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POV' Hongjoong





Una semana ha pasado desde que me mude al campus y empazaron las clases. Ciertamente, no esperé que fuese tan interesante. Con ese miedica de Seonghwa mis días en la habitación se ha vuelto muy divertido.

Parece tenerle miedo a la suciedad y el desorden o algo así, yo que sé. El punto es que es divertido fastidiarlo.

Pero, hay algo que no me cuadra y es su extraño ser que me atrapa. En las noches de vez en cuando lo miro dormir tan plácidamente, se ve tan bello con su rostro pacífico. Me sorprende lo tranquilo e inseguro que duerme, como si fuese un perrito en algún lugar lejano de su hogar. En serio, no entiendo cómo es que me tiene tan atrapado ese obsesivo a la limpieza.

De alguna forma me encanta verlo gritar por algo que le hizo molestar, que es obvio, algo causado por mí.

Por eso he llegado a una conclusión.
Creo que él sabe que soy el elegido de Dios, debe de ser un espía que el inframundo envió para vigilar cada uno de mis pasos y atraparme. Seonghwa esta buscando captar mi atención y que yo quede a su merced. Mal por él, me he dado cuenta de todo gracias a mi super inteligencia que nadie puede igualar.

De igual forma, solo porque Seonghwa es bonito no le diré nada. Me haré el loco y en secreto descubriré la razón por la que el infierno me quiere, trataré de hacer que Park se enamoré de mi y sacaré todo tipo de información posible para así lograr vencer las fuerzas del mal y que el mundo esté fuera de peligro.



—¿¡QUÉ ESTAS HACIENDO, KIM HONGJOONG!? —gritó mi querido compañero maniático-lindo. Se nota tanto que ya le estoy empezando a gustar, ah... Pobre chico demonio que cayó en mi inigualable belleza.

—Estoy meditando —respondo aun con los ojos cerrados. Me encuentro sentado en el centro de la habitación con las piernas cruzadas mientras escucho una melodía de fondo tan tranquilizadora como el océano. Siento como los pajaritos cantan, el gélido viento choca contra mi gran melena de león, como la oscuridad me brinda calma en aquella suave noche, las estrellas iluminan el cielo el cual veo a través del ventanal.

La melodía lleva mi mente al cielo y hace que la calma abrace mi corazón el cual llena de calidez mi cuerpo.

—¿¡QUÉ!? ¡HABLA MAS FUERTE QUE NO TE ESCUCHO NIDO DE PAJARRACO! —de pronto se enoja y desenfucha la radio, de la cual sonaba mi amada música relajante.

—¿¡Qué estas haciendo!? —me levante indignado. Pos, obvio ¿cómo no? ¡Si aquel engendro esta interrumpiendo mi meditación! ¿¡Él no entiende que estoy tratando de contactar a Dios!?

—¿¡Eres estúpido o te haces!? ¡Son las tres de la mañana! ¡TRES DE LA MAÑANA Y TU PONES UNA MALDITA CANCIÓN METAL! ¿ATIKA QUE MIERDA? —me señaló con el dedo empujándome. Claro, esta usando unos guantes látex ya que es tan penoso y cobarde que no es capaz de tocarme de verdad.

—¡ES ATIKA PATUM, NO ATIKA QUE MIERDA! —Oh dios, que indignante, ¿cómo puede hablar así de MI música?

—¡Los vecinos están afuera gritando desde que pusiste tu maldita música, enano pajarraco! —él señala la puerta dejándome estúpido.

—¿¡Cuáles vecinos!? ¡Mi música es de relajación para que Dios pueda iluminarme y...

—¡COÑO MALDITA SEA, NO PUEDO DORMIR!

—¿DE QUIÉN ES LA MÚSICA "AKIKO" QUÉ? ¡POR ESO ODIO A LOS OTAKUS!

—¡HEY NO ME INSULTES!

Personas indignantes gritaron desde el otro lado de la puerta mientras tocan con fuerza.

—¡NO ES AKIKO, ES ATIKA! ¡ATIKA PATUM, ¿no lo pueden entender?! —exclame harto. Osea, ¿¡Cómo no pueden conocer la canción!?

Veo como Seongwa toma la radio del suelo y con una sonrisa malvada se dirige hacia la ventana abriéndola.

—No te atreverías... —lo mire acercándome con ojos temblorosos.

Por el amor de... ¡LA MADRE DE LAS PAPAYAS! ¡El hermoso-obsesivo-maniatico-loco-con un cuerpo de infarto acaba de tirar mi radio! ¡MI RADIO!

—¡Hasta nunca atiba pantur! —se despidió de mi pobre radio.

—¡Mi amor! —grite con un horrible dolor oprimiendo mi corazón. Me asome por la ventaja y dejo caer lágrimas al ver el aparato destruido a pedazos en aquella oscura calle. Tan desolado y solo, no pude protegerlo de su fatídico final. —¡Lo siento amor, no pude protegerte! ¡Siempre te he amado, desde la primera vez no pude evitar pensar q-que "Eras t-tu, e-el elegido"! ¡Carla debes de saber que te amo! ¡No te olvidaré y si d-desde el cielo m-me ves entonces y-yo...

—¿Y a este qué le pico? —una voz desconocida interrumpe mi trágico discurso.

Enojado me seco las lágrimas y los mocos con la manga del suéter. Luego me giro hacia la voz encontrándome con el asesino de Carla y tres desconocidos más.

—¿Por qué dejaste entrar a desconocidos?

—Son los vecinos, estúpido. ¡Y como yo, despertaron a plena madrugada por tu maldita música! —me contestó nada cortés el lindo-asesino-mata radios.

—La verdad yo vine para golpearte pero... Ya no apetece con lo que acabo de presenciar —un enano castaño con hombros anchos me dice frunciendo levemente el ceño. Ese fue el mismo que dijo "Y isti qui li pico" pero por alguna razón, mientras mas lo veo mas me daba cuenta que lo había visto antes en algún lado.

—¡Oh! Pero si tu eres el maleducado que tumbo mis maletas la semana pasada —exclame recordando pero él solo me miró como un bicho raro.

—Ah, bueno eres uno de los que empuje —se encogió de hombros dando a entender que le importa un comino.

—¿What? ¿Esquiusmi? —mi impecable gringo salió a la luz, aunque note que un alto desconocido se rió por ello. Obvio, debe de ser por mi hermosa pronunciación, dejando a eso de lado, como seguía —Mira enano, ¡tu..

Minion —me interrumpió el niñato.

—¿Qué?

—Deja de fastidiar, maldito minion, quiero dormir. —se desordenó el cabello y sin darme tiempo para responder a su insulto se largo azotando la puerta.

—Si serás...

—Tranquilo, él es grosero —me sonrió pareciendo querer tranquilizarme un moreno de cabello morado.

—¿Lo conoces?

—No mochu pero su habitación esta a mi lado y bueno... es muy grosero con dotos, así que tranquilo y no le prestes acentión —me decía el chico sonriente. Aunque tiene muchos errores al hablar, tanto que hasta él mismo lo notaba y parecía ponerse un poco incómodo, parecía querer disimular pero ciertamente no le sirvió de nada.

—Mm... Ok.

—¿Ya? —me preguntó con ojos llorosos. De pronto ese chamaco empezó a llorar como nena y yo con cara de "Watafo, ¿y este loco?"

—¿Ya "qué"?

—Creo que esta sensible porque "alguien" —Seonghwa se interpuso para mirame por unos segundos de reojo. —Lo despertó a media madrugada. Así que pequeño mora, tranquilo.

No sé porque pero ver como el maniático-lindo le desordenó el cabello y miró con cariño a ese niñato de horrible cabello de caca de Unicornio me hizo sentir extraño. Algo en mi barriga se contrajo y sin poder evitarlo me tiro un pedo.

Todos en la habitación me miran silenciosos.
Lentamente se fueron tapando la nariz.

—¿Qué? ¿Creen que fui yo? —me hice el desentendido. —Fue... emm... ¡Minho! ¡Si, fue él!

—¡Hey! Minho no lo hizo —un alto peli azul se notó un poco indignado. —Él esta durmiendo en mi habitación.

—Mejor váyanse, chicos —Seonghwa los invita a irse y estos dos extraños se despiden.

Justo cuando el pelinegro cierra la puerta se gira hacia mi con una mirada psicópata, sus manos temblando y un Tic nervioso en su ojo derecho junto a una sonrisa diabólicamente forzada.

—Tú... —me mira y de pronto, por arte de magia (probablemente sacada del infierno porque obviamente él es un demonio) en una mano aparece una gran esponja y en la otra... ¿Eso es el Limpiador Míster Músculo?

—¿Q-Qué me vas a...

No pude terminar de hablar porque el maldito-engendro-hermoso-mata radios me toma de las orejas y me arrastra sin importarle mis quejidos de dolor. Él abre el grifo de la bañera y me tumba mojando mi cuerpo completo de agua.

—¡Ahhh! ¿¡Qué me vas a hacer!?

—¡Te enseñaré a cómo lavarte el maldito trasero! —se tiró sobre mi en la bañera rodeando mi cintura con sus piernas y de pronto miles de productos de limpieza para el cuerpo aparecen tirados alrededor mío.


¡No puede ser!
¡Tenía razón!

¡Él es un demonio y... y... Me va a violar!













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