Capítulo V

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Capítulo V

La suerte no estaba de su lado, y por desgracia Mew y Gulf no encontraban el momento adecuado para poder hablar con Joo, y es que al ser la protagonista principal de esa fiesta era imposible que la dejaran sola un solo instante. Pero Mew estaba dispuesto a ayudar desinteresadamente a su compañero, así que le comentó la idea que se le había ocurrido.

- Gulf, lo mejor será esperar a que mi hermana se vaya a la cama –

- Pero será imposible con Mild ahí – refutó el menor.

- No seas tonto cariño, Mild no podrá dormir con ella esta noche – le dijo con cariño - ¿Acaso no sabes que el novio no puede ver a la novia antes de la boda? –

- ¿Crees en eso? – preguntó Gulf levantando la ceja.

- Sabes que no creo en el matrimonio de esa forma, pero mi madre sí, y ten por seguro que ya se lo dijo a Joo, acompañada de una trágica historia de algún familiar lejano que no cumplió con la tradición –

- Eso es... ¿No crees que exageras? –

- Cuando veamos a mi hermana le preguntas para que compruebes de lo que es capaz mi madre – Mew se encogió los hombros ante la incredulidad de Gulf.

De pronto Gulf bostezó, se encontraba sumamente cansado, había pasado tanto en un solo día, además no habían tenido la oportunidad de descansar cuando llegaron del aeropuerto, necesitaba recostarse y dormir.

- Seguramente tu hermana se dormirá tarde, y yo me siento cansado, será mejor que vayamos a la cama y dormir un par de horas antes de hablar con ella –

- No sabía que fueras tan directo cariño – a primera instancia Gulf no entendía el comentario hasta que vio la pícara sonrisa en los labios de su jefe.

- Yo me refería ir a dormir, tú en el sofá por supuesto – aclaró el menor con molestia, y en ese instante Gulf notó que la hermana de Mew se dirigía a su habitación – al parecer tu hermana también está cansada, podemos ir a hablar con ella en este momento –

- Le vamos a dar tiempo para que haga sus cosas, lavarse los dientes y todos los rituales de belleza que suelen hacer las mujeres mejor salgamos al balcón para que no se cierren tus hermosos ojos –

- De acuerdo –

El aire fresco que tocaba con suavidad su rostro le había caído bien a Gulf que estaba muriendo de sueño, pero debía aguantar para prevenir a la hermana de Mew sobre su padre, iba a convertirse en nuera de un hombre sin escrúpulos y ella parecía buena chica, quizás pudiera ayudar a su hermano a salir de las garras de ese hombre.

- La vista es maravillosa Mew – dijo el menor de pronto.

- Claro que lo es –

- Deberías venir más seguido a este lugar – animó Gulf. 

- No lo sé, creo que ahora querré estar más tiempo en Bangkok que aquí – dijo Mew tocando su mejilla con ternura.

- ¿Qué crees que estás haciendo Mew? – preguntó nervioso pero no apartó la mano.

- Me porto cariñoso contigo, ¿Por qué? –

- Eso es lo que yo te pregunto a ti – reclamó el menor. 

- Es que Jai nos está espiando, y si no soy cariñoso contigo, seguro se me echará encima pensando que no te quiero –

- ¡Maldición! – gruñó por lo bajo.

- Gulf... voy a besarte – susurró.

- ¿Qué? – preguntó sumamente sorprendido y con los ojos bien abiertos.

- No tengo otro remedio cariño –

- Pero Mew... yo... -

- Tan solo cierra los ojos y déjate llevar – murmuró cerca de su oído mientras lo abrazaba por la cintura.

En un principio solo había sido un roce de labios y una  mezcla de respiraciones. Pero el cuerpo de Gulf no podía asimilar las órdenes de su cerebro de alejarse de él porque un repentino calor lo invadió por completo dejándolo a merced de Mew; ambos necesitaban más, no estaban satisfechos con lo que habían probado y dicha necesidad iba en aumento por ambas partes.

Gulf le rodeó el cuello y entrelazó sus manos para atraer hacía él la boca de Mew que sabía tan bien y que no quería dejar de besar. Al sentir como las manos de Gulf tocaban su cuello, una parte que era muy sensible en él, acercó más su cuerpo con el del menor quedando tan juntos que parecían un solo cuerpo. La lengua de Mew buscó con desesperación la de Gulf y cuando se encontraron ambos soltaron un gemido de placer. Con ese beso, ambos fueron perdiendo lentamente el control hasta el punto en el que el menor acariciaba ávidamente el pecho de Mew, recorriendo con sensuales toques la anatomía bien proporcionada de su jefe.

Pero Jai al ver esa muestra de amor desde la ventana de su habitación se puso tan furiosa que lanzó una maceta por el balcón y eso los hizo regresar a la realidad, se miraron a los ojos y se sorprendieron mucho de lo que había pasado con ellos.

- ¿Qué ha pasado con nosotros Gulf? – preguntó Mew asombrado por el beso que le había arrebatado a su compañero.

- Esto no puede estar pasando... - dijo el menor mirando al suelo.

- No... no lo puedo creer –

- Mew, no quiero que pienses que soy un chico fácil – Gulf estaba muy nervioso.

- Absolutamente no pienso eso de ti –

- Esto no va a volver a pasar Mew, tenlo por seguro – afirmó el menor.

- Yo también deseo eso – sin embargo no se escuchaba muy convencido.

- Será mejor que vayamos a hablar con tu hermana – Gulf intentaba cambiar el tema y salir de esa embarazosa situación.

- No creo que sea conveniente –

- ¿Por qué? –

- ¿Ves aquella ventana? – preguntó señalando una ventana del tercer piso y Gulf afirmó con la cabeza – pues como la luz está apagada probablemente mi hermana ya esté durmiendo –

- Entonces tenemos que dejarla descansar, mañana es su gran día –

- Eso espero – mencionó el mayor mirando fijamente la ventana de la habitación de Joo.

Ambos caminaron a la habitación que tenían que compartir en completo silencio, ninguno de los dos se atrevía a pronunciar palabra alguna. A decir verdad, era total locura que ellos que se odiaban y eran enemigos se sintieran atraídos, eso no ocurriría ni aunque estuvieran en algún universo paralelo.

Al llegar a la habitación Mew inmediatamente entró al baño, se lavó los dientes y la cara con rapidez exagerada y al salir se dispuso a hacer su cama en el sofá.

Una vez que Mew salió del baño, fue el turno de Gulf para entrar, lo primero que hizo fue lavarse la cara con agua fría, necesitaba un respiro, esa última semana se había convertido en la más chocantes que hubiese vivido en mucho tiempo, y lo que había pasado minutos atrás lo era aún más. Jamás pensó que algún día besaría a Mew, ni en sus más remotas pesadillas había pasado algo así, pero él se encargaría de que esa acción no se volviera a repetir.

Al salir del baño se dirigió a la cama e inmediatamente apagó la luz, y desde ese instante lo único que podía escucharse era el sonido de sus respiraciones y el tic toc del reloj que adornaba una de las paredes de aquella habitación.

A Gulf le costó mucho conciliar el sueño, en parte porque no podía dejar de pensar en el beso que Mew le había dado, había sido un beso salvaje y tierno a la vez, y lo hizo sentir algo que nunca había sentido con Mark. Otra cosa que le robaba el sueño era su padre.

Cuando por fin se quedó dormido, comenzó a tener una pesadilla, esa que lo había perseguido desde hacía mucho tiempo y que no lo dejaba tranquilo pues más que alucinaciones de su subconsciente, eran los tormentosos recuerdos de su pasado.

Lo primero que recordaba de su sueño era que se encontraba escondido en su departamento con la luz apagada y sin hacer el menor ruido, y todo porque no tenía dinero suficiente para pagar el alquiler a pesar de ser un departamento de mala muerte que se encontraba en una de las zonas más pobres de Bangkok. El casero siempre iba muy temprano en la mañana a cobrarle y por eso fingía que no había nadie en casa, y esperaba pacientemente a que se fuera. Además tenía otra boca que alimentar, pues su entonces novio San lo había abandonado junto la hija de éste, Lawan, a la que él no había podido abandonar a su suerte.

Necesitaba que el casero se fuera enseguida, iba a llegar tarde a su empleo y no podía darse el lujo de que lo despidieran por llegar tarde. Ya lo habían echado de otros trabajos por su escasa puntualidad o por que llevaba a Lawan al lugar o por qué ésta se enfermaba con frecuencia, principalmente del estómago por la mala alimentación que solían llevar. Pero Gulf hacía todo lo que podía, incluso había días en los que él se quedaba sin comer con tal de darle lo mejor a la niña.

De pronto la escena de su sueño cambiaba, ahora estaba en el trabajo pidiéndole a su jefe una oportunidad para que no lo echase pero sin miramientos éste lo corría diciéndole que la puntualidad era lo más importante en ese lugar. Ahora solo le quedaba su segundo empleo, uno que desempeñaba de noche barriendo y lavando los baños de las estaciones de metro que debían estar limpios a primera hora del día siguiente. La escena volvió a cambiar, ahora era perseguido por su padre, que le apuntaba con una de sus tantas armas que conservaba como militar retirado. Corría tras de él como si fuera un cazador persiguiendo a su presa gritándole mil y un barbaridades nada propias de un padre a su hijo. 

Las pesadillas de Gulf eran muy duras con él, se movía de la cama como si estuviese poseído, y sus gritos era cada vez más terribles.

Mew escuchó ruidos al otro lado de la habitación e inmediatamente se levantó para ver qué era lo que pasaba, al ver como se movía Gulf entre las sábanas no dudó en ir a ayudarlo y lo movió con suavidad.

- Gulf, estás soñando algo muy feo, tienes que salir de ahí por favor –

Dentro de sus sueños, Gulf escuchó como una suave voz lo llamaba con ternura y envolvía su corazón en una calidez que quería seguir sintiendo y cómo si fuera consciente de que debía abrir los ojos para saber de quién se trataba su cuerpo reaccionó despertándolo de golpe.

- ¿Mew? –

- Menos mal que has despertado, has estado llorando mucho cariño – dijo Mew mientras acariciaba su cabello.

- ¿Te desperté? – preguntó alarmado el menor y su jefe asintió con la cabeza – lo siento mucho Mew, debí decirte que suelo tener pesadillas casi cada noche, posiblemente hubieras escogido a alguien más para que fingiera ser tu novio –

- Por favor Gulf, no digas tonterías –

- No lo son –

- Claro que sí, yo no me arrepiento de haberte traído conmigo – confesó el mayor.

- Gracias Mew – dijo avergonzado.

- ¿Necesitas algo más? –

- No, estoy bien –

Mew regresó al sofá para intentar volver a dormir, por su parte Gulf intentó no moverse demasiado ni hacer demasiado ruido para dejar descansar a su compañero. Pasaron varios minutos en los que reinó nuevamente un relativo silencio, hasta que con sigilo Gulf se levantó de la cama y caminó a la puerta del balcón sin abrirla para mirar a través de ella.

- ¿Aún no puedes dormir Gulf? –

- ¡Mew!, pensé que ya estabas dormido – dijo apenado – no quiero que no duermas por mi culpa –   

- Yo estaba esperando a que tú te durmieras primero, pero al parecer ya no vamos a poder dormir –

- Lo siento Mew –

- ¿Tienes miedo de tener otra vez esa pesadilla? –

- Sí – respondió bajando la mirada.

- ¿De qué trata tu sueño? –

- En realidad son recuerdos del pasado –

- Supongo que tienen que ver con lo que has hablado con tu padre y de tu familia – comentó Mew.

- Así es –

- Bien, ¿Has hablado con alguien de esto? – preguntó el mayor.

- No, con nadie –

- Pues deberías de hacerlo Gulf, guardar la cosas puede ser muy doloroso, lo mejor es que sueltes todo lo malo que tienes guardado –

Gulf sabía que Mew tenía razón, el hablar con alguien, en ocasiones puede ser una buena solución, pero en el pasado nadie lo había querido escuchar por eso llevaba todo ese dolor guardado y ahora le era muy difícil poder soltarlo.

- ¿Tú serás mi hombro derecho? – preguntó Gulf con una media sonrisa.

- Por supuesto – respondió el mayor con una sonrisa – yo no juzgo a nadie y se guardar muy bien los secretos –

- Bien, pero ¿Por dónde debo empezar? – dijo con duda el menor. 

- Te propongo que lo hagas por el principio – bromeó el mayor y Gulf sonrió más abiertamente. Por alguna extraña razón, en ese momento sentía una rara confianza hacia Mew. 

- Bueno, en el pasado mi vida fue un completo desastre, y desde que conocí a San mi vida fue de mal en peor –

- A excepción de la hija de ese hombre ¿Cierto? –

- Cierto – afirmó Gulf – aunque Lawan no era mi hija yo le llegué a tener mucho cariño el poco tiempo que estuvo conmigo, sus últimos días los pasó conmigo y no puedo evitar sentirme culpable de lo que pasó –

- Pero Gulf, tú nunca tuviste la culpa – le dijo con cariño – él no debió dejarla contigo y no porque no la pudieras cuidar, sino porque a un hijo jamás se le abandona –

- Lo sé, pero... -

- No Gulf, no te culpes por la muerte de esa niña – pidió el mayor - ¿Volviste a ver a ese sujeto? –

- No, jamás, y hasta la fecha no sé nada de ese hombre – respondió Gulf – nunca me dijo mucho sobre él, muchas cosas eran un misterio para mí, pero el amor que sentía por él me tenía cegado. Él me dejó con muchas deudas y con Lawan y... yo no tenía dinero para solventar tantos gastos –

- ¿Fue entonces que le pediste ayuda a tu padre? –

- Sí, pero ni siquiera me dejó entrar a la casa, estaba furioso porque me había ido con San y cuando le dije lo de Lawan estalló su furia diciéndome un montón de cosas desagradables –

- Ya me lo imagino – gruño Mew - ¿Qué pasó después? –

- Como mi padre no estaba dispuesto a ayudarme y mi familia no iba a intervenir por temor a lo que él pudiera hacer, estaba dispuesto a vender mi viejo auto y parte de mis pertenencias – decía mientras el semblante de su rostro cambiaba poco a poco de molestia una profunda tristeza – y así hubiera sido si no fuera porque el conductor de un camión de carga estaba cansado e iba manejando mientras dormitaba al volante, él perdió el control del vehículo y yo para evitar que se impactara con nosotros hice un par de maniobras que al final ocasionaron que nuestro coche saliera rodando por una vereda y... Lawan no pudo sobrevivir –

No supo en que momento Mew lo tenía entre sus brazos y que le acariciaba la espalda para reconfortarlo, sentía que un gran peso de su alma se iba poco a poco con cada dulce caricia, y eso le permitía derramar lágrimas en una completa tranquilidad en lugar de sentirse incómodo.

- ¿Sabes algo Mew? –

- ¿Qué pasa? –

- Jamás pensé que algún día iba a llorar sobre ti –

- Uno nunca sabe lo que va a pasar en el futuro Gulf – le sonrió con calidez – pero me alegro de que te hayas desahogado un poco –

- Gracias por todo –

- No hay porque agradecerme cariño, ahora dime ¿Crees poder dormirte? –

- Creo que sí –

Y eso era cierto, pues sus párpados comenzaron a pesarle mucho, pero quería disfrutar unos minutos más en los brazos de Mew porque le brindaban mucho calor y seguridad.

Mew escuchó como la respiración de Gulf se tornaba más tranquila y notó que el joven se había quedado dormido en sus brazos. No quería molestarlo después de la larga noche que estaban teniendo, así que con cuidado se acostó en la cama y recostó a Gulf con medio cuerpo encima de él, después jaló una sábana y tapó a ambos. Sonrió ante la situación, esa sería la noche más tranquila para Gulf Kanawut... y para él también.

Continuará... 

Su primer noche juntos... 

Ya estamos a la mitad de la historia, espero que esté siendo de su agrado. 

Recuerden que se aceptan todo tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

¿Nos leemos a la próxima? (๑'•.̫ • '๑)

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