〰️CAP. 24 "Por ti"〰️

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Desaparecí entre las penumbras con el fin de solo calmar mi sed agónica de venganza, de reclamo y desazón. ¿Será posible que solo por una puta vez pueda discernir bien sobre algo y se decida por mí, que no es para mí?

—Con un demonio... —susurro mientras enciendo un cigarro pensando como mierda haré la cuestión de enfrentar y reclamar como mío lo que es suyo. Parece una maldita mofa que debo pagar en tierra por provocar tamaña maldad sucesiva en ésta y en otras vidas. 

¿Cómo haré para cuestionar sin ser cuestionado antes? ¿Cómo haré entrar en razón a su Señor, de que es el maldito corazón el que dicta mi razón? ¿Cómo haré para hacerle entender de que estoy dispuesto a ceder mi perversidad, que transitó por siglos a mi lado, solo por verlo morar feliz a mi lado?

—Soy un maldito vesánico convertido en un estúpido cachorrito... —me susurro entre pitadas a medida que avanzo al lugar del encuentro pactado.

No sin dejar de recordar las palabras que taladran mi cerebro reiteradas veces de pasada... "Ni muerto entrega un soldado" —Eso lo veremos... Señor de los cielos.

Él, está dispuesto a todo por mí y yo, estoy dispuesto al doble de lo que me dé. Lo único que quiero es conservar esa parte que me atrapó como mosca a la leche, devastando cada fibra de mi ser y transformando al maldito órgano interno ubicado al medio de mi pecho, en un órgano palpitante lleno de gozo y amor.

Porque... ¡Maldición! Lo amo como nunca imaginé en mi puta vida que llegaría a sentir ese tipo de cursilería. Y lo peor del caso, es que me desespero por sentirme así, por morir en el calor de sus brazos...

Al final de cuentas, el patético resultó ser yo.

Tanto que me burlé de sus formas para que mi fogoso morocho me tenga atrapado en su bondad y a su maldita merced, para colmo...

—S-señor... —percibo a un costado deteniendo mi andar para observar severo a quién ose interrumpir mi decisión.

Entonces, observo a mis alrededores a unos cuantos siervos de los más altos rangos que me atisban entre cejas y párpados caídos, como esperando acatar una orden que nunca emití.

—¿Qué mierda creen que están haciendo? —enfurezco de solo pensar que pueden querer evitar lo inevitable. El que se metan en mis decisiones saca lo peor de mí. Y resguardo, lentamente, mis instintos de arrancarle la cabeza a todo aquel que se anime a intervenir.

—S-solo... q-queríamos...a-apoyarlo... Mi Señor.

Una profunda risa diabólica resurge desde mis fauces y en todo su esplendor, un sonido merecedor de aquel terror que provocó por siglos. Digna de mi trono y sucesión y de percibir sus cuerpos latir bajo mi tono como en este preciso momento.

—¿Apoyarme? —irónico sonrío —¿Se dan cuenta de que voy al matadero y aún así, me quieren apoyar? —consulto a boca abierta a todo aquel que me observa con sus asustados y desconcertados ojos en cuanto todo rastro de enfurecido rojo, se convierte en sosegado tono coral.

—U-usted es n-nuestro S-Señor... a p-pesar del cambio...

Mi mirada se detiene en aquel súbdito que aclaró "que a pesar del cambio" sigo siendo su Señor —¡Acércate súbdito! —solicito con baja y gruesa voz bajo la atenta mirada del resto de los demonios.

El chiquillo, tembloroso guerrero incorporado hace poco, sosegado en su campo y el mejor en cuestión de persecución y atraco sin ser visto, se acerca despacio mientras en un hilo de voz me consulta: ¿Sí, mi Señor?

Lo observo temblar bajo mi mando y entonces, recapacito al instante de que ésto no debería de ser así. Si tan solo mi morocho pudiera observar mi cruel acto en este preciso momento, daría mil razones (entre explicaciones) del porqué debo tener empatía hacia otro ser y no sé que otro par de cursilerías referentes al "respetar a otros para que me respeten a mí".

Estos recuerdos provocan mi sonrisa. Y sin poder contenerme, emito un par de sonoras risillas llamando la atención de todos en el lugar.

Observo, luego de percatarme de las diversas miradas puestas en mí, al joven súbdito con su respiración acelerada. Sus pensamientos más simples son de mortalidad, así que no me imagino de otra manera que no lo sea temblando como un chiquillo ofrendado para sacrificio.

—Dame tu mano... —le ordeno con menor exigencia, a lo cual él me ofrenda su temblorosa extremidad que rápido asgo apoyando sus dedos sobre mi pecho —¿Dime que sientes? —cuestiono frente a todos.

Durante unos pocos minutos pareciera que la tierra cobra un ritmo propio y declinante. Ya el silencio sepulcral que rellena cada fragmento del momento para esperar su contestación ante mi pedido, pareciera arena que cae cual reloj en retroceso.

—¿Puedes hablar? —sorprendo a todos con el tono de mi voz nada exigente, es más... Salió como un pedido donde solo faltó el "por favor" acompañando mi corto relato.

El súbdito, me observa menos tembloroso y emite: —S-su corazón...

Lo miro directo a sus ojos y digo: —Exacto, mi corazón que late como nunca latió en siglos... ¿Y saben cuál es la razón? —cuestiono retirando su mano de mi pecho.

—¿El maldito Ángel Rojo? —escucho algo lejos y a mis espaldas. Esa voz que tantas veces provoca mi sumisión ante su recado.

Todos viran a observar al dueño de semejante acotación, imaginándose cuantos segundos de vida "sin sufrir" le quedará a aquel que se animó a hablarme así.

〰️〰️〰️〰️〰️〰️

Por un instante, tomo el coraje de contestar su cuestionamiento, completamente seguro de ser el dueño de su aflicción y su congoja. Pero sobre que me doy cuenta de lo que provoqué ante sus súbditos, se me viene a la cabeza de que quizás, me equivoqué y no era el momento.

Ya que todos los demonios me observan fijo, y estoy seguro que más de uno no estaba al tanto del cuerpo humano del angelado devenido de los Cielos. Y para colmo, sus fanales exudan peligro y control ante cada accionar mío.

En estos momentos, me percibo como un frágil animal queriendo entrar en una jaula de lobos dispuesto a atacar si oso tocar al Señor de sus tinieblas.

—¿Se puede saber qué diablos haces aquí? —cuestiona el hermoso ser ante mis ojos y bajo la atenta mirada del resto.

Entonces, tomando coraje para dictaminar mi futuro a su lado y que quede claro de una buena vez, le cuestiono: —¿Puedes asegurarte ante el resto, de que soy aquél que provoca a tu desaforado corazón?

Dicho esto y para sorpresa de todos los que cuchichean alrededor, me acerco velozmente hacia su cuerpo que me observa con un destello entre rabia y amor.

Y moldeando su cuerpo entre mis brazos, afirmo sin un ápice de duda: —No puedes pretender ir al muere a luchar por mí sin estar yo ahí, para apoyarte y luchar por ti, de ser necesario.

Sus mofletes hinchados remarcan el puchero de sus labios y dispuestos a no ceder, intercedo acercándome hasta confundir nuestros alientos y pegar mis labios a los suyos en un atrevimiento para el asombrado resto.

Los ruidos obscenos que despiden nuestros roces, acobardan a más de uno de mirar directo hacia su señor, mientras éste se deja saborear como paleta o caramelo bajo mi experto toque sensual.

Separándome de su cuerpo y sin desear hacerlo, giro sobre mis talones enfrentando a su horda que enfoca su completa atención hacia mi persona.

Y sin despegarme de su delicioso ser, que se encuentra en temblores entre
mis brazos, observo alrededor entonando: —¡Soy el hacedor del latir del corazón de su Señor! El mismísimo Ángel Rojo hecho persona... Pero estoy dispuesto a dejarlo todo por aquel que dicta en mi corazón... Por mi amado Dāeva.

Los demonios se remueven intranquilos, vociferando para todos lados mientras uno de ellos me observa agachando su cabeza en agradecimiento...

—¿Cómo diablos supiste lo que estaba por hacer morocho? —cuestiona ya revivido de mis roce y de mi gozo.

—¿Acaso, eso importa? Solo vamos juntos a enfrentar nuestro destino, pero déjame pedirte un favor... Pide a tu horda que no ataque a menos que sea en defensa, no creo que lleguemos a esto porque -supuestamente- soy la obra del amor sobre todas las cosas.

Mi sexi demonio se retuerce entre mis brazos mediante risas y dictamina: ¡Qué irónico todo no? Tú, la obra del bien y yo el promotor de la maldad sobre la tierra... ¡Menuda junta desigual! ¿No te parece?

—Pero con una cosa en común: un amor que va más allá de todo lo que está bien o mal. Y no me puedes mentir porque yo peque por ti en esta tierra, tu te dejas ser al molde de lo que somos... Un verdadero amor que puede contra todo.


















































A POCO QUERIA MANDARSE AL MUERE SIN SU AMOR EL DĀEVA🥺 MENOS MAL QUE SU ANGELOSO TODO MELOSO LE PISA LOS TALONES Y ESTÁ DISPUESTO A TODO AUNQUE EL OTRO RETOCE👌🤣

GRACIAS POR LEER, VOTAR Y COMENTAR🥰

LOS AMITO MUCHO❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro