Capítulo 13: Viaje escolar. {TERCERA PARTE}

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Percy.

Era en el tiempo en que Nuestro Señor creó no sólo el cielo y la tierra, sino también todos los animales y plantas, a los cuales dió nombre al mismo tiempo.

De aquella época podrían contarse muchas historias, y si todas se conocieran se nos aclararían muchas cosas del mundo, que ahora no podemos comprender.

~El petirrojo.

Cosas que nunca comprenderemos por completo, aunque nos esforzamos. Porqué sufríamos tanto. Porqué no nos sentíamos tan felices como dijeron que lo haríamos. Porqué nos sentíamos abandonados aún en compañía. Porqué estábamos aquí.

Pero estábamos vivos, sintiendo. Aunque fuera una pesadilla la anhelada vida.

Me levanté de la cama a toda prisa por el ruido del despertador. 8 a.m. Debía comenzar a trabajar.

Mi nombre es Percy, y soy un ayudante literario especializado en ensayos de auto-ayuda, cuentos para niños, y en especial, buen consejero del escritor Matt.
Me encargo de abofetear a Demian cuando sus chistes vuelan, apoyo a Ethan en lo que puedo, y ayudé con la publicación de historias como "No me olvides", "El árbol de jacaranda en medio del bosque verde", y mi favorito "El monstruo de la montaña".

¡Estoy tan agradecido con el escritor por darme la oportunidad de tener un cuerpo y trabajar en algo que realmente me apasiona!

Desearía ser un escritor como él, pero para mi desgracia, yo no soy un humano y no puedo cumplir ese sueño.

—Percy, ¿tienes la lista de desayunos que pidió Matt? Ya sabes, yo podría hacer el desayuno para todos, pero odio trabajar con las chicas del campamento y mi comida es... —arrugó su frente, intentando decir algo malo sobre él—. Tú sabes, más de restaurante. Y tú... pues siempre has cocinado como una abuela.

Intenté sonreír ante sus palabras. "Fingiré que no me llamó anciana".

No poseo tacto, ni puedo soñar cuando duermo.

—Será un placer —respondí ampliamente, apartando la cobija de mi cuerpo y sacudiendo mi cabello con alegría.

No puedo morir, y tampoco estoy vivo.

—Ayudante Demian, por favor, deje de ocultarse y de acosar a Ethan desde la ventana.

Advertí, dirigiendo mi vista hacia ese tipo que observaba como búho desde afuera. Ethan tembló al verlo, y le lanzó un lápiz al ojo con precisión, haciendo que Demian pegara un grito de dolor.

"Me causan tanta gracia".

No puedo enamorarme, y no tengo permitido participar en todas las historias.

—¡YO SOLO QUERÍA TOMAR UNAS FOTOS! SI SERÁN IDIOTAS. —Bufó Demian indignado, alejándose con su mano en el ojo prometiendo volver para matarnos.

Soy Percy... no soy nadie más.

~•~•~•~

—Quería preguntarte una cosa.

—¿Qué deseas saber?

—¿Por qué llamarme petirrojo si desde el pico a la punta de la cola soy completamente gris? ¿Por qué llamarme petirrojo si no tengo la menor mancha roja en mi cuerpo?

Manchas rojas, eh... Solía amar esa historia. Pero, ¿por qué llamarlo así? Ah... solo debía ganarse ese color rojo. Debía sentir el ardor del amor tiñendo su pecho con intensidad y valor, la prueba viviente de que podemos cambiar. Solo eso...

—¿Qué prendad crees que Evelyn debería utilizar hoy? Se supone que por la noche será su encuentro con Val en el bosque, después de la fogata, así que necesitará algo lindo —preguntó Mía, fingiendo estar feliz por cómo iba la historia.

En realidad, estaba estresada mordiendo su blanco cabello como conejillo de indias. Mía tenía un crush con Evelyn Clark, así que le molestaba saber que aquella protagonista se quedaría con un badboy no muy agradable. Lo que me recordó, tenía como responsabilidad adivinar lo que ocultaba el Sr. Dicks detrás de todo su teatrito. Matt confió en mí sabiendo que soy bueno desenterrando secretos.

Ah... estoy tan ocupado, ocupado, ocupado.
Debo mantener todo en paz.

—Ese conjunto amarillo mostaza me agrada. Resaltará sus ojos y su color de cabello —opinó Ethan, mostrándose serio con el dedo en la barbilla.

En realidad, él se estaba tomando esto con cuidado. Estaba seguro de que memorizó el color de los ojos de Evelyn, solo para escoger su prenda. Se preocupaba por ella, no quería verla cometer errores, y yo estaba feliz por eso. Ethan había estado experimentando más cosas, y lo había ayudado a mejorar su narrativa.

En serio, ¡amo mi trabajo! Soy feliz de poder ver el avance de que cada persona.

—¿Eh? ¿Ese? Sí... —susurró Mía—. Ese... Eh.... ¡GWAAAAA, ¿POR QUÉ EVELYN TIENE QUE TENER UN NOVIO TÓXICO?!

—¿Es qué eres tapia? A nadie le interesa eso —rechistó Ethan irritado, apartándola de la cama y tomando el conjunto. –Tapia: Alguien muy sordo–.

Estaba casi seguro de que a Ethan tampoco le agradaba la idea de que ella anduviera con alguien tóxico. El poco tiempo que los había visto juntos, parecían buenos amigos e incluso hermanos haciendo tonterías y fingiendo odiarse.

—Percy, de favor, lleva esto a la habitación de Evelyn mientras me pongo de acuerdo con Matt para las siguientes escenas, ¿sí? —buscó mi afirmación, estresado, entregándome las prendas.

—¡Claro, narrador! —respondí alegre, mostrando mi amplia sonrisa.

No pensé que me dejarían hablar con una protagonista por más tiempo. Generalmente, el escritor evitaba que conviviera mucho con los demás por mis problemas sentimentales, pues el me había hecho muy débil para poder escribir con cuidado.

—Dime Ethan, solo Ethan. —Abrió la puerta decidido a salir.

—¡De acuerdo, narrador!

—¡¿Oíste lo que dije?! —gritó, entrecerrando la puerta.

—¡Sí, narrador! Iré con Evelyn ahora mismo —tomé mi mochila llena de felpa, y guardé las cosas ahí. No me gustaban las nubes literarias, prefería caminar y aprender de mis alrededores como hacían los humanos; observando el mundo con asombro.

—¡ESCUCHA CUANDO TE HABLO, PERCY!

~•~•~•~

Los pequeñuelos gorjearon llenos de confianza que, a pesar de todo, tratarían de alcanzar el anhelado premio; pero el pájaro les respondió afligido que aquello era imposible. ¿Cómo iban a alcanzarlo, si otros antepasados famosos no habían podido conseguirlo? ¿Qué más podrían hacer ellos que amar, cantar y batallar? ¿Qué iban a...?

El pájaro no acabó su frase, pues por la puerta de Jerusalén se acercaba una multitud hacia la colina donde se hallaba el nido de los pájaros.

La cuestión no era hacer cosas para ellos, la cuestión no era progresar solos en su soberbia. Ayudar a alguien más, era lo único que tenían que hacer para alcanzar su objetivo. Porque ayudar a alguien más lo era todo. Oh... qué bellos petirrojos.

—¿Quién? —oí la voz de una chica al otro lado de la puerta—. Pasen con cuidado.

Empujé la puerta de madera chillona, dirigiendo mi vista hacia las chicas en la cama y el pollo en sus sábanas. Comían botanas, ensuciando el lugar con sus pies y salsas. Era un ambiente cálido e incluso ridículo, pues hacía mucho calor pero otra chica se esforzaba por mantener encendida la llama de la chimenea mientras sudaba.

—Eh... soy Percy —dirigí mi vista hacia Evelyn, quién estaba comiendo un pedazo de queso junto al pollo—. Vengo a entregarte unas cosas.

—¡¿Eh, mi petición fue respondida?! ¡Dame esos consoladores ahora! —la miré extrañado, y ella cubrió su boca de inmediato al ver mi preocupación—. Digo, ¡dame todo lo que tengas!

—Solo tengo mi mochila y felicidad. ¿Estás segura de quererla? —pregunté sonriente, acercándome a ella con pasitos.

Todas las chicas me vieron fijamente, habrían de pensar que era un ayudante, ya que mi cabello era blanco y mis ojos son azules, como el escritor. Todos lucíamos parecidos, pero éramos tan diferentes al hablar o en nuestras cabezas. A veces deseaba no verme igual que ellos.

—Mochilas, ya tengo. Felicidad... si me sacas de este cliché seré feliz —sonrió se igual manera, tomando las prendas que saqué de mi mochila.

La protagonista es tan graciosa.

—¡No, espera, Lulú, NO TE METAS EN MIS PECHOS! —gritó una chica a lado, empujando al pollo con fuerza que seguía insistiendo en acosarla.

No... un pollo acosador... ¿Qué?

—¡Yo sé lo quitaré de encima! —preparé mis súper patadas, y me lancé a atacar el pollo con rapidez y gritos profundos.

Luego, le di en la cabeza, él me dió con su ala en el ojo, y yo con una patada lo mandé a volar. No sabía que eran capaces de volar, pero ahora con mi patada lo hacía.

No, esperen, ¡ESTO ES MALTRATO ANIMAL!

Oh, pero, ¡¿por qué se llamaba Lulú si en realidad es un gallo?! –Ni idea. Están tan idiotas que no saben la diferencia–.

~•~•~•~

—¡Cuán crueles son los hombres! —gorjeó al cabo de un rato—. No les basta clavar en la cruz a esos tres seres, sino que, además, le han puesto a uno de ellos corona de espinas. Veo claramente manar sangre de su frente, herida por la corona. Y ese hombre es tan bello y mira tan dulcemente, que todo el mundo debiera amarle. A la vista de sus martirios parece que me traspasan el corazón con una flecha.

Sí, los humanos son crueles, no hay buenos ni malos entre ellos, sólo humanos haciendo cosas para ser los mejores y tener todo lo que quieran. Por eso solo pude escribir "No me olvides", donde la mayoría era animales. O el árbol de jacaranda, o el monstruo. No eran crueles como los humanos... no mentían y traicionaban como ellos lo hacían.

Todos ellos. ¡TODOS LOS HUMANOS DEBERÍAN MORIRSE!

Eh... No, ¿qué estaba diciendo? El mundo era bello, y los humanos también lo eran, aún detrás de sus miradas. ¿Por qué me sentía así?

Soy... yo soy horrible...

—¡ESTA VEZ SI TE CASTRARÉ! —gritó Ethan dando vueltas en círculos por la habitación, golpeando la madera roñosa, intentando alcanzar a Erick.

—¡JA, COMO SI TUVIERA ALGO QUE...! —se detuvo al escucharse, mirando el televisor—. ¡GWAAAA, ¿POR QUÉ ES CHIQUITO COMO UNA MARIQUITA?!

Ethan brincó encima de él, poniéndole cinta en la boca, igual que en sus manos para que no pudiera hacer más desastres. Estaban peleando porque Demian no apareció en el desayuno, y era el trabajo de Erick traerlo como si fuera otro personaje.

—¡La próxima vez se lo encargaré a Dave!

—Nah, dame 4 horas a que me acabo esta barra de chocolate y mi serie. No acepto tratos diferentes —Interrumpió Dave, participando de las palomitas de Mía y con chocolate sin amargo en su boca.

Los alumnos estaban ocupados haciendo actividades que les dejó el profesor. Y nosotros hacíamos nuestras asignaciones, sin embargo, no todos las cumplían como Ethan. Dave era un flojo. Mía era una sentimental viendo el Titanic. Demian era un pervertido a quién Ethan tuvo que encerrar en el closet para que no saliera a pervertir a los demás, sí, en el closet era mejor. Y Erick era un irresponsable. Me alegraba que Kei y Silver estuvieran ocupados con Parahell y sus actualizaciones tardías, sí no, yo estaría siendo regañado por ellos.

—¡Eh, chicos, por favor, hagan lo que Ethan les pide! —con una sonrisa nerviosa, intenté animarlos para que hicieran algo.

—Percy, eres tan lindo, pero mi serie está mejor. Por favor, déjanos terminarla —habló Mía, lanzándome una palomita dentro de mi boca sorprendida de que cayó perfectamente.

—No me moveré de aquí hasta que termine mi programa —comentó Dave.

—¡YA SÁQUENME DE AQUÍ! NECESITO DESCARGAR —los gritos de Demian dentro del armario se intensificaron. Parecía que temblaría en la cabaña. Miramos por la puerta, perturbados. Las plantas de Demian siempre los dejaban de esa manera.

—¡¡Deja de aplastarme!! —Erick empujó a Ethan, ambos clavándose golpes en el suelo que resonaban por la habitación.

Por Matt, ¿por qué mantenerlos a raya es tan difícil?

—¡¡ETHAN, HIJO DE LA CENSURA!! YA TRAJE LA CUENTA —unos gritos intensos provinieron de afuera, haciendo dar un brinco del susto. La impresión del susto permaneció en mí varios segundos.

Esa voz suena rara...

—¡¿Eh?! ¡¿Qué quieres ahora, sin vergüenza?! ¿Y cómo llegaste aquí? —Ethan se levantó, azotando la cabeza de Erick contra la madera, quien no se pudo levantar por los mareos y sus ojos despersonalizados.

Sacudió su pantalón y camisa con un par de aplanadas a su alrededor, dirigiéndose con encanto a la puerta. Abrió sin cuidado, y su rostro se arrugó al ver al personaje. Parecía qué había alguien afuera que no le agradaba mucho.

—Agh... sabía que eras tú de nuevo. No podíamos hablar de esto el sábado como de costumbre, eh... ¿Qué quieres? —interrogó, posando su mano sobre su frente como señal de agotamiento.

—Te traigo la cuenta de todas las puertas que Matt ha tirado. En serio que me debe ya mucho dinero y no voy a poner del mío para las reparaciones —explicó la otra voz, dándole unos papeles a través del marco.

No alcancé a verlo, la puerta no me dejaba. Aunque... ¿Era mi imaginación o el sol era más intenso con su prevenida? Vaya, debía ser otro protagonista al que le seguía el sol. Incluso brillaba siempre que Ethan aparecía, pero esto era diferente. Como si el universo tratara de decir "este es el personaje más importante y más amado de todas las historias".

—Sí, sí, dame un minuto —Ethan volvió adentro, dejando la puerta abierta. Los mosquitos comenzaron a entrar.

Se dirigió a su nube descendiente sobre la cama y comenzó a buscar entre sus papeles los correspondientes. Yo me asomé por la puerta, para ver de quién se trataba. Tenía mucha curiosidad por los protagonistas al no saber mucho de ellos.

Un chico de cabello negro y hombros caídos estaba de espaldas, aplastando a las hormigas que pasaban cerca de él, jugando con su encendedor y diciendo cosas raras sobre quemarlas. Era muy delgado, pude ver los huesos de su columna traspasando su camiseta blanca. Me sentí fuerte y alto a comparación.

—¿Necesitas que te paguen? —pregunté ansioso y curioso de su extraña imagen. Levantó la vista, sin voltear, reaccionando con facilidad ami voz—. Eh... puedo convencer al escritor de pagarte, ya que no creo que escuche bien a Ethan. ¡Soy un buen ayudante, así que déjame ayudarte!

Ay... que pésimo juego de palabras estoy haciendo...

—¿Quién? —siguió sin mirarme. No necesitaba ver nada de mí, sólo perseguía mi voz con la cabeza.

—¿Qué? —me confundí igual que él—. Eres un protagonista, ¿no? Un placer, soy un ayudante, joven. —Exclamé con una sonrisa nerviosa.

Se puso de pie, trastabillando. Giró lentamente hacia mí, observándome con sus ojos oscuros llenos de tinta negra de mal sueño debajo de ellos. Abrió la boca un poco, dejando salir un aire entre cortado. El sudor frío parecía desprenderse de él.

—¿Qué demonios...? —dejó salir, perplejo, mirándome... pensándome.

Sus ojos se contrajeron y su piel se erizó, haciéndole temblar. Su cabello negro y desordenado apropósito cubrió una parte de sus ojos. Parecía querer decir algo, pero las palabras no salían de su boca, haciéndole morderse. Era como si estuviera viendo a alguien en mí, como si buscara algo, como si me conociera.

—¿Eh? ¿Por qué tú?... —dió un oso adelante, tomándome de los hombros con fuerza, alzando la mirada para verme mejor.

¡Está temblando mucho!

—¿Ah, disculpa? —susurré también asustado ante su reacción, bajando la vista por su estatura.

Parecía estar por llorar, pero se tragó todos esos sentimientos, mordiendo su lengua y clavando sus uñas en los puños. Sudaba en frío. Creí que perdería la cabeza de solo mirarme.

—¿Dónde? ¡¿Dónde habías estado, eh?! —me apretó, elevando mi temor—. ¿Qué le pasó a tu cabello y a tus ojos? ¿Por qué estás tan alto? Dime, ¡¿qué haces aquí?! ¡Carajo, te estoy hablando, ¿qué hiciste ahora?!

Reía y se burlaba de sí mismo, gritándome preguntas confusas, como si estuviera feliz y triste. Euforia, eso sentía. Como si se muriera y reviviera a la vez... igual que los árboles de cerezo cada primavera.

Cerezos...
¿Cómo era ese poema?

—¿De qué hablas? —tomé su mano, apartándolo con cuidado y hablándole firme—. Eh... creo que te has confundido.

Una mueca se dibujó en su rostro, como un mal chiste, pero sus ojos no dejaron de verme profunda y dolorosamente.

—Mi nombre es Percy, soy un ayudante literario. Ah... ¿Estás buscando a alguien más? —susurré, intentando calmarlo con mis palmas en sus hombros.

Este chico está desesperado, si lo trato nervioso probablemente termine lastimado.

—¿Percy? ¿Ayudante literario? —bajó sus manos, suspirando de forma desganada—. ¿Tú no eres...? No, eso sólo sería un sueño para mí... JA, y la vida no es así de jus...

¿Por qué tengo ganas de abrazar a esta persona?

—¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —pregunté tratando de acercarlo a mí.

Quiero abrazarlo...

—Sí, es sólo que... —volvió a verme, poniendo una barrera con sus brazos para que no llegara a él. Lo miré perplejo, deteniéndome—. Te pareces a alguien a quién solía conocer.

—Tú... ¿a quién busc...?

Ethan salió de la cabaña, interrumpiéndome y cargando los papeles que ya había estado buscando hace un rato. Los papeles con las cuentas y un cheque por las puertas destrozadas que habían mencionado.

—Ah, sí, aquí está. Ya encontré el cheque de Matt por tus puertas, coja —dijo cortando un papel, dándoselo en la mano. Nos miró fijamente al darse cuenta del ambiente—. Ah, Percy, veo que ya conociste al protagonista de CSA90D. Él es Hiray Near, el personaje más famoso de Matt. Sé que no sabes mucho de esa historia aparte de su ridícula comedia, pero por lo menos ya sabes quien es.

—¿Protagonista? Oh... jaja, debí suponerlo. —Apreté mis puños, inconscientemente para relajar mis otros impulsos.

Me siento algo... ¿Cómo decirlo? Siento que algo me falta.

—¡Este tipo parece un buen chico, Ethan! Se ofreció a darle dinero a una coja como yo. Estoy sorprendido de semejante amabilidad —explicó el protagonista Hiray, mostrándome una hermosa sonrisa, acompañada de resplandor y un par de mentiras.

Ahora es diferente su forma de ser a la de hace un momento...

—Diablos, ya es muy tarde —exclamó él, viendo su reloj con sorpresa—. ¡Either sale en 2 horas al extranjero para ver su nuevo departamento y vuelve en una semana! TENGO QUE IRME A DESPEDIR. —El chico levantó su mochila y le dió un beso a Ethan en el cachete, para despedirse.

¿Either? ¿Otro personaje?

—Ahí vas de nuevo con tus ridiculeces —Ethan se talló la mejilla, asqueado—. ¡Ahora apúrate y alcanza al enano!

—Sr. Hiray, fue un placer, conocerlo. Trabajemos juntos —hablé, extendiendo mi mano. Él me miró sorprendido, y en seguida me sonrió aceptando mi mano.

—No, el placer fue mío. Espero volvamos a vernos, An... —se mordió la lengua, dolido. Negó con la cabeza y siguió—. Digo, Percy. Aún estoy confundido.

—¡Hasta pronto!

El chico salió corriendo entre los árboles camino a la estación, metiendo dos bolsas de plástico redondas debajo de su camiseta y sacó una peluca de su mochila a toda velocidad.

¿Es travesti este personaje?

¿Por qué me siento tan intranquilo?
Dime, Matt, ¿qué esperas de mí?

—¡EVELYN, ¿QUIÉN TE DIJO QUE COMIERAS EL PESCADO CRUDO?! —gritó Ethan, detrás de mí, sacando la cabeza de Evelyn de una cubeta—. ¡RENUNCIO!

Y el crucificado abrió los labios y susurró al pajarillo:
—En premio a tu piedad has merecido lo que toda tu especie viene anhelando desde el día de la creación.

Cuando el pajarillo volvió a su nido, le gorjearon sus pequeños:
—¡Tu pecho es rojo, las plumas de tu garganta son más rojas que las rosas!
—Esto no es más que una gota de sangre de la frente de ese desgraciado. Desaparecerá en cuanto me bañe en un arroyuelo o en una fuente —gorjeó el pajarillo por toda respuesta.

Pero por más que el pajarillo sumergiéndose en el agua, el color no se borró de su pecho, y cuando crecieron sus pequeñuelos, brilló la mancha, roja como la sangre, en las plumitas de sus pechos, tal como brilla aún hoy día en el pecho de todo petirrojo.

Ayudaron a alguien más... eso les salvó. Todos existimos para salvar a alguien.

¿A quién he salvado yo?

•••••••••••••••••••••••••••••••••••

TEORÍAS, TEORÍAS, ¡TEORÍAS! SEEEEEH, AMO ESTO. Soy cruel. :'v

¡Disculpen mi actualización tan tardía! En serio que parece que maté esa historia.
Pero últimamente he estado muy ocupada con el aniversario de "CSA90D".

Como podrán ver, todas mis historias están conectadas. Así que sólo puedo decir que ¡Percy tiene relación con El Paso 36º y El Paso 47º! Ya la mayoría de ustedes saben de quién hablo. <3

Y sí, Near se confundió, y no sabe quién es Percy. ¡Los protagonistas no son solo Ethan y Evelyn!

Pd: ¡Feliz navidad atrasada y feliz Año Nuevo! (*゚▽゚*)

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