ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟞

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Max se encontraba a punto de abrir la puerta de entrada de su casa, aún sin saber el cómo llegó hasta ahí sin haber tenido un accidente en el camino. Probablemente el haber conducido cuando no se encontraba plenamente consciente de lo que hacía era una de las peores ideas que tuvo. Pero como comprobó hace apenas unos minutos en la casa de Tul, él se dejaba llevar por malas decisiones en los peores momentos.

Abrió la puerta y se adentró lentamente sintiendo su cuerpo muy pesado, como si en esos momentos se encontrara cargando sacos llenos de arena. Cada paso que daba o cada movimiento que realizaba con sus manos le parecían tan difíciles.

Culpa.

Si, sentía una inmensa culpa por los actos que hizo. Su amigo, su mejor amigo, había tenido un momento de debilidad del que no era consciente ni culpable, en el que lo necesitaba, necesitaba a su amigo para que lo cuidara, y aún así él solo fue capaz de aprovecharse.

—¿Max? —la voz rasposa y adormilada de Gulf lo sorprendió desde la cocina, para después escuchar las pisadas arrastrándose, supo entonces que el omega no subió a dormir por estarlo esperando, aunque se encontrara muy cansado después de su jornada laboral, él si era un verdadero amigo —¿Por qué tardaste tanto? ¿Y por qué no contestas el teléfono? Pensé que te había pasado al... Max ¿qué tienes? ¿Por qué estás llorando?

Subió las manos a sus mejillas, dándose cuenta de la humedad en ellas y si, tal como había dicho el omega, estaba llorando. Subió su húmeda mirada para encontrarse con los pequeños ojos rasgados y preocupados de su amigo —Hy-hyung... —y se derrumbó.

Acortó la distancia para rodear el pequeño cuerpo del pelimenta y posó su cabeza en el hueco que se formaba entre el hombro y cuello del mayor, sintiendo enseguida como el par de manos se posaban en su espalda y le proporcionaban cálidas caricias intentando tranquilizarlo. También, sin saberlo, le dio Gulf la oportunidad de percibir las feromonas del celo de Tul combinadas con su aroma y el olor a sexo. Pero el pelimenta no dijo nada, dejaría que el alto beta le explicara.

—¿Qué te pasó Max? ¿Tu y Tul pelearon?

Notó como era dirigido al sofá mientras el mayor esperaba por su respuesta. Pero no podía contestarle. Tenía tanta vergüenza de confesarle lo que hizo, no sabía cómo reaccionaría Gulf, pero él también era un omega, estaba claro que podría reprochar su conducta y probablemente perdería su confianza y amistad.

—Max, ¿le confesaste tus sentimientos?... ¿Por eso estás así?... Sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?

Si, Gulf estaba al tanto de sus sentimientos. El omega muchas veces demostró que realmente se preocupaba por él y nunca le dijo que estaba incorrecto lo que sentía por Tul. Era quien lo acompañaba y lo escuchaba durante horas, cuando él solo quería hablar de cuán enamorado estaba de su amigo, además de cuidarlo cuando tomaba de más, porque sus sentimientos no eran correspondidos.

Para ser sincero, siempre lo sorprendió la manera en que el omega veía las cosas. Aunque Max se consideraba racional, las palabras que salían de la boca de su hyung constantemente le daban otro punto de vista que él no consideraba. Gulf siempre actuaba de manera lógica y analizaba las cosas para poder darle un buen consejo. Y eso era lo que necesitaba en estos momentos, un consejo.

—No peleamos... bueno al menos no todavía —salió del refugio que le brindaban los brazos de su mayor para poder juntar sus manos sobre su regazo y fijar la vista en el suelo, sintiéndose incapaz de mirarlo a los ojos mientras le confesaba su actuar tan vergonzoso —Hyung, yo... me aproveché de Tul-hyung.

Espero por cualquier palabra que Gulf tuviera para decirle ante su confesión, pero a cambio solo percibió la pesada mirada felina e indescifrable sobre él, con la clara invitación a que se terminara de explicar antes de decirle cualquier cosa.

—Cu-cuando llegamos a casa de hyung, él no se despertó así que cuando traté de moverlo pude sentir que su piel estaba caliente... así que pensé que estaba enfermó... No pensé que podría tratarse de otra cosa, yo... solo me preocupé y supongo que no lo razone demasiado, así que lo dejé en su cama para poder buscar medicamento, pero cuando entre de nuevo a la habitación... él... estaba en celo.

Max enmudeció al instante, sus recuerdos llegando a él, con las imágenes del omega llamándolo de manera necesitada, las curvas que moldean su cuerpo, sus ojos nublados de lágrimas de placer, los dulces y eróticos sonidos que dejaba salir de esos delgados y apetecibles labios que se moría por besar. Se llenó de tristeza sabiendo que esto último jamás pasará y que tal vez sus manos nunca volverán a sentir el calor que desprendía la suave piel de Tul.

—Hyung... yo... no pude decirle no...— más lágrimas empezaron a salir una tras otra, sin intenciones de detenerse y su cabeza cayó a las palmas de sus manos —intenté buscar los supresores... te lo juró hyung... pero el me llamaba y me pedía que lo tocará... y yo... solo cedí ante él..., lo masturbe y después le di su supresor. Se que estuvo mal, se que tenía que dejar mis sentimientos de lado y actuar como el amigo que necesitaba, pero no podía pensar claramente... yo... yo...

—Max, escúchame —sintió los largos dedos de Gulf sobre su barbilla, haciendo que guiara su cabeza hasta tenerlo de frente, mirándolo a los ojos —. Primero que nada, ni siquiera se te ocurra pensar o decir que eres un mal amigo. Tu has sido el mejor amigo que Tul pueda tener, incluso lo has animado en su sueño de encontrar a su pareja destinada aún cuando tu estás perdidamente enamorado de él. Le has dado apoyo en cualquier nuevo sueño que él tiene, y has sido su fuerza en los momentos más difíciles. Incluso con lo que pasó, tu pensabas en cuidarlo. Pudiste haber tomado la oportunidad para hacerte uno con la persona que amas, sabiendo que el no pondría resistencia alguna, pero no lo hiciste, porque Tul es importante para ti, porque tu amor por él es muy grande y muy bonito.

Gulf detuvo su discurso un momento y se dedicó a limpiar con sumo cuidado las gotas que bajaban sin descanso de los tristes ojos del beta.

—Max, tal vez no me corresponde decirlo, pero no me gusta verte así, no quiero que te culpes por algo qué no solo tu querías...

El beta observo como el mayor dudaba si continuar o no, la vista de su hyung ya no estaba sobre el, ahora solo miraba la mesa de centro mientras movía constantemente sus dedos —No en...tiendo hyung, ¿c-cómo que no lo quería solo yo?... ¿a- a qué te refieres?

Su corazón latía con fuerza. Las palabras de su hyung lograron hacer que se ilusionará. Esas palabras lo hicieron pensar en la posibilidad de que, tal vez, Tul sintiera algo por él. Pero no, no podía dejar que su mente se creara falsas esperanzas. Tenia que escuchar que era lo que su mayor le trataba de decir.

—Max, desde que se conocen, ¿cuántas veces has visto a Tul en celo?

Max parpadeo confuso. Busco en sus recuerdos, pero solo llegaban a el las imágenes de Tul tomando los supresores y diciéndole que su celo se acercaba. Pero solo eso, solo recordaba el estado adormilado y mimoso de su amigo por aquellas pastillas —N-nunca, siempre... se tomaba los supresores... antes de su celo.

—Maxi, tu me has cuidado durante mi celo. Te suelo pedir caricias y mimos, te pido que te recargues conmigo a ver películas, todo eso antes de tomarme los supresores. Te lo pido, porque además de ser mi amigo, eres un beta —Yoongi dirigió su mirada al estático beta que se encontraba a su lado, supuso que se estaba procesando y asimilando sus palabras —Nam, durante toda la educación que tenemos sobre las jerarquías de los lobos, a los betas y alfas solo les dicen que los omegas en celo entramos en un estado en el que nuestro cuerpo busca procrear, por eso nos tenemos que tomar los supresores. Los omegas somos más sensibles y vulnerables en ese estado, solo buscamos atención y cuidados, he cierto que nuestro cuerpo entra en un estado de excitación, pero si no hay algo, o más bien alguien, que llame y mantenga a nuestro lobo en ese estado, antes de tomar las pastillas podemos simplemente pasarlo acurrucados con nuestras familia o amigos, como yo lo hago contigo. Normalmente en ese estado buscamos un alfa, porque las feromonas de los alfas responden a las nuestras, porque nuestro lobo quiere asegurar la procreación y porque las feromonas de los alfas nos hacen perder la razón y nuestro lobo toma el control. Pero tampoco nos podemos controlar cuando tenemos enfrente a la persona que amamos.

—Hyung, detente... por favor... En estos momentos mi mente está creando sus propias conclusiones, pero yo... necesito que por favor me digas porque me cuentas todo esto.

—Max, Tul podía mantenerse perfectamente cuerdo como para pedirte que le dieras un supresor, pero por lo que me contaste el te pedía que tú lo tocaras. Es obvio que el lobo de Hoseok entro en celo por haberse encontrado con su alfa destinado. Pero aún así, él no llamaba a ese alfa, el no llamaba a ningún alfa, él quería que específicamente fueras tu quien lo tomara. Pero tú no tienes feromonas que lo alterará y lo hicieran llegar a ese punto de necesidad por ti, si lo hizo, fue porque él y su omega te eligieron y te aman...

—N-no... hyung... no puedes hacer esas conclusiones... por ti mismo.

—¡Agh! ¡Max basta! Se que eres muy inteligente, por favor date cuenta. Todos los que los conocemos a ambos hemos visto sus miradas y como se tratan entre ustedes. Se que Tul busca una relación como la de sus padres, tal vez piensa que eso es lo mejor, pero se que él y su lobo te quieren a ti, todos nuestros amigos lo saben. Solo que, al parecer, ambos piensan que esta mal quererse, tu no quieres arruinar su ilusión de estar con su destinado y por tus acciones, probablemente él piense que tu solo lo ves como amigo. Bright, Win, Perth y yo nos prometimos dejarlos que se dieran cuenta por ustedes mismos, pero no puedo verlos sufrir más, y menos ahora que apareció ese alfa —termino con un suspiró enfadado y con el ceño fuertemente fruncido.

Tul lo quería, tal vez, de la misma forma que el lo quiere a él.
En estos momentos su mente tenía un zumbido que no dejaba que se percatara de todo lo que había a su alrededor, simplemente dejó de existir. Su corazón estaba latiendo tan rápido que dolía, pero no de mala manera. En la boca de su estómago había un cosquilleo, que se sentía tan bien.

Y luego la realidad lo golpeó.

El dejo a Tul después de darle los supresores. Su amigo en estos momentos se encontraba demasiado sensible, el necesitaba a su amigo para que le diera mimos. Y él solo huyó. Despues de darle el supresor, él solo sentía tanta vergüenza por haberle hecho aquello al omega, que lo único que pasó por su mente fue alejarse.

—Hyung, yo. Deje a Tul-hyung solo. Probablemente este muy triste... Pero yo no creo estar listo para enfrentarlo. Necesito pensar que es lo que voy a decirle cuando lo tenga de frente.

—Max, no. Tienes que ir ahora mismo a solucionar las cosas. No puedes estar aplazando esa conversación, tu y Tul la necesitan.

—Por favor hyung, solo deja que aclare un poco más mi mente, hablaré con él, lo prometo. Pero necesito que tu lo cuides hoy, por favor.

—No se de que te sirve ser tan inteligente, si te comportas como un niño la mayoría de las veces. Pero esta bien, iré con él para acompañarlo y cuidarlo estos dias. Pero escúchame bien Max Nattapol, esta es la última vez que voy a intervenir. De ahora en adelante sus problemas los tendrán que solucionar ustedes, ¿entendido?

—Si, gracias hyung, enserio gracias por todo. Por tus palabras y tus consejos —le sonrío con sinceridad y lo abrazó, sintiendo ese calor que compartes con un familiar. Para el Gulf significaba eso, se había convertido en su familia. Y lo reconfortan saber que contaba con él cuando parecía que su mundo se venía abajo.

—De nada, Maxi..., ahora, quítate tu camisa.

—¡¿Qué?! Hyung no hagas esas bromas.

—Agh, tonto. No es para mí, es para Tul, quiero llevarle algo que tenga tu aroma, y sería mejor algo que has usado durante todo el día., así que necesito que me des tu camisa.

El rojo cubrió rápidamente las mejillas de Max, sus pensamientos divagaron a la imagen del pequeño y delgado cuerpo de Tul envuelto por su enorme camisa, que probablemente le llegaría a los muslos...—-¿E-es p-p-para Tul-hyung?

—Si, es para Tul. Pero quita esa cara, no quiero ni pensar en que clase de pensamientos están pasando por tu mente ahora mismo, agh. Mejor dame la camisa rápido.

—¿Eh? Ah, S-si. Y no es..taba teniendo esos... pensamientos —aunque trato de negarlo, sabia que ese sonrojo seguía en sus mejillas y que su hyung lo había notado perfectamente, así que empezó con la tarea de quitar su playera para entregársela al omega que lo veía con incredulidad.

—Si, si, claro. Bueno me voy Maxi, probablemente mañana llegue al restaurante un poco antes de abrir, dile a Jin-hyung que dejo el menú de mañana en sus manos. Ahora vete a dormir y descansa.

—Claro. Ah hyung..., enserio gracias, por todo.

Max subió lentamente hacia su habitación. Pasaron tantas cosas en un solo día. Tuvo bastante trabajo, la persona de la cual él estaba enamorado, le dio la noticia de que encontró a su pareja destinada, como soñó por años y poco después entró en celo y él le ayudó de cierta manera a aliviarlo.

Pero sin duda lo más relevante del día, fue cuando su hyung le dijo que su mejor amigo de años, también estaba enamorado de él. Fue entonces que se dio cuenta. Él siempre trató de ser el mejor amigo, siempre estuvo a su lado al mismo tiempo que trataba de alejarse.

Constantemente pintaba una invisible línea que no se atrevía a cruzar, para no salir herido. Se preguntó, ¿qué hubiera pasado si se le hubiera confesado a su hyung ese día, en lugar de decirle que lo apoyaría a encontrar a su pareja? ¿Tul ya sentía algo por el en ese entonces?

Sin duda tuvo que haberle dicho sus sentimientos hace años. Si lo rechazaba, por lo menos podría haberle un punto final a ese enamoramiento y no lo hubiera alimentado como lo hizo todo este tiempo.

Fue un cobarde, es cierto, el miedo se apoderó de él. La sola idea de perder su amistad, de verlo pasar en frente de su casa o de la escuela y que su hyung no le regalara una de esas bonitas sonrisas que iluminaban sus días, ahora se daba cuenta de que fue egoísta en ese entonces y lo seguía siendo ahora, queriendo tener todo de su hyung solo para si mismo.

Tendría que empezar a actuar de manera correcta, como dijo Gulf, era por su bien y por el de Tul.

Se sentía fatal, su cabeza dolía y punzaba, además de que sus ojos se encontraban hinchados de tanto llorar por el rechazo de Max. Era obvio que lo ayudó porque era su amigo, pero la manera apresurada en que salió le dejó claro que probablemente lo único que sintió fue asco de lo que tuvo que hacer. Y aún así, para el fue tan maravilloso lo que pasó.

El sentir los rasgados y pequeños ojos observarlo, sus grandes y cálidas manos sosteniéndolo y después llevándolo a un estado de placer que no había sentido antes. Las sensaciones que pasaron por su cuerpo cuando el beta le dijo que era hermoso. Tal vez en ese momento lo dijo para hacerlo sentir bien, pero para él se sintieron tan reales, le permitió a su mente crearse bonitas ilusiones donde las palabras bonitas de parte del menor hacía su persona, eran dichas con amor.

Pero cuando sintió esas manos alejarse y su mirada rehuir de la suya, se sintió tan vacío. El dolor le llegó cuando lo vio salir sin dirigirle ni una sola palabra, su corazón y su mente parecían haber dejado de funcionar o el simplemente no quería escuchar las verdades que podían contarle.

Así que solo soltó todo el dolor acumulado en forma de lágrimas.

Pero en medio de su dolor pudo escuchar la puerta de entrada ser abierta y posteriormente los pasos de alguien se oían acercarse hacia su habitación. Estaba seguro que Max no volvería y Win probablemente estaba durmiendo en los brazos de Perth, así que no supo que pensar y tampoco tuvo tiempo ya que la puerta de su cuarto fue abierta lentamente y una cabellera pelimenta y ojos gatunos lo tranquilizaron.

—Hola Tul —su invitado lo observo por algunos segundos y pudo notar la compasión en sus ojos, así que supuso que ya lo sabía y la vergüenza tiñó sus mejillas
—. Ten, ponte esto, estoy seguro de que te hará sentir mejor. Y te digo desde ahorita que no tienes que hablar de nada que no quieras, yo solo estoy aquí para abrazarte hasta que te duermas y para mañana temprano consentirte y darte mimos.

Las comisuras de Tul se elevaron un poco, regalando una pequeña sonrisa a las palabras del mayor y su mano se extendió para recibir lo que le entregaba.
Nuez y té.

El olor de Max, la playera de Max. Sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas, pero era por lo bien que lo hacía sentir el aroma que la tela pegada a su nariz desprendía. La colocó rápidamente sobre su cuerpo y sintió como las manos de Gulf lo atraían de nuevo hacia el colchón y delicadamente pasaba sus dedos por su desordenado cabello.

Ahora podría dormir, envuelto en el aroma del beta que amaba.

Otro capítulo

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Las amo 💖

Palabras 3060

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