Ⅷ: Dulce y tentadora contradicción

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―¿SungHoon pudo dormirse? ―preguntó HyeKyo saliendo de la cocina al escuchar a su hijo mayor llegar al primer nivel con una expresión que intenta mantener la calma, pero su preciosa mirada le devuelve el dolor que ahora todos están sintiendo.

―Si madre, está mucho más tranquilo y ahora en un rato va a venir JungWon para pasar la noche con él si ustedes se lo permiten ―explicó JungKook recibiendo las caricias de su padre en su espalda cuando llegó hasta su lado y apoyó su cabeza contra la contraria, ya que ambos tienen la misma altura. En esa misma unión terminaron apoyando su peso en la mesa del comedor mientras su madre se ubicó frente a ambos con una apagada mirada que recobró un poco de emoción al ver la preciosa escena entre el amor de su vida y el pedacito de ella misma.

La mención del pedido de JungWon los hizo sonreír brevemente porque no hay nada que le puedan negar al castaño que ha estado presente en la vida de SungHoon y ahora mucho más después de la primera recaída que los tiene sumidos en un estado de aturdimiento en el que solo se pueden mirar unos a otros para encontrar la fuerza suficiente de levantar al pequeño que durante esas dos semanas enfrentó la primera oleada del cáncer.

Después de esa revisión de control en donde encontraron un mayor conteo de células cancerígenas, todo estuvo dentro de los parámetros establecidos y de allí retomaron la cotidianidad con un incremento gradual en la medicación que creyeron y estaba funcionando porque el azabache recuperó su energía y las clases las pudo continuar sin ningún contratiempo de por medio.

Una semana pasó y la felicidad de un buen pronóstico se vino en picada cuando lo que sería un normal despertar para ir a la universidad, fue impulsado por la bilis que ascendió por su esófago hasta que terminó de rodillas frente al inodoro dejando fluir todo lo que residía en su estómago y la debilidad lo llevó a quedarse todo el día en cama, teniendo que faltar a sus clases, pero creyendo que todo pasaría a la mañana siguiente y que ese turbulento percance no era más que parte de los síntomas supuestos a ocurrir.

Ese fue el primer error precedido por el miedo a descubrir que la situación no está tan controlada como se esperaba.

―Su compañía le va hacer mucho bien en estos momentos ―mencionó JiSung con el cuerpo de su hijo entre su brazo y cuerpo, mientras sostiene la mano de su esposa que suspiro con profundidad ante sus suaves caricias a las que no le despegó la atención para evitar que el llanto vuelva a inundar su rostro.

―Eso me recuerda que tú ya deberías irte para que descanses Kook ―expresó la azabache y peinó los castaños cabellos de su mayor adoración, y a quien en su afán e imprudencia termina lastimando sin quererlo por su mala elección de palabras o imposición en el funcionamiento de las cosas.

Pero es su pequeño, por quien ha ido aprendiendo a comunicarse mejor y a pedir perdón cuando es necesario, no para enmendar su equivocación porque esas simples palabras no reparan nada, sino las acciones posteriores que su esposo con paciencia y amor le ha ido enseñando cómo corregir en sus falencias.

―Madre no es necesario, puedo... ―se calló por la suave palmada que le dio HyeKyo en su cabeza que hasta hace unos segundos estaba acariciando, pero que al comprender la intención detrás de sus palabras lo silencio para que no siguiera diciendo lo que ellos no quieren que suceda.

―Debes descansar Jeon JungKook, para tus clases y tus ensayos, por favor, dentro de todo y aunque nos cueste debemos continuar y tu labor es no desistir porque tienes una gran presentación que dar, aunque no sabemos si finalmente será esta semana o la otra, lo importante es que estés preparado para que los nervios no sean demasiado grandes de controlar ―HyeKyo no va a permitir que su hijo detenga su vida. Ellos como padres van a dividir su tiempo entre la condición de SungHoon y la vida de JungKook, ambos son sus hijos y merecen la misma contemplación y cuidado.

Además, para el menor es importante que su ejemplo y admiración no detenga su vida a raíz del cáncer.

SungHoon no lo va a permitir y JungKook es consciente de ello, por eso le pesa tanto lo que está pasando hasta el punto donde siente sus fuerzas agotarse. Pero debe hacerlo, por él y por su hermano, debe continuar.

―Está bien mamá, siendo así, los dejo y nos vemos mañana ―pronunció saliendo del abrazo de su padre y se despidió entre caricias cargadas de añoranza y fortaleza más que todo para sus padres porque son ellos quienes están al cuidado de su hermano, después de que le negaran la posibilidad de quedarse para ayudarlos.

Les dio un beso en la frente a cada uno, tomó su maleta para colgarla de su hombro y atravesar la puerta sin ver de nuevo a su hermano, porque bastante le costó que se quedara dormido como para despertarlo por algún ruido en el ambiente.

Esa semana precedida por el primer síntoma de SungHoon solo fue el inicio de una sonada de malas noticias, cuando a la mañana siguiente el azabache con toda la convicción puesta en su recuperación, se levantó un poco agotado, pero no lo suficiente como para que fuera un impedimento de ir a la universidad, y en contra de las protestas de sus padres, se encaminó hacia la universidad con JungWon siguiéndolo con su dulce presencia entre clase y clase. Dos días más se acumularon y el hecho pasado quedó aislado como un bajón debido al incremento en la medicación que aún odia tomar, pero que entre los brazos de su bonito castaño, puede hacerlo sin problemas.

Sin embargo, en medio de la semana tuvo que ser llevado a la enfermería por un leve sangrado en la nariz que no cesaba hasta que termino en la sala de urgencias, cuando las náuseas se sumaron y la debilidad en su cuerpo fue extrema. La familia acudió al hospital en el que llevan a cabo su tratamiento para que fuera atendido y la desgracia ganó, porque los análisis practicados de emergencia arrojaron la noticia que ninguno quería escuchar, al menos no tan pronto.

‹‹Las células cancerígenas no parecen responder al tratamiento de la medicación convencional y en su lugar, están acelerando aún más la replicación de los errores genéticos que se están esparciendo a gran velocidad, así que es el momento oportuno de comenzar la quimioterapia, ya no tenemos más tiempo que esperar›› fueron las indicaciones de JungHee, un poco sorprendido por el imprevisto cambio que tomó la leucemia en el cuerpo de SungHoon y el tenaz avance qué está presentando cuando hasta hace dos semanas seguía en estadio 0, el cual ahora prosiguió al primer nivel, en ascenso al segundo, sin una explicación real más que una acelerada dispersión en lo que se concibe como la primera recaída y ataque del cáncer.

―¿Qué se supone que debemos hacer? ―pronunció en medio de una profunda exhalación con sus manos refugiados en los bolsillos del suéter que lleva ese día y el lento caminar que mantiene en dirección hacia su departamento, mientras disfruta del viento frío y los nubarrones oscuros a los cuales le dirigió sus palabras ciegas que no van a ser escuchadas.

No al menos de la forma en que lo desea.

Luego de la aterradora noticia, SungHoon colapso en un potente llanto en el que estuvo sumido por largos minutos entre los brazos de su hermano, entre tanto sollozaba por no querer dejar de ir a la universidad como efecto de la quimioterapia que va a drenar su energía, además de destruir su sistema inmunitario que lo hará más propenso a enfermarse. Así que su primera reacción fue negarse al tratamiento, para después entrar en razón por la llamada de JungWon que en medio de un suave llanto le pidió que siguiera con vida, porque aún tienen mucho por vivir y su naciente amor recién comienza.

Por lo que, su hermano lo acepto, rindiéndose a su mayor temor e inició el primer ciclo de quimioterapia que la administraron ese día, en el cual, todos estuvieron ahí para SungHoon y lo animaron con historias y malos chistes que contó. Después vino el cansancio contra el que protestó alegando que está lo suficientemente capacitado para resistir ese inicio de ciclo, pero JungKook lo obligó a dormir un rato y mientras tanto se quedó con él dándole los últimos detalles y los avances que ha tenido para su presentación en el recital, y el brillo en la orgullosa mirada de su hermano lo alentó a continuar por él.

El desespero se alojó en su pecho, como una semilla que lentamente va creciendo y regando todo su interior de desespero por ver cómo la luz que siempre ha poseído la mirada de SungHoon lentamente va perdiendo fulgor, porque el rápido avance se presentó de forma insospechada, se adelantó en medio del abismo que se creó bajo el suelo que se movían y los dejó helados al no saber qué deben hacer ahora.

En especial, no sabe qué hacer con el vacío que adquirió por los sueños que su pequeño hermano ahora se ven amenazados, pero que aun así sigue privilegiando los suyos propios. Para SungHoon su impulso de seguir a parte de sus padres y JungWon, es él, JungKook sabe que mientras se mantenga en pie, su hermano lo hará y lo seguirá.

¿Por qué entonces él no lo puede hacer? ¿Por qué sigue habitando ese vacío en su interior que lo hace sentir desconectado de todo, de su vida y de su familia así sienta que los ama? En verdad, se siente atrapado en sí mismo y la desconexión que ya una vez lo llevó a terapia y lo hizo caer en un episodio depresivo, que ahora no es más que un lejano recuerdo de superación que aún arrastra cada cierto tiempo y que lo está llevando desesperadamente a pedir un deseo.

El cual fue respondido por el recio trueno que de forma inmediata le dio paso a las gotas de lluvia que las nubes no soportaron más contener y simplemente las dejaron ser para inundar la tierra con su rocío y JungKook se detuvo a mirar cómo las personas corren para encontrar refugio o quienes se dispusieron a abrir sus paraguas para formar una barrera que él también dispone en el interior de su mochila y estuvo tentado a prescindir de su uso. No tiene sentido huir a lo inevitable, sin embargo no quiere enfermarse porque aun así sin saber el motivo por el cual se moviliza ahora mismo, tiene una promesa que cumplir, por ello, saco la pequeña sombrilla para ponerla sobre su cabeza y continuar su camino e ir directo a casa.

Con su deseo en mente divago por las calles con pasos tranquilos, un poco ausente y refugiado en sus pensamientos, tratando de volver a la calma de la confrontación que tiene consigo mismo y que lo sacude con desespero hasta volver a la misma infructuosa situación de la imposibilidad de asumir el dolor ajeno.

―No es posible lo que estás pensando JungKook ―pronunció TaeHyung frente a un asombrado azabache que se quedó congelado a unos pasos de distancia cuando la misteriosa y profunda voz del azabache lo llevó a enfocar su atención al frente y ver al ser que estuvo esperando por encontrarse nuevamente.

JungKook suspiro aliviado de verlo frente a él, bajo la lluvia sin mojarse, como si un halo lo rodeará evitando que se mojara y ese acto le dio otra característica a la magnánima presencia de TaeHyung, a quien no ha visto a lo largo de esas dos semanas en la que se encontró deseando verlo, no tiene claro porque, pero necesitaba de su presencia.

―Sabes que no es así JungKook, tus razones son otras y esa noche ya lo enunciaste ―respondió él a los pensamientos que por más que quiera taladran con insistencia sus oídos que captan la zozobra y la aflicción que embarga al castaño.

Él lo sabe y por eso está allí, en el mismo lugar donde ambos se vieron por última vez, en la que presenció minutos después un hecho que no creyó que podría suceder, cuando percibió el enlace que lo unió a la voz lejana del castaño, ya que se encontraba muy alejado de su ubicación, pero aun así la disculpa que Jeon dijo al aire le llegó con perfecta claridad y en ese instante previó la llegada del momento que están viviendo ahora mismo.

Y aunque trata de deshacer el cúmulo de contradicciones y calmar la tormenta que se está desbordando en el interior de JungKook, prefiere no hacer nada y limitarse a estar presente porque le está costando silenciar y definir al mismo tiempo la voraz confusión en la que él está, mirándolo con sorpresa y alivio en sus orbes dorados pero sin poder modular algo coherente.

―¿Dónde estuviste? ―JungKook no puede creer que entre todo lo que atacó sus pensamientos por ser comunicado, primó el deseo por reclamarle su ausencia, porque jodidamente ahora que lo tiene enfrente sabe que él sí estuvo ahí.

Pudo sentirlo, pudo seguir ese hilo que no sabe de donde proviene pero que empieza como una incomodidad en su pecho y en su decisión de seguir avanzando, diversas sensaciones lo empujan a ingresar a otro camino y cuando se da cuenta ve que está más allá de lo que planeó en un comienzo.

De la misma forma en que vio ese día a TaeHyung torturar a aquel hombre, él ha estado siendo atraído hacia el lugar donde puede captar parte de la presencia del azabache como si estuviera ahí, pero por más que lo intente no logra verlo y con decepción retorna sobre sus pasos a la espera de poder encontrarlo.

Una vez más, no sabe cuál es la necesidad que vibra en su ser por verlo a él. Aunque TaeHyung parece afirmarlo, muy en lo profundo de su interior, sabe que es algo más que la referencia que lo hizo bajar la mirada por ver expuesta la confrontación del pesar que carga y que no sabe qué hacer con el desespero al que la presencia ajena parece darle respuesta.

―¿Es lo único que te interesa saber? ―cuestionó con burla en su mirada que destello en leves tonos celestes que hicieron a JungKook acercarse un poco más para verlo de cerca, sin dejarse irritar por la ácida actitud del azabache.

―Yo te sentí, sabía que estabas ahí ―continuó diciendo sin perder el sentido de lo que quiere transmitir así tenga que pasar con encima de la provocadora forma en que TaeHyung tiene de tratarlo.

―¿Para qué querías verme con tanta insistencia como ahora mismo te estabas sintiendo? ―devolvió la cuestión para darle a JungKook algo más en qué pensar y que así su mapa mental se abra para lograr deshacer las capas de ruido que inundan los pensamientos ajenos.

―Porque yo... ―sus palabras se enredaron y no completaron lo que tenía por decir, ni sentido tenía decirlo, así que se tragó lo que pensó de forma abrupta y le dio rienda suelta a su propia condena.

La cual TaeHyung ya conoce y que al inicio de la formación de su deseo, la aseveración porque la cuál él después se disculpó, recobró mayor fuerza y total sentido que hasta apenas descifró.

Él desde antes de definir sus concepciones, ya conocía lo que días más tarde tal vez en ese momento o en otro distinto, iba a pronunciar.

Por lo que se rindió y transformó sus ideas iniciales, que para su fortuna TaeHyung no alcanzó a escuchar, pero sí una entidad mayor a ellos dos.

―¿Tengo que enunciarlo o puedes escucharlo? ―preguntó el castaño con genuino interés porque no quiere enfrascarse en una conversación para la que no se siente capacitado.

―¿Así que vas a ceder al mismo egoísmo del que me acusaste? ―dio dos pasos más cerca del castaño y desplegó de forma mínima su imponente aura deífica, que llegó hasta JungKook y esa señal la proceso como una amenaza.

Aún con la sombrilla sobre su cabeza y el agua de lluvia cayendo sobre ambos, el de orbes de sol sintió como la densidad en el ambiente se acrecentó a su alrededor provocando que sus vellos se erizaran y una fuerza se inmiscuyo entre ambos como si buscará llegar hasta él y aprisionarlo, pero aun cuando las alarmas en su sistema lo alertaron del inminente riesgo que TaeHyung ahora parece representar, tampoco pudo moverse porque debe de frenar los actos que ya no puede evitar.

―¿Es egoísmo cuando no se trata de mí, sino de mi hermano? ¿Es egoísta si se trata de SungHoon? ―cuestionó mirando con atención la ingravidez reflejada en los orbes de cielo que parecen querer consumirlo por cada palabra que va diciendo pero no puede concebir detenerse porque están hablando de lo más valioso que tiene en la vida.

―¿Por qué es tu hermano es mérito suficiente para ser egoísta? No se supone que yo lo era ―volvió a decir con una calma tenebrosa que poco a poco comenzó a alterar al castaño.

Por favor, que iluso fue al pensar que después de esa última conversación en la que compartieron y progresaron mínimamente, no fue más que un espejismo, porque aquí están en el mismo punto absurdo en el que la gelidez de TaeHyung es lo único que obtiene.

―TaeHyung, es jodidamente distinto porque lo hago por mi hermano a quien amo y a quien tanto valoro, por favor, no compares una situación con la otra ―explicó el castaño y por inercia dio otro paso más, y hacerlo lo llevó a ingresar de lleno en la molestia que tal parece TaeHyung desplegó para marcar un límite que a este punto no le interesa seguir manteniendo.

―¿Estás seguro que lo haces por tu hermano? ―inquirió de nuevo y antes de que el contrario volviera a actuar por impulso como es usual, decidió advertirle―. Y antes de que digas algo piénsalo bien JungKook, vuelvo y te pregunto ¿Estás seguro que lo haces por tu hermano, por el amor que sientes hacia él?

JungKook se quedó en silencio al morder su lengua antes de precipitarse en una verborrea en la que se sepultara en medio de la culpa horas después cuando analice sus desacertadas palabras.

―Lo hago por el amor que siento hacia él, hacia mi hermano por quien deseo lo que ahora estoy pensando ―ese fue su mecanismo de protección tomando vocería por él, porque en realidad sabe que en lo profundo de su ser habita un llamado ciego que de reconocerlo acabara de nuevo con su estabilidad, una que le costo tanto recuperar o al menos fingir que ahí está después de todo ese tiempo.

―¿Estás seguro que es por el amor que sientes hacia él, JungKook? ¿Estás plenamente seguro? Porque sé que lo que tanto te tortura y no tiene nada que ver con el amor, va mucho más allá, en especial con la razón de tu colapso en el pasado ―debe escarbar en lo profundo que el castaño se niega a reconocer, porque está siguiendo una causa que en realidad no siente, porque es solo un escape y no quiere que JungKook lo afronte de esa forma, merece más que eso.

Los dos continúan enfrentados bajo la lluvia y la soledad que los ampara en el refugio cruel que sus miradas mantienen. El cielo y el sol se enfrentaron en una lucha que JungKook perdió desde el comienzo.

―TaeHyung, no importa por la razón que sea, no importa si es por el motivo en el que termine en terapia o ya sea por mi egoísmo, pero solo me importa mi hermano ―manifestó un poco dolido por la forma en que está escarbando en su vida y sacando a luz momentos de lo que no se avergüenza, pero no comprende porque lo está haciendo, no entiende su empeño en quitarle validez a lo que siente.

La irónica risa proveniente de los rosados labios de TaeHyung lo sacudió de una forma tan avasallante porque ese es el sinónimo de su derrota.

―JungKook, ¿Siquiera puedes escuchar lo que estás diciendo? ―preguntó con una torcida sonrisa porque él también confío de más, sabía lo que vendría pero ilusamente pensó que esa ofrenda que el castaño le ofreció, iba a significar algo distinto a todo lo que ha tenido que vivir falsamente. Pero una vez más, él como ser o entidad no importa, porque no está vivo de la forma en que todos esperan―. ¿Acaso crees que voy a concederte una oportunidad? Porque tus palabras sugieren eso, dejan ver una posibilidad en la que yo ayude a SungHoon ―concluyó cerrando sus ojos en el momento en el que dejo que la lluvia tocara su cuerpo y que en cuestión de segundos lo empapara completamente.

Sintió el frío llegar a su piel y su cabello rápidamente cayó sobre su rostro que retiró con un leve movimiento de cabeza para despejar su visión y enfocar con dureza el anonadado rostro de JungKook que no supo cómo reaccionar al diáfano ser tan volátil y envolvente que por un instante perdió el sentido de lo que estaba sintiendo y lo reemplazó por el espíritu indomable que habita en su presencia. Está lleno de él y no puede continuar hacia una caída que no está listo para afrontar.

―Se que puedes hacerlo, de la misma forma en que ayudaste al hermano de JaeSung ―pronunció al dejar de mirar la intensidad que tiene sobre su cuerpo, y no sabe si lo está analizando o juzgando, ya para este punto nada le importa.

―¿Ya olvidaste todo lo que hablamos? ―cuestionó él―. Yo recuerdo con claridad cada suceso y creo haber mencionado que no soy un juguete que se debate entre los deseos de la humanidad.

››Soy parte de el mal y el bien, de la creación y la destrucción, de la luz y la oscuridad, soy la polaridad de la vida y la sentencia de la muerte. Es lo que soy y no solo una figura que cumple cada oración desesperada o grito de auxilio, porque antes que deberme a ellos me debo al destino que debo llevar a cabo para cada uno.

Si debe ser cruel para que JungKook lo entienda de una vez por todas, lo hará, no le interesa el impacto de sus palabras ni las consecuencias que tenga, porque después de todo el castaño no va a rendirse.

―¿Tu estas cumpliendo el destino que mi hermano debe vivir? ―preguntó en busca de saciar el desespero que se abrió paso en su estómago luego de procesar la explicación más detallada que él le ha dado hasta el momento. Sobre todo cuando hablo del destino y de los clamores de ayuda que sabe y TaeHyung no puede responder, pero en esta ocasión es distinto, porque si está siendo egoísta y no le importa.

El azabache se debatió entre decirle o no la verdad, pero si JungKook llegó a esa conclusión a raíz de lo que dijo, es porque ya lo sospechaba y por tanto así no se lo confirme, él va a seguir presionándolo para obtener lo que quiere como tiene la manía de hacer.

Sin embargo, no hay ganancia o pérdida, debido a que ya lo ha visto en dos facetas y aun le cuesta asimilar que ambas dimensiones coexistan en su interior y dominio.

Así que una aseveración más no será tan caótica de lo que ya está sucediendo.

―Sí, a través de mí se sustenta cada ambivalencia que conozcas, cada opuesto y positivo que exista. Y sí, fui la entidad que se presentó ante SungHoon esa noche por mandato de mi Hado para que cumpliera con el destino de tu hermano ―sentenció dando otro paso más cerca del castaño que perdió el ritmo de su respiración y la debilidad lo hizo ceder en el instante en que la sombrilla tocó el suelo cuando su mano cayó inerte a un lado de su estático cuerpo.

TaeHyung fue quien estuvo esa noche en la que su hermano colapso en medio de la tormenta y fue el precursor que desencadenó la leucemia en su cuerpo. Y sabiendo que él ve las acciones futuras, también anticipó lo que ahora está ocurriendo y lo que va a seguir después. Él lo sabe absolutamente todo y de nuevo no hace nada para evitarlo.

―En verdad eres idiota JungKook ―su voz sonó tan irritada por la jodida contradicción que tiene al castaño en un ciclo en el cual él mismo se empeña en mantenerse.

Ha sido claro en decirle que su deber es cumplir y encauzar la predestinación de cada persona, no ser un juez altruista ni mucho menos un verdugo vengativo, porque así como ellos, él está atado a lo que lo rige a la vida.

―Mantengo que tú puedes hacer más de lo que haces, es horrible que solo contemples el dolor ajeno y que lo infrinjas y luego desaparezcas como si no hubiera sucedido nada, como si la persona que acabas de afectar fuera solo una jodida hoja que cayó de un árbol ―dijo con tanta molestia que ya no quiso seguir conteniendo y mandó a la mierda la confesión que TaeHyung le había dicho hace dos semanas atrás.

Ahora de lo que menos dispone es de tiempo y la presión del mismo es la que lo lleva a actuar con desesperación.

―Vuelvo y te pregunto ¿Por qué estás tan desesperado en salvar a tu hermano? ―decidió cambiar la pregunta en lugar de responder a las alteradas palabras que son dirigidas con tanta ira que la ve resplandecer en los orbes de sol que gracias a la lluvia que se desplazó por su cuerpo, poco a poco fue dejando un rastro fúnebre y oscuro en su mirada.

Uno que fue consumido por el vacío que JungKook lleva como un lastre del cual no se puede deshacer y que TaeHyung le está prohibiendo cumplir.

―¿No te importa ver cómo la gente sufre, no es desquiciante para ti tener que escuchar día a día sus exclamaciones de ayuda desesperada? Porque todo lo hacen es en vano cuando el ser más perverso se queda sin hacer nada ―escupió lanzando su paraguas hacia un lado, porque después de todo su cuerpo ya estaba mojado, así que se aproximó más al contrario que lo recibió con el rostro ladeado con una mueca arrogante que lo hizo empuñar las manos para no terminar golpeándolo.

Ya no lo soporta, en verdad que está excediendo su límite.

Aunque TaeHyung quiso reaccionar con más fuerza, comprendió o al menos dejo que el castaño liberara su dolor y desespero por el estado de SungHoon, y lo único que hizo fue abrir su energía como un manto que penetró en la escasa distancia que mantienen y JungKook volvió a sentir como su corazón bombeaba con más fuerza. Sus sentidos se vieron inundados de una oposición que lo mareó brevemente, por lo que cerró los ojos y llevo la cuenta mental que se detuvo cuando su espacio personal se vio invadido por el peligro que reconoció en la mirada celeste que le ordenó callarse y él solo obedeció el mandato.

―Parece que es mejor culparme a mí de lo que sucede, ahora que has descubierto mi existencia, cuando condenadamente te he dicho que soy un vínculo que da vida en la misma medida que la quita, y que aunque pueda interferir y cambiar el rumbo porque sé que la mayoría de las personas no merecen lo que viven, no puedo JungKook ―susurró TaeHyung extendiendo sus brazos a ambos lados de su cuerpo―. Entiende que yo y este cuerpo somos dos entidades encarnadas, y que la existencia de mis Hados y la mía no es más que un consenso pactado por aquello que les dio vida y que nos formó a nosotros para conducir y posibilitar su existencia. Solo sigo lo que se debe de dar, ni más ni menos.

―¿Pero para ustedes no tiene sentido el dolor de la gente? Porque de alguna forma están por nosotros y de la misma forma nosotros por ustedes, pero debe haber una forma en que cambie y todo esto se detenga ―trato de conciliar porque se está yendo al extremo de una realidad que recién descubre y que por más que se esfuerza en comprender, su razón aún no puede integrar una imagen en la que la maldad y la pureza convivan.

Y aunque pudo hacerlo mínimamente durante esos días en los que el recuerdo de TaeHyung llegó a su memoria, no significa que ahora pueda hacerlo, mucho menos por lo que le está diciendo.

―¿Estás hablando por el dolor del mundo o solamente el de tu hermano? ―cuestionó infundiendo mayor carga en el aura que los aprisionó a ambos y que afectó en especial a JungKook cuando esa fuerza foránea logró ingresar en su cuerpo y desató un extraño dolor en lo profundo de su ser en el instante en que esas palabras fueron pronunciadas con intención de lastimar―. No, espera, ¿O lo estás diciendo por la desesperación que llevas en tu interior? Cualquiera de las razones que sea, sigue siendo igualmente egoísta, así que eres igual a lo que tanto impugnas de mi existencia.

―El dolor de SungHoon me afecta porque quiero que viva, porque es feliz haciéndolo y yo quiero evitar su sufrimiento, así que no TaeHyung, no soy egoísta, porque en medio de mi incapacidad lo que más anhelo es que el viva ―pronunció apretando sus labios en una tensa línea cuando sintió el ardor en sus ojos picar por el inminente llanto detrás de su desilusión para que TaeHyung comprenda lo que le está pidiendo sin tener que enunciarlo, no está preparado para tener que hablar de algo que le va a doler más decirlo que el solo hecho de pensarlo.

―Por eso JungKook, eres egoísta, porque comprendes la naturaleza de mi poder y los limitantes que tengo y que aun así esperas que rebase todo eso solo por tu hermano, solo por él, como si el hecho de verme a mí ya fuera una ganancia de la cual puedes aprovecharte para pedir por SungHoon, cuando como tu hay muchas más personas que esperan la misma oportunidad ―relató el azabache con sus manos detrás de la espalda y en la misma complicidad que mantienen sus miradas afianzó la imponencia de su aura y JungKook trago con fuerza al humedecer sus labios desbordados en el agua que cae sobre sus cuerpos.

Está totalmente empapado y con el corazón deshecho porque se dio cuenta de que en este momento de su historia él se está convirtiendo en el villano contra el que tanto protestó.

―Es mi hermano y si debo ser egoísta por su bienestar lo haré, entiende, su dolor ahora es parte del mío, te lo pido ―imploró con su mirada rebosante en lágrimas que se confundieron con la lluvia que cae por su rostro y renunció a gritar y rogar lo que no tiene caso.

Porque su actitud después va a ocasionar mayores desastres por parte de TaeHyung en retaliación a su imprudencia.

―Por un instante pensé que eras diferente, porque ese día en el que me diste esa ofrenda de paz que en verdad disfrute vi una minúscula esperanza de que por primera vez mi presencia no fuera determinada como un beneficio que obtener ―enunció estirando la comisura de su labio cuando cierta incomodidad lo irritó y la mirada de sol volvió a adquirir la claridad que la caracteriza a causa de sus palabras y odio la simpatía que despertó.

―No se trata de que lo cures a él Tae, por favor, no pienses que mi disculpa fue en vano, porque en verdad no fue la forma de decirlo y por ello me disculpe. Solo que todo ha cambiado y necesito deshacer su dolor ―JungKook sollozó preso del dolor de tener que pisotear lo que TaeHyung le dijo hace varios días y que fueron la causa que lo impulsó a disculparse.

Ya que entendió la condena que el azabache vive y que no desistió hasta entender gradualmente quien es y lo que debe hacer, pero aun así terminó pasando por encima de ello y lo sepulto por la desgracia que aún no tenía contemplada que ocurriera en su vida y que lo llevara a atentar contra lo que empatizo.

―Entonces no hables en general ni me digas que soy indolente al dolor ajeno cuando tu solo estas primando por tu hermano y el vacío que llevas en tu interior ―mencionó trayendo su energía de regreso y con ello libero a JungKook de la sofocación que poco a poco lo estaba ahogando desde la presión que giró en torno a sus pulmones que lo hicieron inspirar con necesidad cuando el oxígeno fluyó en su normal tránsito.

―¿Cuál es el sentido que guía tu vida si no puedes escuchar los clamores de quienes lo necesitan? ―dijo que debilidad en su voz producto de los suaves espasmos del llanto que lo ahogan por la gelidez que comenzó a asentarse en sus huesos debido al frío que no sabe si proviene de la lluvia o la frigidez con que TaeHyung lo está mirando.

―Te lo he dicho de varias formas y no has logrado entenderlo JungKook, esto es absurdo y tu vida así como la de muchos está condenada, y no por poder verme tienes el privilegio de pedir un beneficio y esperar que te sea cumplido ―manifestó deshaciendo el espacio entre ambos y giró su rostro para hablar cerca del oído ajeno, mientras el castaño no pudo alejarse porque se encontró anhelando el refugio que la presencia de TaeHyung impone sobre sí mismo―. Así como tu sufres por lo que estás viviendo, yo también lo hago desde el condenado día de mi nacimiento y nadie se pregunta por la forma en que llevó mi vida, no, nadie lo hace, porque así como tú cuando descubren lo que puedo hacer esperan que yo lo cumpla, mediante pedidos desesperados pasando por sobre mi voluntad como si no valiera para nada más que cumplir lo que ustedes quieren.

Un sollozo bajo escapo de los labios de JungKook debido a la tristeza que lo embargo ante las palabras de TaeHyung que respondieron las dudas interiores que tenía y que nuevamente lo hicieron sentir culpable por lo que estaba haciendo. Porque creyó ser lo suficientemente fuerte como ignorar la incomodidad del azabache y seguir adelante con su desmedida pretensión de obtener su ayuda a expensas de su bienestar.

Y reparo en el descaro de amparar su desesperación en el egoísmo que solo va a conllevar a que su vida siga interminablemente en el limbo en el cual se sumerge cada cierto tiempo.

―Tae... Perdóname, perdóname por ser un jodido egoísta cuando me prometí no serlo más, pero solo por esta vez toma lo único que tengo ―pidió sosteniendo el antebrazo ajeno con su mano en un intento de aferrarse a su único milagro que puede cambiar lo que está viviendo su hermano.

Ambos se quedaron en la misma posición sintiendo la calidez ajena, una más fuerte que la otra a la par que el frío de las bajas temperaturas que trajeron con ella la niebla que cayó sobre las calles y en especial a ellos, aislándolos del exterior y las miradas ajenas que no podían presenciar la caída de un alma desesperada y un ser indomable que por primera vez se vio a sí mismo contemplando lo que sabe y no puede dar.

―¿Crees que esto es una negociación en la puedes disponer de lo que desees a cambio de lo que quieres? ―preguntó manteniendo la misma postura cerca del oído ajeno respirando sobre la piel que gracias a la lluvia que lo inunda se erizo por el frío efecto que lo hizo suspirar en un anhelo lejano que murió en el instante en que TaeHyung se alejó, JungKook jalo su brazo reteniéndolo con su mano con un poco más de insistencia sin comprender de dónde salió esa necesidad por retenerlo a su lado.

Solo se llenó de desespero cuando lo vio alejarse al seguir de largo. Se alteró tanto que dio la vuelta con rapidez para verlo irse tan empapado como él mismo está en ese momento.

―¡Mi vida! ―gritó JungKook hacia el cuerpo que detuvo abruptamente sus pasos para voltearse y mirarlo con la sonrisa más perversa que hasta ahora le había dedicado nunca antes, una tan similar a la que le ofreció al hombre que torturó hasta el cansancio―. Ofrezco mi vida por la salud de SungHoon, un intercambio ―está dispuesto a dar su vida para que su hermano libre el cáncer.

Su única medida desesperada fue enunciada frente a la maldad personificada porque TaeHyung solo pudo sonreír con malicia, una que de nuevo JungKook percibió tan aterradora que lo hizo bajar la mirada después de su grito lleno de dolores vacíos porque dar su vida es lo menos que puede hacer cuando no disfruta en demasía la existencia que posee.

―JungKook yo te dije que esto iba a suceder, te lo di como una advertencia para que te abstuvieras de hacer esto, pero los humanos siempre quieren más de lo que pueden tener ―pronunció TaeHyung con una funesta mueca que estiro las comisuras de sus labios.

La amenaza que JungKook necesito para ver que todo estuvo frente a él y que cayó en la misma trampa precedida por sus deseos que lo dejaron mirando el punto desierto que dejo TaeHyung tras su marcha entre estelas oscuras que quiso seguir cuando se acercó tan solo unos pasos, tan escasos hasta que la debilidad lo atacó y tuvo que sostenerse con sus manos en sus rodillas para recuperar el equilibrio.

Sentimiento indeleble que volvió a marearlo por sus demonios que fueron reconocidos ese día por su oscuro deseo.

―Mierda ―susurró por la impresión cuando el cielo chirrió con intensidad y un potente trueno resonó por todo el lugar, asustándolo cuando la luz a su alrededor se apagó luego de un estallido lejano de un transformador de energía que exploto y fue lo único que lo saco del estado de aturdimiento en el que estaba.

JungKook se enderezó y sintió el peso de su ropa mojada, retrocediendo miro a los lados para ubicar la sombrilla que tiene un río de agua en su interior el cual debió vaciar para cerrarla y continuar el corto trayecto que le queda, ya no tiene sentido usarla cuando esta empapado en su totalidad.

Solo tiene un objetivo que le estruja el corazón porque no quiso hacerlo, y ahora mucho menos después de interpretar las palabras que expusieron la agonía que TaeHyung lleva en su ser.

JungKook entendió el error en el que la desesperación lo sumergió días después, cuando por más que lo intento luego de llegar a su departamento y estar en la soledad anhelada que lo recibió, lo llamo incansablemente, luego de saber que TaeHyung puede escucharlo, después de que se disculpó en medio del silencio en el que creyó estar y que sus palabras llegaron hasta él, por lo que, apenas llegó a casa lo intento. Estaba en el deber moral de intentarlo, una y otra vez.

Solo obedeció al peso que se instaló en su pecho y busco una forma de reparar su error, es lo que trato de hacer desde el mismo instante en que estaba hablando con el azabache y no pudo cambiar el destino final porque sigue empeñado en su propósito, por lo que terminó en medio del suelo de la sala y bajo el cristal del techo viendo como los truenos iluminaban todo el lugar que estaba en penumbra. Cuando desistió de llamarlo porque no era justo lo que hizo ni lo que pretende, porque abuso de lo que TaeHyung le dijo.

Creyó ciegamente que verlo iba a representar una oportunidad de llegar a la mismísima Muerte y que él le diera el deseo que tanto codicia, no para él sino para su hermano, solo importa SungHoon y garantizar su vida a costa de la suya propia, y si debe morir, lo hará. Sin importar el dolor que deje detrás de su partida.

Pero pretenderlo significa pasar por sobre la voluntad de TaeHyung y seguirlo condenando como una entidad de deseo a la cual todos acuden para obtener algo. Él como todos de forma egoísta repudio su existencia hasta condenar sus actos para aprovecharse después de su oportunidad.

No creyó asimilar tan bien a lo largo de la semana que el azabache fue el encargado de desatar la leucemia en el cuerpo de su hermano, en un comienzo tras la confesión de la verdad, como es usual, una llama de odio se prendió en su pecho al detestar su presencia y lo que significa, porque si él no existiera nada de eso estaría pasando, solo que así como su hermano no puede escapar de su destino, TaeHyung tampoco puede hacerlo de la vida que se le fue otorgada.

Él solo debe cumplir lo que ya sé pactó para cada persona, pero siente o al menos desea que haya una forma distinta para que todo ocurra y pueda hacer el intercambio que pretende, esta aferrado a esa esperanza ciega y hará lo imposible para cumplirla.

―Se supone que el pensativo debería ser yo ―la voz de SungHoon lo sacó del debate interior en el que una vez más se convenció de lo que pretende llevar a cabo, cuando levantó su mirada y vio los bonitos ojos de su hermano un poco cansados debido a la agotadora semana que ha tenido.

―Pienso en que no me dejaste ni desayunar esta mañana y ahora con este olor a fármacos me dio más hambre ―exageró JungKook con mala cara, la cual provocó una cálida sonrisa en su hermano que está recibiendo su medicación intravenosa y solo le queda una para tener su semana de descanso, y así terminar con el primer ciclo de quimioterapia.

Mientras SungHoon mantenía su atención en el libro de estudios en los que se ha esforzado por seguir el ritmo, el castaño dejó su vista fija en la vía que tiene conectada su hermano en la mano y se dedicó a navegar en las posibilidades de lo que puede hacer, y por más que se convenció de desistir y renunciar a las súplicas que cada tanto le dirige a TaeHyung, volvió a él con fuerza el oscuro deseo al ver el cansancio que su pequeño trata de disimular. Pero sabe lo agotador que está siendo para el azabache.

―Nadie te dijo que me acompañaras ―replicó sin dejar de sonreír cuando JungKook golpeo con suavidad su frente para inclinarse sobre el bolso que dejó en el suelo y tomar la botella de agua para beber un poco y con ello disipar el nudo que no lo ha abandonado desde esa noche.

―Pues te aguantas porque hoy soy el único a quien tienes acá ―ese día relevo a sus padres para que pudieran hacer las compras pendientes y pasar más tiempo junto a SungHoon.

Y lo que creyó como un escape para concentrarse en él, solo le trajo el recuerdo constante de la despectiva y desilusionada mirada del azabache cada que pedía por una oportunidad para su hermano. Además, la cercanía que mantuvo con TaeHyung parece haber dejado un dulce rastro en la piel de su mano que ascendió poco a poco hasta instalar en su pecho una sensación extraña y desconocida que se vuelve amarga por la forma en que se fue sin dejar rastro de su presencia.

―Eres todo lo que necesito ―confesó mirando con tanto amor a su hermano mayor que el nombrado bajo su mirada tomado por sorpresa y un poco de timidez que lo hizo sonreír y estirar su mano para ser tomada por la contraria en suaves caricias que dispersaron la incomodidad que está sintiendo y que fue deshecha por el tacto que desde pequeño lo lograba calmar.

Para el mayor esa sola mirada se sintió como una nueva espina que se clavó en su corazón que lo sigue dividiendo entre el arrepentimiento y la convicción de sus creencias.

―Ya mucha dulzura Hoonie ―desvío la atención hacia la unión de sus manos y comparó el tamaño de cada una y el contraste entre el color de su piel.

―¿Ya estás preparado para la ceremonia principal? ―decidió preguntar en su lugar para no molestar más a su hermano y así ir matando el tiempo de espera en el que el medicamento finalmente ingrese a su cuerpo y así puedan irse a la espera de la última semana de ese ciclo.

―Tengo que estarlo, porque ya solo estamos practicando el espectáculo grupal y listo, yo estoy más que preparado ―manifestó con un hondo suspiro que dejó ir al regresar su atención a los orbes marrón que sonrieron por sus palabras.

Es plenamente consciente de la emoción que SungHoon tiene por su presentación y en verdad espera que él pueda estar ahí porque esa presentación lleva su nombre y ahora con mayor motivo.

―Más vale que estés preparado porque voy a ser tu mayor juez ―pronunció SungHoon pellizcando la piel de la mano de su hermano que lo palmeó para devolverle el toque―. No me agredas que estoy enfermito ―molesto a JungKook que rodó los ojos fingiendo desinterés.

―Lo único que necesito es que estés ahí conmigo ―articuló mirando con añoranza el futuro próximo de su presentación en la que espera que no haya mayores contratiempos y que toda su familia pueda estar allí.

Por ello va a aprovechar los espacios que tenga para estar con SungHoon, ya que no va a tener que dar clases la próxima semana para que pueda prepararse y deshacerse de los pendientes de sus clases para estar enfocado en lo que debe.

―Allí me tendrás ―respondió con total severidad en el deseo próximo que busca cumplir, entre tanto va a enfocarse en su recuperación y en las clases que por ahora sigue tomando de forma virtual y ya para la otra puede regresar a la presencialidad.

―¿Después de esto quieres ir a por un pastel? ―preguntó sabiendo los antojos que embargan a su hermano después de una sesión de quimioterapia, y luego de dejarlo en casa va a volver a practicar a su estudio privado porque no sabe qué más hacer que esperar la próxima oportunidad en la que fracasó por abusar de la confianza inestable que fracturó la relación con TaeHyung.

A quién no ha podido ver durante ese escaso día ni aunque lo llame, si bien no sabe si va a surtir efecto porque es la primera vez que lo hace, no obtiene ninguna respuesta. Por lo que recurrió al vínculo que los une, el cual hizo más consciente al meditar y volver sobre las acciones pasadas que lo llevaron a encontrarse con él cuando no lo quería y aun así aparecían ambos en el mismo lugar.

Sintió ese llamado lejano y en verdad se empeñó en agudizar sus sentidos careciendo de una idea sólida de cómo hacerlo, lo intento de la mejor forma que podía, y cree que en varias ocasiones de los diversos intentos que tenía a lo largo del día, tuvo grandes acercamientos, está casi seguro que en tres ocasiones capto y reconoció la energía de TaeHyung, tan lúgubre y serena que lo hizo buscarlo por largas distancias hasta que el rastro se desvanecía completamente.

En esos intentos obtuvo mayores resultados que las dos semanas previas en las que no lo vio, aunque quiso hacerlo nunca lo siguió con tanta vehemencia como ahora lo está haciendo.

―¿El que yo quiera? ―averiguo SungHoon motivado por el dulce anuncio de un postre que logre erradicar de su boca el regusto de la medicación que queda y la cual detesta sentir.

―Por supuesto mocoso, por ahora te lo voy a permitir ―sonrió pellizcando la punta de la nariz contraria que peleó por ser soltado y que solo bajo la aparición de la enfermera que llegó con una dulce sonrisa al ver a los hermanos discutir infantilmente, se detuvieron y esperaron a que la vía fuera retirada para salir del área de oncología del hospital Soon Chun Hyang e ir camino a la pastelería que SungHoon tanto ama ir con JungKook, quien fue el que lo llevó allí por primera vez.

Los hermanos llegaron al cálido y tranquilo lugar que los recibió con el dulce aroma de las masas recién horneadas y los diversos glaseados que los hicieron salivar, las cuales les permitieron pasar un final de tarde agradable en medio de las sonrisas extasiadas del menor por el azucarado sabor que lo hizo murmurar en múltiples ocasiones ante cada bocado que se llevaba a la boca y que disfrutó en demasía hasta que lentamente el cansancio comenzó a patentarse en su cuerpo y por más que se negó a enunciarlo, no necesito decirlo, porque JungKook vio como sus orbes poco a poco se transformaban gracias a la debilidad a la que SungHoon no quiso ceder, aunque protesto, el mayor lo convenció de irse mediante el soborno de dos rebanadas más de pastel que lo llevó a ingresar por la puerta de su casa con una deslumbrante sonrisa y caer totalmente agotado sobre el sillón de la sala que fue el último lugar en el que estuvo el castaño y acto seguido se despidió con un poco de afán de su familia para ir a su práctica nocturna.

Aunque vio la intención dibujada en la mirada de su madre para que se quedara un par de horas más y así compartir la cena todos juntos después de un agotador día, su padre lo salvó de tener que ceder porque JungKook no hubiera tenido la voluntad suficiente para negarle a HyeKyo una invitación como esa, pero JiSung a través de su acertado toque en la espalda de su esposa la hizo suspirar y con un fuerte abrazo y un dulce beso en la frente refugiada bajo el cabello de su hijo, lo dejó ir con una promesa de cenar muy pronto, al menos antes de que llegue el día que fue pospuesto en el que finalmente debute en solitario.

Un hecho que su padre y su hermano comprendieron sin protestar porque ellos están más que emocionados por verlo sobre el escenario, y son quienes por lo general al terminar las presentaciones quienes más aplauden y gritan para avergonzarlo así no sea correcto realizarlo en ese tipo de espacios. A ellos dos no puede importarles menos las malas miradas de los demás cuando de animarlo se trata.

―Recuerda que para la próxima tu novio no novio va a ir contigo para que te de besitos y así no... Oh, mierda ―se quejó por el suave codazo que le dio su madre cuando volvió a ser abrazado por la azabache y decidió aprovechar sus últimos segundos para molestar a su hermano que si bien no se giró a mirarlo, alcanzó a ver como sus mejillas se tornaron rosadas y su padre negó antes de apremiarlo a irse de una vez por todas.

―Ya llegará tu día hermanito ―alcanzó a gritar SungHoon desde el interior de la casa, lo suficientemente alto para ser escuchado por el castaño que bufo en incredulidad porque la última de sus preocupaciones y el único interés que no posee, por ahora, es tener una pareja.

No tiene tiempo ni quiere que una nueva persona llegue a la rutina que ha establecido en su vida, y que tanto le funciona, así que más adelante tal vez pueda hacerlo.

JungKook sonrió con incredulidad y se obligó a seguir su camino porque responderle a su hermano en ese momento representaría una nueva batalla en la que solo SungHoon terminara avergonzado por su descaro. Así que continuó su recorrido con un impulso de ánimo renovado y dejo que hondos suspiros lo sacudieran cada tanto y cada vez más cerca del estudio que alquila regularmente para practicar.

Al ver que estaba cerca y que aún tenía unos minutos antes de sumergirse por varias horas entre el violonchelo y las partituras, desvió su camino para ir a una cafetería cercana a la que usualmente suele ir para ordenar un batido de té matcha con pistachos y fresas junto a unas pequeñas y deliciosas galletas de mantequilla con avellanas que suelen acompañar de forma deliciosa su bebida favorita.

Ordenar el pedido y obtenerlo no le tomó más de 10 minutos, cuando al salir y con la pajilla entre sus labios que dejó a media inspiración del líquido antes de detenerse por la causa que palpito con brío en su corazón al reconocer al ser que estuvo buscando con desesperación hasta rendirse y solo anhelar su presencia fugaz para saber cómo estaba.

Es absurdo si lo reconoce, pero esa mirada vacía de un potente e inescrutable azul, lo tienen sumido en una contradicción que solo sigue para hallarle definición al dolor que le provocó verlo tan vulnerable pero al mismo tiempo tan peligroso como si temiera el solo hecho de que acercara más de lo que ya estaban.

―Eres tú ―murmuró mirando hacia ambos lados de la carretera, se fijó en el poco afluente de carros y avanzó con prisa hacia la dirección en la que TaeHyung está ubicado.

A unos pasos más adelante hay un pequeño parque que no suele ser muy frecuentado por los niños durante esas horas, así que no hay mucha gente allí. Con cautela se acercó manteniendo una distancia prudencial y aminoro su marcha al verlo acercarse a un árbol bastante antiguo debido a su fuerte y añejo tronco que aún goza de una basta vida en las hojas que cubren sus ramas y de las cuales se desprende una hilera de musgo grisáceo que cae hasta el suelo y que el azabache acarició entre sus manos con la mirada perdida en sus pensamientos porque no está atento a lo que sucede a su alrededor.

Tragó con dificultad el único sorbo que fue capaz de tomar por el halo de melancolía que puede palpar en los movimientos un poco más relajados y no tan imponentes como suelen serlo, parte de su rostro lleva grabado el cansancio que la desabrida sonrisa exhibió cuando miro el cielo cargado de nubes y sin quitarle la atención de encima vio el instante exacto en el que su pecho subió con profundidad para retornar a su punto de equilibrio, uno que nunca había visto moverse, porque parecía como si TaeHyung no necesitará respirar de la misma forma en que ellos como seres humanos lo necesitan.

JungKook se cercioro de que su cuerpo no pudiera ser visto por TaeHyung y se dispuso a contemplarlo como nunca antes había hecho, en especial, porque ese día su cabello azabache estaba totalmente peinado hasta atrás, dejando al descubierto su frente y sus marcadas cejas que perdieron toda tensión para adornar unos claros y celestes ojos que carecen de vida, como si no hubiera nada más allí que resignación porque ese suspiro llevo el sonido hasta el cielo que le respondió en un potente trueno que de forma inesperada lo hizo sonreír mientras negaba.

―¿Por qué fue? ―cuestionó tan perdido por el gesto que fue lo único que por segundos le permitió ver esa sincera sonrisa que él se encargó de destruir con su deseo.

Verlo reír sin miedo a ser observado lo llevo a descender su mirada y notar una anomalía en su vestuario, porque TaeHyung justamente lleva una camisa blanca doblada hasta los codos y los primeros dos botones deshechos le dieron un corto panorama del formado pecho que se le fue negado de seguir observando por la interrupción de un pequeño canino que lloriqueaba sin saber a dónde dirigirse.

El pequeño cachorro de pelaje blanco entre cortos pasos ladraba suavemente y su llanto audible le hizo creer que estaba perdido porque miraba de un lado a otro y con su naricita en alto tratando de reconocer un olor familiar.

En ese instante, TaeHyung volvió su mirada hacia el suelo y en una fracción de segundo que le tomó agacharse y mirar hacia un lado en específico, el viento fluyó desde su cuerpo cuando vio como los azabaches cabellos se movieron mientras su mano se posó sobre la cabecita del cachorro que fue cayendo dormido y fue la señal que él necesito para ponerse de pie hasta tomar distancia para no impedir la llegada desesperada de una joven que gritaba el nombre que no le importo escuchar, porque vio como el cachorro reaccionó al llamado y despertó abruptamente para ladrar y ser sostenido con desesperación por su dueña que agradeció hacia el cielo cuando lo sostuvo de nuevo entre sus brazos.

‹‹Él lo hizo, le ayudo a esa mujer a encontrar a su perrito perdido›› pronunció mentalmente luego de unir esa mirada en la dirección a la cual TaeHyung envió un mensaje a través del viento que vio salir de su cuerpo y segundos después el arribo de la joven.

¿Eso quiere decir que sí puede alterar mínimamente las variaciones que el destino impone? ¿Qué tan grandes pueden ser esas oportunidades?

Sin embargo, antes de que pudiera enfrascarse en un nuevo debate infructuoso, vio como la mujer paso de largo de la presencia del ser que la vio irse y él tomar de nuevo el corto camino en el que ingresó en la larga cortina de musgo y recostó su espalda contra el tronco del árbol.

―¿La mujer no lo vio? ―apenas terminó de decirlo, lo asocio a la ocasión en la que hablo con JaeSung y que el pequeño al parecer era el único que podía ver a TaeHyung mientras él solo podía sentirlo.

Y si lo compara a lo que acababa de suceder, la mujer no le agradeció a él que estaba casi que en frente y solo siguió su cambio, ¿Acaso él estaba restringiendo su apariencia como suele hacerlo cuando no quiere ser visto? Tendría sentido porque las pocas personas que han pasado por el lugar no reparan en la presencia de TaeHyung.

Entonces ¿Cuál es la razón por la cual ahora mismo lo está viendo?

No obstante, reaccionó sacudiendo su cabeza para no caer en un pozo que ahora mismo no le interesa, cuando la emoción fue traída por la pequeña bolsa de galletas de mantequilla que sostiene y su memoria se encargó de recordar la precisión que TaeHyung hizo hacia el rollo de canela de su ofrenda de paz infructuosa y que en esta ocasión aunque puede significar lo mismo, solo quiere que esa melancolía con la cual el azabache ve pasar a las personas al menos cambie. No quiero ver esa manto de tristeza rodearlo.

Por lo que busco a su alrededor hasta que vio a su pequeño objetivo jugando en compañía de sus padres y con decisión se acercó para pedir un favor que llevó un mensaje que con una tierna sonrisa de un par de dientes faltantes, el infante transmitió el deseo de JungKook con autorización de sus progenitores al bonito ser que después de su llamado se hizo presente para las demás personas a su alrededor que se giraron a mirarlo. Lo cual, le confirmo al castaño lo que él estaba haciendo hasta que recibió la bolsa decorada con una hoja amarillenta que había caído de un árbol cercano y la frase que el pequeño replicó por la cuestión de TaeHyung.

‹‹Es de parte de ojitos›› fue lo que JungKook le dijo al niño de mejillas sonrojadas que después de dar su mensaje salió corriendo hacia sus padres por la timidez que lo asalto, de la misma forma en que el castaño corrió con pesar de no ver de nuevo esa mirada siéndole dirigida, pero era eso o que lo viera directamente, y no cree estar preparado para verlo.

No al menos, hasta que los latidos desaforados de su corazón se regulen y el bochorno de sus mejillas mengüe gradualmente.

Escritora:

Lo más importante es comprender la desesperación de Kook y que no es fácil para él comprender todo lo que esta pasando y ver que no puede hacer nada por ayudar a su hermano 🥺

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