Capítulo 11

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Comienza el día y vemos cómo en la casa abandonada se encuentran los dos ex hermanos Loud. Quienes dormían cómodamente en el viejo colchón. Lincoln fue el primero en despertar, se estiró para quitarse el sueño.

Vio a su hermana, quien seguía durmiendo, dejó que siguiera durmiendo, fue al baño en donde hizo sus necesidades a su vez que se dio una ducha. Agradecía que Lana pudiera reestablecer el servicio del agua, ya que no soportaría el estar mucho tiempo sin bañarse.

Cuando terminó tomó unas ropas que son algunas de las que encontró Lana ayer, realmente le quedaba bien. Se puso una camisa roja que traía mangas largas blancas, un pantalón color negro y sus zapatillas blancas. Fue de regreso a la habitación y Lana seguía durmiendo, por lo que fue a despertarla, ya que tenían que hacer algo empezando el día.

_ Lana, despierta pequeña durmiente. Recuerda que tenemos que hacer algo hoy.— despertaba Lincoln a Lana.

La rubia con mucha flojera se levantó, sus mascotas al sentir que su ama se levantaba también lo hicieron. La rubia vio a su hermano, y con un bostezo le saludó.

_ Buenos días... Lincoln, ¿Que hora es?— saludaba y preguntaba Lana.

_ Deben ser más de las 7, debería de comprarme un reloj de muñeca que sea económico. Ve a prepararte para ir a desayunar y luego a vender las cosas que encontraste.— dijo Lincoln a su hermanita.

_ Okey... ya voy.— acató la rubia.

Así Lana fue al baño y aunque no quisiera, se dio una ducha, ya que Lincoln la noche anterior le había dicho que se bañara, cosa que ella negó, pero Lincoln le insistió. Luego de bañarse se puso el overol que encontró, se puso una camisa negra y sus zapatos de siempre. Fue a dónde estaba Lincoln para así hacer lo que tenían planeado.

_ ¿Ves? No hay de malo bañarse, te ves bien.— decía Lincoln a Lana.

_ Que caso tiene bañarse si siempre terminaré sucia. Dejando eso de lado, ¿Que haremos primero?— preguntó la fontanera.

_ Primero iremos a comer y luego vamos a vender las cosas que encontraste.— dijo Lincoln lo que harían.

_ ¿Te puedo pedir algo Lincoln? ¿Podría ir contigo a ese autolavado al que fuiste ayer? No quisiera estar aquí encerrada todo el día.— pedía Lana acompañar a Lincoln a su trabajo.

_ Por supuesto, dudo que el señor Arnold te contrate, pero podrías verme como atraigo a muchos clientes. También para que no estés sola tal como me dijiste, mejor será empezar ahora mismo.— dijo Lincoln a su hermana.

Sin más Lincoln y Lana fueron a buscar la caja en donde tenían las cosas que venderían. Lo bueno es que la caja no pesaba mucho, lo cual les facilitaba para así llevarla a la tienda que Lincoln había visto para vender todo.

Salieron de la casa y de ahí comenzaron a caminar, Lincoln iba atrás y Lana adelante, cabe aclarar que Lincoln nuevamente usaba la gorra de Lana, cosa que la rubia aceptó debido a lo que Lincoln le dijo. Caminaron para ir a su primera parada, la cual era la cafetería, ya que no irían a esa tienda con el estómago vacío. Entraron y fueron a tomar asiento, lo bueno es que nadie les dijo nada de que metieran la caja al lugar.

Estando sentados ordenaron lo que querían de comer, unos buenos panqueques con miel. Mientras esperaban fue que vieron por el televisor estaban pasando un comercial, el cual era de un restaurante. Al ver eso ambos hermanos empezaron a comentar sobre dicho anuncio.

_ Jeje, recuerdo cuando tú y Clyde hicieron ese comercial para el restaurante de pa... digo, Lynn para su deseado restaurante.— comentaba Lana a su hermano.

_ Admito que no fue el mejor comercial que haya hecho. Lo hicimos en poco tiempo y presupuesto, pero fue eficiente para que atrajera clientes.— dijo Lincoln sobre dicho comercial.

_ Aunque no lo admitiera en su momento, tu idea fue muy buena, incluso mejor que mi idea y de las otras. Quienes también sabían que tu idea era buena.— admitía Lana sobre la idea de Lincoln.

_ No las culpo, a decir verdad dudaba de que esa idea funcionara. Nunca imaginé que fuera eficaz. Pero ahora veo que todo eso fue para nada, por como ellos me trataron a mí por ya sabes que.— decía Lincoln de como fue tratado.

_ Y hablando de ellos, ¿Crees que ellos se hayan enterado de nuestra ausencia? ¿Y si ellos se arrepintieron de lo que te hicieron?— hacía preguntas la rubia.

_ Lo dudo, tú sabes más que nada como ellos me trataron. No importa cuando traté de razonar con ellos, y también que tanto hiciste para que cambien de opinión. Ellos nunca les importó.

_ En pocas palabras, de seguro ellos debieron de estar felices de que me fuera de casa. Y posiblemente también de que tú vinieras conmigo, conociéndolos, tal vez creyeron que estando cerca de mí te contagié de mi "mala suerte"— decía Lincoln sobre su ex familia.

_ Tienes razón, los conozco muy bien al igual que tú, y ellos preferirían seguir creyendo en esa absurda superstición que en el bienestar de sus hijos y hermanos.— le daba la razón Lana a Lincoln.

Dejaron de hablar del tema cuando sus alimentos llegaron, comenzaron a comer sin decir nada más. Lincoln por su lado pensaba que sería absurdo creer que su familia haya cambiado y se arrepintieran de lo que le hicieron pasar al ver qué ya no está en casa. Si fuera ese el caso entonces hubieran parado con toda esta carnicería de la cual dudaba si llegaría a sobrevivir por más tiempo.

Lana pensaba que por un momento, sus padres y hermanas hayan recapacitado y dejaran todo esto de la mala suerte, que estuvieran arrepentidos y fueran a buscarlos. Pero viendo el panorama y al hecho de que han pasado unos días desde que se fueron de casa, era nulo que ellos recapaciten, o por lo menos, que acepten que estuvieron equivocados al culpar a Lincoln de tener mala suerte.

Cuando terminaron de comer Lincoln pagó por todo y salieron de ahí con la caja en manos. Siguieron su camino hasta que habían llegado, el lugar parecía ser antiguo, ya que su exterior tiene un diseño que pareciera ser del siglo pasado. Entraron y vieron a un empleado que estaba atendiendo.

_ ¿En qué les puedo ayudar, niños?— preguntaba el empleado.

_ Buenos días señor, vinimos a vender estas cosas que ya no ocupamos. Y tal vez ustedes la quieran.— decía Lincoln lo que querían.

_ Veamos que trajeron en esa caja. Ya que es un poco grande.— dijo el empleado.

Fue entonces que el empleado comenzó a ver lo que Lana y Lincoln trajeron a vender. Sacó todo de la caja y las miró más de cerca, lo que trajeron era muy interesante, no eran grandes tesoros, pero al menos eran objetos que bien podrían venderlos. Unos minutos después fue que el empleado fue al mostrador para así darles a los hermanos el monto por el cual valía todo lo de la caja.

_ Bien, vi todo lo que trajeron, y haciendo cuentas, les daré 175 dólares por todo de la caja.— dijo el empleado lo que les daría.

_ Está bien, no es mucho, pero estamos conforme con lo que nos dará.— comentó Lincoln.

Así el empleado les dio el dinero a los dos hermanos de lo que vendieron, ya una vez realizada la venta ambos hermanos estaban contentos de que habían conseguido más dinero que les vendrá bien más adelante.

_ Vaya, si que nos ha ido bien a nosotros dos. Nunca creí que esto nos fuera a pasar.— comentó Lana.

_ Y que lo digas hermana, empiezo a dudar de que eso de la mala suerte es una estupidez. De ser así no nos estaría yendo bien a nosotros dos.— dijo el albino.

_ ¿Y que haremos ahora? Aún es temprano y tú aún no irás a tu trabajo hasta más tarde.— preguntaba Lana que harían ahora.

_ Podríamos ir a conocer más sobre esta ciudad. Ya que al menos conozco un poco para así no perderme, vayamos a conocer más de este lugar y así sepamos donde queda dicho lugar.— contaba Lincoln lo que podrían hacer.

_ Por mí está bien, quizás veamos una tienda de mascotas y ver a los cachorritos y gatitos. También si por aquí haya una tienda de herramientas, para cuando quiera comprar alguna.— aceptaba Lana de conocer la ciudad.

Sin más ambos hermanos fueron conocer más de la ciudad, ya que así ambos no llegarían a perderse y no tener que preguntar en que dirección queda tal lugar. En su camino llegaron a lo que parecía ser un parque, solo que este era más grande a comparación al que hay en Royal Woods, vieron como algunas personas pasaban por el lugar para así ir hasta el otro extremo.

_ Este parque es muy bonito, me recuerda al parque Ketchan. Solo que este es más grande.— comentaba Lana.

_ También me hizo recordar a ese parque. Aunque veo que hay más árboles y bancas para que todos puedan disfrutar del día.— decía el peliblanco.

Siguieron con su andar por el parque, Lana vio un estanque y justo en ese momento le llegó el recuerdo de sus peces amigos, Los Fishman. Realmente los extrañaba, pero sabía que ellos estarán bien, ya que su hábitat está protegida y nada ni nadie podría perturbar su paz. Dejaron el parque para seguir con su camino.

Más adelante vieron un supermercado muy grande, el cual se podía ver su fachada y el nombre que este tenía. El cual se llamaba La Colonia. Vieron que en el estacionamiento había varias personas, quienes llegaban y otros cargaban sus autos con las compras que hicieron.

_ Este lugar si que es grande, solo mira el tamaño de ese estacionamiento.— dijo Lana asombrada.

_ No hace falta ser adivino para saber que ese lugar le va bien y es conocido en esta ciudad. Me recuerda cuando íbamos a los supermercados con mamá y papá.— dijo Lincoln recordando cuando iban de compras.

_ Si, aún recuerdo la vez que las chicas y yo causamos un desastre y tú recibiste un castigo. Lo siento mucho.— se disculpaba Lana de esa vez.

_ Tranquila, eso ya pasó. Al menos te disculpaste, un poco tarde pero cuenta, no como las otras, que ni les importó que fuera castigado una semana.— recordó Lincoln ese injusto momento.

Siguieron caminando cuando de pronto en una calle vieron algo que a Lana le llamó su atención. Era ni más ni menos que una tienda de mascotas. La rubia le brilló los ojos al ver a los cachorritos que se pegaban en el vidrio del local.

_ ¡Ay son tan lindos esos cachorritos! ¡Los quiero, los quiero, los quiero!— exclamó Lana muy enternecida.

_ Son lindos, también veo que hay otras mascotas. Por ahí veo unos hámster, y unos gatitos más al fondo.— veía Lincoln las mascotas del local.

_ ¿Podemos llevarnos unos cuantos a la casa por favor?— pedía Lana llevarse unos cachorros.

_ Recuerda que apenas tenemos dinero para nosotros dos. Y el tener una mascota de más sería mucho gasto, sin mencionar que también están con nosotros sus mascotas, Brinquitos, El Diablo, Izzy y Bitey.— le recordaba Lincoln a Lana sus demás mascotas.

_ ¡Por favooooooooooooor!— exclamó Lana con ojitos tristes.

_ Ya dije que no Lana, otro día quizás te compre un cachorrito. De momento seguiremos como estamos hasta que tengamos un lugar fijo en donde vivir y no una casa abandonada.— dijo firme Lincoln a su hermana.

Lana quería seguir insistiendo hasta que Lincoln le comprara un cachorrito, pero viendo cómo es la situación de ellos dos era mejor no tener más carga que mantener. Por lo que, con un poco de tristeza, dejó de insistir y será otro día. Por lo que siguieron su camino para seguir viendo más del lugar.

A Lincoln le dolía el no darle a Lana lo que quería, pero debía de recordale que no están en condiciones para adoptar una mascota. Pero le promete que algún día le dará un cachorrito. Luego de ver casi la mitad de la ciudad ya eran un poco más del medio día, por lo que fueron a comer algo para así irse al autolavado. Compraron unos hot-dogs en un puesto ambulante y decidieron en llevarles a las mascotas.

Regresaron a casa y de ahí Lana les dio de comer a sus mascotas.

_ Ya regresamos, mamá les trajo de comer. Que lo disfruten chicos.— dijo Lana dándole de comer a sus mascotas.

Dejaron que las mascotas de la rubia comieran mientras ellos dos se preparaban para irse. Salieron de la casa y de ahí partieron al autolavado, al llegar Lincoln vio a su jefe, quien vio a Lincoln llegar, además de estar acompañado de una niña de cabello rubio.

_ Que bueno que llegaras Limbert. ¿Y quién es la niña que viene contigo?— saludaba y preguntaba Arnold a Lincoln.

_ Ella es La... Liliana, mi hermana menor. La traje ya que nuestros padres están en el trabajo y no quise dejarla sola en casa.— mentía Lincoln a su jefe.

_ Te diría que no la dejes aquí, pero oyendo de ti que tus padres están en el trabajo no puedo decir mucho ante eso. Puede quedarse, siempre y cuando no toque nada.— dijo Arnold a su empleado.

Fue entonces que Arnold dejó a Lincoln y Lana para así irse a su oficina. El peliblanco fue a buscar los carteles para así ponerse a trabajar. Lana lo acompañó y se le hizo raro que Lincoln haya mencionado un nombre falso para ella. Por lo que quiso preguntarle el por qué lo había hecho.

_ Oye Lincoln, ¿Por qué le dijiste a tu jefe un nombre falso a mí?— preguntaba la rubia.

_ Lo hice para así dejar nuestro pasado atrás. Para así empezar desde cero, yo mentí sobre mi nombre y es por eso que mi jefe me llamó Limbert.— contaba Lincoln el por qué lo hizo.

_ Entiendo, aunque hubieras dicho otro nombre un poco más a mi estilo. Liliana se escucha muy femenina, además que me recuerda a Lily.— dijo Lana sobre su nombre falso.

_ No se me ocurrió un mejor nombre, pensé en uno al azar y fue que dije ese. Pero ya no importa, por ahora me pondré a trabajar, solo mira como hago para atraer clientes.— contaba Lincoln a su hermana.

Ya preparado Lincoln tomó uno de los carteles y se puso a hacer lo que había hecho el día anterior, hizo pasos de baile, hacía malabares con el cartel, o incluso hacía rimas para atraer la atención de los clientes. Lana por su lado se reía al ver cómo su hermano hacía un espectáculo con esos carteles, le causaba más risa eso que los chistes de Luan.

Vio que poco a poco empezaban a llegar los clientes. Lana vio como funcionaba todo adentro del local, vio como los rodillos giraban y con la espuma lavaba los autos, luego son mojados y posterior a ello son secados con unas secadoras industriales. Al final vio como los autos quedaban limpios y relucientes.

_ Increíble, no pensé que los autolavados fueran asombrosos.— comentaba Lana asombrada.

Pasaba los minutos y más autos llegaban, en eso apareció un auto convertible. A lo que el dueño se acerca a Lincoln para así decirle.

_ Que tal chico, quisiera que laven mi auto, no lo meto adentro ya que funciona el motor para subir el techo.— pedía el hombre un lavado a su auto.

_ Enseguida lo hago, ponga su auto en ese lugar y me pondré a lavarlo.— señalaba Lincoln un espacio reservado.

Sin más el dueño del auto estacionó su vehículo en el lugar indicado, tras eso Lincoln trajo unas cubetas, una con jabón y otra con agua. Lana se acercó a Lincoln para preguntarle que iba a hacer.

_ ¿Que vas a hacer Lincoln?— preguntaba la rubia.

_ Le voy a lavar el auto al señor, dice que el motor que sube el techo del auto no funciona. Por lo que tendré que lavarlo a mano.— respondía Lincoln.

_ Yo podría arreglarlo y hacer que funcione. No creo que sea mucho que tenga.— se ofrecía ayuda Lana.

_ Sería genial, si quieres puedes ayudarme a lavarlo y luego le revisas a ver qué tiene.— le dijo Lincoln a Lana.

La rubia se emocionó de que podría ayudarle a Lincoln con lo que hace, a lo que con un trapo comenzó a lavar el auto. Cada quien lavaba un lado del auto, procurando no mojar el interior. Pasado un rato habían terminado, a lo que Lana se puso a revisar el motor del techo del auto, para eso Lincoln fue por unas herramientas que había en la bodega.

El dueño del auto apareció y vio que su auto estaba limpio, además de ver a Lincoln junto con Lana. El hombre quería ya su auto para así irse.

_ Ahí lo tiene señor, limpio y reluciente. Además de que hicimos algo más a su auto. Liliana dile que le hicimos.— se dirigió Lincoln a Lana.

_ Solucionamos el problema que tenía el motor que sube el techo del auto. Ahora funciona como debe ser.— contaba Lana lo que hicieron.

_ ¿En verdad ustedes solucionaron el problema que tenía el techo del auto?— preguntaba el hombre sin creerlo.

_ Compruebe por usted mismo, verá que no le estamos mintiendo.— dijo la rubia.

El hombre se subió al auto y de ahí apretó el botón que hace que el techo del auto suba y luego baje. Estaba sorprendido de que dos niños pudieran arreglar el problema que tenía su vehículo.

_ Es increíble lo que hicieron ustedes dos. Tenga, se lo han ganado. Muchas gracias por todo.— dijo el hombre feliz dándoles propina.

Ambos hermanos estaban contentos de haber recibido propina de ese cliente, tanto por lavar el auto, como haberle ayudado con el problema que tenía el auto. Más tarde era momento de que ambos hermanos tuvieran que irse. Guardaron todo y luego de eso partieron a casa, en el camino Lana contaba de como disfrutó el haber estado ahí.

_ Es increíble ese trabajo, ver cómo se lavan los autos, poder lavarlos y más que nada poder reparar algunos que tengan problemas. Fue sin duda un gran día.— contaba Lana estar contenta.

_ Sabía que te gustaría, y a decir verdad es un gran trabajo ahí. Aunque no llegue a ganar mucho lo que importa es que consiga para así mantenernos los dos.— decía el peliblanco.

Antes de ir a casa fueron a comprar algo para comer, compraron hamburguesas con papas para ambos, luego llegaron a casa y de ahí cenaron para posterior irse a dormir. Había sido un día muy bueno para los dos hermanos, esperando que así fueran los siguientes días.

Días después.

Unos días pasaron y este en particular es sábado, un día el cual ambos podrían pasarlo bien y divertirse. Se levantaron y de ahí fueron a desayunar. Estando en la cafetería la rubia se dirige a su hermano.

_ ¿Y que haremos este día?— preguntaba Lana.

_ Pasaremos el día juntos, podemos ir a divertirnos a dónde queramos.— respondía Lincoln.

_ Me parece bien, estos días hemos estado haciendo mucho en el autolavado, por lo que nos vendría bien un descanso.— apoyaba la idea Lana.

Antes de irse le dejaron comida a las mascotas en lo que ellos dos estarían fuera de casa. Ya afuera ambos hermanos pasarían el día juntos para así divertirse. Por lo que irían a cualquier lugar que les pareciera divertido, fueron primero a la tienda de mascotas, donde Lana vio a todas las mascotas que habían ahí.

_ ¡Son tan lindos! Cómo quisiera llevármelos, aunque les prometo que algún día todos ustedes vendrán conmigo.— decía Lana a los cachorritos.

Lincoln solo veía a su hermana divertirse con las mascotas de esa tienda, vio a otros que le atrajo su atención. Vio una serpiente que le recordaba a la que tiene Lana. Más adelante vio un loro color rojo y con plumas de varios colores, le recordó a un loro que tiene la familia de Ronnie Anne.

Incluso vio a un cachorro que tiene el pelaje blanco y con algunas manchas. Al verlo a Lincoln le recordó mucho a Charles. Recuerda el día que lo adoptaron, en ese entonces Charles era un pequeño cachorro como el que estaba viendo. Se preguntaba el como estará en estos momentos, ya que Lana era quien cuidaba de su fiel amigo perruno, y al resto también, y dudaba que las demás chicas lo cuide al nivel de cómo lo hizo Lana.

Pasado un rato ya Lana se había divertido con las mascotas del lugar, por lo que siguieron con si día para divertirse. Dejaron la tienda de mascotas para ir a otro lugar, fueron a lo que parecía ser un arcade. A Lincoln le llamó la atención, desde hacía un tiempo que no había ido al arcade, eso gracias al estar cautivo con esa botarga de ardilla.

_ Entremos ahí Lana, me gustaría divertirme con algunos juegos.— señalaba Lincoln el arcade.

_ Los videojuegos no son mucho para mí, pero haré una excepción. Ya que este día es para nosotros y como tal debemos de divertirnos.— aceptaba Lana jugar videojuegos.

Entraron a ese local viendo que estaba algo lleno, pero no tanto. Fueron a dónde podían cambiar el dinero por fichas. Lincoln tomó las fichas y de ahí le dio unas cuantas a Lana.

_ Aquí tienes Lana, ve y juega en alguna máquina que llame tu atención. Yo iré a buscar alguna para jugar, cuando termines ve a la zona de comida y ahí me esperas o yo te espero.— dijo Lincoln a Lana.

_ Está bien, y no creo que halla alguna máquina de juego que llame mi atención. Pero haré el intento.— comentó la rubia.

Ambos se separaron y fueron a jugar en alguna máquina que les gustase. Lana caminaba por un pasillo mirando algunas máquinas recreativas, algunas tenían juegos de carrera, otros de pelea, y algunos de dispararle a algunos objetivos. La rubia no le interesaba nada de esos juegos, algunos por ser muy violentos, siguió hasta que vio uno que llamó poderosamente su atención.

En una de las máquinas se podía ver un juego, el cual llevaba por nombre Fix-it Felix JR. El cual consiste de un personaje de ropa azul que parecía un obrero, el cual debe de evitar que un tipo grandote parecido a un gorila destruya partes de un edificio.

_ ¡Wow que cool es ese juego!— exclamó Lana maravillada.

Fue a esa máquina en donde introdujo una ficha, apretó el botón de Start y empezó a jugar. El juego comenzó y Lana controlaba al personaje llamado Felix. Vio que el villano empezaba a destruir parte del edificio. A lo que Lana controló al personaje para así evitar que el villano siguiera haciendo destrozos. Se podía oír una frase dicha por el personaje que controlaba Lana.

"Puedo Repararlo"

Con Lincoln, este caminaba para encontrar una máquina que le llame su atención, veía algunas pero no le atraían. Siguió hasta que vio una interesante. Era de un superhéroe que viaja en el espacio y combate monstruos. Llevaba por nombre "Crash Nebula"

_ Este se ve interesante, además de que nunca había visto un juego con este nombre. Veamos si es tan bueno.— decía Lincoln mirando esa máquina.

Sin más Lincoln colocó una ficha y comenzó a jugar. Controlaba al superhéroe y comenzaba a pelear con varios seres que querían acabar con él. Lincoln evitaba que su personaje sufriera daño, por lo que siguió peleando hasta acabar con los monstruos.

Luego de jugar en esa máquina y de haber completado todos los niveles fue a otras máquinas. Estuvo así hasta que vio a dos chicos que jugaban a un juego de disparos, por lo que se quedó mirando. Veía como ambos chicos disparaban a unos zombies que querían matar a sus personajes. Observó la cantidad de puntos que los dos tenían, eran demasiados.

Pasado unos minutos ambos chicos lograron acabar con todos los zombies, obteniendo así una cantidad grande de puntos. Lincoln estaba impresionado de cuántos puntos obtuvieron esos chicos, por lo que se acercó a ellos para felicitarlos.

_ Eso fue increíble chicos, realmente lo hicieron muy bien.— felicitaba Lincoln a los chicos.

Los dos chicos que estaban jugando voltearon a ver a Lincoln por lo que habían hecho. Al hacerlo fue que Lincoln inmediatamente reconoció a uno de ellos, era el chico que se llamaba Ryan, y que es el sobrino de su jefe en el autolavado. Por su parte Ryan también estaba sorprendido de encontrarse nuevamente con Lincoln.

_ Oye, tú eres el chico que trabaja en el autolavado de mi tío Arnold.— dijo Ryan reconociendo a Lincoln.

_ ¿Lo conoces Ryan?— preguntó el otro chico.

_ No del todo, lo he visto en otras ocasiones, la última vez que lo vi fue en el autolavado de mi tío Arnold. Pero no te he preguntado tu nombre, ¿Cuál es tu nombre chico?— preguntaba Ryan el nombre de Lincoln.

_ Yo... me llamo Limbert. No me esperaba verte por aquí, vaya coincidencia.— decía Lincoln su nombre falso.

_ Digo lo mismo, es muy inesperado encontrarnos en este lugar. Supongo que estás aquí para jugar en algunas máquinas.— comentaba Ryan.

_ Así es, y no vengo solo. También vine con mi hermana, ella está jugando en otras máquinas, y quise ver qué encontraba de bueno.— respondía Lincoln que hacía ahí.

_ Pues acabas de ver cómo nosotros batimos un récord en este juego. ¿Que te parece si jugamos los tres juntos?— preguntaba el otro chico.

_ Es una buena idea Tyler. ¿Te unes con nosotros Limbert?— le proponía jugar Ryan a Lincoln.

_ Porque no, será divertido jugar con ustedes. Aunque les advierto que soy bueno en esto.— se apuntaba el peliblanco.

Dicho eso los tres empezaron a jugar en donde Lincoln le demostraba a ellos dos de que es bueno en los videojuegos. Aunque Ryan y Tyler no se quedaban atrás, ellos también le dieron pelea a Lincoln, el cual en ocasiones quedaba muy atrás de los dos amigos. Luego de varios minutos de pura diversión ya era momento de que Ryan y Tyler tuvieran que irse.

_ Si que eres bueno en los videojuegos, Limbert. Nos dejaste impresionados, espero que para la próxima te podamos derrotar y veas que nosotros dos somos los reyes en esto.— decía Ryan al peliblanco.

_ Eso ya lo veremos, tengo que irme, iré a buscar a mi hermana. Los veo después chicos.— dijo Lincoln despidiéndose de los chicos.

Así Lincoln fue a buscar a Lana y así ir a comer algo y luego seguir con este día. Mientras buscaba a su hermana pensaba en como se la pasó con ese chico Ryan y su amigo Tyler. Realmente le sorprendió que ese chico sea un fanático de los videojuegos así como él. El día que lo vio no le había tomado importancia, la segunda vez empezaba a dudar de Ryan, pero ahora sus dudas se fueron, ya que Ryan es más de lo que creía.

Un rato después había encontrado a Lana, la vio y la rubia estaba muy concentrada en el juego que estaba jugando. Para Lincoln le sorprendió verla así, ya que la conoce bien y ella no es la que le guste jugar videojuegos. Pero viendo cómo es el juego era claro que sería uno que a ella la identifique.

_ ¡O si nene, máxima puntuación! ¡Toma eso Ralph!— exclamó Lana contenta.

_ Veo que te divertirte mucho con este juego. Pero ya es momento de irnos, pero antes vayamos a comer algo en la barra de comida.— decía Lincoln a Lana.

_ Claro, estaba tan concentrada que ni sentí que tenía hambre.— aceptaba gustosa la rubia.

Fueron a la barra en donde pidieron unas hamburguesas para comer, Lincoln le contó lo que había hecho, donde le contó que de había encontrado con el mismo chico que vieron la primera vez que llegaron a la ciudad. Y que casualmente es sobrino del dueño del autolavado. Lana estaba sorprendida de la casualidad de Lincoln al encontrarse con ese chico, y que además se llevaran bien.

Salieron del arcade para seguir con lo que quedaba del día. Mientras hacían esto ninguno de los dos hermanos se daban cuenta de que han estado siendo vigilados por alguien. Quién estaba por hacer su jugada, algo que sin duda no sería nada bueno. Así fue el resto del día para Lincoln y Lana, donde se la pasaron bien, regresaron a la casa para así descansar y seguir con la diversión el día de mañana, el cual era domingo.

El domingo pasó en un abrir y cerrar de ojos, dándole la bienvenida al lunes, el inicio de semana. Y también el inicio de algo más, pero no nos adelantemos, vayamos primero con nuestros protagonistas. Vemos cómo Lincoln y Lana estaba durmiendo en el colchón, Lincoln abrazaba a Lana para así brindarle de su calor.

Los minutos pasaban y no había nada que interrumpieran este momento para los dos hermanos... o eso creían. Afuera de la casa se escuchaba unos ruidos, los cuales fueron lo suficiente para despertar a Lincoln. Este último se levantó al escuchar esos ruidos molestos, se levantó para ver por la ventana que estaba sucediendo, y al hacerlo abrió sus ojos de la sorpresa al presenciar lo que estaba mirando.

Afuera de la casa se encontraba algunas maquinarias de construcción, las cuales, estaba al frente de la casa. Lincoln vio que en uno de los camiones tenía escrita el nombre de la compañía, y al verlo se percató de algo. Que dicha compañía no era de construcción, sino de demolición, esos obreros venían a demoler la casa. A lo que Lincoln fue a despertar a Lana y así salir de inmediato de la casa.

_ ¡Lana, despierta Lana, tenemos que irnos ahora mismo!— exclamó Lincoln despertando a Lana.

_ ¿Q-q-que ocurre Lincoln?— preguntaba la rubia.

_ No hay tiempo para explicar, despierta a tus mascotas, yo me llevo las mochilas. No tenemos tiempo que perder.— dijo Lincoln sin entrar en detalles.

Lana estaba confundida de lo que estaba sucediendo, por lo que hizo caso a lo que le ordenó Lincoln. Despertó a sus mascotas y Lincoln tomó las dos mochilas de ellos, salieron rápidamente de la casa, justo cuando unos obreros entraron a la misma. Ya afuera Lana vio lo que estaba pasando, y entendió el por qué Lincoln la despertó desesperadamente.

_ No puede ser, ya no tenemos un techo donde podamos vivir.— dijo Lana viendo el panorama muy triste.

_ Descuida Lana, podemos buscar un nuevo lugar donde podamos vivir. Mejor vayamos a comer primero y luego buscaremos otro hogar para nosotros.— decía Lincoln levantando el ánimo a su hermana.

La rubia hizo lo que Lincoln le dijo, no debía de ponerse triste, podrían encontrar un lugar nuevo donde puedan vivir. Cuando estaban lejos del lugar al cual llamaban hogar, una camioneta se desplazaba y esta pasaba justo al lado de nuestros protagonistas. De la ventana del conductor bajó el cristal y de ahí se vio a un hombre de unos 30 años aproximadamente.

_ Oigan niños, ¿Que hacen por aquí? ¿No deberían de estar en la escuela?— preguntaba el tipo a los hermanos.

_ De hecho estamos de camino, solo que se nos hizo tarde y el autobús nos dejó a los dos.— mentía Lincoln.

_ No lo creo, el autobús no suele pasar por esta dirección, de hecho el autobús pasa a unas tres calles de aquí. Y además que la escuela más cercana queda en dirección contraria en donde van ustedes dos. Lo cual me hace dudar que ustedes están de camino a su escuela.— dudaba el tipo de lo que dijo Lincoln.

Por su lado ambos hermanos estaban callados y con algo de miedo, ya que no tenían ni idea de que una de tantas escuelas de esa ciudad se encontraba en la dirección contraria de dónde ellos dos estaban. No serviría decir otra mentira, ya que esa persona no se la creería, y que además podría dudar y así intentar llamar a la policía. Por lo que no les quedó de otra que decir la verdad.

_ La verdad señor es que no vamos a la escuela, de hecho nosotros dos estamos solos. No tenemos familia, no tenemos ningún familiar a dónde podamos ir. No tenemos nada.— confesaba Lincoln.

_ Eso es muy triste, unos niños como ustedes no deberían de estar viviendo en las calles. Deberían de estar con sus padres, divertirse, comer dulces y esas cosas. No quisiera dejarlos a ustedes solos, yo podría ayudarles. Conozco a unos amigos que trabajan en una casa hogar para niños sin familias, ahí podrán cuidarlos a ustedes dos, les darán todo el amor y cuidado que se merecen.— se ofrecía el hombre ayudar a los dos hermanos.

Por su lado ambos hermanos estaban un tanto sorprendidos de que ese hombre les quiera ayudarles en su situación actual, de que los llevarían a una casa hogar para niños sin familias. Era algo que bien les podría servir a ambos, aunque Lincoln tenía sus dudas de si aceptar la ayuda que ese hombre les estaba ofreciendo, ya que se le hacía raro que un desconocido quiera ayudar a dos niños sin hogar en darles un lugar donde vivir.

Estuvo a punto de decirle que no, pero dado a las condiciones en la que estaban ambos, y de que dudaba de poder encontrar otro lugar donde vivir y que esté en condiciones para así mantenerse Lana y él, fue que lo pensó bien. Estaba decidiendo si aceptar o no, estuvo así hasta que había escogido una decisión.

_ Aceptamos su ayuda, iremos con usted a esa casa hogar para que así podamos vivir mi hermanita y yo.— dio su respuesta Lincoln.

_ Excelente, suban y así los llevaré a ambos a la casa hogar.— dijo el hombre a los hermanos.

Sin más Lincoln y Lana fueron a la camioneta y subir a ella, pero antes de subir Lana se dirige a su hermano para decirle.

_ ¿Estás seguro de si aceptar la ayuda de ese extraño?— preguntaba Lana a Lincoln.

_ Estaba a nada de decirle que no, pero dado a como estamos ahora y que se nos complicaría encontrar otro lugar donde vivir. Lo mejor fue aceptar la ayuda de ese hombre, no perdemos nada con intentarlo.— respondió el albino.

Subieron a la camioneta y esta misma arrancó hasta su destino, el cual era la casa hogar para que así Lincoln y Lana puedan vivir tranquilamente bajo un techo que los proteja de todo. Sin saber que esta sería una de las peores decisiones que hayan tomado, una del cual les dejaría un amargo recuerdo que difícilmente podrán olvidar.

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Hola amigos, ¿Cómo están? Espero que bien.

Aquí en este capítulo, donde vimos como Lincoln le había ido bien en su trabajo en el autolavado, y que fueron a vender las cosas que Lana encontró en esa casa. Y que Lana acompañó a Lincoln a su trabajo, donde ella fue de mucha ayuda.

Además de que ambos hermanos pasaron un maravilloso día pasándola de lo mejor, donde además se mostró al chico que Lincoln se ha topado, Ryan. Con el cual pasó un rato divirtiéndose con él y su amigo. Dándole así a Lincoln una perspectiva distinta de ese chico al cual le cayó bien.

Y también de que ahora ambos hermanos tuvieron que aceptar la ayuda de un desconocido, luego de que la casa donde vivían fuera demolida. Y aquí las preguntas, ¿Que sucederá con ellos ahora? ¿Que les espera a nuestros protagonistas? Lo que se viene no se lo pueden perder.

Antes de irme quisiera decirles que me gustaría hacer algo que había hecho anteriormente con una historia que tenía antes. Un Ronniecoln, el cual cada cierto tiempo subía un capítulo extra, donde se mostraba como era el día a día de Lincoln y Ronnie con sus hijos. Bueno, quisiera hacer eso mismo con esta historia, en mostrar cómo es el actual presente de los dos hermanos con sus hijas. Dejen sus comentarios para saber si quieren ver eso, capítulos 100% exclusivos de los protagonistas con sus hijas.

Ya sin nada más que agregar, los dejo con mis angelitos para despedir el capítulo.

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