Capítulo 22: Ataque.

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Se siente crispar cuando un repentino frío le recorre todo el cuerpo, no entiende que pasa pero empieza escuchar algo crujir y liberar ciertas partes de su cuerpo, hasta que por fin puede ver.

—Midoriya—Lo llama la neutra voz de Todoroki, retirando con delicadeza la última liana que apresaba su cabeza posada en su frente.

Izuku lo mira como el ser más brillante del mundo, el alivio que siente al ver una cara conocida y amigable (al menos para él) después de casi ahogarse en la oscuridad y desesperación, hace que esté ignorante del par de lágrimas que escapan de sus ojos.

—T-Todoroki kun—Llama con la voz temblorosa, el aludido por un momento siente un nudo en la garganta ante la imagen de la vulnerabilidad frente a él.

No acostumbra a tratar con las personas y mucho menos si éstas están llorando, y más si se supone que es su contrincante declarado. Termina carraspeando e Izuku reacciona limpiando sus ojos rápidamente con su brazo, sintiéndose entre incómodo y avergonzado de lo patético que probablemente se ve.

—.... ¿Estás bien?—Pregunta, y él asiente ya más calmado.

—Gracias Todoroki kun, en serio...—Decía desde el interior, pues sus pensamientos lo estaban torturando y la desesperación lo iba a matar de no ser porque el contrario llegó a tiempo.

Todoroki no responde, pues la sinceridad de Midoriya tiende a dejarlo mudo desde que le dio las gracias después de la actividad del viaje, extiende la mano hacia él. Izuku la mira confuso y luego cae en cuenta que estaba recostado en el suelo.

Acepta la ayuda apenado y estrecha la mano contraria para ponerse de pie, en ese breve momento nota lo fría que es, pero lo deja pasar y se concentra en lo de real importancia del momento.

—¿Dónde está él?—Cuestiona, y entonces ve el ambiente frío y las plantas malbaratadas alrededor. Signos de pelea.

—Se escapó—Responde Todoroki cortamente.

—¿Cómo me encontraste?

—Oí los estrépitos que hacían ¿Qué estará planeando?

—Todoroki kun, él quiere robar las flores solares—Contesta Izuku y el contrario frunce el entrecejo, en una expresión endurecida que lo hacía ver más intimidante.

—Dijo que tú y él tienen un vínculo más allá de la sangre...—Comienza e Izuku reprime un quejido no sabiendo que responder—¿A qué se refiere? ¿Acaso lo conoces?

—No lo sé... jamás lo he visto—Responde medio mentiroso y medio honesto, aunque no sabía si considerar si en verdad poseen un lazo más profundo al ser ambos alquimistas.

La expresión de Todoroki le hace ver que no está muy convencido.

—¿Sabes por qué trató de secuestrarte?

—No...

Le estaba ocultando algo, al igual que cuando le preguntó por All Might se está guardando sus respuestas. Todoroki empieza a pensar que aquello que oculta Midoriya es más turbio de lo que pensaba.

Escuchan ruidos de estruendos en la cercanía.

—¡Los demás!—Exclama Izuku, con los pensamientos de que sus demás compañeros estaban luchando por otros lados.

—Vamos...—Llama Todoroki, emprendiendo el camino seguido por Izuku quien llevaba una mueca de inseguridad en su rostro.

Aquel muchacho le había arrebatado su cinturón con el polvillo, se encontraba indefenso e imposibilitado ahora que necesitaba luchar más que nunca.

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—¡Manténganse atrás!— Ordena Aizawa, con sus lentes amarillos puestos y sus vendajes flotando alrededor.

Se mantenía al frente de los pocos alumnos que habían alcanzado a regresar, y observando los movimientos del individuo frente a él. Un hombre de negro con capucha, que despedía un aura morada que le sacaba grietas al suelo, acompañado de sus secuaces, criaturas humanoides de piel verde y con alas de murciélagos luciendo como los demonios de un cuento antiguo. Trols murciélagos.

De esas bestias unas tantas ya habían salido volando en búsqueda del resto de su alumnado con el motivo de retenerlos.

Mira de reojo a Kaminari, quien luchaba presionando numerosas veces un artefacto en su oreja que le permitiría contactar por ayuda afuera. Pero como sospechaba no lo estaba logrando.

—Es un campo mágico—Responde con voz grave a la pregunta interna que supuso se estaba haciéndose el maestro—neutraliza las comunicaciones con el exterior.

—¿Qué quieren?—Interroga, mientras recita mentalmente el escrito que hace años aprendió.

—Nadie tiene que salir herido, nos llevaremos las flores solares y nos iremos—Agrega, haciendo un gesto de paz con sus manos que nadie creyó.

Aizawa volvió a mirar a su clase, sólo había siete personas. Iida, Kaminari, Asui, Yaorozu, Mineta, Jirou y el misterioso Tokoyami. Los demás todavía estaban dispersos sin saber su paradero y probablemente ignorantes del peligro que se les avecinaba.

—Brujos rebeldes—Dijo Aizawa, con cierto desdén al escuchar como aquel sujeto se reía por sus palabras.

—Siéntanse afortunados de ser los primeros en ver la orden maldita—Y chasquea los dedos para que sus bestias gruñan al mismo tiempo por el gozo de ver como se estremecen los aprendices inexpertos del fondo.

—¡No dejen que los perturben!—Grita Aizawa—¡La temple de un mago es su calma, no dejen que los intimiden!—vio por el rabillo del ojo que Iida mantenía a raya al resto y los ayudaba a mantener la cordura, y ver que alguien mantenía el control lo tranquilizaba. Pero es consciente de que en cualquier momento los atacarán.

No debía dejar que hieran a los estudiantes pero tampoco podía permitir que las flores solares fueran robadas por gente como esa. No tenía otra opción, debía hacer ambas.

Terminó por decir el final del conjuro en voz alta.

—¡R'elen of in'trufer!—Grita en una lengua distinta, juntando sus dos manos formando un triangulo en dirección a los enemigos.

Antes de que pudiere reaccionar él y sus lacayos se ven paralizados dentro de un círculo blanco brillante, incapaces de moverse ni para pestañar.

—¡Sácalos de aquí Iida!—Grita Aizawa alarmando a los menores, ven a su profesor haciendo tanto esfuerzo que unas venas brotan de su frente y sus ojos brillaban en rojo detrás de sus lentes. Jadea cortamente, este tipo de hechizos siempre lo han hecho sobre esforzarse y debe darse prisa antes que se le acabe las fuerzas—¡Iida!

El aludido reacciona sobresaltado.

—¡Reúne a los que puedas y busquen la manera de salir y pedir por ayuda! ¡Ahora!

Iida asiente y procede a tirar de Yaorozu y Jirou para incitar a los demás de retirarse rápidamente, impidiendo que siquiera volteen a ver una última vez su maestro.

Cuando los ve lejos ya no puede más y baja los brazos jadeando exhausto. El hombre de negro, muy diferente de sus extenuados demonios, se limita sacudirse el traje como si este hubiese cogido algo de tierra.

—Eres hábil para usar un hechizo de retención en semejante cantidad de seres ¿Eso era lengua draftiliana? Oh bueno, parece que ya estás exhausto creo que no es tú especialidad—Agrega jocoso, pero cambia de faceta cuando ve a Aizawa reincorporarse, recuperado con apenas sudor en la frente y una sonrisa tétrica protagonista de muchas de las pesadillas de sus alumnos.

—Creíste bien—Y sus vendajes flotaron alrededor de su cabeza.

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—¡Suéltalo Bakugou kun, es mío!

—¡Púdrete mejillas de tomate, yo lo tomé primero!

—¡¿Mejillas de tomate?!

Uraraka se encontraba en el suelo enredada entre unas lianas forcejeando con Bakugou en iguales condiciones, ambos sosteniendo fuertemente los extremos de un plátano multicolor y sin ninguna intención de ceder ante el otro.

—¡Demonios! ¡¿Por qué tenías que escoger el mismo endemoniado ingrediente?!—Se queja, pues últimamente coincide con esa enana hasta en la sopa.

—¡Ésa es mi línea! ¡Ah! ¡Espera! ¡¿Qué es eso?!—Uraraka deja de luchar observando absorta algún punto en la distancia, oportunidad que aprovecha Katsuki para terminar de arrebatarle el plátano multicolor.

—¡Ja!—Jacta triunfal como si hubiera vencido en el más arduo de los combates, pero Uraraka no le presta atención y su expresión de asombro cambia a horror.

—¡¿Hombres murciélagos?!—Grita apuntando a una dirección, y Bakugou voltea intrigado.

Y ve lo que parece unos demonios volando a toda velocidad hacia donde estaban ellos. Al leer sus intenciones se mueve abruptamente de su sitio llevándose acuestas a Uraraka, quien por las lianas estaba pegada a la espalda del rubio.

—¡¿Qué son ustedes basura inútil?! ¡¿Quieren morir?!—Amenaza echando chispas por las manos e ignorando que Uraraka forcejeaba en su espalda con las lianas.

Eran unos tres demonios, robustos y con ojos negros, sonriendo con sus colmillos sobresaliendo de sus labios. Más sin embargo eso no asustaba Bakugou.

—¡Mueran bastardos!

—¡Espera Bakugou kun!—Pero fue ignorada por el rubio, y ahora prácticamente cabalgaba en su espalda escuchando de primera mano los estallidos y las blasfemias al aire mientras luchaba.

A gran velocidad logró tomar a uno de la cara y hacerlo estallar dejándolo fuera de combate, sonriendo cual depredador mientras buscaba por su próxima víctima entre los dos restantes que habían alcanzado a escapar.

—¡Bakugou kun! ¡Allí, allí!—Llama apresuradamente al divisar a uno volar directamente hacia ella, y en un giro rápido cambia de puestos con Bakugou quien da una patada a la criatura mandándola contra un árbol.

—¡Oye! ¡¿Cuánto más planeas estar pegada como parásito a mi espalda?!—Reclama enrabietado.

—¡No lo hago porque quiera! ¡Estoy amarrada por éstas lianas!—Dice, y Bakugou chasquea la lengua, trata de hacerlas estallar pero no les hace nada, alterado tira con fuerza intentando desenredarla pero sólo termina con ambos más apretujados que antes.

—¡Me vas a matar!—Grita agónica la chica, sentía como su cintura se contraía involuntariamente y daba golpes a la espalda del contrario para que parara.

—¡Agh! ¡Qué molestia!—Gruñe.

Bakugou suelta la liana y Uraraka puede recuperar el aliento, pero cuando el demonio restante aparece frente a su cara, como si se hubiera teletransportado, grita y por reflejo lo toma de la cara activando su magia.

—¡Bakugou kun!—Llama, lazando al ser al aire con todas sus fuerzas para la sorpresa de Bakugou, este sonríe cual bestia y apunta con sus dos manos hacia el ser.

Era de los hechizos que lo ayudaron a pasar el examen de admisión a UA, canalizó el poder en ambas manos en forma de triangulo y tomando airé lo disparó recitando las palabras en voz alta.

¡Des'troit exploin!—Gritó tan fuerte que Uraraka sintió que hizo eco. Bakugou conjuró una esfera de energía que salió disparada hacia el demonio; mandándolo a volar en un quejido agudo lamentable.

—I-Increible, ya puedes hacer semejantes hechizos...

Uraraka contemplaba impactada la expresión de satisfacción de Bakugou. Y entonces ambos escuchan la voz de Midoriya.

—¡¿Kacchan?! ¡¿Eres tú verdad?!

Lo vieron acercarse junto a Todoroki, suspiró aliviado a pesar de la mirada malhumorada que le brindó el rubio.

—¿Qué está pasando? ¿Dónde están los demás?—Pregunta Uraraka confundida, contemplando el rostro de diligencia que mostraba su amigo.

—Nos están atacando, buscan llevarse las flores solares—Declara Izuku a lo que Bakugou chasquea la lengua con fastidio.

—Eso es obvio Deku idiota ¿Quiénes son los bastardos?—Interrumpe con brusquedad.

—No lo sabemos, no del todo...—Responde tenuemente para el mal humor de Bakugou.

Todoroki lo observa un momento por esa respuesta tan vaga, Midoriya se encuentra ajeno a la brusquedad con que lo trata Bakugou y en su lugar su mirada se fija gacha en un punto en el suelo. Ensimismado y con los labios apretado, Todoroki lo veía como alguien analítico y que no paraba de rondar la situación pero en todo el camino estuvo en silencio y con una mirada afligida ¿O quizá de impotencia? Algo lo tenía inquieto además de la situación.

—¿Qué haremos? ¿Deberíamos ir con Aizawa sensei?—Pregunta Uraraka algo temerosa más sin embargo el sonido de unas explosiones la sobresaltaron.

—¡Ustedes hagan lo que quieran! ¡Yo voy a matarlos a todos!—Gritó endemoniado Bakugou alejándose entre explosiones bajo la mirada desconcertada de los presentes.

—¡Dios! ¡Es como ver un terrorista!—Se queja Uraraka exasperada a lo que Izuku sólo se limita a suspirar resignado al comportamiento de su amigo.

—En realidad pienso que es mejor ir allá que quedarse sin hacer nada—Agrega Todoroki, teniendo esa única similitud con Bakugou.

—¡¿Tú también Todoroki kun?!—La chica bufa molesta, con un gesto de decepción que extrañó al contrario por lo que terminó por corregirse.

—Tengo un plan—Declara captando la atención del par—si el enemigo está usando a estos lacayos entonces prácticamente lo tenemos.

—¿A qué te refieres?—Cuestiona Izuku ante la vaga explicación, y de repente Todoroki posa la mirada en él, tan fija que lo pone nervioso pese a sus esfuerzos de mantener la concentración.

—Es seguro que Aizawa sensei está luchando sólo para proteger a los demás, es lo que haría un profesional, estos monstruos son sólo estorbo pero sumado al poder de ese chico y probablemente el de alguien más, no será tan sencillo. Nosotros sólo debemos aligerar su carga...

—¿Chico?—Escucha a Uraraka decir interrogante, pero Todoroki mantenía la mirada en Izuku, quien como si estuviera recibiendo sus pensamientos traga grueso.

Empieza a sentir ansiedad por lo que está a punto de escuchar.

—Con la magia de Midoriya y la mía podemos separar a Aizawa sensei de los trols murciélagos.

Y ahora más que nunca, siente la mortificación de no poseer polvillo y el horrible peso de su mentira.

Continuará...

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