Capítulo 20

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Franklin

Saber que había tenido una hija con Carla, mi primera novia. Nunca lo vi venir. Ella había tenido toda mi atención, hubiese dado mi vida por ella, sin embargo, un día fui a buscarla, quería llevarla para que la conocieran mis padres, ya que ellos me estaban presionando para que formalizara mi relación o ellos me forzarían a comprometerme con la que hoy es mi esposa.

Llegue a su humilde casa, su estatus social no era relevante para mí, la amaba y eso era lo que importaba. Llegué a su casa y ahí estaba ella besándose con otro chico que no era yo, en el porche de su casa a vista y paciencia de todos. Cerré mis manos en puños de lo contrario los mataría a ambos, me marché y no la volví a contactar, sin saber que en su vientre llevaba a mi primogénita.

Cuando vi la fotografía de Anastasia lo supe, supe que es mi hija, ese día mi odio hacia Carla creció exponencialmente, me había ocultado ese detalle tan importante para mí; no me habría casado con ella, aún así, habría reconocido a Anastasia, es indudable que es mi hija. Ella lo hizo a manera de castigo.

Saber de su secuestro me llevó a contratar a esos mercenarios, ellos la rescataron sana y salva. Por medio de ellos logré obtener su historial, me destrozó saber por lo que había pasado, odie más a Carla. Fue bueno saber que mi hija contaba con un padre adoptivo que la ama como a su propia hija. Raymond Steele se había ganado mi respeto.

Saber que Carla es una madre de mierda, me sorprendió, pero era de esperar de un ser ambicioso como ella, todo lo que ha sufrido mi hija ha sido por su avaricia. Y como si todo fuera un sueño mi hija se enamora de Cristian Grey, otro que carga con un cruel pasado, se casa con él y ahora están esperando su primer bebé, pese a que le pedí no hacerlo hasta que toda esta mierda pasara.

Ahora tenía el tiempo en mi contra, Morton y Dalton habían logrado contratar los servicios de laboratorios Lincoln para que crearan clones de ambos, el objetivo de estos clones no es claro.

Como senador podría presentar moción para iniciar una investigación en los laboratorios Lincoln; no lo he logrado, al parecer Lincoln tiene amigos poderosos en el senado, por ello no he logrado una intervención en esos laboratorios, mi contacto me ha confirmado que, si es un clon, sin embargo, no he obtenido pruebas y las que necesito son del laboratorio

-Señor -Mi mano derecha entra en mi despacho sin anunciarse.

-¿Qué sucede, Shaw? –

-La madre de la señora Grey, se ha acercado a los diferentes antros donde se puede localizar al desgraciado de Morton, sin éxito claro está. ¿Quieres que haga algo con ella? –Mi amigo esta desesperado. Él estuvo ahí cuando vi el expediente de mi hija, como mi amigo y hombre de confianza quiere hacer pagar a Morton por lo que ha hecho.

-Todavía no, deja que Morton la contacte, tarde o temprano lo hará. Tenemos que hacer lo posible para acercarnos a esa escoria y poder tener pruebas de los laboratorios –Mi amigo asiente teniendo claro lo que deseo.

-Le diré a los hombres que vigilan a la señora Steele. Ellos están preparados con el equipo necesario para intervenir –El idiota de Morton nunca se enterará de que lleva ese chip; el mismo que le pusimos a Carla.

Enciendo mi computadora para rastrearla. Mi ira se dispara cuando el rastreador indica que está en la mansión de Anastasia, lo mas probable es que le esté pidiendo dinero.

-Vamos, quiero recoger a esa arpía. Mi hija necesita paz en estos momentos. Luego hablaré con Grey para que no vuelva a permitir el ingreso de su queridísima suegra –

Salimos de mi despacho hacia la mansión Grey, esta mujer me las va a pagar todas, juro que, si por ella algo le pasa a Anastasia, lo pagará con sangre. Llegamos a la mansión, con mala suerte, porque ya la han sacado de la casa.

-Qué el equipo que vigila a Carla nos mantengan informados de sus movimientos. Algo está tramando –

Cuando llegamos a la mansión Grey, Raymond y Cristian estaban reunidos en su despacho.

-¿Cómo está Anastasia? –Pregunto preocupado, sin saludar.

-¿Por qué la han dejado entrar? Sé que es tu casa, pero esa mujer es un peligro para ustedes –Camino de un lugar a otro.

-Anastasia, decidió atenderla. La enfrentó como nunca lo había hecho... -Mi teléfono nos interrumpe.

-¿Qué ha pasado? -Pregunto sabiendo quien llama.

-Morton ha llegado al apartamento de la señora Steele. ¿Seguimos con el plan? –

-Si, sigan con el plan. Que todo parezca natural -Les recuerdo.

-¿Qué sucede? -Ambos me preguntan, cuando Taylor y Sawyer entran al despacho.

-Tengo a Carla vigilada y le he puesto un chip muy especial. Mi equipo me ha informado que Morton está con ella en este momento -Ellos se miran entre sí.

-Nosotros también la tenemos vigilada -Yo niego.

-Mi seguridad está muy, muy cerca de ella. La idea es que le pongan el chip a Morton. Sé que él y Dalton están relacionados con los laboratorios Lincoln y estos tienen contactos en el senado; por ello no hemos podido intervenir ese lugar –Steele pone los ojos en blanco.

-Hay que hacer algo con Carla –Cristian se sienta derrotado.

-Déjamelo a mi Grey. Hoy le ofreceré la oportunidad de su vida. Si no la acepta tendrá que atenerse a las consecuencias –Nos vamos tengo arreglos que hacer.

-¿Dónde vamos? –Pregunta Shaw.

-Llévame al departamento de Carla –Me mira por el retrovisor.

-¿Estas seguro? –Inquiere.

-Le haré la oferta de su vida, la quiero lejos de mi hija. La vista de Morton tuvo una finalidad y estoy seguro de que tuvo que ver con Anastasia. No voy a permitir que la ambición de Carla Wilks dañe a mi hija y a mi nieto –

El resto del camino lo continuamos en silencio, cuando llegamos al edificio de apartamentos, antes de entrar el equipo me asegura que Morton se marchó y que lograron ponerle el chip. Satisfecho con lo que había planeado, Shaw y yo nos dirigimos al departamento en cuestión. Tocamos la puerta; se escuchan pasos.

-Rich...-El nombre se le atasca en la garganta cuando nos ve. Empujo la puerta para que entremos.

-No, no soy él, para tu mala suerte –Le respondo, para luego sentarnos en un sillón.

-¿Qué... qué quieren? –Nos mira con miedo.

-No vengo a hacerte daño si es lo que piensas. Vengo a ofrecerte el trato de tu vida –Le señalo el asiento frente a mí.

-¿Cuál es el trato? -Pregunta con la cabeza en alto.

-Dos millones de dólares, un apartamento en Europa del este y olvidarte de Anastasia y todo lo que tenga que ver con ella por el resto de tu vida. Te olvidas de este país –Le digo con asco.

-¿Y si no acepto? –Me reta.

-Atenerte a las consecuencias de tu negativa –Le respondo.

-Parece que hoy todos me amenazan –Se queja.

-Bueno si no fueras una ambiciosa y si al menos quisieras... -Guardo silencio. Me levanto junto a Shaw.

-Bueno, tienes tiempo a mañana a las ocho de la mañana. Si no recibo esa llamada, supondré que seguirás con tu plan de buscar a Morton. Solo te diré esto una vez. Estamos tras Morton y sus socios. Si estas con ellos afrontarás el castigo igual que ellos. No habrá piedad para ninguno –Me levanto nos marchamos del edificio, ordenándole al vigía que nos informe de cualquier visita inesperada.

Al ser las siete treinta, la mujer que más odio, confirma aceptar el trato que le ofrecí.

-Acepto tu trato –Dice sin saludar.

-Bien, espérame en el aeropuerto. Ahí te estará esperando un avión privado que te llevará a Dinamarca, irás con hombres de mi confianza. En el camino se te hará el depósito. Sólo recuerda esto, si te contactas con Morton me enteraré y tendrás que afrontar las consecuencias –Le ofrezco el apartamento que una vez fue mío, en el que me escondí por un tiempo para olvidarla.

-Creo que con aceptar tu trato estoy dándote a entender que quiero desaparecer –Bufa.

-Para las personas como tú, dos millones de dólares no es suficiente; así que hazlo que duren. Porque ya no habrá más dinero. Salvo el que Raymond está dispuesto a darte –Corto la llamada.

Llamo al piloto de mi avión, para que coordine el viaje. Shaw escoge a Dixon y a Farell para que sean los escoltas de Carla. La ama de llaves del departamento es de mi confianza, Carla no podrá despedirla porque yo le pagaré. Para mala suerte de ella el lugar esta lleno de cámaras y micrófonos.

De camino al aeropuerto le ordeno a mi contador que le gire los dos millones a esta mujer. Que se hagan efectivos para dentro de diez horas, que será el tiempo que tarde en aterrizar este avión.

-No desquicies al personal del avión ellos trabajan para mi y solo hacen lo que yo les ordeno –Le advierto a la mujer que tengo frente a mí.

Bajo del avión con la esperanza de que esta mujer realmente no regrese más. No entiendo que le vi a Carla. Es hermosa por fuera, por dentro está vacía. Quiero creer que fue mi juventud.

-A casa, Shaw. Por hoy me voy a preocupar por mi familia –

Con eso ultimo nos dirigimos a mi casa. La verdad es que tengo que hablar todo esto con mi esposa y mis dos hijos.


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