2-

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



Por más que me guste estar sola, con mis dibujos de mariposas y lápices de colores. Nunca faltan esas dos chicas que pasan por mi lado riendo a carcajadas. Compartiendo una gran amistad llena de secretos y atrevidas aventuras. No es que me moleste el hecho de estar sola, es solo que sería divertido tener una amiga o amigo con quien salir como cualquier adolescente.

Pero no puedo esperar mucho de esta escuela llena de estereotipos admirables y difícilmente de alcanzar ¿ejemplo? las princesitas. Son las típicas chicas que toda adolescente anhela ser ya que eso implica: ropa a la moda, atención de los chicos, popularidad y una clara belleza.

Tal vez el problema siempre estuvo en eso, en mi escuela. Capas que no podía conseguir amigos dentro de la escuela, pero ¿porque no intentar fuera de ella? La solución para conseguir amigos era clara:si quería tener amigos debía buscar fuera de lo que esperaba.

Es decir, todos esperan ser amigos de su compañero de banco y todo eso. Pero yo no podía esperar eso ya que era imposible.



Eran las 10:30 del miércoles ¿Qué significa eso? Dolor, humillación, sufrimiento o en pocas palabras: Gimnasia. Si había algo más odioso que eso definitivamente era jugar a los quemados. Y como en esta vida no se puede tener todo...

-¡Muévete Dixon! ¡La pelota va hacia ti y pareciera que quieres acariciarla! - gritaba el entrenador Thorne. Un hombre de unos treinta y tantos, marcado, y apuesto que, a mi parecer, necesitaba una buena dosis de Ester, la profesora de matemáticas. Según los rumores de las princesitas ellos dos tuvieron algo, Ester lo rechazo y es por eso que el entrenador nos trata así. También es gracias a eso el hecho del estrés, y si sigue así no llegara para los 50...

Bufé molesta ante sus gritos que no hacían más que aumentar las ganas de golpearlo con la pelota.

El entrenador sopló su silbato y corrí lo más rápido que pude hasta la línea que dividía la cancha de bascket para poder tomar una pelota. Casi tenía una cuando alguien me la quito de las manos.

-Oh no cariño, esta es mía -dijo guiñándome un ojo. Joe uno de los del fondo y si, uno de los backstreet.

Rodé los ojos y me levante para correr rápidamente hacia la parte de atrás de la cancha. El entrenador volvió a soplar su silbato y todos comenzaron a lanzarnos las pelotas mientras que otros se movían para esquivarlas. Parecía una lluvia de meteoritos. La primera pelota vino a mí y pude esquivarla. A la segunda que se me acerco pude frenarla y agarrarla con mis manos para luego lanzarla dando de lleno a la parte baja de Joe. Sonreí triunfante al verlo arrodillado en el suelo. Volví la atención al juego. De mi lado de la cancha solo quedaban cinco personas mientras que del otro lado nos superaban con diez personas. Las pelotas seguían atacándonos y yo esquivaba todas las que podía. Nuevamente pude frenar una con mis manos y golpee a otro chico esta vez debajo de la cadera. Ahora quedábamos yo y una de las princesitas del otro lado de la cancha, Bruna. Me sorprendía que haya llegado tan lejos. En la línea ahora solo había una pelota y cuando el entrenador hiso sonar otra vez el silbato corrí lo más rápido que puede para tomar la pelota antes que ella y lo logre. Bruna corrió en reversa sin apartar la mirada de mí. En verdad iba a disfrutar esto. Medio sonreí a su dirección y lance la pelota pegándole en las rodillas, haciéndola caer.

El juego termino cuando seguido de eso el entrenador sopló por última vez su silbato.

Me quede parada en mi lugar con mis brazos en forma de jarra sobre mis caderas tratando de recuperarme. La gente me decía cosas como "Excelente tiro" o algunas se atrevían a darme una palmada en el hombro felicitándome.

Una vez en los vestidores me cambie la ropa de gimnasia, la metí en una bolsa para después dársela a mi mamá para que la lave y salí de los vestidores.

Ya estaba terminando de pasar el pasillo hacia la salida de la escuela cuando me di cuenta de que había olvidado mi mochila en locker del vestidor.

Maldecí por lo bajo y me di vuelta para buscarla. Caminando de regreso tenía que esquivar a las personas que salían. Eso intentaba cuando casi estaba a punto de llegar tropecé con alguien y casi caigo pero quede en cuclillas con mis manos en el piso.

-Valla Melody, no te cansas de darme esta vista. ¿Verdad? - bufe molesta al reconocer su vos. Tony, el backstreet del otro día.

Me levante rápido para seguir mi camino y buscar mi mochila pero el inútil volvió a hablar.

-Vamos, ¿no tienes sentido del humor? - pregunto gracioso.

-Púdrete Smith - grite para que me escuche. Había llegado al locker y por fin tome mi mochila y guarde adentro la bolsa con mi ropa de gimnasia. Cerré de un golpe la puertita del locker y lo asegure con llave. Acomode las tiras de mi mochila en mis hombros y camine otra vez hasta el pasillo de salida.

A mitad del pasillo el pesado de Tony se me acerca otra vez.

-¿Qué quieres?- dije sin apartar la mirada del camino. El caminaba a mi lado.

-No quiero que te enojes conmigo Melody - respondió interponiéndose en mi camino.

-Aléjate Tony- dije deteniéndome para enfrentarlo. Este rio bajo. Lo mire sin comprender y fruncí el ceño. -¿De qué te ríes?

-Qué lindo suena mi nombre cuando tú lo dices. - respondió sonriendo a la vez que daba un paso hacia delante. Deje de mirarlo y avancé chocando con su hombro.

-Idiota - ya estaba hartándome todo esto. Solo di dos pasos y volvió a hablar.

-Nunca pensé que fueras tan difícil Blacky...- oh no dijo eso...

-¡Hasta aquí Smith! - grite molesta. Tire mi mochila a alguna parte y me abalancé hacia el provocando que este caiga ante mi peso. Caí junto con el frente a frente. Me arrodille entre su vientre y comencé a golpearlo en la cara. Él no se defendía, solo se reía de mi lo que me provocaba más ganas de golpearlo. Le di una cachetada y el borro su sonrisa. Giro hacia un lado llevándome con él y ahora él estaba encima de mí tomándome las muñecas para que deje de golpearlo.

-¡Suéltame imbécil!- gruñí.

-¡No!- dijo y me sostuvo un poco más fuerte. Yo no dejaba de pelear para salirme de su agarre.- ¿Quieres calmarte? - pidió molesto.

Deje de hacer fuerza con mis manos y el empezó a soltarme de a poco. Cuando estuve fuera de su agarre él se levantó y me extendió su mano para levantarme. Tome su mano y tiró de mi para que me ponga de pie, pero al hacerlo quede a una peligrosa distancia de su rostro. Solo algunos centímetros nos separaban. Sabía su intención.

-¿Ya paso? - preguntó mirando mis ojos.

-Si- conteste. Él todavía me tomaba de la mano. Quise irme y me sostuvo de la cintura. Enarque una ceja hacia el haciéndome la desentendida. Él se acercó a mi rostro y cuando milímetros separaban nuestros labios...

-¿¡QUÉ DEMONIOS PASA CONTIGO!?- grito mientras se hacía un ovillo en el suelo.

-Eso ganas por pasarte de listo conmigo Smith...-dije apagando mi vos ante la mira de reproche del director.



Bueno, ya se deben haber imaginado lo que paso. Pero para resumirlo tengo castigo por patear las nueces de Tony.

Al director no le importo mucho mi versión de la historia. El vio lo que vio y eso estaba mal. Y como no vio lo demás no le dio castigo a Tony y yo quede como una habladora.

Llegue a la parada de autobuses. Compre mis gomitas y las abrí rápido. Comí de ellas como si no hubiera un mañana. De verdad estaba molesta y si, podría decirse que estaba tragando mi enojo con esas gomitas.

-Vas a atragantarte si sigues comiendo así.

-A la mierda con eso - respondí llevándome a la boca otra gomita. Pero luego me percate de eso. ¿Quién me había hablado? Mire hacia la banca de la parada y entonces lo vi. El chico raro del autobús. Estaba sonriéndome y mirándome con gracia. Fruncí el ceño y entonces volvió a hablar.

-Discúlpame - dijo negando con la cabeza sin borrar su sonrisa - Soy Teo.

-Teo? - medio sonreí. Guarde mis gomitas en la mochila y me senté en la banca.-¿Qué quieres? - el frunció el ceño confundido.

-Nada, solo prevenir que la chica bonita del autobús no se atragante con gomitas - contesto mirando al frente. Debo de admitir que sus palabras provocaron algo en mi estómago.

-Primero me acosas y luego intentas salvarme - dije negando con la cabeza - De verdad, ¿Qué quieres?

-Ya te dije que nada...- respondió - y aun no me has dicho tu nombre - dijo mirándome.

-¿Y para que decírtelo? - conteste cruzándome de brazos - ¿Para qué me sigas acosando en el autobús?- él se encogió de hombros avergonzado.

-Perdón...-dijo entre un suspiro- La verdad es que no quise incomodarte ni nada de eso.

-Está bien, te creo. -respondí a la vez que me ponía de pie. Creí ver el autobús acercarse.

-Enserio- insistió también poniéndose de pie.- Perdón si te he hecho sentir incomod...

-Escucha- dije cortándolo. -Teo, verdad? - el asintió - Mira, eh tenido una día de mierda y estoy hasta aquí de hombres - dije exasperada con mis manos sobre mi cabeza - Asique, si de verdad quieres que te perdone, hazme el favor de decirme que quieres de mí y luego te callas.

-Yo...- dijo frotando su rostro con ambas manos - Quería conversar n-no lo sé...

-Bien. Inténtalo otro día por que hoy ya estoy harta.

Al terminar de hablar acomode una tira de mi mochila al hombro y cuando él iba a responder algo el autobús llego.

Me senté en mi asiento que gracias a Dios estaba desocupado, de lo contrario sería la gota que rebalsaría el vaso de mi mal humor.

El supuesto Teo se sentó como a unos tres asientos delante de mí. No intentaba voltearse para verme ni nada.

Tal vez no era tan malo. El solo quería conversar. Pero yo no quiero que vuelva a hablarme sea cual sea su intención. Yo estoy bien así y no necesito a alguien más.

O si... un amigo... Él podría serlo. Pero no, o al menos no por ahora.

Si, ya se. Me contradigo sola. Pero es que por mas que quiera siempre eh sido yo sola y debo de admitir que me asustan los cambios.

Si el supuesto Teo quería ser mi amigo le daría una oportunidad. Solo si yo creo que se la merece, claro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro