Capitulo 3

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Narrador

–Vamos Tori, ¡Llegaras tarde!–Exclamo la pelirroja jalando a su amiga hasta su clase de Transformaciones para despues ella irse a sus clases particulares de Pociones.

Eileen llevaba desde el año pasado en una investigación desconocida para todos a excepción claro, de su profesor Severus Snape.

–¿Pasaras por mi al termino de la clases?–Pregunto esperanzada.

–Si, ¿Tienes dos horas verdad?, Estaré una hora y media con Sev y despues ire contigo para llegar a tiempo a Cuidado de Criaturas Mágicas.

Despues de dejar a Astoria en su salón, Eileen llego hasta las mazmorras, donde silenciosamente ingreso a la clase de Pociones de los de Sexto. Se dirigió hasta el fondo del salón, donde Severus tenía reservado su mesa y caldero, listo para que ella continuara su investigación.

Harry no pudo evitar alegrarse, primer día de clases y su primera clase era con Snape, aquello lo había puesto de mal humor, pero ahora que veía que Eileen estaría ahí todo valdría la pena.

Llevaba su uniforme pulcramente y a diferencia de sus hermanos, ella portaba un uniforme completamente nuevo, cortesía de su mejor amiga. Harry contemplo como sus rizos rojizos caían sobre su rostro enmarcándolo mientras ella comenzaba a revolver su caldero. Un ligero suspiro salió de sus labios al verla tan concentrada.

Su pelirroja era tan bella.

Por otro lado, Draco tambien contemplaba discretamente a la pelirroja, ¿por qué era tan hermosa?

Eileen sintió que la veían y al levantar la mirada se encontró con la penetrante mirada gris de Draco Malfoy. Inevitablemente se sonrojo, el platinado sonrió cálidamente y ella correspondió con una sonrisa tímida para despues desviar la mirada a su poción.

Cuando quedo en la casa de Slytherin pensó que todos la tratarían mal por ser una Weasley, sin embargo era una sangre pura y eso era lo más importante en esa casa, por lo que realmente jamás tuvo ningún problema. Eso y que ser mejor amiga de la menor de los Greengrass le daba cierta inmunidad.

Antes de ayer jamás había cruzado más de una palabra con Draco Malfoy, sin embargo el siempre había sido muy atento y educado con ella, algo que contrastaba con su actitud fría y déspota para con cualquiera que no fuera su grupo de amigos. Incluso la había defendido algunas veces de sus hermanos, claro, aprovechando el momento para insultarlos tambien.

Por un momento se dedico a pensar en lo que Astoria le había dicho anoche.

–Le gustas a Draco Malfoy–Afirmo cuando ingresaron a su habitación.

–No digas tonterías, Tori.–Se rio.

–Ese chico no puede dejar de verte, pareciera que se encandila cada que lo hace. Ya lo había notado años atrás pero ahora creo que si intentara acercarse a ti.–Aseguro y asintió.–Me gusta, Draco Malfoy es justo el tipo de chico que acepto para ti. Guapo, millonario, sangre pura y fiel.

–Oh, cállate.

¿Sería posible que alguien como ella, una insignificante Weasley, pudiera gustarle al heredero de los Malfoy?

Negó con la cabeza y rio internamente ante el pensamiento.

No, claro que no era posible, pero ella estaba bien con eso.

Tenía cosas mas importantes en las que pensar que no fueran chicos.

(...)

–Asesinare a tu hermana.–Afirmo Astoria durante la cena.

–No me sorprende, ¿Ahora que hizo?–Cuestiono Eileen dando un trago a su zumo.

–La estúpida estaba peleando con sus hermanos y su Mocomurcielago casi me llega. –Explicó con el ceño fruncido.

–No lo hizo con la intención.

–Quizá, pero ya sabes que solo busco una excusa para atacarla. Nadie que te haga daño me agrada.–Mordio su tostada.

Eileen negó con la cabeza con una sonrisa en los labios. Astoria no era más aquella chica introvertida, ahora era alguien fuerte, madura, decidida y dispuesta a proteger a los que más ama, en este caso: ella.

–Pero miren que bella vista, ¿No, Draco?–Dijo Blaise soltando un suspiro, llegando al Gran Comedor acompañado del platinado. Se sentó a lado de la azabache, poniendo un brazo sobre sus hombros y mirándola dulcemente.–Mi bella Astoria.

–¿Qué carajo quieres, Blaise? Déjame comer.–Lo miro molesta.

–¿Por qué eres tan hermosa?–Replico seriamente.

Ninguno de los otros tres pudo evitar reír.

–Eres un idiota.–Lo miro divertida.

–No me importa, siempre y cuando solo sea tuyo.–Beso su frente y Astoria no pudo evitar sonrojarse.

Eileen sabía que su amiga estaba enamorada de Zabini desde su primer año, sin embargo el moreno siempre había sido amigo de la enemiga mortal de Astoria, su hermana Daphne. Razón suficiente para que ella a pesar de ahora ser correspondida no quiera nada con el, eso junto a su reputación como Dios en la cama, lo que significaba que había estado con demasiadas chicas.

Y bueno, Astoria era todo menos compartida.

–Luces cansada–Comento Draco sentado a lado de Eileen.

–Estoy algo ocupada, es todo.–Sonrió tímidamente.–¿Me veo demasiado mal?–Intento bromear soltando una ligera risa.

–Eres demasiado perfecta, Eileen. Jamás podrías verte mal aunque lo intentaras.–Respondió seriamente tomo un mechón de su cabello que se soltó de su coleta y lo coloco detrás de su oreja.

Sintió su rostro enrojecer tanto que estaba segura de que había tomado el mismo color rojo de su cabello. Sonrió tímidamente.

–Gracias, Draco.

Desde la mesa de Gryffindor, Harry Potter miraba la escena con expresión de enfado, apretando con fuerza el tenedor en su mano. Hermione, su mejor amiga, coloco una mano sobre su hombro intentando tranquilizarlo.

–Contrólate un poco, Harry, a menos que quieras que Ron se de cuenta.–Susurro y el suspiro pesadamente.

–Lo se, Hermione, pero es que...¿Qué carajo hace ella con ese maldito hurón albino? Nunca los había visto siquiera hablar y ahora hasta le toca el cabello y la hace sonrojar.–Despotrico en voz baja.

–Eileen es una chica muy guapa, no me sorprende que los chicos quieran con ella pero dudo que Malfoy vaya a fijarse en una Weasley, lo mas probable es que simplemente se estén haciendo amigos. Recordemos que ella siempre es muy tímida y tienen el mismo circulo de conocidos.–Teorizo la castaña.

Harry lo pensó por unos segundos y despues asintió con una sonrisa.

–Tienes razón. Malfoy jamás saldría con una Weasley.–Dijo con cierto alivio.

El profesor Dumbledore se paro frente a todos, causando que guardaran silencio. Coloco un sonorum en su varita y comenzó a hablar.

–Buenas noches a todos muchachos, espero hayan tenido un excelente primer día de clases. Como anoche informe, el torneo de las casas se llevara a cabo y es momento de elegir a los participantes. Las inscripciones solo eran por el día de hoy por lo que si alguien aún quiere participar, coloque su nombre ahora.–Dijo señalando la urna.

Diversos alumnos de las cuatro casas se levantaron a dejar su papel, entre ellos estaba Ron Weasley y Ginny Weasley. Despues de unos cuantos minutos y cuando ya no hubo nadie, Dumbledore volvió a tomar la palabra.

–Bien, ahora que no hay más, nombrare a los cuatro participantes. Primeramente, de la casa de Hufflepuf...–Hizo una pausa, la urna roto diversas veces y un papel salió volando hasta la mano del Director– ¡Zacharias Smith!

La mesa amarilla rompió en aplausos mientras el chico se levantaba y caminaba hasta quedar junto al director. Era un chico rubio de piel clara y ojos marrones, alto y delgado. Todos los demás hicieron muecas, para nadie era desconocida la actitud déspota del chico, un sangre pura que tenía de leal lo que un Ravenclaw tenía de tonto. Siempre se creía superior a todos.

–Ahora, de la casa Ravenclaw...–Hizo el mismo procedimiento– ¡Michael Corner!

Esta vez era un chico de cabello negro, ojos marrones y piel trigueña, alto y fornido. Sonrió amigable y se coloco junto al Hufflepuff, quien lo miro con desconfianza.

–Ahora, la casa de los valientes –Hicieron bulla– Si, Gryffindor...–Hizo una pausa demasiado larga– ¡Harry Potter!

Los leones rompieron en sonoros aplausos y gritos de aliento mientras que el azabache se colocaba orgulloso junto a Dumbledore. Ya no era aquel niño delgaducho, ahora era alto, con cuerpo fornido gracias al Quidditch. Miro a la mesa de Slytherin, Eileen ni siquiera lo había volteado a ver y eso lo puso ligeramente triste.

–Y por ultimo pero no menos importante, los astutos, Slytherin...–Hizo una pausa y todos en la mesa verde y plateada esperaron el resultado.– ¡Draco Malfoy!

Todos los Slytherin aplaudieron y festejaron. El platinado se levanto con elegancia, sonrió a Eileen y se coloco al frente junto a los demás competidores.

–¡Felicidades, participantes! Ahora, síganme para seguir instrucciones.–Dicho esto, los cuatro desaparecieron junto a Dumbledore a través del pasillo.

(...)

Ya era tarde y Eileen se encontraba leyendo en uno de los sofá de la sala común con una manta sobre sus piernas. Estaba tan ensimismada en la lectura que no se dio cuenta que Draco había regresado de la conversación con Dumbledore. Con una sonrisa de lado se acerco a la chica y colocando su rostro detrás de su oreja susurro:

–¿Lectura nocturna?

Eileen soltó un jadeo y lo miro sorprendida–Draco, eh...felicidades.–Sonrió nerviosa, felicitándose internamente por ya no sonrojarse.

–Gracias.–Sonrió.–Deberías ir a dormir, ya es tarde y tienes mucho sueño durante el día.

–¿Cómo sabes eso?–Lo miro sorprendida.

Draco sonrió y acaricio su mejilla.–Ve a dormir, rojita.

Esta vez ella si se sonrojo y despues de una leve despedida, se dirigió a su habitación, siendo imitada por Draco, quien una vez estuvo en su cuarto analizo lo que acababa de pasar. Sentía que si tenía oportunidad de ganarse a Eileen, eso no le preocupaba, llevaba años pensando como cortejarla, pero ahora tenía una mejor pregunta.

¿Por qué Eileen Weasley, la chica más dulce e inocente, estaba leyendo un libro de Artes Oscuras Avanzadas?

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