Capítulo 3

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Apuesta con mamá &
Tobillo lastimado.

La tarde transcurre con normalidad. Yo sigo desempacando y entre más pongo mis pertenencias en su lugar veo que tengo algunas cosas inservibles, ¿Quién compra unas damas chinas sin saber jugar?

.

No, pues, gracias.

Suelto un chillido al herirme con la caja.

—¡Mierda!—Solo se me ocurre chupar mi dedo.

¡Genial!, ahora ya infecté mi herida.

Me muevo hacía la mesa donde tengo un pequeño botiquín que he preparado para emergencias. Solo tengo cosas básicas como toallas femeninas, alcohol, acetaminofén, píldoras y benditas, ¡Sí, benditas!

Justo lo que necesito.

Tomo una y trato de colocarla exactamente en mi rasguño, me falta puntería, me cuesta mucho atinarle, joder, parezco una niña sin saber que hacer ante esta situación.

¿Tan difícil es?

No.

Luego de curar el sangrado extremo de mi dedo índice voy por un pedazo de pizza, ni siquiera me he acercado a la caja y ya siento su olor. He de admitir que la de champiñones estaba deliciosa y esta no será la excepción.

Voy por ti… pizza de pepperoni.

Tomo la caja entera, me dirijo al sofá, me siento con las piernas cruzadas y empiezo a comer. Tengo mi dedo mal y es una excusa perfecta para no seguir desempacando.

Acomodo mi celular en la pequeña mesa de enfrente y trato de buscar algo que sirva de respaldar.

—¡Eureka!—Grito al encontrar una taza.—Tú me servirás de respaldar.—Lo acomode bien.

Ahora ya puedo disfrutar de videos de gatos haciendo cualquier tontería, ¿Quién no ama verlos?

Vi uno, vi dos, vi muchos videos de gatos, desde como se caen hasta cómo pueden llegar a ser Tarzán en una cortina.

El mundo necesita muchos gatitos felices.

Un mensaje de Elsa me interrumpe.

Elsa te ha enviado una foto.

Era su amado chico lavando platos.

Elsa: Hay que aprender a domar al hombre.

Anna: ¿En qué sentido?

Hay que saber a aclarar, ¿No?

Elsa: De todos los que existan 😏

¡Joder!

No puedo evitar reír.

¡Cielos, Pobre de Jack!

Ya me imagino  cómo son en el amor.

Pero, bueno, él tiene mucho por ordenar y lavar,  ni yo pudiera con eso, la única diferencia es que, ella se lo va a compensar.

y yo hago las cosas y ni la lotería me saco.

¡Qué Elsa se apiade de él!

Veo la hora de mi celular, ya casi marca las ocho, ¡Joder, mi novela!

Busco cual loca el control remoto, no está, no está por ningún lado.

—¡Qué me lleva el diablo!—Reprocho.

Sigo buscando, muevo cojines, busco en las cajas, en mi ropa, no está  y no lo puedo encontrar.

—Piensa, ¿Dónde lo viste por última vez?—Me cuestiono yo misma como soliloquia.

Pasan muchos recuerdos y a gran velocidad.

—Lo tengo.—Corro hacía el comedor.—¡Aquí está!

Sin dudarlo dos veces voy al sofá y de un solo salto me acuesto, ahora sí enciendo la televisión y busco el canal hasta por fin estar a gusto viendo mi novela y lo mejor es que, estoy comiendo pizza.

Me la paso tan entretenida, que se me es imposible hacer otra cosa más que ver la T.V. No me juzguen, más de uno lo ha hecho.

Parezco un zombie sin moverme del sofá.

Mueve el trasero y ve a limpiar.

No hasta que se acabe el capítulo.

En estos momentos mi madre ha de estar viendo la novela.

Sorpresa, un mensaje de ella.

Mamá: ¡Van a matar a Roberto! Si lo hacen, ya no veré la novela.

Río ante eso y volteo a ver el televisor, en efecto, Roberto está siendo golpeado por un idiota.

Anna: Tranquila, no creo que maten al protagonista.

Mamá: Sí lo hacen, dejó a tu padre sin desayuno por una semana.

Anna: ¿Es una apuesta?

Mamá: Sabes que si, ¿Le entras?

Anna: Por supuesto, pero si no matan a Roberto, tendrás que hacerle galletas de avena a papá, sabes que le gustan mucho.

Mamá: ¡Dale!

Seguimos viendo la novela y cada vez que se puede chateamos de las cosas que nos parecen un tanto absurdas.

No mataron a Roberto.

No hubo mucha sangre.

Y mi mamá tendrá que hornear galletas de avena.

Mamá: ¡Cielos!, ganaste.

Como les dije, bruta no soy, y en las novelas no matan al protagonista sólo por así.

El programa termina y siento un vacío, ya quiero que sea mañana para ver el siguiente capitulo…

Me levanto y aunque no quiera, tengo que seguir ordenando, voy por las últimas cajas y las acomodó velozmente. No es cosa del otro mundo, solo de acomodar y ya, pero, ¡Qué pereza hacerlo!

Solo me falta una, una bendita caja y terminó con esto, así que, saco las cosas y solo las guardo en una gaveta a lo loco.

Alzo los hombros.

—Jhm, no fue tan difícil como pensé.

Olfateo mi camiseta y huelo a “Debes bañarte ya” así que, voy al cuarto, me desvisto y con una toalla me cubro. Busco mi jabón, shampoo y acondicionador, ¡Ya estoy lista!

Voy a la ducha.

No me tardo la gran cosa, tampoco es que vaya  a cantar y haga un concierto, al contrario, me tardo lo suficientemente como para decir “Estoy limpia”.

Asi que, me coloco mi pijama junto a unos hermosos calcetines con orejas de gatitos.

Sacudo la cama, luego acomodo mis almohadas hasta que estén esponjosas y no planas y ahora si, ¡A dormir!

—Qué día más pesado…—Me coloco mi antifaz de dormir y por fin cierro los ojos para estar lista y quedar cual oso en hibernación.

Paz y tranquilidad.

Espera.

Escucho música.

Abro el ojo derecho y rápidamente lo cierro.

Trato de dormir.

Ahora se escucha más fuerte.

Y si no me equivoco está sonando nada más que “survivor, eye of the tiger”.

Esta vez Abro el ojo izquierdo y gruño.

Me volteó para quedar boca a bajo y coloco la almohada sobre mi cabeza.

A este paso no podré dormir.

Intento cerrar los ojos, pero es imposible, no puedo.

Pero, las potentes notas del instrumental me impiden seguir acostada.

—¡Lo que faltaba! El vecino que se cree atractivo no me deja dormir.

Me levanto de la cama y como puedo me pongo una bata. Camino a un paso rápido hacia la puerta, busco la llave y abro a toda velocidad. A sólo ocho pasos está su bendito apartamento, así que, comienzo a tocar la puerta.

No escucha y es imposible que lo haga con tanta música.

—Hey, ¿Puedes bajarle al volúmen?—Grito.

Intento fallido, está sordo.

Vuelvo a tocar la puerta.

Nadie abre.

Desesperada busco entre una pequeña maceta alguna llave de repuesto, pero, para mi mala suerte no hay nada.

La vieja confiable… Abajo del tapete.

—Qué tonto, ¿Quién guarda eso ahí?

Abro la puerta.

Dios, yo pensaba que mi apartamento sería el más limpio, pero me he equivocado.

Para ser un hombre, es ordenado.

Veo por todos lados y no esta.

—Oye…—Hablo fuerte.

¡Joder! Ni porque estoy aquí me escucha.

Camino hacia donde proviene la música.

Veo unos cuantos cuadros en la pared, pero muevo la cabeza y sigo caminando hasta llegar….

A un cuarto.

¿Entro?

¿O me regresó a dormir?

Pienso un par de veces. Él arruinó mi sueño, yo arruinaré lo que sea que esté haciendo.

Abro la puerta.

Y si, ahí está la  grabadora…

Volteo más al fondo.

Está de espaldas. Tiene una camisa negra desmangada y está sudada a nivel extremo junto a un short deportivo del mismo color y anda con zapatos especialmente para hacer ejercicio como un gorila.

El sudor corre por todo su cuerpo.

Y el cuarto huele horrible.

Se mueve hasta tomar una pequeña toalla que está en su mesa, luego empieza a dar pequeños toques en su rostro.

Carraspeo mi garganta.

Se voltea a ver.

—¡¿Pero, qué demonios?!—Dice sin escrúpulos.—¿Cómo mierda has entrado?—Casi me lo pregunta asustado.

—Al parecer los tontos siguen gobernando el mundo.—Menciono burlona.—Nunca dejes la llave de emergencia abajo del tapete…—Levanto la llave.

—Dame eso.—Trata de arrebatarme la dichosa llave.

Lo señalo con mi dedo.

—No te me acerques.

—Dame mi llave, Marcela.

—¿Está?—La levanto nuevamente.

—Te has robado mi llave.—Se justifica el muy idiota.

Alzo mis hombros.

—¿Y?... —Me ve enojado, pero lo que no sabe es que, él pierde con eso, no yo.—Tú no me dejas dormir con tu música.

Apaga su grabadora.

—¿Qué quieres?—Dice sin más.

Veo la grabadora.

—Ya apagaste tu música, eso era todo.—Sonrío con  victoria.

—¿Entraste a mi apartamento solo para decirme eso?

—Sí.—Respondo simple.—¿Algún problema?

—¿Ya terminaste?—Me señala su puerta—Ya conoces el camino.

—Eres un idiota.

—¿Idiota?—Ríe cruelmente.—¿Y tú qué eres? ¿Una  altanera?

—¡Deja de ser tan arrogante!

—Entonces, vete. Así de simple.

—¡Jódete!

Me volteo y camino hasta salir de ese cuarto hecha furia de tanta rabia que siento. Ni siquiera me fijo, cuando me deslizo por mis  calcetines y termino tirada en suelo.

¡Mierda!

Él se ríe.

Me duele una nalga.

No soporto nada de esto.

Es injusto que la mala suerte solo a mí me persiga.

—¡Esperaaaa!—Grita exageradamente el muy idiota.

—¡¿Qué?!

Sigo tirada.

—Cuando te levantes, no olvides cerrar la puerta y dejar la llave donde la encontraste.

Animal estúpido.

Me quedo callada y trato de levantarme, pero mi tobillo me duele y nuevamente caigo tirada al piso.

Se me escapa un chillido de dolor.

—¿Qué pasa?, ¿Estás bien?—Se acerca a mi.

—Vete a la mierda.

—No puedo, estoy tratando de ayudarla—¡Pinche idiota!—¿Me permites?—Pregunta sin hacer ningún gesto.

Se agacha y cuando siento que va a tomar mi tobillo le doy un golpe en la cara, no me importa donde fue, pero no va a tocarme.

—No te acerques a mi.—Le amenazo.

—Solo trato de ayudar.—Se soba su cachete.—No era para tanto…

Nuevamente toma mi tobillo. Mi jodido tobillo, y cuando le voy a dar un empujón, me toma de la mano como si fuera una muñeca a la que puede mover a su antojo.

—No seas histérica.

—¡Déjame en paz!

—Pues, si no hubieras venido, no te hubiera pasado esto.

—¡Socorroooooo!—Grito lo másque pueda, pero me tapa con sus ambas manos la boca.

—Sí sigues así, terminaré tras las rejas.

—Solo déjame, yo puedo levantarme sola.

Hiccup alza sus  hombros.

—Como quieras.—Se levanta y el muy caprichoso se va directo a seguir haciendo ejercicio.—No acostumbro a estar con gente como tu.

Ruedo los ojos al escucharlo.

—Te crees la gran cosa…

Intento pararme  y todo bien, hasta que di el primer paso…

Caigo al jodido suelo.

Y Hiccup fue lo más rápido donde mi. Me toma del tobillo y cuando siento sus dedos tocar mi piel me quedo cuál pendeja por el dolor.

—Es un esguince leve. Dentro de unas horas pasará el dolor.

Estaba a mi lado, sobando mi tobillo y con su semblante serio.

¡Por favor!, ¡Ahora le debo algo!


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro