Capítulo 1

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El cielo era azul y fresco. El viento soplaba con violencia trayendo toda la niebla del páramo al bosque.

Él se despertó en su guarida, a su lado dormía su hermano Raudino quien levantaba musgo con su respiración, apenas se cumplía un día de su nombramiento de cachorro a aprendiz.

Un poco más allá estaba Zarpa de Halcón, el hijo del lugarteniente, a este se veía que no le hacia gracia tener competencia con él y su hermano, aunque estaba claro que a él lo despreciaba más que a su hermano.

– Buenos días Acecho –. Ronroneó su mentor desde las sombras de la guarida de los guerreros.

– Buenos días, Pelaje Rayado –. Le contestó emocionado.

– Has entrenado duro ayer, puedes tomar un descanso si te parece o bien puedes salir a cazar, hoy no hay entrenamiento –. Murmuró su mentor.

Él lo miro sorprendido, habia dado por hecho que saldrian a entrenar para entrar en calor, pero no era así.

Zarpa de Halcón lo miró con recelo al escuchar eso.

Corazón Florecido salió de la guarida de los guerreros con su hermano Vuelo de Páramo.

– A que has amanecido más temprano –. Lo saludó Corazón Florecido.

– Sí, Nutria aún está dormida –. Dijo con voz tranquila.

– Bien, entonces saldremos tú y yo a entrenar, Acecho por qué no nos acompañas a entrenar –.

– Salgan ustedes yo no puedo, Pelaje Rayado dijo que podria descansar o salir a cazar –. Dijo él.

– Ya veo, está bien como quieras, si sales a cazar dile a Vuelo de Páramo que te lleve junto con Nutria, sería bueno que los dos compartieran técnicas, sobre todo porque ella ya es más mayor que tú –.

– Si, está bien –. Dijo con aburrimiento.

– Vamos a ver tus técnicas de captura –. Dijo Vuelo de Páramo con apremio.

•      •      •


Él se encontraba en la hondonada de entrenamiento, las hojas de la estación nueva traían un brillo reconfortante.

– Date prisa –. Le espetó Nutria. – De aquí a que te muevas los ratones ya se habrán ocultado –.

– Lo lamento –. Murmuró.

Se acomodó en la postura del cazador, de repente un destello de pelaje rojizo pasó ante sus ojos. Nutria se había abalanzado sobre una ardilla al pie de un árbol.

Regresó muy triunfal con su ardilla y la dejó a los pies de su mentor.

– ¿Así? –. Preguntó la aprendiza.

– Si, exacto, perfecto Nutria eres una aprendiza de gran talento, en cuanto a ti Acecho, debes de darte prisa y estár concentrado –.

– Lo estába hasta que Nutria me derribó –. Bufó, mirando a la aprendiza con furia.

Ésta lo miró y le dijo:

– Lo lamento, no era mi intención –.

Vuelo de Páramo los miró a los dos y dijo:

– Jovenes, siempre han de estár buscando problemas, por qué no, los dos se van a cazar, les servirá mucho –.

– Será una evaluación –. Exclamó Nutria emocionada.

– No –. Le respondió el guerrero. – Acecho es apenas un aprendiz desde hace un día –.



• • •

Nutria avanzaba a su lado con la cabeza gacha y los ojos dilatados de emoción.

– ¿Puedes trepar hasta la rama de ahí? –. Lo retó la joven.

– Por supuesto que puedo, no soy débil y aparte soy más grande que tú en tamaño, incluso soy casi de la misma estatura de Vuelo de Páramo –.

– Claro que no –. Bufó la aprendiza.

– Por supuesto –. Replicó él.

– Entonces te reto –. Y dicho esto salió disparada hacia el árbol y comenzó a treparlo con agilidad.

Él la siguió rapidamente, al llegar a la rama se volvió para mirar hacia abajo, habían trepado muy alto.

– ¡Nutria, estámos muy arriba! –.

– Por supuesto, según no te aterra,¿verdad? –.

– No, claro que no –.

– Bueno entonces has esto –.

Comenzó a saltar sobre la rama.

De repente la rama comenzó a crujir y se desprendió velozmente, la aprendiza soltó un chillido de terror, afortunadamente él la alcanzó y la agarró izandola sobre el pedazo de rama que quedaba, los dos se tambalearon con terror sobre la rama, el peso de la aprendiza era mucho y a pesar de que él era más grande y fuerte no podía soportarlo todo, durante un momento se sintió exhausto y casi se resbalaba.

Un movimiento en la maleza le advirtio la presencia de una patrulla, esta estaba conformada por: Patas Blancas, Perlada, Tormenta de Fuego y Zarpa de Halcón.

– ¡Hey, aquí arriba! –. Gritó.

La patrulla volvió la cabeza hacía arriba, y los miró con sorpresa y preocupación.

– Pero ¿cómo es que acabarón allá arriba? creí que eran gatos no ardillas –. Repuso el lugarteniente con la voz furiosa.

Patas Blancas y Perlada subieron por ellos a la rama ayudándoles a bajar.

– Gracias –. Maulló él.

– Si, no hay problema –. Dijo Perlada con voz risueña.

La patrulla se fue adelantando en la maleza, él los iba a seguir cuando Zarpa de Halcón lo embistió velozmente.

– ¡Oye ¡¿qué te pasa?! sueltame!-. Le gruñó.

– ¡No! ¿Por qué pusiste a mi hermana en peligro? querías que muriese, ¿verdad? –.

– ¡No para nada! –. Bufó.

– Si me creo eso me creeré cualquier cosa –.

Dicho esto el aprendiz se abalanzó contra él dejando caer todo su peso sobre su cuerpo, luego desenvainó una zarpa hiriendolo en la cara, el ardor y la sangre lo segaron por un momento, trató de atacarlo pero este lo miró y dijo:

– Ya sabes lo que te ocurrirá si me atacas, mi padre es el lugarteniente y te podría expulsar, porque ¡No vales la pena! –.




Al volver al campamento sus compañeros lo mirarón con burla.

– Eres una ardilla –. La voz burlona de Raudino lo sacó de sus pensamientos.

– ¡Claro que no! –. Le espetó con voz cortante.

– Guerreros del Clan del Trueno, reunanse entorno al peñasco –.

La llamada de Estrella Moteada, lo sacó de su riña con Raudino.

– Todos sabemos lo que ocurrió esta mañana, Acecho y Nutria creyeron que eran ardillas o pájaros, para poder trepar un árbol –.

Murmullos de risa se extendieron por el claro, incluso los veteranos comenzaron a reírse con voz ronca.

– Por eso hay que ajudicarles un castigo bien merecido –. Prosiguió Estrella Moteada.

– El castigo será el siguiente, no podrán salir a cazar, limpiarán la guarida de los veteranos y la maternidad, además de que no podrán escoger una pieza del montón de carne fresca hasta que el clan haya comido primero y hayan cumplido sus obligaciones, como es la primera asamblea de Acecho es importante que los demas clanes lo vean así que podrá asistir a la de mañana, tú, Nutria ya has asistido a dos asambleas así que tu no podrás asistir, eso es como castigo y para que dejes venir a los aprendices que aún no han asistido –.

– Si Estrella Moteada –. Dijo la aprendiza con voz triste.

– Escogeré a los que irán a la asamblea de mañana –. Prosiguió Estrella Moteada.

– Serán: Raudino, Acecho, Zarpa de Halcón, Perlada, Flor de Ceniza, Viento Volador, Corazón Florecido, Vuelo de Páramo, Garra Turquesa, además de la curandera y su aprendiza Tormenta –.

Todos asintieron en el claro con murmullos de satisfacción.

Él sintió un brusco empujón, se trataba de Zarpa de Halcón, el aprendiz lo miró con hostilidad y le susurró con un gruñido amenazador:

– Ya sabes lo que te pasa si dices algo, ¡Te haré pedazos! –.


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