Tenebris Mallum

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Turno del Banlaine. ¿Es que ese hombre no puede evitar ser tan sexy? Use lo que use, nos tiene a todas embrujadas >3< Aunque la que parece lista para lanzar un hechizo es ella <3 ¿Y bien?, ¿cosas picantes llegando a nuestras mentecillas? *u* Mientras, avancemos con la historia. 

***

—Esta fiesta es muy divertida, ¿no creen?

—Elaine, deja de tomar tanto.

—Vamos King, déjala en paz —Esa era la tercera copa del misterioso ponche con alcohol que Ban se tomaba, y la segunda de su chica—. Está aquí con todos nosotros, no le puede pasar nada malo.

—Debo reconocerlo, ¡esta es una de las mejores fiestas en las que he estado! —Meliodas iba por el quinto trago de la noche, y no se veía ni un poco borracho—. ¡Esto está buenísimo!

—¿Pero no creen que la gente actúa un poco rara? —A pesar de las luces y la música estridente, King se había dado cuenta de que muchos ya no estaban, y los sí, se comportaban de modo extraño. Él mismo se sentía diferente—. Tengo que ir al baño... vuelvo en un momento.

—¡Que todo salga bien! —Ban empinó de nuevo su copa y la dejó a lado de la de Elaine—. ¡Delicioso! ¡Y hablando de delicias... Capi, mira. —El rubio volteó a donde señalaba su mejor amigo, y vio a Elizabeth Liones entrando a la habitación. Como suponía, la mojigata había traído un aburrido disfraz de cuello alto, como si fuera una peregrina o algo así. Sin embargo, por alguna razón él sintió una especie de salto en el pecho cuando la vio, y no pudo evitar preguntarse cómo sería quitarle ese vestido a mordidas.

—¡Es el momento perfecto para mi broma! Ban, Elaine, ¿me ayudarán?

—¡A la orden capitán! —El rubio salió disparado al lado contrario de la habitación para subir al segundo piso y prepararse, mientras la pareja se acercaba a Elizabeth con falsas expresiones inocentes.

—Te ves un poco perdida, linda. ¿Quieres perderte más con nosotros?

—¡Oh! Hola Ban, Elaine. No, es solo que estoy buscando a mis hermanas y no las encuentro.

—Creo que vi a Margaret en el segundo piso. —dijo la rubiecita, aunque sin poder ver a su amiga a los ojos.

—¿En serio? Gracias, creo que iré a buscarla —La pequeña de ojos ámbar la condujo hasta el elegante barandal y le señaló el supuesto lugar donde estaban.

—Del lado izquierdo, en la habitación del fondo.

—De acuerdo, nos vemos en un rato, ¡y feliz Halloween! —Los dos se despidieron con la mano mientras la veían adentrarse en el corredor, inconsciente de lo que le esperaba cuando llegara a su destino.

—Qué mala eres, nena.

—No Ban, no es lo que piensas. Yo... —La rubia miró al piso mientras suspiraba sonoramente—. Meliodas no es una mala persona. Creo que siente algo por Elizabeth, algo muy diferente al odio que finge todos los días. Tal vez solo necesitan un pequeño empujón para... —

—¿Así que tú también lo piensas? —Ban la abrazó por los hombros, y ambos sonrieron cálidamente mientras miraban hacia arriba. Ninguno notó que, a solo unos pasos, Jericó vertía la pócima en sus copas.

*

Elizabeth se había adentrado a la oscuridad del pasillo del segundo piso, y considerando lo ruidoso que estaba abajo, sintió un escalofrío al percibir tanto silencio.

—¿Ma... Margaret? —No hubo respuesta alguna, y cuando estaba por darse la vuelta, le pareció escuchar a alguien susurrando su nombre.

Elizabeth...

—¡¿Quién está ahí?! —Ella siguió caminando hasta llegar a la habitación del fondo, donde se supone estaba su hermana. La puerta se abrió con un rechinido y encontró que era una espaciosa biblioteca con un gran escritorio en el centro. Le habría encantado el lugar, de no ser porque sobre el mueble había un enorme ataúd negro—. Hay... ¿Hay alguien? —La albina se acercó sigilosamente hasta el terrorífico accesorio, lo miró con detenimiento... y suspiró aliviada al ver lo falso que se veía—. Bueno, parece que...

—¡RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!

—¡Kyaahhh!

—Jajajajajaja, ¿te asuste, Tonteli?

—¡Meliodas! —El rubio la había hecho saltar del miedo al salir del féretro súbitamente, haciendo que la pobre cayera de sentón y perdiera el sombrero de su disfraz—. ¡Eres un desgraciado! ¿Por qué siempre me haces el objetivo de tus bromas pesadas y trucos?

—Porque me sabe dulce, cara de ángel. ¡Uyuyui! Hablando de dulce, ¡qué bonita ropa interior de encaje negro!, ¿y quién diría que bajo ese gorrito para ir a la iglesia habría un par de cuernos? —Elizabeth se ruborizó violentamente al oírle decir aquello, pero estaba tan enojada que, en vez de dejarse intimidar, se puso de pie dispuesta a enfrentar a su némesis.

—¿Qué, tan inmaduro eres que aun te deleitas viendo los panties de las chicas?

—De otras sí, pero me temo que tú eres muy sosa y aburrida para mis gustos. No has cambiado nada desde que éramos niños.

—¡¿Ah sí?! —Ahora estaba furiosa, por lo que Elizabeth decidió que era el momento de darle una lección. Perdió todo pudor y, de un tirón, se desvistió frente a Meliodas revelando el pecaminoso traje de diablesa que tenía oculto tras la ropa de santa. Él se quedó mudo de asombro, por lo que la peliplateada lo tomó como un punto para ella y se burló de él por su expresión—. ¿Qué pasa? ¿La niñita que molestabas creció un poco? —Pero él no contestó.

De pronto su mirada había cambiado. Sus ojos normalmente verdes se volvieron negros como la noche, su respiración pareció detenerse por completo, y comenzó a caminar hacia ella de una forma extraña y amenazadora. Elizabeth estaba realmente asustada, y fue retrocediendo hasta que la tuvo acorralada contra la pared.

—Me... Meliodas, ¿Qué crees que ha...? —A una velocidad imposible para un humano, el rubio la sujeto por el cuello mientras su mirada pasaba de negro a rojo y sonreía mostrándole una boca llena de colmillos—. ¡No es gracioso! ¡Melio...!

—Elizabeth... —La forma en la que dijo su nombre hizo que la albina se estremeciera de pies a cabeza. Luego acercó el rostro a su cuello, exhalando su aliento cálido sobre la sensible piel, y generándole un delicioso escalofrío que nada tenía que ver con el susto. Para ese momento ella estaba temblando, y gritó cuando sintió su lengua húmeda deslizarse desde su clavícula hasta la base de su oreja.

—¿Qué...? —Luego él hizo algo que la asustó aún más. Acercó sus rostros como si estuviera a punto de besarla. Cuando estaba a solo unos centímetros, Elizabeth recobró la cordura y lo empujó con fuerza—. ¡No! —Fue el turno del chico para caer de sentón, y eso lo ayudó a recobrar la conciencia.

—¡¿Pero qué te pasa tonta?! ¿Es que no puedes aguantar ni una bro...? —Él guardó silencio en cuanto vio los ojos de ella. Elizabeth estaba llorando.

—Eres idiota. ¿Cómo puedes tratarme así y decirme que me odias, para luego hacer eso y tratar de besarme? ¡Eres un grandísimo idiota!

—¡Elizabeth! —Pero ella ya no escuchaba. Salió corriendo del cuarto lo más rápido que pudo, dejando a Meliodas con un mar de emociones confusas y recuerdos borrosos de lo que acababa de pasar.

—Tiene razón. Si en verdad la odio, ¿por qué hice todo eso? ¡Auch! —Se dio cuenta que cierta parte de su cuerpo le dolía: había tenido una erección sólo por verla vestida de diablesa—. ¿Pero qué está pasándome?

*

—Ban... no me siento muy bien.

—¿Qué tienes linda?

—Tal vez solo necesita tomar aire fresco. Vengan, hay un pequeño jardín privado por aquí.

—Esto... gracias Perico. —

—¡Es Jericó imbécil! —Después de dejarlos en el lugar prometido, la peliazul corrió para posicionarse en el orificio secreto a través del cual podía espiarlos sin que lo supieran. Vio cómo ambos tomaron la poción Tenebris Mallum, y ahora esperaba que ésta hiciera efecto en cualquier momento.

—Creo que al final si es una buena chica, ¿no crees Elaine? Es muy amable y...

—Tal vez demasiado amable.

—¿Eh? —Los ojos de la rubiecita se habían puesto extrañamente oscuros, y ahora se movía de una forma sinuosa y siniestra.

—Ban... ¿por qué te le quedaste viendo? ¿Acaso tuviste algo con ella?

—¿Qué? ¡No! —Pero era obvio por la expresión de su novia que no le creía, a lo que él respondió con un gesto evasivo y una mueca antes de contarle más detalles—. Bueno, llegué a cuidarla cuando era pequeña, y ella decía que quería casarse conmigo, ¡pero eso era solo un juego de niños! No es nada importante.

—¿Con que un juego, eh? —En ese momento el viento sopló con fuerza, revelando la luna llena en todo su esplendor, y haciendo que Ban de pronto sintiera un fuerte dolor de cabeza.

—Elaine, yo tampoco me siento muy bien. ¿Qué tal si vamos al sillón a recostar...?

—Yo me siento de maravilla Ban —El vestido de bruja de la chica de pronto se volvió más negro y, de la nada... ella comenzó a levitar—. ¿Para qué quieres que me acueste? ¿Para qué me quede dormida y puedas ir a beber y coquetear con otras? —Un sonido ronco dejó la garganta del albino, y aquel ruido sonó muy parecido a un rugido.

—Al menos ellas sabrían tomar, no tendría que estar cuidándoles la borrachera como si fueran niñas pequeñas —El chico había empezado a apretar los puños, y las orejas de su disfraz parecían extrañamente reales—. Y respecto a por qué quiero que te acuestes... créeme cuando te digo que no sería para dormir, pero claro, tampoco puedo hacer eso. Después de todo, aun eres muy niña para tu primera relación sex...

—¡Cállate! —De la nada, una liana de enredadera salió del muro y aprisiono el cuello del hombre lobo, que luchó mientras la brujita flotante se acercaba a él. Ahora su novio tenía cola.

—¡Así es! Llevamos más de un año juntos, y no me has dejado tocar más que esto. —El ojirojo zafó una de sus manos de la enredadera para apretar el pequeño pecho de la rubia—. Es natural que me mirara a otras.

—¡Ya te enseñaré yo qué es natural! —Con un movimiento de la mano, Elaine ordenó a las lianas que desgarraran su propia ropa, quedando por completo desnuda frente a los ojos de Ban, que ahora emitían un extraño brillo dorado.

—A eso me refería. —El peliblanco intentó acercar la mano de nuevo, pero la furiosa chica se lo impidió.

—¡Que te calles! —Más lianas salieron de todas partes, aprisionando sus brazos y piernas, formando una gran equis con su cuerpo y dejándolo completamente estirado—. No tienes idea de cuánto lo he deseado, ¡no tienes idea de cuánto me he contenido para no forzar las cosas! —Elaine sujetó su barbilla con fuerza, y antes de que alguno pudiera decir qué pasó, estaban besándose con desenfreno y voracidad; él lo único que hacía era retorcerse para tratar de liberarse, y cuando separaron los labios, vio confundido que ella estaba llorando—. Es solo que tengo miedo... miedo de no estar lista... miedo de no ser suficiente para ti... oh, Ban. Estúpido, ¡te amo!

—Ni hablar, esos dos están tan enamorados que incluso en su versión malvada se siguen amando. No hay nada que hacer aquí.

—¿Jericó?, ¿te pasa algo?

—¡Guila! —En ese momento su mejor amiga se acercaba a ella con una mirada preocupada en su dulce rostro—. Pensé que no habías venido.

—Al final sí pude, es que dejé a Seal con una niñera por hoy. Esta noche quería estar contigo y...

—¡¿Has estado en la fiesta todo este tiempo?! ¿Y por qué no me llamaste?

—¡Lo intente! Pero creo que algo extraño ocurre con la señal de la casa. De hecho, algo extraño pasa con la casa y punto. Me hace sentir... diferente. —Los ojos de la chica brillaron un segundo con un fulgor extraño, y Jericó tragó saliva antes de hacer la pregunta a lo que ya sabía.

—¿Diferente cómo? —Su amiga se le acercó, luciendo cada una de sus curvas en su entallado traje de gato negro y, de repente... la beso.

—Mmmm... —Sus labios eran dulces y suaves, su aliento sabía a caramelo de calabaza, y en menos de dos segundos, las dos jóvenes ya estaban entrelazando sus lenguas. La pelinegra subió la mano para comenzar a apretarle el pecho, y deslizó la otra hacia atrás para apretarle el trasero. El beso se fue haciendo más intenso, más ardiente, y cuando por fin se separaron, un delgado hilo de saliva las unía.

—¿Qué dices Jericó? ¿Me darás una oportunidad? 

—¿Por qué no? Después de todo eres mi compañera de juegos favorita. —Se sonrieron mutuamente con coquetería y, tras un par de caricias más, comenzaron un juego que efectivamente las salvaría de hacer "puff" el resto de la noche.

***

Otra pareja gay 9u9 En retrospectiva, Coco si que mostraba tener ciertas inclinaciones, askdjbaiywsvducxsagvu XD Y ahora, un secreto sobre este capítulo: ¿sabían que Guila, Slader y Shin son efectivamente, y declarados por el autor, como homosexuales? El ship con Jericho solo fue una inspiración mía, pero... quien sabe °3° Lo que sé es que amo aún más al autor por incluir un par de estos personajes. Bien, sigamos con la travesura.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro