Capítulo 13: Un invitado especial

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Los ocho años que siguieron fueron de dicha para el pueblo coreano. Tal y como YoonGi dijo, la comida no faltó en la mesa. Tampoco la educación ni el trabajo. Todo estaba muy bien.

Las relaciones con China y Rusia estuvieron tensas un tiempo, sobre todo después de su boda con JiMin, pero cuando se dieron cuenta que realmente no importaba, ya que los beneficios seguían siendo los mismos, las cosas se calmaron. 

Todavía había gente descontenta, pero por lo general se debían a los clanes Song y Oh que no estaban felices con la distribución del dinero. Así que solían generar caos con la excusa de su matrimonio con otro hombre. Todo terminaba en decapitaciones, por supuesto. YoonGi no dudaba en mandar a decapitar a aquellos que perturbaran la paz. 

Su consejero llevaba un feliz matrimonio con lady Yi, con quien había tenido un hijo llamado SooBin de actuales seis años. Su hermano TaeHyung y HoSeok habían formalizado su relación, casándose tres años después que YoonGi y JiMin. 

La familia Kim no había tomado demasiado bien su relación, solo unos pocos lo aceptaron, pero nadie hizo nada al respecto. Lo mismo había pasado con la familia Park, aunque luego de meses de procesarlo todo, la señora Park y los hermanos de JiMin aceptaron su relación sin problemas. Fue el general Park  el que, hasta el día de hoy, no terminaba de aceptar que su hijo menor estaba casado con el emperador.

A YoonGi le valía mierda todo lo que dijeran. Que pensaran lo que quisieran, él era feliz y los coreanos tenían todos los beneficios que se merecían. 

–Emperador, me alegra que pudiera venir–dijo Kang recibiéndolo junto a un chico cuyos grandes ojos habían llamado su atención–. Él es mi nieto, TaeHyun, él se encargará de heredar el negocio. 

–Así que está aquí para aprender ¿verdad? –dijo JiMin sonriéndoles amablemente.

Por costumbre llevaba el abanico mediano a un costado, así como él la espada. Ahora que no debía ser su guardia personal, ya que ese puesto lo ocupaba TaeHyung, desempañaba el rol de emperador a su lado. 

–Así es, emperador Park–dijo Kang haciendo una reverencia hacia JiMin.

A su ángel, a pesar de los años, le seguía cohibiendo que se refirieran a él como emperador. Le había costado unos meses no sonrojarse cuando lo llamaban así. Al igual que al pueblo coreano le había costado aceptar que ahora había dos emperadores. 

–Creo que es bueno. Es mejor si lo aprende de joven–dijo YoonGi sonriendo–. Me comentaste en la carta que han cambiado el método de cosecha por uno más efectivo y rápido. ¿Podríamos empezar por ahí?

Kang se los mostró con orgullo, comentando las mejoras y que las mismas no afectaba a los trabajadores, que seguían conservando su empleo solo que ahora podría ser todo más rápido y cómodo para ellos. 

–Abuelo, te estás olvidando de las nuevas rutas de comercio para que el arroz llegué más rápido a toda Corea–dijo TaeHyun mirando a su abuelo.

Fue cuando Kang comenzó a hablarles de las mismas y mostrarles los nuevos caminos que estaban realizando. También las carretas mejores equipadas. Todo cambiaba para bien en su pueblo y eso era algo que traía felicidad a todos. 

Cuando el recorrido terminó, Kang le dio permiso a su nieto TaeHyun de apenas doce años, que saliera al jardín a jugar. Ellos se quedaron en la casa del líder del clan, la cual era como todas las del pueblo, para tomar una taza de té. La señora Kang los atendió amablemente y les ofreció unos bocadillos que cortésmente rechazaron. 

–Por cierto, emperador Min, emperador Park, quisiera pedirles un favor. Pueden rechazarlo si lo creen impertinente de mi parte. 

–Adelante, dinos–dijo amablemente JiMin, YoonGi solamente asintió. 

–En el pueblo hay un niño cuyos padres murieron de una enfermedad que nos azotó en el pueblo. Él logró salvarse y es amigo de mi nieto, pero…pienso que podría tener un mejor destino si viviera con usted en el palacio. Creo que en sus manos el niño podría hallar una buena vida, mejor que la que nosotros podríamos brindarle.

La preocupación por el niño, en el rostro de Kang, era genuina. Al igual que su vergüenza por tener que pedirles algo así. 

– ¿Actualmente dónde vive el niño? –preguntó JiMin.

–Con mi hija mayor. Vive con ella y sus tres hijas–respondió Kang.

–Bríndenos esta noche para pensar al respecto y mañana en la mañana le daré mi respuesta.

El rostro del viejo Kang mostró una sonrisa.

–Muchas gracias, pensé que simplemente lo rechazarían, pero me alegra que al menos lo piense. 

|-|El emperador Min|-|

En la noche, mientras descansaban en una posada del pueblo donde pasarían la noche, JiMin se giró hacia YoonGi. 

–Estás pensando en el niño ¿verdad? –YoonGi asintió–Creo que podríamos llevarlo al palacio. 

– ¿Eso quieres?

–Yo…creo que podríamos criarlo. Tú sigues necesitando un heredero.

–Sabes que es lo que menos me importa. –YoonGi se acostó a su lado–Eso lo veré con el tiempo.

–YoonGi, ya tienes treinta y dos años, deberías pensar en un heredero. Además el pequeño no tiene a nadie, no puede quedar solito.

YoonGi se giró para mirar a JiMin. Efectivamente como pensaba estaba haciendo un adorable puchero en protesta. Se acomodó de costado y acarició su mejilla con dulzura.

– ¿Quieres ser padre? ¿Es eso? –JiMin lo miró pero no tardó en bajar la mirada.

–Creo que podríamos adoptarlo.

–Para ser padres, para tener una familia ¿verdad? –fue divertida la manera en que JiMin se escondió en las mantas para que YoonGi no viera lo rojo que se había puesto– ¿Por qué te cuesta admitirlo, cariño?

–No es que me cueste. –como un niño dejó ver sus ojitos–Es solo que la idea…me emociona mucho.

– ¿En serio? –JiMin asintió–Entonces lo llevaremos con nosotros.

– ¿De verdad? ¿No te molesta en absoluto? 

–No, cariño. No me molesta en absoluto. –divertido YoonGi acarició su cadera–Aunque podría pedirte algo a cambio.

–Te estás aprovechando, emperador Min–dijo JiMin divertido pasando su mano por el hombro de YoonGi.

–No puedo creer que piense eso de mí, emperador Park. –JiMin sonrió y enredó sus piernas con las suyas– ¿Acaso busca que lo castigue?

–Tal vez. –las pequeñas manos acariciaron sus hombros hasta pasar a su espalda– ¿Acaso no le gustaría castigarme, emperador?

YoonGi en lugar de responder con palabras, se abalanzó y besó a JiMin. 

|-|El emperador Min|-|

A la mañana siguiente ambos emperadores fueron a ver al pequeño en compañía de Kang. Su hija los recibió educadamente antes de guiarlos a la sala, donde sus hijas resolvían ejercicios. Ella les dijo que estaban haciendo tareas, pero en cuanto ellos entraron se disculparon y fueron a otra parte de la casa para terminarlas.

Ellos esperaron de pie hasta que la hija de Kang regresó con un niño de tres años que se escondía tímidamente tras ella. JiMin se arrodilló frente a él y estiró su mano.

–No seas tímido, pequeño, no queremos hacerte nada–dijo cariñosamente, el niño lo miró comenzando a salir de detrás de las piernas de la hija de Kang–. Mi nombre es JiMin, ¿cómo te llamas tú?

–Y-yo…me llamo YeonJun–dijo aceptando la mano de JiMin para acercarse a él.

–Tienes un lindo nombre, YeonJun. –el niño bajó su mirada cohibido– ¿Sabes quiénes somos? –el pequeño asintió– ¿Puedes decirme?

–S-son los empedarodes.

–Emperadores–corrigió dulcemente JiMin acariciando su cabello–. Sí, somos los emperadores. ¿Sabes por qué estamos aquí? –el pequeño negó–Venimos por ti, vamos a llevarte a donde vivimos. Ahí vivirás con nosotros. ¿Te gustaría vivir con nosotros?

El niño se cohibió encogiéndose en su sitio antes de negar. YoonGi se acercó a él pero no se arrodilló como JiMin, se acuclilló para no verse intimidante para el pequeño.

– ¿Por qué?

–Y-yo…no quiero separarme de TaeHyun–murmuró con voz temerosa, JiMin acarició su manito–. Él es mi amigo.

–Él puede ir a visitarte cuando Kang nos visite–lo tranquilizó JiMin haciendo que lo mirara–. Tal vez no sea todos los días, pero seguirás viéndolo. 

–Pero…yo estaré solito…allá no hay niños como yo.

–Hay uno, sí–dijo YoonGi mirándolo–. Estoy seguro que le gustará jugar contigo, se aburre mucho allá.

– ¿Por qué? –preguntó YeonJun mirándolo.

–Porque no tiene amiguitos como tú–dijo JiMin sonriéndole–. Así que ¿qué dices? ¿Quieres venir ahora con nosotros?

El pequeño lo pensó con un dedito sobre su mentón y al final asintió feliz. La hija de Kang les dio las pertenencias que el niño tenía (entre las cuales se hallaban ropa, calzado y un peluche), esperaron que el pequeño se despidiera de TaeHyun y pronto se encaminaron al carruaje.

–Emperador, no sabe cuánto le agradezco esto. Gracias por brindarle un hogar de verdad a YeonJun. ¿Ha pensado en alguien para que lo adopte?

–Lo pensamos anoche con JiMin y teniendo en cuenta que no tendré herederos de sangre, consideramos que sería bueno adoptarlo nosotros–contó YoonGi escuchando a JiMin y YeonJun hablando sobre los juegos favoritos del niño–. Creo que sería un buen heredero. 

Kang se quedó callado, procesando la información que le había revelado. 

–Lo único que puedo decirle, si me permite, emperador, es que solo quiero que el niño sea feliz. Y que sé que si usted decide eso, es porque es lo mejor para nosotros. Sus decisiones solo nos han traído paz y prosperidad. 

–No se preocupe, el niño sin dudas será muy feliz.

|-|El emperador Min|-|

Cuando llegaron, NamJoon no escondió su sorpresa al ver el pequeño invitado. Y más cuando YoonGi le dijo que ese niño sería su hijo, por lo que debía mandar a que arreglaran un cuarto permanente para él. 

Todavía con la noticia a medio procesar, su consejero envió a las sirvientas a preparar el cuarto del pequeño YeonJun. Mientras que él y JiMin llevaban a YeonJun al comedor para cenar. Antes de entrar le ordenaron a TaeHyung que se tomara un descanso. Así pudieron quedar a solas los tres, con la comida que ya habían acomodado en la mesa. La cuchara para el pequeño también estaba lista.

–Si hay algo a lo que seas alérgico, solo dinos, YeonJun–dijo JiMin sentándose frente al pequeño.

Este asintió y tomó su cuchara junto con el cuenco del arroz para dar el primer bocado. YoonGi comenzó a comer en silencio hasta que fue el niño quien lo rompió.

Empedaror–dijo el niño mirándolo–, ¿dónde está el otro niño?

–JiMin te llevará a conocerlo antes de ir a dormir. Sería bueno que duermas para mañana hablar.

– ¿Hablar? ¿Hice algo mal? –preguntó el pequeño mirando la cuchara que tomaba en su mano– ¿Así no se agarra la curacha?

–Cuchara, YeonJun–dijo JiMin sonriendo–. Y no hiciste nada malo, solamente queremos contarte algo y preferimos que sea mañana, cuando estés descansado. El viaje fue largo y agotador.

–Uh, sí, empeda…empera…uh…em-pe-ra-dor–terminó diciendo por sílaba de manera un poco pausada.

YoonGi notó la ternura de JiMin con el pequeño y sonrió. 

|-|El emperador Min|-|

Al final YeonJun se durmió en un almohadón del suelo en lo que esperaban el postre. JiMin lo cargó en brazos y lo llevó a su nueva habitación donde lo acostó y arropó olvidando por esa noche el postre. YoonGi también decidió dejar de lado el postre y fue con NamJoon, quien terminaba de cenar con su familia. Sabiendo lo que su consejero deseaba saber, lo llevó al jardín donde se sentaron en la banca bajo el frondoso árbol. 

– ¿Por qué decidiste adoptarlo? –fue la pregunta de NamJoon.

–Creo que JiMin tiene razón y es momento de ser padres. 

–Y era momento de que tuvieras un heredero.

–Realmente no pensé en eso, no me importa mucho. Si él lo hereda o no, la verdad que no me importa mucho. Aunque JiMin dijo que debía pensar en tener un heredero. –YoonGi se encogió de hombros–Nunca lo vi necesario.

– ¿Por qué?

–Considero estúpido tener un hijo solamente para que sea heredero al trono. Tardé años en entenderlo porque obviamente de niño no lo vi. Pero el único motivo por el cual padre me tuvo fue solo porque necesitaba que heredara todo. Si solo se casó con mamá fue porque ella era joven y fértil, no había otro motivo. Yo…no quería tener un hijo así. Si lo tenía quería que fuera porque deseaba ser padre.

– ¿Y realmente lo deseas? 

–No–dijo sincero–, pero me gusta la idea de criar a un niño junto a JiMin. 

– ¿Te consideras listo para ser padre?

YoonGi rio ante la pregunta.

–Nadie nunca lo está para serlo. Ni siquiera leyendo ni estudiando con anticipación. Ser padre es algo que se aprende sobre la marcha, aunque es bueno tener ciertas cosas en mente a la hora de criar a un niño ¿no te parece?

–Definitivamente–NamJoon sonrió–, cuando nació SooBin ni siquiera sabía cómo hablarle. Tenía miedo de ser muy serio o muy brusco y hacerlo llorar. 

–Pero lo hiciste bien. Yo espero hacerlo con YeonJun también. –JiMin apareció en el umbral de la puerta que daba al jardín y lo miró–Bien, me tengo que ir. Disfruta la noche con tu esposa.

–Buenas noches, emperador.

YoonGi caminó hacia JiMin y lo tomó de la cintura para ir a descansar después del agotador viaje.

Si, los chicos de TXT aparecen aquí uwu

Nos vemos! Besos❤️❤️

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