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Jimin jugueteaba en el jardín, mirando como Taehyung sacaba de la canasta unos pastelitos que Mingseon y el sacerdote habían enviado. Olían muy bien, quizá podría tomar uno sin que nadie eche de menos el pastelito.

—¿Aquí vives, Minnie? Wow, linda casa, no creí que la dirección que me había dado Mingseon y el sacerdote era de tu casa. En fin, aquí están las cosas, ya me voy.

—No, Tae Tae ¿Jugar con Minnie un rato? Alfitas ocupados y Minnie solito. —El tierno Omega hizo un puchero y Tae no supo por qué aquello le daba mucha ternura.

El castaño miraba a Jimin sin saber qué hacer, lo habían enviado a dejar esas cosas porque como seminarista debía encargarse de servir a la comunidad. Pensó que lo pondrían a hacer otras cosas, pero le dejaron lo más sencillo. Se encogió de hombros y se dejó caer al césped con Jimin. ¿No iba a pasar nada si se quedaba un rato más, cierto?

—¿Y qué haces, Minnie? —Preguntó curioso.

Jimin tenía un montoncito de hojas, piedras, y ramitas hechas una montañita sobre el césped.

—Casita para oruguita. —Jimin señaló una oruga que tenía en un vasito de cristal.

—Oh... OK.

Jimin siguió en lo suyo mientras ahora cortaba florecitas. Taehyung también comenzó a cortar otras de colores.

—¿Minnie puede saber por qué amigo Tae no usar su olor de Omega?

El rubio habló de lo más natural del mundo, cosa que a Taehyung no le pareció como si lo presionaran a hablar. Se sintió muy cómodo, así que simplemente respondió.

—Mmm, pues supongo que sí puedes saber. —Taehyung suspiró—. Desde que nací mi padre dijo que sería un Alfa, un grande e imponente Alfa, incluso alardeaba con toda la familia y todos sus amigos que yo iba a ser un gran Alfa como él. Cuando me presenté fui un Omega, algo que mi padre catalogaba como un insulto en la familia, “los Omegas solo sirven para procrear, para servir a su Alfa, estar en casa y verse lindos”. Según él. Me asusté cuando supe que era un Omega, entonces decidí ocultarle a él y a todo el mundo que soy un omega.

Jimin seguía haciendo aquella montañita de hojitas, asintió.

—¿Entonces Tae Tae tiene miedo a papá?

—Podría decirse que le temo a su reacción, a su rechazo. Pero en fin, cuando comencé a usar las feromonas de Alfa para ocultar mi olor, se le metió que debía también comprometerme con una buena omega de familia de prestigio, así que le volví a mentir diciéndole que yo quería ser sacerdote y me metí a estudiar con los seminaristas. Sí se enojó, pero luego recapacitó porque al menos dijo que podía dejarme a cargo de su empresa solo por el hecho de ser Alfa.

—¿Pero Tae tae no quiere Alfa?

Taehyung se quedó un momento pensativo, nunca se había puesto a pensar si quería un día a un Alfa, incluso tampoco pensaba si tenía a un Alfa destinado. No se preocupaba por esas cosas porque siempre estaba pensando en cómo ocultar su verdadera casta ante su padre y su familia.

En su familia, la Familia Kim el cómo se viera frente a la sociedad era muy importante, el estatus social, su puesto de trabajo, el linaje y rango eran muy importantes. Taehyung siempre estaba bajo presión, entregando a su padre las mejores notas, los mejores proyectos y lo mejor de sí porque si no era así no valía la pena. Así que tuvo mucho miedo de cómo serían las cosas si su padre se enteraba de que era un Omega. ¿Qué pasaría si un día llega con un Alfa?

—Nunca he pensado en una pareja, Minnie, quizá no esté en mi destino, quizá es mejor ser sacerdote.

—A Minnie gusta Tae como Omega. —Respondió el rubio sacando a la oruguita del vaso de cristal con una ramita, dejándolo en su nueva casita. 

—Oh... pues gracias, tú me agradas, eres el primer amigo real que tengo.

El rubiecito sonrió y se acercó a Tae para darle un abrazo. Taehyung le Correspondió porque los abrazos de Jimin eran tan tiernos y sinceros que de una manera le llenaba el alma.

Los pasos de alguien hicieron voltear a ver a los Omegas. Era Junghyun quien caminaba hacia ellos.

—Oh, viene tu Alfa. —Taehyung se levantó tan rápido como sus piernas le permitieron—. Adiós, Minnie, cuídate. 

—Adiós, Tae tae, Minnie verte después.

—Umm supongo. —Respondió y se fue rápido, la última vez Jungkook lo había asustado mucho.

Jimin se levantó también para ir hasta su Alfita, habían estado tan ocupados esa mañana que Jimin solo había podido desayunar con ellos y luego se metieron en su oficina a trabajar. La ausencia seguida de su asistente en estado les estaba afectando un poco, pero ellos eran muy responsables y nunca les había importado si tenían un poco más de trabajo.

Aunque habían hablado seriamente, ya que si eso implicaba dejar solo a su Omega por mucho tiempo, debían contratar a alguien quien tomase el lugar de su asistente por un tiempo.

La bolita rubia se le fue encima, lo hizo tambalear y caer hacia atrás sobre el césped, Jimin rápido se subió sobre Junghyun para besarlo por todos lados.

El Alfa arrugó un poco su nariz por el olor de Taehyung y aunque sabían que no era un verdadero Alfa, las feromonas que usaba sí lo eran y les desagradaba, así que dejo salir de las suyas para envolver a Jimin con ellas. 

—Mi Algodoncito de Azúcar.

—Minnie extrañaba a Alfitas.

Junghyun sonrió, tenían a Jimin muy mimado y tan acostumbrado a ellos que cuando le dijeron que debían trabajar un momento había hecho un berrinche. Se calmó cuando le dijeron que lo iban a compensar después con muchos mimos. 

—Ya acabamos, bebé, ahora la tarde es para ti.

Jimin brincó de alegría y volvió a besarlo ahora en los labios, permitiéndole al Alfa adentrar su lengua y jugar con la suya. Jimin ahora sabía besar muy bien.

Las manos de Junghyun acariciaban a su Omega por la espalda y su cintura, el pequeño Minnie podía ser muy tierno, pero su cuerpo podría fácilmente decir todo lo contrario.

—¿Qué te parece si vemos una película, bebé? —Habló por fin, soltando a Jimin.

—¡Sí, Minnie ver Grinch!

—¿Grinch? Tienes uno propio en casa que se llama Jungkook, bebé, ¿no te cansas de verlo?

Jimkn soltó una carcajada justo cuando otras manos lo tomaron de la cintura y lo levantaron.

—¿A quién llaman Grinch? —Espetó, besando a su lindo omega en la nariz.

—A Chocolatito. —Minnie respondió sin más—. Pero Chocolatito más lindo que Grinch.

—Gracias, me halagas, bebé, ven, vamos a ver a ese Grich que para nada es como yo.

Junghyun soltó una risita mientras caminaban juntos hacia adentro, hicieron el espacio con cojines sobre la alfombra y mantas mientras Nana les preparaba palomitas y golosinas.

Se pasaron la tarde con Jimin viendo películas y dándole mimos al omega.

—Amo a Alfitas, —Susurró cerca del oído a ambos.

—También te amamos mucho, bebé. —Respondió Jungkook.

Junghyun se acercó para darle un besito, pero Minnie les tomó a ambos a la vez y buscó sus labios al mismo tiempo. Los alfas solo se dejaban guiar por lo que su omega hacía, lo complacían en todo.

Dos lenguas jugaban con la de Jimin y el omega disfrutaba aquello, era una sensación de doble satisfacción, además de las caricias que los dos Alfas le dejaban por todo su cuerpo.

El Grinch se había quedado olvidado en la TV, había cosas más importantes que hacer en ese momento.

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