𝘂𝗻𝗱𝗲𝘃𝗶𝗴𝗶𝗻𝘁𝗶. infierno.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo 19
Infierno

Salí de nuestro lugar secreto con los pelos parados y con una mirada que explicaba lo feliz que la pasé hace un momento mientras me reunía con mi amiga, la cual yacía entablando una conversación con una de nuestras compañeras, sin embargo, al verme echa una risotada que demostraba que sabía muy bien lo que había sucedido, empero, la mujer de brazos cruzados miró a un costado, frunciendo su entrecejo, logrando que mi curiosidad gane y dirija mis ojos al lugar para inspeccionar.

Es ahí en que mis fanales ven a mi rommie Yang más o menos parecido a mi aparición debido a que tenía la cabellera desordenada, luceros deseosos, lucía como si no se hubiese esperado lo que sucedió en su vida, solo que Kim Chae Hyun nos veía sin poder creerlo, entre que nos señalaba con su dedo índice, una y otra. Es por eso que me confundí, pero mi atención se distrajo en el instante en que pude notar al nieto de la nueva directora del internado salir por la misma habitación por donde entró Jeong In. Simplemente que mi amiga no estaba muy concentrada en eso, sino que en nosotros dos.

—¡Cochinos...!

—¿De qué hablas? No digas estu...

—Fue el... mejor... sexo de la historia. Lo admito.

—¡Oh! —Chae Hyun se tapó los labios rápidamente, viéndonos sin creerlo. También controlando esa risa frenética para que nadie nos escuchara.

—¡¿Por qué dices eso mirándome, Yang?!

—Solo soy sincero...

—¡Ustedes dos! ¡No puedo creerlo! Creía que eras gay, mentiroso. Hombre debías de ser... —ella entrecerró sus ojos, observándonos con cierta gracia en sus labios rosados.

—Lo soy.

—No, no, no. Admite ahora que fingiste ser gay para estar entre las mujeres... Pervertido.

—Chae...

—Pobre de mi unnie... —ella negó lentamente de su cabeza, aún con los brazos cruzados.—Tú eres todo un pervertido que se ha aprovechado de ella.

—¿Por qué me sigues diciendo eso?

—Chae Hyun, estuve con... otra persona. Y él con otro. —ladeé mi cabeza.

Quizá, para que mi amiga se pueda dar cuenta de que Jeong In y yo no éramos las únicas personas con la melena revoltosa y mirada lujuriosa. Por lo tanto, al observar al nieto de la Madre Superiora Hwang abre de a poco sus belfos, demostrando muchísima sorpresa, sin embargo, sabíamos en el fondo que eso era lo que iba a suceder de todos modos. No pudimos seguir teniendo la charla porque necesitaba darme una ducha, así que me encaminé directamente a mi cuarto, agarrando mi ropa interior y una toalla, en la cual me metí a unas de las duchas individuales, luego de haber tenido ese encuentro sexual con el sacerdote me ha ocasionado mucha transpiración, no quería oler mal el resto del día.

Mientras iba enjuagando mi cuerpo unos sonidos me advierten que no era la única en las duchas de las alumnas, hay dos baños, por lo que no le tomé importancia siguiendo con mi higiene personal. Claro, hasta que la puerta de madera se abre silenciosamente y logra que deje de hacer movimientos con mis manos debido a que me estaba enjabonando, viré mi cabeza sobre mis hombros, buscando alguna respuesta de quién puede ser que me esté interrumpiendo en este agradable momento, la ducha era uno de los instantes que más me gustaba aprovechar dentro de este lugar, capaz porque es la única cosa en donde te dejan tardar todo el tiempo que te sea necesario.

No obstante, ver esos ojos deseosos me comunican que no vino para pelear, sino para hacer otra cosa que si le soy sincera realmente me sorprendió. Cruzó la puerta de la ducha velozmente, sin interesarle en lo absoluto que se podría mojar, cuando sentí sus pomposos labios rosados sobre los míos no sabía si seguirle el juego o no, porque lo primero que se me vino a la mente fue la imagen del Sacerdote Felix, aunque todavía no sabía qué relación teníamos, sentía que no podía fallarle de este modo, menos después de que haya declarado que tenía sentimientos por mí, aun así, parecía que no me daba nada de relevancia su enamoramiento, ya que accedí a ese beso frenético.

—Te extrañé.

—Cállate, ¿quieres? —pedí observando sus faros color chocolate, rogando porque se quede en silencio y haga lo que quería conmigo de una buena vez. Ya me sentía demasiado mal con hacer esto y no pensar en el hombre de luceros celestes.—Cógeme.

Chae Hyun yacía muy concentrada jugando con unos envoltorios, entre que le relataba muy concentrada al nuevo compañero de cuarto de su única mejor amiga dentro del establecimiento. Ella quería dejar muy en claro con qué clase de persona él comenzaría a juntarse, por demás de que está intentando hacerle entender que no era una buena idea que mantenga cualquier tipo de relación con el nieto de la Madre Superiora, ya que esa señora le había hecho la vida imposible en su tiempo con solo saber que eran amigos, y la mujer de cabellos claros no quería imaginarse lo que la señora podría ser capaz de hacerle si sabía que ellos dos han mantenido un encuentro sexual hace no muchas horas del día.

No obstante, el pelinegro de ojos zorrinos de igual modo le quería hacer entender que su idea no era mantener una relación amorosa con el rubio de hace un instante, apenas sí lo conocía, solamente que parecía que Kim no comprendía de sus palabras, es más, se podría decir que todavía se encontraba drogada. Una situación un poco difícil porque le han quitado todas sus medicinas y plantitas, simplemente que el Sacerdote Cha Eun Woo le prometió hace unos meses que si seguía acompañándolo a sus encuentros demoníacos ella podría tener una recompensa.

Sus plantitas.

Por lo que, posiblemente, ahora mismo esté bajo los efectos de las drogas y por eso seguía repitiendo la misma palabras una y otra vez, colocando a Yang en una posición de nerviosismo porque no le está prestando para nada de atención. Por demás de que le quería hacer entender de una buena vez que no se dejaría dominar por la belleza de Hyun Jin, que en ese minuto ingresó a la biblioteca del internado con una mirada relajada, debajo de sus brazos están unos libros y una Biblia.

—¿Ves? No le puedes ni quitar la mirada de encima.

—Eso no quiere decir nada... —farfulló a lo muy bajo. No quería que el bibliotecario Seung Min lo escuchara y lo regañara de paso.—Solo me dio curiosidad que no haya aparecido en todo el día, o después de que hayamos estado juntos. Por cierto, ¿dónde está Mi Sae? Tampoco la volví a ver.

—Mhm... Tienes razón. ¿Dónde estará?

Brevemente, Kim Chae Hyun abandonó todos los efectos que le ocasionaban las drogas que en estos instantes se hallan haciendo efecto dentro de su sistemas. Sin embargo, aunque quería saber el verdadero paradero de su mejor amiga no podía sacar de su cabeza la simple idea de que su nuevo amigo esté a punto de cometer un gravísimo error al tener siquiera contacto con el rubio que parecía un Dios griego coreano, no era que no lo quería, sencillamente no le generaba buena espina.

Pero no Hyun Jin, sino su abuela.

—¡Mierda! Me dio un infarto.

Se quejó, sobresaltándose en su propio lugar con una mano en el corazón. Cuando pudo relajarse notó que era el Sacerdote Felix, el hombre que de a poco iba confiando más en la adolescente, entregándole cada parte de su vida como si fuese la última opción del mundo, simplemente que la mujer de solo verlo recordaba el revolcón que tuvo hace un par de minutos, eso le hacía sentirse una perra total, no quería lastimar al único varón que demostró interesarle, sencillamente que no sabía cómo cargar con todo eso.

Por lo que hizo una reverencia, disculpándose por cómo lo ha tratado, pero como pudo desapareció de su vista. Además de que la Hermana Superiora está al final del pasillo, sin sacarles la mirada de encima, o es lo que pensaba Lee Felix al observar la forma en que Cho Mi Sae se alejó de su anatomía cuando a la mañana se han demostrado lo mucho que se querían. Mi Sae apoyó su espalda contra la pared, volviendo a poder respirar con tranquilidad, apretó con mucha fuerza el libro que está en su mano izquierda.

Sabía que haber aceptado tener ese revolcón fue una muy mala idea, empero, estaba segura de que no volvería a suceder lo mismo, no cuando podía tener más problemas de lo previsto, ya que la compañera de cuarto de su mejor amiga todavía está empeñada en hacerla pasar por un mal momento, o es lo que pudo descifrar en la mirada que le acaba de dar. Reconocía a las personas malas y a las personas malas con ese disfraz de Caperucita roja, ella no caería en sus encantos, la mujer podía ver la verdadera cara de esa adolescente rebelde.

Tenía cosas más importantes que hacer, no podía dejar que la pelinegra le robara el lugar, muchísimo menos la atención del peligris con desbordantes faroles tiernos. Él era suyo y Min Yon A debía de entenderlo de una vez por todas, sin importarle que pueda quedarse para siempre en ese internado porque su plan maléfico está a segundos de ponerse en marcha.

—¿Dónde has estado?

Me sobresalté ante la voz repentina de la única mujer que conocía por unos años dentro de este internado únicamente de mujeres.

Bueno, ahora a excepción de dos muchachos.

Al observar a la chica de luceros demasiados rojos me pude dar cuenta de dos cosas, la primera es que Kim Chae Hyun está drogada, pero a la vez muy consciente debido a que se notaba bastante preocupada por mi desaparición repentina, o es la decisión que tomé, ya que tenía muchas cosas en la cabeza en qué pensar, el haber creído que ya estaba bien con el sacerdote y luego tener ese encuentro carnal con esa estúpida persona y además de recordar que Min yace en todas partes donde yo esté, me ponía en una situación muy difícil para mí.

Así que no había medido los minutos en que me tardé en volver con ellos, porque Yang Jeong In asomó su cabeza curiosa por el marco de la puerta, escuché que se han quedado toda la tarde en la biblioteca estudiando para un examen que se acercaba pronto, por lo que sin darme cuenta pasé por la biblioteca con la cabeza perdida. No obstante, preferí excusarme de una forma muy estúpida, evidentemente que ella no me había creído en lo absoluto, entre que él solamente decidió prestar atención a sus libros aunque no era tan idiota como para no darme cuenta de que lo menos en que pensaba era en estudiar.

—Ya, ni que fuese tan importante no haber estado con ustedes todo este tiempo. —resté interés en hablar sobre mí. Golpeé mis dedos contra la mesa redonda de la biblioteca, observándolos a ellos.—¿Qué leen tanto? O mejor dicho, ¿están muy aburridos leyendo esos libros que no nos interesan y prefieren ayudarme en una venganza con fines lucrativos?

Sonreí cínicamente, esperando una reacción amistosa de parte de ellos, o al menos de mi rommie porque no lo conocía tan bien. Así que no sabría si estaría de acuerdo con mi plan o iría corriendo a la oficina de la Madre Superiora a comentarle lo que tengo pensado hacerle a su alumna favorita, porque estaba más que claro que se notaba aleguas que Yon A venía con el clan Lucifer cristiano.

Él dejó sus anteojos sobre el libro.

—¿Dijiste venganza con fines lucrativos?

—¿Qué te hizo esa perra ahora? —Chae Hyun indagó, masticando un chicle invisible dentro de su boca.

—Así es, Yang, dije venganza con fines lucrativos. Porque ya es momento de que todos se enteren de que Min Yon A no es una de nosotras, de nosotros. —hice una mueca al observar a mi nuevo compañero masculino. Él echó una risa vaga, restándole interés con un movimiento de manos.— Ella viene con la dirección de Hitler y nosotras no somos Hitler, evidentemente. Por lo que, amigos míos, si estamos en un internado para jovencitas rebeldes, díganme: ¿Quién serían sus aliados más cercanos?

—Las demás chicas. Obvio.

Acertó Jeong In, acompañado de una sonrisa ladina en su pálida cara.

—Exacto. ¿Y qué piensan que sucedería si las chicas saben que una de sus compañeras es una maldita chupa medias? —reí sin poder creer que esto se iba a ir a la mierda. Por demás de que estoy tratando de que él bibliotecario no nos escuchara.— No, esperen. Mucho peor. ¿Qué pasaría si ellas saben que Min Yon A fue el verdadero topo que ocasionó que las únicas personas que nos entendían se vayan? Porque yo creo que...

Me quedé callada velozmente, haciendo suspenso a mis propias palabras porque sabía perfectamente las consecuencias de aquello, Yon A podría tener la seguridad intacta debido a que era muy cercana a los nuevos directivos, sencillamente que no siempre ellos estarán para salvar su culo y hay que recordar que la pelinegra es compañera de cuarto de una adolescente de 17 años que le han sido negadas sus drogas de todos los días y dentro de su sistema se encuentra muchísimo rencor por quitarle su única razón de seguir en este establecimiento.

«Hmmh... Gravísimo error.»

—Recuérdeme, señorita Cho, las razones del por qué en estos momentos se encuentra castigada.

No obstante, se me había olvidado por completo de que haberme vengado podría tener sus consecuencias y de la mano de la mismísima Hermana Superiora Park Hyun Soon. La misma mujer que no tuvo ningún problema en encerrarme en el sótano, sabiendo que estaba prohibido desde hace tiempo, empero, estaba muy orgullosa de haber ocasionado ese botín hace apenas unas horas, ya que este castigo en algún momento iba a culminar, porque todo tenía un fin si hay un inicio, sin embargo...

Para mala suerte de Mi Yon A, su infierno apenas estaba comenzando.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro