twenty one ──── hello siblings

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────────── CHAPTER TWENTY ONE,

HELLO SIBLINGS ──────────



❛ Se necesita mucha valentía para levantarse contra nuestros enemigos, pero mucha más para levantarse contra nuestros amigos 



Una sensación escurridiza completamente fría recorrió la espalda desnuda de Acacia, ocasionando que la astral abriera sus ojos, intentando adaptarse a su alrededor. Su mejilla estaba aplastada contra una suave almohada dentro de unas de las tiendas que portaban los astrales.

Su mente necesitó unos minutos para despertar, todos sus pensamientos estaban eclipsados por esa abrumadora sensación. Pudo observar como una figura se iba acercando, su mano acarició con suavidad su mejilla mientras sus labios se movían, estaban hablando, pero ella no oía nada ni podía mirar bien el rostro.

La sensación de tranquilidad recorrió todo su cuerpo, casi sintiéndola como las caricias que los reyes de Zoqri le daban cuando ella se lastimaba después de cada entrenamiento. Acacia cerró los ojos, dejando que una lágrima solitaria cayera sobre su mejilla hasta disolverse en la sábana que estaba protegiendo su cuerpo.

Esa misma figura se acercó, limpiándola con cuidado ───── Está bien ───── oyó esa voz tranquilizadora ───── Puedes seguir descansando.

La segunda vez que Acacia se despertó seguía en la misma posición, con la diferencia en que Alexander se encontraba a su lado, pasando una toalla húmeda encima de los brazos de la astral.

───── ¿Qué estás haciendo? ───── ella interrogó, cerrando sus ojos,

Alexander detuvo la toalla, creando una media sonrisa ───── Pensé que estarías cómoda en levantarte sin ninguna suciedad. Estabas llena de tierra, sangre y todo eso que no deberías de portar.

Acacia sonrió ante la genuina idea de Alexander en darle un baño sin pedírselo. Un par de ojos dorados aparecieron en su visión cuando la princesa abrió sus ojos, haciendo que perdiera su expresión de felicidad.

───── ¿Cómo durmió la princesa? Antes de que trates de hacer algo, no te muevas, tu espalda sigue sanando ───── explicó, dándole la advertencia.

───── Sí ───── coincidió Giles, moviéndose por el espacio reducido ───── Mort te dio bastante duro. Acacia, para la próxima trata de pedir ayuda.

───── No se podía ───── ella explicó, rodando sus ojos ───── Caímos por una colina y no tenía ni idea de donde estaban. Hasta donde recuerdo, todo estaba oscuro.

───── Eso te dejo con la espalda destrozada, apenas pude sanarte y con una abertura en tu cabeza. Tendrás muchas historias que contarles a tus damas cuando vean tus cicatrices ───── la regaño Giles, sin creer en que la princesa haya desafiado a ese astral oscuro.

───── Sumando las costillas rotas ───── Dion negó ───── Tú saliste ganando.

Él se acomodó mientras Alexander se sentó a un lado, mirándola con preocupación. Pasó su mano cerca de ella, rozando sus dedos para sentir que estaba bien.

───── ¿Quién es Mort? ───── preguntó con curiosidad, alzó una ceja con las miradas que se dieron.

───── Como todos los astrales que matamos, es un oscuro ───── Giles explicó, cruzando los brazos ───── El mejor si le queremos dar créditos.

───── Y ahora está muerto ───── Acacia intervino ───── Yo lo maté.

───── Apenas, pudiste quedar igual que él ───── habló Giles, entrecerrando los ojos con disgusto.

───── ¿Pudo hacer qué? ───── Alexander exclamó, frunciendo las cejas.

───── Tranquilo, la muerte no quiere a Acacia ───── Dion bromeó, sin colaborar a su causa.

───── Cierra la boca ───── dijo ella, rodando sus ojos ───── ¿Cómo sigue Calista?

───── Está bien ───── respondió Giles, apartando el cabello ───── Sigue descansando junto a Gaea, todos salimos heridos.

───── Y perdimos el puente ───── Dion aportó, chasqueando la lengua ───── Gaea fue al punto de encuentro, pero el puente no abrió así que no sabemos qué hacer.

───── ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? ───── Acacia preguntó.

Dion suspiro, perdiendo toda diversión ───── Dos días. No nos hemos movido de aquí desde que te encontramos. Es un buen escondite, los astrales no nos han encontrado.

───── ¿Qué pasará ahora? ───── interrogó la astral, pensando en la posibilidad de quedarse estancada en el mundo ───── ¿Nos quedaremos aquí?

───── Vamos a movernos hacia el puente. Todavía tenemos la esperanza de que sea abierto ───── respondió Giles, tratando de aparentar tranquilidad ───── ¿Quieres levantarte?

───── Sí, iremos despacio.

Giles y Dion se situaron cerca, ayudando a Acacia para que tomara asiento. El esfuerzo hizo que soltará un quejido y pudo sentir como su espalda crujió, sus costillas seguían sanando por lo que el escozor no molestó a un principio y su respiración no era tan pesada.

───── Eso dolió, ¿no? ───── rio Dion.

Giles se posicionó atrás para dar un masaje a su espalda, ayudando al proceso de curación. Alexander se acercó aún más, tomando su mano para transmitirle apoyo.

Ella dejó que lo hiciera, queriendo sentirse mejor después de ver su abdomen lleno de moretones, igualando sus brazos y rostro.

───── Yo hubiera salido limpio ───── Dion siguió hablando con una sonrisa engreída ───── Sin ningún rasguño.

───── Alexander, golpéalo ───── Acacia mandó.

El humano frunció sus cejas ───── No creo que sea adecuado...

Acacia tiró una almohada, propagando mayor risa al astral y dejando que el ambiente no se sintiera tan incómodo.

───── ¿Dónde está el resto? ───── ella preguntó, rodando por el colchón suave.

───── Afuera, las astrales ya están mejor así que pueden moverse ───── explicó Dion, levantándose de su lugar ───── Gaea está vigilando por si nuestros amigos primogénitos regresan.

Acacia se quejó, negando ───── No creo que lo hagan ───── negó, respirando con tranquilidad ───── Ellos también quedaron heridos con el ataque.

Una mirada de complicidad fue compartida con Dion. Él rápidamente la reconoció y sonrió, sabiendo que la princesa pateó el trasero de uno de los primogénitos a como él lo hizo.

───── Vístete y sal cuando estés lista ───── Giles habló, levantándose de su lugar ───── Ya está sanando así que no será un problema.

───── Gracias ───── ella dijo, mirando al astral con una suave sonrisa ───── Prometo no dañarme de nuevo mi espalda.

El brillo de diversión cruzó por la mirada del astral, negando antes de salir. Dion lo siguió, guiñando uno de sus ojos dorados sin importarle que Alexander lo estuviera observando. Ningún astral conocía la vergüenza y por eso, no se molestaban en esconder sus pensamientos.

La mirada rojizo de la princesa se centró en el humano, con la luz del sol filtrándose, los moretones se hicieron más visibles, incluyendo una venda en el hombro donde fue herido.

───── Lo siento ───── él susurró de repente ───── Debí ayudar.

Acacia extendió su mano, acariciando las mejillas del chico.

───── No tienes que pedir disculpas, yo fui quién no te cuido ───── contradijo, apretando los labios fuertemente.

───── Yo... yo no pude defenderme, necesito aprender ───── balbuceó ───── Quiero ayudarles, aunque sea un poco.

Ella sonrió ───── Un día de estos voy a enseñarte, lo prometo, ahora ayúdame a vestirme. ¿Dónde está mi ropa?

Alexander pasó las prendas de la princesa, ayudando a ponérselas. Puso su mayor esfuerzo en evitar mirarla, no quería incomodarla ni verla sin su permiso a pesar de haber roto esa pared de incomodidad hace mucho tiempo, en aquel día donde dejaron que sus sentimientos se expusieran y se besaron.

Acacia no quería pelear contra sus sentimientos por ese día, era suficiente dolor en su cuerpo para dejar que su mente también batallara por lo que dejó que Alexander estuviera a su lado.

───── Estoy lista para levantarme ───── ella informó, tomando una profunda respiración ───── Ayúdame, por favor.

Alexander pasó su brazo por la cintura de Acacia, impulsándola hasta estar de pie. Ella acomodó su camisa, bajándola para ocultar su zona expuesta, no quería seguir viendo los moretones.

───── Cuidado con esa mano ───── se burló, dando una sonrisa.

El chico se sonrojó, rascando su cuello con nervios. Los dos salieron de la tienda, el sol cegándolos por unos segundos hasta sentir como un par de brazos envolvieron a Acacia.

───── Estuve preocupada por ti ───── Gaea chilló a su lado ───── Nunca vuelvas a hacerme esto, ninguna de las dos.

───── Jamás ───── Calista prometió.

Acacia les devolvió el abrazo, sintiendo el calor que las dos astrales desprendían. Con la búsqueda del hijo de Zoqri, sentía que había conectado más con ellas, guardando sus espaldas y evitando que fueran heridas.

Después de todo, las quería, lo suficiente para no verlas derramar lágrimas. Gaea retrocedió, aguantando los sollozos que querían salir de su boca.

───── Dion encontró a Laria en el bosque ───── informó en voz baja ───── Él estuvo peleando con Myles.

Los ojos de Acacia se expandieron, curiosos de que el príncipe de Zongen hubiera peleado con Dion.

───── Sabemos que peleaste con ella ───── Calista complementó, cruzándose de brazos ───── Nadie le dijo a Bronte.

───── Es mejor de esa forma ───── masculló Acacia, alejando el cabello de su rostro ───── Obtuvo su merecido.

───── Hay que movernos ───── Bronte informó. Se acercó a Acacia, tocando su hombro con delicadeza ───── Me alegro que estés bien.

───── Igual a mí ───── asintió la astral.

───── El sol bajará de nuevo, no queremos perder el boleto para ir a casa ───── Giles mencionó, posicionándose detrás de Calista ───── Está vez el puente bajará.

Acacia iba a tomar la mochila cuando Alexander lo hizo, dando una media sonrisa. Él agitó su mentón, indicando que siguiera al resto de los astrales.

En un principio, ella fue en medio, pero solo retrasaba al grupo así que quedó al final junto a Bronte, el único astral que podía seguir sus pasos lentos. A cada minuto, la cabeza de Alexander volteaba para verificar que seguía atrás mientras Gaea se introdujo entre los árboles.

───── Estoy segura que pasamos ese árbol ───── Acacia murmuró, sujetando la mano de Bronte.

───── Estamos rodeados de vegetación, Acacia, todos los árboles son iguales ───── replicó divertido.

Acacia solo repitió con burla. Los dos astrales llegaron de último cuando Gaea y Calista se encargaron de quitar las hojas de una roca, una reluciente A estaba expuesta, brillando con el reconocimiento de sus habitantes.

───── ¡Hemos llegado! ───── Gaea exclamó, suspirando ───── Para quienes dudaron de mí ───── entrecerró los ojos a Dion.

───── Siempre te apoyé, hieres mi pobre corazón ───── habló el astral, negando ───── Está vez estuve de tu lado.

───── Por el momento quedaremos aquí ───── comentó Giles, dejándose caer en uno de los troncos antes que los astrales pelearán ───── Manténgase alerta y no nos vamos a separar.

Cada astral agarró un asiento improvisado, no querían sacar sus carpas por si debían de partir esa noche. Desde su posición, Acacia miró la interacción de Calista y Giles, aunque los dos trataban de ser reservados, la princesa conocía la verdad. Aunque no tuviera una relación directa con él, sabía que era la mejor opción para su amiga, necesitando a alguien serio y que supiera controlar sus impulsos, un astral que pudiera cuidarla cuando ella no estuviera.

───── Hay que mantenerse en vigilancia ───── Giles anunció, llamando la atención ───── Pronto anochecerá.

───── Sí, jefe ───── asintió Bronte. Acacia aclaró su garganta, entrecerrando los ojos con un claro mensaje ───── Digo, segundo al mando, la jefa sigue en pie.

───── Así me gusta ───── sonrió ella, apoyando su cabeza en uno de los árboles.

Alexander se levantó de su puesto, acercándose a Acacia y Bronte. El último solo dio un guiño, dejando su lugar expuesto.

───── Oye ───── él murmuró, inclinándose hacia la princesa ───── ¿Quieres ir a un lugar privado?

───── ¿El rey me está haciendo una propuesta indecente? ───── ella bromeó, dándole una sonrisa.

El humano sólo rodó los ojos ───── Solo para hablar.

───── ¿Realmente quieres hablar conmigo? No les digas a los otros astrales, pero todavía me siento cansada.

───── Por favor ───── rogó, haciendo que ella frunciera el ceño con su expresión preocupada.

Acacia asintió, levantándose de su puesto ───── Necesitamos un poco de privacidad así que no molesten ───── expuso en voz alta.

Todos se quejaron por su excusa, no necesitando oír sobre sus cosas privadas. Los dos caminaron unos metros, dejando que las hojas lo escondieran del resto.

Acacia tomó asiento en un tronco, a pesar de querer demostrar que estaba mejor, su espalda y costillas no lo hacían, recordándole que seguían en su proceso de curación.

───── ¿Quieres comer? Calista me dio estos panes dulces ───── expuso, enseñándole la bolsa que colgaba de su mochila.

Alexander solo agitó su cabeza, negando con la propuesta. En cambio, se sentó en el otro extremo del tronco, retorciendo las manos con nervios.

Su gesto sólo llamó la atención de Acacia, algo sucedía con él después de lo sucedido con los astrales así que decidió darle espacio, esperando que tuviera la suficiente confianza para decírselo.

───── ¿Alguna vez tuviste una familia? ───── Acacia cuestionó.

Alexander subió la cabeza, asintiendo ───── De hecho, sí, tuve tres antes que me desecharon. Uno de ellos solo acogía niños por el dinero, nunca invertía en nosotros así que robaba dinero directo de su billetera.

───── Todo un chico malo ───── bromeó divertida ───── ¿Te arrepientes de algo, Alexander?

───── De las incontables veces que copie en los exámenes ───── replicó, mordiendo su labio ───── No tenía tiempo.

───── ¿Por qué?

───── Cuidaba de los otros niños ───── murmuró, observando el suelo ───── No quería que pasaran hambre o frío.

Acacia solo pudo mirarlo, completamente sincero. Ese lado de Alexander sólo demostraba que sí sería un buen rey, la marca que sus padres dejaron en él era demasiado grande para ignorarlo.

───── ¿Por qué sigues conmigo? ───── ella cuestionó, perdiendo la diversión ───── Tú eres lo contrario a mí. ¿Por qué yo?

───── ¿Qué clase de pregunta es esa? ───── replicó él con confusión.

───── Una que dice que soy tan diferente a ti ───── dijo en voz baja ───── Y tú sigues... aquí. Esperando algo de mí que no sé qué es.

───── No lo sé, Acacia ───── Alexander se encogió de hombros, sin entender sus sentimientos ───── Creo que me gustas por lo que eres, dura, agresiva y...───── él giró, posando sus ojos en ella ───── Lo único que necesitaba para saber que si valgo la pena, que si tengo un propósito en esta vida y no seré... un desperdicio.

───── Tú no eres un desperdicio ───── ella negó, ladeando su cabeza ───── Ojalá pudieras verte desde mis ojos. Alexander, tú no me necesitas para saber qué tan valioso eres para esta vida.

Alexander se acercó, atreviéndose a tomar un mechón de su cabello para pasarlo con suavidad, dejando que sus nudillos tocaran la mejilla de Acacia. Ella solo quedó estática, sin perderse el brillo que apareció en su mirada.

───── Me arrepiento de irme de mi tercera familia adoptiva ───── confesó ───── Mi madre en ese momento me amó y entonces me fui.

───── ¿Por qué la dejarías?

───── No quería perderla. Un día volví a su casa, pedí disculpas y jamás las aceptó porque yo fui quien la dejó ───── dejó salir una pequeña risa que fue eclipsada por la tristeza.

───── ¿Por eso sigues con nosotros, Alexander? ───── preguntó ───── ¿Temes...?

───── Por eso sigo contigo ───── interrumpió a la astral ───── No quiero perder de nuevo a lo que me hace sentir tan bien ───── musito.

───── Quisiera besarte tanto en este momento ───── Acacia dijo, conteniéndose ───── No debes de quererme. Cuando lleguemos al planeta astral nos van a separar, los problemas, los astrales, todo.

───── No si tú quieres tenerme a tu lado ───── susurró, juntando sus frentes.

Cerró los ojos, disfrutando del tiempo a solas. Acacia era todo lo que no esperaba tener y realmente quería saberla amar, con cada una de las culpas que cargaba en sus hombros y el sufrimiento que no dejaba salir.

───── Déjalo ir ───── Alexander susurró, sacando sus pensamientos ───── Acacia, solo déjalo.

───── ¿Qué dejaré ir?

───── Suelta todo lo que te duele. Las culpas, lo que te atormenta cada vez que decides abrirte a mi ───── Alexander dijo con suavidad ───── Lo que haya pasado con mis padres, déjalo ir.

Acacia retrocedió, sintiendo sus ojos humedecerse con lágrimas que no sabía que estaban a punto de salir.

───── ¿Qué acabas de decir? ───── preguntó la astral, sintiendo como los latidos de su corazón se aceleraron.

───── Me llamaste por el nombre de mi padre ───── él contó, cambiando su expresión a una de tristeza ───── Después lloraste. Solo necesité ver eso para saber que algo más sucedió esa noche, ¿no?

───── Tú no sabes nada ───── ella musitó, cambiando su expresión a una dura ───── ¿Alguien te ha dicho que pasó?

───── Cada uno me ha contado su punto de vista, pero ninguno muestra el dolor que tú haces. Lo que sea que haya pasado esa noche, está bien, déjalo ir.

───── ¡Acacia! ───── Una tercera voz hizo que se separaran ───── ¡Alexander! ¿Dónde están?

───── Me llaman ───── dijo la astral, escapando del agarre del humano.

Se levantó, pasando sus manos por el cabello en un intento de quitar toda la frustración retenida. Encontraron a Calista, cruzada de brazos.

───── Al fin ───── les dijo, apretando los labios ───── Ustedes son muy escurridizos. Alexander, Dion quiere que vuelvas, parece extrañarte ───── sonrió.

Él solo dio un asentimiento, mirando por última vez a Acacia. En cambio, ella dio la vuelta, persiguiendo a Calista con pasos lentos. Encontró a la astral colgando de un árbol, intentando llegar a una fruta amarilla que desconocían.

───── ¿Qué demonios? Calista baja de ahí, estás herida.

───── Un rasguño no me detendrá ───── rio, bajando de un salto ───── ¿Qué sucede con Alexander? ¿Hablarán sobre sentimientos?

───── Atracción más que todo ───── se encogió de hombros.

Calista rodó los ojos, divertida ───── Vamos, todos vemos que es más que una atracción, realmente te gusta.

Acacia abrió la boca, intentando dar una réplica que despistará, en cambio, dio su mayor preocupación.

───── Sabes cómo terminará, no hay ningún chance que estemos juntos y menos con la corona aproximándose.

───── Lo entiendo ───── Calista asintió, tomando sus manos ───── Pasó lo mismo con Giles, tener dos reinos encima es... demasiado.

───── Pronto será un gobernador ───── murmuró ───── Tendrá que prepararse como lo hicimos hace mucho tiempo y el amor solo será una distracción.

───── Solo si quieren que lo sea ───── susurró, dándole una pequeña sonrisa triste ───── Puede ser que ese amor lo utilice como un esfuerzo para que puedan estar juntos.

───── No será suficiente ───── negó.

Las dos astrales se alertaron cuando varios gritos inundaron sus oídos. Sin esperar, ambas corrieron entre los árboles llegando con el resto, Calista detuvo a su compañera antes que diera un paso porque los primogénitos bajaron.

Al fin estaban todos reunidos.




lo bueno esta a punto de comenzar así que no se olviden de votar y comentar como les va pareciendo EL ASTRAL PERDIDO :)



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