ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟛

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Max se estaba dirigiendo a su oficina para conocer al nuevo mesero y en estos momentos, se arrepentía de no haber pensado más en su vestimenta, pero en su defensa él no sabía que estarían contratando a alguien nuevo ese día.

Una vez entró a la oficina, fue recibido por un joven delgado, casi de su altura, con un llamativo cabello color azul eléctrico y que en su rostro mantenía una sonrisa con forma de un rectángulo que dejaba ver varios de sus dientes.

—Hola, buenos días, mi nombre es Max Nattapol y soy el gerente y encargado de la administración del restaurante y del personal— saludo acercándose para estrechar la mano contraria y con esta acción le llegó un olor suave de caramelo delatando a aquel chico como un beta.

—Buenos días, mi nombre es Saint Suppapong —respondió el peliazul sin quitar su enorme sonrisa.

—¿Este es tu primer trabajo, Saint? —preguntó mientras sonreía y rodeaba el escritorio para tomar asiento y dándole una señal de que podía hacer lo mismo.

—No, no, para nada, trabajo desde que termine la escuela secundaria*. Elegí trabajar en lugar de entrar a la universidad, además, no hay una carrera que me llame la atención, así que prefiero ganar dinero para mandarle a mi madre a Chiang Mai y de ser posible, lograr que se venga a vivir aquí conmigo —. En su tono de voz pudo notar un poco de arrepentimiento y tristeza, pero aun así mantenía su sonrisa, supuso que era un tema complicado para el chico.

—Dijiste que tu madre está en Chiang Mai, ¿tú eres de allá?

—Emm estuve viviendo ahí desde los catorce años cuando mi madre descu... decidió que nos teníamos que mudar, pero yo soy de Chiang Rai—. Respondió dudoso y, al parecer de Max, con algo de incomodidad — Pero sí tuve muchos trabajos de medio tiempo allá, así que te aseguro que aprendo rápido, incluso trabajé de mesero, solo que era en una pequeña cafetería—finalizó con una sonrisa.

—Bueno, no te preocupes, creo que será bastante similar, y el trabajo en sí no es difícil, además todos aquí te ayudaremos para que te adaptes rápido. Estoy seguro de que eres una buena opción para el trabajo y al parecer Perth y Win también, ellos te recomendaron mucho con Bright-hyung, el hermano mayor de Perth.

—Si, apenas nos conocen pero nos han ofrecido mucha ayuda a mi amigo y a mi, en verdad estoy muy agradecido con ellos. Son las personas más amables que hemos conocido aquí en Bangkok después de casi cuatro años.

—Parece que han tenido muchas dificultades aquí en Bangkok. Lamento eso, yo soy nacido aquí, así que se lo crueles que pueden llegar a ser las personas de la ciudad.

—No tiene que disculparse hyung, no es su culpa de todas maneras. Además las dificultades las pasamos por venir aquí siendo jóvenes e ingenuos al pensar que todo se  resolvería rápidamente. Pero ahora ambos estamos bien, mi amigo ya logró su sueño y yo pronto cumpliré el mio.

—Me alegra escuchar eso, parecen buenas personas. También es bueno ver que no perdiste tu sonrisa, a pesar de lo que pasaron. No se cuales sean tus planes futuros, pero si quieres volver a estudiar puedes estar seguro de que acomodaremos tu horario aquí en el trabajo.

—Se lo agradezco hyung, pero no creo que esa sea una buena opción para mi.

Max notó algo de tristeza en el chico sonriente que tenía enfrente cuando mencionó aquello, pero no pregunto nada, no quería asustarlo. El beta peliazul le logró agradar a pesar de las pocas palabras compartidas. No entendía a qué se debía aquella simpatía.

Bueno eso era una mentira, el chico le recordaba algo a Tul. Su amigo perdió a su padre en un accidente, cuando el omega tenía catorce años y su madre falleció un año después por la tristeza de perder a su alfa.

Él y su familia le ofrecieron ayuda económica a Tul para que pudiera concluir sus estudios, ya que sus abuelos no eran capaces de pagar su educación en Bangkok, pero el omega la rechazó amablemente, diciendo que quería intentarlo por sí mismo y  prometiendo que si llegaba a necesitar ayuda recurriría a nosotros, aunque nunca lo hizo, pues su amigo consiguió salir adelante por sí solo.

— Está bien, pero si en cualquier momento cambias de opinión, tienes que saber que puedes contar conmigo. Y no solo referente a ese tema, puedes venir a preguntarme cualquier duda que tengas, siempre estaré disponible — mencionó mientras sacaba unas hojas del cajón derecho de su escritorio —. Aquí tienes el contrato.

El beta frente a Max sonrió felizmente, mientras recibía aquel documento y lo leía detenidamente, para poder firmarlo.

El beta castaño lo observó durante el tiempo que tardo en leer el contrato, entendiendo el porque logró llevarse bien con Win y Perth en poco tiempo. El chico sonriente transmitía confianza y un sentimiento que te hacia querer protegerlo.

— Bueno, bienvenido oficialmente Saint, ahora sígueme, te daré un pequeño recorrido por el restaurante y te presentaré a los otros trabajadores del lugar.

—Por supuesto. — El peliazul se levantó de inmediato y pasó por la puerta que él mantenía abierta.
Max los dirigió hacia la cocina y abrió la puerta indicándole que pasara.

Dentro se encontraban Bright y Gulf sentados en la barra central concentrados, probablemente viendo el menú para la semana siguiente, detrás de ellos estaban un alfa y una beta castaña organizando algunos de los utensilios que usarían y cerca de él estaba un beta rubio.

—Hyungs —llamó su atención Max —Vengo a presentarles al nuevo trabajador. Saint, el de cabello rubio es Bright-hyung y el de cabello color menta es Gulf-hyung, ambos son los jefes de cocina y junto conmigo, somos los que abrimos este restaurante.

Ambos saludaron con un leve asentimiento y una sonrisa cortés.

—El alfa alto del fondo se llama Plan y ella es Amira-nona, ambos son los dos cocineros del lugar. Y por último, el de aquí es Apo nuestro plongeur, quien se encarga de lavar los platos —dijo señalando al beta que se encontraba a su izquierda.

—Un gusto conocerlos, me llamo Saint —dijo haciendo una reverencia.

—Hola Saint, bienvenido. Esperamos y te sientas cómodo trabajando con nosotros —dijo Gulf con una sonrisa.

Después de conocer al personal encargado de la cocina, Max lo llevo a recorrer el lugar y a conocer a los demás. Todos lo recibieron muy bien, le regalaban sonrisas y palabras de bienvenida, conoció a Joohyun, la nona que se encargaba de recibir a los clientes y a los otros cinco meseros,Yacht, Mean, Gun, Noeul  y Tay.

Durante el recorrido, el peliazul trató de memorizar donde quedaba cada cosa, para no interrumpir a los otros al estar trabajando, y al finalizar, Max le entregó sus uniformes y lo llevó a la oficina para decirle en detalle los horarios.

Para Saint, este nuevo trabajo, era su oportunidad para poder comprar un departamento y traer a su madre desde Chiang Mai, a su lado, pero sobre todo quería independizarse de la ayuda de su mejor amigo y ya no ser una carga para él.

Tul estaba agitado, se encontraba con la espalda recargada en la puerta de su casa y se deslizó hasta quedar sentado para posar su cara entre sus manos.

De seguro el alfa pelinegro del estacionamiento había pensado que era un loco por salir corriendo así y no ir directamente con el al sentir que eran destinados. Si, salió corriendo en cuanto vio al alfa pelinegro dar un paso en su dirección. No sabía porque lo había hecho. Todos sus amigos saben que él siempre soñó con encontrar a su alfa.

Después de que su padre murió en el accidente de coche, su madre se entristeció demasiado por perder a su alfa destinado. Ella no se encerró y lo ignoró cómo la gente pensaría, de hecho, su madre hacía lo posible por convivir con su hijo, pero la omega dentro de ella se fue apagando lentamente.

Una mañana su madre le dijo que la llevara al hospital porque no se sentía bien y un par de horas después, en las que su madre le dijo lo mucho que lo quería y que deseaba que encontrará su felicidad, ella falleció.

Tul se sintió muy triste en un principio, pero desde niño vio el gran amor que se tenían sus padres así que supuso que ellos realmente no podían vivir el uno sin el otro, como en las historias que le contaba su padre de pequeño.

Desde entonces él siempre deseo poder encontrar a su pareja destinada, para vivir un amor tan bonito como el de sus padres y hacer realidad las últimas palabras que le dirigió su madre, él encontraría su felicidad y supuso que esta estaba al lado de su alfa destinado.

Por eso en estos momentos se encontraba muy confundido, él sin duda sintió el lazo que lo unía con aquel alfa desconocido, pero en ese instante su mente se inundó de imágenes de Max.

Max jugando con él aquel día en que llegó a su nueva escuela y todos se rieron por tener un acento diferente... Max diciéndole que él sería su mejor amigo siempre y que lo protegería de todos... Max observando fascinado cuando él bailaba... Max prestando su hombro para que él llorara después del fallecimiento de su madre...

Todos los momentos importantes de su pasado incluían a su mejor amigo, a su primer amor.

Desde que conoció a Max fue muy apegado a él, estaban juntos todo el tiempo y siempre sabían cómo ponerse feliz el uno al otro, por eso él lo veía como su amigo inseparable y el hermano que siempre quiso.

Pero después de su primer celo, él solo se imaginaba cómo se sentiría el besar los finos labios que poseía su amigo. Él lo atribuyó a las hormonas de su primera época de calor, ignorando la voz interna que le recordaba el hecho de que los omegas en celo buscan a alfas y no a betas.

Pero estos pensamientos no solo estaban ahí en sus celos y con el tiempo se volvieron más pervertidos, al punto de que durante sus celos se tocaba, imaginando que eran las grandes manos del beta.

Se sentía tan culpable con Max por hacerlo. El beta siempre lo apoyaba en todo e incluso lo animaba a encontrar a su pareja destinada.

Por eso en esos momentos, después de haber huido del alfa pelinegro del estacionamiento, sentía que estaba traicionando no solo su meta de encontrar a su alfa, sino también el apoyo que Max le había demostrado para que lo hiciera.

Levantó su cabeza derrotado, pensando en cuánto tiempo pasará antes de tener una oportunidad de volver a ver a aquel alfa y prometiéndose mentalmente que el siguiente encuentro sería diferente, ya que él no huiría nuevamente.

También declarando que tenía que hacer lo posible por enamorarse de él y dejar de pensar así de su mejor amigo.

Sin nada mas que pudiera hacer, se dirigió a la ducha esperando quitar el estrés que se le acumuló en ese corto tiempo gracias a sus pensamientos.

Una vez entro y se coloco debajo del agua, cerro los ojos y dejo que recorriera su cuerpo. El contraste del agua fría con su piel era muy notorio, tal vez su cuerpo se encontraba mas caliente debido a la actividad física que hizo al correr, pero se sentía bien. Se quedo ahí hasta que la piel de sus dedos se empezó a arrugar y fue cuando decidió que ya era hora de salir.

Aun en toalla se dirigió a la cocina, pensaba comer algo ligero, ya que tenía planeado ir al restaurante por la tarde, como había prometido, pero desistió al ver que su despensa se encontraba vacía. Se dejo caer en una de las sillas de la pequeña mesa y tomo su celular para citar a Jimin en el restaurante.

Su cabeza estaba empezando a tener dolorosas punzadas, tal vez debería dormir, para poder despejar su mente, así podría planear como decirle a sus amigos que había encontrado a su pareja destinada y que él huyó cuando en lo único que pensó fue en Max.

No olviden los votos y comentarios no sean lecturas fantasmas

   Las amo ❤️

Palabras 2042

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