Capítulo I

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7:40


Olive acababa de despertar con la respiración agitada. Había tenido un pesadilla.
Miró el reloj y su pesadilla se volvió realidad. Llegaba tarde a la universidad, otra vez.

Se levantó de la cama corriendo, besó su póster favorito de Jack Avery (su cantante favorito de la famosa banda  Why Don't We), se desvistió y se metió en la ducha con rapidez. Abrió el grifo y el ruido horrible de las cañerías le avisó de que hoy no podría ducharse.
Se lavó con toallitas de bebé todo el cuerpo y buscó en su armario algo que ponerse. Toda la ropa estaba pintada de colores vivos. Maldijo a sus hermanos en voz baja y cogió la única sudadera que no tenía ningún manchón. Era vieja y tenía algunos agujeros en ella, por no hablar del horrible dibujo de Pepa Pig que enmarcaba todo el centro.
Acompañó la sudadera con unos jeans gastados de su madre que le quedaban grandes. Bajó las escaleras corriendo y no vio a nadie allí. Sus padres ya se habían ido al trabajo y no la habían avisado para que despertara. En cambio, a sus hermanos ya les habían llevado al colegio, ya que en la casa no había ningún ruido.

Metió las tostadas en la tostadora mientras intentaba peinar su escandaloso pelo. Estaba lleno de nudos y marañas, ni un con un buen cepillado eso se arreglaría. Decidió hacerse una coleta y volvió a la cocina, dónde el humo que salía del tostador le dijo que hoy se iría sin desayunar. De nuevo.
Tiró la estúpida tostadora a la basura, agarró su mochila y salió de su casa con rapidez, sin ver por donde iba.
Por lo cual, pisó una caca de perro.
Puso una mueca, pero siguió caminando arrastrando el pie afectado para que la mierda se limpiara.

Miró su reloj, 8:20. Había llegado tarde y el bus había salido sin ella.
Le había pasado tantas veces que apostaría 100 dólares a que el conductor no la conocía. Pero como todo en su vida, seguro que los perdería igual.

Corrió con todas sus fuerzas a la universidad. Y cuando llegó ya nadie estaba en la entrada ni en los pasillos.

Tocó la puerta 2 veces antes de asomar su cabeza. Todos comenzaron a reír al ver su aspecto, incluso el profesor.

- Llega tarde. - anunció él con una risa y Olive solo asintió sentándose en su sitio - ¿Ha hecho los deberes?

La chica cerró los ojos con fuerza. Ayer en la tarde había estado cuidando a sus hermanos y primos, ni siquiera le había dado tiempo a procesar que tenía deberes.

- No. - susurró y otra vez los alumnos rieron.

El maestro siguió con la clase y los murmullos sobre ella llenaron de nuevo los oídos de Olive. Contuvo las lágrimas y prestó atención en clase.

- ¿Qué huele tan mal? - exclamó una de las chicas populares.

Todos se giraron a ver a Olive y ella se encogió en su asiento.

- He pisado una caca de perro. - murmuró y todos rieron.

- ¿Y quién ha dicho que no seas tú? - dijo otro chico.

La clase siguió con burlas e insultos por parte de sus compañeros y ella solo pudo quedarse callada y seguir a lo suyo. Como todos los días.

(...)

Las clases pasaron lentamente. Siempre para hacerle la vida más complicada a Olive, y, aunque ella ya estaba acostumbrada, no podía impedir preguntarse cada día el por qué de su mierda vida.

Limpió sus lágrimas de impotencia y paró al ver la luz roja del semáforo.
Había mucha más gente allí, pero le llamó la atención una señora mayor que la miraba con una dulce sonrisa. Ella se la devolvió por cortesía, hasta que pudo pasar.

La gente iba demasiado rápido y no se fijaron cuando la anciana cayó en medio de la calle.
Olive corrió hacia ella y la ayudó a levantarse.

- ¿Está bien? - preguntó preocupada mientras la conducía al otro lado de la acera.

- Muchas gracias. - susurró la mujer con una gran sonrisa - Espero que sueñes con algo bonito esta noche querida.

Y sin más, la mujer desapareció entre la gente, con la mirada confundida de Olive sobre ella.



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