[4] Señorita Momo, la extraña

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—Bienvenido, ¿en qué le puedo ayudar? —una mujer de sonrisa resplandeciente y cabello rubio le saludó tras el mostrador, la tienda estaba relativamente vacía comparada con la boutique en la que había estado anteriormente.

En esta los vendedores se veían más calmados, caminando con paciencia y conversando amistosamente con los clientes. Una pequeña pieza de violín resonaba en volumen bajo dándole un toque muy sofisticado al ambiente.

—Vengo por un antifaz, no, por dos antifaces. Mis trajes son, uno de color blanco y otro de color negro.

—Tenemos variedad para esos colores, sígueme —la mujer salió del mostrador y lo guió hacia el final de la tienda, era espaciosa y estaba llena de vitrinas que guardaban y mostraban los antifaces que había, unos más elegantes que otros, incrustaciones de fantasía, de oro, plata, bronce.

Belleza y delicadeza era todo lo que había en aquella tienda.

—Señorita...

—Hirai Momo —se presentó deteniéndose frente a una gran vitrina.

El vidrio se veía increíblemente fino y a ojos del pelirrojo con cualquier toque brusco se rompería, las manos de la mujer se posaron con delicadeza en la vitrina y la abrieron en un suave desliz, sacó uno de los antifaces y la colocó a unos centímetros de la cara del pelirrojo cerrando uno de sus ojos.

—Señorita Hirai, estoy buscando algo... Llamativo, la mayoría de máscaras que he visto en los hombres tapan totalmente la cara y no me gusta. Estaba pensando en algo que cubriera solo mis ojos o mitad de cara... —Momo asintió comprendiendo y guardó el antifaz en su lugar para seguir caminando.

—¿Tienes pareja para el baile? —preguntó con una ceja alzada, TaeHyun negó— ¿Alguna conquista?

—Quisiera acercarme a alguien especial en ese baile, pero esa persona me detesta —contestó riendo. La mujer empezó a caminar a otro lado siendo seguida por el pelirrojo que de repente se sentía muy hablador con la rubia— Al principio quería una de esas máscaras que tapan toda la cara para que no me reconociera, pero mi color de cabello y mi voz me delatarán a la primera.

—¿Eres capaz de hacer eso? Supongamos que cambias tu color de cabello, tienes la máscara y simulas ser mudo —TaeHyun rió por lo último— ¿Eres capaz de ser alguien que no eres por esa persona?

—Por tres noches, si soy capaz —contestó sin dudas. Le había dado muchas vueltas al asunto y había pensado varios planes para acercarse a BeomGyu en aquel baile sin que lo reconociera.

Aunque sea para bailar una sola pieza.

—Así que es un amor imposible —dijo mirando las vitrinas. TaeHyun asintió con una mueca. Momo sonrió y de inmediato supo que ninguno de esos antifaces que veía en la vitrina frente a ella servirían para el muchacho enamorado a sus espaldas.

Caminó unos cuantos pasos y ocultó con su cuerpo una vitrina que ella consideraba la más especial de ese local.

—Me odia, prácticamente, pero lo quiero.

—Entonces si quieres bailar con él y estar junto a él por esos tres días, no necesitas dos antifaces, solo necesitas uno —habló haciéndose a un lado para mostrar una vitrina reluciente que guardaba en su interior un antifaz de color negro, con incrustaciones de diamante y un brillo singular.

No era un antifaz completo, este cubría un ojo y pasaba sobre el puente de la nariz para pasar a la mitad de la cara, llegando hasta la barbilla.

Parecían tallos de rosas enlazados entre ellos, había huecos en diferentes lados, era simplemente hermosa y llamativa.

—¿No te convence? —Momo ladeó su cabeza y sonrió.

—Va a saber quien soy —contestó aún sin dejar de mirar el objeto.

—¿Lo dices por los huecos? Tranquilo, no notará quien eres en realidad. La máscara te convertirá en otra persona.

Ummm.. N-no lo sé...

—Hagamos algo, te la dejo en mitad de precio y si el primer día del baile no te sirve puedes venir a buscar otra, te devuelvo el dinero y te dejo totalmente gratis la que elijas. Pero si te funciona, me terminarás de pagar lo que es debido, ¿trato? —la rubia alzó una mano y esperó a que el adolescente se decidiera.

TaeHyun sintió una sensación extraña recorrerle, de repente la mujer frente a él tenía un brillo peculiar en sus ojos.

No tengo nada que perder. Fue lo que pensó antes de estrechar la mano de la mujer y seguirla para pagar y llevar su producto.

—Espero verte pronto —le dijo la rubia antes de que se fuera. TaeHyun sonrió y salió de ahí en dirección al café en donde ya su amigo le esperaba, bebiendo una taza de humeante café.

Se sentía increíblemente bien luego de salir de la tienda, en una pocas horas ya tenía lo esencial para el baile cuando en años anteriores le había costado más de tres días poder sentirse a gusto y convencido con lo que eran los trajes y los antifaces.

Tal vez era una señal y le iría maravillosamente bien en ese baile.

—¿Ya eligió su traje? —preguntó tomando asiento frente al peliazul que asintió despegando sus labios de la taza.

—Compré tres, uno negro, blanco y azul. Diferentes modelos, ¿y tú?

Aunque sea sí compró algo y le fue igual de bien que a mi. Pensó aguantando una risa. Al igual que él SooBin era quisquilloso con ese tema de la ropa y los modelos que llevaría para aquel festejo tan importante, así que el hecho de que haya encontrado los tres trajes que se pondría en tan poco tiempo era un gran logro.

—Compré dos, un blanco y negro. Son el mismo modelo, también compré el antifaz e hice un trato con la vendedora —rió empezando a contarle al mayor lo que había pasado hace segundos atrás en la tienda y con la señorita Momo, la extraña, como le había apodado.

Algo que no pasó desapercibido el pelirrojo fué lo hinchados que estaban los labios de su hyung, más no comentó nada.

Pero estaba seguro de que aquella hinchazón no era por culpa del café que tomaba.

Aquella hinchazón tenía nombre y apellido, junto al cabello azul.

O esa era la teoría y conclusión que había sacado en su cabeza.

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