Capítulo 6

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- ¿Qué te pasó para ser así?

Clarke tensó los músculos de su rostro:

- creí haberte dejado claro que no quiero preguntas personales.

Al llegar al hotel, la rubia cruzó el recibidor y fue directa hasta el ascensor, algo encabritada seguida de Lexa ¿qué había pasado? Estaban bien, bueno algo calientes y ahora la estaba enseñando los dientes, era cierto que le hizo una pregunta personal, pero no lograba entenderla:

- Mañana llamo a recursos humanos- dijo con tono serio- irás de regreso a chicago, en cuanto tengas el dinero- apenas la miraba- no quiero verte en mi vida.

En cuanto se abrieron las puertas del ascensor fue directa a su suite. Ahora quien estaba angustiada era Lexa, era como si la idea de no ver a Clarke la aterrase ¿Por qué? Apenas había pasado tiempo con ella, la mujer de dos caras que estaba dispuesta a darla con la puerta en las narices, pero Lexa empujó para impedir que eso sucediera:

- Necesito tiempo.

Insistió la ojiverde:

- Lexa, es algo sencillo- se cruzó de brazos- sí o no ¿qué tienes que pensar? ¿En si serias capaz de llevar la doble vida? o ¿si serás capaz de vivir el resto de tu vida sabiendo que has derrochado esta oportunidad?

Como si no hubiera más opciones ¿qué había de la culpabilidad? Cuando estaba con Clarke, la culpabilidad apenas se percibía, pero lejos de la rubia se hacía notoria. Aunque no solo era eso:

- No es tan sencillo Clarke- empujó a la rubia y entró en la suite, cerrando la puerta tras ella- mis dudas son otras.

Clarke alzó una ceja y se mantuvo firme con los brazos cruzados:

- Te escucho.

Lexa se restregó la cara nerviosamente:

- Está bien, nada de amor, hasta ahí estoy de acuerdo, pero al menos necesito saber que puedo confiar en ti- en ese instante la rubia prestaba más atención- puede que para ti sean solo 365 días más, vivirás experiencias y pasaras a otra cosa mariposa. Yo veo las cosas de otra forma y son mis experiencias, necesito saber si realmente mereces suficientemente la pena como para experimentarlas contigo- se apoyó en la pared cabizbaja- unas veces pareces buena y otras eres una perra ¿cómo fiarme? Para ti puede estar bien, para mí el hecho de morirme por estar contigo me hace sentir mal por Costia- se quitó una lágrima- ¿tan egoísta eres que no sientes empatía ni lastima por nadie? Lo peor, es que aun después de todo hay algo en ti que me debilita.

Clarke Griffin es tenaz, fría y le daba igual hacer de llorar a sus empleados, no malgastaba su tiempo detrás de nadie, no daba segundas oportunidades, no consolaba a nadie y mucho menos prestaba su hombro para que manchasen su ropa de lagrimones, sin embargo, ahí estaba, acercándose pasando su mano por la nuca y atrayendo a Lexa para abrazarla:

- Perdona- la susurró en el oído- tienes razón, puedo llegar a ser muy fría- la ojiverde apoyó su cabeza en su hombro- no le ofrezco esto a cualquiera, Lexa, no escojo a nadie al azar- le besó en el pelo- me gustas y me gustaría compartir 365 días de mi vida contigo- la obligó a que le mirase- ni quiero que pienses que solo serían aquí te pillo y aquí te mato- le agarró de la mano y le llevó hasta la cama para que se sentase junto a ella- tengo mis normas, puedes proponer tú las tuyas.

Se sentó a su lado y quitó la humedad de sus mejillas con la mano:

- ¿Qué clase de normas?

- Primero te las digo y luego me dices si estás de acuerdo- señaló el maletín que tenía encima de una silla- lo tengo por escrito y tendrás que firmar.

1º No puedes decir a nadie que mantenemos este tipo de relación.

Eso ya lo tenía muy clarito la morena, sobre todo porque eso implicaba que la descubriese Costia.

2º Nada de preguntas personales.

Otro punto que le había dejado más que claro momentos antes.

3º Pasaremos juntas una semana al mes.

4º Dormiremos en la misma cama.

5º En el momento que discutas por culpa de los celos, todo acabará.

6º Si aceptas, me gusta mimar y odio que me rechisten, si te compro algo lo aceptas y punto.

7º cuando digo que son 365 días de placer, me refiero a que yo no practico sexo tradicional, me gusta jugar y puede entrar BDSM, voyerismo, sexo con terceras personas (Lexa puso ojos como platos, solo esperaba que esas personas no fueran hombres) o hasta intercambio de parejas, quién sabe.

8º Aunque tomo la píldora anticonceptiva uso siempre condón, así que deberás comprar y tener siempre.

9º En el caso que el 8º falle, porque nos hemos quedado sin condones y la píldora no ha hecho su funcionamiento abortaré sin pensarlo dos veces.

10º En el trabajo me paso el día dando órdenes y tomando decisiones, por eso me gusta que me sometan en la intimidad... Alex Vause fue mi ama, será tu tutora y te enseñara a ser dominante (al ver las caras que estaba poniendo Lexa paró) ¿te parece demasiado?

- Clarke, soy virgen, aún no he experimentado lo más básico y ya me estás hablando de espiar a otros, de tríos, bdsm y quieres que me instruyan para que sea dominante- le tembló el labio temblorosamente- me estoy agobiando y aún no he aceptado.

Lexa bajo su mirada y comenzó a restregarse las manos. Clarke paró esos gestos nerviosos con una mano y con la otra acarició su mejilla. La ojiverde le estaba mirando como un cachorrillo e inseguro. Suspiró, siempre la había visto con el lívido tan alto que se le olvidaba ese detalle a veces. Parece ser que eso de follar duro lo tenía dejar a un lado al menos por una noche. Con precaución acercó su rostro a la ojiverde, por si ésta trataba de apartarse en un último momento, pero no lo hizo, así pues siguió hasta acariciar sus labios, gruesos, carnosos, suaves y sexys, labios que disfrutó saborearlos y que se moría por volver a besarlos y ese iba a ser su segundo beso, cuando obtuvo respuesta de Lexa, pudo añadir en la lista que sus besos eran ardientes, salvajes, posesivos, mordió su labio inferior y tiró suavemente, provocando que ambas gimiesen levemente:

- Túmbate en la cama.

Ordenó casi sin despegar sus labios:

- Todavía no he aceptado.

Clarke dibujó una sonrisa dulce, un gesto que agradeció Lexa:

- Lo sé- besó su mentón suavemente y comenzó a desabrochar su camisa- esta noche de prueba- siguió bajando sus besos por el cuello- quiero demostrarte que no soy tan mala- terminó de desabrochar su camisa y siguió desabrochando los puños- puedo llegar a ser muy complaciente- la quitó la camisa- creo que piensas que lo hago para que me complazcas- besó el reverso de sus dos manos antes se agacharse y comenzar a quitarle las botas- soy yo la que busca complacerte.

De nuevo Clarke Griffin pasaba de ser una perra fría a ser dulce, estaba siendo cálida y cariñosa. En parte Lexa quería un poco de eso, no esperaba rosas, bombones ni paseos por el campo agarradas de la mano, pero si al menos eso, dulzura. Dándose cuenta de lo que estaba ocurriendo, los nervios comenzaron a dominar su cuerpo. Clarke no era Costia, no era su prometida era virgen, Costia al no haber estado nunca con nadie no tendría expectativas, pero a lo mejor la rubia al tener más experiencia ¿si las tuviese? ¿si no daba la talla y la decepcionaba? La había descalzado y se dispuso a desabrocharle los vaqueros:

- Clarke- le sujetó las manos- yo... yo...- comenzó a balbucear ¿Cómo decirle que tenía miedo de no poder corresponderle y dejarle insatisfecha?- no sé si...

- Lexa- la dio un beso en la rodilla- tranquila, déjate llevar, sé que eres virgen.

Se soltó de su agarre siguió con su labor de desnudarla:

- Levanta para que pueda bajarte mejor los vaqueros.

¿En que lio se estaba metiendo?:

- Dios- musitó Lexa- esto está mal, muy mal.

Dijo en un susurro. Aun después de todo, terminó obedeciendo. Lo iba hacer, doce años aguantando para que apareciera esa mujer y en cuestión de cuatro días, adiós virginidad y de pasó se lleva su alma también. Se levantó con la respiración acelerada, la iba a dar un patatús. Clarke introdujo sus manos por la cintura y bajó los vaqueros, tomándose su tiempo, primero liberó una pierna, luego otra, hasta que por fin quedó en ropa interior. Se levantó para poder contemplar mucho mejor su cuerpo, parecía que a Clarke le gustaba mucho lo que veía, sobre todo cuando miró su erección:

- Te toca desnudarme.

Dijo la rubia antes de morderse el labio inferior. Lexa se humedeció los labios, se le había secado la boca de solo pensar que descubriría su cuerpo. Tal y como hizo Clarke siguió los mismos pasos, primero la camisa, al rozar su tez lo primero que se le pasó por la cabeza fue "que piel más suave" eso sin contar que tenía unos senos considerablemente preciosos, siguió con el calzado, como si estuviera desenvolviendo un regalo, siguió con los pantalones vaqueros, dejando al descubierto esas piernas que no había dejado de mirar desde el primer instante que se topó con esa mujer. Clarke abrió la boca para coger aire, que mirada más intensa tenía Lexa:

- Eres preciosa.

Llegó a decir casi en un susurro. Clarke la atrajo y chocó sus labios. Lexa respondió rodeándole con los brazos y pegándole más a su cuerpo, suspirando sonoramente, se sentía diferente casi sin telas que separasen sus cuerpos, mucho más humano y excitante. A ese paso no duraba ni dos minutos:

- Túmbate en la cama.

Repitió Clarke un poco más ansiosa, antes de ir hasta su bolso y sacar un par de condones. Lexa se tumbó en la cama, estaba tan nerviosa que su cerebro solo pudo pensar en "que sábanas más suaves" El corazón la iba a estallar, iba a perder la virginidad y no con Costia, como siempre había creído. Clarke tiró los condones a su lado, comenzó a gatear sobre la cama hasta quedar a horcajadas sobre la morena, a pesar de que la rubia tenía las braguitas, pudo notar cuan húmeda estaba cuando se puso encima "Señor, señor, señor" no paraba de pensar "el diablo me va a desvirgar" Clarke al ver la cara de Lexa esbozó una pequeña carcajada:

- Ni que te estuviera matando- se inclinó para acercarse a su rostro, se echó el cabello rubio a un lado antes de acariciar sus labios con el dedo pulgar antes de darla un beso- no tengas miedo por dejarte llevar- acercó sus labios hasta el oído de la morena- te doy permiso para correrte en mi boca.

Le susurró antes de darle un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja, no haría falta hacerlo en su boca, a ese paso no llegaba ni a quitarse los calzoncillos. Que forma de moverse por encima, de besarla y susurrarla, sin embargo, la cabeza de Lexa entro en bucle "señor, señor, señor" sentía los besos de Clarke bajando por su pecho "que baja a la pileta" y ya ves si bajaba, ya iba por el abdomen, se le ocurrió mirar "Jesús" su mirada azulada se le había oscurecido y mientras descendía la miraba fijamente, como queriendo quedarse con cada detalle y no perderse ni una expresión de placer de Lexa, primero recorrió a besos el notable bulto por encima de sus bóxer, Lexa dejó caer la cabeza y cerró los ojos, aquello estaba siendo demasiado y solo le había besado por encima de su ropa interior:

- No dejes de mirarme.

Pidió la rubia antes de comenzar a bajar su ropa interior, si hacía lo que quería no duraría nada, con esa mirada tan salvaje y si se disponía a hacer lo que llevaba anhelando que le hiciera Costia desde que era una adolescente, que su cuerpo se apiadase y le diera tregua, tragó saliva y miró. En seguida se quedó con la boca abierta cuando la rubia procedió a deslizar su lengua por su miembro erecto, siempre mirando fijamente, quedando a punto de caramelo, primero pasó su lengua juguetona por el frenillo, luego hizo círculos por el glande y por último, entre pequeñas succiones comenzó a introducírselo en la boca, que sensaciones, mejor que una mano, sus labios rodeando su miembro, la saliva lubricando, suspiró y aunque no se dio cuenta sonrió por el gustillo y placer que sentía su cuerpo, arriba, abajo, moviendo su lengua, ayudándose con el dedo pulgar, índice y corazón arriba abajo, notándolo que endurecía mucho, a punto de estallar, en un gesto automático agarró el pelo de Clarke y entre gruñidos:

- No puedo más Clarke.

Intentó aguantar por si la rubia se arrepentía a último momento y no quería que se corriese en su boca, pero no lo hizo y terminó por en su boca y se lo tragó sin rechistar, ni poner ningún gesto de asco, todo lo contrario, lo disfruto muchísimo, Clarke se puso a su lado sonriente, Lexa excitaba mucho cuando mostraba sus gestos de placer:

- ¿Veredicto?

Preguntó la ojiazul alzando una ceja ¿Veredicto? Que iría al infierno por lesbiana y adultera, pero en esos instantes estaba tan extasiada que solo curvó la comisura de sus labios:

- Clarke, ha sido... - le jodía admitirlo en voz alta porque aquello le subiría el ego a satán- increíble. Gracias.

La rubia carcajeó las cejas. La habían elogiado de muchas maneras, la mayoría de forma sucia y ordinaria, pero nunca la habían dicho con una sonrisa como aquella "gracias" La acarició la mejilla, se acercó y la besó. Aprovechando su tiempo de retracción, Lexa se moría por hacer otra cosa, se puso encima de la rubia, se movía un poco insegura, aun así, Clarke se dejaba hacer, como si estuviera dispuesta a entregarla su cuerpo y dejarla hacer lo que quisiera. En realidad, esperaba el día en que Lexa hiciese de ella lo que quisiera, la tomase de forma sucia y la follase bien duro mientras la hacía olvidar su estresado día.

Copiando los mismos movimientos de Clarke fue bajando mentón, cuello, esa mujer olía endiabladamente bien y cuando gimió levemente, hizo que su cuerpo comenzara a despertar de nuevo, primero bajó besando su escote, sus manos acompañaban el camino y al menos era experta en meter mano por encima de la ropa, estimulando sus senos primero por encima del sujetador... si fuera por Lexa ya habría arrancado ese sujetador a mordiscos, pero se vio disfrutando de esa sensación y cuando se le ocurrió mirar la cara de Clarke cuando bajó su sujetador un poco y al descubrir sus pezones erectos, se excitó a un más, la rubia lo estaba disfrutando, era placentero lo que le hacía y eso le incitaba a que siguiera. Primero acarició con la lengua la punta de su seno derecho mientras que el izquierdo le seguía estimulando con su mano, Clarke se mordió los labios y se retorció, seguidamente se introdujo el pezón y comenzó a torturarlo con más insistencia, haciendo que Clarke gimiera un poco más sonoramente, enredó sus dedos en el pelo moreno y la atrajo más:

- Sí, lo haces muy bien.

Animó con un hilo de voz mientras se retorcía y sentía como su sexo palpitaba:

- Clarke.

Musitó en un susurro ronco, sacando el pezón de su boca dispuesta a torturar el otro:

- Quítame las bragas.

Ordenó nuevamente la rubia, notándose la urgencia en su tono de voz. Entre besos y pequeños y mordiscos fue bajando por su abdomen, tal como hizo Clarke con ella, primero le besó por encima de la tela de su ropa interior, estaba mojada y se percibía el cambio de color en la tela por su humedad, dando un pequeño mordisquito por su monte Venus, olía apetitosa, tentadora, la boca se le hizo agua y antes de bajarle las barquitas, hizo a un lado la tela, labios mayores estaban depilados, hinchados, muy hinchados y rosados por la excitación, brillante por la humedad, aquello le pareció una auténtica maravilla, primero lo acarició explorándolo de cerca, introdujo los dedos por los labios acariciando aquella protuberancia que se abrió paso en el momento que abrió un poco los labios mayores, Clarke gimió más fuerte alzando la cadera, pidiendo más, Lexa recogió un poco de humedad y siguió acariciando aquella maravilla, ardiente, deseosa por contemplarlo más cómoda juntó las piernas de Clarke y quitó las braguitas, ésta le ayudó alzando su pelvis y cuando le liberó de esa prenda, abriéndole las piernas de nuevo. Clarke alzó una ceja ante la reacción de Lexa:

- ¿te gusta lo que ves? Porque parece que no has visto uno nunca

Lexa acarició el abdomen sin dejar de mirar intensamente el cuerpo de Clarke. Costia era preciosa, pero esa rubia, parecía esculpida por un artista o una diosa griega, fuera lo que fuera, la hermosura que se hallaba tumbada enfrente de ella, abierta de piernas, exponiendo su sexo, invitando a que se diera el festín del siglo y después de doce años, se emocionó un poco. Clarke frunció el ceño:

- ¿Estás llorando?

Eso era nuevo para la rubia, sí que había conseguido hacer llorar después de un orgasmo, pero antes, nunca y no sabía cómo tomárselo:

- Es que eres preciosa y después de tanto tiempo esperando.

Se quitó una lágrima de la mejilla con el reverso de la mano. Clarke curvó la comisura de sus labios, era como ver a una niña que descubría todo un mundo, por muy raro que parezca y a cualquiera le hubiera bajado el calentón, en la rubia causo el efecto contrario, le pareció muy dulce ver esa parte sensible de Lexa. Se incorporó un poco y se desabrochó el sujetador, quedando desnuda por completo:

- Yo también quiero verte desnuda.

Lexa no se hizo de rogar, procediendo a quitarse primero la parte de arriba y después la de abajo, pero sin dejar de mirar intensamente a Clarke. Hacía mucho que no la miraban de esa forma, sí, había sido deseada, pero siempre iban al grano y no les culpaba ella también lo hacía, pero la ojiverde era distinta, quizás fuese por la novedad de tener una mujer desnuda enfrente suya o el hecho de que iba a ser desvirgada. Aunque la morena no tenía nada que envidiar, era preciosa en todo su esplendor, Clarke la atrajo para besarla, sentía la necesidad de saborear esos labios carnosos una y otra vez:

- Quiero saborearte- dijo mientras acariciaba con la yema de los dedos su pierna, era tan suave- ¿Puedo?

Pidió permisos la ojiverde, bueno, eso muy dominante no era, pero de seguro que era por ser su primera vez:

- Toma de mi lo que quieras- dijo sin apartar su mirada azulada de sus labios- ya te dije que quiero complacerte y hacerte feliz.

- ¿por qué?

Preguntó curiosa la ojiverde, tumbó de nuevo a Clarke y se apoyó sobre sus manos mientras se posicionaba entre sus piernas, la rubia gimió al notar su erección acariciar su sexo:

- Pequeñas manías de sumisa.

Lexa frunció el ceño, aun tenía mucho que entender sobre ese tipo de juegos, sin embargo, no hizo más preguntas y lentamente descendió por su cuerpo hasta llegar a su fuente de deseo. Primero exploró aquella parte de su anatomía, cuanto más cerca estaba de su obertura, más dulzón era su sabor, cuando exploraba su protuberante clítoris se le hacía más salado, aun así era sabroso, podía estar toda la noche degustándolo sin cesar y cuando llegó al punto que enloqueció a Clarke, haciéndole gemir fuertemente, siguió torturándole con más insistencia, jadeando roncamente, retorciéndose ante las constantes caricias de su lengua. Quiso ir un paso más allá, como si a partir de ahí todo fuera instintivo, llevó su dedo corazón hasta la obertura y lentamente comenzó a introducírselo, caliente, muy húmedo, la entrada se notaba rugosa pero más adentro se hacía más suave, blanda, eso hizo que Clarke moviera la cadera gimiendo más fuerte, era gritona y se sorprendió al descubrir que eso le ponía aún más burra:

- Otro- dijo entre jadeos- mete otro.

Y eso hizo, haciendo que se retorciera más, entre movimientos de lengua, arriba abajo, circulares, cada vez más juguetona, muy juguetona y eso la volvía loca, deslizando sus dedos, dentro fuera, dentro fuera, saliendo húmedos y cuando entraban sonaba su humedad, mucho. Clarke acabó agarrando fuerte de su pelo y le apretó contra su sexo, sí, la estaba gustando y quería más, hasta que curvó su espalda, quedando aprisionados sus dedos antes de notar pequeños espasmos en sus paredes vaginales ¿Eso era el famoso orgasmo? ¡Había conseguido que Clarke llegara al orgasmo! Sonriente sacó sus dedos y fue al reencuentro de sus labios. Besos más agresivos, introduciendo su lengua en la boca hasta hallar la de Clarke, saboreándose a sí misma:

- Por favor, Lexa- dijo con tono desesperado- ponte un condón ¡ya!

Clarke Griffin la estaba suplicando que sentirla dentro. Lexa emitió un pequeño gruñido y alcanzó el condón que estaba más a mano y... joder, le enseñaron poner esos cacharros en platanos en las charlas que hacían en el instituto. Con manos temblorosas comenzó a mirar el envoltorio, Clarke esbozó una pequeña risita, se lo quitó de las manos y abrió el envoltorio con los dientes, dándoselo de nuevo, bueno, a partir de ahí era fácil, lo sacó, pellizcó la punta y se lo puso, ese fue el principio de un acontecimiento que llevaba esperando desde que sus hormonas comenzaron a revolucionarse cuando tan solo era una adolescente, abrió más las piernas de Clarke para tener más acceso, se apoyó con una mano mientras que con la otra colocaba su miembro en la obertura y empujó, quiso hacerlo lento, suave, pero la rubia estaba tan húmeda y dilatada que le resultó fácil dejarle llena, Clarke gimió curvando su espalda, mientras que la morena suspiró sonoramente, que sensaciones, a pesar del condón, se podía notar la humedad caliente envolverla, eso era, diferente, placentero y llevaba años perdiéndoselo, malgastando el tiempo dándole a la zambomba, se acomodó apoyando los antebrazos y comenzó a embestirle, gemidos roncos, el sonido de sus caderas chocar, la humedad del sexo de Clarke, que momento, acercó sus labios al cuello de la rubia, a cada vez embestía más fuerte, no se quejaba, al contrario le hacía jadear más sonoramente:

- ¿Te gusta?

- Sí- sintió sus manos en su espalda y clavar sus uñas, menuda gata salvaje, la iba a dejar marcada- no pares.

Lexa gimió cuando las uñas se clavaron más profundamente. Conforme llegaba el orgasmo de la rubia comenzó a gritar el nombre de la morena, eso era increíble, estaba gritando su nombre por el placer que le estaba dando, de nuevo notaba como las paredes vaginales comenzaban a comprimirse, ésta vez lo sentía en su miembro, acelerando el bombeo hasta que de nuevo notó los espasmos y una ola calurosa envolver en su polla, orgullosa de sí misma, apretó sus labios al cuello de Clarke y con un gemido ahogado se corrió, sus piernas temblaron y apenas la quedó fuerzas para no dejar caer todo su peso sobre la rubia, salió de Clarke y permaneció un rato encima de ella mientras intentaba recuperar el aliento y controlar los latidos de sus alocados corazones. La rubia acariciaba su espalda con la yema de los dedos, siguiendo la curvatura de su columna, de repente sintió miedo de mirarla a la cara, pero en algún momento tenía que hacerlo, se quitó de encima y tiró a un lado el condón, se acomodó a su lado:

- ¿veredicto?

La hizo la misma pregunta que le hizo Clarke. Ésta curvó la comisura de sus labios, se tumbó de lado y acarició a la ojiverde:

- Has estado increíble- Lexa sonrió satisfecha, sonó sincera. Clarke alzó una ceja- ¿te he parecido horrible?

- Clarke- bueno ahora tocaba hablar de las normas, por lo menos las que le dijo- el tema de las normas- pareció pensativa- la 1º y la 2º las tengo más que claras...

- Pero...

Dijo con tono divertido:

- la 3º - ay en ese momento se acordó de Costia, definitivamente era una persona horrible, porque había llegado a la conclusión que aun sabiendo lo que se siente engañando a su prometida, repetiría, no porque fuera solo sexo, porque era sexo con Clarke- estoy prometida ¿Cómo lo haría?

Aunque en el fondo sabía que su historia con Costia terminaría acabando, porque no valía para llevar una doble vida, pero aun después de lo ocurrido esa noche, aun no estaba segura de que Clarke merecía suficientemente la pena como para dejar a su prometida:

- Soy tu jefa y viajo mucho- pasó el dedo índice por la punta de su nariz- y tú eres mi asistenta, viajas conmigo- Sonrió con malicia- y también puedo mandar a Costia a la otra punta del país.

Era astuta en ese sentido:

- La 6º es discutible- siguió puntualizando- pero el 7º si ya de por si me aterra un trio con dos mujeres, imagínate que sea el otro un hombre, o, llámame hipócrita o transfoba, pero no me veo involucrada sexualmente con otra persona que tenga pene, creo que por eso no paso, el voyerismo ¿hablas de películas porno? Porque no sabría decirte que me llene de entusiasmo ir en busca de parejas que estén practicando sexo- Clarke dibujó una sonrisa- eso del BDSM...- suspiró- ¿podríamos ir poco a poco? De solo pensarlo me agobio.

- El 9º mejor no lo menciono, no estaríamos de acuerdo.

Clarke dejó de sonreír y se puso tensa, justo había tocado el tema que podía romper la calma:

- ¿Por qué?

Preguntó entre dientes, a sabiendas de que no tenía por qué, ni Lexa pedir explicaciones de lo que hacía con su vida y con su cuerpo:

- No pienses que busco tener hijos contigo, Clarke, lo evitaría- suspiró- pero que una mujer quiera abortar me parece horrible.

- ¿Eres de las que piensan que el aborto es un pecado?

Preguntó con cierta dureza. Lexa no era de las que iban a la iglesia todos los domingos, pero si se había criado con valores cristianos, aunque en el fondo iba más allá de creencias cristianas, tenía un concepto de familia que la habían inculcado de pequeña:

- Soy de las que piensan que la vida es un...

- No digas que milagro- dijo entre dientes, a la porra calidez, en ese momento Clarke volvía a mostrar su lado frío- ni se te ocurra mencionar que dios me juzgará por pecadora, o que soy egoísta ¿acaso sabes por qué no quiero tener hijos?- cuanta agresividad, Lexa solo intentaba dar su opinión, en ningún momento dijo que se opondría a que abortase- no ¿verdad? Pues cierra el pico y no juzgues- Se giró, apagó la luz de la lámpara- buenas noches.

Estaba a unos centímetros, sin embargo, sentía como una enorme pared gruesa entre ellas. Aquello no iba acorde con la personalidad de Lexa ¿para qué quería que durmiera con ella si ni siquiera obtendrá un abrazo? ¿Solo iba a ser cálida cada vez que lo hicieran? Aunque le daba en la nariz que hasta en eso sería distante, que esa noche había sido la excepción. En cuanto la adrenalina se pasó, hizo que se sintiera horrible, horrible por Costia y porque de alguna forma, sabiendo lo que había entre Clarke y ella, solo sexo, se sentía usada. Suspiró, no se merecía a Costia, se merecía lo peor:

- Perdona, no quería ofenderte- dijo con voz baja- solo lo decía desde mi punto de vista- Clarke miró a Lexa por encima de su hombro, observó la decepción en su rostro, su voz era afligida- buenas noches.

Se giró y colocó en posición fetal, su antecesora, fue menos complicada, sexo se giraba y roncaba, la dominaba, la castigaba si era necesario y así sucesivamente. Había cometido un error al querer hacer eso con Lexa, aspiró y soltó aire profundamente, no la gustaba verla así de alicaída, agarró la manta, la tapó y mostrando de nuevo calidez, le rodeó con el brazo:

- Perdóname tú- cerró los ojos- de nuevo me pasé de fría, es solo, que hay ciertos aspectos de mi vida que me reservo y cuando intentan invadirlo salto a la defensaba- le besó con dulzura en la espalda- descansa, mañana será otro día.

- Siempre me había considerado buena persona- dijo sintiéndose horrible- esta noche se ha demostrado que no lo soy, hacerle esto a Costia...

Clarke pasó su mano por el brazo de Lexa:

-yo no me arrepiento de esto y espero que después de esta noche no te arrepientas y quieras dejarlo, de verdad que me gustas mucho.

- ¿Sí?- Lexa seguía sin girarse, aunque sí apoyó su mano sobre la de Clarke– sin embargo, la mayoría del tiempo te detesto- Clarke puso los ojos en blanco- a lo largo de mi vida me he cruzado con mujeres preciosas y muy sensuales, ni me hizo falta tener fuerza de voluntad para rechazarlas, pero tú- se giró para mirar a Clarke y la acarició- ¿Por qué tú?

- No tengo respuesta a eso y será mejor tampoco pensarlo demasiado- besó la frente de Lexa- tan solo disfrutemos, deja lo sentimental a Costia.

Se apoyó en el pecho de Lexa y cerró los ojos, dando por finalizada la conversación.

   

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