Black widow

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Juliana Valdés tenía la vida planeada desde que era una adolescente. Era de un pueblo pequeño donde todo el mundo se conocía. En el instituto conoció a Liah, quien era su prometida y junto a ella hicieron los votos de castidad hasta que se casaran después de terminar la carrera y justo ese día había llegado. Liah era dos años más que ella y marchó a la ciudad para trabajar en una empresa de moda importante, como asistente y que, por suerte Juliana comenzaría a trabajar como ayudante. Así pues, esa noche sus compañeros y ella se estaba montando la última fiesta, celebrando que ya habían acabado su vida como universitarios. En parte Juliana estaba ilusionada, porque hacía meses que no veía a la mujer que amaba, así pues, estuvieron en un bar bebiendo sin parar mientras contaban sus batallitas en la universidad:

_ La verdad es que no me arrepiento de nada_ comenzó a decir Cynthia_ he bebido, he sudado la gota gorda para sacar las notas a delante y follado como una descosida_ Cynthia era la compañera de habitación de Juliana_ aquí la única que se mantiene virginal_ rodeo los hombros de Juliana con el brazo_ es aquí la amiga_ soltó una carcajada_ ni siquiera cuando la novia se quedaba a dormir hizo nada.

_ Sin embargo_ dijo sonriente Juliana_ ya me conozco tus repertorios de gemidos y de orgasmos.

El chico que estaba enfrente esbozó una carcajada, bien sabía que mucho de ellos los había provocado él:

_ Lo que no logro entender_ todos estaban achispados, hasta la misma Juliana y eso que no bebía casi nunca_ ¿por qué? Eso llegar de anciana y morirte solo con haber estado con una mujer, al menos cátalo con otra y tienes con que comparar.

Dijo Sebastian, otro chico con el que había ido juntos a unas cuantas clases:

_ ¿Tienes falta de lívido?_ preguntó curiosa Cynthia_ digo, ¿es que tú nunca te pones cachonda?

Juliana frunció el ceño:

_ Pues claro, solo he hecho votos de castidad no quiere decir que sea de piedra_ se terminó su combinado_ voy al baño.

Tenía la vejiga a reventar, ya estaba acostumbrada a que sus votos de castidad saliera a relucir. Era cierto en el instituto los hizo, más por Liah, ella quería vivir esa experiencia de casarse y estar con la única persona que había amado. Pidiéndole a Juliana, que si decía que le quería, esperaría todo el tiempo que hiciera falta. Y lo hizo, quería a Liah, quería pasar ese tramo juntas, casarse y ser su primera vez, algo que contaría a sus nietos. Tambaleante entró en el baño, sonriente vacío su vejiga, lo cierto es que era de las pocas estudiantes que no fue a muchas fiestas. Ya que las fiestas sobre todo las de las fraternidades, había mucho alcohol, muchas chicas con las camisetas mojadas marcando todo, y como bien había dicho, no era de piedra. Tiró de la cadena y se lavó las manos. Hasta ahí su vida iba bien, como había planeado junto a su prometida. Lo que no contaba, es que al salir de ese baño, todo acabaría y se toparía con que el diablo vestía de rojo. Juliana en su plena borrachera, vio como un zapato se le caía a una mujer que estaba sentada. Cuan príncipe de cenicienta se tratara, se arrodillo y amablemente le puso el zapato de color rojo a su dueña, no fue hasta que le vio puesto, cuando recorrió la pierna con sus ojos marrones, que piernas más bonitas, comenzó la tela roja, un precioso vestido rojo y ceñido, bonito cuerpo, pensó cuando iba por el abdomen, no se dio cuenta que abrió un poco la boca cuando llegó al busto, señor que delantera, siguió con su mirada escáner hasta que, joder que ojazos azules:

_ Gracias

Dijo sonriente la chica que estaba sentada, una rubia que quitaba el hipo y todos los putos males. Juliana tragó saliva e intentando recuperar la compostura:

_ De nada señorita

Sonrió y se giró para volver hasta su mesa:

_ Señorita

Murmuró la chica sorprendida, como si no acostumbrara que le pusieran ese título. Como bien había comentado momentos antes, Juliana no era de piedra, y aquella mujer, consiguió excitarle. Los compañeros vitorearon, ya que vieron esa hazaña tan altruista por santa Juliana Valdés.

Se tomaron otra ronda, como no después de un rato volvieron sacar el tema de la castidad, para los de la mesa aquello les parecía una especie de estigma, inusual:

_ Tu prometida está en la otra punta del país_ dijo Victor otro compañero_ puedes catarlo sin que ella se entere.

Juliana hizo un mohín de desagrado:

_ Liah no se enteraría_ se terminó lo que le quedaba y decidió que fuera la última_ pero yo sí, no soy esa clase de gente.

_ Nunca digas que de esta agua no beberé_ Cynthia se inclinó y le susurró_ esa pedazo de rubia_ señaló a la chica del vestido rojo_ lleva rato sin dejar de mirarte.

Juliana miró y era cierto, la chica descaradamente no apartaba ni un instante el azul cristalino de sus ojos de ella. A pesar de que su vista ya rozaba lo borroso, llegaba a quedarse sin aliento. Es decir, no comprendía como podía haberle llamado su atención, ella parecía tener buen gusto y ser elegante, e incluso se atrevía a decir que era adinerada. Juliana iba con unos pantalones vaqueros, unas botas de punta, una camisa de cuadros y el sombrero, se me olvido que en su pueblo era mucho rollo vaquero y domar al potrillo encabronado:

_ No pierdes nada con acercarte y hablar con ella.

Volvió a decir Sebastiana. Bueno los chicos estaban aprovechando la última oportunidad que les quedaba, en el primer año de universidad cuando conocieron a Juliana y supieron de sus votos, maléficamente a sus espaldas hicieron una apuesta, no llegaría virgen al matrimonio, salvo un par de ellos y no estaban dispuestos a perder dinero:

_ Dije que no le seré infiel a Liah_Dijo con convencimiento:

_ No hemos dicho que te la folles_ dijo Victor_ solo que hables con ella_ comenzó a retar_ ¿Qué pasa Valdés? ¿Tienes tanto miedo faltar a tu palabra que no puedes hablar con una chica guapa?

_ Claro que puedo mantener una conversación_ había algo que le fallaba a Juliana, es que era orgullosa, solo faltaba decir un "no puedes" para que ésta fuera hacerlo_ lo vais a ver.

Le resbalaba un poco la lengua, más bien derrapaba, demasiados combinados en una noche, todos animaron expectantes. Juliana les miró sonriente unos segundos, antes de sentarse cerca de la chica, esta curvó la comisura de sus labios, haciendo notar el lunar que tenía en el lado izquierdo por encima de sus labios:

_ ¿espera compañía?

Que tuviera unas copas de más ayudaba, porque lo que se trataba de entablar conversación o flirtear era muy pato, sobre todo porque nunca había necesitado hacerlo, la chica sacó el palillo con aceituna de su copa de Martini y sensualmente se lo introdujo en la boca antes de contestar:

_ Mi cita me ha dejado plantada.

_ ¿Quién en su sano juicio puede hacer eso?_ preguntó lamiéndose los labios_ quiero decir, eres guapa.

La chica alzó durante unos segundos las cejas, mientras se mordía el labio inferior:

_ Gracias.

Mientras en la mesa, los chicos observaban cada movimiento, en el fondo sabían que Juliana estaba muriéndose de vergüenza y de no ser por las copas, ya se habría caído, atragantado y comenzado a sudar. Victor hizo un comentario:

_ Chicos_ comenzó con tono travieso_ esa chica parece la típica viuda negra.

_ ¿Viuda negra?

Preguntó Renata, otra chica de las presentes:

_ Si, de las que salen por la noche para_ alzó varias veces seguidas picarón_ ya sabéis, cazar, follar y si te he visto no me acuerdo.

Los de la mesa comenzaron a carcajear, esa noche verían de verdad, si Juliana Valdés cumplía su palabra:

_ ¿Eres de la zona? O ¿solo estas de paso?

La chica hizo una señal al camarero para que pusiera otra ronda:

_ Vine por negocios_ cambió la posición de las piernas, cruzándolas en el otro sentido, inevitablemente a Juliana se le fueron los ojos, dios esa mujer era explosiva_ perdona ¿tu nombre es?

_ Disculpe mis malos modales_ dijo la morena a la que se llevaba las manos al sombrero_ Juliana Valdés a su servicio, señorita.

Valentina hizo un gesto de sorpresa, le ofreció la mano para estrechársela:

_ Valentina Ballesteros.

_ Un placer señorita Ballesteros.

Que escalofrío recorrió por su espalda en cuanto sus manos entraron en contacto, se le puso de punta hasta los pelos del cogote. Juliana apretó los labios forzando una sonrisa, soltó la mano y se cruzó de piernas, ya que otra parte de su cuerpo comenzaba a cobrar vida también:

_ Tienes un anillo muy interesante_ dijo la ojiazul mirando el anillo con el que hizo los votos_ ¿has hecho una promesa de castidad?

Juliana se miró la mano y nerviosamente comenzó a manosear el anillo. Como había dejado claro, no le sería infiel a Liah y que solo hablaría con esa chica, pero aun así, sentía un poco de culpabilidad, no le estaba siendo infiel de forma carnal, pero las miradas lascivas que le estaba echando, no lo hacía por nadie:

_ Una promesa que hice con mi prometida.

Dicho eso, Juliana pensó que se cubría las espaldas y que esa chica tendría claro que no iban a tener más que una agradable charla:

_ Tu tampoco pareces de por aquí_ siguió diciendo Valentina_ por la forma de vestir.

_ Soy de Aspen

Respondió orgullosa Juliana. La rubia miró dirección donde instantes antes estaban los amigos de Juliana:

_ Me parece que tus amigos también te han dado plantón.

_ ¿Qué?_ se giró sorprendida, que mamones le habían dejado sola con Valentina_ mierda, ahora tengo que volverme andando.

Valentina rebuscó en su bolso una tarjeta y se lo enseñó a Juliana:

_ ¿Pilla de camino este hotel?

Juliana se acercó un poco la tarjeta, era una letra muy chiquitita para tantas copas que llevaba en el cuerpo:

_ Si_ le volvió a dar la tarjeta_ suerte, está a un par de calles, puedo acompañarte, es muy tarde, no es recomendable que una chica tan guapa vaya sola.

_ Gracias.

Se bebió lo que le quedaba en la copa e hizo una seña al camarero para que le entregara la cuenta. Juliana rápidamente se levantó de su silla y sacó la cartera:

_ Te invito

_ No hace falta

Dijo Valentina esbozando una risita, pero Juliana ya había sado un billete de la cartera, tampoco estaba para derrochar dinero, siempre había sido muy ahorradora y hasta ese momento había vivido de becas, por suerte eso cambiaba y partía para vivir junto a Liah y trabajar honradamente como le habían educado sus padres:

_ Por favor señorita_ dejo el dinero encima de la mesa_ insisto

_ Que caballerosa

De nuevo se llevó los dedos a la punta del sombrero e hizo el saludo, se levantó y educadamente le ofreció el brazo para que la chica entrelazara el suyo, cualquiera diría que le está tirando los trastos, pero en realidad... si inconscientemente lo estaba haciendo, por muy convencida que estuviera de que no le sería infiel a Liah, mentalmente le estaba llegando hacer de todo a esa rubia. No juzguemos, nuestra imaginación nos han llegado hacer malas jugadas cuando hemos bebido de más y no digáis que no, a las tres de la mañana cualquiera es capaz de confundir un hipopótamo con un cisne, el problema es que Valentina era un precioso cisne demasiado tentador.

Siguieron manteniendo la larga charla agradable hasta llegar al hotel:

_ ¿tu prometida es de aquí?

_ No señorita Ballesteros _ Cada vez que decía su apellido Valentina apretaba los labios, obviamente no eran de las que decía su verdadero nombre, es decir durante una época sí que llevó ese apellido, hasta que regresó de nuevo al apellido de soltera_ también es de Aspen, tiene dos años más que yo y ya marchó a trabajar_ dibujó una sonrisa_ mañana me reúno con ella.

_ Y lo de la castidad lo decidisteis por algún motivo en especial

Juliana pareció dudar, había pasado tantos años, que ya realmente no sabía los motivos por los que llegaron a esa conclusión. La familia de Liah sí que eran más puritanos, que la de Juliana, aun así, la morena le quería tanto que era capaz de esperar hasta después del matrimonio:

_ Es bonito llegar al matrimonio virgen y solo estar con la persona que vas pasar el resto de tu vida.

_ La muerte es impredecible_ dijo tristemente Valentina_ pensar en un para siempre es tener demasiada fe_ le guiñó un ojo a la vaquera_ hoy puedes estar bebiendo y celebrando la juventud y el día de mañana te ha pillado un camión_ pararon enfrente del hotel_ abras muerto virgen y sin catar a tu prometida.

Juliana frunció el ceño:

_ eso es muy negativo_ miró la puerta de su hotel, era una pena separarse ya de esa chica_ eres demasiado joven para pensar así_ se miró la punta de los zapatos_ podría morir virgen, sí, pero al menos habré muerto con esa experiencia, habría muerto respetando a la mujer que quiero.

Valentina sonrió y miró la entrada de su hotel. Lo cierto es que los amigos de Juliana no iban muy mal desencaminados con eso de que era una viuda negra:

_ Me gustaría agradecerte que me acompañaras y pagaras la cuenta_ dijo esbozando una pequeña carcajada_ ¿por qué no subes y te tomas una copa conmigo?

Juliana tragó saliva, le gustaría ser inocente y pensar que solo quería eso, pero hasta ella sabía que cuando le invitaban a subir a un piso o habitación de hotel, no era solo para tomar algo. La morena carraspeo y educadamente comenzó a rechazar la invitación:

_ me temo que debo rechazar la invitación_ dio un paso para alejarse_ de todas formas le agradezco el detalle.

_ Juliana_ dijo Valentina mostrando inocencia y le agarró la mano_ tan solo es una copa, no te voy a comer ni nada por el estilo.

Juliana pareció dubitativa durante unos segundos, pero teniendo en cuenta que no se le daba bien dar negativas y que de cierta forma Valentina le agradó, o por decirlo de diferente manera, en el fondo no quería alejarse todavía de esa extraña:

_ Una copa no hará daño a nadie.

Siguió insistiendo pero esta vez, aun agarrada de su mano comenzó a guiarle hasta dentro del hotel. Aprovechando que la morena dudaba:

_ Una copa señorita Ballesteros_ forzó una sonrisa_ mañana tengo que madrugar.

_ por favor_ dijo cruzando el recibidor del hotel_ llámame Valentina.

La rubia presionó el botón del ascensor y esperó a que las puertas estuvieran abiertas. Ocultó su sonrisa. Juliana estaba tan nerviosa que no dejaba de balancearse desde el talón hasta las puntas de los pies, se guardó las manos en los bolsillos y esperó a subir hasta la suite. Obviamente quedó boquiabierta, pues sí que era una mujer con recursos económicos:

_ Bonita habitación_ se subió el sombrero para ampliar la vista panorámica_ en la vida podría permitirme algo así.

_ Gracias_ dijo Valentina pasando por delante para ir hasta el mueble bar y preparar unos combinados_ lo cierto es que yo sí puedo permitírmelo.

Eso le pareció demasiado pedante para Juliana. De donde ella procedía le habían enseñado ser humilde, parte del atractivo que tenía esa mujer se fue con ese comentario:

_ ¿Sueles invitar a muchas desconocidas o desconocidos a tu aposento?

Valentina carcajeó mientras se acercó y le dio la copa que había preparado. Con un movimiento ágil le quitó el sombrero y se lo puso en la cabeza:

_ Tienes un vocabulario un poco anticuado ¿No crees?_ le guiñó un ojo y se sentó en un taburete que había junto a una barra americana_ solo cuando viajo, me gusta la compañía.

Juliana se sentó enfrente de Valentina. Cierto que le habían dicho con anterioridad que su forma de hablar desentonaba un poco con el entorno que le rodeaba. Pero era como le habían educado, además sabía defenderse ante comentarios como ese:

_ Cada vocabulario que articula mi boca aparece en la rae, señorita_ bebió un sorbo, de ese combinado demasiado fuerte, tanto que la voz se le volvió algo ronca_ ahora que sea más utilizado o no es cosa del lugar y la educación que reciban cada uno.

Valentina ladeó la cabeza y se cruzó de piernas. Juliana tuvo que sacar fuerzas de a saber dónde para no mirar a esa zona de su anatomía, no sabía si los calores que le subían era del fuerte combinado o por la excitación que le generaba esa desconocida. Tampoco debería tener más que ella, ¿Cuántos? ¿Cuatro años más?:

_ ¿Me ha llamado mal educada?

Juliana se removió incomoda:

_ No señorita, no pretendía eso.

Valentina curvó la comisura de sus labios y comenzó a mover el pie de la pierna que tenía cruzada. La chica de ojos marrones, "involuntariamente" acabó mirando, haciéndole tragar saliva, tenía unas piernas demasiado tentadoras. Un gesto que no pasó desapercibido para la rubia:

_ ¿puedes llamarme Valentina? No estamos en la calle para tanto formalismo.

_ Disculpa_ se terminó lo que le quedaba en la copa, provocando un poco de tos, sí que era fuerte_ pero no le_ musitó con voz de pito, teniendo que carraspear para decir con más seguridad_ pero no le conozco lo suficiente como para tutearle, señorita.

Y en esta escena, se me viene a la mente, la voz de Rodriguez De La Fuente detallando cada movimiento de "Black widow". Que con sutil delicadeza dejó su copa sobre la barra, se levantó de la butaca, se acercó hasta Juliana, se quitó el sobrero lo dejó junto a la morena que contenía la respiración, con cierta sensualidad puso una mano sobre su rodilla y dijo casi en un susurro lleno de erotismo:

_ Dime ¿Qué tengo que hacer?_ decía mientras su mano ascendía a la entrepierna de la morena, que comenzaba a ponerse roja como un tomate_ para que me conozcas los suficiente_ y cuando llegó justo donde quería llegar, puso cara de sorpresa bajó la mirada hasta donde estaba su mano_ Woow

No dio tiempo a más, ya que Juliana apartó su mano y saltó del taburete, mientras lograba balbucear caminando para atrás cómicamente hasta la puerta:

_ Lo siento señorita_ carraspeo con expresión de cachorrillo_ es tarde y tengo que marcharme_ se topó con la puerta, se giró rápidamente y mientras salía se escuchaba un_ JOBAAA

Valentina alzó las cejas mientras reía entre dientes. En parte le había jodido un poco que le rechazara, no acostumbraba a esas cosas, pero al menos se había divertido, no solía conocer gente tan mundana y sobre todo, con esa educación tan exquisita. Miró encima de la barra, la pobre había salido huyendo tan asustada que se le olvido el sombrero, bueno, no se llevaría su virginidad pero al menos tenía un recuerdo de Juliana. Una lástima que no se volverían a ver. Suspiró, y se fue directa al baño, para darse una relajante ducha antes de dormir.

Valentina no solía comportarse así todas las noches. Como bien había dicho solo había ido por temas de negocios, cuando estaba fuera, de vez en cuando le gustaba salir y pasárselo bien, la única forma que tenía para evadirse de la realidad, era una adicta al trabajo. Así pues, en el momento que llegó a Division Models Carvajal comenzó a dar órdenes a diestro y siniestro. Lizzie que estaba en el mostrador de la entrada comenzó a cantarle lo que tenía en la agenda y todas las reuniones que tenía a lo largo del día. Valentina le miró ceñuda:

_ Eso debería estar haciéndolo mi asistente_ Lizzie quedó pálida, Valentina podía dar mucho miedo_ ¿Dónde está?

La castaña se removió nerviosa a la vez que comenzaba a ruborizarse:

_ Liah le pidió el día libre, usted se lo dio, señora Carvajal.

Valentina esbozó un gruñido, Lizzie era la encargada de la entrada:

_ ¿La ayudante de asistente? ¿Ha llegado ya?

_ No señora_ a cada vez Lizzie se sentía más pequeña, así era Valentina Carvajal, así hacía sentir a la gente, sobre todo a sus empleados_ mañana empieza a trabajar.

_ NECESITO_ comenzó a rugir_ A ALGUIEN QUE ME TRAIGA EL CAFÉ Y LLAMA A LIAH_ se encaminó hasta el ascensor murmurando_ día libre, desde cuando concedo yo días libres.

Lizzie asintió y reteniendo las lágrimas en los ojos, regresó a su puesto. Una rubia, a prisa y corriendo le entregó un montón de sobres. Era la encargada de sección de fotografía, por no decir que era la fotógrafa estrella de la empresa, Ford Models, la empresa competidora ya le había hecho unas cuantas ofertas, de las cuales había rechazado todas:

_ Lizzie_ dijo la chica nerviosa_ necesito que lleves esto a la imprenta_ se le quedó mirando, al ver el estado de animo de la secretaria_ oh no_ dijo apenada_ ya regresó Valentina.

Serena conocía a Valentina y era una de las pocas en la empresa que tenían el derecho de llamarle por su nombre y no por el apellido:

_ Lo siento señorita Van der Woodsen_ dijo retirándose una lágrima_ enseguida hago el encargo.

_ Gracias, señorita Pierce.

Liah había ido a recoger al aeropuerto a Juliana, estaban las dos a rebosar de alegría. Hacía meses que no se veían y vivir juntas era todo un sueño. Eso quería decir que ya podían poner fecha para la boda, ambas habían ahorrado y tanto por los padres de Liah, como por los padres de Juliana también habían dicho que les ayudarían todo lo que pudiesen. Juliana estaba alucinada, nunca había estado en chicago:

_ No es un piso muy grande_ dijo Liah entrando y dejando las maletas a un lado_ pero nos las apañaremos.

Liah era morena, pelo largo liso, ojos castaños claros, labios carnosos, delgada y un poco más baja que Juliana, a Liah se le daba un aire a Adelaida Kane. Obviamente, la forma de vestir era muy diferente, ya que Juliana seguía con su estilo vaquero, llevaba otro sombrero negro que le regaló su abuelo cuando era una canija, una camisa blanca y vaqueros negros, las botas de punta que no falten, todo el mundo se les quedaba mirando, cualquiera diría que es cocodrilo Dandy pero en versión femenina. Liah vestía de una forma más elegante, la misma forma que debería vestir Juliana, que muy a regañadientes acabó accediendo la chica de ojos oscuros:

_ Sabes que no soy de lujos, cariño.

Dijo cerrando la puerta tras de sí. Hogar dulce hogar, pensaron ambas mientras se miraban coquetas. Juliana emitió un gruñido agarró la cintura de la chica y comenzó a comerle la boca, tenían votos de castidad eso no quería decir que no les gustase un poco de magreo por encima de la ropa. Juliana aprovechó que había entreabierto la boca para introducir su lengua e ir en el encuentro de la de su compañera, haciendo que gimiera, la morocha la empotró contra la pared, después de todo de siempre había sido muy fogosa, le sorprendió a Liah que fuera capaz de contenerse tantos calentamientos. Que por cierto comenzó a carcajear y miró hacia abajó, rápidamente se le notó la excitación a la recién llegada:

_ Me preguntó qué haces para soportar tanta excitación

_ Bueno_ dijo mientras seguía la línea de su mentón_ supongo que lo mismo que haces tú

_ ¿Largas duchas de agua fría?

Preguntó antes de morderse el labio y acallar un gemido:

_ Aja_ dijo entre besos húmedos en el cuello_ eso y darme amor de vez en cuando.

Liah le agarró del mentón divertido:

_ Mientras te lo des tú y no otra.

_ Siempre puedes tener la opción de dármelo tú

Dijo picara alzando un par de veces las cejas:

_ Aguanta, unos meses más y seré tuya para siempre.

Juliana juntó su frente mientras esbozaba una sonrisa bobalicona:

_ Y yo seré tuya.

Liah iba a contestar cuando le sonó el móvil. Juliana a regañadientes tuvo que separarse. La chica ceñuda, al ver que se trataba de la empresa respondió rápidamente. Contestando con monosílabos, "Si", "no, "si":

_ Enseguida voy Lizzie

Termino por decir. Miró apenada a Juliana, le hubiera gustado quedarse y hacer turismo el primer día que pisaba la ciudad, pero Valentina Carvajal podía cambiar de opinión rápidamente, un día esta de buenas y les da caramelitos a todo el mundo, otro día le sale los cuernos y empieza a rugir cuan demonio del averno:

_ La señora Carvajal quiere que vaya

Juliana frunció el ceño:

_ ¿No te dio el día libre?

_ Sí, pero es bipolar_ esbozó una risita_ en la empresa tenemos la teoría que su humor va ligado a si a follado o no.

_ Que lenguaje señorita.

Liah soltó una pequeña carcajada, se puso de puntillas y le dio un casto beso antes de irse a la puerta:

_ tienes sitio en el armario y en los muebles para que vayas guardando la ropa.

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Esta historia NO me pertenece es una ADAPTACIÓN que se esta realizando con la AUTORIZACIÓN de su autor. Todos los créditos y derechos pertenecen a:
elio_kin
Gracias por compartir tu historia con nosotras =)

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