✨Capítulo dos✨

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Desde el momento en que Seokjin entró en mi vida, todo cambió para mejor. Me regaló una bicicleta nueva, la cual era un sueño hecho realidad para mí porque adoraba andar en bicicleta y me había quedado sin una luego del accidente. Además, cuando supo que estaba pasando por dificultades financieras debido a mis gastos médicos, no dudó en ayudarme. Su generosidad y comprensión me dejaron sin palabras.

Con el tiempo, nuestra relación se fortaleció y nos dimos cuenta de que queríamos estar juntos. Nos hicimos novios, celebrando nuestro amor sin temor. Ambos habíamos enfrentado desafíos personales; él había luchado para aceptarse a sí mismo ante su familia y yo había crecido sin padres, viviendo en soledad.

Nuestro amor era un refugio seguro donde podíamos ser nosotros mismos. No había miedo de ser juzgados o rechazados porque habíamos encontrado en el otro una conexión profunda y significativa. Juntos, creamos un mundo donde nuestro amor homosexual era algo que celebrábamos y compartimos con orgullo.

Seokjin fue el rayo de luz que mi vida necesitaba.

Me devolvió las ganas de vivir, me amaba y yo lo amaba.

Todos los días, como parte de mi rutina, pasaba por el mismo lugar al trabajo. Era un trayecto que conocía de memoria, pero nunca me esperaba lo que iba a suceder en aquellos días. Pues un día, mientras caminaba por la acera, vi a los tres periodistas novatos que parecían estar muy ocupados con algo. Me acerqué curioso y me di cuenta de que estaban organizando una nota especial.

La sorpresa fue inmensa cuando uno de ellos se acercó a mí y me dijo que había sido elegido para ser el protagonista de su próxima publicación. No solo eso, sino que también Kim Seokjin me pedía matrimonio en la nota. La emoción y la felicidad me invadieron por completo. Le dije que sí en medio de lágrimas de alegría y gratitud.

Esa propuesta no solo fue un gesto romántico, sino también un reconocimiento público de nuestro amor y compromiso. Fue un momento inolvidable que marcó el inicio de una nueva etapa en nuestra vida juntos. Desde entonces, cada vez que paso por ese lugar, recuerdo con cariño aquel día y cómo nuestros sueños se hicieron realidad gracias al amor y la pasión compartida.

Y bueno, Jungkook, Taehyung y Jimin lograron publicar por primera vez gracias a esa nota. Así que fue una linda sensación.

Una de las mejores noches de sexo que pudimos haber tenido fue ese mismo día. Seokjin me tomó entre sus brazos con rudeza arrojándome a la cama, después me amarró las manos con su corbata y me obligó a ponerme boca abajo. Mordí la sábana, me mordí los labios y gemía sin vergüenza alguna porque estábamos en su casa, solos y sin nadie que nos interrumpiera.

Sentir su miembro en mi interior satisfacía cada uno de mis sentidos y correrme para él no era ningún problema porque el hombre era tan apuesto que a veces no era necesario que me penetrara para llegar al orgasmo.

—Mi Nam... —Murmuró mientras me embestía.

—Mmm...

—Tengo que decirte algo antes de casarnos.

—¿Qué cosa? —Me tomó por la cintura con más fuerza dejando caer todo su peso encima de mí.

Dejamos de charlar un rato porque tomamos un ritmo delicioso. Lo único que se escuchaba era el sonido de nuestros cuerpos sudados y nuestras pieles sensibles rebotando.

Pareciera que estábamos sincronizados porque me corrí y él lo hizo en seguida. Dejando todo su líquido en mi interior. Disfrutaba tanto que se corriera dentro de mí. Había algo en su elixir que me excitaba.

—Te voy a quitar la corbata, muñequito —dijo cansado y dejándose caer a un lado mío.

Comenzó a desatarme la corbata, después me giré para verlo al rostro y devoré sus labios. Tan redondos, tan jugosos, tan míos.

—¿Qué era lo que me ibas a decir? —pregunté luego del beso y se acomodó en la cama. Yo me acurruqué en su pecho dibujando líneas imaginarias en su piel.

—Antes de casarnos tengo que irme al servicio militar obligatorio aquí en corea.

Fruncí el ceño. ¿No había ido? ¿Por qué? Yo fui hace cinco años, él es un año mayor que yo.

—¿No has ido? —Negó con la cabeza—. ¿Por qué?

—Lo pospuse tanto que se me había olvidado pero cuando le conté a mi madre me aconsejó que me enlistara antes de casarme. —Suspiró—. O que lo hiciera luego de casarme pero que me tengo que casar ya.

—Casémonos de una vez, si te vas me dejarás de amar y no vas a casarte conmigo cuando regreses. —Jin se carcajeo.

—Amor, no voy a dejar de amarte nunca. —Depositó un beso en mi frente.

—No quiero que te vayas. —Lo abracé por la cintura con fuerza.

—Y yo no quiero irme pero serán solo dos años y hablaremos regularmente.

—Siento que lo haces para escaparte de mis brazos, para escapar de vivir una vida eterna conmigo —me quejé.

—No. —Sonrió—. Yo estaré contigo siempre, no te podrás librar de mí así de fácil. ¿Qué te parece si nos casamos por el civil? Te vienes a vivir aquí a la casa y me esperas hasta que regrese.

—Sería una buena idea pero ambos soñábamos con tener una boda elegante, sofisticada y llena de invitados.

—Planifícala y cuando regrese nos casamos de esa manera. Puedes pedirle ayuda a mi mamá, ya sabes que le encantan esas cosas. —Sonreí imaginando la organización de la boda—. ¿Qué dices?

—Hecho.

A la semana siguiente de nuestra propuesta, nos casamos por el civil en una ceremonia íntima y llena de amor. Fue un día especial, donde cada detalle reflejaba la profundidad de nuestro compromiso. Después de la ceremonia, decidimos celebrar con algo sencillo pero significativo: fuimos a comer ramen a una tienda de conveniencias. Aunque parezca extraño, esa experiencia fue perfecta para nosotros, ya que nos recordó los días más simples y felices de nuestra relación.

Luego, nos dirigimos a un karaoke donde cantamos nuestras canciones favoritas y bailamos hasta que nuestros pies no pudieron más. La alegría y la emoción estaban en el aire, y todos los presentes pudieron sentir la felicidad que compartíamos.

Finalmente, nos retiramos a un hotel lujoso donde disfrutamos de una noche romántica juntos. Fue un momento de intimidad y conexión profunda, donde solo nos importaba estar uno al lado del otro.

Aunque esa noche fue sencilla, ambos sabíamos que era solo el comienzo. Teníamos planes para una boda grande en dos años, donde todos nuestros amigos y familiares podrían compartir en nuestra felicidad. Esa boda sería un evento lleno de color, música y amor, un reflejo de la vida que habíamos construido juntos desde el principio.

Seokjin se enlistó el invierno siguiente, nos despedimos con un beso y un abrazo.

—Te amo —le dije al oído.

—Yo te amo mucho, mucho más. —Besó mi frente.

Después nos miramos a los ojos, los dos queríamos llorar, pero yo sonreí mostrándole mis hoyuelos y me devolvió la sonrisa acompañándola con un suspiro.

Sin decir nada más, se despidió con la mano y se fue.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro