〰️CAP. 9 "Desorden"〰️

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

No puedo dejar de pensarte, absorbes cada momento de mi noche y aunque quiera concentrarme en mi labor, estás en cada instante que reniego con mis vasos derramados o la horrible sensación que me otorga observarte franelearte con alguno sin pudor frente a mis ojos.

Encima retuerces tu cadera aferrándote a su piel mientras buscas mi mirada sin ninguna compasión.

“¿Tan negro es tu corazón que disfrutas de mi absurda conmoción?” medito en mi cabeza mientras deslizo el trapeador sobre la mesa.

Esto de ganarse la vida no resulta para nada mal, solo me apetece no observarte refregarte en mi bendito rostro aunque sin querer termino direccionando mi visión a tu pecaminoso cuerpo que me recuerda entre roces que no me perteneces a mí.

—Jimin es así Kokito, el usa a su favor, lo lamento si te sientes menospreciado. Él, es aquí dueño y señor —confiesa Tae a mi lado mientras prepara un trago y observa la misma función. Función que enerva y cocina algo, lentamente, desde mis entrañas.

—No me siento menospreciado, es solo que… no puedo despegar mi visión de su endemoniado espectáculo —articulo decidido tratando de creerme yo la cuestión del no me afecta, pero todo me afecta al fin y al cabo.

—Como tú digas, pero te recomiendo que le comuniques a tu rostro lo que piensas comenta risueño codeando mi cuerpo, levemente, mientras se retira a otra sección del bar —. Esta noche hay karaoke, prepararé el lugar —anuncia.

—Como digas, avisa si precisas ayuda —a lo cual Tae asiente con su cabeza.

Me coloco de cuclillas, rebuscando un destapador que se disparó rodando hasta perderse de mi vista en medio de mi observación.

—Debería solo preocuparme y ocuparme de mi labor, entre otras cosas, en vez de perder mi tiempo en situaciones de roces —rezongo bajo la barra rebuscando a lo lejos hasta que escucho su gloriosa voz. Y exaltando mi cuerpo, velozmente me incorporo golpeando mi cabeza contra la mesada en el intento.

—¡Maldición! —paso mi mano por la zona de dolor, buscando algo de alivio  mientras trato de enfocar mi visión entre sutiles lamentos.

—¿Estás bien? Permíteme observar tu lesión, soy doctor. En una de esas, necesitas sutura —dictamina una voz desconocida para mí y me incorporo ante su toque.

Y como si fuera poco, observarlo todo acaramelado, debo aguantar el tacto de su reciente conquista mientras revisa cautelosa mi cabeza.

—Estoy bien, pero gracias por tu preocupación —comento sincero regalando una cálida sonrisa de mi parte. Ya que ante actos de valores debo agradecer la acción.

—No pierdes tiempo, por lo visto —escucho su voz que por iguales partes me gusta como me altera.

—Soy agradecido, así he sido siempre desde el comienzo de los tiempos —le espeto sin filtro. Y sin medir mi contestación, envalentonado prosigo con mis vocablos —. No como otros que creen que son la gran cosa...

Y un quejido de dolor se retrae desde mis fauces cuando el buen hombre comedido comenta que debe limpiar mi herida porque, aunque no sea profunda, puede generar algún foco de infección.

En eso, hace acto de presencia mi preocupado compañero que le indica el camino hasta el depósito en donde se encuentra un pequeño botiquín de primeros auxilios.

La situación se me asemeja a una pequeña “gran” herida de batalla en donde diversos soldados alrededor se lamentaban demasiado por observarme herido... Esos recuerdos extraen una pequeña sonrisa, porque de igual manera "exagerada" actuaban allá arriba ante pequeños roces.

En eso, escucho bufidos a mi posterior —“La gran cosa” Gran cosa es tu pequeña herida, tanto espamento por un pequeño roce… Si serás necesitado de atención.

“Por lo visto, el necesitado no soy yo”. Cuestiona mi cabeza pero así mismo, hago oídos sordos y continuo mi trayecto hasta llegar al pequeño botiquín para que este buen hombre acometa su labor. Porque de no dejarle ya me veo venir la regadera de regaños.

—No debes estar aquí si tanto te molesta que lo atienda, porque de igual manera a mí me molesta tu falta de empatía con el señor —le comenta decidido y con una mirada feroz, el doctor al sexi y atrevido rubio que me trastoca la cabeza.

El ambiente se tensa en un efímero momento...

—¿¡Pero quién mierda te crees para hablarme así!? —comenta con enfurecida y elevada voz, sonrojado hasta el punto de transformar sus ojos en dos luceros con aparentes destellos rojos bajo la cabizbaja mirada de su supuesto acompañante de turno.

Y aunque su visión me convoque a cuestionar del porqué de sus ruborizados ojos, la molestia de su habla me supera.

—A ver si le bajas el tono respetado señor, que el buen hombre solo hace su labor en cambio, otros solo buscan llamar continuamente la atención — desembucho sin importarme su reacción. Porque aunque despierte cada fibra de mi ser con obscenos pensamientos, nunca permitiré que maltrate delante de mí a otro ser.

〰️〰️〰️〰️〰️

Salgo retozando del depósito. Buscando desesperado un fuerte trago para concentrarme en no exponer mis ganas de matar a ese condenado humano que se cree la salvación de ese tarado morocho.

Nuevamente, su humanidad me sorprende, porque a pesar de refregar descaradamente mi cuerpo en búsqueda de su provocación; solo logré que condicione con sutiles palabras de agradecimiento al maldito doctor que lo atiende en este preciso momento.

—¡Con un demonio, estúpido morocho! —susurro acercándome a la barra decidido a llenar mi sistema de alcohol para calmar mi incipiente frustración.

—¡Wow! Amigo, pareces un toro embravecido... No me digas que el Kokito te puso los puntos sobre las ies —comenta risueño con su sonrisa enmarcada en su maldito rostro mientras limpia un par de vasos, y me enfurezco peor.

—¿Y se puede saber desde cuándo es tu Kokito? —espeto sin medir la real magnitud de mi reclamo.

—¡Nooo! —comenta mi exagerado amigo asiendo sus mejillas con asombro —, no puedo creer que estés celoso —dictamina.

—¿Celoso, yo? ¿De esa cosa? ¡Pero por favor! Ni en un millón de años estaría con esa nefasta sensación —revoleo mis ojos ante su estúpido cuestionamiento —. Y sírveme un tequila —argumento sin aclarar mis pensamientos que me llevan una y otra vez al maldito morocho de cuerpo escultural y angelical rostro.






























AJÁ, NI TÚ TE LA CREES DIABLITO🤣

DEBO ADMITIR QUE LA IMPRONTA DE ESTE PAR, ME FASCINA😏🤣🥰

GRACIAS POR LEER, COMENTAR Y VOTAR😍

LOS AMITO MUCHO❤

 
 
 
 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro