🌸Capítulo 29

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—¿Tenemnos que idnos? —exclamó el omega, observando de su amigo a su hermano.

—Ya van a servir la comida Jimin, es de mala educación faltar —hace una mueca el mayor—. Ni yo puedo escaparme de ellas.

—Piensa positivo Minnie —Jimin lo observa curioso—. La comida de Namjoon hyung es igual de sabrosa que la de JinJin.

—Pero musha genmte —arruga su nariz, recordando las miradas de algunos.

—No necesariamente, las mesas están divididas por familia y amigos, por lo tanto no te va a tocar comer con ningún desconocido —aclaró el alfa tomando la mano del menor para instarle a levantarse de la banca.

—Bien —refunfuño manteniendo ligeramente el ceño fruncido.

Realmente había sido incómodo para él, momentos atrás, estar al lado de sus padres y sonreír e intercambiar un breve saludo con personas que no conocía. Fue una suerte cuando Yoongi se acercó y se lo llevó a un lugar tan hermoso.

Estando de vuelta, Jimin se detuvo observando a las personas ubicándose en sus respectivas mesas.

—Yo... Nescesito ir al baño —murmuro apretando la mano del alfa, quien no se la había soltado.

—¿Te acompaño? —pregunto Taehyung con pocos ánimos de ir a la mesa y encontrarse con Jungkook.

—No... Tadare poco —prometió volviendo su mirada al mayor.

—No tardes o iré por ti si nuestros padres quieren enviar a alguien —advirtió Yoongi antes de indicarle donde tenía que ir.

Con sus manos sudorosas, Jimin se alejó siguiendo las indicaciones. Estando frente a su destino, unas personas algo mayores pero bien cuidadas se detuvieron frente a él, impidiéndole el paso.

—Umm... ¿Pedo ayudales en algo? —pregunto amable, pero había algo en aquellas personas frente a él que se les hacía conocidas.

El hombre frunció el ceño.

—¿No se supone que no puede escuchar? —pregunto la mujer, pero algo le decía a Jimin que no iba dirigido a él precisamente.

—Tal vez no es tan defectuoso —graznó fríamente el hombre. Frunció el ceño e inspiró capturando del aroma de Jimin—. ¿Un omega? ¿En serio?

Las cejas de la mujer mayor se alzaron mientras observaba escrupulosamente el pelirrojo. Los ojos del hombre se iluminaron en compresión al igual que los de su esposa, de la nada rió junto a la mujer incomodando al menor.

—Ellos realmente lo hicieron...

Jimin retrocedió un paso y contempló confundido a la pareja.

¿Por qué lo estaban atacando con palabras? ¿Por qué sentía que había algo más fuera de su conocimiento por el cual éstas personas se estaban burlando libremente de él?

El alfa resopló divertido, curvando una esquina de sus labios en una sonrisa despreciativa.

—Mira, no sabe de qué estamos hablando amor.

Tragando el nudo confundido de su garganta, Jimin hizo una respetuosa reverencia a pesar de todo e intento rodearlos. Sus palabras lo estaban molestando y confundiendo, no quería escuchar más.

Sin dejarlo escapar, el matrimonio se movió impidiéndole el paso. Una cruel maldad brillaba en sus ojos verdes.

Ojos parecidos a los de sus hermanos.

—No durarás mucho tiempo por aquí —advirtió la mujer mayor—. No perteneces realmente a esta familia.

—¿Ocurre algún problema? —Jimin observó a su salvador.

No era Yoongi, por más que el pelirrojo había anhelado sin saberlo, no era él quién lo estaba salvando de estas crueles personas.

No, era su vecino Gi-kwang.

—Lee, no es de buena educación interrumpir las conversaciones ajenas —amonestó el alfa.

—Si, bueno —sonríe— algo me dice que los que lo que tenían aquí no era precisamente una conversación.

Ambos mayores apretaron sus labios con fuerza, el disgusto estaba plantado en su rostro.

—No somos gentuza menor como para causar un escándalo por algo tan insignificante como esto —contestó cortante la omega, mirando fijamente al menor.

Jimin evitó su mirada y se ocultó tras el flequillo de su cabello. Pudo decir claramente cuando esas personas se alejaron, el ambiente había dejado de ser tan tenso y conflictivo.

—¿Quiénmes eran? —pregunto en un murmullo bajo.

—Lamentablemente... Tus abuelos paternos —respondió torciendo sus labios—. No los escuches Jimin, son unas personas malvadas de naturaleza —anuncio con suavidad y confianza el alfa.

Jimin asintió con su cabeza. Susurrando un gracias se internó en el baño desapareciendo tras la puerta color vino y el cartelito que advertía ser el de varones.

En vez de ir al cubículo individual, fue a los lavamanos. Se apoyó en la baldosa blanca y se observó en el espejo. El ruido del exterior parecía estar ahogándolo de pronto.

Las palabras de aquellas personas se mantenían rondando en su cabeza, sin querer salir. Su lobo omega se removía inquieto, intimidado ante la posibilidad de perder su única felicidad hasta el momento, su familia.

Respiro profundamente negándose a llorar. No. No lo haría ahora. En el pasado ya le había tocado estar con personas desagradables, no caería por algo como esto.

Alzó su mano y le bajo todo el volumen a sus audífonos, entonces, por fin el silencio se hizo presente, calmándolo.

Se observó en el espejo por última vez y salió del baño. Pero en vez de dirigirse a la mesa, fue al invernadero.

Esta era una batalla que dejaría pasar por el momento, no quería estar en la misma mesa con ellos y pensar sus crueles palabras llenas de burla.

Yoongi soltó un botón de su chaqueta antes de sentarse y observó a su alrededor en busca del pelirrojo omega. Ya estaban todos en la mesa, y aunque aún no entendía por qué sus padres habían invitado a la familia de Ji-eun a su mesa, no dijo nada.

Observó al amigo de Jimin, quien se veía algo incómodo ante la penetrante mirada de Jungkook.

Sinceramente, no sabía que pasaba por la mente de ese mocoso.

Unas personas llamaron su atención, sin disimular su entrecejo fruncido, se inclinó más cerca de Namjoon.

—Pensé que no habían venido —susurro.

—Yo igual, pero tal parece que discutieron con nuestros padres otra vez ya que los vieron saludar a las personas presentando a Jimin como su hijo, según Jungkook —respondió de igual forma.

Un Jalón en su chaqueta llamó su atención. Observando hacia su derecha se encontró con Ji-eun.

—¿Sucede algo?

—¿Este es mi asiento? —señalo la silla a su lado, entre Taehyung y él.

—Lo siento, Jimin ocupará ese sitio —contestó con su sonrisa falsa.

—No lo veo por aquí —alzó una ceja.

—Solo fue a los sanitarios un segundo, ya estará de vuelta —aseguró amable, un sonido a su lado llamó su atención—. ¿Qué sucede? —preguntó a su hermano.

—Ellos estaban cerca de ahí —contestó preocupado Namjoon—. Crees que...

Mierda.

—Yo iré a verlo —anuncio levantándose—. Puedes sentarte si gustas —señalo a su amiga quien sonrió encantada.

De todas formas Yoongi no creía volver. Ignorando la mirada interrogativa de sus padres, desapareció antes de que comenzaran a servir.

Después de barrer con la mirada todo a su alrededor y de revisar los baños, el alfa fue al único lugar donde creía que podría estar el menor.

Volviendo al invernadero, exhalo con alivio al encontrar al omega sentado en la misma banca que habían estado antes, moviendo distraídamente sus pies de adelante hacia atrás.

—Jimin —llamó mientras se acercaba, juntando sus cejas al no conseguir su atención—. ¿Jimin? —intentó otra vez deteniéndose frente a él.

Jimin apretó sus labios y tragó duro, sabiendo quién era la persona frente a él, pero sin poder enfrentarla.

Estúpidamente había dejado que unas lágrimas se escaparan mientras su cabeza se derretía en un intento de darle sentido a las palabras de aquellas personas. No quería que lo viera así.

Reforzando su ceño fruncido en preocupación, Yoongi se agacho frente al menor, sorprendiéndose al encontrar rastros de lágrimas.

Incluso su dulce aroma estaba envuelto con desconsuelo y angustia. Algo preocupaba al menor.

Angustiado atrapó las manos de Jimin y volvió a preguntar que sucedía, solo que tal vez un poco más exaltado y preocupado que antes.

Mordiendo el interior de su mejilla, Jimin observó sus manos unidas antes de alzar la mirada y enfrentarlo.

Soltando una cálida mano del alfa, le subió el volumen a sus audífonos.

—¿... Te duele? —alcanzó a escuchar. Jimin negó con su cabeza—. Entonces, qué sucede, cachorro.

¿Cachorro?

El omega inclinó ligeramente su cabeza ante el mote cariñoso, por alguna razón, aquello le hizo sentir mejor.

—Creo... Que conmocí a los abuelos —murmuró arrugando su nariz y apretando sus labios.

—Lo lamento —se disculpó el mayor, saliendo de la pequeña sorpresa ante el apodo cariñoso que salió de sus labios—. ¿Qué mentira te dijeron? —pregunto torciendo sus labios.

—No es nada —negó recordando la conversación, se volvió a esconder tras su pelo.

Yoongi suspiró. Conociendo a sus abuelos, intuía que no fue nada bueno.

Con sus pulgares acarició las pequeñas manos a comparación de las suyas, sin querer romper aquel contacto, dejó una de sus manos en la misma posición mientras que con la otra atrapaba el mentón del omega, alzando su cabeza.

—No creas absolutamente nada de lo que dijeron, siempre tratan de dañar con sus palabras a otras personas que no son de su agrado —aclaró sosteniendo la mirada al menor.

—Pero... Si no los comnozco —se quejó absteniéndose de llenar levemente sus mejillas de aire.

—Son crueles de naturaleza, por eso con los demás tratamos de mantenernos alejados de ellos y tu igual deberías —anuncio con tono amable, soltando el rostro del menor tocó con la punta de su dedo la pequeña nariz de botón.

Una sonrisa brotó de los labios de Jimin ante el gesto, por más que intentó retenerla no pudo.

Incluso su omega que tan inquieto había estado ante la sutil amenaza ante su felicidad, se había calmado ante la presencia y palabras del alfa.

—Gracias —susurro siguiendo con la mirada al mayor cuando se sentó a su lado—. ¿No debedía de volver?

—Nah, estoy mejor aquí que allá —aseguró.

Jimin observó su panza divertido cuando esta rugió. Cierto, él no había comido nada desde esa mañana por los nervios e incluso había tenido su taller de baile.

—Tengo hambe... Pero... No quiedo volver con ellos —afligido frunció sus labios.

Yoongi sonrió y una idea cruzó por su cabeza.

—¿Quieres salir a comer conmigo? —estuvo contento cuando el omega asintió sin pensarlo.

Levantándose tomó la mano del pelirrojo omega y tomando pasillos en los cuales no les dirigía al salón principal, salió del edificio.

Jimin rió, sintiendo como si estuviera haciendo una travesura mientras seguía a su hermano, subiéndose al auto.

Mientras observaba por la ventana, los brillantes puestos de comida en la calle a contraste de la oscuridad de la noche llamaron su atención.

—Hyung... ¿Podemos comer ahí? —pregunto jalando de la chaqueta de Yoongi.

—¿Quieres hacer street food? —preguntó dando una rápida mirada, ralentizando la velocidad del auto.

—Oh... No... Está bien, no inporta —dijo haciendo una mueca, dándose cuenta de lo estúpido que había sido eso ya que obviamente el mayor gustaba de las comidas de los restaurantes.

—Hace tiempo que no lo hago —reconoció nostálgico el alfa, buscando un lugar donde estacionarse—. Me gustaría, no soy un snob como mis abuelos.

Jimin rió ante la palabra, le resultaba graciosa.

—Smnob... —volvió a reír contagiando esta vez al mayor.

Estacionado a la orilla de la calle, junto a los otros autos, Yoongi se bajó al igual que el menor, asegurándose de colocarle la alarma a su auto.

Jimin junto sus cejas y retrocedió un paso apretando sus oídos. El ruido de los autos, claxon, gritos de las personas y las conversaciones fue demasiado. Ya había soportado lo mismo en la fiesta.

Al darse cuenta Yoongi quitó las manos del omega y le bajó el volumen a sus audífonos.

—¿Mejor? —preguntó y Jimin frunció el ceño, él quería escuchar la voz de su hyung.

Le subió un poco el volumen, lo suficiente como para escuchar a Yoongi si este se acercaba.

—Mejor —sonrió tomando la mano del alfa para ir a los puestos.

Estaba de más decir que acaparaban la atención de las personas, ya que con aquellos trajes de fiesta era algo divertido y extraño que estuvieran en las calles.

Pero ninguno de los dos prestó atención, comiendo todo lo que llamara la atención de Jimin. Desde odeng, dumpling, tteokbokki, sushi y etc.

Definitivamente, la mejor decisión que pudo haber tomado Yoongi, fue escapar de la fiesta con el menor. Y mientras le contemplaba, una preocupante duda surgía en su interior al ver lo bien que encajaban unidas sus manos, como si fuera algo natural... 

Como si pertenecieran ahí, juntas.


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Espero y les gustara esta pequeña sorpresita, besitos! 😘💕


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