EL HEREDERO

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Los vuelvo a saludar damas y caballeros, ¿Qué cuentan de nuevo? ¿Cómo se sienten al ver que ya ha pasado medio año? Yo literalmente sentí que pasó así (Hago un chasquido de dedos)

Porque en serio, ¿Es solo idea mía o el tiempo actualmente pasa mucho más rápido de lo que pasaba cuando era un chico?

Dejando de lado esas crisis existenciales y de la relatividad del tiempo que solo sirven para revolverme el cerebro, aquí me presento con un fic que he querido hacer desde hace mucho.

Y como pueden ver, será uno de drama y familia (Distante de las locuras que he hecho en tiempos recientes) protagonizado por Lucy y como ella, de un modo para nada ortodoxo, se vuelve madre.

¿De qué manera? Descúbranlo aquí. The Loud House no es mío, es de Nickelodeon y su creador original fue Chris Savino, pero la historia y cualquier personaje OC que aparezca es de mi invención... vaya... ¡Siento que han pasado siglos desde que pongo este anuncio en las notas de autor de alguno de mis fics! En este aspecto si siento que el tiempo ha pasado lento XD

Los matutinos rayos del Sol se escurrían entre unas elegantes y moradas cortinas pertenecientes al Siglo XIX para iluminar el interior de una habitación que había estado sumergido en una oscuridad equiparable a la de un mausoleo sellado por décadas enteras y por el color gris de las paredes.

Dando vistazo a muebles y adornos equiparables a los que poseería un museo enfocado justamente en esa Era mencionada y cuyo estado es tan impecable que parecían estar fuera del alcance de los estragos del tiempo y acompañado por tantos estantes de libros que se asemejaba a una pequeña biblioteca.

Especialmente un ornamentado ataúd de color morado que se hallaba en el centro del cuarto, en dónde se supone debe estar la cama y del que sale el sonido de alguien que duerme plácidamente.

Hasta que los rayos del Astro Rey al dar contra la zona en la que se supone debe estar la cabeza del difunto, interrumpió esos suaves gemidos.

-Suspiro... hora de iniciar un nuevo día en este sube y baja de experiencias al que llamamos vida.

Dijo la persona que dormía en el féretro para incorporarse tal y como lo haría un muerto viviente, revelando ser una mujer de piel sumamente pálida pareciendo un fantasma, cabello negro como el ébano poseedor de un flequillo que tapaba sus ojos y teniendo los brazos cruzados en su pecho.

Extendiendo la mano derecha para que un murciélago se posase en la palma emitiendo unos chillidos a modo de saludo.

-Buenos días a ti también, Colmillitos VII. ¿Tuviste dulces sueños?- el pequeño mamífero alado emitió más agudos alaridos mientras que con las extremidades que usa para volar intentaba hacer unos gestos con los que le decía lo que vio mientras dormía.

-¿Lo ves? Te dije que tomarte toda esa sangre de vaca cruda y sin preparar te causaría pesadillas- lo regañó causando que se cruzara de alas y desviara la mirada.

-Espero que la deliciosa sangre de pollo para el desayuno te quite esos demonios de la cabeza- al pararse del ataúd se dirigió a la puerta con pasos dignos de una mujer de la realeza hasta que se detuvo ante un busto de roca con la apariencia de la cabeza de un vampiro.

-También buenos días a ti, Edwin- palmeó su cabeza y se dirigió a otro cuarto.

-¿De verdad el Tío Lincoln hizo eso para tu cumpleaños 80, Bisabuelo Pop-Pop? No me lo puedo imaginar a él y a mis tías haciendo un desfile que emule a los Marines- cuando iba a tocar la puerta, escuchó como alguien hablaba y reía de lo más divertido.

-Suspiro... ya comenzó desde temprano- gimiendo un poco fastidiada, entró sin avisar.

Ese cuarto también poseía muebles elegantes y unas repisas llenas de libros, pero en menor medida, y siendo acompañados por unos afiches en los morados muros que hacían alegoría a grandes escritores del mundo literario del horror, como Stephen King o Howard Lovecraft por dar un par de ejemplos.

Teniendo en el centro no un ataúd, sino a un niño de al menos siete años sentado en el suelo dándole la espalda a la puerta por lo que no notó la presencia de la mujer al estar hablando con alguien que se hallaba postrado en su cama.

O eso se supone que hace porque no había nadie más aparte de él en el cuarto, causando la impresión de que charlaba solo o únicamente con el aire.

Solo deteniéndose al oír como la mujer carraspeo un poco.

-Ah, buenos días, mamá- al girarse reveló tener el pelo castaño, con un mechón que le tapaba el ojo derecho siendo su izquierdo de color verde y se le acercó para abrazarla con todo el amor que un hijo tiene por su madre.

-¿Pudiste dormir bien esta vez u de nuevo tuviste que lidiar con esos diablos que a toda hora tratan de amargarte la existencia?- la saludó con un tono en su voz más culto y sofisticado que el que tendría cualquier otro infante de su edad y que no se mermó por la broma que le dedicó.

-Buenos días a ti también, Edgar- ella le correspondió el gesto y acarició su cabello -¿De nuevo te desvelaste? Sabes muy bien que no me gusta que te quedes despierto por tanto tiempo y mucho menos dos noches seguidas- lo regañó preocupándose por su bienestar tal y como lo haría cualquier otra madre con su hijo.

-Lo sé, mamá. No es que no quiera dormir, es solo que de nuevo oigo en mis sueños las voces de los que han quedado vagando en el mundo de los vivos sin poder trascender a su lugar de Descanso Eterno- pidió disculpas y se pasó una mano por el flequillo.

-Por eso le pedí al Bisabuelo Pop-Pop que me contara más de esas graciosas historias sobre ti, mis tías y el Tío Lincoln. En verdad no puedo creer todas las tonterías que todos hacían de jóvenes- volvió a reír y se paró ante la cama como si alguien ahí le palmease la cabeza.

La mujer volvió a suspirar, pero no molesta y ofuscada, sino de preocupación y angustia. La misma que una madre o padre expresaría cuando su prole está metida en un problema o sufre de alguna complicación que está más allá de sus capacidades y que no puede resolver.

Generándole una sensación de impotencia que le resulta cada vez más difícil de disimular.

-La próxima vez que tengas ese tipo de sueños, puedes venir a dormir conmigo en lugar de quedarte despierto toda la noche. No te de pena o vergüenza solicitar mi ayuda al igual y como lo han hecho todas aquellas almas en pena que han requerido de mi apoyo- aconsejó tomándole una mano después de que soltara un gran y prolongado bostezo.

-Ahora ve y espera a que te prepare el desayuno- al darle unas palmaditas en la espalda, él se retiró siendo seguido por Colmillitos VII que en todo momento estuvo en su hombro derecho.

-Y tú, abuelo- cuando iba a irse también, se detuvo y giró para ver la cama -también te he pedido que dejes de contarle las historias que tenga guardada tu basta sabiduría cuando él no pueda conciliar el sueño, ¿No te das cuenta de que puede agarrarlo como un hábito que puede afectar su salud?

Su regaño solo parecía llegar a oídos sordos, pero refunfuñó como si le dieran una respuesta que no fue de su agrado y se fue cerrando la puerta.

Mientras hacía el desayuno, Edgar se hallaba en la sala tratando de escribir algo estando acostado bocabajo en una alfombra, oyendo música mediante un audífono en el oído derecho y teniendo a Colmillitos VII en su hombro izquierdo que parecía tratar de aconsejarlo.

-No... esto no sirve- al leer lo que plasmó en esa hoja arrugó el entrecejo descontento -mamá, ¿Puedes ayudarme con este poema?- fue a la cocina.

-Claro, muéstrame lo que has hecho- tomándose la molestia de dejar a un lado lo que cocinaba, leyó lo que escribió -pero si tu ortografía y forma de redacción es de un muy buen nivel, ¿Qué no te gusta?- no entendía su inconformidad.

-Es por las palabras que uso, mamá. Es que las siento demasiado duras y... a Julia les puede llegar incomodar y lo que menos deseo es volver a asustarla- desvió la mirada teniendo cierta pena en el formal tono de voz que ha usado hasta el momento.

Lo que hizo reír un poco a su madre.

-Ya sabes que los poemas románticos no son mi fuerte, pero te puedo enseñar un par de trucos para que vea esa faceta tuya que pocos han tenido la dicha de ver- le revolvió el cabello.

-¡Basta, mamá, deja de ser tan cursi! Eso nunca te ha salido bien- quedó muy abochornado, también sacándole unas risas al murciélago que expreso a modo de más chillidos agudos.

Al terminar de desayunar, ella se dispuso a ir a una sala para también escribir poemas o relatos como lo haría alguien que le apasione el mundo de la escritura, pero el niño tenía otros planes.

-Voy a salir un momento, mamá. Vengo más tarde- avisó mientras se acomodaba el suéter gris con cuello de tortuga que lleva puesto y se colocaba un chaleco negro.

-¿Y a dónde piensas ir esta vez, Edgar?- aun con ese flequillo cubriéndole la mitad superior de su cara, transmitía una sensación acusadora y con la que le advertía que no hiciera una tontería.

-A ver a Julia y... y leerle el poema que le hice- ahora sus mejillas tuvieron un rubor que no podía disimular -y después pedirle a dar un paseo por ahí- no queriendo mostrarse así de apenado, se dispuso a irse.

-Alto ahí, jovencito- pero apenas escuchó esta orden de su parte, se quedó estático en la puerta principal de la residencia cerrando los ojos sabiendo bien lo que iba a decirle a continuación.

-¿Y a qué lugar la llevarás de paseo? ¿No será de nuevo al cementerio o sí?- exigió respuestas viéndolo inquisitivamente al pararse ante él cruzada de brazos.

-¿Al cementerio? ¡¿Cómo crees eso?! Iba a... pedirle ir al parque y a jugar en los nuevos columpios que montaron ahí- era notoria su mentira y la sonrisa nerviosa que puso no ayudaba a disimularlo.

Cosa que quedó más que clara por el gruñido de inconformidad que ella expresó y que le hizo gemir resignado porque no habría caso en seguir tratando de engañarla.

-Edgar... sabes bien que no me gusta que te aventures solo por allá y mucho menos a Haiku y a Maggie les haría gracia que lleves a su hija por esos lares- muy ofuscado, el niño se rascó la nuca.

-No te prohibiré salir con ella, pero prométeme que no la llevarás a ese lugar ni a los sitios que te gusta frecuentar. No querrás espantarla de nuevo al querer presentarle tus amigos invisibles que solamente tú puedes ver, ¿O sí?

-Pero mamá, si eso es justamente lo que quiero. Que los conozca y hable con ellos como lo puedo hacer yo demostrándole que no son puros inventos míos- objetó ya molesto porque no le permitía hacer eso que tanto desea hacer.

-No me reniegues, jovencito, o no te dejaré ir a ningún lado- volvió a hablarle con autoridad causando que agachase la cabeza por no saber que más decir a su favor.

-Escucha, hijo- pero al arrodillarse ante él usó ahora un tono maternal y apartó el flequillo que le tapaba el ojo derecho -entiendo que quieras enseñarle tu mundo a la chica que te quita el aliento y que comparta tu misma visión del mundo. Pero debes entender que lo que te gusta y que te parezca de lo más natural y cotidiano, puede ser de lo más aterrador para las demás personas.

-Muchas veces te he dicho que disimules las apariencias y que te comportes como un humano promedio ante los juzgadores ojos de la sociedad, ¿Es que acaso quieres que las personas que no comparten tu misma visión te tachen de loco?

-Lo mismo pasa con Julia. A la próxima no solo lograrás que grite como poseída por el terror que engendrarás en su corazón en tu intento por adentrarla a tu elemento, sino que ya no querrá saber nada de ti y te dejará plantado como la última rosa en medio del pantanal y es lo que menos deseas, ¿Cierto?- rápidamente negó con la cabeza, asustado por pensar en esa posibilidad.

-Claro que no. Si quieres invitarla a salir, llévala realmente al parque, métete en su mundo y comparte lo que a ella le gusta, porque puede gustarte también sin que te des cuenta- tenía la suficiente sabiduría no solo para aconsejarlo y no hiciese algo que le traiga problemas, sino para que pruebe cosas nuevas y haga aquello que se supone es común para niños de su edad.

-Sí... lo... lo intentaré, mamá. Gracias- le dio otro abrazo que fue correspondido con gusto.

-De nada, mi Pequeña Alma Incomprendida... pero espero que sí cumplas con eso y no te metas ni metas en problemas a esa niña, porque si sus mamás me llaman para ponerme alguna queja al respecto, te obligaré a usar esa ropa colorida que tanto odias por una semana- advirtió.

-¡No, mamá, déjate de tus cosas!

Eso realmente lo asustó y después de que ella le besara la frente, salió de la casa que al igual que casi todos los muebles en su interior tenía un estilo semejante a una vivienda del Siglo XIX y que desde el punto de vista de cualquier otro infante parecería una mansión embrujada por la pintura negra y morada que posee.

Ella permaneció en el umbral, viéndolo fijamente y volviendo hacer una mueca de descontento cuando él se agachó haciendo movimientos con las manos iguales a los que haría una persona que acaricia a un gato que se frota contra sus piernas y luego reír al incorporarse manteniendo los brazos ante su cara tal y como alguien que sostiene a un tierno perrito que le lame la cara.

Mientras seguía caminando solo.

-Suspiro... ¿Será que te envío para que lo vigiles y no haga lo que dije que no hiciera, Colmillitos?- palmeó la cabeza de su alada mascota que volvía a estar postrado en su hombro diestro.

-No deberías actuar como los padres del mejor amigo de tu hermano cuando eras una niña, Lucy.

Al oír esta voz, lentamente se volteó para ver al dueño de ella. A los ojos de otras personas, no habría nadie a sus espaldas y pareciera que volvía a charlar sola o con su sombra.

Pero ante sus ojos, vio perfectamente la forma espiritual e incorpórea de una mujer casi igual a ella en todos los aspectos, especialmente ese negro cabello y rodeaba por un aura clara que contrastaba completamente con sus finas y elegantes prendas oscuras.

-Bisabuela Harriet... cuanto tiempo- la saludó con el máximo de los respetos haciendo una leve reverencia.

-Debes dejar que Edgar sea el mismo, que cometa errores para que pueda aprender de estos y no tratar de que sea algo que vaya en contra de su naturaleza. Mi hija y yerno nunca te suprimieron de alguna manera y te dejaron ser tú misma con todas tus virtudes y defectos.

Sintió como alguien le puso una mano en el hombro izquierdo y al girar en esa dirección vio a un anciano corpulento, bigote frondoso y cabello tan blanco como la nieve, también envuelto por esa resplandeciente aura mientras le sonreía cálidamente.

-Lo sé, abuelo, lo sé. Entiendo que él debe aprender en algún momento que sus hábitos generados por su Don le traerán muchos problemas, pero es que eso es justamente lo que me preocupa. Al recordar las cosas por las que yo pasé a su edad, como la gente ajena a mi familia solía verme y lo terriblemente sola que llegaba a sentirme... no quiero que sufra lo mismo que yo y que cometa los mismos errores garrafales que he cometido- tomó su mano y la estrujó como si en verdad tuviera contacto con la mano de un ser vivo.

-Entiendo que lo que menos desea un padre o una madre es que sus hijos cometan sus mismos errores y no pasen por sus mismas malas experiencias. Pero el sufrimiento y momentos difíciles son parte de la vida y no se pueden evitar- la otra pelinegra extendió la mano derecha para que Colmillitos volase hasta ella y se postrase ahí para también palmear su cabeza.

-En especial para los que son como tú y como yo. Pensaba que ya habías entendido que la vida de alguien que tiene la facilidad de comunicarse con los habitantes del Más Allá jamás podrá entrar en los estándares de normalidad y que lidiara con muchos más problemas de los que tendría el mortal promedio- dejó de acariciar al murciélago y lo mandó a volar de regreso a su hombro.

-Pero si lo que te preocupa es que Edgar no sepa cómo lidiar con las adversidades que el mañana le impondrá, recuerda una cosa: que él no está solo en esto, porque cuenta contigo como su madre y como su guía, con alguien que conoce a la perfección ese plano existencial que para los vivos es de lo más aterrador, siendo una ventaja que nunca tuviste por lo que no pasará por tus mismos tormentos ni tampoco cometerá las mismas equivocaciones que hiciste.

-Y también cuenta con nosotros, con los Espíritus Guía y Guardianes a los que tú siempre recurriste en búsqueda de apoyo al momento de realizar tu labor como Medium Paranormal, que jamás lo dejaremos solo y estaremos ahí para él, para que no haga algo que comprometa su noble alma a uno de los peores destinos que la muerte- tanto el padre de su madre como la abuela de su padre le sonrieron de la misma manera reconfortante.

-Sé que siempre podrá contar con ustedes y los demás que se han vuelto parte de mi para nada convencional familia para cuidarlo en mi ausencia... solo espero que si puedan interferir antes de que haga algo realmente garrafal. No vaya ser que más tarde Haiku y su esposa me llamen para decirme que la cabeza de su hija gira como un trompo y vomita peor que una anoréxica.

Permitiéndose bromear un poco sacándoles unas risas, se despidió de ellos al darles un abrazo grupal antes de que se desvanecieran volviéndose puntos luminosos.

Ya menos angustiada y confiando en la palabra de sus familiares que ya han trascendido a la Siguiente Vida, regresó a la sala para escribir.

Pero esta vez, algo diferente a lo que tenía pensado hacer antes de que Edgar se fuera.

De un cajón sacó un grueso libro en cuya gruesa carátula gris tenía escrita en dorado la palabra "MEMORIAS" siendo al parecer un tipo de diario.

Lo puso sobre una mesa que se sacudió por lo pesado que es y sopló para apartar el polvo que lo envolvía para abrirlo y pasar de una en una y con mucho cuidado todas las hojas en las que plasmó sus pensamientos con tinta de hace muchos años hasta detenerse en una que estaba en blanco.

Tomo una pluma y metió la punta en un pequeño frasco de tinta negra para comenzar a escribir.

01/07/2053.

Hoy de nuevo sucedió. Edgar nuevamente no pudo dormir al volver a oír en sus sueños los lamentos de aquellas almas en desgracia que piden a gritos ser ayudadas a trascender al siguiente Plano Existencial al que todos los seres de carne y hueso estamos destinados a ir.

Una parte de mí se alegra por ver que ya se lo toma con la mayor de las naturalidades y no se altera como solía hacerlo al inicio, pero me preocupa que cada vez sean más frecuentes.

Porque no sé quién o qué podría hablarle en sus sueños, que un ser maligno lo quiera inducir y tentar al camino de la maldad para volverlo uno de sus siervos y haga su voluntad, o peor, que le suceda algo parecido a lo que le pasó a mi hermana Lisa hace tantos años y sea engañado por una de las muchas Fuerzas del Mal que hay en los diferentes planos existenciales para que lo ayude a trascender a nuestro mundo terrenal y expanda su ola de horror y muerte sin limitaciones.

Detuvo un momento lo que escribía para respirar hondamente y luego de meter el extremo de la pluma en el frasco de tinta, prosiguió.

Sé bien que mi Bisabuela Harriet y mi Abuelo Pop-Pop y los Espíritus Guía y Protectores que tengo como aliados lo cuidaran y me informarán si ocurre ese caso, pero hay problemas en los que ni ellos o yo podemos socorrerlo y que inevitablemente tendrá que afrontar solo y por su cuenta.

Y eso es su capacidad de interactuar con toda libertad con las almas de los fallecidos. Me inquieta que se relacione así con ellas, no solo por la posibilidad de toparse con una maligna, sino porque lo hace sin reparo o pena alguna en público, frente a las miradas despectivas de aquellos que lo tachan de un demente que sufre de graves alucinaciones.

A él no parece incomodarle como la gente lo ve, pero eso me llega a preocupar casi tanto como que de repente en sus sueños se materialice el demonio más horrible que pueda existir, porque ¿Qué tipo de vida le espera como siga así? ¿Terminará condenado a mi mismo destino o uno peor?

Aunque lo más seguro es que termine ejerciendo mi misma misión en la vida al crecer, lo que menos deseo es que sufra los mismos tormentos que yo pasé tanto de niña como de adulta. La sola idea de que al crecer él tenga que sacrificar la posibilidad de ser feliz al anteponer el objetivo por el que el destino lo puso en esta vida... pone mis nervios a flor de piel como ni el más horrible de los espectros puede lograr.

Volvió a detener su escritura y se pasó una mano por el cabello para luego acariciar a Colmillitos que frotó su cara contra la suya para reconfortarla al notar su intranquilidad.

Pero, al menos me conforta saber que no es un copia y pega de mí y que no sigue paso a paso el mismo sendero que yo recorrí. No será uno de esos tradicionales "Rayitos de Sol" que reparten alegría y dicha a dónde quieran que van, pero demuestra tener mucho más interés social del que yo tuve a su edad o después.

No teme interactuar con otros chicos aún si hace algo que estos tachen de demencial, no se cierra en su mundo como yo tantas veces lo hice, no le asusta decir lo que piensa para hacerse escuchar aunque tenga que lidiar con opiniones ofensivas y tampoco tiene la insana manía de aparecerse detrás de las personas para saludarlas... al menos, no con la misma frecuencia que yo usaba.

Suelta una pequeña risa y niega con la cabeza al escribir esa última parte.

Y lo más importante, también es mucho más abierto a los sentimientos del corazón. Jamás deja de causarme gracia como llega a comportarse cuando piensa o cuando está ante Julia, la hija de una de las pocas amigas verdaderas que tengo, y como casi se forman a su alrededor esos trillados corazoncitos que simbolizan el amor que un humano siente por otro.

Obvio, que al no ser precisamente un niño promedio sus... "métodos de cortejo" no son los más tradicionales y pueden ser de lo más perturbadores para el resto de personas, pero es sincero, y como ya lo dije, no teme en expresar lo que esa chica le genera.

Espero que lo suyo con esa niña si llegue a algo y no sea solo uno de esos cursis y también gastados romances juveniles que no llegan a nada y deba enfrentar el crudo e insoportable martirio de la soledad que tantas veces tuve que lidiar, o peor, que su relación al haber evolucionado a algo más profundo con los años sea cortada de tajo del modo más atroz posible... al igual que yo.

Con lo que me pasó con Rocky Spokes, el único mortal que realmente he amado, en esa ocasión cuando tenía 27 años de existencia y lo perdí por haber ante impuesto mi misión en este mundo por su amor... no sé de que sería capaz de hacer Edgar para no sufrir esa misma tortura.

Siendo esto lo más me asusta. Si cuando un mortal promedio al ser abandonado por el ser que ha tocado lo más profundo de su alma es capaz de hacer cosas en verdad de lo más aberrantes, ¿De qué podríamos ser capaces nosotros, los que podemos comunicarnos con los seres del Más Allá?

¿Venderle el alma al Diablo o hacer un pacto con un ser no benigno para que nos devuelva al individuo que más atesoramos? Porque reconozco que estuve muy tentada a realizar esa acción cuando Rocky me dejó.

De nuevo detiene su escritura porque Colmillitos se para en el escritorio y con sus agudos chillidos le dice a modo de regaño que no se aleje del tema principal al recordar sus malas experiencias.

-Lo sé, Colmillitos VII, lo sé. Sabes que no puedo evitar ponerme melancólica al pensar en eso y plasmar ese sentimiento en el papel cuando me pongo a escribir- volvió a acariciar su cabeza.

En verdad espero cumplir lo que le dije a mi abuelo y a mi bisabuela, sobre saber cómo guiarlo, tanto los aspectos relacionados con el Mundo de los Espíritus, como en los diferentes aspectos de la vida terrenal y asegurarme de que sea mucha mejor persona de lo que he sido, soy, o seré en el mañana.

Puso a un lado la pluma y se enderezó para frotarse la quijada y mover de arriba abajo el índice derecho sobre la mesa para pensar que más escribir.

Simplemente podría dedicarse a plasmar otra cosa que no estuviese relacionada con su hijo, pero haber pensado tanto en él y sus preocupaciones por su futuro, no podía quitárselo de la cabeza.

Vio en otra mesa varias fotos. De ella cuando era una bebé (Teniendo ya la costumbre de taparse los ojos con el cabello) siendo cargada por su madre, luego otra de cuando tenía ocho años y estaba con sus padres y su basta familia conformada por otras nueve chicas y su único hermano varón, luego de otra del mencionado amor de su vida cuando eran pareja antes de que la dejara.

Y finalmente una de ella como toda una mujer adulta y cargando a Edgar cuando era también bebé. Sonrió con ternura y la tomó para dedicarle una larga y profunda mirada al recordar como él llegó a su vida.

Del modo menos tradicional posible.

Prácticamente un halo brillante se formó sobre su cabeza como representación de iluminación.

-Suspiro... creo que mejor continúo con la que espero sea mi mejor obra no relacionada con temas espirituales, ¿No lo crees, Colmillitos?- el murciélago asintió haciendo con sus alas el equivalente de alzar ambos pulgares.

De otro cajón sacó un también grueso libro, de pasta azul cielo, que tenía impreso las palabras: "LEGADO FAMILIAR"

Quitándole el polvo de un soplido como lo hizo con el anterior texto, también lo releyó pasando un dedo por las palabras para repasar lo que ha plasmado ahí siendo una aparente recopilación de los eventos de mayor importancia que han girado en torno de su muy numerosa y basta familia.

Desde como sus hermanas mayores, Lori, Leni, Luna y Luan formaban sus propias familias al crecer, de cómo Lincoln era quién seguía la tradición de los originales Señores Loud al ser el que más hijos a engendrado con su esposa siendo seguido muy de cerca por la menor de todas, Lily, que al igual que su madre tuvo la resistencia casi sobrenatural de gestar tantos descendientes.

Bastante risa le daba recordar esos sucesos, hasta que llegó a capítulos muy turbios y nefastos, como cuando Lynn Sr. y Rita murieron en un accidente aéreo o cuando Lisa, la más inteligente de todas, desapareció por uno de sus experimentos sin dejar rastro alguno y todos la daban por muerta.

Luego hizo énfasis en ciertos títulos y los leyó para sí misma.

LA REINA CAÍDA REGRESA:

Para mi hermano y su mujer este fue otro de los mejores días de su vida, porque una nueva bendición se unió a su rebaño, con la forma de una linda niña a la que bautizaron con el nombre de Ronnie Segunda.

Con todo el entusiasmo del mundo nos llamó a todas para que fuéramos a ver a nuestra nueva sobrinita y felicitarlo y a su esposa deseándoles toda la felicidad del mundo.

Aunque, no todo podía ser pura alegría y felicidad.

-Lynn, me alegro que hayas podido venir aquí- Lincoln recibió con un abrazo y beso en la mejilla a la hermana con la que compartí cuarto en nuestra niñez.

-Por supuesto que iba a venir. No me perdería esto por nada del mundo- aunque esa leve sonrisa no lo demostrase, en verdad estaba muy feliz de poder estar aquí con todas nosotras.

Especialmente junto a él.

Por desgracia, ese gesto se invirtió cuando sus ojos avellana se posaron en nuestra cuñada que en la cama del hospital cargaba a su recién nacida hija.

-Ronnie...- fue el seco saludo que le dedico, casi siendo el gemido de un no-muerto que sale de su tumba al ser revivido contra su voluntad.

-Lynn...- ella le devolvió el gesto con el mismo tono, desviando la mirada mientras mecía a su retoño porque realmente su presencia no le era de su agrado.

Ciertos roces parece que jamás podrán ser superados, sin importar cuantos años han pasado desde ese para nada pequeño desliz que ambas tuvieron que casi le costó la vida a mi cuñada latina.

-No... ¿No quieres echarle un vistazo a tu nueva sobrina?- por mera cortesía y por respeto a su marido le ofreció a su nueva descendiente.

-Por supuesto- sin cambiar su modo de expresarse, tomó a la bebé -en verdad es todo un angelito del Cielo... ¿De verdad es hija tuya?- rascó su quijada haciéndole reír tiernamente.

Mi hermano se tomó con humor esa pregunta, pero su mujer rugió molesta al percatarse de que quería fastidiarla al insinuar que esa linda bebé no podría ser hija de alguien como ella.

-Ya, regrésamelo- exigió y cuando Lynn se lo entregó, cargó a su milagro de tal forma que sus manos no tuvieran contacto con la de mi consanguínea.

De verdad no deseaba tener ningún tipo de contacto con ella ni en ese momento o futuro cercano.

Lucy reía al recordar ese evento y todas las cosas que giraron en torno a la familia de su hermano en esa ocasión, en especial cuando ella había llegado ahí tomándolos a todos por sorpresa y casi causándoles un infarto como siempre lo hacía al aparecer de la nada y como los profundos malestares personales que tuvo en ese entonces se mitigaron cuando también tuvo en brazos el alma pura de esa recién nacida.

Hasta que llegó a la parte que le da título a ese capítulo.

-Lana, también pudiste venir- como lo hizo con todas nosotras, recibió a nuestra hermana amante de la naturaleza con un abrazo y beso.

-Te dije que iba a venir en menos de lo que canta un gallo, ¿No?- posó sus ojos en Ronnie luego de bromear -¿Esa es tu nueva hija? ¡PERO SI ES DE LO MÁS LINDA!- también quedó maravillada cuando tuvo a la vista al nuevo integrante del rebaño.

-Es mucho más bella de lo que pude imaginar...- su mano derecha que normalmente estaría manchada con diversas suciedades por culpa de su oficio de mecánica y que ahora mismo estaba totalmente limpia y pulcra acarició sus mechones negros y blancos.

-Toda una verdadera sorpresa que no nos hace tener el corazón en la garganta, ¿Cierto?- esta vez yo fui quién río cuando nuestro hermano me dedicó obvia indirecta.

-Eso me recuerda... no es la última sorpresa del día- la vimos confundidos cuando fue a la puerta del cuarto del hospital en el que estábamos -bien, ya puedes pasar.

Solo nos desconcertamos más cuando entró otra mujer que no podíamos identificar debido a que usaba una larga gabardina que la cubría desde el cuello hasta casi los pies, grandes gafas negras y un elegante sombrero que no permitía apreciar su cabello.

Pero su lenguaje corporal delataba que se hallaba de lo más nerviosa, incluso asustada.

-¿Qué pasa, Lana? ¿Al fin vas a confesar ser como Luna y nos presentarás a nuestra nueva cuñada? ¡JEJEJE! ¿Entienden?- Luan quiso aliviar la tensión diciendo otro de sus estúpidos chistes sin gracia.

-Mira, no te respondo como te lo mereces solo porque nuestros sobrinos están aquí presentes- la mirada que le lanzó podría helar hasta las flamas del Pozo de Sufrimiento Eterno.

-Ya, preséntate ante todos- le puso una mano en el hombro a esa mujer.

Carraspeó y dio unos pasos al frente manteniendo la cabeza gacha.

-Linky... chicas... cuanto... cuanto tiempo sin verlos.

Todas nosotras y él compartimos la misma expresión de sorpresa cuando ella se despojó de sus gafas y sombrero dejando al completo descubierto su cara.

Admito que hasta yo me quedé sin habla cuando revelo su identidad, porque sentí que uno de mis seres queridos que he perdido con el pasar del tiempo y al que nunca creí ver en esta o en la otra vida revivió ante mis ojos en todo su esplendor.

-Lo... ¿Lola? ¿En serio eres tú?- el silencio sepulcral que se formó después del colectivo suspiro de perplejidad se terminó cuando nuestro hermano varón formuló estas preguntas.

-Sí... ¿Quién más si no yo y no sea un clon de Lana?- fue su penoso saludo al vernos a todas después de mantener la mirada fija en el suelo y dedicarnos una tímida sonrisa.

-¡LOLA, MI HERMANITA!- representando le descomunal dicha que todas teníamos, Lincoln fue a darle abrazo mucho más afectuoso del que le dio a cualquiera de nosotras.

Por compensación a todos los años que ni él o las demás la ha visto desde que apartó su vida del resto de la familia al transcurrir su propio camino nefasto en el mundo de los certámenes de belleza abriéndose paso mediante sucias maniobras que le hicieron caer al igual que Ícaro al volar tan peligrosamente cerca del Sol.

-¿En dónde estabas metida? Desde que se formó ese escándalo hace años cuando se descubrió que hacías fraudes en esos concursos, no habíamos sabido nada de ti y creímos que...- nuestro hermano apenas si podía hablar debido a las lágrimas de felicidad que expulsaba.

-Es... algo de lo que no quiero hablar ahora- aunque también desbordaba una incontenible felicidad, nuestra antes presuntuosa hermana no deseaba arruinar el momento al contar todos esos porvenires por los que pasó luego de que su ego le hiciera chocar de cara contra el suelo.

-Lo único que deben saber es que ha estado viviendo conmigo por un tiempo y la he ayudado a rehacer su vida y pueda salir adelante- Lana tomó la palabra pasando un brazo por sus hombros.

Volvió a reír al leer esa parte, por las muchas preguntas que todos le hicieron esa vez sintiendo el doble de la felicidad que creyeron que tendrían por el nacimiento de la nueva integrante de la Familia Loud al hacerse justamente un doble milagro.

Apoyando la cara en una mano, ahora leyó con más detenimiento los otros importantes eventos que ocurrieron luego del resurgimiento de la Princesa Rosa.

Cuando Lana también sintió la dicha de ser madre al contraer nupcias con Liam Hunnicutt, el amigo granjero de Lincoln, cuando sus sobrinos y sobrinas más grandes empezaron a hacer también sus propias familias, cuando Leni pudo encontrar al nuevo amor de su vida, Butters Stouch, que casualmente era el primo mayor de Jack, el joven pretendiente que Lynn tuvo.

Ahora hizo énfasis en la historia que inicialmente debió haber girado solo en su hermana deportista, pero que también, tuvo una doble ración de alegría y dicha.

EL RETORNO DE ÍCARO:

Para estas alturas tanto mis hermanas, como mi hermano y yo deberíamos estar totalmente acostumbrados a que alguno de nosotros de la inesperada noticia de que una oveja nueva va a formar parte del clan al ser algo que se ha vuelto de lo más común.

Pero que justamente Lynn nos dijera que está esperando un hijo de su pareja que es varios años más joven que ella si fue algo que realmente nos tomó con la guardia baja.

No es que no estuviéramos felices por ella, al contrario, mucha alegría nos daba de que ella al fin se volviera madre. Es que sinceramente no esperábamos a que diera ese importante paso con su pretendiente, porque todos, incluyéndome, jamás pudimos visualizarla como madre.

La expresión de: "Las cosas te llegan cuándo menos te lo esperes" se aplicó perfectamente en ella.

-¡LYNN!- cuando nos dijeron que su hijo nació bien y sin complicaciones de inmediato fuimos a dónde ella estaba junto con un muy dichoso Jack que lloraba de la felicidad sentado a su lado.

-¿Cómo te encuentras? ¿Bien? ¿No te duele nada?- tan pendiente de ella como de todas nosotras cuando hacemos un esfuerzo mayúsculo, Lincoln acarició con cuidado su cabellera castaña.

-Lo estaré... pero de saber que me saldría una hernia monumental en el trabajo de parto... habría pedido una cesaría- quiso aligerar la tensión con esta broma, pero era más que obvio que esa labor le exigió mucho más que cualquiera de los deportes o actividades físicas que alguna vez ha hecho.

-Díselo a nosotras...- dijo Lori con ironía y representando a las que más hijos han gestado de entre todas nosotras y a quién le consta por completo esa casi tortuosa labor.

-Ni que lo digas... Jack... muéstraselos, quiero que vean nuestro mayor triunfo...

Sin importar cuantas veces lo hemos presenciado, quedamos enternecidos por el nuevo cordero del rebaño, por ese bebé que destilaba la pureza e inocencia que solamente el alma de un recién nacido genera... a pesar de que era mucho más grande que cualquiera de mis sobrinos al nacer.

-Oh... ¡Como que es de lo más lindo tu hijo, Lynn!- en esta ocasión fue Leni la que manifestó nuestra fascinación por esa criaturita.

-Felicidades, Jack. Eres un padre de familia- su para ya en ese entonces pareja felicito al conyugue de Lynn dándole un fuerte abrazo, como el que un hermano mayor le daría al menor.

-Lo mismo te digo a ti, Lynn. Parece... que al fin pudiste entrar a nuestras ligas. Felicidades.

Lynn, Lincoln y todas las demás vimos con enorme asombro a Ronnie cuando le dijo esto dedicándole una sonrisa sincera. Para las demás no era un secreto que ellas dos jamás tuvieron una buena relación desde ese incidente y siempre dimos por sentado que se llevarían mal en esta vida e incluso en la siguiente.

Por lo que verle sonreír así, sin ningún rastro de burla o maliciosa intención con la que decía que ya no le guarda ningún tipo de rencor o prejuicio fue la segunda grata sorpresa del día.

Pero no la última.

-Eh... sí... gracias, Ronnie Anne. En verdad estoy feliz de al fin experimentar lo que mis hermanas y tú han sentido tantas veces... aunque deberé ponerme las pilas para alcanzarlas y dejar de estar al final de la línea de meta- también le correspondió el gesto -¿No quieres verlo mejor?- fue su turno de ofrecerle al fruto de su amor.

-Con mucho gusto- al recibirlo esta vez no tuvo problemas en tocar sus manos -de verdad es de lo más lindo este niño. ¿Seguro que es hijo tu...? ¡AUCH!

Al querer devolverle la broma que ella le hizo esa vez, fue interrumpida por una fuerte patada en el ojo derecho por parte de mi nuevo sobrinito que reía de lo más feliz... mientras que su madre apretó los labios para contener una potente carcajada.

Sin dudas algunos sentimientos y deseos pueden ser pasados de los padres y las madres a los hijos, je, je, je.

-Yo iba a preguntar lo mismo. Con lo chaparra que tú nunca dejaste de ser, creía que un posible hijo tuyo sería un liliputiense o algo parecido- pero el momento de triunfo de nuestra competitiva hermana se vio interrumpido por esta broma de Luan que la hizo rugir como perro poseído.

-Lo que sucede es que en varios casos el hijo o hija de una pareja conformada por una mujer de corta estatura y un hombre de gran altura hereda más los rasgos de este último. Por eso no debe de sorprenderles que el resultado sea un varón más grande que el promedio de recién nacidos.

Cuando íbamos a reclamarle a Luan por ese chiste sin gracia, intervino una mujer. Parecía ser una doctora al usar una bata de médico y no le podíamos ver la cara al tener un tapabocas blanco y gorro azul que le cubría el cabello pero no sus lentes redondos.

Pero esa forma de hablar tan analítica... el tono tan áspero en su voz con leve siseo... a mí... a todos se nos hacía sumamente familiar, ¿Dónde la habíamos oído antes?

-Disculpe... ¿Usted fue la que atendió el parto de mi hermana?- le preguntó Lincoln.

-Si, ella fue la principal encargada de traer a mi hijo al mundo. Gracias de nuevo por su ayuda, doctora- después de tomar a su niño y devolvérselo a Lynn, Jack le ofreció la mano.

Esa mujer no le correspondió el gesto, de hecho, se comportó igual a como Lola lo hizo esa vez, no, peor porque llegó a retroceder un par de pasos tentada en escapar como alguien que cometió el peor error de la historia.

-¿Le pasa algo?- por debajo de mi flequillo, enarqué una ceja al verla acusadoramente.

-Descuiden, son los nervios los que me hacen traspirar y sudar como lo haría alguien que está sometido al mayor grado de estrés que puede soportar el ser humano- respiró profundamente para quedarse en su lugar y no sucumbir ante esos impulsos.

-Oiga... ¿Usted y nosotros nos conocemos?- Lincoln también la miró con perspicacia.

-Claro que sí, Sexta Unidad Fraternal. Claro que los conozco... solo espero, que ustedes no se hayan olvidado de mí- se despojó de los implementos que cubrían su identidad.

La expresión que todas tuvimos ante el inesperado regreso de Lola se volvió a dibujar en cada una de nuestras caras por lo que teníamos delante nuestro ahora.

Porque de nuevo se materializó ante nosotros alguien que dimos por hecho tampoco volveríamos a ver en el plano terrenal.

Un fantasma que desde hace mucho se volvió un lejano eco en nuestros corazones.

La tercera y más grande sorpresa de ese ya de por sí glorioso día.

La única persona que podía rivalizar conmigo e incluso superarme en lo que se refiere a no tener un gran ímpetu en relacionarse con el resto de los mortales y que tampoco se acopla a los estándares de normalidad.

Y que también le dedica, o al menos, le dedicaba su vida exclusivamente a lo que más le apasiona:

Lisa, la más inteligente de todas mis hermanas.

-... Li... ¿Lisa?- a nueva cuenta, fue nuestro hermano el que rompió el silencio al acercársele viéndola de arriba abajo y extendiendo lentamente los brazos que le temblaban.

-No... no es posible...- Lily también fue hasta ella con ese mismo modo de andar -¿Realmente eres tú? ¿O un Clon de ti? ¿O un androide con tu apariencia?

Debía corroborar que no se tratase de una de estas opciones, porque con lo que ella ha demostrado ser capaz de hacer desde que éramos unas niñas, algo así no sería una sorpresa.

-Soy yo, la verdadera y original Lisa Loud que ustedes conocen. ¿Un Clon o Androide tendría esto?- al despojarse de un zapato, reveló tener ese dedo extra en el pie que solo la Lisa que conocemos tendría.

Era prueba suficiente.

-¡LISA!- con la misma emoción que utilizó con Lola, nuestro hermano la atrapó entre sus brazos -¡GRACIAS A DIOS, GRACIAS A DIOS! ¡ESTÁS VIVA! Cuando... cuando supimos que desapareciste por culpa de uno de tus... tus experimentos sin dejar rastro alguno hace tantos años, creíamos que tú...- las lágrimas de felicidad volvían a entorpecer su habla.

-¿En dónde habías estado en todo este tiempo?- nuestra hermana menor hizo una de las muchas preguntas que también le teníamos guardadas.

-Es algo difícil de explicar... pero digamos que estuve en un viaje autodescubrimiento y aprendizaje, en el que aprendí muchas cosas y que realmente me serán de mucha utilidad en lo que me quede de vida y para ustedes... si me aceptan de nuevo como parte de la familia.

La mirada de súplica que nos lanzó también fue algo que jamás habíamos esperado. Ella nunca fue del tipo de personas que cayesen en esas "hipérboles humanas" para lograr un fin al siempre recurrir a lo que consideraba el razonamiento para lograr las cosas.

¿Qué tipo de cosas habrá visto y vivido para casi implorarnos de rodillas como lo haría alguien que le suplica al Creador no apartarlo de su Reino?

-¡PERO CLARO QUE SÍ! Tú jamás has dejado de ser parte de la familia, hermana, ¿Cómo crees que te haríamos a un lado después de tantos de estar tan lejos de todos?- la palmeada que recibió en el hombro por parte de Lincoln fue suficiente para hacerle sonreír tan dichosa como él y las demás lo estuvimos ante su aparición.

-Además, no podríamos ser llamados la "Familia de Locos" si no tenemos a la más loca de nosotras de vuelta en el acto- todos tuvimos unas fuertes ganas de darle una contundente reprimenda a Luan por decir un chiste que pareciera estar totalmente fuera de lugar.

Pero, no se le podía refutar un argumento que no distaba mucho de la realidad.

Las preguntas no tardaron en salir de las bocas de las otras, siendo la de si estuvo muerta la que más resonaba.

En verdad yo jamás creí que ella falleció. Desde su desaparición traté de entablar contacto con su alma para saber su destino final, casi moviendo montañas para corroborar si estaba en paz consigo misma e incluso le pedí ayuda los espíritus Guías y Guardianes para que me dijeran si estaba en la Gloria Eterna en el Cielo o vagando sin rumbo fijo en el Limbo antes de que se le diera otra oportunidad de vida al rencarnar o si estaba pasando por los peores tormentos existentes en los niveles más bajos del Infierno como castigo por todas sus malas acciones en vida.

La única respuesta que recibía era que estaba en un lugar más allá de nuestra comprensión, pero viva, y que solo ella podría encontrar la manera de volver con nosotros, su familia, y recuperar todo el tiempo que ha desperdiciado tanto antes como después de su desaparición.

-Ah... Colmillitos, recuérdame tener que editar y corregir estos capítulos. A algunos se nota que los hice a la carrera sin darle la profundidad y detalles que se merecían- detuvo su lectura luego de percatarse de las fallas que tenían esos relatos y que solo un escritor nota en retrospectiva mucho tiempo después de escribirlos.

Continuó leyendo más sucesos de importancia para su numerosa familia, pero extrañamente, no había nada respecto a ella o sobre Edgar aparte de ese capítulo que muestra como Rocky la dejó y en el que mediante las palabras era palpable el dolor que ese acontecimiento le dejó.

Hasta que llegó a uno de los últimos capítulos del manuscrito:

MI PROPIO MILAGRO:

Nos habíamos juntado en la granja de Liam para celebrar el quinto cumpleaños de Will y Vilma, los mellizos que Lana trajo al mundo. Inicialmente creí que sería la típica fiesta infantil, toda colorida y en dónde serían los cumpleañeros y demás pequeños los únicos que realmente la pasarían bien mientras que los adultos nos haríamos a un lado para hablar de otras cosas y sentirnos fuera de lugar... especialmente yo, por obvias razones.

Hasta qué sin previo aviso, Lola casi se desploma si no fuera porque Carl, su "pareja a medias" la sostiene.

-¡¿Qué te pasa, hermanita?!- sin dejar de ser tan atento por nuestro bienestar, Lincoln la ayudó a sentarse.

-No sé... desde hace unos días me he sentido muy mal... la cabeza me da vueltas, siento unas fuertes nauseas y... y...

Su explicación fue interrumpida por unos desagradables sonidos estomacales que surgieron de su vientre y se llevó ambas manos a la boca cuando sus mejillas se hincharon teniendo un insano tono verdoso y como un alma perseguida por el Diablo fue corriendo hacia una ventana para vomitar.

-¿Por qué se puso así? ¿Le cayó mal las manitas de puerco que preparé?- supuso el padre de los cumpleañeros sosteniendo una bandeja con ese alimento y llevarse uno a la boca, siendo algo que en realidad podría ser algo perturbador desde la perspectiva correcta.

Todos fuimos a una habitación aparte para no asustar a los niños y le pedimos a Lisa que examinase a Lola que se hallaba postrada en una cama sudando a chorros.

-Habla, Lisa. ¿Qué le pasa a mi hermanita?- Lana se había quitado su inseparable gorra roja estrujándola de lo más preocupada.

Vimos expectantes a la más brillante de nosotras que miraba una pantalla táctil conectada a la sonda que uso para examinar a la que siempre fue la más narcisista de todas nosotras.

Abriendo enormemente los ojos debido a la impresión que le generó los resultados.

-¿Es algo muy grave?- creyó nuestro hermano frotándose las manos también asustado.

-No, no. nuestra Segunda Octava Unidad Fraternal goza de perfecta salud- dijo acomodándose sus inseparables lentes, quitándonos un enorme peso de encima y que Lana y Lincoln suspiraran aliviados.

-Lo que le pasa es que... es que está embarazada.

El cuarto se sumergió en ese mismo silencio que tuvieron las habitaciones de hospital cuando Lola y Lisa reaparecieron en nuestras vidas, porque de entre las miles de cosas que transitaron por nuestras mentes como las brisas del más devastador de los huracanes jamás contemplamos eso.

Las sorpresas en nuestra familia jamás se acabarán.

-No... no puede ser verdad... yo... ¡¿Me volveré madre?!- Lola se llevó otra vez una mano a la frente al apenas procesar ese aviso que volverá a cambiar su vida, esta vez para bien.

-Pero... ¡¿Pero cómo?! Si tú no estás casada ni comprometida, ¡¿Con quién has estado?!

Pero Lincoln no estaba del todo feliz por esa noticia. A él jamás le ha hecho gracia idea de que alguna de nosotras tuviera semillas creciendo en nuestro interior cuando aún no hayamos solidificado nuestra relación con el hombre que las plantó; solo debo recordar cómo se puso cuando Lily dijo que ella y Carlitos Casagrande dieron la noticia.

-No me jales la oreja como si aún fuésemos niños, Linky, que recuerda que soy una mujer adulta. El único hombre con el que he hecho... ya saben que, es... ¿Carl? ¡¿CARL?! ¡¿En dónde estás?!

Miró en todas direcciones buscando al susodicho y todos imitamos su acción, descubriendo que él intentó irse caminando de hurtadillas para no llamar la atención y sufriendo un sobresalto al sentir como nuestros ojos se posaron en él.

-¿Eso es verdad, mijo? ¡¿Vas a volverme bisabuela de nuevo?!- la Abuela Rosa Casagrande, que aún seguía viva en ese entonces, se sentía de lo más emocionada.

Sentimiento que él no compartía en lo más mínimo

-Eh... sí, sí, parece que sí. Que alegría, ¿No? je, je- reía con un nerviosismo imposible de disimular y se rascó la nunca mirando en todas direcciones -¿Me-me disculpan un momento? Debo... ir a hacer algo importante- con un penoso intento de disimulo que me ofende en el arte de ser discreta, quiso dirigirse a la puerta ahora arrastrando los pies.

El brazo diestro de Lincoln literalmente se estiró como un fideo para tomarlo del hombro derecho y atraerlo, como la Parca cuando atrapa un alma que se quiere escapar de sus garras, y darle un para nada afectuoso abrazo al rodearle los hombros.

-¡¿Y tú a dónde tenías pensado ir, Carl?!- él ahora parecía ser el que fue poseído por el más maligno de los demonios por el tono que su voz utilizó al decirle esto.

-¿Yo-yo? Pu-pu-pu... ¡Pues a la tienda para comprar cigarros! ¿Quieren que les traiga algunos?- esa también patética excusa solo le sacó un agudo grito de agonía porque mi hermano le estrujó el hombro, generando el sonido de huesos triturándose, haciendo que se inclinase.

-Oh, ¿Ibas a comprar cigarros nada más? Qué raro, por un segundo pensé que ibas a dejar tirada a mi hermanita y a tus responsabilidades como padre de mi futuro nuevo sobrino o sobrina.

En verdad, en ese momento Lincoln podía dar más miedo que el más aterrador ente sobrenatural con el que haya combatido alguna vez tanto por su forma de hablar como por la ira desmedida que sus ojos azules radiaban al ver sin parpadear a ese sinvergüenza.

-¿A-abandonar a Lola? ¡¿Cómo me crees capaz de eso?! Si ella en verdad espera un hijo mío lo aceptaré como todo un hombre- ahora trató de aparentar estar ofendido, solo consiguiendo que mi normalmente paciente congénere casi le arrancase el brazo de un tirón.

-Me alegra escuchar eso, porque ahora mismo iremos a hacer los primeros preparativos para que tú y mi hermana formen su propia familia, ¡ASÍ QUE ANDANDO!- tirándolo al suelo de un empujón y casi dándole un merecido puntapié, lo obligó a moverse.

-Vaya... ¿En verdad así me puse yo cuando él y tú nos avisaron que se volverían padres, Nini?- preguntó Bobby a mi cuñada no pudiendo evitar reír por tal bochornosa escena.

-No, tú fuiste menos sutil- ella se había palmeado la cara bastante apenada por tal comportamiento cortesía de su cabezadura primo, pero riendo y negando un poco.

También me dio mucha risa eso, no lo negaré, pero a la vez sentí un sentimiento de desalojo que creí que ya había superado con el tiempo.

Y eso era el deseo de ser madre, de formar también mi propia familia.

Cuando Rocky me dejó, siempre viví atormentada al creer que moriré sola, sin experimentar la dicha que varias de mis hermanas han tenido, sin poder tener a un ser creciendo dentro de mí y al cuál cuidar y querer una vez que lo trajera a este mundo y que también me quiera.

Sintiendo por muchos años el peor sentimiento de soledad que alguien pueda soportar.

Hasta que la Bisabuela Harriet al oír mis inaudibles gritos de ayuda apareció ante mí, para reconfortarme y decirme que nunca estoy sola porque siempre puedo contar con ella, con el Abuelo Pop-Pop, con mamá, con papá y con todas las almas que he ayudado a trascender a la siguiente vida volviéndose una familia para mí, que jamás me dejará y me esperarán con los brazos abiertos cuando mi tiempo en este mundo termine.

-¿Lo ves, Lucy? No estás sola y jamás lo estarás. Tal vez en el mundo de los vivos nunca formes una familia terrenal como la de tu hermano y hermanas, pero no olvides qué, sin darte cuenta, ya has formado una que jamás te abandonará y estará para ti tanto en las buenas como en las malas.

Estas fueron sus exactas palabras, las mismas que me han reconfortado cada vez que me sentía desdichada.

Pero que han perdido fuerza con el tiempo.

Porque al ver como Lana, Lynn y ahora Lola se volvieron madres han hecho que esos demonios que antes se deleitaban con mi infortunio reprochándome mi soledad de a poco volvieran para otra vez acecharme en mis sueños y decirme que jamás tendré lo que ella y las demás han tenido.

¿En verdad jamás tendré el honor de ser llamada "mamá" por una inocente criaturita a la que tenga bajo mi ala? ¿Será que yo, sin contar a Lisa, se volverá la única Mujer Loud que no logró cumplir esa meta?

Cuento con la compañía de seres no corpóreos e invisibles para los ojos mortales, pero no es para nada igual a tener a un descendiente al que educar y ver crecer.

Pero otra gran inquietud que se sembró en mi pecho y hecho raíces como hierba mala y que no podía ser erradicada por nada era: ¿Quién continuará con mi legado?

Por más dotes sobrenaturales que posea, sigo siendo una mortal de carne y hueso, que envejecerá e inevitablemente soltará su último suspiro algún día y cuando eso pase ya no quedará nadie que continúe con mi labor en el mundo de los vivos y ayude a estos a lidiar contra las Fuerzas del Mal que ya he mencionado antes o socorra a los espíritus de los atrapados a trascender.

La Bisabuela Harriet me dijo que no tuvo problemas con eso, porque aunque tampoco pudo formar una familia propia, también tuvo hermanos y hermanas que a sus vez tuvieron varios hijos, siendo que en verdad no fue la abuela de mi papá como todos creen, sino su tía-abuela, por lo que de entre tantos descendientes yo fui la escogida por el destino para continuar con su labor.

¿Será posible que algunos de mis sobrinos y sobrinas o futuros nieto-sobrinos recibirá la antorcha de mi parte cuando yo ya no pueda ejercer mi labor?

No podía ser así de egoísta, porque aún por más feliz me hiciera saber que algún miembro de la familia continúe esa tradición, no quisiera que alguno de los Nuevos Loud o los que están por venir tuviesen el mismo estilo de vida que mi antepasada y yo hemos tenido.

Era increíble como se me olvidó tan fácilmente las jugarretas que al destino les gusta realizar.

Unos meses pasaron desde que Lola y Carl se unieron en la Santidad del Matrimonio, en dónde Lincoln en el todo sentido literal de la palabra le apuntó a él con una escopeta para que no se echara para atrás.

Yo trabajaba en mi nuevo caso paranormal, un grupo de fantasmas que aterrorizaban un orfanato lleno de niños sin hogar y sin familia.

Debía actuar rápido para que nada grave les pasara a esas pobres criaturitas que ya de por si han sufrido cosas que ningún menor de edad debe sufrir, pero el problema se complicó porque esa banda de espectros era conformada también por niños pequeños, que murieron en un accidente en ese mismo orfanato y que al no saber cómo sobrellevar el hecho de no pertenecer a este mundo se dedicaban a atormentar a los que seguían vivos.

-¿Es necesario llevárselos a todos?- la Señorita Hepburn, la encargada del lugar, no estaba de acuerdo con lo que le pedí.

-Completamente. Lo que estoy a punto de hacer es algo potencialmente mortal y no debe haber ningún niño aquí- le afirmé mientras hacía el último preparativo que consistía en poner el marco de una puerta en la sala central del orfanato.

El lugar en dónde esos pobres niños murieron y en dónde se ha registrado la mayor actividad paranormal.

-¿En verdad debemos dejar el orfanato solo porque esta bruja lo dice?- no le presté atención a este comentario despectivo de una de las niñas que vivían ahí cuando todos estaban siendo evacuados.

No sería la primera vez que alguien me llama así.

-¡MARGUE!- la encargada del lugar le dio un merecido jalón de orejas por tal irrespeto.

Los otros infantes comenzaron a reír, hasta que unos libros y mueves levitaron en el aire y casi chocaron contra ellos al ser lanzados con fuerza.

-Todos, váyanse de aquí, ¡AHORA!- ordené porque estas almas en pena no se iban a rendir tan fácilmente y harían todo lo posible para permanecer en este lugar.

-Confiamos en usted, ¡VÁMONOS, LESLY!- la Señorita Hepburn tomó de la mano a una pequeña niña, que curiosamente, su piel es tan pálida como la mía, pero su cabello es tan blanco como el de mi hermano y mantenía los ojos cerrados debido a que es invidente.

Entre gritos de horror tanto por parte de los pequeños como de los empleados del orfanato, todos se retiraron apresuradamente como una manada de animales presas del pánico para que tanto sus cuerpos físicos como espíritus inmortales no se viesen afectados por lo que pudiera pasar.

Pero tanto era el terror que sentían, que no corroboraron que todos en verdad fueron evacuados.

Al creer que ya no había ningún otro ser vivo cerca, me aproximé a la puerta que coloqué en medio de la sala sosteniendo un osito de peluche, un símbolo de la pureza infantil que me será de mucha utilidad para ayudar a los fantasmas de esos niños.

Cuando escuché risas infantiles arrastradas por el viento que se volvían gritos iracundos y ofensivos comentarios en mis oídos, supe que era el momento de actuar.

-Oh grandes Espíritus Guías y Guardianes, solicito de nuevo de su ayuda para ayudar a estas almas desdichadas a encontrar su lugar en el Más Allá y dejen de atormentarse a sí mismos y a los que todavía viven en este Plano Existencial- comencé a orar sosteniendo en lo alto el osito que brillaba con un aura clara.

Como siempre pasa cuando debía lidiar con varias almas errantes, el tiempo se distorsionó, porque sentía que podían pasar horas enteras para mí, mientras que en el exterior solo pasaban unos pocos minutos para las personas que solicitaron mi ayuda.

Todo lo que no estuviera sujetado al piso levitó y giró rápidamente a mí alrededor como si dentro de un remolino me encontrara oyendo tanto ofensas, como súplicas que a cualquiera le habría detenido el corazón.

Yo me mantuve firme en mi sitio como una estatua, no demostrando temor alguno y recitando sin titubear las oraciones requeridas para ayudarles, ni siquiera cuando los objetos pasaban peligrosamente cerca de mí con la intención de agredirme.

Hasta qué al decir la última parte del rezo, empuñé en lo alto el peluche que ahora brilló como un faro y expulsó un haz de energía clara que dio contra la puerta que puse con anticipación y que no fue afectada por las fuerzas que se desataron.

Que al ser abierta dio vistazo a un portal color azul cielo.

Lo que bastó para que todas las cosas que antes revoloteaban como aves de rapiña se detuvieran en el aire. Siendo tomadas por manos invisibles para el ojo humano, regresaron a sus respectivos lugares tal y como pasaría cuando unos niños revoltosos limpian un enorme desorden para que sus padres no los regañen.

Siendo algo que me consta por completo.

Con todo arreglado, esos infantes se materializaron ante mí no con la apariencia de grotescos espectros salidos del más espeluznante relato de horror, sino con la forma que tuvieron en vida.

No pudo evitar hacer una mueca de informidad porque ninguno de ellos llegó tan siquiera a los diez años de edad.

-Muchas gracias por su ayuda, Señora Loud- hablaron al unísono sonriendo igual a como lo han hecho todos los espíritus que han recibido mi ayuda.

-No hay de que, fue un placer- pero fui capaz de devolverles el gesto y de uno en uno entraron por la puerta y el último en ingresar se despidió agitando la mano derecha antes de cerrarla.

-Suspiro... otra misión cumplida- resoplé y miré al techo del orfanato al sentir como las energías negativas que antes me rodeaban se desvanecieron por completo.

Di por hecho de que ya había terminado mi labor en ese lugar y me dispuse a irme y avisarle a la Señorita Hepburn que todo terminó y que los niños bajo su cuidado nunca más serán molestados por lo que en su momento fueron sus hermanos no sanguíneos.

Hasta que sentí algo, corrección, oí algo.

El llanto de un bebé.

Eso me desconcertó, porque se suponía que esa mujer y sus compañeros se llevaron a todos los niños para que no se vieran afectados por lo que podría pasar durante la purificación que hice.

¿O posiblemente ese llanto le pertenecía al espíritu de otro infante que pasé por alto?

Guiándome por esos lloriqueos, fui a la sección del orfanato en dónde residen los niños chiquitos que apenas han dado sus primeros pasos en el mundo.

Vi muchas cunas vacías, una al lado de otra junto a ropas, pañales y algunos juguetes infantiles tirados en el piso debido a la prisa por la que los empleados usaron para llevárselos cuando les dije a todos que se fueran.

Excepto una, que estaba en el rincón opuesto a la puerta de entrada y del que provenía el llanto.

Con mi andar digno de una integrante de la realeza británica, fui ahí pasando una mano por las otras cunas hasta que me detuve por lo que vi.

Un pequeño bebé, de máximo dos meses, con unos cuantos mechones castaños y que se removía inquieto llorando para que lo atendieran manteniendo los ojos cerrados.

Lo miré fijamente por no saber cómo reaccionar inicialmente. No sería la primera vez que me topo con un niño chiquito, tanto vivo como muerto, que llore solicitando atención.

Pero en este escenario, mi mente quedó en blanco por unos segundos hasta que realicé la acción que considera más lógica y que seguramente cualquier otra persona haría en mi posición.

Y eso fue acariciar su cabeza para tranquilizarlo.

No me esperé para nada que mi mano diestra apenas tuviera contacto con ese niño recibiera a cambio una especie de descarga que recorrió cada centímetro de mi ser haciéndome retroceder y soltase un gemino de asombro.

Este niño... tenía algo... algo que no supe cómo interpretar en un inicio, pero qué a la vez, me resultaba de lo más familiar.

Mantuve la boca entreabierta porque al detener de golpe sus llantos, abrió sus ojos.

Sufría de heterocromía. Su ojo izquierdo era de un lindo verde esmeralda, pero el derecho era de un intenso color rubí pareciéndose a un diamante rojo.

La manera en cómo me miró fijamente, sin parpadear, como si no hubiera estado llorando hace tan solo unos momentos... me transmitían tantas palabras, tantas emociones que no tampoco supe comprender.

Pero lo que más me impresionó fue por lo otro que vi y que ninguna otra persona vería y eso era un aura clara a su alrededor, similar a la energía que ese osito de peluche expulsó para crear ese portal en la puerta.

Tan parecida a la mía cuándo debía lidiar contra seres malignos que no pueden ser enfrentados por medios convencionales.

¿Quién era este niño?

Miré la parte delantera de su cuna en dónde se supone debe estar su nombre, pero no había nada, ni siquiera iniciales o algo que sirva para identificarlo.

Era un ser que no existía para el resto de la sociedad.

Como un fantasma.

Dejé de divagar cuando oí unos gemidos de su parte y al verlo él extendió sus pequeñas manos hacia mí para que lo cargara.

Hasta para alguien como yo era imposible no sentirse conmovida por ese gesto. Con el mayor de los cuidados lo cargué ya no sintiendo la misma rara sensación que tuve cuando acaricié su cabello.

Fui tomada por sorpresa ahora cuando él de un rápido movimiento apartó mi tan característico flequillo dejando al completo descubierto mis ojos.

Me preocupé por una posible reacción negativa de su parte. Porque cada vez que alguno de mis sobrinos cuando eran bebés, y aún ya más grandes, me veía directamente a los ojos de inmediato chillaban aterrados suplicando la protección de mis hermanas o sus conyugues.

Pero él no, al contrario, mis ojos tan diferentes a los de un humano promedio parecían serle de lo más graciosos debido a como reía, incluso atrayentes porque volvió a extender sus manitas queriendo tocarlos siendo algo que realmente no sabía cómo sobrellevar.

Al dejar de reír y verme otra vez fijamente, volví a sentir esa rara sensación. Como una descarga salió de su ojo carmesí y chocó contra mis globos oculares que han visto cosas que nadie más vería ni en sus más lindos sueños o más nefastas pesadillas.

Un hilo único y especial que nos unía... como si ya hubiéramos predestinados para encontrarnos.

Ahí fue cuando lo entendí.

Este niño... era la respuesta. Contestaba la pregunta de quién ocupará mi lugar cuando yo haya partido y continuará con mi labor y con la de mi bisabuela.

Y a la vez, era también la respuesta a mis suplicas, el calmante para el enorme dolor y vacío en mi interior que me ha azotado por tantos años.

Un heredero, un hijo que necesitaba de una madre... mi milagro del Cielo.

-¿Todo bien, Señora Loud?- me preguntó la Señorita Hepburn cuando salí del orfanato cargando a ese bebé.

-Todo bien. Los fantasmas de esos niños jamás volverán a atormentarlos- apenas le dije esto, todos los jóvenes a su cuidado comenzaron a celebrar a lo grande, incluyendo esa niña de pelo blanco que fue tomada por unos niños latinos de los hombros para hacerle dar varios giros y besarla en las mejillas al mismo tiempo dejando su cara tan caliente como un soplete.

-Pero me encontré con este bebé en la zona en dónde cuidan a los bebés. ¿Quién es? ¿De dónde viene?- le extendí al pequeño en mis manos.

-¡OH NO! ¡¿CÓMO SE NOS PUDO OLVIDAR?!- alarmada, lo tomó y revisó para asegurarse de que estuviera sano -gracias al Cielo que está bien... no sabemos si tiene familia, fue dejado en una cesta ante la puerta del orfanato hace un mes, sin una nota, ni nada que nos dijera algo sobre él, ni siquiera su nombre. Hemos intentado por todos los medios posibles encontrarle algún familiar, pero no hallamos nada. Pareciera que apareció por arte de magia o salido de la nada.

Esa era la única respuesta que necesitaba para corroborar mis sospechas.

Como siempre, la vida y el destino me pusieron en el lugar correcto en el momento correcto y cuando menos lo esperaba.

Una pequeña risa de ternura salió de los labios de Lucy al recordar como su vida cambió de un modo que nunca creyó desde ese entonces, cuando adoptó a ese pequeño sin hogar y al que le dio el nombre de uno de los escritores que más admira: Edgar Allan Poe.

Luego hizo una mueca de pena al leer las partes en como Lincoln y el resto de sus hermanas se tomaron la noticia de que adoptó a un niño, cuestionando si tomó la decisión correcta y otras protestas.

Y como tuvo que pedirles consejos infinidad de veces cuando no sabía qué hacer para calmarlo llamándolos prácticamente todos los días.

-Suspiro... increíble que ya han pasado siete años desde eso... debiste haber visto la cara que Colmillitos VI puso cuando traje a Edgar a casa, Colmillitos VII- su mascota compartió su risa.

Pero su ceño se frunció cuando llegó a ciertos sucesos, cuando Edgar a los cinco años tocaba la tapa de su ataúd en las noches, llorando desconsoladamente mientras abrazaba el mismo osito de peluche que ella usó para ayudar a los otros niños, pidiéndole ayuda.

Para que apartara las miles de voces que escuchó en una pesadilla que tuvo.

Sabía bien que eso iba a ocurrir tarde o temprano, que cuando menos se lo esperase, él debería lidiar con el eco de lamento de los espíritus que habían quedado atrapados en ese plano entre el Mundo Mortal y el Mundo de los Muertos.

Y con los llamados de otros seres que anhelaban alguien con su don para sus nefastos fines.

Era algo que solamente ella podía ocuparse, porque ningún consejo de sus hermanas o de Lincoln serviría y tendría que usar todos sus años de experiencia para ayudar a su hijo a sobrellevar esos problemas que ningún niño tendría llegando a los extremos de intentar formar barreras espirituales a su alrededor para mantener a raya las voces.

Pero simplemente no podía suprimir el Don que tiene, y como ella lo sintió varias veces en su vida, parecía ser la peor de las maldiciones.

Aunque, se le había olvidado que realmente no estaba sola para ayudarlo y leyó la parte que le recordó que jamás lo estará.

Dentro de poco será su sexto cumpleaños. Había conversado con Lincoln y mis hermanas para hacerle una fiesta sorpresa en la que se lo festejemos junto a su enorme variedad de primos.

A diferencia mí que no me gustaba tener mucho contacto con otras personas de niña, aun cuando eran en eventos de gran importancia personal, a Edgar le encantaba jugar con sus primos y otros niños, en especial con la hija que mi amiga Haiku también adoptó junto a su esposa Maggie y que le hacía suspirar de ese modo tan diferente al que aprendió de mí.

Solo esperaba que no los asustara al contarles cosas relacionadas con lo que oye en sus sueños y menos levantarse ese flequillo que tapaba su ojo carmesí. No deseaba recibir otro fuerte regaño por parte de mi familia si su prole vuelve a quedar traumatizada.

-¿Estás listo, Edgar? Recuerda que debemos ir al restaurante de tu Tía Lily para almorzar por tu cumpleaños- toqué un par de veces la puerta de su cuarto.

-Un momento, mamá. Solo déjame terminar de oír la divertida historia que este señor me está contando.

Quedé petrificada en mi lugar cuando lo escuché decir eso con claros rastros de risas.

¿Había alguien ahí con él? ¡¿Un ladrón?! O peor, ¡¿UNO DE LOS ESPÍRITUS QUE TANTO LO ATORMENTAN EN SUS PESADILLAS Y QUE HA DECIDIDO MATERIALIZARSE ANTE ÉL?!

Mis instintos de madre de inmediato tomaron el control de mi cuerpo.

-¡EDGAR, ABRE INMEDIATAMENTE ESTA PUERTA!- forcé la perilla, pero al no lograr hacerla girar, no tuve otra opción que abrirla de un fuerte empujón.

-¡¿CON QUIÉN ESTÁS HA...?!

Todo el horror, desesperación e ira que sentí al imaginarme el peor de los casos se volvió humo por lo que ahora mismo veía.

Me esperaba cualquier cosa dentro de esta habitación, un alma en pena que solo quería hablar con alguien que pudiese verlo y oírlo, un espectro que esté tras un espíritu puro del cual nutrirse o un diablo salido del propio Infierno que lo quiera llevar a la tentación.

Pero nada como a esto.

-A... ¿Abuelo Pop-Pop?- ahí, sentado en la cama de mi hijo, que a su vez estaba sentado en el piso oyéndolo con toda su atención, se hallaba el espíritu del padre de mi madre.

-¡Hola, Lucy! ¿Cómo está mi pequeña brujita? Veo que sigues teniendo carbón en el tejado, ¿Eh?- a él le dio mucha risa mi expresión y bromeó pasándose una mano por su blanco cabello.

-¡Mira, mamá! Este señor me dijo que es tu abuelo y el de mi Tío Lincoln y de todas mis tías, ¿Eso es verdad? Porque me ha estado contando historias muy graciosas sobre ustedes- Edgar me tomó de la mano y me acercó a él.

-... este... sí, es verdad. Él es mi abuelo Albert, pero todos le decíamos Pop-Pop- me demoré unos segundos en responderle debido al asombro que tuve -tú... ¿Puedes verlo? ¿Desde cuándo?

Si algo podía preocuparme más que oiga las voces del Más Allá, es que vea a los que moran ahí.

-Desde ayer, cuando tuve otros de esos feos sueños. Iba a pedirte dormir en el ataúd, pero él apareció en mis sueños para reconfortarme y así no tuviera que molestarte, mamá- al pararse cerca de mi abuelo, esté le palmeó la cabeza.

-Y de nuevo lo visité, para felicitarlo por su cumpleaños y asegurarme que las voces de esos chismosos no le arruinen el día. ¿Cómo se dice, jovencita?- disfrutaba a lo grande la expresión de mi cara.

-Pu-pues... muchas... muchas gracias, abuelo- pocas veces me había sentido tan estúpida como me sentí en ese instante -eh... Edgar, ve a lavarte los dientes y luego te alistas. Yo debo hablar un momento con mi abuelo.

-Sí, mamá. Adiós, Bisabuelo Pop-Pop. Gracias por tu ayuda y por venir a felicitarme- después de darle un tierno abrazo, salió de lo más feliz.

-Así que... has decidido aparecerte ante mi hijo así como así, abuelo. ¿No pudiste habérmelo consultado antes?- me quejé al asegurarme de que ya no estuviera cerca.

No es que no deseara que Edgar pudiera contactar con él, mis padres, la Bisabuela Harriet o con todos aquellos que he ayudado y me han ayudado en mi profesión como Medium Espiritista, en verdad eso me alegraba mucho.

Mi preocupación se debía a que al manifestarse así de repente ante Edgar pudiera afectar su salud mental y le hiciese creer que está enloqueciendo o algo parecido sumándole más angustias y preocupaciones.

-¿Esperabas acaso que me viera cubierto por una sábana blanca y le gritase "Buu"?- siguió haciéndome burla, por lo que me crucé de brazos y gruñí para que se pusiera serio.

-Lucy, yo no pude estar ahí para celebrar los cumpleaños de los muchos bisnietos que ustedes me han dado. Debía aprovechar que tu hijo tiene tu mismo Don para así felicitarlo como se lo merece y deleitarlo con las historias sobre las incontables locuras que hicieron de chicos- no cambie mi postura y moví de arriba abajo el índice derecho.

-Y porque yo, tu bisabuela y todos los que has socorrido también han oído los gritos de súplica que él suelta al ser atormentado en sus sueños. No podíamos dejarle sufrir de un modo tan atroz que no merece ni dejarte toda la carga de cuidarlo en ese aspecto y decidimos echarte una mano; por algo todos formamos parte de la familia que has forjado, ¿No?

A mi mente volvieron a venir las palabras de la Bisabuela Harriet cuando dijo que yo no tendría una familia terrenal como la de Lincoln o mis hermanas. Analicé desde otra perspectiva cada una de esas palabras, encontrándoles otro significado.

Porque es verdad, la familia que tengo no es como la de él, ni como las de las demás o a de las otras personas, ya que al igual que yo, dista bastante de lo convencional.

Digna de una serie de humor combinada con "horror" al más puro estilo de los Locos Adams o los Monster o una tontería de esa índole, je, je.

-Ay, abuelo... no tenías porqué tomarte tantas molestias. Gracias- esta vez sí fui sincera al momento de agradecerle y le di un tierno abrazo -pero tú y los demás deben avisarme enseguida en caso de que algún ser no perteneciente a nuestro círculo y con malas intensiones quiera manifestarse ante él y dile a los otros que no se le aparezcan con mucha frecuencia. No quiero que se le vuelva un hábito hablar contigo y los demás a toda hora; ya sabes lo que la gente pensará de él si lo ven hablar "solo" o con el aire.

-Descuida, mi brujita. Solo lo abarrotaré con mi basta sabiduría cuando sea necesario... o cuando me aburra de estar durmiendo sobre las nubes sin nada mejor que hacer- volví a refunfuñar por esta otra broma -ahora ve a celebrarle el cumpleaños como se debe, pero procura no causarle un infarto de la emoción por la sorpresa que le tienes preparada. No querrás que se termine volviendo uno de los Querubines que tanto revolotean por ahí allá arriba, ¿O sí?

Con una última broma, desapareció volviéndose un punto brillante que ascendió traspasando el techo y perdiéndose de mi vista.

-Mi pequeño... espero que en verdad ellos y yo podamos ayudarte cuando problemas más graves te agobien en el mañana.

No pude evitar bajar la mirada preocupándome por su futuro y de todos los obstáculos que tendrá y me fui a también alistarme para su día especial.

-Por suerte yo y los otros hemos sabido como orientarlo hasta ahora y no sufra de esos complejos e inseguridades que me asolaban a su edad. Pero, ¿Por cuánto tiempo más podrá sobrellevar todo lo que su Don le traerá?- vio el techo de su vivienda teniendo la misma expresión de angustia que tuvo luego de despedirse de su abuelo esa vez.

Pero al pensar en eso último que leyó, recordó el motivo original por el que sacó ese libro.

-Ahora bien, ¿En qué me había quedado...? Ya me acordé- dándole vuelta a otras páginas, leyó un capítulo a medias que estaba incompleto y que tenía por título: EL HEREDERO

-¿Será que me limito a transcribir parte de lo que puse en MEMORIAS para ahorrarme la molestia de pensar como lo hacen muchos otros escritores con sus obras o pongo algo diferente?

De nuevo escribiendo con pluma y tinta, y riéndose de su propia broma, relató cómo podría ser el futuro de su hijo, como afrontará las dificultades que ni ella o ningún otro miembro de su para nada ortodoxa familia podrá ayudarle a enfrentar y que hará cuando algún día tome su lugar.

(...)

Unas horas después, Lucy descansaba de la escritura y tarareaba una canción mientras preparaba el almuerzo recibiendo la ayuda de Colmillitos.

Hasta que escuchó la puerta abrirse.

-¿Eres tú, Edgar? Llegaste más temprano de lo que esperé. ¿Cómo te fue con...?

Detuvo su hablar por el fuerte portazo que ahora resonó.

-¿Edgar?- al arrimarse desde el umbral de la cocina, vio como subía apurado las escaleras sin dirigirle la mirada, ni dedicarle aunque sea un pequeño saludo.

Algo no estaba bien.

-¿Edgar?- lo volvió a llamar y se quitó el delantal para seguirlo junto a su mascota alada.

-¿Te pasa algo?- notó que caminaba con un leve cojeo -¿Ocurrió algo con Julia?

Su hijo seguía sin hablar, pero al estar más cerca, pudo oír el sonido de sollozos reprimidos.

Definitivamente algo andaba muy mal.

-¿Edgar? ¡Edgar, te estoy hablando, jovencito!- lo detuvo al sujetarle un hombro por atrás cuando se dispuso a abrir la puerta de su cuarto -¡Cuando te hable me haces el favor y me miras a la cara! ¡EDGAR!- le obligó a girarse para que la vea de frente.

Perdiendo el aliento y sus ojos se abrieron tanto que casi sobresalieron de su flequillo cuando lo pudo ver bien.

Con la ropa sucia, maltratada y con claras marcas de golpes por todo el cuerpo, en especial su cara teniendo justamente un morado en su ojo carmesí.

-Mi niño... ¡¿QUÉ FUE LO QUE TE PASÓ?!

Volviendo a actuar como cualquier otra madre en su posición, lo abrazó fuertemente acariciando su cabello y dejándole descargar su llanto sobre su hombro derecho mientras que Colmillitos se llevó las alas al hocico para suprimir un gemido de asombro al verlo en ese estado.

-Ma-mamá... fue... de lo más horrible- por más que trataba de mantener compostura, le era imposible no llorar tal cual como lo haría otro niño de su edad.

Lucy ya podía imaginarse lo que pasó. Seguramente se topó con un fantasma para nada amistoso que decidió jugarle una mala pasada, o peor, cruzó caminos con un demonio que lo quiso agredir de las maneras más atroces posibles y que haya estado a punto de arrancarle el alma del cuerpo.

Y muchas miles de cosas más que pasaron por su mente.

-Ahora por favor dime que pasó. No te contengas en los detalles más escabrosos, hijo- pidió luego de haberle atendido sus lesiones.

-Lo... lo que pasó, mamá. Es... es que...- estaba costándole trabajo hablar y se sobó el abdomen -es que hice lo que me sugeriste que hiciera... fui con Julia al parque y nos divertimos mucho, riendo de lo más felices... hasta que...

-¿Hasta que...?- lo incitó a continuar, preparada para oír como un espectro los atormentó.

-Hasta que unos niños más grandes aparecieron y comenzaron a molestarla, burlándose de ella por tener dos mamás. Yo me enojé mucho porque la hicieron llorar y la defendí, pero ellos eran más fuertes que yo y...- sus labios le temblaron y volvió a expulsar lágrimas de ambos ojos.

Lucy esperó y contempló cualquier posibilidad menos esa. ¿Otros niños mortales, de carne y hueso, fueron los que lo dejaron en tan lamentable estado?

Olvidó un importante factor: la maldad humana.

Algo que tanto las personas promedio como los seres con poderes espiritistas lidian cuando menos se lo esperan y que puede ser peor que los espectros más atemorizantes.

-Oh, mi niño...- de nuevo lo abrazó con todo su amor maternal -entiendo lo mucho que esto te duele y molesta. Hiciste bien al defender a tu amiga y que esos bellacos no salieran bien librados después de obrar mal, pero debes entender que la violencia no es la solución y solo traerá más violencia. También debes comprender que las otras personas temen, repudian y odian aquello que no esté dentro de esos muy obsoletos estándares de normalidad.

Ahora fueron miles de recuerdos nada gratos los que invadieron su mente. Tanto cuando a ella la fastidiaban por ser una "la oveja negra de la familia" o cuando miraba a otros ser agredidos tanto física como emocionalmente por esos demonios terrenales.

-Como quisiera... desearía que las voces que me molestan en mis sueños fueran a los de ellos y los aterren, para que sufran como se lo tienen merecido.

Escandalizada quedó por oír esas palabras de su boca, cargadas de un odio y de un rencor que jamás ha percibido de parte suya.

Quedando nuevamente en Shock porque al verlo, notó un brillo en su ojo derecho aun cuando este estaba cerrado por el puñetazo que recibió ahí.

No emitiendo la misma energía espiritual que chocó contra la suya cuando lo vio por primera vez.

Era la flama de la ira creciendo en su interior, una que le impulsaba a hacerle las peores cosas posibles a los que lo hirieron y a la niña que le gusta.

Siendo tentado por las voces, para que tomase el Sendero del Mal.

Es algo que no podía permitir de ningún modo.

-No, hijo, esa no es la respuesta- hizo que lo viera a los ojos al levantarse su propio flequillo.

No dedicándole una mirada de regaño, molestia o decepción, sino una de compasión, de comprensión y bondad.

-Edgar... en caso de que mi abuelo, mi bisabuela o el resto no te lo haya contado, yo también pasé por situaciones como esa a tu edad. Los otros niños también me fastidiaban y agredían sin piedad por ser diferente a ellos y al resto de personas.

-¿Entonces como lograste que te dejaran de molestar, mamá? ¿Les lanzaste un hechizo o le pediste a un fantasma que los atormentara para que aprendieran a dejarte en paz?- creyó que le daría un infalible método con el que castigaría a los que lo agredieron y a Julia.

-No, nada de eso. Lo que hacía era simplemente ignorarlos. Ante sus comentarios ofensivos, me limitaba a darles la espalda e irme a otro lado y no darles el gusto de enojarme por sus banales burlas. Hay un dicho que dice: "A palabras necias, oídos sordos"- con un pulgar acarició su ojo derecho.

-Me sentaba bajo la sombra de un árbol o me metía en los ductos de ventilación para escribir, para meterme en mi mundo, uno en el que ellos no existían y en dónde podía ser yo misma, contando únicamente con la compañía de mis amigos invisibles, los que jamás se burlaran de mí y que me apoyaban en más de una forma para apartar esos deseos rencorosos de mi alma.

Si escribiera en un texto las ocasiones en las que estuvo tentada en recurrir a maleficios o a hacer pactos con seres malignos para solucionar los problemas que otros niños o sus propias hermanas le generaban, ya habría llenado como cien libros del mismo grosor como el que había estado repasando hace unas horas atrás.

-Oh, mamá. Te dije que lo cursi no es lo tuyo- a Edgar esa solución no le era mucho de su agrado -¿Y que haré cuándo uno de esos idiotas moleste o agreda a Julia o a alguien que quiero? Ponerme bajo un árbol con los audífonos a toda potencia o esconderme en los ductos solucionará el problema.

-Cuida tu lenguaje, jovencito. Que nunca te he enseñado ese obsceno palabrerío- lo regañó por haber usado ese término ofensivo -pero, si hacer oídos sordos no funciona y ellos se empeñan a fastidiarte al grado de agredirte físicamente o a alguien que aprecias, entonces tengo otro método con el que me pude librar de muchos brabucones de joven- prestó toda su atención, de nuevo ansioso por ver con qué le saldrá.

-Mételes un buen susto- quedó desconcertado con eso -no me refiero a mandarle las voces de aquellos que te molestan mientras duermes o algo parecido. Usa lo que te he enseñado como aparecerte de repente a sus espaldas cuando menos se lo esperen, arrójales sangre y órganos falsos hechos con salsa de tomate y trozos de comida, dedícales algunos párrafos de los cuentos de horror más espeluznantes que has leído o has que les dé una terrible picazón usando hierba mala y hazles creer que les lanzaste una maldición.

-Esos son métodos de persuasión muy efectivos y mucho más benignos que recurrir a la violencia o pedirle a las Fuerzas del Más Allá que solucionen el problema por ti. Si supieras las veces que la escuela llamó a mis padres para ponerles quejas sobre los traumas que les generé a los tontos que en más de una vez se quisieron pasar de listos conmigo...- soltó otra risa nostálgica.

-¿Asustarlos para que no me molesten a mí o a Julia?- Edgar bajó la mirada meditando todo lo que le dijo, hasta que esbozó una sonrisa que dejó al descubierto sus bien limpios dientes.

Volvió a tener pensamientos no muy loables.

-Creo que ya sé cómo cobrárselas todas... muchas gracias, mamá- la volvió a abrazar.

-De nada, mi Milagrito del Cielo. Ahora ve a tu cuarto y descansa mientras preparo tu platillo favorito- le dio unas palmaditas en la espalda viéndolo ingresar también sonriendo.

Hasta que sintió como alguien se paraba a sus espaldas.

-Abuelo, bisabuela. Por favor, vigílenlo y asegúrense de que no haga una barbaridad o que las voces de esos desgraciados le inciten a cometer una atrocidad. Ahora más que nunca necesito que lo protejan de aquellos que quieren aprovecharse de sus capacidades.

-Descuida, mi pequeña brujita. Así lo haremos- afirmó su abuelo materno y su bisabuela asintió.

(...)

Unos días después, Lucy revisaba en una libreta los siguientes Casos Paranormales que debe atender. Que sea madre no significa que deba dejar de atender sus obligaciones ni ayudar a los mortales o almas que requieran de sus servicios.

Hasta que el teléfono sonó.

-¿Sí? Residencia de Lucy Mary Loud, ¿Qué se le ofrece?- contestó con esa cultura en su voz.

-"Hola, Lucy, soy yo, Clyde, el director de la escuela"- alzó una ceja de lo más extrañada.

-Pues... hola, Clyde. ¿Cómo has estado?- si eso le parecía raro, es porque pocas veces ha recibido llamadas por parte del mejor amigo de su hermano.

-"Muy bien, dentro de la medida de lo posible. Pero, debo hablar contigo sobre algo grave que Edgar hizo hoy en la escuela"

La mano con la que sujetaba el teléfono sufrió una tembladera y podía jurar que su corazón se detuvo por un segundo sintiendo que en esa fracción de tiempo el alma abandonó su cuerpo.

Otra vez a su mente vinieron los peores escenarios imaginables.

-¿Edgar hizo algo gra-grave? ¿A qué te refieres?- con un nerviosismo que casi nunca ha tenido, enrolló con el índice izquierdo el cordón del aparato y respiró agitadamente aun cuando trataba de hablar lo más calmada posible.

-"Verás, Lucy. Resulta que tu hijo escribió son salsa picante en el interior de las puertas los casilleros de otros chicos cosas como que unos fantasmas irán por ellos por meterse con aquellos que sean diferentes dejando también unos dibujos horribles que los aterró como no tienes ni idea. Los padres de esos niños llamaron quejándose porque llegaron llorando a sus casas, por lo qué si no le aplicas el correctivo correspondiente a tal acción, me temo que tendré que tomar medidas para que eso no se vuelva a repetir"

Todo el enorme terror y angustia que ella sintió desapareció de golpe, y si ella fuese un personaje de anime, habría caído dándose bien duro contra el suelo por lo idiota que se sintió.

Porque de nuevo contempló los peores escenarios posibles.

-De... ¿De verdad Edgar hizo eso?- carraspeó para disimular la ahora casi incontenible risa que le dio saber la "nefasta acción" que su hijo realizó.

-"Efectivamente. Me sorprende que él haya hecho algo como eso, si siempre ha sido uno de los alumnos más aplicados que he visto en todo lo que llevo siendo el director de la Primaria. ¿Todo está bien allá?"

-No-no te preocupes, Clyde. Yo hablaré con él para que no vuelva hacer otra "barbaridad" como esa. Gracias por avisarme.

Apenas colgó, soltó la carcajada más estruendosa que alguna vez ha generado, llegando al punto de sujetarse el estómago y apoyarse en una mesa para no caer.

Desde hace años que algo no le causaba tanta risa.

-Hubieras visto tu cara. Como me habría gustado tener una cámara para inmortalizar este momento- no muy lejos, se hallaba la Bisabuela Harriet compartiendo su mismo semblante.

-Ya-ya-ya déjate de tus cosas, bisabuela. Que... que por un momento creí que ustedes le dejaron tentarse por esos pobres diablos que quieren a-apoderarse de su alma- por más que intentaba parecer molesta, su risa no le permitía reprocharle nada.

Algo de humor nunca cae mal en la vida de las personas, especialmente para alguien con el estilo de vida que ella y su hijo poseen.

(...)

Era fin de semana y esta vez Lucy decidió acompañar a Edgar a ese mismo parque para asegurarse de que no se vuelva a meter en problemas.

No andaban solos, porque estaba Julia, los mellizos que Lola gestó y que tienen su misma edad y el hijo de Lynn que es tres años mayor y más grande que el promedio de niños de diez años.

-¡JA! ¡Les volví a ganar, debiluchos!- tal y como lo solía hacer su madre de chica, se vanaglorió de su triunfo al ganarles en una carrera.

-Te... te crees todo un ganador solo por vencer a niños más chiquitos que tú, ¿Verdad, Hogan?- uno los hijos de la exreina de belleza respiraba agitado y lo miró de mala forma sintiéndose humillado por haber sido vencido; también actuando de modo parecido a su madre.

-Solo-solo porque no me quiero arruinar las uñas no te hago morder el polvo como te lo mereces- su melliza de igual manera quiso mantener algo de orgullo.

-Oh, entonces si lo desean, podemos jugar a la Lucha Libre. Así ensayaré los nuevos movimientos que mami me enseñó, ¿Qué dicen?- los hijos de Lola se asustaron un poco, pero abrieron la boca para responderles y no parecer amedrentados.

-Catherine, Carter, no empiecen- pidió Edgar para que no peleasen -Julia, mira esto- le susurró a la niña que lo tiene enamorado -¡Oye, Hogan, mira eso horrible atrás de ti!- señaló algo que estaba a sus espaldas.

-¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!- tragándose por completo la mentira, se giró asustado.

Eso le dio al hijo de Lucy la oportunidad de sacar una araña de plástico y de un veloz movimiento se la puso en el hombro izquierdo.

-¡Ahí, en tu hombro! ¡TIENES UNA ARAÑA HORRIBLE!- fingió estar aterrorizado.

-¡OH DIOS MÍO! ¡QUÍTENMELA, QUÍTENMELA!- cayó redondito en esa treta y comenzó a correr en círculos tratándose de quitarse a la "peligrosa alimaña"

-Tonto- dijeron al unisonó los mellizos, deleitándose con su humillación.

-Como diría la Tía Lisa: la inteligencia siempre supera a la fuerza bruta.

Edgar sonreía complacido porque pudo resolver otro problema sin rebajarse a los puños o pedirle ayuda a individuos con los que no es conveniente relacionarse.

-Ven, Julia. Quiero que veas... conozcas a unos tiernos gatitos que me encontré hace unos días- le ofreció la mano a la chica que le gusta.

-¿Son seguros? ¿No serán como ese perrito que me mordió la mano la semana pasada antes de que esos tontos nos molestaran?- ella se mostró muy reacia, mejor dicho, asustadiza.

Pareciera ser qué si ha logrado conocer en persona a esos amigos invisibles que nadie más puede ver u oír, y no se ha llevado una muy buena impresión de todos ellos.

-Descuida, estos gatitos son de lo más tiernos y mansos. Te lo aseguro- la tomó de una mano y la guío a otra parte del parque dejando a sus primos seguir haciendo sus tonterías.

Lucy los había estado observando desde la comodidad de una banca bajo la sombre de un árbol mientras escribía algo en su libro.

Río negando con la cabeza y retomó sus apuntes. Sabía bien que estos buenos tiempos no durarán para siempre y que en algún momento Edgar deberá enfrentar desafíos miles de veces más difíciles que unos meros brabucones y susurros en las noches.

Quisiera tener el poder de ver el futuro de forma precisa sin depender de las Cartas del Tarot que solo le dan vagas indirectas de las posibilidades que ofrece el mañana, pero sabía bien que eso era demasiado pedir y el destino no siempre juega como uno quisiera que jugase.

Y también sabe que los miembros pertenecientes a su para nada normal familia tampoco podrán cuidarlo o persuadirlo de todas las malas decisiones que en algún momento tomará y que en el peor de los casos lo volverán aquello que justamente ha combatido desde que inicio su carrera como Medium Espiritista.

Frenó su escritura y volvió a ver a Edgar que había ido a una zona algo apartada del parque para mostrarle a Julia las almas de unos gatitos, que tal y como él afirmó, eran de lo más tiernos y comenzaron a jugar alrededor de ella para que los acariciara.

Y así lo hizo, porque al igual que un fantasma que se materializa ante un incauto para darle el susto de su vida, las almas que únicamente quieren relacionarse con los que están vivos sin tener malas intenciones pueden darles a estos el privilegio de observar sus formas incorpóreas.

Ahora notando otro rubor en sus mejillas cuando ella le dio las gracias por presentarle a unos animalitos tan tiernos.

Lo que nuevamente le hizo sonreír. Porque tal vez, y solo tal vez, que él y la hija de su amiga también estaban destinados a encontrarse y ella sea el ser que lo mantenga unido a los ideales que le ha inculcado cuando ya no esté presente y haya trascendido a mejor vida.

Por lo que terminó ese capítulo escribiendo los siguientes pensamientos finales.

Y aún cuando yo no esté en forma física para apoyarle en sus momentos más difíciles, sé que contará con la dueña de su corazón y con la particular familia que tiene, tanto la terrenal, como la que lo cuida y protege desde el Más Allá para que no flaquee en su propia misión en la vida.

Porque por algo el destino lo puso bajo mi cuidado, por ser el único que continuará mi legado, el de mi bisabuela y el de todas las personas que han tenido este Don que cualquier otro mortal vería como una maldición cuando le toque lidiar con las diferentes caras de la maldad y que nadie más podría enfrentar.

Por ser, sin lugar a dudas...

EL HEREDERO...

Primer y único capítulo de esta historia completado el 01/07/2023.

Y eso ha sido todo por esta ocasión... caray... ¡Más de 17 mil palabras! ¿Cómo es que mis pobres dedos y neuronas dan para tanto? (Me sobo los dedos y me froto las sienes)

No tienen idea de lo difícil que fue hacer este One-Shot tan grande y entregarlo justamente hoy primero de Julio, ¿Por qué? Bueno, pues por una sencilla razón:

Voy a retirarme de la escritura (De inmediato las personas que se tomaron la molestia de leer este fic enseguida gritan un potente "¡¿QUÉ?!" impresionados a no más poder) bueno, quise decir, que me tomaré un tiempo lejos de la escritura, o sea unas pequeñas vacaciones (Ahora es un colectivo suspiro de alivio lo que se oye)

¿Por qué? Bueno, es porque últimamente he hecho fics o capítulos para fics muy, pero MUY grandes, qué al igual que este, superan las 10 mil palabras.

Tal vez no he escrito la misma cantidad de capítulos que solía hacer en mis inicios en Fan Fiction, pero escribir tantas palabras por capítulo, es algo que ya me pasa factura y mi loco cerebro requiere de descanso, después de todo, hasta los dementes con una enorme imaginación como la que yo poseo también deben relajarse y dejar de exprimir lo que tienen dentro de la cabeza como una esponja hasta dejarla totalmente seca.

Así que decidí tomarme todo el mes de Julio (Y posiblemente también todo Agosto) para descansar de la escritura y dedicarme a otras cosas. Tampoco es como si mi vida girase únicamente alrededor de la escritura y tener el trasero plantado en la silla tecleando la PC a cada segundo y debo dedicarme a otras cosas.

Es más, había pensado en justamente publicar este fic ayer, en el último día de Junio para así iniciar mis mini vacaciones, pero ocurrió cierto factor que no me esperé para nada:

Y es que mataron a un primo mío. Fue el jueves, en frente de su casa. No puedo dar detalles al respecto, aparte del hecho de que los familiares de mi papá están destrozados por tal evento de lo más atroz y que nadie merece experimentar.

Por supuesto, no me es algo indiferente y me bajó los ánimos para escribir y peor aún porque justamente hoy fui a su velorio viendo como mis tías y el resto de la familia por parte de mi papá lloraban a caudales su pérdida... en especial su mamá. Me recordó enseguida cuando fui al funeral de mi abuelo materno hace tantos años... (Me paso una mano por los ojos)

Solo espero que puedan mantenerse juntos y no se desmoronen por este trágico evento. Así que les aconsejo que valoren a quiénes tienen al lado, porque nunca se sabe si en el mañana ya no lo volverán a tener junto a ustedes...

Ahora, con respecto a este fic de Lucy y su hijo... pues en caso de que no lo hayan captado enseguida esto es una continuación directa de otro One-Shot que hice hace un par de años llamado: "Mi Misión en la Vida" que se centraba en ella y lo miserable que se sentía al creer que nunca podría formar una familia propia.

En verdad, la idea para este cuento la tenía dando vueltas desde finales del año pasado, cuando en un fic navideño llamado "¡POR LOS REGALOS!" se muestra que Lucy, Lynn y Lola han tenido sus propios hijos, pero no expliqué como los tuvieron (Siendo por supuesto los de Lola los que más risa me dio escribir XD)

Por lo que esto sirve para llenar ciertos huecos que dejé vacíos, lo mismo pasa con cosas que han pasado en One-Shots anteriores y que he dejado en el aire, como el regreso de Lola después de su fic "RESTABLECIENDO LOS LAZOS" y el retorno de Lisa luego de "EL CONOCIMIENTO PROHIBIDO" aunque claro, no expliqué el cómo ella volvió luego del final de esa triste historia porque entonces tendría que inventar una trama medio complicada.

Por eso el fic me salió tan grande, por haberme enfocado en esos sucesos y no únicamente en Lucy y su hijo y el para nada convencional modo en como lo obtuvo (Colocando ciertos guiños y referencias a personajes de otros famosos autores de TLH que tal vez más de uno notó)

¿Qué les pareció la pelinegra como madre? ¿Qué opinan de su hijo? Tantas veces se le dio a ella una hija con Lincoln en los fics Loudcest (O sea Lupa) que son pocas las veces que la he visto con un hijo varón (Adoptado o biológico) que tenga su peculiar Don de comunicarse con los que moran en el Más Allá.

Y como a mí me encanta crearles descendientes a los personajes Canon de una serie (Cosa que he hecho tanto en TLH como en mis viejos fics de SP y DBZ) quería aprovechar eso.

¿Creen que Edgar si pueda continuar el legado de Lucy o posiblemente el amor que le tiene a Julia le haga hacer algo parecido a Anakin Skywalker y tome el camino del Lado Oscuro? (Por cierto, si se preguntan cómo se me ocurrió la también loca idea de hacer que Haiku y Maggie se vuelvan pareja es porque también esto es continuación de otro viejo fic mío llamado "EL CORAZÓN DE UN EMO")

En verdad espero que les haya gustado el último fic que haré en un buen tiempo, porque le puse mucho empeño, tratando de no confundirme en la narración normal en tercera persona y la de en primera persona que Lucy utilizaba a la hora de leer sus escritos (También haciendo referencias a las personas que nos dedicamos a escribir :P)

Por lo qué sin más, me retiró a descansar. No se asusten, porque algún día regresaré a hacer más locos fics como ninguno es capaz de hacer.

Hasta la próxima, y también recuerden que si quieren ayuda o consejos para sus propios escritos, pueden pedirme ayuda a mí, el único e inigualable...

¡MAESTRO DE LA IMAGINACIÓN! (Doy media vuelta y me retiro caminando hacia el ocaso teniendo las manos metidas en los bolsillos para pensar que voy hacer en mi muy merecido descanso)

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