HANNAH

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¿Sabes la sensación de que has bebido tanto que ves normal besar a un desconocido porque le guardas rencor a tu novio? Pues ahí me encontraba yo.

Llevaba horas ignorando las llamadas de Matt, y tomando todo lo que me ofrecían los camareros, esperando a que me hicieran efecto para que así esta noche fuera un poco más interesante. 

Era una gran fiesta, pero no conocía a nadie, y tenía la sensación de que era la invitada más joven, así que me sentía bastante excluida. Pero aún así caminaba con la cabeza bien alta alrededor de la sala, en busca de algún conocido, aunque solo fuera el señor James. Lamentablemente todas las ocasiones en las que le vi, estaba rodeado de muchos invitados, y tampoco tenía ganas de que ahora me presentara a todos sus amigos, por lo tanto acabé dándome por vencida y empecé a bailar sola al ritmo de la música. Hay que decir, que para ser una fiesta de jubilación, la habían montado bien. tenían un DJ que  tocaba temas actuales, para nada la música clásica que esperaba que le gustara al Sr James, y la gente bailaba eufóricamente y charlaba en la terraza.  Llevaba dos o tres canciones bailando, cuando mi mirada se cruzó con la de un extraño, que parecía encontrarse en la misma situación que yo: solo y aburrido, y le sonreí empáticamente antes de seguir a lo mío. Me hubiera acercado, pero ahora mismos estaba demasiado sumergida en la música como para querer hablarle a nadie. Así que bailé sin parar, para desahogarme por todo, por Matt, por el trabajo, y por mi familia que no creía que fuera a conseguir nada de lo que había conseguido. Pero a medida que transcurrían las horas, me di cuenta de que aquel chico me seguía observando desde el banquito en el que se encontraba. Tratando de ignorarle, continué bailando sola como si la vida se me fuera en ello. 

Sería la fiesta de Jubilación del jefe ejecutivo, pero esa noche yo estaba celebrando que era la maldita ama que iba a ocupar su puesto cuando esto ocurriera. Por fin, después de cinco años trabajando para Lancaster, había conseguido que realmente valiera la pena haber abandonado el instituto.  Así que bailé varias horas seguidas ignorando a todo el que quisiera mirar. 

Habrían pasado ya dos horas desde que llegué, que empecé a notar el efecto de todo lo que había tomado, porque llegué a la conclusión de que me quería acercar a aquel chico, que todavía seguía pendiente de todos mis movimientos.

Alternaba el observarme a mi, y a su copa antes de posar sus labios en ella, de una manera inevitablemente atractiva.

Hannah, concéntrate, tienes novio.

Que le den a Matt

Estaba muy enfadada con Matt, me sentía como si me hubiera utilizado, y ya no sabía si podía confiar en él. Pero sobre todo estaba borracha, muy borracha, así que no me detuve mucho a pensar cuando casi inconscientemente abandoné la pista de baile, acercándome poco a poco al muchacho.

Mientras daba pasos lentamente- Para evitar caerme- hacia él, le di un buen repaso con la mirada. No era mucho más alto que yo, pero al momento caí en la cuenta de que iba en tacones, asi que sí, era bastante alto. Iba despeinado, sus  cabellos rubios reposaban cada uno en una distinta posición, pero daba la sensación de que cada uno estaba en su lugar, como si fuera algo casual. Ese aspecto de despreocupación en el físico, siempre me había resultado atractivo en los hombres, por lo que traté de disimular una inevitable sonrisa que se plasmó en mi rostro cuando noté aquel detalle.

Él se dio cuenta que estaba caminando en su dirección, y sonrió levemente mientras se llevaba de nuevo la copa a sus labios, donde ahora centré toda mi atención. Tenía unos labios rosados, del mismo tamaño. El labio superior formaba un arco perfectamente simétrico mientras que el inferior simplemente reposaba ahí. Quedé realmente embobada cuando se relamió los labios, después de alejarse la copa, era casi hipnotizante.

HANNAH, descarada. Te va a pillar.

Y efectivamente, el chico se había dado cuenta, y ahora su sonrisa se había vuelto una más pícara mientras dejaba su copa en una mesa que tenía a su derecha y se acercaba a mí, escaneándome con la mirada. 

Mientras daba pasos hacia mí, la luz de uno de los focos le dio mejor, y pude confirmar que era bastante guapo. Llevaba una camisa azul marino medio desabotonada que permitía que se viera una cadena plateada que contrastaba perfectamente en su piel morena. Y unos pantalones blancos impecables.

Cuando llegué a su altura, sonreí tímidamente y él hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo

 - Hola, me llamo Tyler.-  gritó para que pudiera oírle.  

La sala estaba a rebosar de gente y la música de la pista de baile llegaba y resonaba por todo el cuarto. Por no hablar de los gritos de algunos cantando.

- Hola, yo Hannah.

- ¿Qué? perdona, no te oigo.- Dio un paso hacia mí. 

Sin pensarlo mucho, lo tomé del hombro para que se acercara un poco más a mi, y asi repetirle al oído la frase anterior. El asintió para que entendiera que me había escuchado, así que me separé lentamente, dándole la cara  cuando solo nos separaban unos pocos centímetros y me frené ahí. 

No sé por que lo hice, o quizás sí, tanto alcohol no me dejaba pensar con claridad. Todavía a esa peligrosa distancia el uno del otro, le miré a los ojos azules grisáceos que, de lejos parecían marrones y quedé algo aturdida cuando su mirada se encontró con la mía y volvió a expresar su sonrisa pícara. Era innegable que el tipo frente a mí me atraía bastante, y, de nuevo, estaba borracha y enfadada con Matt, así que nada me impidió hacer lo siguiente.

Le besé.

Besé a un completo desconocido.

No es un completo desconocido, se llama Tyler.

Oh, y eso cambia tanto las cosas, qué alivio.

Acorté la distancia acercándome yo, y después posé mi mano en su cuello. Le pilló por sorpresa y tardó en reaccionar, pero acabo devolviéndome el beso con más intensidad mientras colocaba sus manos en mi cintura para acercarme más a él. Cuando le había observado desde la distancia, no parecía estar muy ebrio, pero al besarle, sentí un enorme sabor a alcohol mezclado con fresa, que de alguna manera, me gustó.

Te encantó, Hannah

Entonces como si fuera por arte de magia, el móvil volvió a vibrarme, y caí en la cuenta.

Mierda, Matt.

Habíamos discutido, pero seguíamos juntos. Asustada por lo que acababa de hacer,  me alejé repentinamente cortando en beso, y me alejé de Tyler sin previo aviso.

Empecé a andar a paso ligero buscando un lugar más tranquilo. Cuando llegué  a la terraza, lejos de la música, me paré a pensar. ¿Qué acababa de hacer? Se me había ido completamente la cabeza. No tuve mucho más tiempo para pensar porque Tyler me había seguido, y acababa de alcanzarme.

-¿Pero a ti qué te pasa?- Frunció el ceño

- Nada, me he equivocado. No tendría que haberte besado, perdona.-  Me estaba volviendo a doler la cabeza.

- Ya es un poco tarde, ¿No? Venga, volvamos a dentro.- sugirió tendiéndome la mano.

- ¡He dicho que no! Ni siquiera se quién eres.- De repente Matt volvió a llamar y colgué rápidamente apagando el móvil.

-  No hace falta, ni que nos fuéramos a casar.- Dijo encogiéndose de hombros como si fuera lo más normal.

La actitud del chico me dejó descolocada. Era imposible que un tío así trabajara para una empresa tan formal e importante, así que le lancé la siguiente pregunta:

- ¿De verdad trabajas para Lancaster, o te has colado?

- Claro que no trabajo para estos, pero tampoco me he colado.- Me sorprendió la seguridad con la que lo dijo, hacía parecer que despreciaba la empresa. Al notar mi  desconcierto, añadió .- Conozco a gente de aquí y me han invitado ¿Contenta, Holmes?

- Lo dices como si fuera algo malo, trabajar aquí.

-Porque lo es, -Hizo una pausa mientras me observaba- Oh, no me digas que tu trabajas aquí.- Su tono de burla me estaba empezando a sacar de quicio.

- No tienes ni idea de todo lo que hemos hecho algunos de Lancaster para que tenga el éxito que tiene.-Me defendí mientras caminaba en dirección contraria a él. Tyler lo notó, y empezó a seguirme mientras hablaba.

-  Tampoco es que quiera... ¿No eres muy joven para trabajar aquí? Te recomiendo que lo dejes, estoy seguro de...

- No me interesan tu recomendaciones, seguro que estás acostumbrado a que te lo den todo por tu cara bonita.

-Al menos no discutes mi belleza.- dijo sonando irritablemente egocéntrico- Y en cuanto a lo otro, ni siquiera es relevante, yo solo digo que estás malgastando la mejor edad, matándote a trabajar como si fueras una cuarentona. Ya tendrás tiempo para eso en unos años.

-¿Algo más? -  le interrumpí molesta girándome hacia él.

-Olvídalo. Venga, entremos de una vez.- Volvió a insistir.

- ¿Qué problema tienes con Lancaster?- Cambié de tema.

-No sé, simplemente lo odio.

Estaba a punto de abrir la boca, seguramente para volver a insistir en que le acompañara dentro, cuando me adelanté.

- Tengo novio.

Y sin previo aviso, se dio la vuelta y se alejó de mi. 

Increíble.

La siguiente hora no fue mucho más interesante que la única conversación que había tenido con Tyler, y poco después con el Sr. James, cuando le saludé. Lamentablemente tenía que recibir al resto de los invitados así que no me prestó demasiada atención. Por eso decidí recurrir a mi plan B: me busqué una botella de vino y una copa, y me senté en una butaca de la terraza que daba vistas preciosas del central Park por la noche. Mientras observaba los edificios de detrás, y como las luces de su interior salían por las ventanas dando la ilusión de un mar de estrellas, brindé por mí misma y me tomé la cuarta copa de la noche.

Cuando me mudé a Nueva York nunca pensé que llegaría tan lejos. Siempre tuve altas expectativas de como sería mi futura vida, pero no pensé que lo que me deparaba el futuro las fuera a superar . Había conseguido  uno de los mejores puestos en una buena empresa, y ganaba un buen sueldo. 

Siempre  había deseado un lujoso apartamento con vistas a toda la ciudad, pero desde que me mudé al piso de Matt, dejó de ser una de mis prioridades. Aunque claro, ahora que me iba a convertir en la Jefa Ejecutiva de Lancaster, ganaría dinero de sobra como para comprar el mejor apartamento de la ciudad para los dos. 

Estaba con la mirada perdida en las asombrosas vistas, mirando orgullosamente la ciudad, cuando el móvil volvió a sonar.

pesado pesado pesado pesado

Matt seguía insistiendo en que lo perdonara, como si se le fuera la vida en ello. Esa actitud nunca la había visto en él. No solía ser un tio desesperado. Cuando discutíamos, siempre me daba el tiempo que me hiciera falta, para después hablarlo y arreglar las cosas, pero ahora mismo me estaba presionando tanto que se me estaban quitando las ganas de dejar pasar lo que había hecho. Era asfixiante y nunca había visto antes esa faceta suya que ya me estaba empezando a molestar.

Harta del comportamiento de Matt, silencié el móvil y lo dejé en el bolso. Aburrida, examiné con la mirada el ambiente de la fiesta. Ya estaba todo más calmado, pero algunos seguían bailando. El Sr. James estaba hablando por teléfono junto a una mujer guapa y joven que supuse que era su esposa.  

Mi mirada seguía perdida entre la gente, cuando reconocí una silueta familiar. Desde la pequeña discusión que habíamos tenido, no había vuelto a ver a Tyler, pero ahí estaba. Era increíble lo poco que había tardado en encontrar a otra chica, y más increíble que no me hubiera fijado antes en ella. Era alta y morena, y llevaba un vestido dorado. Como para no haber llamado la atención de todos en cuanto hubo pisado el piso, pero de alguna manera no la había visto hasta entonces.

Otro rico egocéntrico más - pensé.

Estaba a punto de marcharme a casa, cuando de la nada apareció el señor James.

-Hola Hannah, perdona por no estar mucho tiempo antes contigo, estaba un poco ajetreado.

-No se disculpe, no pasa nada.- Le sonreí mientras me llevaba mi copa a los labios que, para mis sorpresa, estaba vacía.

-¿Quieres otra?- Me ofreció.

-Oh, mejor no. Es decir, ya he bebido demasiado por esta noche. - Como tomara una sola copa más acabaría por desmallarme.

- Entendido. ¿Qué tal te lo estás pasando?

-Bien.- Mentí.- Es increíble en lo que habéis transformado esta sala.

- Gracias.-Sonrió y volvió a hablar.- Verás, como ya te he dicho, quiero que seas la siguiente CEO de Lancaster, y ya que los próximos meses tendremos que pasar mucho tiempo juntos, me gustaría que mañana vinieras a almorzar a mi apartamento para presentarte a mi familia.

- Claro, me encantaría, señor James.- asentí ilusionada por la idea.

-Por favor, llámame James.

-Vale, James.

- Bueno, voy a dar una vuelta, si necesitas algo, solo pídemelo.

Se despidió amablemente y se alejó de mí.

Me dispuse a marcharme, pero recordé que si volvía Matt me acorralaría hasta que le perdonase, así que descarté esa idea y busqué algo que hacer. Aburrida, decidí buscar a Tyler con la mirada, curiosa de saber si seguiría con la chica de antes, y me sorprendí cuando le vi solo, y mirándome seriamente, como si tratara de descifrar algo. No le presté demasiada atención, no me había caído bien después como me había hablado antes, así que me limité a mirarle con la misma expresión seria, mezclada con una mueca de asco. 

Sin embargo, nuestro intercambio de miradas no duró mucho porque, delante mía, un completo desconocido se tropezó con un escalón, tambaleando el vaso que llevaba en la mano, y cuyo contenido, cómo no, acabó en mi vestido.  Rápidamente llegó una chica y le ayudó a levantarse, pero nadie parecía preocuparse mucho por mi, que estaba repleta de un líquido rosa pegajoso. Atónita por lo que acababa de pasar, miré a Tyler, que desde donde se encontraba podía ver que se estaba riendo de mí mientras intentaba ocultar su sonrisa llevándose su copa la boca.  

Le dediqué una sonrisa irónica, y me centré en mi vestido. Por suerte era verde oscuro, las manchas no se notaban mucho. Pero estaban ahí. además desprendía un horrible olor que me estaba empezando a dar nauseas.

Estaba sentada en un banco, frotando con una servilleta, enfadada, cuando alguien se acercó a mí.

-Cuidado, que vas a desintegrar la servilleta.

Cuando levanté la cabeza vi a una mujer joven y guapa, de unos 30 años aproximadamente.

- El vestido si que está para desintegrarlo, huele fatal - La chica se acercó un poco más, y olisqueó el vestido. Acto seguido, hizo una mueca y se tapó la nariz con la mano.

- Mierda, si que huele mal.- Las dos nos reímos de su reacción.- Me llamo Emily, por cierto.

- Un gusto, yo Hannah.

-  Lo sé, mi padre me ha hablado de ti,- La miré confusa-  tu jefe, James.

- ¿Eres su hija?- Pregunté incrédula. No recordaba que aquel hombre hubiera hablado alguna vez de su hija.

-Pues si. Oye, perdona a Marc- Dijo señalando mi vestido- siempre le decimos que no se pase bebiendo en las fiestas, pero al parecer no aprende.

- Tranquila, creo que ha sido lo más interesante que me ha pasado en toda la noche.

-¿Y eso?

- No conozco a nadie aquí, al menos a parte de a tu padre.

- ¿No te dijo que podías traer a alguien que te acompañara?- Volvió a preguntar. Aquella chica me agradaba. Hacía muchas preguntas, pero verdaderamente me daba la sensación de que se interesaba por mi, que no preguntaba por simple cortesía.

- Iba a venir con mi novio pero al final no ha podido. - Expliqué tratando de restarle importancia.

- ¿Quieres que te presente a algunas amigas?- Asentí agradecida de que cambiara de tema y de que tratara de integrarme.

De un momento a otro, me encontraba con Emily y un par de chicas más, charlando. Al parecer Emily vivía en Los Ángeles, pero estaba de visita, con su novio y su hija pequeña. Nos estuvo hablando un buen rato sobre su trabajo como arquitecta, y sobre su reciente compromiso con su novio. Después me tocó hablar a mi, y les conté como abandoné el instituto tan joven, segura de que conseguiría convertirme en una exitosa empresaria con escasos conocimientos de empresariales, cosa que increíblemente logré. 

La noche se había vuelto más interesante en solo cuestión de segundos, y todo se lo debía de agradecer a la versión borracha de aquel tal Marc, y a Emily por ser tan atenta.

Estábamos las cuatro bailando en la pista mientras reíamos por un absurdo bailecito que acababa de hacer Emily, cuando mi mirada inintencionadamente se encontró con Tyler, que estaba con el señor James.

¿Qué coño harían esos dos hablando?













Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro