🌸Capítulo 45

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Jimin movió su nariz y se acomodó escondiendo su rostro en aquel cálido lugar. Un suave aroma lo envolvió con una tierna caricia, el pelirrojo lo encontró tan delicioso que no pudo evitar restregar su nariz en la suave piel en busca de más.

Taehyung sonrió con pereza y aún perdido en su sueño, estiró su mano e intentó quitar lo que sea que hiciera cosquillas en su cuello.

El omega frunció el ceño cuando recibió un golpe en el costado de su rostro, con pesar se alejó y abrió sus ojos restregando uno para ahuyentar el sueño.

Recargándose en su codo derecho, contempló a su amigo y tomó un poco más de distancia para sentarse en la cama. Observó a su alrededor algo desorientado y luego sonrió con somnolencia al recordar haberse quedado a dormir con Taehyung.

Bostezando volvió a observar a su durmiente mejor amigo e inclinó ligeramente su cabeza al percibir algo un tanto extraño. Un suave aroma de Té y... Galletas de limón estaba presente en el aire, esparciéndose suavemente por la habitación.

Jimin frunció el ceño y se inclinó sobre su amigo, volviendo a acercar su nariz al cuello del peliazul para captar más de dicha esencia.

Extraño.

—Tae... Taehyung... —comenzó a llamar mientras lo movía para despertarlo.

Bufó al no recibir respuesta y se giró buscando sus audífonos, después de colocárselos volvió a intentarlo.

¿Por qué su amigo tenía aroma si lo betas no poseían uno?

—Minnie... ¿Qué...? —pregunto perezosamente su amigo, aún manteniendo sus ojos cerrados. Estiró uno de sus brazos y agarró una almohada para abrazarla.

—Taehyung... ¿Por qué tienes aroma... Como, un omega? —esa pregunta definitivamente sobresalto al dueño de la habitación, que se enderezó de golpe y observó asustado al pelirrojo.

—¿Q-qué dices M-minnie? —preguntó con miedo.

Jimin señaló el cuello de Tae.

—Huele a té y galletas de limón —dijo confundido—. ¿Eres un omega? ¿Cómo? ¿Por qué lo ocultas? —interrogó sin molestia alguna por el descubrimiento, solo curiosidad.

Taehyung maldijo entre dientes y se levantó con rapidez de la cama, fue a su baño y jadeo al sentir su estómago raro. Observó su reflejo en el espejo y contempló sus mejillas sonrojadas.

—Celo... —susurró Jimin desde la entrada del baño al haber seguido a su amigo con preocupación.

Con desespero Taehyung comenzó a rebuscar en los cajones por un inhibidor de aroma y los supresores.

No podían descubrirlo, sus padres no debían de saberlo.

—Minnie, ¿puedes correr la puerta que da al balcón y dejar que la habitación se ventile? —pidió aún buscando los estúpidos y necesarios supresores.

Jimin asintió con su cabeza y sin hacer más preguntas al respecto se retiró del baño para realizar lo que se le pidió.

Taehyung tomó el inhibidor de aroma en aerosol y se bañó en el con la esperanza de que lo ayudara a ocultar su olor antes de que este explotara debido al celo.

Tomó su móvil y llamó a su Nana, con la esperanza de que esta le subiera unos supresores.

Una punzada en su abdomen le hizo gemir bajito y rodear con su brazo su cintura.

—No contesta —murmuró asustado.

Sabía que aquello solo significaba una cosa, sus padres todavía estaban en casa.

—No... Ellos no pueden saber —negó y pego un pequeño brinco cuando sintió una mano en su hombro.

—Taehyung... ¿Qué sucede? —pregunto con tono calmado y dulce, tratando de influir de alguna forma en su alterado amigo.

El peliazul le contempló con desesperación y miedo.

—Y-yo necesito supresores, Nana los tiene con ella e intenté llamarla pero no me contesta y eso significa que mis padres están aquí y ellos no se pueden enterar Jimin, no pueden —exclamó casi hiperventilando de la angustia.

Preocupado, Jimin tomó de los hombros a su amigo y lo guió de vuelta a la habitación. Lo sentó en el borde de la cama y se inclinó atrapando el rostro del peliazul con sus manos.

—Te ayudaré Taehyungie, tengo una idea para seguir manteniendo tu secreto —prometió y lo abrazó, dejando que la cabeza de su amigo se escondiera en su cuello.

Pronto, el aroma de Jimin comenzó a volverse denso y llenar toda la habitación de Taehyung. Esto no solo ayudaba al peliazul a calmarse, sino que también cubría su aroma.

—Espérame aquí, yo bajaré y le pediré a Nana unos supresores fingiendo que mi celo se está presentando —susurró alejándose.

Sin esperar respuesta alguna, Jimin se aseguró de llenar la habitación de su amigo con su propio aroma hasta borrar cualquier rastro de té y galletas de limón antes de salir.

Con los nervios a flor de piel recorrió el pasillo bajando las escaleras, solo esperaba no perderse en la inmensa casa de su amigo mientras buscaba a Nana.

El pelirrojo omega pasó por el comedor, luego por la entrada, la sala de estar y otra de las mismas. Ignoró unas cuantas puertas y finalmente llegó a la cocina donde estaba la mujer mayor dando órdenes a otras mujeres más jóvenes.

—Nana —llamó asegurándose de no alzar mucho la voz, pero su aroma estaba tan marcado que enseguida atrajo la atención de todos haciéndole sentir algo incómodo por ello.

—¿Jimin-ssi? —pronunció acercándose la mujer a la que buscaba—. ¿Es su celo? —preguntó asustada.

Jimin relamió sus labios y asintió con su cabeza mientras observaba los ojos curiosos de la cocina.

—Chicas, vuelvan al trabajo —ordenó aplaudiendo antes de tomar unas de las manos de Jimin para arrastrarlo por otro pasillo.

Salieron de la casa y caminaron por otro pasillo abierto pero techado, cruzando una parte del hermoso jardín hasta una casa pequeña.

—Aquí es donde están las habitaciones de los empleados que viven aquí —explicó guiándolo a su propia habitación—. A esta hora no hay nadie así que deberías de quedarte mientras...

Jimin negó con su cabeza llamando la atención de la mujer.

—No es mi celo, es el de TaeTae —explicó y la mujer palideció.

—Oh Dios mío —exclamó entregándole rápidamente varios supresores—. Toma, tienes que dárselo y no dejar que nadie se entere —rogó—. Vamos, te acompañaré hasta las escaleras por si te topas con uno de los señores de la casa.

Asintiendo con la cabeza, Jimin se apresuró a seguirle el paso a la omega mayor mientras volvían a entrar en la casa principal.

Justo cuando iban llegando a las escaleras, una voz detuvo a ambos.

—Solo sube, yo le explico —susurró Nana empujando suavemente al pelirrojo para subir.

Aun sabiendo que era de mala educación no presentarse, Jimin siguió subiendo las escaleras con rapidez. Mientras subía, podía sentir una mirada en su nuca y como la voz le preguntaba al respecto.

Con apresura entró a la habitación de su amigo y cerró la puerta detrás de él.

Taehyung estaba en la misma posición en la que lo había dejado con sus manos hecha puños. Su aroma otra vez se estaba filtrando en la habitación de manera suave.

El omega rápidamente se acercó y le entregó los supresores. Recorrió la habitación hasta donde estaba el juego de sillones y de la baja mesa de centro tomó la jarra con agua, se sirvió un poco en un vaso y volvió al lado de su amigo para entregárselo.

En seguida Taehyung se tomó un supresor y dejó el vaso sobre la mesita de noche al lado de su cama.

—Lo siento... —susurró Taehyung, dejando que su amigo lo volviera a acomodar en su cama.

—¿Por qué? —murmura en respuesta, sentándose detrás de su amigo lo jaló hacia atrás para que su espalda estuviera contra su pecho y liberó más de su aroma.

—Por no decirte que también soy un omega... Yo... Realmente, no tengo excusa —pronunció triste.

—Está bien Tae, todos tenemos un secreto que no queremos compartir. Y aunque no entiendo por qué ocultas el hecho de ser un omega y finges ser un beta, está bien —aseguró intentando tranquilizar a su amigo.

—No te merezco como amigo, eres demasiado bueno, al igual que Jin hyung —arrugó su nariz, ansioso de que el supresor comenzara a surtir efecto.

—No digas esas cosas —regañó Jimin golpeando suavemente su brazo—. Los dos te queremos mucho, y Sana igual —le recordó.

—Gracias Minnie.

—Intenta dormir Tae, Nana le iba a explicar a tus padres que mi celo se ha presentado. No te preocupes por nada, nosotros te cubrimos —aseguró corriendo los mechones azules detrás de la oreja.

Nana suspiró y solo cuando los dueños de la casa se subieron al auto, alejándose de esta, que soltó un suspiro de alivio mientras volvía a la cocina.

Hace unas horas atrás, antes de servir el desayuno, había tenido que explicar que aquel joven de cabellos rojizos era el amigo del señorito Kim, Min Jimin.

Luego de informar de su repentino celo, explicando su falta de modales al no presentarse ante el señor Kim, que ambos dueños habían dejado pasar el asunto y permitir que el menor se quedara hasta que pudiera controlar su aroma o alguien fuera por a él.

Tuvo que explicar también la ausencia de su hijo y no le quedó de otra más que mentir al respecto, diciendo que tenía un leve dolor estomacal.

Afortunadamente, aquella mentira salvó a Taehyung de asistir con sus padres a un almuerzo con algunos socios.

—Ahjumma, ¿quién era ese joven omega que se presentó en la cocina en la mañana? —preguntó una de las empleadas.

—Era muy bonito, y su cabello parecía ser natural —señalo otra, una joven alfa visiblemente interesada.

—Es un amigo del señorito Kim —dijo simplemente, tomando una bandeja con algo de comida liviana.

—¿Quiere que le ayude? —pregunto la joven alfa interesada.

—No, ustedes pueden volver a limpiar la casa —ordenó firme, retirándose.

Subió con cuidado las escaleras y se dirigió a la habitación de Taehyung. Acomodando la bandeja para tomarla con una mano, tocó suavemente la puerta con los nudillos.

Segundos más tardes el joven pelirrojo abrió un poco la puerta, y al verla sola le dejó entrar rápidamente.

Interiormente Nana sonrió ante el buen amigo que se había conseguido su niño Taehyung.

El llamativo aroma de Jimin flotaba por toda la habitación, aloe vera con extracto de coco, era tan tranquilizante como una brisa veraniega.

—¿Mi aroma sigue muy fuerte? —pregunto rascando su nuca—. Tuve que abrir la puerta que da al balcón nuevamente porque sentí que me estaba ahogando con mi propio aroma al liberarlo mucho pero no quería correr ningún riesgo.

La omega mayor sonrió y negó con su cabeza.

—Esta bien mi niño, es suave y solo el tuyo está presente —le aseguró.

Taehyung se removió en la cama y se sentó.

—Ugh... Necesito una ducha —murmura al sentir la transpiración en su cuerpo.

—La buena noticia, es que sus padres se volvieron a retirar, avisaron que no volverían hasta la cena —informó la mujer.

—Bien, entonces tengo tiempo para un baño antes de ir a esconderme en tu habitación —asintió más relajado.

—Volveré una hora antes de que sus padres vuelvan —prometió retirándose, dejando la bandeja sobre la baja mesa de centro antes de irse, dejando a solas a los dos jóvenes.

—¿Quieres un sándwich? —preguntó el pelirrojo tomando uno.

Taehyung asintió con su cabeza.

—¿Te sentí hablar con alguien además de mi Nana? —pregunto recibiendo el sándwich junto con un vaso de zumo natural.

—Sip, mamá queriendo saber cómo estaba y Jin hyung preguntándome si podía ir por Sana a sus clases de ballet... También, tenía unos cuantos mensajes de Yoongi hyung pidiéndome un tiempo para hablar... Dijo que hoy irá a casa.

Lo cual le tenía un poco preocupado ya que el mayor había estado realmente mal...

Y no quería enfrentarlo aun.

—¿Y vas a hablar con él? —alzó una ceja.

—Ugh... Pensé en evitarlo quedándome en el departamento de JinJin —confesó arrugado su nariz, sentándose a los pies de la cama—. Aún no quiero enfrentarlo, solo pronunciar su nombre hace que la fea imagen de ellos dos besándose ataque mi mente y mi lobo se deprima —dijo torciendo sus labios.

Taehyung relamió sus labios.

—¿No quieres preguntarme por qué oculto ser un omega? —indagó con algo de miedo por la reacción o respuesta del contrario.

Jimin se encogió de hombros—. Me lo dirás cuando estés listo.

El peliazul sonrió, debió de suponer esa respuesta de su amigo.

—Es por mis papás —comenzó—. Tanto mi madre como mi padre son alfas, y ellos esperaban que yo, su único hijo, también lo fuera. Incluso desde pequeño me lo decían, y también decían que si no era un alfa estaba bien.

—¿Entonces? —pregunto inclinando su cabeza.

—Me dijeron que si era un omega era una opción perfecta también, porque me ayudaría a unir ya sea a mamá o a papá con uno de sus socios importantes, en teoría, un matrimonio arreglado —bufa.

Jimin frunció el ceño con enojo. Pensar que desde tan pequeño Taehyung tenía la presión de esas expectativas de sus padres fue triste y lo enfureció.

¿Qué clase de padres hacia eso?

—Afortunadamente, antes de presentarme a los diez años como todos los niños, ya podía entender que mis padres tenían prácticamente mi vida planeada si llegaba a ser un alfa o un omega —bufa—. Por suerte, el día que me presenté como omega estaba solo en la casa con mi Nana, ella me llevó a un médico ocultándoselo a mis padres y me ayudó a guardar el secreto. Es la única que lo sabe... Bueno, ahora tú también —sonrió sin mostrar sus dientes.

—Realmente no me gustan tus padres —gruñó Jimin arrugando su nariz.

Taehyung rió.

—No quiero que lo descubran porque sé que no tardarían ni un segundo en buscarme una pareja entre sus socios, para mi suerte nadie está muy interesado en un beta pero si descubren la verdad... —hace una mueca.

Ni siquiera quería adivinar el grado de enojo que sus padres presentarían.

—¿Y Jungkook? —preguntó—. ¿Piensas decirle algún día?

—Supongo que dependerá si nuestra relación va en serio —pensó—. No puedo decirle para que después me deje, ¿y si mis padres se llegan a enterar por eso? —negó.

—Pero si se lo ocultas por mucho tiempo... Afectará su relación ¿no?

—Recién estamos empezando este algo Minnie, déjame ver primero cómo van las cosas —suplicó.

—No te estoy obligando —aclara sobresaltado—. Solo te decía lo que pienso, pero este es tu secreto y solo tú sabes cuándo revelarlo y a quién —le sonríe con cariño.

—Gracias Jimin... ¿Si ves a SeokJin le puedes contar también? No quiero dejarlo fuera de esto, él también es nuestro amigo y sé que puedo confiar en él.

Jimin salió de la casa de su amigo y mientras se dirigía a la propia recibió una llamada.

¿Jimin? Soy yo, Jong-in —el omega chupo su labio inferior culpable, se había olvidado de aquel alfa totalmente.

—Hola —pronunció mientras seguía su camino.

¿Cómo estás?

—Bien ¿y tú? —respondió sintiéndose algo torpe.

El alfa rió suavemente, como si percibiera lo torpe que se sentía el pelirrojo.

Bien, estuve esperando que me enviaras un mensaje pero al ver que no había nada, pensé en tomar la iniciativa —explicó.

—Lo siento, mi hermano mayor enfermó y seguido mi amigo —explicó—. No sé dónde ha estado mi cabeza desde entonces —rió bajo, casi burlándose de sí mismo.

¿Te gustaría hablar de ello? —pregunto con tono suave el alfa, percibiendo algo extraño.

Jimin suspiro y pensó en los recientes acontecimientos. A pesar de que quería salir con Jong-in ahora más que nunca para olvidar a su hyung, tampoco sentía que era bueno darle una falsa esperanza sobre ellos, no sería correcto.

—¿Puedes ser sincero conmigo? —preguntó, deteniéndose.

Claro.

—¿Estás interesado en mí? —el silencio se presentó.

¿Tanto se me nota? —pregunto sonriente—. Rayos, y yo pensando que lo había ocultado bien. ¿Hay algún problema si llegase a ser así?

—En este momento... Probablemente —respondió con un suspiro—. Ya hay alguien que me gusta, a pesar de que no debería y no se puede.

¿Por qué no? —pregunto interesado.

Jimin juntó sus cejas mientras pensaba en sus razones.

—Parece que está saliendo con alguien —dijo finalmente, no era del todo mentira si pensaba en Ji-eun.

Entiendo ese sentimiento —suspira—. Deberíamos de crear un club de los corazones rotos —bromeó sacándole una pequeña carcajada al omega a la vez que lo confundía.

—¿También te gusta alguien? —preguntó curioso.

No te mentiré. Al igual que tú, ya hay alguien que ocupa un espacio en mi corazón pero que lamentablemente ya está con otra persona.

—Oh...

Sí, oh —ambos ríen—. Pensé en que tal vez salir con alguien me ayudaría a superar ese sentimiento —explicó—. No imeginé que el chico más lindo y simpático de las clases de baile esté en la misma situación que yo.

—Somos unos perdedores —dijo con tono bromista Jimin, sonriendo alegre.

Totalmente —aceptó el contrario—. Bueno, ahora que sabemos la verdad ¿por qué no intentamos salir como unos amigos con el corazón roto para pasar el rato? —pregunta—. Estar encerrado en mi habitación los días que no trabajo no es de mucha ayuda.

—Claro, pero antes de las seis de la tarde tengo que irme —advirtió recordando que pasaría a buscar a Sana por sus clases de Ballet.

Tipo cenicienta, esto será divertido —rió el alfa.

Después de reír un poco más con el alfa y acordar dónde encontrarse, Jimin cortó la llamada y fue directo a su casa para un baño y cambio de ropa.

—Alto ahí jovencito —Jimin se detuvo frente a la puerta—. Ahora, media vuelta.

Riendo bajo se dio media vuelta y enfrentó a su madre.

—¿Vas a salir otra vez, Minnie? —pregunto al apreciar el cambio de vestimenta.

Su hijo no había llegado ni hace cinco minutos y ya estaba saliendo de nuevo. Hizo un puchero.

—Si madre, Jong-in me invitó al cine —respondió sonriendo ante el infantil puchero de la mujer.

—¡Tienes una cita! —los ojos de la omega se iluminaron—. Dime ¿quién es este chico? ¿De dónde se conocen? ¿Es una cita, cierto? ¿Cuándo lo voy a conocer? —pregunto entusiasta.

—Es... Un chico que también estaba en las clases del profesor Hoseok y no es una cita... Creo —explicó observando la hora—. Voy a llegar tarde, madre.

—Te dejaré ir por ahora Minnie, pero quiero detalles de tu cita cuando vuelvas y una foto del chico —exigió.

Antes de que Jimin pudiera decir algo, su mascota comenzó a llamarle desde el segundo piso.

—Me voy —chillo cuando le vio volar hacia él.

Por más que quería llevarse a Shuga con él, no creía que sería buena idea llevar a su mascota al cine... Ni siquiera creía que se le permitiera la entrada en primer lugar.

—Oh, Jimin —saludo su vecino cuando pasaba frente a su casa.

—Hola —saludo con una sonrisa, deteniéndose por unos segundos al ver que el alfa salía de su casa y se acercaba.

—Dime, ¿sigues triste? —el menor negó con su cabeza.

—Ya estoy mejor —mintió levemente. Mientras no pensara en Yoongi, su pecho no dolía—. Gracias por ayudarme.

—Cuando gustes —sonrió y alzó su mano, tomando una pequeña hoja que estaba atrapada entre el rojizo cabello del omega.

Nervioso y algo incómodo, Jimin se alejó.

—Gracias y lo siento pero ya me tengo que ir, voy tarde —se excusó.

—¿Una cita? —preguntó mientras se retiraba.

Como no quería dar una explicación, el omega simplemente asintió con una sonrisa antes de retirarse.

Observó sobre su hombro, el alfa le sonrió y agitó su mano.

Correspondiendo el gesto Jimin siguió adelante, dispuesto a pasar una tarde entretenida sin pensamientos de Yoongi, y tal vez... Conocer mejor a Jong-in.


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