⃝⃕Úɴɪᴄᴏ

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Muchas veces el destino era un ser maligno y perverso que jugaba sucio con las vidas de las personas. Cada una de las almas tenían un fin y la manera en llegar a él podrían ser poco comunes y demasiado aterradoras. Al menos ese había sido su caso. Su tranquila vida había pasado de ser monótona a ser...

A ser lo que era actualmente.

Un jodido infierno en vida.

"¡Jeon Jungkook!"

Algunas aves volaron lejos, uno que otro alumno, víctima de la situación, había terminado por tirar su almuerzo, agua o incluso sus proyectos sobre de ellos o su cuerpo de algún otro alumnos, unos cuantos profesores también habían terminado como víctimas de aquellos actos. Un pobre chico beta había sido golpeado por un balón en la cara cuando se había distraído ante el fuerte grito, algunos de los nadadores cayeron antes de que el entrenador diera la salida y más de un alumno de arte había arruinado su obra, algunos alumnos dormidos en salones se habían despertado y caído al suelo, los profesores habían dado un brinco en sus lugares.

"¡Jeon Jungkook!" Un segundo grito sonó, está vez provoco menos caos que antes. Sin embargo, los gritos no cesaron y cada uno de los edificios del lugar estaba escuchado el caos que se estaba creando en la dirección escolar. "Mas vale qur abras está puerta"

Cada uno de los altavoces de toda la institución estaba emitiendo el show del día de hoy.

Un grupo de alumnos se detuvo en el medio del jardín escolar, todos aquellos que se estaban o ya se habían recuperado del susto de los gritos del director, se encontraba atentos a una de las tantas escenas que se creaban en aquél lugar.

"¿Creen que lo dejo de nuevo fuera?" Cuestionó un muchacho. "Ya saben, una de sus pesadas bromas"

"Se supone que deberían de estar anunciando los preparativos de la graduación, no los gritos aterradores del director"

Un tercero se unió a la plática, dejando la bandeja de comida para acompañar al resto. "No nos debería de sorprender el hecho de estar escuchando los gritos del director a Jungkook. Es el peor alfa del colegio"

El peor alfa del colegio. Esa definición sin duda podría ser mínima al caso problemático del cual se trataba. Un muchacho que pintaba autos, golpeaba alumnos y se saltaba la mayor parte de clases era definido un chico problema, sin embargo, eso era en casos más normales. No en un caso donde habían soltado aves dentro de la biblioteca o hacer explotar el laboratorio de Ciencias, tampoco haber provocado un incendio en la cafetería. Eso era más un dolor de cabeza que un alumno problema.

"¡Más vale que salgas ahora mismo!" El estruendo fue acompañado de un alto y latante zumbido que se había provocando al instante en cada una de sus oídos un dolor tan punzante.

Su puño golpeaba con fuerza la madera de la puerta, cada choque provocaba un largo eco y las miradas de su secretaria y de dos profesores eran como una pesa a su conciencia. No podía creer que estaba a la puerta de su oficina, tratando de hacer que un mocoso de casi la mayoría de edad le permitiera ingresar al lugar donde las difíciles decisiones eran tomadas.

"Desgraciado mocoso" Se quejó el hombre. Yoon Wook sabía que desde el primer momento en que ese mocoso había llegado a su escuela, su vida se había vuelto una completa mierda. Sus noches tranquilas estaban repletas de pesadillas donde recordaba cada una de los maliciosos actos que el azabache hacía, existían ocasiones donde sus sueños exageraban las torturas que el joven delincuente disfrutaba ejecutar en los edificios, salones y hasta en algunos de los automóviles de los profesores. No había tenido pruebas para acusar al alumno delincuente y no había tenido armas o la fuerza para acabar con su estadía en la institución. Sabía que tenía más de un cambio y que podría ser la última oportunidad para esa pobre alma juvenil.

Había tenido piedad por él. Al menos hasta que se dio cuenta de que eso no sólo era una porquería demasiado sensible, si no que hubiera sido la mejor manera para impedir todos y cada uno de los problemas que tenía encima suyo.

No lo había visto venir y ahora estaba deseando poder acabar con el mocoso tatuado.

"¡Jeon Jungkook!" Exclamó el director, no sabía cuántas veces ya había gritado el nombre de ese jodido alfa. Sólo sabía que ninguno de los dos adolecentes que estaban ahí dentro y que el único con la suficiente capacidad para abrir la jodida puerta, no estaba acatando las órdenes.

Estaba seguro de que el menor de ambos jóvenes debía de estar pensado en todo menos con cordura. ¿Cómo habían llegado a cambiar tanto las cosas? Como antes lo había pensado, él se hubiera ahorrado muchos problemas si sólo la expulsión del joven se hubiera realizado. Actualmente tenía miles de migrañas y a dos jóvenes que estaban arruinando su imagen en muchas áreas. ¿Cuántos errores había cometido? La falta de expulsión había sido su primer error, el segundo había sido intentar llevar un buen orden en su hogar y el tercero era haber tenido fe en unir a dos polos opuestos. Era claro que había resultados de esa unión de ambos jóvenes, pero no los que había estado esperando. ¿Dónde había quedado ese desenlace donde la fruta podrida se salvaba gracias a los valerosos actos de un ser inteligente y responsable? Más bien la fruta mala había hecho al menor contaminarse con sus malas influencias.

Su mejor alumno debía de ayudar a encaminarse en el buen camino al peor alumno de su escuela, no se suponía que el delincuente se enamorara del menor y ambos terminaran en su oficina.

Encerrados.

Yoon Wook realmente no quería imaginarse lo que estaba ocurriendo ahí dentro, sólo sabía que no deseaba que eso llegase a ocurrir. Pero así como estaban transcurriendo las cosas, lo veía demasiado difícil para él.

De alguna manera no podía evitar creer que ese gran delincuente lo hacía para desquitarse con él, ser el director era una tarea que no sólo significaba organizar a maestros y gritar a alumnos que hacían cosas indebidas en su institución. Ser director significaba que su vida estaba hecha trizas, que su esposa iba a matarlo en su casa por culpa de los resultados de ese acontecimiento. ¿Cómo era posible que un director permitiera que dos alumnos estuvieran encerrados en su oficina haciendo quién sabe qué obscenidades?

No quería imaginarse nada de lo que podría ocurrir. La clase de noticias que viajarían por el pasillo y la clase de situaciones en las cuales la sociedad iba a hablar. ¿Qué dirían las noticias acerca de ese patético hecho?

Sería la burla de todos.

"Mierda..." Se lamentó de sólo imaginarse lo que dirían todos a su alrededor. "¿De verdad estarán haciéndolo?" Se cuestionó a sí mismo mientras dejaba a su pobre cabeza estrellarse en contra de la madera. Gracias a la diosa luna que no lograba escuchar ruidos demasiado explícitos, pero el sonido de cosas cayendo y de algunos golpes significaba que no iba a tener una oficina impecable.

Su esposa lo iba a matar.

¿Por qué la diosa luna lo castigaba de esa manera? ¿Qué había hecho mal en su otra vida? Había tomado malas decisiones y sus resultados eran esos.

El peor alumno del colegio encerrado en su oficina con el mejor alumno. Un alfa que estaba con un omega que no sólo era un simple omega para la institución y para él. Eso definía la mala situación en la que estaba metido. Pero lo más interesante de todo eso había sido la forma en que no lo había visto venir.

¿En qué momento habían cambiado las cosas? El omega inteligente y aplicado parecía aborrecer al alfa pelirrojo, le detestaba con la palabra misma. Podía decir que hasta lo repudiaba más que él mismo y eso que el alfa había hecho su vida de un infierno y no la del omega, pero sin duda había visto sus actos de cerca y notado las consecuencias de cada una de sus travesuras y trucos. Así que eso explicaba el odio, un repudio que sólo parecía incrementar conforme ambos convivían.

Había odio en los ojos del omega. No había visto venir que ese odio pasaría a una completa confusión donde nadie sabría qué ocurría exactamente hasta que finalmente ambos terminaran encerrados en su oficina. Tirando todo a su paso y creando un vínculo al cuál él se negaba por completo.

Incluso Yoon Wook había visto al omega golpear en su rostro al pelirrojo. Le había maldecido y aunque no estaba a favor de esa clase de actos, era mejor que un alumno colocara en su lugar a un joven. Los profesores ya no podían ser tan duros con los alumnos, tal vez por eso Jeon había hecho lo que deseaba. Sin embargo, toparse con alguien que le maldecia cada que podía y que le decía la clase de escoria que lo consideraba, había ayudado a bajar parte del ego y de su actitud arrogante.

Eso no explicaba cómo acabaron de esa manera.

"Jungkook..."

Taehyung no sabía si estaba perdiendo la cabeza o por primera vez estaba haciendo lo que le venía en gana. La sensación en su cuerpo estaba creando cada uno de sus sentidos coherentes, parte de sus neuronas estaban embriagadas hasta hacerle perder el sentido de lo que debía de ser correcto y lo que no. Mantenerse renuente se estaba convirtiendo en una verdadera tarea, por no decir tortura.

Taehyung levantó una mano para acariciar suavemente su frente con las yemas de sus dedos, retirando cabellos rojos de ella, las yemas trazaron un camino por su mejilla del alfa antes de llegar a su barbilla. Sus ojos siguieron el movimiento de su mano antes de volver a fijarse en los ojos del contrario.

"Jungkook..." Le volvió a llamar y el pelirrojo le regaló una inmensa sonrisa con la cual sintió una extraña sensación.

Muchas veces había creído que odiaba a esos ojos oscuros, la boca burlona y el piercing que descansaba en el costado de sus labios. Creía que detestaba su aroma a tabaco y la ceja perforada, los tatuajes de su cuello y manos, incluso a su cara contradictoria a su personalidad. Jeon parecía un conejo, cuando en realidad era un lobo.

Detestaba la forma desinteresada en que se fijaba en todo, lo vago que era y el poco deseo de superarse o de ser productivo dentro de su propia existencia. Taehyung lo había detestado cuando su padre había llegado con sus pantalones rotos por el trasero, le había repudiado cuando luego de un tiempo le había conocido y vio la forma poco íntegra en que trataba a todos a su alrededor, la manera vulgar en que hablaba y el acoso que amaba dar a todos los que se parecían a él. Se había salvado de ser su objetivo gracias a su sangre, eso no significaba que Jeon no estuviera listo para molestarle de alguna otra manera.

La primera vez que habían cruzado palabra había sido por medio de una petición de su padre. Debía de ayudarlo con algunas materias para que el alfa lograra entrar a la universidad y de paso, tal vez ayudarle a ser un buen ciudadano. Aunque eso lo dudaba mucho.

Había creído que esa clase de personas no tenían ninguna salvación. Sin embargo, luego de un tiempo estaba en medio en esa extraña situación.

"Quiero que lo hagamos" Dijo con voz suave.

Había pasado de desear acabar con la existencia de ese sujeto a querer tenerlo dentro suyo. Un cambio tan grande que se preguntó cómo no lo había visto venir. Había tenido algo de miedo cuando las primeras emociones positivas hacía el aborrecible alfa se habían creado, en realidad era más fácil odiarlo que entenderlo. Se había acostumbrado a sus palabras sarcásticas que cuando habían comenzado a detenerse por otro tipo, no había tenido la capacidad de saber cómo actuar.

Jeon era detestable. No era un alfa atento que acostumbrara llevarle bocadillos cuando tenían sus sesiones de estudio, tampoco era un alumno problemático que evitara atacar el auto de su padre. En realidad Taehyung había estado muy asustado cuando el pelirrojo le había invitado a salir fuera de sus horas escolares y lejos de ser una actvidad educativa. Se había negado por el temor a la verdadera razón. Había rechazado más de cinco veces al lobo, lo cual provocó que Jeon decidiera llevar a sus amigos junto con ellos, incluso si eso significaba tener un gasto extra y tener que aguantar a algunos omegas nerds. Todo con tal de poder estar unas cuantas horas juntos y lejos de los libros.

Había creído que Jeon no era de su tipo que en realidad le desagradaba. Claro que lo hacía, pero era más por su mala manera de vivir alrededor de todos los demás. Su personalidad agresiva asustaba a más de uno en el colegio, Taehyung había creído que su mal genio era la única faceta propia de él.

Sus ojos llenos de ira y de odio habían pasado por un extraño cambio, el nuevo brillo que desprendían provocaba un sentimento extraño que le había asustado más y que como consecuencia, actuara más en defensa sin intentar demasiado el comprender al lobo. ¿Para qué intentar entender a un sujeto que amaba burlarse de él en cada sesión de estudio? Era mejor intentar ignorarlo fuera de sus sesiones, cosa que había sido muy difícil dado su nueva faceta acosadora por parte de Jeon.

"¿Estás seguro?" Cuestionó con sus ojos recorriendo los suyos para evaluar su sinceridad. Aunque el lobo mayor no estaba seguro de si podría encontrar algo más que deseo y lujuria en el rostro sonrojado del omega menor.

Taehyung había odiado con su alma a Jeon. Ahora en esos momentos sólo tenía la sensación de querer verse envuelto en su aroma, en sus manos e incluso en su voz. Asintió con la cabeza, sosteniendo la oscura mirada ininterrumpidamente.

"Lo estoy, Jungkook" Murmuró el omega, moviendo sus piernas ante la molesta sensación de la humedad entre ellas.

Jungkook estaba seguro de que estaría jodido una vez que saliera de la oficina del director. "Muy bien. Pero si te asustas o cambias de opinión en cualquier momento, sólo tienes que decirlo y me detendré"

Taehyung sonrió, incrédulo de que el mismo sujeto que se había burlado de su impecable uniforme, ahora estuviera tratando de hacerlo sentir seguro mientras acariciaba su espalda. No entendía cómo era posible que un ser tan aterrador y grosero le mirara con esa adoración en sus ojos.

"Estoy seguro de ello, Jungkookie"

Jungkookie...

Un apodo que seguro el alfa hubiera detestado si se tratara de usar meses antes. Ahora sólo podía sentir que una parte de él se derretía cada vez que lograba escucharlo provenir de la perfecta y rosada boca de Taehyung.

Jungkook sabía que no era un buen sujeto. En realidad su vida se había visto sumida en problemas desde el momento que tuvo uso de razón, no tenía razones para creer que la vida era algo bueno por la cual se debía de disfrutar. Mocho menos creía en el cariño o el destino, vivir en un mundo donde el destino no había funcionado había sido vivir bajo una continúa tormenta. Arruinar la vida de los demás era la única sensación placentera de su vida, una razón por la cual sentía que una parte de él continuaba con el sentido biológico de existencia. Eso hasta que conoció al hijo del director, el pequeño mocoso que había ingresado a una institución donde él era el único que gobernaba y ejercía poder, ambos en la mayoría de los alumnos.

La primera vez que había cruzado sus ojos con el castaño, había notado un cambio. Su primer pensamiento había sido acabar con la dulzura del menor, sin embargo, él mismo había caído primero ante los encantos del omega.

"Voy a cuidar de ti"

Jungkook se había burlado de Taehyung más de una docena de veces, le había tratado de humillar muchas más, mas el menor había continuado con su trabajo de ayudarlo, incluso si eso significaba que debía de quedarse horas extra en el colegio porque él no lograba entender algo tan simple como la historia de Corea. Tal vez había caído rendido pie él cuando vio sus ojos llenos de preocupación tras su llegada a una de sus sesiones con un ojo morado.

"¿Qué ocurrió?" Preguntó el menor, lleno de terror. Se había colocado de pie de su asiento sólo para poder verlo de cerca y tocar la piel morada.

Jungkook había llegado, se había sentado en su silla frente a la mesa de estudio en el salón vacío, no había dicho ni una palabra ni siquiera para saludar al omega. Sólo se había cruzado de brazos esperando que el mocoso ignorara su estado y se centrara en dar la clase, pero como una parte de él lo había creído, eso no había ocurrido. En su lugar tenía al menor de pie frente de él, pese a su actitud renuente a su toque y a su atención a la herida, el omega se había negado a ignorarlo e incluso se había atrevido a ofenderle por primera vez en su vida.

"Deja de actuar como un gilipollas, Jungkook" Le regañó mientras buscaba unas toallitas húmedas con alcohol de dentro de su mochila. "Tienes un ojo morado y una herida que sangra bajo de él. Si no se limpia vas a ser un nuevo artista surrealista que usa su propia sangre"

El pelirrojo había deseado poder quejarse, atacar al menor. Pero la mirada que le había brindado el muchacho había sido tan nueva y tan extraña que le había hecho olvidar su enojo contra su padre hebrio y le había obligado a aceptar de mala gana las atenciones del omega. Esa misma tarde se había dado cuenta de que Taehyung olía a fresas, de que tenía unos ojos castaños muy lindos y que tenía varios lunares en su rostro. Se había fijado en el hecho de que las manos cálidas no le habían hecho sentir mal, que en realidad su calor le había agradado, incluso si el alcohol le había ardido en la piel.

Había ignorado por un momento el repudio que tenía por el perfecto joven. Sólo se había fijado en la forma en que sus pestañas negras subían y bajaban y cómo sus labios se mordían entre ellos ante su completa concentración en su trabajo de limpiar la herida y colocar algo de pomada. No habían dicho ni una palabra incluso cuando Taehyung había puesto su envase de su café frío sobre su ojo morado.

"Créeme que no soy la clase de persona a la que toleras" Comenzó por decir el menor mientras recogía todas sus cosas de la mesa. "Tampoco soy alguien que pueda entender lo que ocurre, pero soy alguien que no puede dejar pasar por alto las cosas que dañan a los demás... Jungkook, eres fuerte"

No había entendido lo que había tratado de decirle en ese momento. Lo supo días después cuando notó que el director no era el único que sabía de su padre borracho y de su madre fugitiva. La rabia le había inundado cuando notó que Taehyung lo sabía y lo que no podía dejar de tratar de entender era la razón por la cual eso parecía irritarle más. No le gustaba ser débil a los ojos del omega.

Había detestado que Taehyung estuviera enterado de sus debilidades y sus problemas.

Taehyung volvió a asentir, con una sonrisa de felicidad en los labios mientras le rodeaba el cuello con los brazos. Acercándole a su cuerpo, reclamó su boca en un suave beso. El omega se apretó contra suyo, ambos tuvieron un efímero viaje a su pasado de nuevo.

Taehyung no evitó comparar la dureza con la cual los ojos de Jungkook le habían mirado en la oficina de su padre. Un año atrás, ambos estaban en ese mismo lugar... con situaciones muy diferentes, pero casi con la misma cantidad de tensión en el ambiente. Su padre le había llamado de su club de ciencias, no se había molestado de la interrupción hasta que entró en el lugar y se encontró con una figura sentada sobre el sofá frente al inmenso escritorio, la placa con su nombre había brillado por un rayo de luz que se había colado por la ventana. Ese pequeño rayo le había cegado, evitando a sus ojos descifrar el rostro del sujeto que descansaba en el lugar.

"Es bueno que llegaras, Taehyung"

Su padre le había pedido que tomará asiento, sólo cuando dio unos pasos al frente y se había colocado al costado del asiento que le correspondía. Su cuerpo sintió una extraña corriente, nada agradable si lograba admitir. Los ojos oscuros de Jungkook se habían chocado contra los suyos, una de las cejas perforadas se había elevado y la comisura de sus labios dejaban ver una sonrisa socarrona.

"Me llamaste con tanta insistencia que no me pude negar"

Una parte de él sabía la razón por la cual su padre le había llamado. Consideró que podría existir una posibilidad de error, su padre no le dejaría al lado de un sujeto que apenas tenía algo de decencia como para comunicarse con otros lobos. Un sujeto como Jeon Jungkook no estaba capacitado para tratarle de una forma cortés y educada, sin embargo, había calculado mal. Cuando su padre abrió sus labios y comenzó a explicar la complicada situación en la que se encontraba el alfa, Taehyung entendió que su padre no estaba llamándole sólo para tratar un simple asunto.

Ser tutor del peor alumno del colegio era la pesadilla de cualquiera.

Taehyung nunca consideró que podría estar en esa situación. Al menos no lo había creído hasta que se dio cuenta de que estaba más que hundido. Por lo que su segunda mirada dedicada a Jeon fue una repleta de repudio y desagrado.

Algo a la cual no estaba tan acostumbrado.

El lobo mayor estaba muy relacionado a las miradas de admiración y respeto, al menos en el colegio. No a unos ojos infantiles que le miraban como si se tratara de la peste negra. ¿Qué se creía el mocoso? Un omega nerd no podía creerse superior a él, aunque fuese el hijo del director, era muchos niveles más bajo que él.

Al menos lo había creído más de una vez. Hasta que se topó con algunas actitudes demasiado extrañas por parte del omega. No conocía un mundo que el menor le había hecho conocer y eso le había confundido al inicio.

Jungkook había creído que intimidando al omega lograría un gran resultado, sin embargo, un omega como Kim no era tan difícil de dominar.

"Jodete, Jeon" Masculló el menor en una de sus sesiones de estudios mientras el alfa se negaba a escucharle. Llevaba más de una hora intentado hacer que Jungkook lograra prestar atención mientras le explicaba el tema de historia que le habían solicitado para una actvidad, cada vez que el lobo le ignoraba, trataba de recordar el hecho de que su trabajo era para tratar de salvar el cuello del alfa.

Hubo un chasquido de labios y un gruñido como respuesta por parte del alfa. "¿Qué mierda quieres, Kim?"

El menor cerró sus ojos, tratando de calmar las ganas de golpear al alfa. "Me estoy cansando de que me ignores, puedes quedarte en tu estupidez el tiempo que desees, pero no me arrastres a ello"

Taehyung había abandonado el lugar demasiado molesto como para notar la forma en que los ojos oscuros del alfa de habían clavado en su espalda. Ignoró el hecho de que la sonrisa de los labios del lobo había desparecido sólo para dejar ver una mueca de fastidio y enojo.

Mientras Jungkook profundizaba el beso, Taehyung deslizó sus dedos por su cabellos rojos, provocando un gruñido de aprobación por su parte. Kim jadeó cuando le levantó y lo volvió a colocar de modo que se sentara frente a él en su regazo, con las piernas a cada lado de sus muslos. Las pupilas del omega se dilataron y un escalofrío le recorrió cuando deslizó sus dos manos bajo el dobladillo de su camisa escolar, deslizándolas por su espalda en una suave caricia mientras levantaba su prenda. Kim levantó los brazos para permitirle deshacerse de la prenda sus manos regresaron sobre sus hombros, aferrándose al alfa mientras otro escalofrío recorría su columna vertebral.

Le rodeó con sus brazos, abrazándole con fuerza mientras reclamaba su boca, un gruñido de placer retumbó en la garganta de Jeon al sentir su piel desnuda contra su pecho. Tan suave y cálido. La sangre acudió a su ingle en respuesta a la proximidad del núcleo del menor, rozándolo. Tenía la sensación de que podría quedarse así para siempre con su delicado cuerpo en un abrazo, pero el deseo de explorar era demasiado fuerte para ambos. Con una mano en sus cabellos, tiró suavemente de su cabeza hacia atrás y rompiendo el beso para rozar con sus labios su cara y su cuello. Su piel se llenó de pequeñas protuberancias y volvió a estremecerse. Le inclinó hacia abajo, con la mano que le sobraba para sostener su espalda. Taehyung se sometió de buen grado, confiando en que no lo dejaría caer.

Jungkook sonrió cuando recordó algo tan divertido como su primer acercamiento a Taehyung. Había sido demasiado difícil lograr tener su confianza, incluso tener un acceso a poder tocar sus manos o incluso su rostro.

Su primer beso había sido...
Algo aterrador e inolvidable.

"¡Jodete!"

Taehyung se encontró con una terrible tormenta de ira, enojo, decepción y algo de furia. Había estado más de media hora explicando algunos temas simples al lobo, sin embargo, cuando elevó sus manos, se encontró con el rostro del alfa con los ojos cerrados ignorando su completa presencia y sus palabras. La furia que le había hecho sentir no se había comparado a la decepción, llevaba cuatro meses dando las asesorías al pelirrojo, algunas veces creía que estaban dando resultado y en algunos casos la decepción regresaba al ver su actitud tan indiferente.

Al menos había pasado de detestarse a tolerarse. Pero ya estaba cansado de ser ignorado.

"¡Hey, Kim!" Le llamó el alfa, siguiendo su caminar. Taehyung había empujado la puerta de la biblioteca con enojo, agradecía que no hubieran más alumnos en la institución. No quería montar un espectáculo. Se había colocado de pie luego de ver al alfa ignorarlo, su enojo le había cegado hasta hacerle alejarse ignorando la presencia del lobo, de la misma manera que el pelirrojo lo había hecho con él.

"¡Alejate, fenómeno!" Le gritó de regreso, sentía los pasos de Jungkook detrás de él. Sabía que estaba enojado y que estaba buscando atraparlo, no estaba seguro si estaba temblando por el enojo o por el hecho de que le asustaba la idea de ser atrapado por el alfa. "Ya me cansé de ti... que se joda tu mera existencia"

Jungkook no sabía si había sido los momentos de ternura que Taehyung le había mostrado o sus facetas rebeldes y testarudas que jamás se habría imaginado ver. Sólo sabía que ver la espalda del menor alejarse de él las duras palabras que le había dedicado, le habían hecho sentir que estaba cayendo a un agujero negro del cual había sentido que estaba apunto de escapar.

Todo gracias al brillo del omega. El hecho de que se alejara de él significaba que estaba por hundirse y acabar consigo mismo.

"Taehyung..." Masculló el lobo, tomando por su muñeca al omega para detenerlo de su andar. Le había jalado, provocando que el menor terminara por casi tropezar ante semejante tirón que había usado. Si rostro había pegado en contra del pecho de Jungkook, había dado un dos paso atrás como consecuencia del choque, pero el alfa no se había molestado en soltarle la muñeca, al contrario se había atrevido a empujarle en contra de los casilleros metálicos.

El menor le vio con ojos llenos de furia, su rostro demostraba dureza. Jungkook no había creído que Taehyung le volvería a ver de esa forma, las últimas semanas le había dado algunas sonrisas, no faltaban las muecas, pero ya habían superado el repudio del uno con el otro.

"Te he llamado y me has ignorado"

Taehyung había tratado de ignorar el enojo con la cual el alfa había hablado, también intentaba ignorar el hecho de que estaba acorralado por las manos del pelirrojo. "Así como tú lo haces conmigo"

"No puedes irte, no hemos acabado" Le contra dijo y el menor negó con una sonrisa que confundió al lobo más alto.

"Oh, yo sí que he acabado contigo" Repuso, negándose a bajar sus ojos, estaba retando al alfa y no iba a ceder por miedo. Aunque estuviera temblando.

"¿Qué?" Gruñó con sus puños cerrados contra el metal.

"Estoy cansado de ser ignorado, Jungkook. Estoy cansado de tu poco interés, no me importa lo que hagas, pero no me hagas perder mi tiempo en alguien a quien ni siquiera le interesa el dónde está parado. Yo ya no puedo estar a tu lado"

"No puedes dejarme"

Taehyung negó, ignorando el significado que ambos le estaban dando a esas palabras. Ninguno era consciente de que se referían a temas muy diferentes.

"Claro que puedo" Masculló. "Estoy seguro de que no habrá mucha diferencia de su estoy a tu lado o no"

"Claro que lo hay" Respondió y Taehyung creyó ver un cambio en los ojos negros del alfa, mas desconocía la razón de ello.

"¿Pero en qué? ¿Qué puede cambiar mi presencia si no lo demuestras?"

Demostrar algo que desconocía era difícil para él. Pensó mientras miraba los ojos castaños de Taehyung, no había logrado aguantar su escrutinio, así que había tenido que mirar a otro lado.

Sólo se le ocurrió una cosa.

Jungkook llevó una de sus manos a la nuca del omega, sujetó con algo de fuerza algunos de los cabellos de su nuca y le obligó a elevar su rostro hasta que sus ojos de ambos se clavaron. Había intentado decir algo, pero había fallado en el intento, así que lo único que se le vino a la cabeza fue un acto poco moral. Reclamar su boca del menor, el sabor de sus gemidos contra sus labios avivaba la llama del deseo por el menor.

Taehyung había demostrado su sorpresa al abrir sus ojos, se había negado al inicio, pero Jeon se había visto negativo a su rechazo. Sus lenguas se mezclaban y sólo ante el leve quejido por parte del menor fue que se atrevió a abrir sus ojos, los párpados cerrados con fuerza en una expresión casi dolorosa. Su lengua había estado demasiado ocupada en jugar con la de Taehyung, sus sentidos estaban perdiendo sus límites, sólo regresó a la realidad cuando una de sus manos soltó las caderas del menor para acarciar su rostro.

Cosa que fue un error dado que luego de ello sintió un ardor en su mejilla.

Jungkook se había encontrado con el rostro sonrojado y molesto del menor, su mano seguía elevado, confirmando el golpe que le había dado a su mejilla.

"¡Estás loco, Jeon!" Exclamó con un tono molesto el menor. Le había empujado por su pecho con sus dos manos y le había obligado a estar lo más alejado de él luego de semejante acto.

Jungkook no había logrado hacer algo más, Taehyung huyó de él sintiendo un nudo extraño en su estómago y a su corazón más que acelerado.

"Maldito Jeon" Masculló, huyendo del colegio y de sus emociones.

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