✦; capítulo 8

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Harry sintió como si un balde de agua helada se le hubiera volteado encima.

No podía parpadear, su mirada se encontraba fija en la pantalla dónde se proyectaba un maldito video que no tenía razón lógica de existir y no entendía como carajo había llegado al celular de Aiden.

—¿Qué sucede, mi amor? —Su prometido lo cuestionó, con una sonrisa torcida creciendo en sus labios—. No sabía que tenías dotes de actor porno, se te da muy bien.

—¿Por qué tienes eso? —Fue lo primero que se le ocurrió preguntar—. ¿Cómo lo obtuviste?

—Por Dios, Harry, ¿en serio te preocupa más cómo me enteré de esto en comparación a tu infidelidad? —Le reprochó—. Me decepcionas, corazón.

—Te acaba de hacer una pregunta —Louis, quien hasta ese momento había permanecido callado, por fin intervino—: ¿Cómo lo conseguiste?

Aiden lo contempló casi con asco, había arrastrado su mirada de forma despectiva.

—¿Qué demonios les pasa? —Emitió una risa mordaz y tocó la pantalla para pausar el video—. ¿Ustedes están bien de la cabeza?

—¿Tú lo estás?

—Cierra la boca, Tommo —Le gruñó, entre dientes—. ¿Por qué no mejor te largas y me dejas arreglar esto con mi futuro esposo? Ya hiciste suficiente con meterte en nuestra relación.

El mayor no se inmutó.

Contrario a eso, entrelazó los brazos por arriba del pecho y reafirmó su posición.

—Me iría si no tuviera nada que ver en sus problemas —refutó, al pestañear despacio—. Pero sí, efectivamente yo soy quien sale en ese video que tú tienes y debo hacerme responsable de mis actos.

—¿Responsable? —Enarcó la ceja con desdén—. Solo te lo follaste, no te sientas tan importante.

Los labios del menor se entreabrieron, por alguna razón eso sí había tocado una fibra sensible en él.

—Nadie habló de sentirse importante, joder, ¿qué demonios piensas? —reclamó, arrugando el entrecejo.

—Relájate, ¿sí? —Reflejó desinterés con ayuda de un ademán—. La verdad es que no me sorprende para nada que esto pasara, lo veía venir.

—¿En serio? ¿Ves el futuro o algo así?

—No, pero una puta, siempre será una puta —escupió, sin medir el alcance de sus palabras y se guardó su teléfono en el pantalón—. Harry fue la tuya por mucho tiempo, era obvio que en cualquier momento iba a caer contigo otra vez.

El semblante de Louis se transformó drásticamente.

La rabia se inyectó en su gesto y aumentó cuando avistó de soslayo, que el rizado había bajado la cabeza.

—No lo vuelvas a llamar así —clamó, encolerizado—. Se supone que eres su novio, ¿y te estás expresando así de él?

—Solo estoy diciendo la verdad —Cabeceó con gracia—. ¿O me vas a decir que no tenían una amistad muy peculiar en la universidad?

—Eso no te incumbe.

—¿Vas a negar que lo usaste para satisfacerte? —Se mofó, riendo por las fosas nasales—. Tú solo lo veías como un juguete sexual, te sirvió bastante para sacarte las ganas y la prueba está en que al final, no lo elegiste.

Por primera vez, el mayor no supo que responder.

Inhaló y exhaló pausado, sintiendo una descarga de la terrible culpa causada por su egoísmo.

Cuando alguien más le recordaba lo imbécil que había sido, era peor.

—¿Y sabes qué? —Aiden retomó el diálogo, poniéndose una mano en el pecho—. Yo fui quien se encargó de juntar los pedazos, yo le demostré a Hazz que el amor si podía ser correspondido y de cualquier manera, ve como me pagó.

—Dices que... ¿Dices que tú te encargaste de unir los pedazos? —Por fin, el ojiverde pudo hablar y no se contuvo a repetir la ridiculez que oyó—. Deja tu cinismo a un lado, no eres el hombre puro que aparentas ser.

—¿Y a ti quién te dijo que podías hablar? —Se puso el dedo índice sobre la boca—. Guarda silencio, no tienes derecho a opinar.

—Claro que lo tengo —dijo, con la quijada temblando—. Ya me cansé de que siempre controles todo lo que hago, es-...

—Cállate, muñeco —Le ordenó, en tono autoritario—. Sabes que me irrita cuando te pones así.

Harry fue atacado por la impotencia.

La molestia y los nervios lo traicionaron, al grado de terminar guardando silencio como un vil cobarde.

Y Louis no daba crédito a lo que estaba presenciando, no creyó que la situación fuera así de grave.

El daño que le estaban haciendo a su príncipe, era peor de lo que imaginó.

—Ahora compruebo que de verdad estás enfermo —aseveró, sosteniéndole la vista al muchacho de traje—. ¿Esto te hace sentir mejor persona? ¿Manipular a tu pareja te parece lo correcto?

—Yo no manipulo a nadie, ser realista no tiene nada de malo —esclareció, y tomó una fruta más de los pancakes que ya se estaban enfriando—. Él tuvo que conocer su lugar desde el inicio y lo asumió para estar conmigo, yo no lo obligué a nada.

Aiden masticó con tranquilidad y los puños del ojiazul picaron por molerlo a golpes.

No obstante, contó hasta tres en su mente, porque si perdía los estribos, todo se complicaría más y no, de verdad no necesitaba más problemas.

Simplemente obedeció a su instinto de protección y se colocó frente a Harry, cubriéndole la mitad del cuerpo con el suyo.

—Eres una escoria y yo no voy a permitir que sigas afectando a una persona que de verdad merece ser feliz —declaró, con molestia—. Tú no lo quieres.

—¿Y tú sí? —Volvió a elevar el borde de sus labios—. Porque hasta dónde sé, tú nunca quisiste nada serio con él.

—Tú no conoces la historia, así que no puedes opinar.

—Claro que puedo, así como tu opinas sobre nuestra relación, yo puedo dar mis comentarios sobre lo que sea que tuvieron —Revoloteó las pestañas con una elegancia asquerosa—. Y como no fueron nada formal, me atrevo a decir que fuiste un poco hombre, solamente le endulzaste el oído para que te diera el culo.

Oficialmente, Louis estaba ardiendo por dentro.

Debía ser más inteligente que él y no caer en las provocaciones, pero estaba a punto de estallar y se le estaba complicando mantenerse bajo la línea de la compostura.

Por su parte, el menor se encontraba mudo. Solo se encogía sobre sí mismo, mientras se mordía la uña del dedo pulgar.

Estaba en una especie de shock emocional.

—Bueno, me queda claro que estás muy enterado de lo que él y yo tuvimos en la facultad —Soltó, en un resoplido—. ¿Acaso investigaste?

—No, pero los rumores existían y no era difícil creer en ellos —Se recargó en el respaldo de una silla. Lucía tan jodidamente confiado—. Además, Hazz me contó.

La acusación, provocó que el nombrado pestañeara sin armonía y volviera a aterrizar en la razón.

—¡Eso no es cierto! —Se negó a ser acusado por una falsedad—. ¡Yo no sabía que tu conocías a fondo mi anterior relación con él!

Uff, la palabra relación es muy fuerte, precioso —Un pesar fingido se apoderó de su rostro—. Ustedes no tenían una relación, ¿no entiendes que este solo te usó? Fuiste su comodín, le servías para el sexo y te lo acaba de demostrar con lo que pasó ayer.

—N-no es así...

—Lo es, y no necesito entrar en detalles porque aquí lo tienes —Señaló los alimentos que se habían quedado a medio comer sobre la mesa—. Vino, te folló, le preparaste el desayuno... Y aun así, él no te escogerá.

Louis se clavó las uñas cortas en la palma, ya estaba exasperado.

—Deja de hablar por mí —arguyó. La vena en su sien saltaba a la vista—. Si al principio me sentí mal por entrometerme, ahora mismo sé que tardé mucho en regresar por Harry.

Aiden se rio, literalmente sacó una carcajada que le taladró los tímpanos a los otros dos.

—¿Te crees lo suficientemente bueno para superar lo que yo le doy? —consultó, metiendo su mano libre al bolso trasero del pantalón—. Tú no podrás darle la vida llena de lujos a la que él está acostumbrado, no ganas ni una cuarta parte de mi sueldo.

—Vaya, por lo visto me conoces bien —ironizó, moviendo la cabeza de lado a lado—. ¿Sabes algo? Me causa lástima que te contradigas.

—¿Disculpa?

—Lo que oíste. Te muestras tan seguro de ti mismo, como si no te afectara el hecho de que yo esté aquí y aún así... Hiciste que él se alejara de mí por miedo a que esto sucediera.

Exponer la verdad, siempre era una táctica infalible.

Los nudillos del pelinegro se pusieron blancos. De un momento a otro, se encontró apretando con fuerza la madera de la silla en la que se apoyaba.

—Tú nunca fuiste competencia para mí. No eres nadie, Louis, y ya no representas nada en la vida de mi prometido.

—¿Eso crees? —Le obsequió una sonrisa altanera—. Temo decirte que estás equivocado.

—Tú solo eres un fantasma del pasado —recalcó, subiendo el volumen de su voz—. Yo soy quien está en su presente, quién se mantendrá en su futuro...

Y haciéndole frente al horrible destino que le esperaba, Harry se armó de valor.

—No, ya no —pronunció, fuerte y claro. Lo miraba con los ojos enrojecidos—. No me casaré contigo.

—Por favor, eres el colmo —Otra risa burlesca inundó la cocina—. ¿Acaso no tienes dignidad?

—Claro que la tengo, y por eso mismo sé que no debo seguir contigo.

Al no pronosticar una reacción sensata por parte del afectado, se tomó el atrevimiento de sujetar a Louis del brazo, escondiéndose cuál cachorro abandonado a sus espaldas.

La faz de Aiden se había transformado, ya no se veía tan risueño.

—Si quieres cancelar la boda, hazlo —rumió—, manda todo a la mierda si eso es lo que deseas, de cualquier forma me estás dando la razón.

—¿La razón de qué?

—Una puta jamás dejará de serlo —Tronó la lengua en el paladar—. A mí me dijiste que sí con un par de obsequios y palabras bonitas, fue fácil tenerte comiendo en la palma de mi mano.

—Era lo único bueno que podía obtener de ti —Se trató de defender, olvidándose de sus valores—. De alguna forma tenías que compensar ser una mierda en todo lo demás.

—¿Y tan necesitado de amor ibas a estar como para aceptar casarte conmigo? —Subió ambas cejas—. No dudaste ni un segundo cuando te entregué el anillo.

—No te confundas, yo si te quería de verdad, pero tus acciones acabaron con eso y no planeo quedarme más tiempo aquí.

Ya estaba cansado.

Se movió de su lugar, saliendo del sutil escondite y en esta ocasión, fue él quien se colocó por delante de Louis.

Por primera vez, no se hallaba tiritando al desafiar a su pareja.

—Tú me perteneces a mí —Aiden proclamó. Su técnica había cambiado—: Eres mío, mi futuro esposo y si tu quieres seguir follando con otro, está bien, pero no te vas a ir de mi lado.

Inevitablemente, el asombro se expandió por la cara del mayor.

¿Qué tontería había escuchado?

—Estás loco si piensas que voy a aceptar tal cosa —Harry también se había turbado—. Si me voy a ir, mi felicidad no es contigo, me haces sentir una porquería cada que puedes, me prohíbes realizar lo que me gusta y ni siquiera he podido ejercer por culpa tuya.

—¡Es que no lo necesitas! Aquí lo tienes todo, no te falta nada, de verdad no te hace falta trabajar.

—¡Por algo estudié! —rechistó—: Por algo acabé la maldita carrera, porque me gusta y me apasiona lo que puedo lograr.

—Para eso me tienes a mí —En un arranque de adrenalina, lo sostuvo por la muñeca—. Si... si tu quieres yo te puedo involucrar en mi empresa, eso puede servir, ¿no? Te daré el puesto que quieras, eso va a cambiar, lo prometo.

El mismo cuento de siempre.

—Eso dijiste las últimas veces —Sacudió su brazo, tratando de zafarse del agarre—. Ya no te creo, ya no funcionará.

—Mierda, ¿no hay ni un rastro de moral en ti? —Cerró los dígitos con más fuerza—. ¡Me engañaste! ¡Dejaste que uno de tus amigos se metiera en nuestra cama!

—¡Y no me arrepiento! —Jaló su brazo, porque la presión le estaba lastimando—. ¡No sé como llegó ese video ahí, pero me alegra que lo vieras!

—¡¿No te importa que me hayas roto el corazón?! —contrapuso, alterado—. Si la estúpida cámara de seguridad no me hubiese avisado, ¡quién sabe cuantas veces más lo habrías hecho!

Súbitamente, la expresión de Harry se aflojó.

Incluso Louis se había sumergido en la estupefacción.

—Dijiste... ¿Cámara de seguridad? —indagó, genuinamente sorprendido—. ¿Pusiste una cámara en la habitación?

Aiden se quedó callado un instante, soltando la muñeca ajena y retrocedió un paso.

Había soltado información de más.

—No me dejaste de otra —Se pasó los dedos por el cabello y tuvo que sonreír, mostrando la dentadura—. Presentía que algo así podía pasar cuando yo estuviera de viaje...

El ojiazul lo aborreció con una mueca, no lo podía creer.

—Jesucristo, estás jodidamente dañado —agregó—: Invadiste la privacidad de una persona, ¿qué carajo está mal contigo?

—Lo hice por seguridad de ambos —Se rascó el antebrazo, ansiosamente—. Y por ello, me temo que debemos continuar con lo que ya estaba planeado y no alterar el curso de nuestro matrimonio, Hazz.

—¿No escuchaste lo que dije? —mencionó, ofuscado—. No me voy a casar contigo, mucho menos ahora que ya sé lo demente que estás.

—Es que no es opción, mi amor —De nueva cuenta, el chico extrajo su celular y lo tomó por una esquina para enseñárselo—. No me obligues a hacer algo que no quiero.

—¿Me estás amenazando?

—No, precioso, claro que no —murmuró, con una dulzura temible—. Pero dices que quieres trabajar, y yo dudo que te contraten si cierto video se filtra por el internet, podría causar desprestigio a tu imagen como ingeniero civil.

Harry tragó con dificultad, pero no cedió.

—Pues hazlo —puntualizó, ocultando su temor—. Publica lo que quieras, envíalo a quien se te de la gana, pero no me vas a retener con eso.

—¿No te preocupa lo que van a decir de ti? —objetó, simulando estupor—. Aiden Sallow, uno de los ingenieros más reconocidos de la ciudad, fue engañado por su prometido, siéndole infiel con un don nadie y aparte de todo, se dejó grabar... Eso suena feo, ¿no?

—¿Y qué más da? —No retiró el dedo del renglón—. Miserable ya soy y lo que vayan a decir de mí, no me interesa.

—Además, lo que estás haciendo es ilegal —Tomlinson repeló ante la advertencia hecha—. Todo lo que planeaste es un delito, desde poner una cámara hasta filtrar contenido que se considera pornografía.

—Ilegal... —Aiden citó la palabra y se sobó el mentón—. Si sabes que la justicia se maneja a conveniencia, ¿verdad?

Sin ninguna inquietud, el castaño asintió.

—Lo sé, lastimosamente así es.

—Ahí lo tienes, unos cuantos miles a mi favor y mi nombre ni siquiera saldrá manchado —Hizo un sonido con los labios—. Ustedes tienen todo para perder, así que no sigan tratando de protegerse porque me dan náuseas.

—Tu podrás tener el dinero, pero yo tengo a una de las mejores abogadas de mi lado —Curvó un solo borde de la boca—. ¿Has oído hablar de Rachel Hughes?

El individuo de traje inclinó el rostro en un leve asentimiento.

—Sí, ¿quién no la conoce? —masculló—. Cualquiera que haya visto la televisión, sabe de su existencia.

—Así es, ella es la fundadora del mejor bufete de abogados en la ciudad... Y también es mi hermana.

La sonrisita que Louis esbozó, provocó que a Aiden se le revolviera el estómago.

Hasta Harry respiró con un notorio alivio, gracias al puto susto olvidó el bendecido parentesco que les estaba cayendo como anillo al dedo.

—Estás mintiendo —A su vez, el pelinegro se aferró en continuar con su treta—. Ni siquiera llevan el mismo apellido.

—Somos de padres distintos —Parpadeó, vivaz—. Pero sí no me crees, puedes revisar mi instagram, ahí tengo un par de fotos familiares...

—Deja de poner a prueba mi paciencia, yo no estoy jugando.

—Yo tampoco —Le brotó una aterradora seriedad—: Intenta dañar a Harry y dudo que puedas continuar con tus construcciones pendientes.

—Con dinero de por medio cualquier cosa puede pasar.

—Por supuesto, ahora imagínate, Rachel tiene dinero e influencias, ¿tú quién crees que va a salir más perjudicado?

Aiden se humedeció la boca.

Miró a Harry, quién se encontraba inmóvil con los ojos sobre Louis e ignorando todo lo demás.

Brillaban. Sus iris verdes brillaban de la manera más hermosa posible y él no podía con eso.

Nunca lo tuvo. Nunca fue suyo por completo y nunca lo sería. Sin importar lo que hiciera, cuanta presión ejerciera y aunque se esforzara por hacerlo a su modo, el corazón del menor le pertenecía a otra persona.

No consiguió que se enamorara de él.

Y ahora, estaba atorado en un problema inmenso, porque jamás pensó que la reconocida abogada era familiar de Louis.

Por más dinero que tuviera, aunque moviera el cielo por ganar en una demanda que se pusiera en su contra por violación a la privacidad y difusión de imágenes, reconocía que podía perderlo todo por un capricho.

No, jamás pondría en riesgo su patrimonio.

—Ojalá les dure este teatro, ni siquiera vale tanto la pena —siseó, lanzando el teléfono desbloqueado sobre la mesa—. Ahí lo tienen, no me metan en líos.

El castaño relajó la espalda, disminuyendo la tensión en sus músculos.

—Sabes lo que te conviene, ¿eh?

—Jódete. No eres tan diferente a mí, Louis, tu también buscas sacar provecho de esto. 

—¿Ah, sí?

—Sí, únicamente te gusta saber que Harry siempre termina arrastrándose hacia a ti.

Aiden les dio un vistazo altivo, desde la cabeza hasta los pies y enseguida se dio media vuelta, avanzando hacia la salida del apartamento a pasos largos.

La puerta resonó al ser azotada y Louis botó el aire contenido, toqueteándose la sien en busca eliminar la jaqueca repentina que le asedió.

Sin embargo, un sollozo provocó que cesara con su masaje y cuando se volvió hacia Harry, el golpe de dolor fue inmediato.

Vio que se hallaba con la cabeza agachada, los párpados vencidos por el peso de la tristeza y las pestañas húmedas gracias al río de lágrimas que había comenzado a rodar sobre sus rosadas mejillas.

La mañana estaba arruinada.

Atinó a envolverlo en un apapacho, refugiándolo en la calidez de sus brazos y el nudo en su estómago creció cuando su playera fue echa puño con demasiada fuerza. Lo escuchó llorar, adivinando que estaba sacando todo eso con lo que había cargado por varios meses y él suspiró, antes de darle un beso en la cabeza.

Tal acto fue un juramento, le estaba prometiendo que bajo ninguna circunstancia volvería a sufrir.

Ni siquiera por él.

°・:* 🥂 *:・°

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Besties! ♡ aquí les dejo la actualización de hoy, muchas gracias por leer, comentar y votar. ♥︎  Y aprovecho para dejarles mi ig por si quieren que nos sigamos allá, @mtommot91. Les amo montones, besos y nos leemos pronto.
María.

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