Capítulo 19 "Peleas"

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La luz que entraba por la ventana empezaba a molestarme, mis ojos acostumbrados a la oscuridad comenzaban a abrirse lentamente debido a esto, haciendo que al principio viera borroso y ardiera, pero poco a poco me fui acostumbrando a todo. Di un leve bostezo mientras me estiraba, para luego dar media vuelta y encontrarme con el rostro descubierto de Honrixs, rápidamente mi mandíbula cayó al suelo, mientras contenía mis ganas de gritar aterrorizada debido a lo que veía.

No pude evitar acercarme más a él, mientras que con la yema de mis dedos, acariciaba suavemente el rostro de Honrixs, el cual, para mi sorpresa, estaba libre de alguna marca, cicatriz o algo que pudiera deformar el hermoso rostro de Honrixs. Simplemente no podía entender lo que estaba ocurriendo ¿Por qué Honrixs ocultaba su rostro? No había nada en ella, por lo tanto, no había necesidad de hacer tal cosa.

Mientras seguía admirando el rostro de Honrixs, este empezó a despertarse, por lo que rápidamente volví a mi posición haciéndome la dormida, estaba segura que si se daba cuenta que había visto su rostro sin aquella máscara, me iba a matar aquí mismo. Me relajé y esperé, pude escuchar como Honrixs tomaba su máscara y se la ponía, también pude sentir como movía sus manos al frente de mis ojos, debido a la suave brisa que causaba sus movimientos.

—¿Estás despierta? —preguntó con su voz ronca y agotada—. Vamos a desayunar.

—Cinco minutos más. —respondí como si su voz hubiera sido la causante de mi despertar.

—Bien, pero date prisa, tengo hambre. —dijo para luego levantarse y salir de la habitación.

—¿Me tomo cinco minutos o me doy prisa? —me pregunté a mi misma.

Suspiré para luego levantarme y dirigirme al comedor, donde ya estaba Honrixs esperándome. Los empleados empezaron a servir el desayuno, mientras ambos permanecíamos en silencio, haciendo que el momento se volviera incómodo ¿Acaso había descubierto todo? No, soy una buena actora, no creo que supiera que estaba despierta desde hace mucho tiempo, probablemente era por otra razón. Suspiré frustrada, dándome cuenta lo mucho que había cambiado desde que era una prostituta, probablemente si fuera la misma persona, no me importaría nada de esto.

Ambos empezamos a desayunar, una vez que los empleados había terminado con su laboral, ahora solo éramos él y yo en esta gran mesa, sin dirigirnos palabra después de aquella noche inolvidable, realmente era frustrante ¿Cómo podamos ser una pareja romántica y a la vez dos desconocidos? Todo esto me estaba volviendo realmente loca.

—¿Quieres salir a dar un paseo? —preguntó de la nada.

—¿Paseo? —dudé, no sabía si había escuchado bien.

—Sí, dicen que caminar ayuda relajar los músculos. —comentó— eso nos ayudará, realmente estoy muy cansado después de lo de anoche.

No pude evitar sentir un cosquilleo en mi estómago, mientras sentía mis mejillas rojas, rápidamente agaché la cabeza mientras tocaba mis mejillas con mis manos ¿Qué me estaba pasando? Era un prostituta con varias muertes encima, no era posible que unas palabras tan tontas, pudieran tocarme tan afondo.

Traté de relajarme para darle una respuesta a Honrixs, pero en ese momento sonó su celular, rápidamente se levantó de la mesa y se fue a una distancia exacta para que yo no escuchara de qué se trataba, suspiré nuevamente y seguí desayunando sola, realmente quería decirle que si quería salir con él, pero durante la llamada, ponía ver el rostro tensado de Honrixs, como si aquella llamada fuera algo malo. Luego de unos minutos Honrixs colgó el celular, para luego empezar a caminar hacia mí.

—¿Está todo bien? —cuestioné.

—No podré salir contigo, tengo asuntos que atender. —dijo para luego tomar su chaqueta.

—¿Ocurrió algo malo? Quizás pueda ayudar. —expresé.

—¡Deja de meterte en mis asuntos personales, Mándalay! —exclamó—. No olvides que solo eres un contrato.

Después de eso Honrixs salió rápidamente, lanzando la puerta con fuerza, mientras que yo me quedaba allí sentada sin entender lo que había pasado. Suspiré por milésima vez en la mañana, luego me levanté, tomé el mantel de la mesa y lo jalé, tirando todo lo que había encima al suelo, después salí del comedor hacia la parte trasera de la casa, donde me senté en el columpio mientras fumaba un poco.

—¿Qué se está creyendo ese imbécil? —me pregunté— ¡¿Caso cree que puede traerme como se le de la gana?! ¡Ahh, imbécil!

—¿Tuviste una mañana dura? —consultó una voz familiar.

Rápidamente di media vuelta, encontrándome con aquel chico de la vez pasada —Felix ¿Qué estás haciendo aquí?

—Aunque no lo creas, hace algunos años mi hermana y yo no salíamos de aquí. —contó.

—Sí, he escuchado un poco sobre eso. —informé.

Volví a mi posición dándole la espalda a Félix, concentrándome en el humo que inhalaba del cigarrillo, aquel que se sentía dulce, haciéndome más adicta a la sustancia tóxica. Félix se sentó a mi lado, sin mencionar palabra alguna, probablemente entendía que no estaba en condiciones de tener una conversación amistosa con nadie o al menos no durante las próximas horas.

El tiempo siguió pasando y pronto mi cigarro había llegado a su final, dejándome un vacío, miré por un momento la colilla del cigarro, dándome cuenta que probablemente mi final sería causado por este vicio, luego lo lancé al suelo y lo pisé, seguido de eso, miré a Félix, el cual seguía a mi lado en silencio, mirando hacia la nada, por lo que decidí no decir nada, pero al parecer Félix había leído mi mente.

—¿Tuviste una pelea con Honrixs? —averiguó.

—¿Pelea? —repetí—. No se le puede llamar pelea a una discusión con un desconocido.

—¿Por qué aceptaste el contrato? Después de la muerte de su madre, Honrixs no ha sido el... Mismo. —Felix carraspeó tapando su boca, como si hubiera dicho algo malo.

—No te preocupes, ya se la historia. —musité.

—¿Y sabes que su padre le mintió y por eso usa una máscara?

—¿Qué?

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