Capítulo I

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Capítulo I:
Encuentro en el crepúsculo

El crepúsculo se extendía sobre la ciudad, tiñendo el cielo con los colores efímeros de un sueño. Luces de neón destellaban en las calles mientras los pasos apresurados de los transeúntes creaban una sinfonía de vida en constante movimiento. La metrópolis era una danza de contrastes, un ballet urbano de sombras y destellos que pintaban un lienzo vibrante en la oscuridad ascendente.

En medio de ese caos de vida y luz, emergía Kim Taehyung. Alto y esbelto, su cabello oscuro caía en mechones desordenados sobre su frente. Caminaba con un aire de distinción, sus ojos oscuros brillando con una chispa creativa que a menudo escapaba a las miradas casuales. Taehyung era un artista en busca de su lugar en el mundo, un buscador de significados en cada trazo que dejaba su pincel sobre el lienzo blanco.

Sus pasos lo llevaron a lo largo de las calles empedradas y hasta el rincón de un pequeño café, donde se sentó solo en una esquina tranquila. Abrió su cuaderno y comenzó a dibujar con movimientos precisos, creando líneas que se entrelazaban y formaban una narrativa visual única. Mientras el mundo a su alrededor seguía girando, Taehyung se sumió en su propio universo de colores y formas, una paleta emocional que reflejaba los matices de su propia alma.

A unas calles de distancia, Jeon Jungkook se movía entre las multitudes con su cámara colgada alrededor del cuello. Con una mirada aguda y un instinto para capturar momentos fugaces, se dedicaba a congelar la autenticidad de la vida en imágenes. Cada foto que tomaba era un intento de inmortalizar un instante, de atrapar una emoción en la película.

La luz del atardecer se derramaba sobre su lente mientras enfocaba en una pareja de ancianos tomados de la mano. Sus arrugas eran senderos trazados por los años, un mapa de historias compartidas y memorias entrelazadas. Jungkook disparó su cámara y, en ese breve instante, sintió la conexión entre las generaciones y la belleza efímera de la vida misma.

No lejos de allí, el parque urbano se sumía en la penumbra mientras el crepúsculo cedía paso a la noche. Fue en ese momento, en la frontera entre la luz y la oscuridad, cuando los caminos de Kim Taehyung y Jeon Jungkook se cruzaron, desencadenando una serie de eventos que cambiarían sus vidas para siempre.

El aire se llenó de un matiz de electricidad mientras Taehyung se sumía en su trabajo, sus dedos moviéndose con gracia sobre el papel. Un suspiro escapó de sus labios cuando finalmente apartó la mirada de su cuaderno, admirando la creación que había dado vida con su arte. Sus ojos se elevaron, encontrando casualmente el movimiento de la multitud a su alrededor.

Y en ese instante, como si el tiempo mismo hubiera tejido una conexión invisible, sus miradas se encontraron. Ojos oscuros encontraron ojos oscuros, y algo dentro de ellos se estremeció como si reconocieran un eco familiar en el otro. La multitud pareció desvanecerse en segundo plano, dejando solo a Taehyung y a aquel joven con la cámara alrededor del cuello.

Por un breve momento, el mundo se detuvo. Los latidos de sus corazones eran el único sonido que existía, una canción que solo ellos podían oír. Taehyung sostuvo la mirada, su expresión una mezcla de curiosidad y cautela. Jungkook también se encontró inmerso en ese momento suspendido, su cámara olvidada por un instante mientras sostenía la mirada intensa de Taehyung.

Fue un instante, no más que un parpadeo en el tiempo, pero en ese breve encuentro, ambos descubrieron algo que resonaba profundamente en sus almas. Un matiz de azul en el crepúsculo, una conexión que trascendía las palabras y las etiquetas. Luego, como si el hechizo se hubiera roto, la multitud volvió a tomar forma y los sonidos regresaron a su alrededor.

Taehyung desvió la mirada y su corazón latía con fuerza, preguntándose si había imaginado aquel instante o si realmente había sentido esa conexión. Por otro lado, Jungkook también quedó desconcertado, su mente luchando por entender lo que había sucedido.

Ambos se encontraron atraídos a regresar a sus propias realidades. Taehyung recogió su cuaderno y se levantó, pagando por su café antes de dejar el café con pasos deliberados. Jungkook finalmente desvió su atención, volviendo a su cámara con un suspiro y una mirada perdida en el horizonte.

En ese parque urbano, bajo la sombra del crepúsculo, dos caminos se cruzaron brevemente, pero las huellas de ese encuentro resonarían mucho más allá de aquel instante. Las vidas de Kim Taehyung y Jeon Jungkook estaban a punto de entrelazarse de maneras que nunca habrían imaginado, y el matiz de azul que compartieron en ese momento se convertiría en el hilo conductor de una historia de amor y descubrimiento.

A medida que el sol se hundía más allá del horizonte, las luces de la ciudad se intensificaban, creando un mar de destellos que se reflejaban en las superficies pulidas de los edificios y las calles mojadas por la lluvia reciente. El parque adquiría una nueva vida en la oscuridad, sus rincones ocultos yacen en la penumbra, esperando a ser explorados por quienes se aventuraban más allá de la luz de las farolas.

Mientras Taehyung caminaba por el parque, sintió una extraña sensación en su pecho. Casi podía palpar el recuerdo de esos ojos oscuros que lo habían observado con intensidad, como si hubieran estado buscando algo en él. No podía sacudirse la sensación de que ese encuentro había sido más que una simple casualidad en medio del crepúsculo.

Jungkook, por otro lado, había regresado a su estudio, sus dedos ágiles descargaban las fotografías que había tomado esa tarde en su computadora. Mientras las imágenes aparecían en la pantalla, una en particular capturó su atención. Era una foto de un cuaderno sobre una mesa de café, el lienzo blanco lleno de trazos de colores que parecían danzar en perfecta armonía. La imagen evocó en él una sensación de nostalgia y un deseo inexplicable de volver a ver aquellos trazos de cerca.

Dejando en el aire la promesa de lo que vendría después. El destino había tejido un encuentro mágico entre dos almas en busca de algo más, dos almas que estaban a punto de enfrentar desafíos, descubrimientos y un amor que no conocía límites.

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