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Aquel sacerdote miraba a Mingseon, quién estaba muy pensativo ese día, quizá era que extrañaba al pequeño Jimin. Le había tomado mucho cariño, jamás había podido tener hijos propios porque la Omega con la que se había casado era infértil y murió sin dejarle descendencia al viejo Mingseon.

Por eso, cuando Jimin llegó a sus vidas se había encariñado mucho con el Omeguita.

—¿Qué tanto piensas, Mingseon? La comida ya se enfrió. ¿Es porque extrañas a Minnie? Uno de sus Alfas llamó y dijo que el fin de semana vendría a visitarnos.

Mingseon parpadeó, saliendo del extraño trance al oír al sacerdote.

—Ah… No, no es eso... ¿Diga Joven Kim, recuerdas a aquella mujer que vino hace unas noches?

El sacerdote levantó una ceja mirando detenidamente a su guardián. Si la recordaba, aunque no la vio, difícilmente se podía olvidar a un alma necesitada. Y de esas llegaban mucho a la iglesia.

—¿Qué hay con ella, Mingseon?

El beta se acomodó en su silla, revolviendo su pasta con el tenedor sin comer nada.

—No me sale de la cabeza que esa mujer me recuerda a alguien. ¿No habrá sido ella la madre del pequeño Minnie? ¿Quizá volvió por él?

—Pero tú mismo dijiste que no te podía decir nada y que apenas si podía hablar... Solo te dijo unas cuantas palabras.

Mingseon asintió, pero es que aquella mujer le causó algo que no podía descifrar, era como si ya la conociera, sus ojos estaban seguros de que era la madre de Jimin, pero lo raro es que cuando salió a buscarla para que entrara a la casa ella ya no estaba.

Flashback

Mingseon se encontraba preparando la cena para él, el Sacerdote y los jóvenes seminaristas que ya habían llegado a vivir en la casa.

Salió al jardín para cortar hierbas que él mismo cosechaba para condimentar su sopa, de lejos vio una sombra merodear los alrededores de la iglesia.

Movido por la curiosidad, decidió seguir la sombra y se dio cuenta de que era una mujer, mal arreglada y sucia con el cabello totalmente desordenado, en su cabeza había una herida que quizá ya llevaba días abierta, pero ya no sangraba.

Ella lo vio cuando él se puso bajo una luz de un alto poste, se asustó retorciendo.

—¿Hola? ¿Necesita ayuda, señora?

La mujer titubeó un poco y ladeó su cabeza a un lado como tratando de entender.

—B-bebé... b-bebé, b-betita

—¿Tienes a un bebé ahí? ¿Vienes a dejar a tu bebe?

Mingseon buscaba al niño, algún bultito o algo que le dijera que ella llevaba al "bebe" del que balbuceaba.

—Bebé, b-betita.

—¿Beta? Necesitas ayuda, esa herida no se ve nada bien.

Mingseon trató de tomarla del brazo para ayudarla a entrar en la iglesia, pero ella retrocedió asustada.

—¡No, No! M-mi bebé.

—¿Cómo te llamas? ¿Cómo se llama tu bebé?

Ella trataba de entender qué era lo que el hombre le decía, pero no lo lograba, solo recordaba a su bebé; sin embargo, tampoco recordaba su nombre, solo que era un dulce y tierno beta.

—¿Recuerdas tu nombre por lo menos?

Ella negó, no sabía cómo se llamaba, pero sí sabía que llevaba días buscando a su bebé que se le había perdido.

Su corazón de madre la guió hasta la iglesia y es que en su mente nublada solo recordaba un par de cosas: A ella de la mano, caminando con su bebé cerca de la iglesia y después a un hombre enojado golpeándola en la cabeza y exigiéndole que regrese con su bebé. Nada más. Su mente estaba totalmente perdida.

—¿Tienes frío? Entra conmigo, el sacerdote no se enojará.

—B-bebe m-mi bebé...

—Bien, espera aquí, iré por el sacerdote.

Mingseon entró corriendo hasta la casa parroquial en busca del sacerdote, era casi la hora de la cena y seguramente se estaba preparando para ello.

—¡Señor! ¡Señor! ¿Puede venir conmigo un momento? Hay una mujer afuera y está herida, necesita ayuda, pero se niega a entrar.

El sacerdote abrió la puerta de su habitación y salió rápido para ayudar a Mingseon.

—¿En dónde está?

—Por las afueras del jardín del lado de la calle. Sígame.

Los dos hombres salieron corriendo en busca de la extraña mujer, pero al llegar a donde Mingseon la había dejado, ya no estaba

.  . • ☆ . ° .• °:. *₊

—¡Esa pobre mujer era la madre de Minnie! Beta... Beta, Minnie decía que su madre le llamaba lindo betita, ¿no?

—Pero el hombre que vino a llevarse a Minnie hace tiempo, ¿no dijo que la madre del muchacho se había ido de casa después de dejarlo en la iglesia? —Preguntó el sacerdote, recordando el relato de Mingseon, recordaba que al entrar a la sala de su casa había encontrado todo tirado y dos escobas quebradas por la mitad.

—Mire joven Kim... no soy detective ni policía ni nada de eso, pero ¿Y si el hombre, ese hijo de su…? —Mingseon se cayó luego de ver al sacerdote que le devolvía una mirada severa—. Hijo de Dios, hijo de Dios que más...

—Jajaja, basta, Mingseon, te toca rezar diez padres nuestros.

Mingseon miró con reproche al sacerdote y prosiguió, jugando con su comida.

—Bien, en fin... decía que, ¿y si quizá el hombre la golpeó cuando ella volvió esa noche sin el pequeño Omega y la envió a la calle a buscarlo? Llevaría ya casi dos meses en la calle dando vueltas en busca de su pequeño Minnie.

—Puede ser, hay que ir a la estación de policía y preguntar si hay reporte de una omega perdida.

Mingseon asintió, debía ayudar a esa pobre mujer a encontrar a Jimin si es que era su madre y, si no, al menos llevarla a un hogar temporal. Rápidamente fue en busca de su chaqueta y se encaminó hasta la estación de policía.

Mingseon era un viejo que había sufrido mucho en la vida al no tener hijos y, al morir su esposa, también al quedar solo sin un trabajo estable, había llegado hasta la iglesia a pedir un plato de comida. Aún no olvidaba como el amable sacerdote le había ayudado sin miramientos. Entonces él tampoco podía dejar que una mujer desamparada en busca de su hijo desapareciera así cómo así y que nadie hiciera nada, ella era un ser humano, una persona que necesitaba apoyo y ayuda.

Entonces no era posible que no hubiera una sola persona que pudiera echarle una mano a aquella mujer necesitada y si no había quién, él lo haría.

Cuando llegó a la estación de policía pregunto en dónde podía pedir información y lo enviaron directamente con la secretaria.

—Buenas tardes, necesito ayuda, e-estoy buscando a una mujer perdida... ¿Alguien puso reporte de desaparición en los últimos días?

—Mmm hay reportes, pero de un hombre anciano, dos Omegas jóvenes y una niña. ¿Busca a alguien en especial?

—Eh sí, una mujer omega de aproximadamente unos treinta y nueve años llegó a la iglesia y andaba desorientada.

La mujer tecleó en su computadora y buscó, luego negó.

—Lo pasaré con el oficial Min, él está a cargo de las desapariciones este mes.

—Gracias. —Mingseon se sentó en espera.

Ojalá pudiera ayudar en algo.

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