XIII

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Subo hasta mi habitación para dejar los regalos de Diana, Scott y Allison. Me muero de curiosidad por saber qué son, pero esperaré hasta después de la fiesta.

Al parecer todos se divierten, bailan, juegan y ríen. Me siento un rato con Diana y Nathan mientras comemos pizza, porque mamá creyó que lo ideal sería pedir un montón de pizzas para todos.

- ¿Te sientes diferente? - me pregunta mi amiga.

- No. Pensé que despertaría está mañana sintiéndome más madura o algo así pero me siento igual. Le daré unos días.

- Bueno, ya te contaré yo en dos meses más que sea mi cumpleaños.

- Así es, ¡aunque ya puedo beber! No es que me emocione demasiado, pero tomaré vino en una copa mientras leo uno de mis libros.

- ¿Y crees que tu mamá te deje hacerlo?

- Ya soy una mujer adulta Di, no necesito el permiso de mi madre.

Ambas reímos divertidas porque sabemos que Selene pondrá el grito en el cielo y en toda la cuadra si me encuentra bebiendo.

- Lo haremos en mi casa - asegura mi amiga.

- Traeré más refresco, ¿les traigo algo?

- No, estamos bien - dice Nate.

Tomo mi vaso y voy hasta la cocina a servirme. Algunos de mis tíos aún están en la sala, pero mamá está afuera con Allison y su esposo. Veo a la novia de Scott pasar frente a mi hacia el patio y me giro para ver al chico de ojos grises cerca de la escalera.

Sin pensarlo, salgo de la cocina y me acerco a él fingiendo que voy a subir a mi habitación.

- Hola de nuevo - le digo.

- Hey, ¿la estás pasando bien?

- Si, ¿y tú?

- También, gracias por invitarnos.

Sonrío como boba cuando él sonríe. Lleva su cabello peinado hacia un lado, una camisa azul marino que combina con sus hermosos ojos y unos jeans grises. Guapísimo.

- Sé que suena atrevido, pero ¿puedo pedirte algo? - él sonríe y asiente - ¿me darías un beso de cumpleaños?

Bueno, tengo que aprovechar mi condición de festejada para obtener un beso. Aunque sea un solo beso de amor.

Scott mira a todos lados, supongo que buscando a su novia. Cuando vuelve a mirarme, tiene las cejas arqueadas.

- Solo porque me lo pide la cumpleañera.

Dice y yo sonrío, ¡rayos! ¡Quiero gritar de emoción! ¡Me va a besar! ¡Me muero!

Subo el primer escalón para quedar a su altura mientras reviso rápidamente que no haya mirones arruinando mi momento. Cuando Scott se acerca, el aroma de su colonia y su cercanía me hacen sonrojar.

Tengo mi vista fija en él y en sus labios. Se acerca con cuidado pero sus manos se apoyan torpemente en mi rostro y presiona sus labios con los míos. ¡Por fin! ¡Puedo morir en paz!

Un suspiro involuntario sale de mis labios cuando él se aparta. ¡Por Dios! Y eso que solo fue un piquito inocente. Supongo que puedo esperar a mi próximo cumpleaños para pedirle otro beso, uno menos inocente.

Sonrío como boba cuando me da otro beso en la mejilla y se aleja caminando por el pasillo. Subo de dos en dos los escalones hasta mi habitación y me dejo caer en mi cama, feliz.

¿Me tomó cuatro semanas obtener un beso? Obviamente necesito mejorar mis tácticas, a este paso seré la chica que murió soltera y virgen. Mierda.

- ¿Charlie?

Me enderezo en la cama para ver a Nathan entrar a mi habitación. Se acerca a la cama y se sienta junto a mí.

- Yo también te traje un regalo.

Saca de su pantalón una cajita pequeña y me la entrega. Antes de abrirla, volteo a verlo y arqueo una ceja.

- ¿Es una broma? ¿Tiene un insecto muerto o algo así?

- ¿Qué? - se ríe - No, tonta, es tu regalo de cumpleaños.

Desconfiada, abro la caja muy despacio pero me sorprendo al ver unos pequeños aretes de oro con forma de corazón.

- Son hermosos Nate, gracias.

- Tengo buen gusto.

Golpea mi hombro con su hombro en actitud juguetona.

- Tú y Diana... - intento preguntar.

- Estamos bien, gracias. Y tenías razón, es una chica muy divertida, me gusta.

- Me alegro por ti y por ella.

- Tranquila, apenas estamos saliendo - me mira con los ojos entrecerrados - no empieces a planear la boda.

- Pero Nate, ¡ya tengo las invitaciones!

- ¿Que? - balbucea.

- Es una broma, idiota.

- ¡Charlie! ¡Con eso no se juega!

- Anda, regresemos a la fiesta por mi refresco.

Dejo la cajita de los aretes sobre el escritorio con los demás regalos y bajo las escaleras siguiendo a Nate. Voy de nuevo a la cocina por mi vaso.

- Charlie, ¡es la hora del pastel! ¡Ven aquí!

- Mamá, ¿es necesario todo esto? ¿No podemos solo cortar el bendito pastel y ya?

- No, señorita. Ven aquí que ya llamé a todos.

En la mesa del comedor, mis amigos, tíos y primos están reunidos en torno al pastel. Diana me hace una seña para que me acerque a ella, pero la sonrisa maliciosa de Nate me hace dudar.

- ¡Olvídalo! - le grito.

- Vamos Charlie, ¡confía en mí!

- ¡No!

- Charlotte - me regaña mamá - Párate ahí para tomarte una foto.

Ruedo los ojos mientras camino del otro lado junto a Diana. Le hago una seña para que vigile a Nathan y a mi tío Eddy que ya tiene su mano apoyada en mi cabeza.

Y justo como lo pensé, después de cantar Feliz Cumpleaños, Nathan me empuja contra el pastel y termino con mi boca y mejilla izquierda llena de betún.

Por eso, cuando él se acerca a darme un beso, giro mi cara y lo lleno de betún también. Y como Diana se ríe, tomo un poco para embarrarla.

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