Capítulo 23

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


—Lo mejor sería que olvide todo esto, tío —Off dijo—. Haga que toda esta gente retroceda y evitemos que las cosas sigan yendo a peor.

Nadech soltó una seca carcajada.

—Por favor chico, no me hagas reír. —Él le dedicó una feroz mirada—. De verdad piensas que voy a ¿qué? ¿Soltar mi arma y entregarme?

—Por cómo lo veo, esa sería la mejor opción —Off contestó e hizo uno seña a su alrededor—. Después de todo, lo tenemos rodeado.

Justo entonces, sus hombres, mismos que fueron llamados por Net, salieron a la vista, rodeándolos. La sonrisa burlona que se había mantenido en el rostro de Nadech se borró de inmediato.

—Hijos de... —Él no terminó la frase, más metió una de sus manos entre su chaqueta y al sacarla lanzó algo en su dirección.

Off reconoció rápidamente la granada, por lo que rodeó a Gun con sus brazos y se tiró al suelo, cubriéndole justo antes de que ésta detonara. Un alarido de dolor se escapó de sus labios cuando sintió algo pesado caer en su pierna.

—¡Off! —Gun gritó espantado a su vez.

Nadech se lanzó al suelo, pues las balas no tardaron en llegar, más se apresuró a sacar la bomba de humo en su bolsillo y también detonarla, aprovechando la estela del mismo para escapar. Aunque por supuesto, aquello no evitó que algunas impactaran contra su cuerpo.

Se vio obligado a cambiar, pues debía alejarse cuanto antes de allí. Podía escuchar a los hombres de Off seguirle el paso de cerca, le fue difícil, sin embargo, logró quitárselos de encima. Esa había sido su manada y a pesar de que había cambiado bastante después de tantos años, seguían siendo sus tierras y él conocía cada parte de ellas.

Ahora, más importante aún, debía asegurarse de que lo que su sobrino había dicho no habían sido más que mentiras. Odiaba admitirlo, pero había logrado sembrar la semilla de la duda en él y Nadech se aseguraría de que no le habían estado viendo la cara de estúpido.

Su beta tendría que tener una larga charla con él, aunque aquello tendría que esperara un poco más.

Por su parte, Jumpol estaba siendo ayudado por sus hombres. La estatua destruida de su padre siendo removida de su pierna.

—Está rota —Gun señaló lo obvio—. Debiste dejarme matarlo cuando tuve oportunidad —entonces reprochó a su compañero.

—Podrías haberte puesto en peligro —Off gruñó, apretando los dientes cuando Net movió su pierna y la tanteó.

—Estuvimos en peligro desde un principio, al menos hubiera tenido la oportunidad de deshacernos de él, ahora ha escapado —Gun bufó, luego negó con la cabeza, arrimándose cuidadosamente más cerca del Alfa al escucharlo gruñir de dolor.

—Definitivamente, el hueso está roto —Net sentenció—. Tenemos que llevarte al hospital a que te traten.

—No hay tiempo para eso, solo... trata de reubicarlo, cambiaré para acelerar el proceso de sanación y...

—¿Acaso no me escuchaste? Te he dicho que está roto, no es una simple zafadura, Off. —Net lo fulminó—. Ni siquiera el hecho de que cambies te sanará lo suficiente, al contrario, solo podría causar una mal formación y agravarlo aún más. Tienes que ir al hospital y tratarlo.

—Pero...

—Llama a alguien a que venga por nosotros, iremos de inmediato al hospital. —Net cortó las palabras de su muy testarudo alfa.

—Gun, no puedo dejarles solos en medio de un ataque —Off rebatió.

—Bueno, hace solo unos minutos dijiste que yo sería perfectamente capaz de encargarme de la manada si tú no estabas, ¿no? —Net recordó y Off arrugó el entrecejo—. Déjalo en mis manos por el momento, me aseguraré de que cuando vuelvas a temer noticias, sea para decirte que hemos reducido a los intrusos.

—Net...

—Esto te pasa por testarudo, ahora asume la consecuencia de tus actos. —Net bufó.

—La ambulancia ya está en camino, señor —Uno de sus hombres informó y Net asintió, poniéndose de pie.

—Prometo que me encargaré de que todo resulte bien.

Off asintió en medio de un suspiro.

—Confío en que lo harás. —Entonces se giró para encarar a Gun y besó su mejilla—. Estoy bien —aseguró, pues podía sentir claramente su angustia.

—Eres un tonto, que estés así es nada más que por tu culpa —reprochó enfurruñado, más Off sabía que estaba tratando de camuflar su preocupación.

—¡Con un infierno! ¡Estoy malditamente harto de ésta gente! —Bright rugió rabioso, arrastrando a un mal herido Mew hasta que estuvieron lo suficientemente resguardados de las balas.

Ellos habían logrado matar a tres de sus hombres antes de que la puerta trasera se abriera y Suppasit pateara a uno de los hombres en ella fuera y luego se lanzara tras este. Apenas y había sido capaz de alcanzar a matar al otro antes de que le disparara.

—Y tú, chico, estás jodidamente loco. Casi mueres allí —reprochó, blanqueado los ojos ante la ensangrentada sonrisa que el cambia formas conejo le dio.

—En la vida hay que correr riesgos —Mew respondió con dificultad, interrumpiéndose a sí mismo cuando una tos que realmente se escuchaba mal, le invadió.

—Mierda, oye, respira. —Bright le ayudó a inclinarse sobre su costado, entonces Suppasit vomitó una desagradable mezcla de jugos gástricos y sangre—. Te hicieron mierda allí. —Palmeó suavemente su espalda.

—Aunque sea difícil de creer —Suppasit contestó en cuanto fue capaz de retomar el aliento—, he estado en peores condiciones.

—Bromeas, ¿no es así?

—Ojalá.

—¿Qué demonios estuviste haciendo para terminar peor que esto?

—Defenderme. —Mew se removió sobre la hierba, soltando un quejido cuando sus costillas protestaron ante el movimiento—. Estoy casi seguro de que una costilla me perforó el pulmón.

—Y lo dices tan calmo.

—No ganaría nada entrando en pánico, ¿O sí?

Bright no contestó, asomándose por detrás de la piedra alta en que se escondían para echar un vistazo a la situación, cuando escuchó unas llantas derrapar.

—Maldición, el hijo de puta está escapando. —Bright se puso de pie de un salto y dio un paso para volver al filo de la carretera, más se detuvo al recordar la moribunda condición del menor—. Mierda, mierda, ¡mierda! ¡Que alguien tome una camioneta y lo siga! ¡No permitan que escape!

—¡Estamos en ello! —Fueron algunos de los hombres de Chai quienes contestaron y no pasó mucho antes que una camioneta siguiera el paso de la de los intrusos.

—¿Estás bien, Vachirawit? —Chai se acercó a él—. El resto de ellos murió, creo que el único que quedó vivo fue el conductor de la camioneta donde llevaban al chico. Aunque dudo que por mucho, fueron bastantes los disparos los que los vehículos recibieron; el tipo ha de estar muy mal herido.

—Eso espero —Bright contestó, guardando su arma en su espalda para regresar al lado de Suppasit. Walasmongkonchai le seguía de cerca, alumbrando su paso con una linterna—. Oye, oye, mantente consciente. —Bright palmeó las mejillas del alfa más joven.

Mew abrió los ojos, mirando aturdido de un lado a otro por un momento antes de enfocar su vista en él.

—Voy a revisarte, ¿está bien? Necesito que te mantengas despierto, por lo que veo haz recibido más de un golpe en la cabeza y no puedo dejar que te duermas —indicó, sosteniéndolo brevemente de la barbilla para asegurarse de que toda su atención estuviera en él.

—E-Eso es más f-fácil decirlo que h-hacerlo —Mew balbuceó.

—Pues pon todo tu esfuerzo en ello. Gulf y tu hermano me asesinarían si se enteran de que te deje entrar en coma o morir.

—¿Cómo conoces a Win?

Bright le miró de reojo, continuando con su revisión al cuerpo del menor, quien soltaba quejido de vez en cuando, cada que apretaba ciertos lugares en su cuerpo.

—Pasé a por él antes. —Frunció el ceño cuando movió el pie derecho de este, pues era obvio que se había zafado.

Mew le gruñó un "ten más cuidado", que simplemente ignoró.

—Voy a devolverlo a su lugar antes de que empiece a sanar de mala forma.

—¿Qué? ¿Piensas hacerlo justo ahor-...? ¡Hijo de perr-...! ¡Ah, mierda! —Mew gritó, golpeando con sus puños el suelo a cada lado se su cuerpo—. ¡La re-mil putísima madre! —Volvió a gritar inmediatamente después, llevándose su mano izquierda hacia el pecho y cubriéndola con la otra, al parecer también tenía dislocada la muñeca.

—Chico, si que te hicieron mierda. —Chai se acuclilló a su lado, Bright dejo el pie del conejo a un lado y fue a por su mano.

—Espera, dame un... ¡¿pero qué infiernos te pasa?!

Bright sabía, que de haber podido, Suppasit ya le habría acertado un puñetazo por su casi nula delicadeza. Bueno, tendría que aguantarse.

—Joder, Vachirawit. Tenle un poco de consideración al chico. —Chai hizo una mueca—. Si esta es la clase de doctor que eres, recuérdame nunca dejar que me trates.

—Pues lo siento, pero no tenemos tiempo que perder, no sé si recuerdas que continuamos bajo ataque y tenemos que llegar a la base. —Bright le quitó la camisa a Mew, rompiendo algunas partes de ella con una navaja que sacó de su chaqueta—. ¡Que alguien me traiga unas vendas!

—¡En un segundo, señor!

—Vas a estar bien, Suppasit. Haré que alguien te lleve al hospital más cercano cuanto antes.

—Preferiría ir con mi hermano.

—Y yo preferiría estar en alguna playa del Caribe tomando el sol y bebiéndome una piña colada, pero como es obvio, eso no va a pasar. —Bright rodó los ojos—. Win está bien, te lo prometo. He dejado a Fiat cuidando de él.

—¿A Fiat?

—Sí, ¿algún problema?

—Bueno, no es que lo odie, pero tu hermano tampoco es de mis personas favoritas. —La respiración de Mew se volvía más trabajosa con el pasar de los segundos.

—Aquí están las vendas, señor. —Uno de sus hombres se las entregó—. Ya hemos revisado la otra camioneta y confirmamos que estaban todos muertos, dos de los hombres del líder Walasmongkonchai se han ofrecido a hacerse cargo de ello.

—Está bien. Quiero que dos de ustedes se preparen, necesito que lleven a Suppasit al hospital.

—Señor, sí, señor —este respondió, volviendo a alejarse.

—Bright, creo que tu chico se desmayó —Chai avisó, alumbrado el rostro de Mew con la linterna.

—Joder. Suppasit, Suppasit despierta. —Bright le volvió a palmear la mejilla hasta que este abrió los ojos nuevamente—. Te he dicho que no te duermas.

—Maldición, Vachirawit. Déjame tomar un descanso —Mew quejó.

—Luego. Ahora mantén los ojos abiertos.

—Bueno, pero al menos dile al extraño aquí que alejé la luz de mi cara —Mew respondió débilmente, su voz sonando bastante arrastrada.

—Lo siento. —Chai alejó la luz del rostro del menor y la centró en su pecho donde Bright había comenzado a trabajar con las vendas—. Por cierto, el extraño aquí se llama Chai Walasmongkonchai.

—Mew Suppasit, diría que un placer, pero este momento es todo, menos placentero.

Chai sonrió ante las palabras del menor, por su parte, Bright bufó.

—No te preocupes, chico. Es completamente entendible.

—Bueno, gracias por la comprensión.

—Voy a necesitar enderezarte para ponerte las vendas, Suppasit —Bright avisó y Mew asintió a sus palabras—. Chai necesitaré tu ayuda.

—Por supuesto.

Fue así como entre los dos enderezaron al cambiaformas conejo hasta que estuvo semi sentado con Chai sosteniéndolo mientras Bright pasaba las vendas por su pecho. Para Vachirawit era un hecho que éste tenía más de dos o tres costillas rotas y que como Suppasit había intuido, uno de sus pulmones podría haber sido perforado por una de ellas.

Una vez terminaron, no pasó mucho antes de que sus hombres fueran a por él y entre todos trasladaran con el mayor cuidado al alfa menor hasta la camioneta que habían preparado para llevarle al hospital. Les dio las indicaciones a seguir en cuanto a la seguridad de éste, haciendo énfasis en que trataran de que se sacudiera lo menos posible y en que no le dejaran dormirse o en su defecto, que perdiera la consciencia. O por lo menos que trataran de que no lo hiciera por mucho tiempo.

—Cuando resuelva mis asuntos pendientes, iré a ver cómo sigues y me aseguraré de llevar a Win hasta ti.

—Está bien, gracias por haberme salvado el trasero, Vachirawit. También por cuidar de Win, aunque todavía no entiendo del todo cómo fue que terminaste haciéndote cargo de él.

—Eso es algo de lo que me gustaría que charlemos luego.

—¿Debería preocuparme?

—Yo no diría exactamente eso, pero... —Se encogió de hombros—. Luego habrá tiempo para que hablemos.

Dicho esto, Bright cerró la puerta de la camioneta y dio un par de golpes al costado para indicarle que ya podían partir. Esta se puso en marcha inmediatamente después y Bright encaró a los hombres que aún se mantenían allí.

—¿Nos vamos? —Chai le arqueó las cejas.

—Vamos, ya hemos perdido demasiado tiempo. —Bright asintió—. En cuanto recibas noticias de los hombres que persiguieron al desgraciado ese, por favor infórmame.

—Dalo por hecho.

—Entonces, ¡es hora de irnos! ¡No hay más tiempo que perder!

—Señor Tul —uno de sus chicos llamó, agazapándose a su lado—. Hemos revisado el área y no hay rastro de los secuestradores, ni de Korapat y sus hombres.

Eso no era una sorpresa, en realidad Tul estaba empezando a creer seriamente que ellos estaban muertos.

—Ave al líder, cambio —se escuchó un sonido venir desde su radio—. Ave al líder, cambio.

—Aquí líder, cambio —Tul respondió.

—Señor, creo que... debería venir a ver esto —el chico respondió, dándole su ubicación cuando se la pidió.

—Todos están muertos, señor. —Otro de sus hombres expuso.

Tul miró los cuerpos alineados sobre la ligeramente húmeda tierra con el ceño fruncido, él aún había estado guardando la esperanza de que estuvieran vivos, muy a pesar de que esto fuera lo más seguro.

—Todos parecen haber recibido una bala en la nuca, por cómo se ven, tal parece que han sido ejecutados. —El chico que le había llamado desde el radio antes, señaló—. Estos son Ok, Bang, Yok y Moon, Korapat no está.

—¿Cómo que no está? No pudo haber desaparecido sólo así.

—No sabemos si esos hombres podrían haberlo secuestrado o si... escapó.

—No lo creo, ni siquiera Korapat es tan retorcido para dejarlos atrás, estos chicos eran sus amigos. —Tul acomodó la correa de su arma de forma que ésta quedara a su espalda y miró los alrededores—. Busquemos unos metros más allá por el momento, si no lo encontramos, entonces podríamos dar por hecho que se lo llevaron.

Tul vio la mueca que sus hombres hicieron, más lo ignoró. Sabía que Nanon Korapat era un chico bastante problemático al que pocos en el equipo soportaban, demasiado pretencioso y narcisista. Sinceramente ni él mismo Tul era muy feliz de tratar con él, pero estaba bajo su línea de mando y se veía obligado a hacerlo.

Fueron muchas las veces en que tuvo que llamarle la atención, en realidad, tampoco entendía cómo es que los difuntos chicos se hicieron amigos de él. Aunque más que amigos, muchas veces Tul llegó a verlos como cuidadores, pues era consciente de todas las veces en que estos tuvieron que salvarle el trasero o evitar que se metiera en problemas.

Fueron muchos los que terminaron alejándose de Ok, Moon, Yok y Bang debido a Nanon, pues nadie soportaba al chico por mucho tiempo y dado que este siempre estaba con ellos, la mayoría prefería evitarse los seguros encontronazos.

—Vamos, él también podría estar herido —Tul indicó.

Finalmente, encontraron al chico en una cueva a setenta metros de donde estaban los demás. Tenía tres impactos de bala, uno en cada pierna y otro en el hombro, también tenía una herida que parecía bastante profunda en su mano derecha, además de su rostro magullado.

—Korapat. —Tul se agachó junto a él, tomando su propia camisa para trozarla y hacerle torniquetes en las heridas de bala—. Resiste chico, te llevaremos al hospital.

—Señor. —Korapat tragó con dificultad—. Los demás, ¿cómo están los demás? ¿También lograron escapar?

Tul miró al resto de sus hombres durante un momento, todos con una mirada confundida.

—¿Escapar? —Uno de ellos preguntó.

—Nos embaucaron desde atrás, nos dimos cuenta cuando comenzaron a dispararnos, todos corrimos en un intento de empacar y resguardarnos —Korapat se quejó cuando Tul apretó la tela entorno a su herida—. Tuvimos que separarnos, ellos alcanzaron a herirme antes de que finalmente fuera capaz de esconderme en esta cueva y perderlos, creo que me desmaye por varios minutos tiempo después.

—Lo siento, Korapat, pero ellos... fueron capturados —respondió.

—¿Qué? No me diga que se los han llevado. —Se sobresaltó, intentando enderezarse, más no pudiendo del todo por el dolor.

—Tranquilo, chico. —ul le instó a recostarse nuevamente—. En cuanto a tus amigos... lo siento, pero ellos no...

—¿L-Los a-asesinaron? —Él parecía sinceramente asustado por su respuesta.

Tul no pudo hacer más que darle un brusco asentimiento. Korapat se echó a llorar y siendo sinceros, aquello tomó a todos por sorpresa, más Tul podía entender el dolor de perder a personas a las cuales amas o estimas.

—Ha sido mi culpa, se supone que era el líder del grupo y yo... y yo... debí haber hecho algo... debí mantenerme consciente y asegurarme de que estuvieran a salvo —Korapat se lamentó entre el llanto.

—Chico, tampoco es como si no hayas querido, tú también estabas aquí luchando por tu vida.

—No es así, yo simplemente no hice lo suficiente —Nanon rebatió.

Sabiendo que de nada serviría el discutir con él en ese estado, Tul instó al resto de sus chicos para que se encargaran de llevarlo de vuelta a la carretera.

korapat se desmayó a mitad de camino, debido al dolor y la pérdida de sangre. Por su parte, Tul recorrió los alrededores una vez más, solo para asegurarse de que realmente no hubiera algún intruso en sus tierras.

Cuando finalmente regresó a la carretera unos veinte minutos después, había un vehículo donde varios de sus hombres le esperaban. Hacía varios minutos que se habían llevado a Korapat.

Vio como algunos de ellos terminaban de recoger la evidencia que había quedado donde suponía habían estado los hombres que se habían llevado a la pareja de Gulf. Observando cómo empaquetaban el último casquillo que había tirado en la carretera. Entonces, repentinamente cayó en cuenta de que no había encontrado ninguno en el bosque.

Eran alrededor de las seis y media de la mañana cuando sus hombres finalmente habían logrado que los invasores retrocedieran. Gracias a la diosa luna, no habían tenido demasiadas bajas, aunque había un número considerable de heridos.

Después de haberle ordenado a sus hombres que se aseguraran de que los intrusos salieran todos de sus tierras y organizado junto con Bible los grupos de vigilancia de las fronteras, Mile finalmente pudo volver hasta la casona.

—Señor, que oportuno que regresara, el alfa Vachirawit acaba de llamar. —Fue interceptado por uno de sus sirvientes en cuanto puso un pie dentro de la casa.

—¿El señor Vachirawit? ¿Habrá pasado algo con Tong? ¿Con la manada? —Preguntó para sí mismo, más fue escuchado por su sirviente.

—En realidad, señor, quien llama es su hijo, Bright vachirawit.

—¿Bright? Hace horas que no sé nada de él. —Entonces Mile se giró a encarar a Bible, quien tenía un semblante tan demacrado como debía estar el suyo—. ¿Puedes encargarte de recibir los informes en lo que hablo con Bright?

—No te preocupes, tómate tú tiempo, yo me encargaré de ello.

Palmeando un par de veces su espalda, Bible se alejó por el pasillo hacia su sala de reuniones, Mile fue hacia su oficina, no sin antes decirle a su sirviente que consiguiera que Apo llegara hasta él.

—Bright, habla Mile, disculpa que te hice esperar, acabo de llegar a casa.

—No te preocupes, entiendo perfectamente. En realidad te he llamado por aventura, no tenía muchas esperanzas de que estuvieras allí, pero dado que no pude comunicarme contigo o con Bible, no me quedó de otra que llamar a la casona —Vachirawit explicó.

—Sí, el celular de Bible se destruyó en medio del altercado y el mío se quedó sin batería hace un par de horas. —Mile se dejó caer pesadamente en su silla y se estrujó el rostro con una de sus manos—. ¿Qué tal están las cosas de tu lado?

—Algo caóticas aún, pero con la ayuda de Walasmongkonchai fuimos capaces de deshacernos de ellos no en mucho tiempo. Ahora mismo estamos recorriendo la manada en busca de algún intruso que haya podido quedar. —Bright suspiró—. ¿Qué hay de ustedes?

—Estamos en las mismas, por otro lado, ¿has recibido informe de alguien más?

—Nada por el momento —Bright respondió pesaroso—. Estaba pensando en llamar en cuanto terminara de hablar contigo.

—Entonces me informas cualquier cosa, aún tengo que encargarme de traer a Gulf y Apo a casa.

—Ahora que mencionas a Gulf, una de las razones por la que te llamaba, era para avisar que ambos Suppasit están en mi manada.

—¿Cómo has dicho? —Mile se enderezó sobre su asiento.

—Sí, nos lo topamos por casualidad mientras junto a Chai y nuestros hombres, nos dirigimos hacia el frente. Unos tipos en una camioneta intentaban secuestrarlo, el chico no estaba en las mejores condiciones.

—Joder, mira tú si no tiene suerte —Mile murmuró—. Estaba con Gulf cuando los emboscaron, por lo poco que le informó a Bible, al parecer Suppasit se entregó para que él pudiera escapar.

—Bueno, pues ellos intentaban salir de la ciudad por nuestro lado de la manada y algunos de mis hombres le detuvieron, fue una suerte que llegara y me acercara al vehículo en que estaba y pudiera olerlo.

—¿Realmente te has familiarizado tanto con el aroma de Suppasit?

—Eso es debido a que es bastante parecido al de Win y... eso es otra cosa.

—¿Pasó algo? —Mile se preocupó por el cambio de tono en la voz de su amigo.

—Mile, resultó ser que Win Suppasit es mi destinado.

—¿C-Cómo?

—Lo sé, es simplemente desconcertante, ¿no? Ya te imaginarás tú mi sorpresa cuando tuve que rescatarlo anoche y... mejor hablaremos de eso en otro momento.

—Entiendo, pero bright, como tu amigo estoy en la obligación de decirte que no la tendrás nada fácil con el chico, él... no la ha pasado bien en el último tiempo y tiene algunos... Demonios con los que cargar.

—¿Tiene que ver con que esté tan asustado de mí? Él literalmente se desmayó del susto cuando le dije que éramos destinados —susurró.

—Sí —respondió sincero—. Pero eso es algo que no me concierne a mí aclarar, tendrás que hablarlo con él mismo o por lo menos con Mew.—Señaló al final, no muy seguro de que el chico fuera realmente capaz de tratarle—. Solo sé paciente con él, ¿sí?

—Por supuesto —Bright aseguró con convicción—. Uh, lo siento, pero tengo que irme, han venido a llamarme.

—Bright, espera. —Mile se apuró a llamar antes de que este fuera a cortar.

—¿Pasa algo?

—Es que... —titubeó pasándose una mano por el pelo, sintiéndose ligeramente estresado—. Escucha, aún no es seguro, pero ¿puedes guardar cuidado de Walasmongkonchai?

Bright guardó silencio por un largo rato, como si sopesara sus palabras antes de contestar.

—Mile, ¿qué sucede? ¿Qué es lo que sabes?

—Como ya dije, aún no es seguro, pero... anoche capturados a Sen  Walasmongkonchai ayudando al bando enemigo.

—¿Estás tratando de decirme que Chai...? Pero qué sentido tendría eso, ¿por qué entonces me ayudó anoche?

—Eso es lo que intentaré averiguar, por el momento, solo mantén un ojo sobre él y no dejes que se dé cuenta de que podríamos saber algo.

—Entiendo, me mantendré precavido hasta que vuelvas a comunicarte conmigo.

—Bien, hablamos más tarde.

—Hasta luego. —Y Vachirawit cortó.

Mile dejó el teléfono en su respectivo lugar y se acomodó en su silla, cerrando los ojos por un momento. Estaba realmente agotado, sin embargo, era consciente de que le faltaba demasiado por hacer como para realmente poder tomarse un descanso.

—Mile.

La puerta de su oficina se abrió con estrépito y Mile se enderezó de inmediato mirando hacia el lugar, percatándose entonces de que no era más que Apo quien al parecer acababa de llegar a la casona.

—Apo, cariño.

Stars_of_Saturn.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro