos del colegio, pero él lo seguía recordando cada vez que tocaba sus labios, sobre todo porque después de ello recibieron un castigo.

Ambos chicos olvidaron que habían estado en receso y en un pasillo muy transitado, tanto por alumnos como por maestros. Y no todos eran tan emocionales como el que los había dejado irse el día que Yoongi entró en celo. No, el profesor de física era intenso.

Terminaron limpiando toda el aula después de clase y mil líneas en las que decían: "Debo de controlar mis hormonas".

Y no es que le hubiese importado a Jimin, de hecho, agradeció ser castigado puesto que pudo pasar alrededor de más de una hora con su hyung.

Lo que más agradeció, fue el hecho de que el alfa le había robado uno que otro beso pequeño, ya que el señor siempre llegaba a vigilarlos cada cinco minutos, para verificar que no estuviesen haciendo nada "indebido".

El omega amo que el alfa tuvo las agallas para tomar la iniciativa y ser más dominante. Justo como a Jimin le encantaba.

—¿El gris o el negro? —preguntó Hoseok.

Salió de sus recuerdos para poder prestarle atención a su amigo, quien tenía dos pantalones de cuero en sus manos y se los mostraba.

—El negro.

—Jimin, queremos que nos vengas con la noticia de que ya tienes novio, no que vengas con gemelos en tu vientre —se burló el peli-morado, sentado sobre la cama del rubio.

Hoseok se rió bajito. —No seas aguafiestas Nam, estoy seguro de que es más posible que el que salga embarazado sea Yoongi.

Ambos chicos comenzaron a reír de su pequeño amigo. Los dos tenían muy en claro como realmente era Jimin.

—¡Yaa! No hablen de mí como si no estuviera —bufó—. No es para tanto.

—Eres un pervertido, Jimin.

—No lo soy...

—Sí claro —siguió burlándose el peli-morado—. Estoy seguro de que sí Yoongi hyung fuera el típico alfa que no desaprovecha las oportunidades, tú ya tendrías dos cachorros, un novio y una marca.

Jimin ni siquiera intento defenderse de las burlas de sus insoportables amigos. Decidió que era mejor ignorarlos y seguir arreglándose para su cita con Yoongi, la cual, sería en menos de dos horas, algo que lo puso nervioso al no estar arreglado por andar eligiendo lo que se pondría.

—Siento que esta noche no vas a volver a casa.

Taehyung miraba a su sobrino de arriba a abajo con una ceja alzada.

El chico se había puesto demasiado sexy como para una cita.

—Dime, ¿Vas a un antro o a una salida con tu crush?

—No lo sé, Yoongi sólo me dijo que nos reuniéramos en el parque —rodó los ojos.

Sus dos mejores amigos rieron detrás de él.

—Lo más seguro es que te lleve a su cama —soltó sin ningún tapujo el alfa. Sus amigos rieron más fuerte y a Jimin se le colorearon las mejillas.

—¡Ya! Yoongi no es ese tipo de alfa —apretó los labios, porque en el fondo, él deseaba que el pálido fuese un poco más atrevido con él.

—Tú no puedes asegurarlo —se entrometió Hoseok—. Tú me ves todo inocente y dulce, pero cuando te vi vestido así —lo señaló—, me dieron ganas de ser un alfa y marcarte allí mismo.

Jimin le pegó un manotazo al omega en la espalda. Su rostro se calentó demasiado y no ayudaba el hecho de que su tío y otro amigo se estuvieran muriendo de la risa.

El omega vestía unos pantalones de cuero que se amoldeaban perfectamente a sus muslos y trasero. Una remera color vino manga larga de algodón, la cual, dejaba su clavícula al descubierto.

—Me largo de aquí —dijo, yéndose apenado de la sala para salir de la casa.

Dejó a sus amigos adentro, de todas formas, ellos solo habían ido para ayudarle a elegir un outfit.

Se sentía un poco raro, puesto que se había maquillado un poco, y no es que no le gustara como se veía, si no que no sabía si a Yoongi le gustaría.

Llamó un taxi para que lo llegase a traer. No quería ir en el autobús vestido de esa manera, y aún no tenía edad suficiente como para pedirle prestado el coche a su papá, y tampoco quería que sus padres se enteraran que iba a salir con Yoongi, puesto que en las condiciones en la que los encontraron cuando el alfa entró en celo no fueron las mejores.

El taxi llegó unos minutos después. En el poco trayecto que debían de recorrer para llegar al parque central se puso a pensar en cómo sería su vida desde mañana.

Estaba ilusionado con que Yoongi de una vez por todas le pidiese que fuera su novio, o al menos, que le pidiera permiso para cortejarlo.

Aunque después de todos los besos que se han dado, le parecía ridículo el que lo cortejara.

Llegó al parque, y antes de bajarse del taxi, le agradeció al señor y pagó por su servicio. Salió inundado de nervios, y comenzó a buscar en todos lados para ver si encontraba al chico de sus sueños

El parque no estaba muy lleno por lo que le fue muy fácil dar con esa irreconocible cabellera gris.

Sonrió tontamente viendo al alfa. El chico estaba sentado sobre una de las tantas bancas de allí, tenía sus codos sobre sus rodillas y la cabeza gacha.

Jimin corrió alegre hacia el alfa.

—¡Yoongi! —llegó, asustando al alfa y sentándose a la par de este.

—Jimin... —dijo mirando al chico con los ojos abiertos—. Es-estás... Wow.

Jimin sonrió apenado. —Sí, wow... Usted está wow wow —Se burló un poco del mayor.

Yoongi se quedó viendo al chico directamente por unos segundos.

No sabía cómo qué palabra era la correcta para poder definir al chico. Jimin era tan... tan todo, que ni siquiera la palabra "hermoso" le hacía justicia.

Las facciones de su rostro eran perfectas. Sus labios gruesos y rosados hacían una mezcla perfecta con su gran sonrisa. Sus ojos se cerraban de una manera perfecta al reír, y el brillo que estos emanaban lo hacían sentirse como en casa.

Le gustaba la forma en que Jimin lo miraba.

—¿Yoongi? —preguntó nervioso el omega cuando el chico se le quedó viendo fijamente— ¿A donde iremos?

—A donde tú quieras —dijo bobamente—. Eres muy hermoso —confesó, sin quitar la sonrisa de tonto que tenía en la cara.

—Gra-gracias —agradeció a duras penas—. Usted también es hermoso hyung.

Jimin sentía que se moriría allí mismo si el alfa seguía diciéndole cosas como esas, y mirándolo de esa forma.

Yoongi salió de su ensoñamiento y se aclaró la garganta. —Entonces... ¿A donde quieres ir?

—¿Le parece si vamos a un lugar de esos que parecen feria pero no son ferias? —preguntó jugando con sus deditos.

—¿A qué te refieres?

—De esos lugares en donde hay muchos juegos —respondió.

—¿Así como Hope World? —preguntó, recordando el lugar al que sus padres lo llevaban cuando estaba muy pequeño.

—Sí, allí hay muchos juegos en los que dan recompensas —aplaudió contento.

—Bien, creo que podemos llegar caminando. No está tan lejos de aquí.

—Está como a un kilómetro, hyung.

—A penas son las cuatro con diez —dijo, queriéndose excusar—. Podemos hablar mientras caminamos.

Yoongi no lo iba a confesar, pero quería conocer un poco más al chico antes de ir a un lugar con él, además, no lo diría en voz alta, pero de repente, se le vino a la mente que se sentiría el caminar con Jimin mientras llevaban entrelazadas sus manos.

—Está bien —aceptó.

—No sé diga más —rió levantándose y extendiéndole la mano a Jimin para que se levantara también—. Vamos.

El omega gustoso aceptó la pálida mano de Yoongi y se levantó con la misma actitud.

Por un momento, Jimin pensó que el alfa lo soltaría y comenzaría a caminar el solo, pero grande fue su sorpresa que en lugar de soltar su mano, Yoongi entrelazo sus dedos.

El corazón de Jimin comenzó a latir fuertemente mientras miraba con una gran sonrisa sus manos. Ambas encajaban y se veían perfectas.

El omega con alegría comenzó a hablar de cualquier cosa, mientras Yoongi solo asentía y lo miraba como si fuese la cosas más importante y bella del universo.



...



—Hyung, ¿Qué se siente tener hermanos? —Preguntó el chico mientras balanceaba su mano junto con la de Yoongi.

—Nada especial. Son como un grano el culo —respondió, recordando todas las veces en las que los diablillos que tenía como hermanos habían entrado a su habitación sin permiso.

—No es para tanto Hyung —Rió divertido—. Yo siempre soñé tener aunque sea un hermanito.

El corazón de Jimin se llenó de melancolía, puesto que tanto sus padres como él, siempre desearon tener a una pequeña bola de carne corriendo de aquí para allá.

—No es divertido tener hermanos, Jimin —gruñó, intentando caminar más despacio, ya que solo faltaba una cuadra para poder llegar a su destino.

—No es divertido no tener a nadie con quien pelear y reírte, hyung —susurró—. Siempre quise tener un hermanito para protegerlo y mimarlo.

El alfa cambio su expresión de fastidio para darle paso a una de comprensión. Ahora que lo pensaba, no sabía que haría si algún día alguno de sus revoltosos hermanos le faltaba, o si no los tuviera. Sería raro el hecho de que su casa se mantuviera en silencio.

—Yo...

—No diga nada, hyung —el brillo volvió a destellar en sus orbes—. Por eso quiero tener muchos cachorros.

—Y yo me voy a encargar de que se haga realidad —comentó el alfa en un susurro que solo era para él.

Las mejillas de Jimin se tornaron de un rosa intenso, puesto que aunque el alfa había hablado muy despacio, él había alcanzado a escuchar lo que había dicho.

El ya deseaba cumplir la mayoría de edad, para así poder obtener su marca lo más antes posible.

—Hyu...

—¡Mira! —chilló el alfa, intentando cambiar de tema y asustando a Jimin a su paso— Ya llegamos —señaló hacia el gran rótulo del local.

Hope World. Que interesante. Pensó el menor.

Sin siquiera esperar a que el omega dijera algo, salió corriendo hacia la entrada del lugar, arrastrando al omega al estar sus manos juntas y entrelazadas.

Jimin no se opuso, y comenzó a reír por la alegría que el pálido emanaba de su cuerpo. Se veía tan vivo y tan emocionado que no pudo hacer nada más que seguirle la corriente.

Entraron por las puertas de cristal oscuro.

—Dos entradas por favor —pidió el pálido al joven que se encontraba en la entrada.

—¿Con cuanto de dinero desea cargarla? —preguntó amablemente el joven.

El omega dejó que el alfa se encargara de cargar la tarjeta, y en lugar de seguir a la par de Yoongi, comenzó a curiosear el lugar con su mirada.

El ambiente allí era muy agradable y se sentía como si estuvieses en un paraíso de juegos mecánicos. Incluso había una mini montaña rusa, lo que hizo que Jimin se cuestionara como diablos habían hecho para poder meter eso allí.

Los juegos abundaban el lugar, desde carrito chocones hasta juegos de canasta y de baile. En ese momento Jimin, con sus ojos destilando malicia, supo cual sería el primer juego al que quería ir.

—Ya tengo la tarjeta —le enseñó un pequeño objeto rectangular amarillo con negro.

—¿Puedo elegir a donde ir? —pidió con un puchero.

—Claro —aceptó bobamente, viendo lo tierno que Jimin era.

—Vamos a ese juego que se parece al Just Dance —Jimin arrastró al alfa hasta el juego musical.

Yoongi quiso comenzar a negarse porque el era pésimo para moverse, y era más pésimo aún para bailar, pero el omega ni siquiera le prestó atención por hablar con el encargado, el cual le decía que seguían después de la pareja que estaba bailando en estos momentos.

—¿A qué horas me quito la tarjeta? —Se susurró a sí mismo cuando vio el pequeño objeto en las manos del rubio.

La pareja que estaba ocupando el juego terminó unos instantes después, haciendo que el corazón de Yoongi comenzara a latir desenfrenado.

Hoy era el día que moriría de la vergüenza.

—Nos toca, hyung —Jaló su mano.

Yoongi a regañadientes comenzó a caminar para ponerse en el lugar que Jimin le estaba indicando.

En otras circunstancias, el alfa le hubiese valido en lo más mínimo dejar plantada a la persona que lo quisiera hacer bailar, pero era Jimin, así que no hizo nada más que suspirar y dejarse llevar.

Fire — Bangtan Sonyeondan.

Yoongi a duras penas pudo leer el título de la canción que Jimin había elegido, puesto que la canción comenzó a sonar de un solo, siete muñequitos con cabellos de colores salieron en la pantalla, como alistándose para comenzar a bailar.

Tum, tururutututu, Tum tururutututu.

El sonido invadió los oído de Yoongi y volteó a ver a Jimin. Este último se encontraba con la vista puesta en sus pies, puesto que allí estaban los pasos que debían de seguir, aunque también en la pantalla habían ciertos movimientos que te decían que ibas a seguir.

—No tenga pena, Yoongi hyung —se burló el omega.

—Mocoso —susurró.

Bultaoreune.

¡Fireeeeee, oh!

La música asustó tanto a Yoongi que sin rechistar comenzó a bailar como su cuerpo se lo permitiera.

Movió sus pies para atrás como si estuviese caminando encima de piedras calientes y sus manos las estiró hacia adelante mientras se acurrucaba también.

Casi se va de espaldas al no tener mucho equilibrio.

¡Fireeeeee, eo eo!

Jimin dejó de bailar cuando las carcajadas comenzaron a salir de su garganta al ver a su hyung bailar.

Yoongi se movía como si estuviese siendo electrocutado, y sus movimientos eran demasiado tiesos, tanto que hasta una estatua le ganaría.

When I wake up in my room nan mwodo eopji

Jimin se dobló en su lugar mientras agarraba su estómago fuerte, intentado parar de reír. Pero simplemente no podía y su estómago comenzó a doler, y también sintió como el oxígeno costaba que llegara a su interior. Su cara estaba demasiado roja, y de sus ojos comenzaban a salir pequeñas lágrimas.

Everybody say la la la la.

La la la la la.

El alfa supo que había perdido su dignidad y orgullo desde que había aceptado que Jimin eligiera lo que quería jugar, por lo que no detuvo sus movimientos, es más, ahora bailaba como robot pero con sentimiento.

Bultaoreune.

Siguió bailando, dejándose guiar por las flechas debajo de sus pies, y los chicos que salían en la pantalla con flechas también en la parte inferior.

Jimin siguió riéndose y Yoongi siguió perdiendo el orgullo, pero no le importó, con tan sólo ver al omega tan alegre le bastó.

El alfa en su máximo alcance de emoción, terminó poniendo el pie mal y se fue para un lado, terminando en el suelo. Sudado y con su orgullo enterrado a dos metros bajo tierra.

El alfa ni siquiera hizo el esfuerzo por levantarse, se quedó allí mientras intentaba regular su respiración y se quejaba silenciosamente.

El omega a unos cuantos pasos de él, intentaba calmarse todo lo que podía, pero nada funcionaba.

—No te rías y ven a ayudarme —le pidió el alfa, riendo también.

—Es q-que... JAJAJA, no pu-puedo JAJAJA —Jimin escondió la cabeza en sus piernas.

—Agh... PARK JIMIN —gritó agudamente, mientras se ponía de rodillas para levantarse.

Cuando al fin pudo estar de pie, reguló su respiración y espero a que el omega parara de reír. Cosa que logró luego de unos exasperados segundos.

—Dame la mano —le ofreció al omega para ayudarlo a que se levantara.

El omega arreglo su ropa y trato de ponerse lo más serio que pudo, no lográndolo pero al menos su risa ya se había calmado.

—El ganador es usted —habló alguien a sus espaldas.

Ambos chicos voltearon a ver curiosos, encontrándose con el encargado señalando a Yoongi.

—¿Yo? —Se señaló sorprendido a sí mismo.

—¿Él?

—Sí —asintió el muchacho—. Usted estuvo riéndose desde que empezó el juego y ni siquiera bailó —le dijo amablemente a Jimin.

Yoongi chilló de alegría, y comenzó a hacer su pequeño baile de la victoria frente a un Jimin con la boca abierta.

El omega rió divertido y aceptó la derrota. —Espero la revancha, señor Min.

—Ni en sus mejores sueños, Señor Park —dijo negando. Jamás volvería a jugar algo similar.

—Llámeme Señor Min también —bromeó.

—Será un placer.



...



Las risas y los pequeños coqueteos siguieron por tres horas más. Casi todos los juego habían sido probados, menos la mini montaña rusa, puesto que ni alfa ni omega tenían suficiente valor como para subirse a ella.

Ahora mismo se encontraban sentados en una mesa al fondo del área de comida. Ambos chicos habían decidido comer un poco luego de todo el ejercicio que habían estado haciendo.

—¿Quieres seguir jugando, Jiminnie? -Preguntó el alfa, mientras se llevaba su hamburguesa a la boca.

—Hyung~ -chilló el omega, lamiéndose los labios cuando un poco de mayonesa bajo por la quijada del mayor-. Ya estoy cansado. ¿Acaso usted no?

—No. -Mintió.

Por supuesto que estaba cansado. Jamás en su corta se había movido tanto como lo había hecho en esas pocas horas.

—Entonces vaya a seguir jugando mientras que yo lo voy a ver desde aquí -sonrió el omega.

Jimin estaba seguro de que el alfa estaba mintiendo al decir que no estaba cansado, ya que de la frente del alfa bajaban pequeñas gotas de sudor, sus mejillas estaban muy coloradas y sus ojos denotaban cansancio.

—No -Negó rápidamente, inflando sus cachetes a causa de la comida que tenía dentro de su boca.

Jimin rió. -¿Por qué?

—Porque si no es contigo entonces no me voy a subir a nada más -se intentó excusar.

En parte era cierto. Yoongi sabía que no sería igual de divertido subirse a un juego mecánico solo, a subirse junto con Jimin, puesto que este último siempre lo hacía reír.

Pero por otro lado, el alfa sentía todos sus músculos tiesos y tensos, por lo que no creía que podría si quiera dar un salto.

El omega no sabía si sonrojarse por lo lindo que eso había sonado, o enojarse por estar siendo usado como excusa.

—Sólo terminemos de comer y luego vamos a los juegos.

—Dijiste que estabas cansado -le reclamó el mayor.

—Estas papas fritas me dieron energía -mintió.

—No, no. Debes de descansar Park Jimin. Tu cara está muy roja.

—Solo si acepta que estás cansado -entrecerró sus ojitos.

—No estoy cansado.

Jimin chasqueó su lengua frustrado por lo necio que era su mayor.

—Sí está cansado.

—No.

—Sí.

—Que no.

—Que sí.

—No.

—Sí.

—Sí.

—No.

—Sí.

—Deme un beso.

—Que sí.

Yoongi abrió sus ojos por completo al haber sido engañado por ese pequeño cacheton. Miró con una ceja al chico, mientras este le sonreía como si hubiese dado la mejor idea del mundo.

El alfa ya se estaba acostumbrando mucho a la personalidad tan descarada del omega, por lo que está vez no se sonrojó, y tampoco apartó la mirada, pero lo que sí se movió fue su corazón que comenzó a latir rápidamente.

—Cuando salgamos de aquí -dijo sin más, terminándose su hamburguesa de un solo bocado.

—¿Cuando salgamos de aquí? -cuestionó, perdido en ver como la boca del mayor se abría mucho.

—Shí, shuando shalgamos de aquí, te share todos los beshos que quieras -habló, sin terminar de tragar su comida.

Fue el turno de sonrojarse de Jimin. Apretó sus labios y miró hacia el suelo por la timidez que invadió sus sistema de un segundo a otro.

—¿Dónde quedó mi alfa tímido? -susurró, pensando desde ya el como iba a tener los labios del alfa sobre los de él.

—En el mismo lugar en el que quedó mi omega pervertido -agarró una servilleta para comenzar a limpiarse.

—¡No soy un pervertido! -chilló, abriendo sus ojos de manera exagerada.

—Y yo no tengo swag -sonrió divertido.

Molestar a su menor se había convertido en uno de los mejores pasatiempos de Yoongi. Adoraba ver las reacciones del chico; como cuando abría sus ojos con sospresa, o de falsa

indignación. Le gustaba cuando el omega se sonrojaba o reía de manera natural, haciendo que sus ojitos casi desaparezcan y sus mejillas se abultaran aún más.

—Ya terminó, vámonos de aquí. -Se levantó veloz, mientras ordenaba todo en la mesa y arreglaba su ropa.

—¿Qué? -preguntó confundido el alfa, viendo la desesperación del chico-. ¿No dijiste que íbamos a seguir jugando?

—Podemos seguir jugando con nuestras lenguas allá afuera, hyung -sonrió con malicia-. Y es gratis.

Ahí estaba, el chico que Yoongi estaba acostumbrado a ver y escuchar había regresado, pero poco le importó, puesto que él estaba ansiando también el momento en el que salieran de allí.

El alfa asintió de acuerdo con Jimin para luego sacar su teléfono, y comenzar a teclear algo rápidamente.

Solo esperaba que los gemelos tuvieran todo listo, y no fueran a arruinar nada.

—Bien, pero primero quiero enseñarte algo -dijo, levantándose y poniéndose nervioso.

—¿Eso de enseñar tiene que ver con nosotros besándonos? -lamió sus labios, orando para que el pálido se levantara ya-. Porque si es así, entonces si me interesa, hyung.

Yoongi rodó los ojos. -Puede ser...

Jimin asintió, y agradeció a todos los dioses del Olimpo cuando Yoongi por fin se levantó.

El omega nunca esperaba nada de Yoongi, pero este siempre iba a terminar sorprendiéndolo, así como lo hizo cuando le agarró su mano izquierda y entrelazó sus dedos, para luego atraerlo de un solo tirón y darle un pequeño beso en los labios.

Beso que bastó para hacer temblar al rubio.

—¿Q-Qué?...

—Solo camina, tengo que mostrarte algo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro