Héroe de los Puños Cap. 4 (borrado)

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La lluvia caía...

Antes... ese villano le llevaba menos de un día de ventaja.

Pero hoy... había perdido por completo su rastro. Tras recuperarse luego de dos semanas enteras de sus duras heridas...

Esta situación rebeló el acoso que sufría Izuku en la escuela, ya que no tuvo otra opción que echarle la culpa de sus heridas a los seguidores de Bakugo antes que puedan pensar que literalmente casi fue asesinado por villanos en un modus de venganza.

Sabia que estaba mal...

Sabia que fue asqueroso al hacer ello...

¿Pero que otra opcion tenia?

Todo esto lo acercaba mas y mas a la verdad. Arriesgándose tanto... solo logró hacer crecer las sospechas en él y inculpar civiles inocentes.

Izuku apretó sus puños con enorme fuerza. Se lastimaría si llevase sus puños americanos, pero estos desaparecieron cuando perdió la conciencia en los brazos de ese vigilante.

Ahora solo le quedaba.. nada. Su objetivo estaba difuso al no poder seguir a Bakugo. Su orgullo estaba destrozado al darse cuenta nuevamente que no era nadie sin algún Don como los demás.

Incluso tras esa batalla, ni siquiera le quedaba su insignia de héroe. Sus puños americanos.

Pero nada de eso importaba.

Nada importaba, por que aun una persona estaba desaparecida. Estaba en las manos de un villano. Y él no pudo salvarlo.

Izuku apretó los dientes. ―Kacchan...

Nuevamente, Izuku estaba frente a frente al lugar donde todo había comenzado. El puente.

Lo observaba debajo de la lluvia, con una mirada levemente apagada.

Estaba... perdido.

No podía dar ni un paso antes que todo se destape... y si incluso decidiese hacerlo... ¿En que dirección lo daría? Les había perdido el rastro. Tal vez incluso para siempre.

―¿Izuku...?

El chico se volteó con enorme sorpresa. Esa voz...

Debajo de un paraguas, Inko observaba a cierta distancia a su hijo. ―¿Que haces aquí? ―preguntó sin remplazar su rostro preocupado―. Esta lloviendo. Despues de que esos chicos te golpearan tu no...

Izuku solo sonrió. Quería aparentar que todo estaba bien... pero no pudo moverse de su sitio. ―Estoy bien, mamá. Perdón por salir sin avisarte.

―... ―Inko bajó la mirada―. ¿Por que no vienes? Te estas mojando.

―... ―Izuku apuntó al puente―. E-Estoy esperando a un amigo. Se-Seguro viene dentro que poco ―comentó algo nervioso.

―Izuku... ―el peliverde supo que no la convenció―. Se que... con lo de Katsuki... todo cambió. Nadie esta bien con esto. No es tu culpa ―le observó, ablandando su mirada―. No es necesario que hagas cosas arriesgadas por él.

―¿Cosas... arriesgadas? ―el chico sonrió―. Yo no busque nada, mamá...

Vez tras vez... Vez tras vez...

Izuku apretó su puño con enorme nerviosismo. Normalmente no tenia la cara para mentirle a su madre...

Por aquello, ahora mismo sentía temor, vergüenza, y sobre todo, una presión en su pecho aplastante. Cosas que provocaron algo para nada agradable en él... ―¿Por qué dices esas cosas, mamá? Lo estoy llevando bien... ¡Lo juro!

Aquello hizo endurecer la mirada de Inko, quien apretó los labios. ―Yo se... que estuviste escabulléndote por las noches.

Aquello descalibró por completo al peliverde. ―¿Ah?

―Y yo se que... me estas escondiendo algo, Izuku. Tu... ¿Te estas poniendo en riesgo? ¿Por que olías a cloacas... el día que fuiste a urgencias...? ¿Por que tus heridas estaban casi infectadas por agua podrida?

Izuku tragó saliva con enorme fuerza.

Desde el secuestro de Bakugo... Todo simplemente iba de mal en peor.

Y ahora...

―Izuku... ¿Que hice mal?

Y ahora, su propia madre puso su ojo sobre él.

―...

Pero siendo la mujer que le dio la vida, a quien mas quería, su única familia y a quien le debía ser como era... Izuku simplemente no podía mentirle.

Despues de todo, sabia que lo que estaba haciendo era incorrecto. Y aunque era injusto que los vigilantes sean llamados "villanos", sin dudas entendía su temor. ―Quiero... ―Izuku bajó la mirada, apretando sus puños con miedo―. Tengo que rescatar a Kacchan.

Aquello nuevamente ablando la mirada de Inko. ¿Su hijo sentía culpa por su desaparición? ―P-Pero la policia se encargará, ¿No? Los héroes... ―bajó la mirada, totalmente superada por la situación― ellos...

Asintió. ―Lo se. Se que... todo puede ser tan fácil... Pero él... ―apartó la mirada―. Un villano perseguido por un héroe apareció, y emboscó a Kacchan ―confesó, haciendo a Inko entender―. Ese villano tomó el cuerpo de Kacchan... y yo intenté detenerlo de huir, pero... ―apretó los dientes con frustración― yo no pude...

―¿Esas fueron las heridas que dijiste que Bakugo te hizo? ―Inko se vio sorprendida―. Y tus otras heridas... ¿Tambien te la hicieron villanos?

Izuku asintió. ―Lo fueron. Yo... ―miró atrás―. El día después de que Kacchan fuera secuestrado, lo perseguí, y me emboscaron un grupo de villanos que fueron derrotados por él. Ellos fueron los que me hicieron todo ese daño.

Aquello alarmó a Inko. ―¡¿Esos villanos fueron los que atraparon los oficiales el día que ingresaste a urgencias?! ¡¿Tú...?!

Negó. ―Yo no pude hacerles frente... ―frustrado, Izuku nuevamente miró a su madre, pero rápidamente bajó la mirada―. Fueron esos chicos que me llevaron a urgencias los que lograron derrotarlos.

―¿Chicos? ¿Dices que ellos eran... vigi...lantes...? ―pensó en voz alta, para luego verse aun mas preocupada―. Tu... ¿Estuviste en esas situaciones todo este tiempo?

Izuku solo guardó silencio ante aquella suposición que vendría.

―Entonces... ¿Esos villanos no mentían? Izuku es... ¿El vigilante de esta ciudad? ¿El chico que golpea criminales en los callejones?... ―sus labios temblaron, sintiendo horror. No por su hijo, si no hacia ella misma. ¿Cómo podía ser que nunca se halla dado cuenta...?―. ¿Por... qué?

Izuku, inconscientemente tomó aquella pregunta de ella para descargar su frustración. ¡¿Por qué?! ―¡Por que quiero ser un héroe, mamá!

Aquello no sorprendió a Inko. Izuku lo repitió durante toda su vida.

Pero esta vez... era la primera vez que lo escuchaba tan mal... ―Yo... No se que pensar...

Izuku levantó la mirada con decisión. ―No cumplo los requisitos para ser un héroe por que soy un Quirkless, y tampoco cumplo los del policía por que soy un menor de edad. ¡Y no puedo esperar a crecer! ¡Kacchan no puede esperar hasta que termine la secundaria! ―Izuku cerró sus ojos con fuerza―. ¡Las personas que defendí en los callejones no podían esperar!

Aquello si que sorprendió a Inko.

Claro...

No era solo un sueño.

Él ya lo estaba logrando. Incluso ella misma pensó que ese chico hacia un buen trabajo ayudando a los héroes... aunque sentía pena por sus padres por lo difícil que debe de ser.

Y aquí estaba...

Izuku terminó de darle sentido con sus palabras. ―¡Desde que mis piernas se movieron por su cuenta hace algunos años, sabia que debía de salvar a otros! Pero cuando las academias de héroes endurecieron sus condiciones por lo que le sucedió a la clase 1-A en U.A... ¡Yo simplemente no podía aspirar a ser un héroe! ¡Solo podía aspirar a acercarme cuanto pueda a uno como un vigilante!

El incidente de la clase 1-A... Cuando un grupo de villanos asaltó las instalaciones y... cometieron una masacre.

Era por ello que tantos no pudieron volverse héroes. Simplemente no eran aptos.

Si los chicos que superaba a 1 entre 200 participantes no tuvieron nada que hacer frente a esos villanos... ¿Que haría el resto?

Y desde ese momento, el cuello de botella se volvió mas angosto. Pasaron de 1 entre 200... a 1 entre 1000. El sueño de muchos simplemente se fue por el caño, y los cursos de héroes se achicaron de 20 alumnos a solo 4 o 5, juntando grupo A y B para formar un aula de 10 alumnos.

Lo mejor de lo mejor.

Y en esa clasificación no entraba Izuku, ni por asomo.

―Yo... ―Izuku bajó la mirada―. Yo necesito esto... mamá. Pero... se que soy débil. Se que te hago daño...

Inko guardó el silencio.

―¡Pero...! ―Izuku levantó la mirada, agitando su cabello mojado por la lluvia―. ¡Quiero ser como esos chicos que me salvaron! ¡Quiero ser como All Might y salvar a Kacchan con una sonrisa en mi rostro!

―Quieres... ser un héroe...

―... ―Izuku observó sus puños―. Si. Quiero ser uno. Y si mi único Don son mis puños... los usaré. Es mi determinación, mamá. Yo... lo siento mucho.

Sorprendiendo al peliverde, Inko extendió el paraguas para él.

Y casi por instinto la tomó. ―¿Mamá...?

―Tengo que... volver a casa... Izuku ―la mujer bajó la mirada―. Tengo que... pensar.

Y antes de poder decir algo, simplemente le dio la espalda y se marchó.

―... ―el chico se cubrió con aquel paraguas―. Gracias...

¿Entregarlo a una correccional? Era una de las opciones que puede que ella haga.

Pero en cualquier caso... pase lo que pase...

Izuku sonrió levemente. Su pecho se sentía mas ligero luego de decir la verdad.

[...]

La lluvia caía...

Antes... ese villano le llevaba menos de un día de ventaja.

Pero hoy... había perdido por completo su rastro. Tras recuperarse durante dos semanas enteras de sus duras heridas y haber conversado con su madre en aquel puente, Izuku regresó a las alcantarillas.

Y no había nada.

Allí estaba el peliverde, quien dejó a su madre preocupada en casa, pensando que su hijo era un criminal.

Estaba solo, en medio de la oscuridad. La sangre seca ya había desaparecido, arrastrada por el agua asquerosa de aquí abajo...

Solo, perdido... y en completa oscuridad...

Izuku apretó sus puños con enorme fuerza. Ahora solo le quedaba.. nada. Su objetivo estaba difuso al no poder seguir a Bakugo. Su orgullo estaba destrozado al darse cuenta nuevamente que no era nadie sin algún Don como los demás. Su futuro era incierto ahora que su madre sabia la verdad, y buscaría protegerlo.

Incluso tras esa batalla, ni siquiera le quedaban su insignia de héroe. Sus puños americanos.

Pero nada de eso importaba.

Nada importaba, por que aun una persona estaba desaparecida. Estaba en las manos de un villano. Y él no pudo salvarlo.

Y él era el único que podía salvarlo.

Izuku apretó los dientes. ―Kacchan...

Realmente... ¿Podría lograrlo?

―¿Izuku?

El chico se volteó rápidamente, siendo segado por una luz. Se cubrió con sus manos, intentando ver a través. ―¡¿Quien-?!

―...

Su mirada se aclaró, quedando impactado al ver a la persona que tenia delante, portando una linterna y un impermeable amarillo chillón encima.

Bajo sus brazos y solo se le quedó viendo. ―Por... ¿Por qué estas aquí?

―Yo... ―ella bajó la mirada, apenada― en ese momento, yo... dije algo que no debí haber dicho... y me siento culpable por ello.

Izuku supo exactamente a que se refería. Aquella vez cuando lloró en sus brazos. Aquella vez cuando su mundo le dijo "Lo siento", dándolo todo por perdido. Dando sus sueños por imposibles.

―Estoy avergonzada por haberme rendido contigo tan fácilmente... ―levantó levemente la mirada, sonriendo un poco―. Pero tu seguiste persiguiendo tus sueños. Jamás te diste por vencido. Eres...

Izuku se quedó allí parado, aun mas impactado por sus palabras.

¿Acaso las que seguían eran...?

Ella sonrió alegremente. ―El héroe de los puños es mi héroe favorito.

Aquellas palabras impactaron en el chico, rompiéndolo.

―De todas las personas... Y despues de todo lo malo que pasó... ―Inko lagrimeo un poco― tu eras el único que podía hacerse a un lado. El único que tenia toda la justificación de no involucrarse en cosas peligrosas... Pero incluso así... tu defendiste a la gente durante tanto tiempo...

Izuku, aun de pie, no lo pudo creer.

Sus sentimientos estaban desembocados.

Por alguna razón... Creía que su madre continuaría con ese pensamiento. Continuaría con el ―¡Lo siento Izuku! ¡Lo siento de verdad...!

Pensaba que...

Sus lagrimas se derramaban. Pensaba que estaba solo en esto...

―Estoy preocupada... No quiero verte lastimado... Pero tampoco quiero volver a fallarte, Izuku ―Inko extendió su mano levemente―. Yo quiero ayudarte.

―Y-Yo solo... ―Izuku frotó sus ojos― no quiero preocuparte... Yo solo quiero... quiero que Kacchan este a salvo...

El chico sintió la mano de su madre en su cabello mojado.

Y observándola, esta solo sonrió.

Una sonrisa... tan cargada de positividad como la de All Might... ―Si nosotros trabajamos juntos... vamos a traerlo de regreso.

«Despues de todo lo que sucedió... ―Izuku apoyó su cabeza en el pecho de su madre―. ¡Despues de todos mis esfuerzos...! ¡¿Como podría abandonar el futuro que había soñado?!»

Era demasiado pronto para rendirse.

Inko le abrazó, manteniendo aquella sonrisa. ―Vamos a casa... ¿Si?

Y ahora... no estaba solo.

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