Capitulo 23

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Narrador

Efímero.

Todo en esta vida lo era y Eileen siempre lo había comparado como un diente de león cuando el viento sopla y sus partes vuelan dispersas.

Miró el cielo a través de las hojas del árbol y despues miró a la chica a su lado, Astoria, quien descansaba acurrucada contra su hombro, tomándola de la mano. 

Regreso la vista al cielo. Lo habían dejado todo con el unico deseo de vivir un sueño.

–Quisiera quedarme aquí toda la vida.–Susurro Astoria con los ojos cerrados.

Eileen se giro y acaricio con delicadeza su mejilla. Astoria la miro. Verde y azul se encontraron, fundiéndose una a la otra.

–Yo tambien.–Respondió acercándose y pegando su frente a la de ella, cerrando ambas los ojos mientras sentían la brisa de los arboles.

Y así era, con todo su corazón, Eileen deseo que el tiempo se detuviera y estuvieran ahí por siempre. 

La noche anterior había sido tan alegre como deprimente. Eileen casi sentía que aún estaban en aquel bar.

 Theodore, Astoria y ella festejaron en un bar muggle de Londres donde Theodore se ligo a una chica, despidiéndose de ambas despues de un rato, puesto que pasaría indudablemente una noche de sexo casual con aquella muggle.

–Parece que al fin Daphne no volverá a tener oportunidad con Theo–Comento Eileen bebiendo de su copa.

–Si...–Respondió pensativa. 

Eileen la miró con el ceño fruncido. Su amiga se notaba triste y con expresión derrotada. Coloco una de sus manos sobre su hombro y esta la miro con una pequeña sonrisa.

–¿Qué ocurre, Tori?

Eileen había esperado cualquier cosa, menos la respuesta que le dio:

–Me queda poco tiempo de vida, Leen.

La miro en shock. Astoria la tomo de la mano y con su anillo las transporto al parque cercano al departamento de Percy. Se sentaron en los columpios y Astoria miro el cielo nocturno, era de madrugada pero no faltaba mucho para el amanecer.

–¿Recuerdas la maldición que te conté?

–La maldición de Sangre que mata a ciertos miembros de tu familia.–Dijo Eileen y Astoria asintió.

–Mi ancestro se llamaba Demian Greengrass, este tuvo un hijo, Galileo Greengrass, un hombre amable y bondadoso, dedicado al comercio y de quien proviene la mayoría de nuestra fortuna. Galileo estaba en un proceso de aceptar un compromiso con Auriga Black, una mujer completamente opuesta a el, de personalidad inestable y desquiciada con todos, incluso con su familia. Había rumores de que gozaba de torturar hasta la locura a sus sirvientes antes de matarlos. Ella amaba demasiado a Galileo, a un punto obsesivo y enfermo. El compromiso entre ambos había sido solicitado por los padres de Auriga, a quien ella los obligo a conseguirles a Galileo a como diera lugar, sin embargo eso nunca pasaría.

>>Galileo conoció a una hermosa sangre pura, Daphne Hafner, una alemana que estaba de visita en Londres. Inmediatamente quedo enamorado de su belleza y negó cualquier solicitud de matrimonio de otras mujeres, incluyendo Auriga, quien su negro corazón se lleno de un sentimiento nuevo, venganza.

>>Como consecuencia del matrimonio entre Galileo y Daphne, Auriga planeo una venganza perfecta, pero no contra Galileo, sino contra Daphne. Los siguió a escondidas mientras daban un paseo matutino por el parque y lanzo una maldición que Galileo logro detectar y se interpuso frente a el cuerpo de su amada, recibiendo dicha maldición. 

>>Auriga Black fue arrestada inmediatamente y pronto Galileo supo de que se trataba aquel hechizo. Era una maldición de sangre que afectaría a toda su descendencia, incluyéndolo, pues lo mataría en poco tiempo, y así fue, murió un año despues dejando sola a Daphne, quien tenía unos recién nacidos gemelos.  

>>A lo largo de los años, mi familia ha sido afectada por esta maldición sin un patrón o factor común aparente. Solo es cuestión de suerte. Aprendimos a identificar a quien era portador de la enfermedad, los mareos y las marcas violáceas en nuestros vientres eran las señales.

>>Las marcas empezaron a salir cuando cumplí los 14...ahora estoy a punto de cumplir 17 y han crecido hasta por debajo de mis pechos...según los datos que he sacado de los diarios de mis antepasados...me deben quedar cuando mucho un mes de vida. 

Con la cabeza agachada, Eileen se levanto del columpio y en cuclillas acuno entre sus manos el rostro de su mejor amiga, quien la miraba sorprendida por su actuar.

–Yo...yo te salvare, Tori, lo prometo. Aún así...¿Qué deseas hacer?–Inquirió

–Yo...–Miro nuevamente el cielo.–Quiero ser feliz con la persona que más amo...lejos de todo donde me han hecho daño. Quiero dormir en un prado debajo de un gran roble, quiero ver el mar, bailar bajo las estrellas, viajar a Las Vegas, tener un perro, tener hijos... Quiero casarme con alguien que me ame y nunca me traicione...quiero hacer tantas cosas aún....–Respondió con los ojos aguados y un enorme nudo en la garganta.

–Entonces empecemos a cumplirlos.–Dijo Eileen levantándose y jalándola de la mano la llevo hasta el departamento. 

Percy no se encontraba, Eileen sabía que él pasaría la noche con los gemelos así que no se preocupaba por el. Tomo una hoja y dejo una pequeña nota en la cocina para despues tomar su maletín.

–Leen...¿Qué estas haciendo?–Pregunto confundida.

–Tomando mi dinero. Es bueno que haya sacado la mayoría de mi fortuna de Gringotts cuando temí que mis padres pudieran robarlo, fue antes de que Percy se volviera mi guardián.–Explico tomando dos suéteres de su armario y extendiéndole uno a la azabache.

–Ok...repito, ¿Qué estas haciendo?–Volvió a preguntar al ver que la chica guardaba mágicamente su laboratorio en un baúl.

–Nos vamos.

–¿A donde?

–Muy lejos...donde solo seamos tu y yo.–Respondió y le extendió la mano.

Astoria sonrió con lagrimas en los ojos y tomo su mano para despues sentir un tirón y el como se transportaban a un nuevo lugar.

Ahora se encontraban en la Isla del Príncipe Eduardo, una de las provincias marítimas orientales de Canadá y el lugar donde Astoria siempre deseo ir despues de leer aquellos libros muggles de Ana de las Tejas Verdes.

–¿Qué tanto me miras?–Pregunto divertida la azabache.

Eileen se recargo en su codo y sonrió ligeramente.

–Tori.

–¿Si?–La miro curiosa.

–¿Quieres casarte conmigo?–Pregunto con una sonrisa.

"Quiero casarme con alguien que me ame y nunca me traicione"

Las lagrimas descendieron de sus verdosos ojos y asintió con una sonrisa.

–Si quiero.

Si había alguien que la amaba y jamás la traicionaría esa era Eileen. 

Y si ella debía nombrar a alguien como el amor de su vida, claro que sería su mejor amiga.

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¿Qué les pareció el capitulo?  Esta un poco más corto de lo usual pero era necesario que solo se enfocara en Eileen y Astoria.

¿Ya vieron que tenemos nueva portada?

Síganme en Twitter luz_Amadorc donde informo las próximas actualizaciones.

Los amo, los estaré leyendo!





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