Cuando se apagan las cámaras

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Un cuarto de hotel de un país extranjero, una cama y una mesa improvisada con la cena compartida. En el cuarto no hubo música pero tanto ruido de sus risas y charlas en tono alegre consiguieron que la atmósfera se mantuviera acogedora y agradable sin ayuda de melodías.

Cuando la cámara se apagó -ese pequeño artefacto que los hacía viajar vía internet por tantos países que daba algo de vértigo pensarlo- SeokJin dio un suspiro leve que fue captado por el dongaseng. El pijama de un personaje dibujado por el mismo SeokJin resultó su atuendo mientras que el otro estaba aún con la ropa que usó en la parte final del concierto.

La mirada inquisitiva del castañito demostraba que quería preguntar algo pero no se atrevía a formularlo. El silencio no era pesado pero tampoco un buen anfitrión. SeokJin conocía demasiado bien a JiMin como para saber qué le diría. Aún así se mantuvo en silencio, tranquilo, esperando que éste hablara.

—¿Fue molesto para ti, hyung? —Al fin se animó JiMin.

La pregunta no sorprende al mayor de Bangtan, era obvio que JiMin buscaría saber su estado. Lo cierto es que JiMin solía tener estas actitudes con él, que aunque eran pequeños detalles, para SeokJin eran tan visibles que lo llevaban a cuestionarse cosas.

Siempre se comportaba atento con él, al punto de que los demás decían que era JiMin su dongsaeng preferido; la realidad tal vez era otra, aunque nada hacían para cambiar esa percepción en los otros. Jin dudaba últimamente, quizá era cierto. Con lo de esta noche empezaba a ver que hasta el staff pensaba que entre ellos dos los lazos eran más estrechos.

—Ha estado bien —lo tranquilizó con una sonrisa— no te preocupes.

No obstante, JiMin tenía las comisuras de sus labios apretadas. Un gesto contrariado y entrañable. Consideraba que se había excedido con su actuar. SeokJin, sin embargo, no mentía cuando le decía que le agradaba hacer emisiones en Vapp con los miembros. Siendo sincero, no había previsto que JiMin recurriera a él tras terminar el concierto. Solo porque no pasó mucho tiempo en que hubo una anterior emisión de EatJin en el que él solo bebió agua ante sus espectadores Armys. Por ende, su turno de aparecer en vivo ya había pasado.

SeokJin se estaba duchando, dispuesto a cenar solo en su cuarto y dormir para recuperar energías, cuando alguien irrumpió. Fue uno de sus mánagers a la habitación y le dijo -con malas formas- que JiMin lo estaba esperando en su cuarto y que allí llevaron su comida.

Por supuesto, el hombre también dijo algo de no abusar su tiempo en Vlive porque debían descansar y le dio una sugerencia -o reprimenda anticipada- de no hacer ninguna tontería que dañe su voz o moleste al resto de las habitaciones. Ser imprudentes como ponerse a cantar y gritar, tal cual ocurrió otras veces que estuvo con JiMin en una transmisión en vivo.

Claro que SeokJin no iba a decirle nada de esto al dongsaeng que ahora jugaba con sus anillos sin mirarlo. Sabía que eso lo mortificaría.

— Lo siento, hyung —se disculpó nuevamente JiMin, mordiendo su labio y mirándolo fugazmente con culpabilidad—, debí hablarlo contigo antes, es que...

Él no lo dejó continuar y se puso de pie dispuesto a irse.

—Yah, JiMinie. Admito que me tomó desprevenido pero no estoy enojado. Además, hiciste ramen para mí, has cuidado bien de hyung. La próxima prometo estar mejor presentado para nuestro EatChim.

La sonrisa de JiMin desarmó a SeokJin quien reconocía ese gesto como uno de los principales encantos del vocalista. Aunque sonara un tanto superficial no era solo lo visual que lo atraía. Para Jin esta sonrisa delataba las emociones del chico y lo hacían lucir hermoso. Porque Park JiMin tenía tan preciosos sentimientos que no podría ser justo que su exterior no reflejara un mínimo de ellos.

SeokJin quiso recoger los platos y acomodar el cuarto pero JiMin se apresuró a detenerlo diciendo que se encargaría él tras salir de su baño.

—Creo que tengo salsa picante en el cabello —se rió JiMin.

El hyung llevó sus manos hasta las hebras castañas y dejó un par de caricias. JiMin contuvo el aliento y se inclinó levemente ante el toque. Jin logró captar este movimiento. Dejó sus manos enterradas en el cabello y miró los ojos pequeños fijos en él, brillantes y cariñosos.

—Deberías tomar una ducha, Chim —se desentendió de esa extraña sensación que le apretó el estómago al ver que JiMin no se apartaba de él.

Lo mejor sería que se alejara, pero no se fue del cuarto. En cambio, Jin saltó a la cama trepando hasta las almohadas donde se acomodó sin intención de irse.


JiMin creyendo que era su pase de salida se dirigió al cuarto de baño. Regresó al rato. Volvió envuelto en su bata aunque debajo traía el pantalón corto de su pijama.

No contaba con que Jin estuviera aún sobre su cama jugando con su teléfono.

—¿No tienes sueño? —habló el castañito y SeokJin negó con un sonido de su garganta. No le prestó atención, concentrado en la pantalla de su celular—. Yo tampoco, el agua tibia me espabiló.

Se sintió un poco torpe. Es decir, JiMin tenía  que acostarse a descansar. Intentar dormir solo que con su hyung allí se le hacía difícil. No es como si SeokJin no hubiera visto su cuerpo antes pero de todos modos, estaba considerando dormir con esa bata de baño. Ni siquiera podía perder tiempo en secarse el cabello porque ya había usado el secador y no tenía otra excusa para esperar a quedarse solo.

SeokJin al ver su vacilación se hizo un poco más hacia el costado. Una invitación clara de que se uniera a él en la cama; JiMin siguió sentado al borde, sobre las mantas.

—¿Sucede algo, Chim?

JiMin jugueteó con sus anillos y negó. De todos modos, sus mejillas se colorearon. Un nerviosismo propio de quien está en presencia de la persona que le atrae.

Para JiMin la conciencia de que estaba atraído por su hyung era un problema. De más está decir que ocultarlo era la solución que se le ocurría. Cada día le costaba más encontrar un equilibrio entre su amistad y el deseo. No quería faltarle el respeto de ningún modo a SeokJin pero no podía evitar lo que le sucedía cuando lo tenía cerca.

El único conocedor de su secreto era TaeHyung quien entendía y admitía también que JiMin tendría un tiempo difícil hasta que al fin sus sentimientos se esfumaran. Porque sí, mantenía esa esperanza inocente de que dejaría de estar tan al pendiente de SeokJin.

—¿Te... pasarás la noche aquí? —tomó coraje para buscar la mirada contraria y la intensidad con la que SeokJin lo observaba lo desinfló. Un jadeo bajito salió de sus labios como una exhalación calurosa.

De tratarse solamente de deseo sexual, JiMin con un par de trabajos manuales resolvería el asunto. No era así, esto iba más allá. Él deseaba un acercamiento emocional, algo todavía más disparatado que querer tener sexo con su hyung.

Cursi, tal vez incluso querría "hacer el amor" con SeokJin como comentan tantas historias de romances. Probar la textura de esos labios voluptuosos en besos largos que le quiten el aliento. Ambicioso, el chico de Busan dejó su vista enfocada en la boca de Jin sin notarlo.

SeokJin experimentó incomodidad por haber invadido el espacio del menor aunque se dijo que esto no era algo inusual. JiMin tenía por costumbre escudriñar los rostros de los demás como si buscara hacer una lectura de los pensamientos ajenos. Lo que no comprendía el hyung era esa tensión que se instaló entre ambos.

Aventurar que las teorías que rondaban por su cabeza cuando JiMin lo dejó solo resultaban ser ciertas era poner en una hipótesis mucho de sus propias intenciones ocultas. Por eso, SeokJin prefirió no hacer caso. Sentándose en la cama, bajó sus piernas y le dio la espalda al castañito. Estuvieron ambos mirando en direcciones opuestas sin saber qué decir por varios minutos.

Le extrañó a Jin que un ambiente así se cree entre ellos. No sería tan crédulo de negar que estos días de gira estuvieron un tanto más pegados uno al otro. ¿Estaba mal eso? ¿Qué hacía distinto esta noche de otras en que los dos se la pasaron hablando y hasta durmieron juntos en la misma cama? ¡Una idiotez darle tantas vueltas!

SeokJin volvió a dejarse caer de espalda y elevó sus manos para tomar la bata del otro vocalista, que seguía orientado en otra dirección, causando cosquillas en su cadera.

Tomado por sorpresa, JiMin chilló y se apartó. Al escuchar la carcajada particular del hyung que estaba observándolo desde abajo, relajado, se unió a él. SeokJin, despreocupado y contento de desarticular la rigidez de JiMin, se arremoló en la cama poniendo su cuerpo de costado y en posición fetal volvió a tomar su celular para siguió con lo suyo.

Esa era la respuesta de SeokJin.

Park JiMin no era cobarde, se dijo a sí mismo. No haría el ridículo ahora por lo que rápido se quitó la bata y se cubrió con las mantas. SeokJin entonces dejó lo que hacía y lo imitó.

Ambos ya dispuestos a dormirse, sin decir palabra alguna. Apagaron las luces y se acomodaron sobre el colchón. JiMin dando la espalda a Jin, todo el rato siendo consciente del calor que irradiaba el cuerpo del otro en su desnuda espalda. Si bien reconoció que no era cobarde, tampoco se animaba inclinarse hacia atrás y ser cubierto por esa calidez.

Quería sentir el firme cuerpo de hyung y sus brazos apretados alrededor...

Y debe haberlo pedido tan fuerte en su mente que al final SeokJin concedió tal deseo. Se le acercó despacio pasando el brazo por encima y dejando caer la mano sobre su estómago, que se apretó de nervios. JiMin rogaba que su corazón no delatara del todo la emoción y adrenalina que lo embargó.

Luego sintió la risita de Jin sobre su piel y descubrió que el otro era conocedor de estas bobas reacciones.

—Relájate Chim.

¿Cómo pretendía SeokJin que hiciera tal cosa cuando enseguida posó su boca en su cuello, rozando sus labios tan suavemente hasta que la erizada piel de JiMin ardió?

Empero esto era un gesto tan cotidiano que hacerlo notorio era una picardía.

—¿En serio? —resopló JiMin, resistiendo el impulso de retorcerse—. No hagas eso...

Fue un pedido débil del dongsaeng. Su voz titubeó cuando SeokJin movió la mano por su abdomen, paseando por sus músculos marcados -producto de tantas rutinas de ejercicio- hasta llegar al centro de su pecho. Allí se detuvo, sintió el latir del corazón en la palma de la mano.

JiMin se dejó hacer, sin querer romper el momento y no estando seguro de qué sucedía realmente.

SeokJin tampoco sabía qué lo motivó a ello pero no estaba disgustado con lo receptivo que se mostraba el castañito. El hyung era bastante hedonista -en sana medida- por lo que estaba abierto a encuentros ocasionales con mujeres u hombres. Para SeokJin, el sexo era por el placer y no por el género. Y por diversión, claro.

Aún así ¿Era buena idea dejarse llevar por sus pulsiones con su compañero de banda?

No lo supo con certeza. Ninguno de ellos realmente lo previó. Las palabras tampoco se prestaban a explicar lo que sucedería.

JiMin cambió de posición, quedando frente a frente con el otro. Pese a la oscuridad, pudo ver la bonita sonrisa de su hyung. Era eso lo que necesitaba, quizá: la leve confirmación de que aquello que se construía entre ellos no era un juego de uno sólo.

A SeokJin le sobraron motivos para alejarse de allí, del cálido abrazo que compartían. Bastó buscar la contención de aquella boca impertinente para entender que no se trata de razón cuando hay un sentimiento que busca dejar de ser negado.

Y los besos no se hicieron esperar.






Fin.













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