Capítulo XIII

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*Izan*

Después de que Fara aceptara el trato, Bruce se encargó de explicarle todo lo que debía, de la manera en la que tenía que manejar cada uno de los detalles y, a diferencia de Katherine, ella captaba los detalles de forma más rápida.

Margarita le preparó una de las habitaciones disponibles, por los 4 días que prácticamente quedaban se quedaría en casa y unos de los empleados iría con ella por algunas de sus cosas. Era evidente que no dejaría que llevara toda clase de cosas al viaje, al menos no de sus pertenencias, así que también le daría la misma oportunidad que a Katherine, tendría que ir al centro comercial.

No me molestaba en lo absoluto tener que patrocinar, prácticamente, aquella acción. Lo que me fastidiaba, era el tiempo que seguramente perdería yendo con ella, porque era claro que tendría que ir, no porque me importara o cosa similar, debía tener al menos algo que respaldara mi relación en caso de que mi madre indagara más de lo que debía.

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Durante las compras en el centro comercial, tuve que pedir que interviniera una de mis asistentes, ya que los gustos que Fara poseía eran muy diferentes a los que seguramente mi madre estaba acostumbrada a ver y es que, debía mantener un tipo de apariencia falsa, porque a la boda irían varios amigos de la familia y tampoco permitiría que criticaran los gustos que se supone tengo y tiene mi pareja.

Conocí ciertos aspectos de la vida de la chica, también noté que es testaruda, orgullosa, trata de lucir fuerte, y no dudo que lo sea, pero también posee fragilidad y sensibilidad. Su mirada, hay algo que ocultan esos ojos, pero no puedo descifrarlo, sin embargo, puedo admitir que hay algo en ella que atrae mis sentidos y es extraño, no he sido capaz de percibir de qué se trata aquella sensación y mucho menos el porqué.

A demás, existe algo interesante en ella y es, que a pesar de sentir o saber, que en algún momento cometeré algo para que llevarla a la cama, se sigue mostrando firme en no insinuar que lo desea. Aunque hay ciertos movimientos, que parecen salir a la luz de forma inconsciente, que la hacen ver muy sensual y de momento aún no despierta mi deseo sexual, pero esos gestos si remueven un poco de ello.

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Falta un día para que viajemos a Inglaterra y aunque yo estoy preparado y la señorita Harper también, hay algo en mí que me mantiene inquieto, tal vez es el leve presentimiento de la cantidad de cosas que mi madre estará soltando al momento en que pise el suelo de nuestra tierra natal.

—Supongo que ya tienes todo listo —dije entrando a la habitación donde se alojaba la chica.

—Aún tengo la duda de cómo saldré del país, sin tener mis papeles al corriente.

—Te he dicho que no te preocupes por ello —contesté, extendiéndole un sobre—, acá está todo en orden.

—¿Cómo lo lograste? —indagó curiosa.

—No preguntes, sólo revisa que todo esté en orden.

—¿Son falsos? —preguntó con asombro.

—No seas tonta —me senté en uno de los sofás que estaban en la habitación.

—¿Entonces?

—Estás preguntando mucho, me irritas.

—¿Por qué todos los hombres dicen eso?

—Porque todas las mujeres son expertas en irritar o estresar, cada que parecen críos de cinco años, siendo unas preguntonas.

—¡Oye! —exclamó— Eres un abusivo.

—Lo lamento bella dama —fingí un gesto.

—No es necesario que hagas eso.

—Como sea, saldremos por la mañana. Estaremos llegando aproximadamente a medianoche, así que colócate ropa que se te haga cómoda.

—De acuerdo, ¿algo más que debas saber?

—Por la hora de llegada mi familia no nos irá a recoger, así que nos iremos a un hotel. Pero a la mañana siguiente, llegaremos a la casa familiar donde estaremos durante una semana. Mis padres, en especial mi madre, se encargará de hacerte un interrogatorio —su cara de pánico me causó gracia—, nada de lo que debas preocuparte, para ello te has preparado en estos días.

—¿Crees que tu madre no notará que todo es una farsa?

—De ti y de mí depende que esto sea creíble. Por eso mismo, hemos acordado que puedo besarte frente a ellos cuando sea necesario, tener sexo, a menos que se requiera —su cara se hizo de un color rojo.

—¿Sexo dices? —dijo sorprendida.

—Toda pareja normal tiene sexo —contesté sin importancia.

—Pero tú y yo no lo somos.

—En eso tienes razón, pero dime, ¿qué clase de pareja no tiene sexo en la misma casa donde está toda su familia?

—No es que precisamente todos quieran escuchar a una pareja, follando —dijo con énfasis en la última palabra.

—Eso es verdad, sin embargo, mi mamá pondrá en duda nuestra relación, de manera que no se cansará de estar observándonos, cada que pueda, esperando que cometamos algún error.

—¿Y eso qué tiene que ver con el sexo?

—Tú y yo dormiremos en la misma habitación, probablemente entrará por la noche a ver si estamos durmiendo juntos. Y claro, si en algún momento se acerca y escucha tus gemidos, no dudará tanto que tenemos una relación seria.

—¿Qué tan loca es tu madre? —preguntó extrañada.

—Digamos que, no se trata de locura.

—¿Entonces?

—Gael siempre ha sido el chico de las novias o relaciones formales, el hombre de familia, el interesado porque el nombre de la familia esté en alto —respondí—. Y yo, yo he sido el que se ha encargado engrandecer la fortuna familiar, la que seguramente será mía, así como hacerlo con mis propios bienes.

—Deja de presumir.

—Sólo contesto lo que quieres saber, esa es la diferencia entre mi hermano y yo, de manera que a mí nunca me han visto como alguien serio, por no poseer una mujer a mi lado, al menos no que perdure.

—¿Y por qué no tienes una mujer de verdad a tu lado?

—¿Que no eres tú una mujer de verdad?

—Perdón, me he expresado mal —se disculpó—. ¿Por qué no tienes una pareja formal y eso?

—Cosas personales, no te interesan en realidad.

—¿Entonces era mentira lo de intentar dejar tu vida de hombre amante del sexo?

—¿Por estar contigo?

—Podríamos follar y te daría mi respuesta —dije y su mirada fue de desaprobación.

—Eres un —la interrumpí.

—¿Un idiota? No es necesario que lo repitas.

Por la noche tuve la oportunidad de entrar a la habitación de Fara, dormía y parecía tan... se veía tan bien que tuve que retirarme porque aún, sin darse ella cuenta y sin hacer algo, empezaba a despertar esas ganas por tenerla debajo de mí o sobre mí, de cualquier forma. Pero al menos hasta ahora le había asegurado que mientras estuviera en mi casa, antes de partir a Inglaterra, no le insinuaría o provocaría un acto sexual.
Por la mañana Margarita nos sirvió el desayuno, Bruce había insistido en quedarse y acepté, necesitaba a alguien de entera confianza para que se hiciera cargo de mis trabajos sucios, durante mi ausencia. Sin embargo, si requería de sus servicios se lo haría saber y tendría que viajar. Pude notar que la cocinera estaba un poco inquieta, la presencia de Fara en mi casa, a ella le había impedido tener otro encuentro como el de la última vez, por alguna razón, parecía tenerle más respeto a Fara que a Katherine.

Fara por su parte, no había percibido aquella sensación que Margarita hacía notoria. Al contrario, había socializado y quizás hasta llegarían a mantener una amistad de ser posible, charlaba con ella e incluso, se ofreció a ayudarle con la comida, quizás a eso se debía el respeto que mostraba una por la otra, a diferencia de Katherine, quien se creía dueña y señora de mi casa, esta chica podría estar trabajando al lado de cualquiera de mis empleados sin dificultad alguna.

—¿Pensando en cómo sería tu vida si tuvieras una relación con Fara? —dijo Bruce.

—Deja de decir tonterías —contesté.

—No estaría mal, ¿lo sabes?

—Cállate, Bruce.

—¿Te imaginas? Tu ex amante y la señora de Myers —habló nuevamente, refiriéndose a Margarita.

—Bruce, ¿no entiendes qué quiere decir “cállate”?

La discusión con Bruce se alargó por un rato más, hasta que se llegó la hora de partir hacia el aeropuerto. Ciertamente podía pedir un avión privado, pero tenía la intención de mostrarle a los demás que Izan Myers tenía una relación y, si por algún caso, en el avión viajara un conocido de la familia o alguien que asistiera a la boda, se diera cuenta que iba acompañado de mi pareja, de manera que serviría como una prueba más para validar mi relación.

Abordamos al avión fingiendo ser una pareja normal y nuestro destino nos esperaba, los nervios eran evidentes en Fara, escuchaba como susurraba algunas cosas, sin embargo, no podía entenderle. Tomó mi mano cuando nos elevamos y mordió su labio inferior ante la sensación que aquello le provocaba, aprovechando que tenía sus ojos cerrados, cuando el avión se estabilizó, con mi pulgar rocé su mandíbula hasta llegar a debajo de su labio, esta acción hizo que lo soltara y aproveché para plantar mis labios sobre los de ella.

Un beso cargado de lujuria, deseo y curiosidad por sentir su toque contra el mío, largo y con morbo, mordí su labio y profundice el beso . Sabía que un beso bien dado, podría ser capaz de despertar sensaciones y ese era mi objetivo en este caso.

Quizás no era un hombre de romance, tampoco de detalles y cosas cursis, pero sí alguien a quien le gustaba deseo, la pasión en la cama y la temperatura elevada, así como la humedad que el jugueteo o los besos, podrían provovar en la entrepierna. Eso era un poco de Izan Myers.

Sus labios estaban rojos cuando nos separamos, sus mejillas rosadas y su mirada se cruzó con la mía, fue poco el tiempo que tuvieron contacto, sin embargo, fue el suficiente para notar cómo sus pupilas se habían dilatado después de aquel gesto. Aunque no fue aquello lo que me sorprendió, ya que sabía que esa sería la reacción, sino lo que hizo a continuación, nuestros labios se unieron nuevamente y este beso iba cargado de más cosas que en ese momento no pude descifrar.

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Perdón por la demora, como dije, estuve fuera de casa, así que... hasta ahora me estoy poniendo al día en todo lo que he dejado botado.

<3 abrazos

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