Capítulo 19

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—Ah... ese... Es solo mi chofer de hoy. Nadie de quien deba uno preocuparse.

Jiwoo se echó a reír y le bajó la falda a _______ para cubrirle discretamente la pierna.

—Muy bien, si tú lo dices, querida, pero me gustaría tomarte la tensión en este mismo instante... seguro que te sales de las tablas.

—Dame un respiro, Jiwoo —rogó _______ hirguiéndose y sacudiendo la cabeza—Es solo... un amigo. Es el hermano del novio de mi hermana, ¿de acuerdo? ¿Contesta
eso a todas tus preguntas?

— ¿Contesta a las tuyas? —inquirió a su vez Jiwoo con una mirada cómplice.

— ¿Cuál es el diagnóstico, doctora? —preguntó ______ girando los ojos sobre sus órbitas.

—Vamos a ver, parece que te has torcido un ligamento. No te has roto ni te has rasgado nada, gracias a Dios. Debes mantener la pierna en alto y ponerte alternativamente una venda fría y otra caliente durante los próximos días —concluyó
Jiwoo—. Pero no te las dejes puestas por la noche, mientras duermes —añadió envolviendo el tobillo de ________ en una venda elástica mientras hablaba—. Si quieres,
puedes llevarte prestado este bastón regulable —continuó ofreciéndole un modelo de metal muy feo—. Llámame si hay alguna novedad, sobre todo con respecto a tu nuevo chofer.

—Gracias, doctora —contestó ______ tratando de reprimir una sonrisa.
Jiwoo la ayudó a ponerse en pie y a salir de la consulta. Una vez en la sala de espera, Taehyung tomó el relevo.

________ miró por encima del hombro justo a tiempo para ver a Seulgi  sonreír y hacerle un gesto de adiós con la mano... mientras alargaba la
otra hacia el teléfono.

—Bien, y ahora, ¿a dónde? —preguntó Taehyung encendiendo el motor del
vehículo.

________  miró el reloj. En cuestión de cinco minutos todo el mundo en la ciudad estaría buscándolos, curiosos ante la idea de verla con un extraño. Estaba cansada de contestar preguntas sobre Taehyung, y eso que solo habían hecho una única parada. Pero, por supuesto, había un lugar seguro en el que esconderse durante un rato. Su tienda.

—Me gustaría pasar por mi tienda un momento —contestó ella—. Mi amiga Chunga  me está sustituyendo, y sé que lo tiene todo bajo control pero, ya que estamos aquí, podemos ir a hacerle una visita. No tardaremos mucho —prometió _______.

—Puedes estar todo el tiempo que quieras —contestó él girando en donde ella le indicaba y conduciendo por la calle principal de la ciudad—. En realidad tengo muchas ganas de ver tu tienda.

_________ no supo bien porqué, pero aquella confesión la puso nerviosa. Taehyung debía haber comprendido al fin que no era una cazafortunas, pero eso no significaba que
no siguiera pensando igual de mal acerca de su habilidad en los negocios.

Siempre había estado muy orgullosa de su tienda. Casi todos los que entraban la encontraban interesante, única. _______  pasaba largas horas ocupándose del escaparate,
mezclando piezas antiguas con objetos viejos y sencillos, sin valor.
La tienda jamás estaba abarrotada de clientes. Ni siquiera en verano, cuando abundaban los turistas que vagaban por la ciudad buscando los lugares citados en las guías.La tienda era silenciosa, fresca y oscura, incluso en los días más calurosos del verano. A ________ le encantaba sentarse tras el mostrador de cristal lleno de joyas antiguas y objetos procedentes de subastas. Las largas y lentas tardes de verano eran perfectas para
sentarse a escribir allí, y ______ agradecía sinceramente la falta de cuentes.

Pero Taehyung no sabía nada sobre su profesión de escritora, no sabía nada sobre la novela de misterio que había publicado con el nombre de _______._______. Park
__________ era su segundo nombre de pila, su primer nombre era ______. Pero eso era un secreto,y, según creía, era mejor mantener en secreto el nombre del autor cuando se trataba del género de misterio.

Los adelantos y beneficios que había recibido hasta el momento por los libros habían sido escasos. Suficientes para ayudarla en sus finanzas, pero insuficientes para abandonar la tienda. La primera novela, publicada dos años antes, había vendido por el
momento un número modesto de ejemplares. La editora, sin embargo, una joven muy inteligente llamada Liz Digan, parecía convencida de que el segundo título "se impondría», como ella decía.

Las críticas que había recibido hasta el momento eran tan buenas que Liz había prometido lanzarlo por todo lo alto.________ había tratado de no
hacerse demasiadas ilusiones, sin embargo,quizá se debiera a su experiencia de la vida, quizá fuera prudente por naturaleza; lo cierto era que no estaba dispuesta a quemar las
naves.

________ se preguntó qué pensaría Taehyung de sus libros. En parte deseaba ardientemente contárselo todo, y en parte prefería mantener esa parte de su vida en
secreto.

Sabia que se sentiría herida si él no le prestaba la suficiente atención, si no la halagaba. Hasta el momento no había sacado demasiado dinero de ninguno de los dos títulos y, a pesar de su cambio de actitud y su amabilidad, nada le hacía pensar que Taehyung hubiera cambiado de opinión en torno al modo en que valoraba a las personas.

Seguía midiéndolas según su dinero, contando hasta el último céntimo. Reflexionar sobre ello la hizo aún más reacia a contarle nada.
A pesar de utilizar el dinero como rasero para medir a las personas, Taehyung se ofendía cuando los demás, es decir, las mujeres, hacían lo mismo con él. ¿Por qué?
Además, ¿deseaba realmente relacionarse con un hombre de mentalidad tan rígida, tan
llena de prejuicios? ¿Relacionarse?, repitió _______ en silencio, escuchando el hilo de su propio pensamiento. ¿En qué diablos estaba pensando?

Taehyung disminuyó la velocidad para admirar el pueblo mientras pasaban por la calle principal. En realidad, Taehyung tenía razón. Un solo estornudo y habrían perdido de vista el pueblo.

—Es una ciudad muy bonita —comentó él al fin—. Comprendo que te guste tanto.

Eso no era más que una cortesía, Taehyung no lograba engañarla. _______ sabía lo que debía estar pensando: que el.pequeño pueblito lejos de Daegu era un lugar atrasado, sin esperanza.

—Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas —contestó _________ —, como
cualquier otro sirio. Yo crecí en un lugar muy parecido a este, no muy lejos de aquí, y supongo que por eso me siento cómoda viviendo aquí.

—Si, cómoda, esa es la palabra —confirmó él mirando por la ventana.
_______ señaló la tienda, y él se detuvo justo delante. El toldo verde que daba
sombra al escaparate y las letras doradas en las que podía leerse «El ático de _______" le parecieron más resplandecientes aquel día. _______ se quedó contemplándola con
orgullo durante unos instantes, mientras Taehyung daba la vuelta al vehículo para ayudarla a salir.

Por muy modesto que fuera el lugar, la empresa era un gran logro para una
mujer como ella, de escasa educación y medios económicos más escasos aún. _______ estaba orgullosa. Y tenía derecho a estarlo, reflexionó. Fuera lo que fuera lo que pensara Taehyung.

Chunga saludó a _______ y le preguntó por el tobillo herido.

—Pobre _______. ¡Oh, cariño, qué horrible bastón! No será imprescindible que lo lleves, ¿no?

—No, siempre y cuando me tenga a mí —contestó Taehyung sonriendo.

—Pues entonces debes quedarle —advirtió Chunga —. Es muy buena cocinera, ¿lo sabías?

—Sí —asintió Taehyung—. Lo sé.

_________, que en ese momento estaba apoyada sobre el brazo de Taehyung, se ruborizó. Le había contado por teléfono a Chunga toda la historia de Taehyung.

Chunga era amiga suya, y no era una cotilla, así que ________no lo había dudado. Ellaera una de esas personas que saben guardar un secreto. Sin embargo se pasaba la vida buscándole una cita a ciegas, y por fin parecía encantada de verla con un tipo tan
atractivo.

_______ se apoyó sobre el mostrador de cristal y se sentó en su taburete de
siempre, junto a la caja registradora, soltándose de Taehyung.

—Así que... ¿cómo van los negocios,Chunga? —preguntó en tono de charla.

—Esta mañana ha entrado una pareja muy mayor —contestó ella encogiéndose de hombros—. Querían ver el armario pintado de azul que tienes ahí detrás. Han dicho
que volverían, pero nunca se sabe.

—Ya, sé a qué te refieres —asintió _______ levantando por un momento la cabeza de un manojo de facturas—. Esa pareja siempre viene a echar un vistazo y tomar medidas, pero tardan tanto en volver que para cuando se deciden yo ya he vendido la
pieza que les interesa —rió mirando a su compañera—. Toma buena nota, la próxima venta será el armario pintado de azul. Y no va a ser esa pareja quien lo compre, de eso
estoy segura.

Taehyung dio una vuelta por la tienda ojeándolo todo mientras _______ y Chunga hablaban de negocios. Sus rasgos parecieron transformarse por completo de fascinación
ante lo que veía.

Taehyung, con las manos en los bolsillos, se detenía de vez en cuando
para examinar una pieza de porcelana, una prenda de ropa o algún objeto típico y extraño de coleccionista, como por ejemplo el paquete de postales antiguas que _______ guardaba en una cesta.

—«Querida mamá. San Luis es estupendo. Lo estamos pasando de maravilla. Espero que estés mejor de tus cálculos biliares. Besos, Edna» —leyó Taehyung en voz
alta, sonriendo.

—No, por favor, no empieces a leer —advirtió Chunga  con un gesto de la mano— . Yo a veces me paso el día leyendo esas postales. Te hace pensar en la gente que las escribió, ¿verdad?

—Sí, es cierto, así es —asintió Taehyung escogiendo unas cuantas y leyendo en voz baja.

_________ había creído que Taehyung se aburriría enseguida, pero se alegró de verlo distraído y tranquilo en la tienda. Continuó trabajando y mirándolo de reojo de vez en
cuando.

Él parecía completamente fuera de lugar... tan grande, tan masculino, entre aquellos estantes adornados con encajes, repletos de curiosidades, aquellas pantallas viejas y aquellos cojines de punto de cruz. Resultaba divertido verlo curiosear, tomando
con sumo cuidado cada cosa, serio y pensativo.

_______ estaba terminando de revisar la correspondencia de los últimos días
cuando vio a Taehyung ojear una pila de libros que había sobre una mesa negra. Entre ellos había también unos cuantos ejemplares de su novela, que vendía junto a otros títulos viejos o modernos.

_______ se preguntó si Taehyung los habría visto y se daría cuenta de que era la autora. Esperó en silencio, conteniendo el aliento, y lo observó.

—Estos libros... ¿son buenos? —preguntó él haciendo un gesto con la mano con uno de ellos.

________ lo miro,había escogido un ejemplar de los suyos: Carroñeros
nocturnos.

—Ah, pues.... ¿ese? —inquirió ________ con duda, preguntándose de pronto si debía decirle que ella era la autora.

— ¿Lo has leído? —insistió Taehyung dándote la vuelta, leyendo la contraportada y hojeando unas cuantas páginas.

________ asintió. Le costó, pero consiguió mantener una expresión neutral antes de volver a su correspondencia, y contestar:

—Sí, es bastante bueno. Si te gustan las novelas de misterio, claro.

—Me gustan —aseguró Taehyung observando el libro de nuevo—. Creo que me llevaré uno. Siempre viene bien tener algo para leer en el avión.

Taehyung se acercó al mostrador en el que estaba ________ y sacó su cartera.

_______ sintió un nudo en el estómago de pronto, apenas pudo hablar.
Hizo un gesto con la mano y aseguró:

—Tranquilo, es por cuenta de la casa.

— ¿Seguro? —preguntó él amable.

—Claro. Quiero que lo tengas. Digamos que es un regalo para darte las gracias —añadió—. Además, conozco al autor. Me los da gratis.

—Ah, en ese caso, gracias —dijo Taehyung aceptando el regalo.






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Bueno, acá les dejo un nuevo capítulo 💜

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