"Las peones derrotados"

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La noche del 16 de octubre envolvía a la estación con su manto oscuro y silencioso, el viento soplaba una fuerte brisa que se encontraba presente en la pequeña localidad perteneciente al sur de Hobbiton.
El oficial Noah Jones se encontraba de turno en la estación policial, con mucha tranquilidad se deleitaba con una dona de chocolate mientras miraba la pantalla de su computadora, fascinado por una serie policíaca en búsqueda de desmantelar los misteriosos delitos ocasionados por una secta liderada por un escribano satanista.
Pero una llamada rompió su esquema de tranquilidad, primero pensó en no contestar el teléfono, 《 es un pueblo pequeño, no es tan problemático 》fueron las palabras en su mente, sin mencionar que eran las 2 a.m. y ese horario es uno de los más elegidos por los inmaduros adolescentes que utilizaban la red telefónica para jugar con sus bromas.

Noah al notar que la llamada era insistente, detuvo la reproducción en su dispositivo, y contestó el celular.

—Buenas noches, habla el oficial Jones de la policía local.

—¡Por favor ayuda! Mi e-esposo junto con dos amigos están sin r-r-respirar sobre la mesa, están muertos!—aseguró una mujer desesperada entre gritos y llantos.

—Su domicilio por favor, iremos enseguida —respondió el detective policial con una notable seriedad, ya no siendo el mismo que se encontraba descansando antes de la llamada.

—Brown 558. Venga rápido por favor. Tengo miedo.

El oficial colgó la llamada, tomó rápidamente el arma y un saco, y se fue en busca de otros dos de sus colegas para poder ir hacia el lugar.

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En el camino, habían llamado a la unidad de salud, pero los vehículos de la ambulancia ya se encontraban en la residencia de la señora Buiz, que había llamado instantáneamente después de haber visto esa triste escena.

El lugar no se encontraba lejos de la estación, solamente estaban distanciados por una diferencia de entre catorce y quince cuadras, es por ello que Noah había demorado aproximadamente 5 minutos en llegar junto con Federico y José, sus colegas.

—Buenas noches señora, soy el oficial Jones, se comunicó conmigo por teléfono—comentó al tener en su campo de visión a la mujer de piel blanca y cabello negro secándose las lágrimas.

—Gracias por venir. Parece que no hay nadie en la casa, pero me gustaría que por favor la inspeccionaran—ordenó ella sumamente nerviosa, con un tono de voz bajo, y produciendo movimientos corporales involuntarios.

Los tres profesionales de seguridad, ingresaron a la vivienda, tras atravesar la entrada se dividieron cautelosamente, José el más novato, comenzó a observar en la parte interior de la casa desde la puerta principal. Noah se ubicó y adentró a la vivienda por la puerta trasera, mientras Federico examinaba el inmenso patio que conectaba con otras edificaciones.

El último cadáver estaba siendo trasladado a la clínica, Sandra Buiz ya se había comunicado con las familias de las otras dos víctimas, que como ella, quedaron asombradas y estupefactas por este suceso desgarrador.
Sandra estaba esperando que los policías le verifiquen lo que ella necesitaba, de esa manera iría al hospital para autorizar una autopsia, porque aunque no podía negar su dolor y tristeza, necesitaba saber que había ocurrido esa noche. Desde que recibió la confirmación de los cuerpos sin vidas por los profesionales de salud, pese al dolor, quedó intrigada por entender cómo 3 hombres robustos terminaron sin vida sobre la mesa.
Tenía muchas preguntas, pero quizás los oficiales podían acercarse a una respuesta, después de que a José le haya llamado la atención, encontrar cerca de la cocina tres peones de ajedrez acostados, cubiertos de una sustancia roja, que al juzgar por el aspecto, era sangre.